Jakob Lorber

El Gran Evangelio de Juan

Tomo 5

Obra recibida mediante la Voz Interior

ÍNDICE

* Jesús en la región de Cesarea de Filipo (Mt 16) (Continuación) *

1. La comida maravillosa.

2. Como se realizan milagros.

3. La Providencia divina y la libertad de voluntad del hombre.

4. La nueva propiedad de Marco, un milagro del ángel Rafael.

5. Los hijos del mundo y los hijos del Señor.

6. El Señor da normas de conducta a Marco, el hospedero.

7. Sobre el sumo sacerdote romano. Una crítica sobre el sacerdocio pagano en Roma.

8. Las relaciones religiosas en Roma a la época de Jesús.

9. La predicción del Señor sobre el destino de Roma y de Jerusalén.

10. Un Evangelio para el sexo femenino.

11. Las opiniones de los nubios sobre la realización de milagros.

12. El egotismo.

13. La posibilidad de obrar hechos mayores que los del Señor.

14. El obrar milagros del hombre espiritualmente ya entrado en la Voluntad de Dios.

15. El Señor consuela a los nubios no llamados a la filiación de Dios.

16. La diputación de Cesarea de Filipo ante Cirenio.

17. La legislación sabia de Matael en su reino en el Ponto.

18. El litigio entre Cirenio y Roklus.

19. La verdadera intención de Roklus y de sus compañeros.

20. Roklus visita la construcción milagrosa.

21. La profesión de fe ateísta de Roklus..

22. Roklus justifica su ateismo.

23. La opinión de Roklus sobre dioses y sacerdotes.

24. Roklus trata de justificar su ateismo como verdadera concepción del mundo.

25. El ser del Roklus, enfocado por el Señor.

26. La reacción amable de Cirenio ante Roklus. Las causas de la decadencia del sacerdocio.

27. El sanctasanctórum artificial en el Templo de Jerusalén. Abominables penitencias en la India.

28. La ralea sacerdotal en la India.

29. La residencia del sumo sacerdote del Lama.

30. Roklus critica los sistemas religiosos de los indios y de los judíos.

31. Roklus alaba el ateismo y la no-existencia.

32. La filosofía de Roklus sobre la naturaleza.

33. El dios de los filósofos de la naturaleza.

34. Roklus compara las obras de los hombres con las de Dios.

35. Roklus señala el corazón como sede de la verdadera Divinidad.

36. Roklus está remitido a Rafael.

37. Rafael describe el Ser de Dios.

38. La finalidad de las penitencias en la India.

39. Los peligros de una educación científica muy elevada.

40. El comienzo de la esclavitud.

41. La economía egocéntrica de los antiguos egipcios y su inconveniente.

42. El orden gubernamental de los antiguos indios.

43. La relación religiosa entre la India y la China.

44. Roklus cuenta los encantamientos de un mago indio.

45. Rafael explica la brujería del mago indio.

46. El sacerdocio, un enemigo de la Luz.

47. Los frutos de la noche y los frutos de la Luz espiritual.

48. Roklus defiende el esenismo y sus prodigios falsos.

49. La diferencia entre prudencia y engaño.

50. Los peligros de los milagros falsos de los Esenios.

51. Los verdaderos y los falsos taumaturgos.

52. Las dudas de Roklus referente al poder de Rafael.

53. Roklus justifica la fundación de la orden de los esenios.

54. Las experiencias de Roklus referente al Nazareno y su punto de vista sobre Él.

55. Roklus exige a Rafael que realice un hecho milagroso.

56. Las conjeturas de los esenios sobre el personaje de Rafael.

57. La alocución de Roklus sobre la importancia de un intelecto bien desarrollado.

58. La influencia del amor sobre el intelecto.

59. Rafael desvela los pensamientos más íntimos de Roklus referente al Señor.

60. La naturaleza del amor.

61. La fuerza cognoscitiva del amor. La insuficiencia del intelecto y del sentido común.

62. El amor y su Luz de reconocimiento.

63. Roklus y sus compañeros se consultan entre ellos.

64. Rubán habla con sus compañeros en favor del Señor.

65. Las palabras de Rubán con el Señor.

66. El consejo y el discurso del Señor dirigidos a los esenios.

67. Roklus procura a justificar ante el Señor su insinceridad.

68. El sacerdocio como mayor obstáculo para la divulgación de la Doctrina del Señor.

69. El verdadero camino de la Vida.

70. La naturaleza de Satanás y de la materia.

71. El alma hecha material y su destino en el Más Allá.

72. La explicación de la palabra sheoula (infierno). La clarividencia.

73. El modo de amar a Dios sobre todo. El verdadero trabajo del hombre, grato a Dios.

74. Preguntas sobre enfermedades y su curación.

75. Dolor, enfermedad y muerte.

76. La libertad de la voluntad humana.

77. El celo justo y el celo injusto.

78. La formación de la libre voluntad. Las desventajas de un celo exagerado.

79. Alusiones del Señor sobre su última Cena, y su muerte en la cruz.

80. Rafael en calidad de comilón.

81. La diferencia entre el personaje y el ser de Rafael en comparación con los hombres de esta Tierra.

82. El poder de Rafael para surtir efectos milagrosos.

83. Perfección de la Vida y fuerza milagrosa mediante el amor para con Dios y para con los prójimos. Profetas verdaderos y profetas falsos.

84. La importancia de la Filiación de Dios en esta Tierra.

85. Las transiciones en el reino de los espíritus naturales.

86. La naturaleza del diamante y del rubí (tummim y urim).

87. Acerca de los ornamentos de oro y de piedras preciosas de los soberanos.

88. La fe y la comprensión.

89. Los peligros del oro.

90. La tarea principal del hombre: hacerse una imagen perfecta de Dios.

91. Todo requiere su tiempo debido.

92. El escándalo y el disgusto de los fariseos sobre la comida alegre del Señor.

93. Las palabras rigurosas de Roklus dirigidas a los fariseos.

94. Rafael explica a Roklus los términos “Satanás” y “diablo”.

95. Las objeciones de Roklus.

96. Los demonios y su influencia.

97. La libre voluntad del hombre. La ayuda de la Gracia divina.

98. La autodeterminación del alma.

99. Florano reprende a los fariseos por criticar al Señor con tanta frialdad.

100. La bendición de la autoridad romana para el pueblo judío.

101. Roklus y Florano en conversación sobre Estahar.

102. Roklus describe el farisaísmo.

103. Roklus se excita ante la ofuscación espiritual de Estahar.

104. Estahar hace una confesión de sí mismo y relata experiencias de su vida.

105. Las vías inconcebibles de la Providencia. Los motivos de Estahar para su comportamiento dudoso ante el Señor.

106. Los ángeles perciben el pensar del Señor sólo limitadamente.

107. Una predicción del Señor sobre el futuro: el éxodo.

108. La era de la técnica.

109. La condenación de los seres humanos por culpa propia.

110. La devastación venidera de la Tierra. La seguridad de los hijos de Dios.

111. El fin de la materia terrestre.

112. La transformación futura de los mundos materiales en espirituales. La diferencia entre “niños” de Dios y “criaturas” de Dios.

113. Los seres humanos de los mundos astrales y la filiación de Dios.

114. El gran Hombre de la Creación y la Tierra.

115. Naturaleza y contenido de un cúmulo cósmico globular.

116. La insuficiencia de la comprensión humana. El consuelo en el Amor divino.

117. El reconocimiento de la Divinidad de Jesús como condición previa para amar verdaderamente a Dios.

118. Normas sabias para la divulgación del Evangelio.

119. La diferencia entre un guía verdadero y un guía equivocado.

120. El futuro de la Doctrina del Señor y su mantenimiento en estado puro.

121. ¡Sin poner la Palabra en práctica no puede haber conocedores de la Misma!.

122. La importancia del Cristianismo activo.

123. La sabiduría, el efecto de la actividad en el amor.

124. El saber mucho sin actividad vivificante.

125. La necesidad de examinar su propia conciencia.

126. El amor al prójimo como controlador de la economía.

127. El amor como verdadera alabanza a Dios. Las parábolas del Señor referente la cosecha y la plantación.

128. El sentido espiritual de estas dos parábolas.

129. La madurez espiritual de los segadores del Señor.

130. Consejos del Señor para difundir el Evangelio.

131. La actividad conforme a la Doctrina y a las promesas de Dios. La inutilidad de las ceremonias.

132. La salvación del yugo del servicio ceremonial y de la ley.

133. La relación entre los “niños” de Dios y las leyes políticas.

134. Rasgos fundamentales para la educación de los niños.

135. La situación embarazosa del instituto de los Esenios.

136. La prohibición de las resurrecciones tramposas de los Esenios.

137. Los principios del instituto de los esenios reorganizado.

138. Roklus intenta justificar mentiras piadosas.

139. La justificación del buen sentido y de la prudencia.

140. Verdades veladas y mentiras veladas. Profetas falsos y sus prodigios.

141. Humildad y amor fraternal. Roklus y sus compañeros se encuentran en una situación embarazosa.

142. Roklus propone reformas para el instituto de los esenios.

143. El Señor da un consejo a Roklus.

144. La relación futura entre los esenios y el sacerdocio.

145. Fariseos acusan al Señor ante Cirenio como amotinador del Estado.

146. Se desenmascara a los acusadores falsos.

147. La negociación con los fariseos.

148. La confesión del fariseo.

149. El testimonio de Cirenio para el Señor.

150. La estupidez y la ofuscación de los fariseos.

151. La moral templaria del fariseo. Los milagros de Moisés desde el ángulo de vista de los fariseos.

152. Más explicaciones acerca de los milagros mencionados en el Antiguo Testamento.

153. La filosofía natural del fariseo.

154. La alusión de Cirenio a los prodigios del Señor.

155. La instrucción de los fariseos con la ayuda de un milagro de vino.

156. El fariseo duda de la existencia de Dios.

157. La Tierra, una escuela de prueba para los “niños” de Dios.

158. La necesidad como medio de educación.

159. La verdadera y la equivocada actividad en este mundo.

160. El egoísta ambicioso después de su renacimiento.

161. La impresión que las Obras milagrosas del Señor dan a los fariseos.

162. Cirenio descubre las opiniones del fariseo sobre las Obras maravillosas del Señor.

163. La fe materialista del jefe de los fariseos.

164. La filosofía religiosa del fariseo.

165. Marco habla sobre la fe y la falta de fe.

166. La conversión de los fariseos.

167. La hora de despedida del Señor de Marco.

168. La avaricia y la economía.

169. Una promesa para los menesterosos. La despedida del Señor de la casa de Marco.

170. La pasión ciega y la preocupación de Pedro por el Señor (Mt16, 20-23).

171. La naturaleza de Satanás y la de la materia (Mt16, 24-28).

172. El Señor con sus discípulos en el pueblo de los pescadores cerca de Cesarea.

173. El estoicismo de los habitantes del pueblecito de los pescadores.

174. La fe que produce milagros.

175. La concepción estoica del mundo del pescador Aziona.

176. Juan desvela la vida de Aziona.

177. La verdadera fe viva.

178. El camino para llegar a la fe verdadera.

179. El sueño de Hiram.

180. La visión del alma en el sueño.

181. La concepción del mundo estoica y naturalista de Hiram.

182. La fuerza creativa del alma humana en el sueño.

183. Experiencias mágicas de Hiram.

184. La existencia del alma humana antes y después de la vida terrestre.

185. Las dudas de Hiram referente a la eterna existencia continua del hombre.

186. Infinidad, eternidad y bienaventuranza.

187. Tres objeciones contra la continuación de la vida después de la muerte.

188. La muy necesaria diversidad de los seres y de las condiciones en la Tierra.

189. La pregunta por el Mesías.

190. Juan teme la sagacidad de Hiram.

191. El fuego milagroso de Juan.

192. La cena maravillosa.

193. Se acerca el navío con los esbirros.

194. El juicio sobre los esbirros perseguidores.

195. La historia de la vida de los esbirros.

196. La codicia de Judas Iscariote. Las ventajas del reposo nocturno en tumbonas.

197. La historia primitiva de los seres humanos.

198. La historia primitiva de los seres vivientes.

199. La diversidad de los mundos.

200. La diferencia entre los hombres de esta Tierra y los de otros mundos.

201. Una ojeada al Saturno.

202. La pregunta por el Mesías.

203. El concepto de Hiram acerca del Mesías.

204. Mesías y redención.

205. La explicación del concepto del Mesías.

206. Hiram da testimonio del Señor.

207. La colección de los despojos del navío y la toma de posesión de estos. La curiosidad de los habitantes del pueblo.

208. Las preparaciones para la comida matutinal.

209. Aziona e Hiram en conversación con sus vecinos.

210. Epifanio, el filósofo.

211. El hombre como ser inmortal.

212. Las dudas y preguntas de Epifanio.

213. La importancia de la verdadera fe lúcida.

214. La credulidad y la superstición.

215. La Misión del Señor. Epifanio duda que los hombres tengan comprensión para la doctrina del Señor.

216. El poder milagroso de la palabra. Más vale la enseñanza que producir señales.

217. La transformación milagrosa de la región. La libertad de la voluntad y entregarse a la Voluntad de Dios.

218. La importancia de la tranquilidad del ánimo.

219. El valor de Epifanio.

220. La finalidad de la crucifixión del Señor.

221. Las propuestas de Epifanio para evitar la muerte del Señor.

222. Los discípulos se asombran de la transformación de la región. El ayuno.

223. Se observa navíos de espías hostiles. La tempestad como defensa.

224. La pregunta del Aziona referente a la vida del alma después de la muerte.

225. Hijos de Dios (los de arriba) e hijos del mundo (los de abajo).

226. La vida de los materialistas mundanos en el Más Allá.

227. La nulidad de una fuerza sin fuerza contraria.

228. El polo opuesto de Dios.

229. Los dos polos de la existencia.

230. El camino para la redención.

231. La cuestión referente a la redención de los ignorantes.

232. La conducción de las almas en el Más Allá, y la reencarnación.

233. El acabarse y la formación de creaciones materiales.

* Jesús en la región de Cafarnaúm. S. Mateo, cap. 17. *

234. La transfiguración del Señor en el monte Tabor.

235. El Señor habla con Moisés y con Elías (Mt 17, 1-2).

236. Los tres discípulos hablan con espíritus del otro mundo. El Espíritu de Dios en el hombre como guía a toda la Verdad (Mt 17, 4-9).

237. Las encarnaciones de Juan Bautista. (Mt 17, 10-13).

238. La resurrección de la carne.

239. La bendición de la sobriedad. La preparación de la carne de animales impuros.

240. La curación de un muchacho poseído. (Mt17, 14-20).

241. La estancia del Señor en Jesaira y la parada en la cabaña de pescador de Pedro, cerca de Cafarnaúm.

242. El Señor habla sobre su Pasión inminente (Mt17,22-23).

243. Pedro y el publicano (Mt17, 24-27).

244. Lo mayor en el Reino de los Cielos, y los escándalos (Mt18, 1-9).

245. La explicación de las parábolas de los escándalos.

246. Los muchachos en calidad de modelo para los discípulos. Dios y el hombre en el Señor (Mt18,10).

247. El secreto de Golgotha (Mt18, 11-14).

248. El perdón o la remisión de los pecados (Mt18, 15-22).

249. La parábola del siervo pícaro (Mt18, 23-35).

250. La necesidad de tribunales terrestres. Los motivos de los crímenes y su prevención.

251. Un enjambre de langostas.

* Jesús en la orilla del mar de Galilea, al otro lado del río Jordán (Mt19) *

252. La travesía del Señor con los suyos a la orilla del otro lado del mar (Mt19,1)..

253. La curación del hijo nacido ciego y de otros enfermos (Mt19,2).

254. El Señor y los suyos en la casa del hospedero griego. La verdad libera.

255. La prohibición del divorcio (Mt19, 3-9).

256. Casos de excepción en asuntos de matrimonio (Mt19, 10-12).

257. El Señor bendice a los niños (Mt19, 13-15).

258. El joven rico (Mt19, 16-26).

259. La pregunta de los discípulos referente el premio en el Reino celestial (Mt19, 27-30).

260. El Señor visita con los Suyos un lugar en la montaña.

261. En la casa del jefe de la aldea. El vino maravilloso.

262. La curación de la hija mutilada del patrón.

263. Bernabé se acuerda del niño Jesús, de doce años de edad, durante los tres días en el Templo.

264. La santificación del sábado.

265. La curada hija Elisa da testimonio para el Señor. La transformación del camino de acceso a la aldea de la montaña.

266. La visión espiritual.

267. Las correspondencias entre la materia y el espíritu.

268. La curación del vecino picado de la serpiente venenosa. El vino maravilloso.

269. El camino justo y la sal justa.

270. La roca de sal. La cena maravillosa y bendecida.

271. Modestia, afabilidad y humildad. La vía del justo medio.

272. El lenguaje simbólico de los profetas.

273. La codicia de Judas Iscariote.

274. Los esenios y sus prodigios.

275. Una ojeada al cielo estrellado.

276. La despedida del Señor de la aldea de la montaña.

Jesús en la región de Cesarea de Filipo (Mateo 16) (Continuación)


Capítulo 1. La comida maravillosa.

1. «Ahora ya ha pasado una hora del mediodía», dije Yo, «por eso, Marco, preocúpate por una comida, ¡mi Rafael te ayudará! Después de la comida veremos lo que el día nos traerá. ¡Sentaos todos a las mesas y tú, Rafael, quita estos dos montones cerebrales de nuestra mesa y luego ayuda a Marco!».

2. Rafael lo hizo en un abrir y cerrar los ojos, y luego dijo a Marco: «¿Debo ayudarte según vuestro modo humano o según mi manera? ¡Dime lo que prefieres! Evidentemente llamaría menos atención si te ayudase a la manera humana, pero según mi modo ahorraríamos mucho tiempo y este también es algo muy precioso. Haré lo que tú prefieres y no tendrás que poner reparos como si hubiera omitido algo».

3. «Sí, amigo de los Cielos», respondió Marco, «tu manera de traer las comidas a las mesas tan rápidamente será sin duda más ventajosa, porque a pesar de la ayuda de la servidumbre del Cirenio desperdiciaríamos mucho tiempo en traer las comidas a las mesas para tan mucha gente. Pero la cosa tiene su busilis: las comidas aún no están preparadas en cantidad suficiente. Si en este caso tu habilidad sobrenatural es capaz de realizar algo, entonces de momento será lo más conveniente; de lo contrario necesitaríamos todavía más de media hora para que todo fuera listo para ser servido».

4. Tranquilamente Rafael dijo a Marco: «Eso también es mi opinión: conviene preparar y servir las comidas y bebidas lo más rápido posible. Te digo que sólo hay que querer, y todo irá bien. De modo que si tú lo quieres, me costará apenas un momento y, delante los huéspedes, todas las comidas estarán bien preparadas sobre las mesas».

5. «Todo esto sería muy bien», reconoció Marco, «pero en este caso los hombres lo tomarán por magia celestial, y tal vez se apoderará de ellos una desconfianza comprensible ante estas comidas... de modo que difícilmente se atreverán a disfrutar de ellas - sobre todo los negros que aquí de todos modos recelan mucho para que nada les escape de la vista».

6. «A estos eso les importa lo menos, porque ellos están acostumbrados a lo milagroso. Además, ya es tarde y después de la comida el Señor tendrá la intención de presentarnos algo de gran importancia, lo que sólo Él puede saber; por eso es evidentemente mejor que lo hagamos con mi rapidez espiritual y nadie se molestará con eso. Al mismo tiempo es el último almuerzo que el Señor va a tomar aquí, y así no será mal de tener apariencia un poco milagrosa. - ¿No eres de la misma opinión?».

7. «Exactamente», dijo Marco, «porque tú en calidad de primer espíritu de los Cielos sabrás y entenderás mejor que yo lo que aquí es más conveniente. Por esta razón, ¡haz en esta situación lo que te parezca mejor!».

8. Acto seguido ambos entraron en la cocina donde de costumbre la mujer del Marco, sus hijas e hijos y varios servidores de Cirenio estaban ocupadísimos, y sin embargo la comida para tanta gente estaba apenas medio preparada.

9. A eso Marco dijo: «Bueno, ¡ahí todavía tardará una hora hasta que todo esté preparado!».

10. Y su mujer respondió: «Pues sí, querido marido, ¡nosotros dos no podemos hacer milagros ni forzar nada! Por eso hay que tener paciencia hasta que se pueda preparar todo».

11. «Tengo una idea mejor», dijo Marco, «¡Tú y las hijas dejad de cocer, freír etc., y nuestro Rafael como verdadero cocinero rápido pronto va a acabar con eso!».

12. «Esto suena bien, porque todos estamos ya cansados de tanto trabajo».

13. A eso todos los cocineros y cocineras se retiraron y Rafael les dijo: «Ahora también vosotros podéis ir a vuestra mesa. Todo está preparado en las mesas y todos los huéspedes empiezan ya a comer. Ven, anciano Marco, ¡siéntate a la mesa como colaborador mío y come de mi cocina! Y ya me dirás si también yo sé cocinar... Tu mujer, tus hijos y los cocineros de Cirenio tienen de todos modos una mesa propia delante de la casa, atendida de la mejor manera con las mismas comidas y bebidas».

14. Ahora todos salieron de la cocina y, al ver que los cientos de huéspedes estaban comiendo y bebiendo, altamente sorprendido sobre este fenómeno, Marco dijo: «¿Pero cómo es esto posible? Tú no me has dejado ni un momento solo, y todas las mesas están llenas y eso, como se ve, con gran abundancia... ¡No te resultaba posible preparar una sola comida y aún menos ponerla en la mesa! ¡Te ruego que me digas algo cómo te era posible el hacerlo, porque de verdad te digo que nada entiendo menos que tu rapidez desesperadamente incomprensible... sobre todo en acciones que en esta Tierra inevitablemente están sujetas a cierto orden referente el tiempo y el espacio! ¡Vuelvo a rogarte que me des una mínima indicación cómo has preparado las comidas, y de dónde las has tomado! No veo nada de las comidas medio preparadas de mi cocina, porque todavía las he visto en la cocina, listas para su preparación».

15. Pero Rafael observó: «Tú no has mirado suficientemente bien, porque todas tus provisiones están agotadas. ¡Convéncete que así es!».

16. Marco hizo rápidamente una inspección y encontró la cocina y la despensa absolutamente vacías. A eso volvió de la cocina con un asombro todavía mayor y dijo: «Amigo, ¡eso ya no aguanto más! De verdad te digo que durante tres días ya no pasará bocado alguno por mis labios si no me das una seña cómo has realizado todo esto».

17. De modo que Rafael le dijo: «¡Vayamos ahora a nuestra mesa y ya vamos a cambiar algunas palabras!».

18. En seguida Marco y Rafael se dirigieron a nuestra mesa, donde ya había bastante animación. Sin pérdida de tiempo Rafael se sirvió, pone también un pescado bueno delante de Marco e insistió que comiera. Verdad es que Marco le reclamó a explicarle lo de su cocina rápida y también el servicio rápido, pero Rafael le respondió con toda amabilidad: «Ahora, amigo mío, ¡come y bebe! Cuando mediante la comida bendita habremos obtenido el fortalecimiento necesario para el cuerpo, entonces ambos vamos a charlar mutuamente algunas palabras sobre mi cocina rápida y mi servicio rápido».

19. De modo que Marco hizo caso a las instrucciones del Rafael y comió y bebió con buen apetito.


Capítulo 2. Como se realizan milagros.

1. Transcurrida una hora, cuando la comida estaba enteramente consumida, Marco insistió a Rafael: «Bueno, amigo de los Cielos, ¿vas a darme ahora una explicación?».

2. Pero Rafael le contestó: «¡Mira, amigo, ya me gustaría explicártelo, pero de pronto a pesar de toda explicación la cosa seguirá siendo milagrosa - mientras tú aún no seas bautizado con el Espíritu santo de los Cielos! Una vez que el Espíritu del Señor se habrá despertado completamente en tu alma y se habrá hecho uno con ella, entonces entenderás todo claramente y eso sin haber recibido explicación alguna. Pero actualmente incluso la explicación más concluyente te dará poca Luz. Pues hasta el alma más perfecta en sí nunca comprenderá lo que es puramente espiritual; sólo el espíritu en ella puede comprenderlo... y el alma, finalmente, mediante su espíritu. Pero como de todos modos insistes en tener una seña, ¡mira un poco alrededor tuyo y dime lo que habrás visto!».

3. Asombrado, Marco miró hacia todos lados y vio que junto a cada mesa se encontró una multitud de jóvenes muy parecidos al Rafael, los que servían a los muchos huéspedes y que los proveían de todo. Muchos de ellos buscaban incluso peces completamente frescos del mar, se apresuraron con estos a la cocina, y enseguida los llevaron ya preparados a las mesas; pues los moros tenían mucha hambre y, además, les estimulaba el sabor agradable de las comidas.

4. A eso Rafael preguntó a Marco: «¿Comprendes ahora cómo me resulta posible realizar tan rápida y fácilmente algunas cosas, sobre todo cuando tienes en cuenta que un espíritu como principio penetrante del interior de todos los seres y de todas las cosas también con toda la materia, con la mayor eficacia, siempre podrá hacer lo que le place - y nada puede oponerle un obstáculo. Además, como ángel primario tengo un sinnúmero de ayudantes que en cada momento dependen de mi voluntad. Si llevado por el Señor yo quiero algo, entonces esta voluntad ya colma incontables de mis servidores subordinados, los que inmediatamente entran en plena actividad y en un tiempo que te parece inimaginablemente corto cumplen con el hecho pedido. Verdad es que yo mismo no hago nada; pero por medio de mi voluntad primaria eones de servidores desde su fundamento más interior son destinados a ser activos, y de este modo un hecho pedido se realiza rápida y fácilmente. Y esto con tanta más seguridad porque todo desde hace tiempos remotos ha sido previsto y preparado por el Señor y luego también por nuestra parte - todo ya previsto y preparado para una Obra... la que en el caso de necesidad ya os puede ser aplicada en una actividad externamente visible.

5. Sin duda arriba en el monte has visto como se ha creado una asna. Pues mira, así se origina todo cuando nuestra voluntad incita íntimamente a los espíritus naturales primarios que surgen de nuestros pensamientos, y de una u otra manera los incita a la actividad. Y solamente esto, amigo, te sirva de explicación - la que has deseado recibir de mí. Con las palabras del mundo y de la lengua tan limitada no puedo decirte más. ¡Por eso no continúes preguntando! Porque mientras que tú en tu en tu alma no hayas llegado a ser espíritu, nunca comprenderás más de lo que ahora comprendes. Pues nunca una criatura podrá penetrar por sí misma en el saber y el reconocer del puro espíritu. ¿Ahora me comprendes un poco mejor?».

6. Marco estaba completamente satisfecho con esta explicación y dijo: «Te agradezco esta buena explicación, porque considerando todo que he visto y oído, comprendo con toda satisfacción como tú, mi más querido amigo celestial, realizas tus prodigios - y especialmente lo del cumplimiento tan rápido de los hechos pedidos a ti. Y ahora puedo afirmar abiertamente que incluso con cada milagro hay algo que se produce de una manera algo material, de modo que siempre depende de una unión de las fuerzas - si en alguna parte un hecho debe ser cumplido muy rápidamente. Pues entre vuestros procesos periódicos encuentro cierta semejanza con vuestros hechos espirituales más milagrosos y los encantamientos de los mágicos terrenales - y esta semejanza consiste en lo que tú llamas providencia y preparación...

7. Sabes, mi amigo celestial, ahora hablo sin rodeos, como me lo pienso. Tan súbitamente y sin toda clase de preparaciones ni de providencia, tal vez a vosotros os resultará tan difícil a realizar un hecho maravilloso realizable como a un mago, sin cualquier preparación ni previo acuerdo con otros ayudantes que han de secundarle. Verdad es que todos los demás hombres deben saber nada de eso, de lo contrario la magia tendría muy mala cariz. De eso para mí mismo infiero esta conclusión seguramente difícil a refutar: Al Señor –y a vosotros mediante Él– todas las cosas son posibles, ¡pero nunca de manera imprevista, sino tal vez previstas desde eternidades y espiritualmente ya desde hace mucho tiempo puestas en un proceso periódico! De modo que lo que aquí de esta manera se cumple como hecho exterior, ya era previsto y preparado desde hace mucho tiempo.

8. Por eso una Tierra como la nuestra no puede entrar en una existencia perfecta por un todopoderoso “¡Hágase!”, sino sólo con el tiempo... después de muchas preparaciones precedentes, a las que esta Tierra actual tal como ahora es y existe debía originarse como una consecuencia necesaria. Del mismo modo también es imposible que cualquier cosa pueda originarse en una existencia súbita, perfecta y duradera. Pero todo lo que se origina rápidamente, desvanece igual de rápidamente. El relámpago, por ejemplo, nace rápidamente y desvanece igual de rápidamente. Otro asunto es si una cosa se encuentra en una existencia duradera: imposiblemente podrá desvanecer tan súbitamente, sino sólo poco a poco a modo de períodos, tal como ha sido nacido. Por tal razón, algo que nunca fue previsto ni preparado, nunca podrá ser puesto en obra ni mediante el “¡Hágase!” más determinante de la voluntad más firme - y eso no en el caso del nacimiento ni en él del desvanecimiento... De modo que hay que considerar todo como una obra milagrosa pasajera, y cada acontecimiento es una consecuencia necesaria de los muchos procesos periódicos.

9. Ves, mi amigo de los Cielos, únicamente al Señor sea toda la alabanza. ¡Pero me parece que evidentemente he comprendido tus explicaciones más profundamente de lo que tú en el principio te habías imaginado! Pues sí, mi querido Rafael, ¡ves, los viejos romanos no tienen pelo de tonto como muchos se los figuran! ¿Qué te parece ahora - te he comprendido o no?».


Capítulo 3. La Providencia divina y la libertad de voluntad del hombre.

1. Sonriendo, Rafael le respondió: «Cierto es que has recibido una pequeña vislumbre; pero referente a tus “consecuencias necesarias” y nuestras “providencias necesarias” y “preparaciones de larga duración” te equivocas mucho - de lo que algunos ejemplos palpables en seguida van a convencerte... Mira alrededor de ti y determina un sitio donde según tu libre albedrío quieras que yo te ponga un o varios árboles fructíferos con los frutos completamente maduros. ¿O prefieres varias especies? ¡Dímelo, y los árboles existirán duraderos, imprevistos y sin preparaciones; y un milenio no será capaz de acabar completamente con las huellas de su existencia! ¡Dime lo que quieres, y pronto vas a ver un verdadero milagro que nunca ha sido preparado ni previsto!».

2. «Que sí, amigo mío, todo sería muy bien, ¡si pudieras proporcionarme la convicción total que ahora mi querer y pedir son cosa de mi poder absolutamente libre!», dijo Marco. «Sin embargo, es posible que esto te resultará mucho más difícil que lo de poner los diferentes árboles fructíferos en el lugar que yo haya elegido. Tú me has puesto un fuerte gusano de conciencia en mi cabeza: consta que incluso vosotros, los espíritus omnipotentes, sin preparación tampoco sois capaces de realizar un mero milagro –en cierto modo de la nada– y eso sin ser previsto. No quiero mantenerme completamente contrario a estas relaciones, pero a juzgar de todo lo que había, hay y habrá en esta Tierra, costará creer que seáis capaces de meros milagros sin previsión... Pero referente esto ya se hace oír un poco la Voz de la Omnisciencia - contra lo que evidentemente no se puede hacer nada simplemente pretendiendo vanamente que Dios – sin querer y saberlo– por algo haya esforzado su Omni-reconocimiento. Pero si Dios también en este punto desde hace eternidades no ha podido mantenerse enteramente ignorante... y si en cierta época Su ángel Rafael iba a hacer un milagro en colocar aquí algunos árboles según el deseo de un hombre, entonces será igual de difícil el probar que este milagro no haya sido previsto y preparado ya desde eternidades. Pero en el sentido puramente espiritual, ¡seguro que era previsto!».

3. «Esto no importa», dijo Rafael, «si tan sólo hasta el momento de la conglomeración material no haya sido previsto. Además, la voluntad del hombre es tan libre, que ni el Señor ni nosotros nunca entraremos en una actividad en la que podríamos importunar la voluntad del hombre mediante una providencia, y menos aún por una preparación. De modo que puedes ser completamente seguro de que tu voluntad sumamente libre de ninguna manera está prevista y menos aún manipulada de cualquier forma. Por eso, ¡exígelo y vas a ver que el Señor Él sólo –o mediante mí como antiguo servidor Suyo– sin cualquier clase de preparación realizará la preparación del milagro de los duraderos árboles fructíferos que pediste libremente!».

4. Marco reflexionó un poco y después de un rato dijo: «Amigo, ¿deben ser precisamente árboles fructíferos? ¡Por casualidad yo también podría querer algo distinto!, ¿también podríais realizarlo?».

5. «Por supuesto, lo uno nos cuesta el mismo esfuerzo como lo otro. ¡Pide lo que quieras y ya existirá!».

6. A esta afirmación Marco caviló todavía un rato, si no le ocurriera algo con lo que podría poner al ángel en un aprieto. Pero como ya no ocurrió nada, dijo al Rafael: «¡Entonces constrúyeme una casa más sólida y mejor habitable, que al mismo tiempo sirve de albergue para forasteros y nativos, un jardín bien cercado con diversos árboles fructíferos de frutos bien comestibles donde no deben faltar dátiles, y que en el jardín haya una fuente de agua fresca!».

7. «Pero amigo ¿no es eso un poco demasiado a vez?».

8. «Vaya, amigo mío, ¡veo que con esto ya te he metido en un aprieto!», le respondió Marco. «Pues, ¡sin providencia y preparación evidentemente vas a conseguir poco! Pero a pesar de eso no quiero forzarte a nada, ¡lo que tú puedas causar por un milagro, hazlo, y olvídate de lo demás que te había pedido!».

9. «¡Todo eso va a ser construido perfectamente como tú lo has pedido!», le respondió el ángel. «Y en el Nombre del Señor sea todo lo que tú me has pedido. ¡Ve pues y examina todo lo que hay allí; y luego dime, si así todo te parece bien! Si tienes que poner reparos, ¡ponlos!, porque ahora todavía se puede cambiar algunas cosas; pues mañana sería demasiado tarde porque ya no estaremos aquí. Por eso, ¡ve y examina todo bien!».


Capítulo 4. La nueva propiedad de Marco, un milagro del ángel Rafael.

1. Marco volvió la cabeza y se quedó completamente perplejo al ver lo que dentro de un momento allí había surgido. Hacia el nordeste, al lado derecho de la vieja casa de los pescadores, se hallaba una casa de ladrillos muy hermosa que estaba perfectamente construida; y su fachada situada al sudeste ya se encontraba muy cerca del mar. La casa tenía una primera planta y estaba provista de un pasillo cómodo alrededor de todo el edificio. A flor de tierra había una cocina espaciosa, una grande despensa y de 18 localidades. Estas consistían en 5 cuartos de estar y en 13 grandes cámaras para diversos fines agrícolas, como por ejemplo para almacenar cereales, para guardar carne, frutos y hortalizas, para legumbres secas, para zanahorias y mucha clase de legumbres. Una cámara relativamente grande constituía un recipiente de agua en el interior revestido de mármol blanco. Este medía más de 20 brazas cuadradas, y por todas partes tenía una profundidad de 6 pies; aunque el agua en este recipiente sólo tenía un nivel de 4 pies y medio - una altura de agua suficiente para depositar en el recipiente peces de calidad.

2. Este recipiente interior para peces recibió su agua purísima de una nueva fuente abundante; pues al entrar desde abajo en el recipiente, el agua penetraba a través de muchas pequeñas aberturas de una losa de piedra, a una altura determinada. De esta altura un tubo de salida llevaba hacia afuera, hacia el mar, lo que en caso de necesidad se podía taponar desde fuera - si por alguna razón se quería rellenar el recipiente de agua. Alrededor del recipiente estaba colocada una barandilla muy bonita, de una altura de dos pies y medio, también de mármol blanco. Para el caso que se quería llenar el recipiente completamente de agua había allí un canal muy grácil. Este, naturalmente, tenía que pasar por el muro de la casa, y también desembocaba cerca del tubo de salida principal, instalado más abajo. Las paredes y el suelo estaban también revestidos de mármol blanco, pero el techo de esta cámara estaba hecho de madera de cedro bien hecho sin nudos ni hendiduras. Esta cámara recibía su luz por cinco ventanas, las que todas tenían marcos de mármol, cada una de 5 pies de altura y

3. pies de anchura. Las ventanas estaban hechas de tablas purísimas de cristal, con la facilidad de abrir y cerrarlas, igual que todas das demás ventanas de la casa.

3. La puerta principal era de un metal que brillaba como el oro, mientras que todas las puertas interiores para los cuartos eran del mejor cedro elaborado graciosa y finamente, y estaban provistas convenientemente de cerrojos y de cerraduras. La primera planta estaba entarimada y revestida graciosamente de cedro, y cada cámara tenía un aspecto precioso. Al mismo tiempo todas las cámaras de la planta baja como también las de la primer planta estaban provistas abundantemente de todo lo de que precisaba un buen albergue. Los graneros estaban llenos de cereales y las despensas llenas de todo lo que se necesita en una cocina. En pocas palabras, la casa pedida no estaba sólo construida sólidamente según la ilusión de Marco, sino que también estaba aprovisionada copiosamente de todos los abastecimientos, por más que un año.

4. Detrás de la casa había todavía establos para toda clase de ganado. Y también había unos cuantos cobertizos para utensilios de pesca, muy adecuados y construidos con mucho gusto, y abastecidos con todo lo necesario. El conjunto de todos los nuevos edificios se encontraba en un jardín de un tamaño de 20 yugadas(1 yugada = 0,58 ha) densamente cercado; antes una estepa baldía de terreno arenoso, pero ahora con los mejores árboles frutales. Y finalmente, unas pocas yugadas estaban aprovechadas para cepas que estaban llenas de las mejores uvas ya maduras. Tampoco había escasez de verduras...

5. Además, en el centro del jardín en una construcción de mármol había un baño para la salud. Tenía dos secciones separadas; la una de aguas termales muy calientes para la curación de paralíticos, y la otra para la curación de leprosos, provista de fuentes de azufre y de sosa tibios - las que sólo por el poder de Rafael –conforme a mi Voluntad– estaban llevadas allí desde el interior de la Tierra. Al mismo tiempo Marco vio un puerto marítimo muy espacioso, cercado de piedras cuadradas, y 5 grandes navíos de perfecta construcción con velas y remos. La entrada del puerto, a pesar de tener una anchura de 6 brazas (1 braza = 1,90 metros ), por la noche podía ser cerrada con una cadena de hierro. Este puerto era exactamente la viva imagen de una idea que el viejo Marco frecuentemente había formado... De modo que durante la inspección de todo que había surgido milagrosamente continuaba estregándose los ojos, pues tenía la impresión que estaba durmiendo y soñando.

6. Cuando terminó la inspección, para la que casi necesitaba una hora, Marco volvió, algo mareado, y dijo lleno de asombro: «¿Puede ser posible que todo esto sea realidad o sólo lo veo como en un ensueño lleno de felicidad? - ¡Que no!, ¡esto no puede ser realidad! Porque en mi fantasía ociosa varias veces ya he ideado un albergue y también ya lo había visto varias veces en mis sueños matinales - y tú, mi amigo de los Cielos, ¡ahora me has puesto en un sueño artificial pues vuelvo a ver mis propias ideas en un ensueño!».

7. «Oh, ¡romano de poca fe!», dijo Rafael. «Si esto hubiera sido una visión de ensueño, ¡entonces ahora ya no habría sido visible! - ¿Ya no querrás afirmar que todavía duermes y sueñas? ¡Pues llama a tu mujer y a tus hijos para que también inspeccionen lo que hay; y cuando estos luego vuelven ya te ayudarán a salir de tu sueño!».

8. Volviendo una vez más la cabeza a la casa nueva, Marco dijo: «Oh, no es sueño, ¡es realidad palpable! - ¿Pero si será duradera?».


Capítulo 5. Los hijos del mundo y los hijos del Señor.

1. «¡¿No te he dicho que todo eso, es decir, lo que aquí se ha construido sólidamente, un milenio no podrá borrarlo completamente?!», le contestó Rafael. «Sólo los diferentes árboles fructíferos, los arbustos y las plantas, como también los cinco navíos no durarán tanto tiempo; pero la obra de albañilería existirá mucho tiempo. Hasta después de dos mil años se descubrirá huellas de ella; pero sin duda nadie ya se imaginará un constructor sobrenatural de estos muros. Incluso en la actualidad, al verlo, los vecinos más cercanos dirán que todo eso habían edificado los romanos presentes pues muchas manos fuertes también realizan prodigios. ¡Pero a los hombres del mundo déjales su opinión!, porque si en un país viven diez veces diez veces cien mil hombres (10x10x100.000) de la manera actual, encontrarás apenas cinco mil que después de muchas conversaciones llegarán a creértelo con convicción. Pero una fe ciega de ellos no te serviría, y menos aún a nosotros, los espíritus celestiales. Tampoco importa si hay muchos o pocos que creen, porque el Señor se encarnó sólo por el bien de sus pocos hijos, y no por los hijos del mundo. Y así será hasta el fin de este mundo y de sus épocas.

2. Siempre que el Señor volverá a manifestarse en esta Tierra o por la Palabra o a veces durante pocos momentos también por su Persona, sólo lo hará en virtud de Sus verdaderos hijos - los que son de arriba. El mundo y sus hijos recibirán nada o poco de Él para poder disfrutar de ello. Para ellos la eternidad es bastante larga para llevarlos a una Luz ínfima.

3. ¡No creas que la suprema Luz de los Cielos un día penetrará a todos los hombres de la Tierra! Sólo los hijos verdaderos –siempre en poca cantidad– estarán provistos abundantemente de la Luz pura. Pero los hijos del mundo, de su inmundicia, sólo edificarán templos gentílicos y los cercarán de leyes férreas, más bien estúpidas y ciegas; aunque aun así nunca podrán dañar a los pocos hijos verdaderos, de lo que el Señor siempre cuidará fielmente. Por eso, ¡que entre los hombres mundanos ningún Jeremías ya entone sus lamentaciones! - Y ahora, ¡dirígete al Señor y dale las gracias por semejante regalo!».

4. Acto seguido Marco se dirigió a Mí y quería empezar a darme las gracias con la pompa de palabras más rebuscadas.

5. Pero Yo le dije: «¡Evita esta molestia a tu lengua, pues ya he entendido el agradecimiento de tu corazón y por eso no necesito él de la lengua! ¿Acaso no merece cada hospedero honesto su recompensa? Tú también eres un hospedero honesto y durante casi ocho días nos has atendido óptimamente - lo que no podemos pedir de ti por nada. A ti y a tus descendientes futuros este albergue os dará un buen abastecimiento. Pero tú, ¡cuida de mi Nombre en este lugar!, es decir, que entre tus descendientes permanezca fuerte, ¡porque con la pérdida de mi Nombre de sus corazones pronto también perderían todo lo demás! Mas quien perdiese todo lo mundano y a pesar de esto conservase mi Nombre, ¡nada habría perdido!, sino habría ganado todo; pero quien perdiese Mi Nombre habría perdido todo, aunque poseyera todos los bienes del mundo».


Capítulo 6. El Señor da normas de conducta a Marco, el hospedero.

1. (El Señor:) «Por eso, ¡preocúpate ante todo por la conservación de mi Nombre en vuestros corazones! A quien este queda, le queda todo, pero a quien este no queda, él ha perdido todo...

2. Quien me ama verdaderamente y al prójimo como a sí mismo, él lleva mi Nombre vivamente en su corazón, un tesoro que todas eternidades no le pueden arrebatar. Porque amar a Dios verdaderamente significa más que ser un dueño de todos los tesoros - no sólo los de este mundo sino de todo el Universo.

3. No basta reconocerme según la sabiduría sino sólo según el amor verdadero del corazón.

4. Acudirán a ti muchas clases de pobres... y lo que les hicieres sin renumeración mundana me lo habrás hecho a Mí, y mi Amor te lo recompensará.

5. Aquel que se acerca a ti desprovisto de ropa, ¡a él vístele!, y aquel que viene a ti sin dinero, ¡no le prives de ello si lo necesita para el mundo!

6. Yo habría preferido que todos los seres humanos viviesen como hermanos, sin servirse de este medio de canje tan nocivo; pero ya que desde tiempo inmemorial introdujeron el dinero para la mayor comodidad de su intercambio y su vida como seres humanos del mundo, ahora Yo lo dejo como está - pero en una bendición sólo les resultará mediante mi Amor...

7. ¡Nunca des al dinero otra importancia que la de mi Amor, entonces también te traerá mi Amor y mi Bendición! El que necesita un denario, ¡dale dos o tres!, y por otra parte mi Amor te lo compensará diez y treinta veces.

8. En suma, si ves pobreza en una persona y con corazón alegre las ayudas en el Nombre de mi Amor, entonces siempre podrás contar con Mi recompensa, la que nunca fallará.

9. Si, por ejemplo, viene un hombre por el baño porque es paralítico, pero por lo demás es acomodado, entonces cóbrale el precio justo por el alojamiento y la alimentación, ¡pero no le cobres el baño!

10. Pero si alguien sólo viene al baño para pasárselo bien, ¡entonces cóbrale el baño, el alojamiento y la comida más caro que a otra persona! Pero si quiere que le comuniques la Verdad, ¡dásela gratuitamente porque en eso es un pobre!

11. Y si viene un sabihondo del mundo que quiere oír la Verdad de ti, ¡no se la des gratuitamente, sino por cada palabra cóbrale un denario, porque para tal buscador de la Verdad, esta sólo tendrá un valor si le ha costado mucho dinero!

12. Si viene un pobre que tiene hambre, ¡dale de comer y de beber, y no le despidas de ti como hombre necesitado; pero si viene alguien para disfrutar de vuestra buena cocina, que él también pague lo que un pobre ha comido a su lado!

13. ¡Toda pobreza apóyela gratuitamente, pero que cada divertimiento te lo paguen! - ¿Me has comprendido?».

14. «¡Sí Señor!», respondió Marco, llorando de alegría.

15. Y Yo le dije: «¡Ahora va y muestra todo a los tuyos!».

16. En seguida Marco se dirigió a su familia a la que indicó lo que Yo le había dicho. Todos estaban asombrados y, de toda prisa, se dirigieron a la nueva casa. Naturalmente, en seguida entraron en la misma y miraron todo minuciosamente. La mujer y los hijos casi se mareaban de tanta felicidad y delicia, y no cabían en sí de tanta alegría. A eso, los que estaban sentados alrededor de la mesa me preguntaron si también a ellos estaba permitido inspeccionar esta obra maravillosa tan llamativa.

17. Pero Yo les dije: «¡Queridos amigos! Esta obra es duradera, y aún podréis mirar y admirarla frecuentemente; pero Yo no me quedaré aquí - a no ser mediante el amor en vuestros corazones.

18. Por eso, ¡quedaos aquí conmigo, mientras todavía me encuentre entre vosotros; pues consta que Yo soy más que aquella obra maravillosa, de la que Yo podría realizar innumerables en un solo momento!».

19. Todos estaban de acuerdo: «¡Sí, sí, sí, oh Señor, ¡nos quedamos todos contigo! Pues únicamente Tú eres más que todas las obras maravillosas de tu Poder, Sabiduría y Bondad que llenan la infinidad!».


Capítulo 7. Sobre el sumo sacerdote romano. Una crítica sobre el sacerdocio pagano en Roma.

1. A eso Cirenio tomó la palabra: «Señor, Tú conoces mis asuntos de gobierno tan importantes y difíciles. Pero ahora tengo la impresión como si tuvieran nada de importancia y como si todo se organizara y arreglara por sí solo - sin mi intervención. Tengo la sensación de ser una quinta rueda en un carruaje; pues sé que Tú, oh Señor, te preocupas de todos mis asuntos y todavía nunca había habido ahí un orden mayor que precisamente ahora, en que Tú, oh Señor, cuidas de mí.

2. Roma, oh imperio afortunado, tú mi casa paterna, ¡cómo puedes alegrarte, en secreto, que el Señor lleno de Gracia haya dirigido su Ojo hacia ti y tus viejos muros, castillos y cabañas, y que de estos quiere crear y educar hijos. Señor, con mi vida Te afirmo: Si Tú estuvieras en Roma y hubieras hecho una señal como ésta ante los romanos, ¡no quedaría ni un solo hombre que no te presentara la suma adoración divina! Pero Tú conoces tu Plan y Tú conoces tus caminos... y por eso es mejor así como Tú lo has arreglado y destinado».

3. Dijo finalmente Mi Yara, la que hasta estos momentos se había quedado callada: «Por lo de Roma, supremo gobernador, ¡no te preocupes! Los propios romanos ya me parecen tolerables; pero en Roma también hay muchos sacerdotes paganos que todos están subordinados a un así llamado Pontifex Maximus (Sumo Póntífice, Sacerdote encargado especialmente de la jurisprudencia religiosa)

4. Estos llevan el pueblo en riendas, y con sus castigos infernales e incluso con los del tártaro –donde pretenden que estos continuarán existiendo eternamente de una forma extremadamente cruel– lo tienen agarrado en el cuello de la conciencia. ¡Ay de aquel que se atreviese a meterse en semejante avispero! De verdad, ¡él lo pasaría lamentablemente mal! Yo creo que vuestros sacerdotes son mil veces más infames que los nuestros del templo, los que todavía llevan a Moisés y los profetas en la espalda y en el pecho, aunque en la mayoría sea sólo exteriormente. Los vuestros, sin embargo, ni siquiera llevan algo en el exterior, porque toda su vida y su conducta son el mero egoísmo y el afán insaciable de gobernar sobre todo.

4. En nuestro albergue había una vez dos sacerdotes subordinados de Roma que me contaron que el Pontifex Maximus es un ser tan sublime, que incluso Zeus mismo –que cada año infaliblemente visitaba una vez al Pontifex Maximus– antes de atreverse a hablar una palabra con su supremo representante en la Tierra se inclinaba tres a siete veces ante él, para luego darle con profundo respecto nuevas leyes para el pueblo mortal de la Tierra. Consta que Zeus no honora al Pontifex Maximus a causa de este mismo, sino sólo a causa del pueblo estúpido, para darle de reconocer la indecible e inconmensurable sublimidad y majestad del supremo representante del supremo dios en la Tierra.

5. Dijeron que es un señor en la Tierra sobre todos los emperadores, reyes, príncipes, generales y muchas otras majestades. De modo que tiene todos los elementos en su exclusivo poder. Cuando él con su pie santísimo de ira golpea el suelo, entonces al instante la Tierra tiembla de temor como el follaje de un álamo, y los montes de la Tierra empiezan a vomitar fuego... y todo esto ayuda al Pontifex Maximus irritado para que en el nombre de Zeus tanto más eficazmente se temple su venganza siempre justificada.

6. Únicamente de él depende si los años resultan buenos o malos. Si bendice la Tierra, entonces habrá cosechas superabundantes en toda ella. Pero si no la bendice, entonces las cosechas terrestres serán escasas - y si le da por pronunciar una maldición sobre la Tierra, entonces habrá mera desgracia, pues habrá guerra, hambruna, pestilencias y todavía otras miles de plagas insólitas. Salvo a Zeus, todos los demás dioses deben obedecerle; en caso de una negación el oponente puede ser desterrado durante cien años - lo que nunca ocurrirá porque todos los dioses son demasiado penetrados de la indecible majestad del Pontifex Maximus.

7. Por esta razón un el Pontifex Maximus tiene una triple autoridad principal: en primer lugar sobre todos los dioses, salvo el Zeus con el que, naturalmente, está en el mismo grado; en segundo lugar, sobre toda la Tierra y sus elementos; y finalmente, en tercer lugar, sobre todos los hombres, la fauna y la flora. Aparte de eso gobierna todavía sobre todos los planetas y todas las estrellas, tiene en su poder las nubes, los vientos, los relámpagos, los truenos, la lluvia, el granizo y la nieve; y el mar se estremece continuamente ante su poder infinito.

8. En este plan los dos sacerdotes romanos me relataron todavía una multitud de cosas acerca de su el Pontifex Maximus. Había un momento en que yo pensaba que ellos sólo querían gastarme una broma inoportuna; pero pronto me convencí que estos dos necios hablaban completamente en serio. Porque cuando luego empecé a hablarles del único y verdadero Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, y también de sus Hechos, comenzaron a burlarse de mi y me aseveraron a lo más vivo que yo estaba completamente equivocado, pues tenían mil pruebas contra una que era tal como ellos me lo habían hecho saber.

9. En seguida los pregunté si saben si el Pontifex Maximus es mortal o inmortal. A eso el uno de ellos metió la pata pues dijo que el Pontifex Maximus para la Tierra todavía es mortal; pero que cuando muera, Zeus le acogerá inmediatamente en el elisio más sublime donde durante cien años comerá en la mesa de Zeus; y que así, en el reino de los dioses, finalmente el mismo se convertirá en un verdadero dios... Este cuento no gustaba en absoluto al otro sacerdote, pues en seguida este le criticó: “¡Acabas de hablar a tontas y a locas! - ¿Desde cuándo un Pontifex Maximus ha sido mortal? Lo que has dicho sobre él sólo vale para nosotros mismos los sub-sacerdotes, especialmente cuando nosotros no hemos sabido lograr enteramente sus simpatías: pues el Pontifex Maximus nunca muere y no puede morir porque Zeus le ha concedido la inmortalidad para todos los tiempos. Mira”, continuó, “ahora ya conozco al cuarto y de todos ellos nunca uno ha muerto. Aun así siempre sólo uno ocupa el trono y no cuatro, a pesar de que todos son completamente inmortales. Pues jamás un Pontifex Maximus podrá morir ni tampoco podrá ser privado del supremo trono en la Tierra”.

10. A eso yo les dije: “¡Pero esto es imposible! ¿Cómo pueden ser cuatro uno y uno cuatro? ¡Esto es más que absurdo! Vosotros mismos habéis marcado vuestro Pontifex Maximus como bufón mundial y por lo demás es un hombre mortal como nosotros. Su poder consiste ante todo en las armas del emperador, en la gran estupidez y ceguera del pueblo descuidado y, finalmente, en una clase de encantamientos malísimos, porque ante pueblos estúpidos y espiritualmente ciegos es fácil producir milagros aparentes. ¡De modo que dejadme en paz con vuestras estupideces! ¡Ya basta con que vosotros seáis tontos a más no poder!, ¿para qué también yo iba a hacerme tonta en vuestra compañía?”.

11. A estas palabras los dos se pusieron furiosos contra mí pero también entre ellos mismos. Pues empezaron a hacerse mutuamente los reproches más amargos y, dándose palos, salieron de la puerta. Como vi que afuera continuaban peleándose como perros, yo los pregunté todavía por la ventana si el Pontifex Maximus también había decretado este comportamiento mediante una nueva ley de Zeus, del elisio. ¡Pero menos mal que no oyeron mi voz!... pues ambos continuaban demostrándose más y más el pro y el contra de la inmortalidad del Pontifex Maximus, hasta que finalmente algunos de nuestros servidores domésticos los separaron.

12. Ahora te pregunto a ti, noble y querido Cirenio: ante un fanatismo popular tan absurdo, ¿cómo habría podido el Señor surtir efecto en Roma? Seguro que sin fuego ni lluvia de azufre peor que mal... Oh, el querido Señor ya sabía desde eternidades, donde y cuando en la Tierra iba a ser lo mejor y lo más conveniente, por lo que se presentó precisamente aquí entre sus hombres y no en otro lugar del mundo. Ves, esta mi opinión, y ¿cómo es la tuya? ¿Qué te parce o le parece al emperador en Roma el Pontifex Maximus de mal agüero?».


Capítulo 8. Las relaciones religiosas en Roma a la época de Jesús.

1. «Muchachita mía», dijo Cirenio, «tienes mucha razón. En Roma, en lo que se refiere al pueblo sencillo, con el Pontifex Maximus es así como lo has relatado, y por el momento no podemos cambiarlo. Pero puedo asegurarte que sólo la plebe más general y exenta de toda educación superior tiene todavía cierto crédito en eso, porque es evidente que de la parte mejor del pueblo ya no cree nadie en eso, de modo que todavía se puede bien valerse de nosotros, los romanos.

2. Habrá tiempos en que a causa de esta plebe la divulgación de estas Verdades puramente divinas acarreará luchas lamentables; pero también habrá los que las profesan, los que según las costumbres puramente romanas abogarán con alegría sangre y vida por esta Doctrina. Opino que difícilmente encontrarás cualquier pueblo en la Tierra que teme la muerte menos que precisamente los romanos. Si un romano auténtico es apasionado de alguna cosa, entonces siempre hará todo para alcanzarla, aun cuando arriesga su vida. Puedes estar segura que otro pueblo no lo hará.

3. Ahora nuestros sacerdotes son una quinta rueda en el carruaje, y sus fiestas populares y sus sermones sólo sirven ya para el divertimiento del pueblo. A las costumbres nadie ya hace caso. De eso cuida ya nuestra jurisdicción extensa que es un compendio de los mejores filósofos más sabios que en cualquier parte y en cualquier tiempo han pisado esta Tierra.

4. El estado sostiene al Pontifex Maximus sólo por la causa de la plebe, y le ha limitado considerablemente en su campo de actividad que antiguamente era libre. Pues sí, hace algunos siglos pasaban cosas extrañas y el Pontifex Maximus, por decirlo así, era una especie de dios entre los hombres. Él mismo siempre era un hombre rico en sabiduría - y lo debía ser, porque de lo contrario no habría podido llegar a ocupar tan fácilmente un cargo tan elevado. Debía ser experto en los misterios de Egipto, y debía conocer perfectamente todos los oráculos y sus secretos. También debía ser un mágico experimentado, de lo que siempre en un colegio más secreto debía pasar un examen severísimo ante los más ancianos patricios de Roma. Al poseer todas las cualidades requeridas, se le otorgaba el pontificado con todos sus derechos, ventajas y desventajas.

5. Ahora, por supuesto, podía emprender numerosas cosas ante el pueblo, pero aun así, en secreto, siempre debía guardar el respeto debido ante los patricios, y también hacer lo que estos le exigían. Si estos querían guerra, entonces él siempre debía arreglar sus asuntos proféticos de tal manera que de estos el pueblo podía desprender la voluntad de los dioses: la necesidad de la guerra. De modo que en efecto los propios dioses eran los patricios del reino, y junto con ellos también los primeros ciudadanos más educados, artistas y poetas, los que al principio basaron sus ideas en que a la fantasía de los seres humanos se debía dar una orientación muy variada, pero aun así orientada, para protegerlos de los extravíos más infames.

6. Pues cada hombre tiene una fantasía natural. Si esta queda desatendida, entonces por ella el hombre más noble puede transformarse en una bestia feroz. Pero si está atendida y llevada a formas más nobles bajo las que empieza a comportarse ordenadamente, entonces también ella comenzará a crear formas más nobles, pasando a pensar y aspirar cosas más puras y vivificando la voluntad para el bien de sus creaciones internas.

7. De modo que toda la doctrina de los dioses no es otra cosa que un producto de fantasías cada vez más ordenado, ideado para la regulación de la común fantasía humana y, tanto como posible, realizado palpable y eficazmente con todos medios humanos. Pero a nosotros, los patricios sabios e instruidos, lógicamente se nos impuso la necesidad fácilmente concebible que debíamos aparentar a ser lo que nosotros queríamos que fuese el pueblo.

8. Tal como era en aquella época, tal sigue siendo hoy en día, sólo con la diferencia que ahora también el proletariado está iniciado en muchas cosas, en lo que antes sólo estábamos iniciados nosotros, los patricios... por lo que quedan sólo muy pocos que todavía creen en todo el pontificado. La mayoría tiene cierta fe en un supremo ser divino. Pero muchos ya no creen en absolutamente nada, y una parte algo más culta son los que dan la razón a Platón, Sócrates y Aristóteles.

9. Pero aquellos sacerdotes que te han descrito el Pontifex Maximus son de una especie realmente tan necia que todo lo que les está inculcado también se lo creen al pie de la letra. Sin embargo, frecuentemente son pícaros refinados que ante el pueblo meten mucha bulla pues se comportan como si todos los días jugasen con los dioses en el tablero persa de ajedrez. Pero para sí no creen sino las palabras de Epicuro, las que más o menos rezan como sigue: “Ede, bibe, lude! Post mortem nulla voluptas; mors enim est rerum linea”. (¡Come, bebe, juega! Después de la muerte no habrá diversión, porque la muerte es el fin de las cosas.)

10. Si tú Yara mía por lo demás muy apreciada –y para tu edad maravillosamente sabia– quisieras valorarnos según la impresión que recibiste de los dos sub-sacerdotes, entonces cometerías una injusticia grande, porque nosotros los romanos somos tal como ahora acabo de describírtelo. Pues todo lo demás no pueden ser sino quimeras de un pagano que conoce las características de Roma tan poco como tú las conocías - antes de que yo como co-soberano de Roma las había revelado. Ya que ahora sabes esto, deberías juzgar y tratarnos a los romanos un poco más indulgentemente. - ¿Qué piensas de esta reclamación que te he presentado, es justa o no?».


Capítulo 9. La predicción del Señor sobre el destino de Roma y de Jerusalén.

1. «Eso se entiende de sí mismo», respondió Yara. «Pues evidentemente es así como tú acabas de desvelármelo abiertamente, y entonces no tengo nada que objetar contra vosotros. Si tenéis una buena voluntad, entonces en el fondo del fondo el resultado de ella no podrá ser mal, incluso cuando ante los ojos del mundo no se muestre como ventajoso. Seguro que poco me dejo engañar por la apariencia; pero también reconozco que a base de la naturaleza se puede llegar antes a una buena voluntad absolutamente honesta que a la Verdad purísima, la que sólo después para la buena voluntad obtenida resultará en una verdadera Luz de Vida muy eficaz. Según tus explicaciones siempre habéis tenido una buena voluntad donde enturbiamientos aislados no han podido alterar nada o solamente muy poco en toda la situación.

2. Ahora, adicionalmente a vuestra buena voluntad, aún recibís la Luz purísima de la eterna Verdad, por la que vuestra buena voluntad –buena desde el origen– tendrá que adoptar también los caminos correctos y los remedios verdaderos para la obtención cierta de los mejores éxitos; y de esta manera evidentemente sólo se podrá esperar de vosotros lo mejor. - Oh, Señor, ¡bendice estas palabras sencillas para que sigan siendo Verdad para todos los tiempos!».

3. «Sí, carísima Yara mía», le dije, «¡que tus palabras que son preciosas y muy verdaderas sean bendecidas!

4. ¡Que Roma durante mucho tiempo siga siendo el mejor lugar para mantener Mi Doctrina y mi Gracia especial, y que esta gran ciudad imperial en el mundo alcance una edad como pocas ciudades de Egipto - las que aun así no alcanzarán esta edad tan indemnes como la ciudad de Roma! Los enemigos exteriores apenas podrán causarla daño alguno; pues cuando sufrirá daño, lo deberá únicamente al tiempo y a sus pocos enemigos interiores...

5. Pero en lo sucesivo desgraciadamente también en esta ciudad reinante mi Doctrina se convertirá en una especie de idolatría; aunque a pesar de eso mi Palabra y también el mejor sentido de las costumbres vitales en general quedarán mantenidas en ella.

6. Allí, en los tiempos posteriores, el espíritu de esta Doctrina mía menguará mucho. Los hombres roerán en la corteza exterior y la tomarán por el pan espiritual de la vida... pero entonces Yo ya volveré para llevarlos paulatinamente al camino correcto - eso por los medios justos. Y con mucha fornicación y mucho adulterio que hayan cometido, ¡cuando sea conveniente Yo ya los purificaré!

7. Por lo demás mi Doctrina siempre seguirá siendo una publicadora del Amor, de la Humildad y de la Paciencia, por lo que la será perdonada mucho por todos los tiempos, y los grandes de la Tierra frecuentemente se reunirán alrededor de ella, y de su boca querrán oír las palabras de su salvación.

8. En esta Tierra en general nunca se conservará algo perfectamente puro, de modo que tampoco mi Palabra; pero lo más puro para la finalidad de la vida y como reliquia de la historia, siempre seguirá habiendo en la ciudad de Roma.

9. Esta aseveración te la doy ahora a ti, mi querido amigo Cirenio, como verdadera y plena bendición de las palabras más bellas y verdaderas de nuestra queridísima Yara.

10. Un milenio por otro te manifestará que estas Palabras mías referentes a la duración y a la posición de Roma se cumplirán perfectamente.

11. De modo que Jerusalén quedará destruida de tal manera que en adelante no se sabrá dónde en otros tiempos había estado. Verdad es que allá más tarde los hombres construirán una pequeña ciudad del mismo nombre; pero quedarán cambiados su aspecto y su lugar. Incluso esta pequeña ciudad tendrá que sufrir y sostener muchas calamidades por parte de enemigos ajenos, y en lo sucesivo quedará sin rango ni importancia - un nido de diversa gentuza, la que subsistirá miserablemente a base de los escombros de la época actual.

12. Pues sí, Yo quería bien convertir esta antigua ciudad de Dios en la primera de la Tierra. Pero ella no me ha reconocido, sino me ha tratado como un ladrón y un asesino. Por eso caerá para siempre y ya no se levantará de los escombros de la antigua maldición bien merecida, la que ella misma se ha preparado pronunciándola con su propia boca. - Mi queridísima Yara, ¿eres contenta con estas mis Bendiciones?».

13. Conmovida a lágrimas, Yara respondió: «¡Oh Señor, Tú mi único amor! ¿Quién no iba a estar satisfecho con lo que Tú pronuncias, oh Señor, sobre todo con esta profecía que alcanza un futuro más remoto? Y parece que también mi querido y sublime Cirenio está muy contento con ella, como también Cornelio, Fausto y nuestro Julio. Pero si también los hijos de Jerusalén –de los que también hay varios sentados en esta mesa, y otros más en otras mesas alrededor de nosotros– están satisfechos de tus Promesas respecto a Jerusalén, eso me parece ser otra pregunta; pues de sus rostros no radia la alegría que vemos en los rostros de los romanos».

14. Después de esta observación bien fundada, varios oriundos de Jerusalén se levantaron y dijeron: «No se debe desear la ruina a su casa paternal, a no ser que esta se haya convertido en un nido de ladrones y asaltadores; una vez que haya llegado a ser algo así, tampoco debe ser protegida. Ahí el descendiente –sin temor de cometer un pecado– tiene el derecho de destruirla con sus propias manos sobre las cabezas de los malhechores que viven en ella, y de borrar cada huella de una existencia para toda la eternidad.

15. Si según nuestro saber más fiel Jerusalén no fuese sino un mero nido de asesinos, ¿por qué deberíamos afligirnos si el Señor quisiera dar a este nido el castigo merecido desde hace ya mucho tiempo... y sin duda también se lo dará? Ahí lo más triste es que esta ciudad de Dios tan altamente agraciada a pesar de todas las amonestaciones finalmente por tercera vez ha provocado a ser castigada lo más sensiblemente de Dios Mismo. Su Longanimidad y Paciencia conocidas son para nosotros una prueba más segura cómo esta ciudad se ha hecho merecedora de un castigo muy severo, y por eso verdaderamente no hay que deplorar ni lamentarla lo más mínimo.

16. “Volenti non fit injuria!” (El que lo quiere así, no sufre injusticia.) ¿Será deplorado o lamentado un hombre que en la luz del día quiere tirarse en un hoyo? ¡De nosotros no! Nunca teníamos compasión de burros ni de bueyes estúpidos, sobre todo cuando ante todo el mundo quieren destacarse como sabios; y mucho menos aun merecen compasión si su alta sabiduría simulada – que en el fondo no es más que una asnada grosera– quiere hacer valerse como realidad mediante diversas maldades y por una artimaña muy astuta.

17. Consta que también un alma humana enferma merece más compasión que un cuerpo achacoso de un hombre enfermo. Pero si a un hombre corporalmente enfermo que todavía tiene un juicio completamente perfecto viene un médico inteligente y acreditado que reconoce la enfermedad y sin duda alguna podría ayudar al enfermo... pero el enfermo en vez de aceptar el consejo saludable del médico hace que sus criados le echen hacia afuera, ¿quién tendrá todavía compasión con tal alma enferma? Nosotros no, y seguro que otras personas tampoco. ¡Que tal burro de hombre caiga en una enfermedad muy conflictiva y dolorosa, para que de los dolores aprenda que estúpido ha sido de echar afuera al médico más experimentado!

18. Estupidez por sí sola merece compasión, porque no es culpa del hombre que haya quedado estúpido desde la cuna. Pero hay hombres –como la mayoría de los sumos sacerdotes, fariseos y escribas– que son nada de estúpidos pero que pretenden serlo intencionadamente para poder servirse tanto más fácilmente de la pobre humanidad por ellos mismos hecho estúpida - para sus fines malísimos y extremadamente egoístas. Tales hombres no tienen almas enfermas, sino sólo son lobos muy fuertes y sanos en pieles de oveja y merecen ser destruidos con flechas bien apuntadas; pues en tal caso cada compasión sería una gran estupidez del corazón humano.

19. ¿A quién en toda la Tierra le da pena la noche con la que el sol naciente acaba? O ¿qué insensato llorará por el invierno molesto, por una tempestad furiosa, por una pestilencia que ha terminado o por años malos que han desaparecido? Creemos que sería una insensatez todavía mucho mayor a llorar si el Señor un día venidero quiere concedernos la mayor de sus Gracias... Es más que triste que Jerusalén no quiere reconocer ni aceptar la Luz espiritual más clara de los Cielos, ¡porque esto significa haberse incorporado enteramente al Satanás del mundo! En este caso, ¡que caigan fuego y azufre del cielo! Sodoma y Gomorra yacen ya por mucho tiempo en el fondo del Mar Muerto. ¿Quién iba a llorar a los infames? - ¡Y así tampoco se llorará Jerusalén!

20. Y tú, Yara encantadora, te has equivocado un poco con tu juicio sobre nosotros. Mira, la apariencia no es siempre un reflejo de la verdad, y de vez en cuando nos engaña. ¿No piensas tú, que es así, y probablemente quedará así para siempre? - ¿Tenemos razón o no?».

21. Dirigida a Mí, Yara dijo: «Pero Señor, Tú mi amor, ¿por qué debe sucederme que no soy capaz de juzgar correctamente a los hombres? ¡Ya es casi fastidioso! Antes ya he recibido un reproche de Cirenio, aunque haya sido suave, y ahora uno de varios hombres. Todos tienen razón - pero yo evidentemente no, porque ellos tienen razón según la Verdad, pero yo no. Oh Señor, ¡dame una mejor comprensión para que al formar un juicio no quede continuamente en ridículo!».


Capítulo 10. Un Evangelio para el sexo femenino.

1. «¡Despacio, Mi hijita querida!», dije Yo, «Precisamente por eso debes mantenerte más reservada y no debes ser indiscreta ante hombres mucho más experimentados que tú. De modo que nunca debes formarte un juicio según las apariencias, sino siempre esperar pacientemente y primero oír lo que los hombres experimentados del mundo digan sobre la una u otra experiencia.

2. Si acaso alguien se haya despistado un poco, sólo entonces ha llegado la hora de recordarle delicadamente en qué y dónde quizás se ha equivocado, ¡pero no antes!...

3. Pues no tendría gracia alguna si primero muchachas enseñasen la Verdad a los hombres experimentados; pero si los hombres en el camino correcto de vez en cuando han dado un traspié, entonces es oportuno que con delicadez se les acerque una mujer y les diga: “¡Cuidado, amigo mío, porque ahí has tomado un camino incorrecto. La cosa es así y asá”. De esto se alegrará el hombre y con gusto hará caso a la voz graciosa y delicada.

4. Pero con la indiscreción no se consigue nada, a no ser que el hombre se ponga disgustado y de mal humor, y muchas veces ni siquiera presta atención a la voz hermosa y suave de una mujercita ágil.

5. Mira, eso también es un evangelio, ¡pero únicamente para tu sexo! Cada mujercita que respeta tal evangelio siempre tendrá buenos días en la Tierra; pero la que no respeta esto, tendrá que atribuírselo a sí misma si no será respetada de los hombres.

6. La mujer justa es el símbolo del Cielo más elevado, mientras una mujer injusta, obstinada y dominante es un retrato de Satanás, es idéntica al infierno más inferior y vil.

7. Con lo que una mujer justa nunca debe verdaderamente enfadarse contra un hombre, porque en el ser femenino debe prevalecer la mayor paciencia, apacibilidad y humildad... En el ser femenino el varón debe hallar la calma justa de su temperamento impetuoso y debe hacerse a sí mismo paciente y apacible. Pero si finalmente la mujer comienza a disputar con su marido, ¿qué, entonces, va a pasar con el hombre cuyo temperamento de todos modos es más bien impetuoso que pacífico?

8. Por eso, mi por lo demás queridísima hijita, ¡nunca seas petulante! Porque de lo contrario aún te tocaría muchas veces el tener que fastidiarte - si alguien tuviera que volver a reprenderte. - ¿Me has comprendido bien?».

9. «Pues sí, lo he comprendido bien», respondió Yara. «Pero ahora pesa mucho sobre mi corazón que haya actuado con estupidez y petulancia... Ya me había callado durante varias horas –y eso era bien– pero ahora tenía ganas de hablar también un poco. Reconozco que habría sido mejor si todavía hubiese continuado callada... Pero de ahora en adelante mi lengua va a tener un día de descanso como ninguna otra en una boca femenina».

10. «Eso, querida hijita Mía, tampoco hace falta exagerarlo, sino que conviene que te calles mientras no te hayan invitado a hablar», dije Yo. «Pero si estás invitada a hablar y te callas, el hombre lo tomará por obstinación caprichosa, por maldad y astucia, y apartará su corazón de ti.

11. De modo que hay que hablar a su debido tiempo y también que callar a su debido tiempo, y eso siempre con suavidad, amor y sumisión... porque estas son las joyas más encantadoras de una mujer y son una llama de Vida deliciosa, capaz de vivificar el corazón de cada hombre y de hacerle igual de suave y dócil como a la mujer misma.

12. Pero muchas veces existe entre las doncellas un vicio muy llamativo: la vanidad, que es una simiente eficaz del orgullo. Si una muchacha permite que esta semilla en ella germine, entonces ya ha perdido su femineidad celestial y se ha acercado mucho a las características de Satanás. La mujer vanidosa apenas merece el reírse de ella, pero la orgullosa y soberbia es una carroña entre los seres humanos y por eso, con toda razón, cada cual la desprecia profundamente.

13. Por esta razón, hijita Mía, ¡nunca seas ni un poco vanidosa y menos aun orgullosa, y brillarás entre muchas como una estrella preciosa en el alto cielo! - ¿Lo has comprendido bien?».

14. «Oh sí, ¡pero no me guardes rencor, porque realmente me he comportado muy estúpidamente!».

15. «¡No te preocupes por eso! - Pero ahora vuelven Marco y los suyos. A ver, lo que nos van a contar».

16. Yara se quedó satisfecha y empezó a reflexionar sobre lo de la vanidad. Marco volvió con toda su familia a Mí, y su mujer y sus hijos empezaron a alabar y a elogiarme excesivamente.

17. Pero Yo los bendije y les insistí que se levantasen del suelo; y a la mujer y a los hijos les dije: «Vosotros, y especialmente Marco, sabéis en qué consiste aquello con lo que para siempre podréis aseguraros de mi Complacencia, así como también cada vez de Mi ayuda, si la necesitaréis en particular. Y más tarde Marco os va a instruir en todo.

18. Como durante todo el tiempo os habéis preocupado tan incansablemente del bienestar de Mí y de Mis discípulos, todo lo que ahora habéis visto os he preparado como regalo de retribución, y he arreglado todo de tal modo que os pueda servir para beneficios temporales y eternos. ¡Ahora permitid a Rafael que os demuestre cómo hay que usarlo todo, porque para semejante propiedad también hace falta saber cómo utilizarla apropiadamente».

19. Acto seguido llamé a Rafael y le dije: «¡Ve con ellos y muéstrales cómo utilizar todo convenientemente, y muestra también a los dos hijos cómo deben manejar los cinco barcos de vela, incluyo cómo hay que aprovecharse de toda clase de vientos! Así ellos llegarán a ser los primeros y mejores navegadores en todo este mar, y pronto todos los barcos en el gran mar –según su tipo– habrán de ser instalados correspondientemente, lo que a los romanos redundará en una gran ventaja». - Luego se realizó rápidamente lo que Yo había encargado al ángel.

20. Y dirigido a Cirenio continué: «¡Haz que algunos de tus servidores más espabilados le acompañen para que también aprendan algo para vuestras necesidades mundanas! Porque Yo quiero que todos que me siguen sean instruidos sabia y versadamente en todas las cosas». - Cumpliendo con mi Consejo, Cirenio mandó algunos de sus servidores e hizo que también el muchacho Josoé los acompañase, porque este tenía una gran afición a la navegación.


Capítulo 11. Las opiniones de los nubios sobre la realización de milagros.

1. Cuando también eso estaba arreglado, Oubratouvishar se acercó a Mí y dijo: «¡Únicamente Tú eres absolutamente todopoderoso! Ahora yo y mis hermanos y hermanas hemos visto la Salvación de todos los hombres que son de corazón honrado y de buena voluntad... los que consideran la formación del corazón y del ánimo - y no antes del tiempo la del intelecto, el que en realidad sólo debería ser un brazo derecho del corazón. Este es y sigue siendo el único camino correcto para la verdadera Vida y de su salvación, lo que nosotros, los moros, comprendemos muy bien.

2. Pero con toda madurez de nuestra Vida y con toda nuestra comprensión, este milagro ahora nos inquieta mucho porque, entre nosotros, le damos muchas vueltas dado que algunos de nosotros opinan que tal milagro también lo podría realizar un hombre completamente perfeccionado por tu Espíritu... Y otros opinan que crear cosas como estas será única y eternamente sólo posible a Dios; porque para eso hace falta una Voluntad todopoderosa de Dios, la que nunca puede poseer de por sí un espíritu creado porque no es un espíritu infinito, sino uno muy limitado.

3. Además, estos continúan objetando que eso ya se nota en las criaturas de esta Tierra. Cuanto más grandes estos se hagan, tanta más fuerza y poder exhiben, y cuanto más pequeñas sean, tanto menor es también su fuerza. En nuestro país se cuenta que en otros tiempos había elefantes gigantescos donde los que ahora viven en la Tierra, comparados con ellos, parecen a pequeños monos. Dicen que estos animales tenían una fuerza que con su trompa fácilmente podían desarraigar los árboles más fuertes. Pues suponen que cuando ya en esta Tierra una criatura, cuanto más grande es, más fuerza manifiesta, ¡cuánta más diferencia se debería observar entre los espíritus, siendo estos la condición fundamental de la fuerza en las multitudes de criaturas! Pues dicen que lo que a ti en calidad del Espíritu Eterno Original es posible realizar porque únicamente Tú eres de una Grandeza infinita, eso de ninguna manera puede realizar un espíritu creado en condición finita... de modo que tal espíritu tampoco puede crear tal casa, tal jardín y tales barcos magníficos de la nada.

4. En eso mi propia opinión es un poco dividida; pues ateniéndome a la opinión de los primeros les dije: ‘Crear una obra en un momento - una obra que también los hombres podrían llevar a cabo aunque sea empleando mucho trabajo y tiempo, debe ser más fácil para Dios que realizar otra obra que para los hombres para siempre tendría que ser imposible a realizar’.

5. De esta manera, con el tiempo, hombres pueden construir grandes edificios magníficos; pero todos los hombres de la Tierra no pueden crear ni siquiera una plantita de musgo, para que crezca, florezca y produzca semillas aptas para la reproducción... y ni hablar de un árbol fructífero o de un animal que podría moverse libremente, buscar su alimento y procrear sus semejantes.

6. Crear tales cosas de la nada, únicamente mediante la voluntad todopoderosa, será difícilmente posible para un hombre con lo perfecto que sea, porque para eso se necesita más que la fuerza finita de un espíritu humano, limitado en el tiempo como en el espacio. Pero cosas que el hombre ya ha construido una vez como finitas, aunque sea con penas, al espíritu completamente perfecto del hombre deben ser posibles de realizar y llamarlas a la existencia en un solo momento. Sólo queda la pregunta si es duradero o sólo por unos pocos momentos... sólo por las apariencias, a una ocasión a la que sin el menor egoísmo sólo se quiere glorificar tu Nombre, esforzándose a dar una luz justa a los ciegos.

7. Te ruego, oh Señor, de darme una información justa referente a esta cuestión. ¿Quién tiene razón, yo o los otros? No te habría importunado con esta pregunta si no hubiese tenido la impresión que te estás permitiendo un pequeño reposo - naturalmente concedido por tu muy propia Voluntad... Si tu santa Voluntad te permite darme una información eternamente válida a mi pregunta, entonces a todos nosotros nos resultaría en una gran Gracia, por la que nunca podemos agradecerte suficientemente».


Capítulo 12. El egotismo.

1. «Bueno, mi querido amigo, en este caso me resulta muy difícil el dar la razón a ti o a tus compañeros que tienen una opinión un poco diferente», respondí a Oubratouvishar. «Pues, imagínate un palo que, un poco flojo, se halla metido en la tierra, y para poder colgar algo sólidamente en él hay que darle algunos golpes de martillo. A eso se presentan dos carpinteros torpes, todavía principiantes en su arte, y uno que se toma por el más hábil dice a su compañero: “Hermano, aunque nuestra destreza sea la misma, ¡dame el martillo para que yo pueda dar el primer golpe sobre la cabeza del palo, dado que tengo la práctica de dar en el clavo!”. - “Bien”, dice el otro, “demuestra tu facultad de dar en el clavo con tanta seguridad”. Acto seguido el primero toma el martillo y da un golpe fuerte. Pero sólo roza el palo en el lado izquierdo, lo que ciertamente no lo ha fijado más firmemente en el suelo. Su compañero se ríe de eso y dice: “¡Vale más que me devuelvas el martillo porque con semejante resultado el palo nunca quedará más firme en el suelo que antes!”. - Dijo el que no había acertado la cabeza del palo: “¡Aquí tienes el martillo, ¡a ver, si tienes más suerte que yo!”. - Ahora también este da un golpe muy fuerte, pero tampoco acierta la cabeza del palo, sino le toca rozándolo en el lado derecho. A eso se produce un altercado, quién de ellos había dado el mejor golpe. Consta que estos dos difícilmente se ponen de acuerdo, porque donde dos disputen entre ellos, el altercado no terminará antes de que aparezca una persona más fuerte y más hábil, y les muestre a los dos beligerantes cómo se da al clavo en la cabeza. Después también los dos se entenderán; pero sin el tercero ambos habrían todavía discutido durante mucho tiempo quién de ellos ha dado el mejor golpe... si el golpe por la derecha o por la izquierda ha sido el mejor...

2. Y ves, lo mismo pasa con vuestra disputa, y por fin Yo debo ser el tercero que termina vuestro altercado de sabiduría, dando ante vosotros el clavo en la cabeza, de lo contrario en el camino de vuelta a vuestra patria podría estallar una lucha sangrienta entre vosotros, y eso sólo por la cuestión si el golpe erróneo hacia la izquierda o él golpe igual de erróneo a la derecha ha sido el mejor.

3. En otras palabras, ni tú, ni tus compañeros habéis encontrado la verdad referente al milagro realizado y si un hombre de espíritu completamente perfecto también es capaz de realizarlo; sino apenas habéis rozado la verdad ligeramente al lado izquierdo y al lado derecho.

4. Por supuesto, es cierto que Yo daré en la cabeza del clavo, pero antes de que Yo en eso para vosotros diera el golpe seguro, debes dirigirte a tus compañeros y decirles que ni el partido izquierdo ni el derecho tiene razón, sino que cada partido apenas ha tocado la Verdad. Antes debéis llegar al acuerdo que comprendéis ni sabéis absolutamente nada de este asunto. ¡Sólo después ven y Yo te comunicaré lo que es verdadero y conveniente a saber y pensar en este asunto!».

5. Acto seguido el guía de los negros volvió a sus compañeros y les explicó todo. Estos, sin embargo, replicaron prudentemente: «Es muy razonable y bien que el Señor mismo nos haya dado este aviso que no sólo vale para la actualidad sino para todos los tiempos futuros. ¡Cuántas veces ya sucedió que entre nosotros uno juzgaba una cosa de una manera, un segundo de otra manera, y un tercero de una manera aún totalmente distinta! - Entonces, ¿quién de los tres habrá juzgado realmente según la completa verdad? Os digo que ninguno había dado en la cabeza del palo, frecuentemente tal vez ni siquiera lo ha rozado. Finalmente hacía falta que en un consejo general se decidiera por la mayoría de las voces a quien se daba la razón en la justificación de un asunto; pero entonces sucedió con frecuencia que precisamente aquel que había recibido la mayoría de las voces, era el que había dado el golpe más lejos del palo. Si en aquel entonces ya de alguien hubiésemos recibido un aviso tan sabio, ¡cuántos altercados innecesarios habríamos podido evitar! Pero como no tuvimos este aviso santo, muchas veces entramos en riñas y querellas porque cada uno de nosotros quería ser el más sabio.

6. Pero por otro lado eso también tenía su ventaja, porque estas querellas continuas habían despertado más y más nuestra sed por la Verdad más pura. Y sin esta sed nunca te habríamos elegido a ti, Oubratouvishar, para que seas nuestro guía... y sin ti nunca habríamos llegado a Menfis, y sin Menfis aún menos aquí, donde podemos escuchar la Verdad más pura de la boca de Aquel, que es el eterno Fundamento original de toda la Vida, de todo ser y de todas las cosas. ¡Ahora ve allí y comunícale nuestra gratitud más sincera por el aviso divinamente sabio dirigido a nosotros todos, al que vamos a honrar verdadera y vivamente mediante la actividad - de los descendientes a los descendientes! ¡Por eso, que ya no haya querellas entre nosotros, los hermanos patentes!».


Capítulo 13. La posibilidad de obrar hechos mayores que los del Señor.

1. El guía, en compañía con su servidor, vino a Mí y quería comunicarme literalmente lo que sus compañeros habían hablado con él.

2. Pero Yo le dije: «¡Amigo, eso no hace falta para Aquel, que examina los corazones y los riñones de los seres humanos! Ya sé todo lo que tus compañeros te han confiado tan prudentemente y ahora puedes saber de mi Boca lo que es completamente justo en vuestra querella. ¡De modo que mira, escucha y comprende!

3. Cuando el hombre en esta Tierra, o también en el Más Allá –lo que es el caso en la mayoría de las veces– habrá llegado a la máxima perfección de la Vida espiritual, entonces, sólo mediante su libre voluntad, él también podrá hacer surgir y mantener lo que hay y ocurre en todas las esferas de la Creación, y no sólo lo que Yo ahora realizo delante de vuestros ojos, sino cosas todavía mucho mayores. Porque un hombre perfecto, como hijo Mío, en primer lugar es uno conmigo en todo, y no sólo en ciertas particularidades, porque mi Voluntad se ha hecho enteramente suya, de modo que naturalmente debe ser capaz de realizar también todo lo que Yo mismo soy capaz de realizar.

4. En segundo lugar, con mucho que la voluntad de un hombre tan perfecto que sea se haya hecho una con mi Voluntad, por eso él no pierde su muy propia libre voluntad, porque no sólo puede querer todo de por Mí sino también puede querer todo totalmente libremente de por sí mismo, lo que evidentemente resulta en un aumento manifiesto más allá de mi propia Voluntad...

5. Consta que eso te suena un poco fabuloso, pero a pesar de eso así es y también seguirá siendo así eternamente. Y para que tú lo comprendas completamente voy a aclararte el asunto un poco más, llamando tu atención sobre un detalle que desde Menfis ya no te resulta totalmente desconocido.

6. La primera vez que estabais en Menfis en la casa del sabio comandante Justus Platónicus viste varios tipos de espejos cuyas superficies perfectamente pulidas reflejaban tu imagen.

7. Por fin el comandante también te mostró un espejo llamado “mágico” en él que a tu gran sorpresa te viste a ti mismo mucho más grande de lo que eres en natura.

8. Pero el comandante aún te mostró otra capacidad de este espejo; pues hizo que los rayos del Sol se reflejasen en él y luego, en el foco muy luminoso –que se encontraba a una distancia de aproximadamente media braza (Una braza = 6 pies = 1,9 m.) de todas partes de la superficie cóncava– encendió varias cosas combustibles, lo que te asombró aún más.

9. Ahora Yo te pregunto ¿cómo era eso posible? ¿Qué era el motivo para que el rajo solar reflejado por el ‘espejo mágico’ haya surtido un efecto mucho mayor que el Sol con sus rayos rectos, es decir, no refractados? Y aun así el rayo reflejado del espejo mágico no era otro que uno del mismo Sol.

10. Y a pesar de todo el espejo quedó completamente frío... ¿De dónde pues tomó el rayo el efecto que sobrepasó tan enormemente la libre luz natural del Sol? Ya comprendes muchas cosas, de modo que seguramente podrás darme alguna explicación referente a este efecto, por lo menos conforme las explicaciones que el superior era capaz de darte».

11. «Oh Señor, verdad es que Tú sabes de todo», dijo el guía. «Pues sí, es verdad que el comandante en Menfis nos había mostrado tales espejos y también sus diferentes efectos. Pero, dicho francamente, yo no estaba ni mucho menos satisfecho con sus explicaciones, porque me parecía que su golpe había caído muy lejos de tu palo, ni siquiera tocándole... Cuanto más –con todo su celo– intentó a aclarar este asunto, tanto más tenebroso quedó para él y para mí...

12. Lo único que me parecía correcto era que tal espejo cóncavo tenía la propiedad de concentrar los rayos salientes del Sol de manera mucho más densa y compacta que si se colocase muchos espejos completamente planos –los que muestran el Sol en su grandeza natural, tal como aparece a nuestra vista– de tal manera que todos los rayos se concentrarían en el mismo punto - el que entonces luciría mucho más claro que el punto luminoso que sale de un solo espejo plano. Y eso resulta entonces en una concentración evidente del rayo de luz solar, y la experiencia muestra que la aumentación de la luz tiene por consecuencia la misma aumentación del calor. Según la opinión del superior, eso nunca se podrá calcular exactamente; pero aun así eso afirma su palabra por muchas experiencias bien probadas.

13. Eso, oh Señor, es todo lo utilizable que yo podía entender de la boca del comandante. Pero para una conclusión ulterior que yo pudiera o debiera deducir de eso, tengo que confesar que las capacidades de mi alma son demasiado limitadas para descubrirlo, y por eso vuelvo a pedirte que a mí que soy un sin-Luz me viertas una verdadera Luz concentrada en mi alma, porque de lo contrario habrá en ella una oscuridad tan negra como la piel de mi cuerpo miserable».


Capítulo 14. El obrar milagros del hombre espiritualmente ya entrado en la Voluntad de Dios.

1. «¡Ahora bien, escúchame!», le dije, «Yo soy el Sol de todos los soles y de todos los mundos espirituales, como también de todos los seres de todas las especies y clases que viven en ellos.

2. Tal como mediante la luz del Sol de esta Tierra y el calor que produce, el Sol penetra en todos los seres que habitan un globo terrestre y también penetra en el globo terrestre mismo –lo que sucede dentro de cierto orden muy mensurado que aviva visiblemente la naturaleza de todo el globo terrestre–, así también Yo, dentro del Orden eternamente severo y minuciosamente mensurado –por mi parte absolutamente inalterable– penetro en todo lo que Yo he creado... Por eso la Tierra no puede ser ni hacerse más Tierra de lo que es, la higuera no puede ser aún más higuera, el león no más león; y así, ascendiendo hasta el hombre, ninguna criatura puede hacerse menos o más de lo que es según su especie.

3. Únicamente el ser humano, tanto en el sentido psíquico como también en el espiritual, puede continuar haciéndose más y más hombre porque de Mi parte le ha sido otorgado el poder no-exterminable de absorber cada vez más de mi Luz vital espiritual y mantenerla por todas eternidades, cumpliendo con mi Voluntad que le está anunciada.

4. Bueno, si el hombre vive según las reglas de la ley, pero aun así dentro de su orden una vez adoptado no anhela por algo más sublime ni permite que abusen de él por algo infame –de modo que ante el mundo consta como un hombre impecable– entonces él asemeja a un espejo plano que en su superficie llana no aumenta ni disminuye la imagen del Sol. Así reconocerá todas las cosas de una manera muy natural y conseguirá en todo una prosperidad normal.

5. Pero un hombre que a causa de una pequeña Luz que por alguna parte ha pescado, entre los que carecen totalmente de Luz hace mucho aspaviento en una u otra cosa y se comporta como si él mismo fuese el primer inventor de la sabiduría primordial –tomando a todos los demás por tontos y más tontos– tal hombre se infla y asemeja a una bola cuya superficie está pulida lisamente y con eso forma un espejo convexo.

6. Sobre tal superficie verás todavía el reflejo de la imagen del Sol, pero muy pequeño y ya no sentirás nada de calor. Con esta luz reflejada tan tenue nunca se inflamará algo aunque fuese el éter de naftalina fácilmente inflamable. Esto es una consecuencia de la altanería del alma - si esta se enorgullece de algo muy trivial que tiene poca monta... Y cuanto más tal alma aumenta su engreimiento, tanto más apuntado resulta su espejo convexo, y tanta más pequeña resulta la imagen del Sol espiritual sobre tal superficie casi puntiaguda del espejo de la sabiduría y del reconocimiento.

7. Los dos géneros de hombres ahora especificados no se hacen cada vez más hombres, sino el último nombrado, al contrario, cada vez menos.

8. Pero aún hay una tercera especie humana que, sin duda, se ha escaseado bastante - una especie que exteriormente es muy complaciente, dispuesta a servir, paciente, suave, modesta, y llena de humildad y de amor para con cada uno que necesite sus servicios.

9. Esta especie se asemeja a nuestro espejo mágico, el cóncavo, que es encorvado hacia el interior. Cuando la Luz de la Vida y del Reconocimiento que surge de Mí cae en tal espejo de alma, entonces su Luz que se refleja a la vida de actividad terrenal hará que se inflamen el ánimo y la propia libre voluntad para todo lo que es bueno, amoroso, hermoso, verdadero y sabio; y todo lo que coincide con el foco de la Luz espiritual muchas veces condensada se ilumina muy claramente y, a causa del estado de calor vital muy elevado de la vida interior, se desarrolla rápidamente en toda su disposición. Con tal espejo de alma el hombre pronto reconocerá cosas con una claridad mayor y más viva, con las que uno normal nunca ha podido soñar.

10. Entonces tal hombre también se hace cada vez más hombre; y cuanto más se hace hombre, tanto más perfecto se hace también en su interior. Cuando con el tiempo equitativo la circunferencia, o sea, el diámetro de su espejo vital se haya extendido más y más, y aumentado en profundidad ante el Centro de Vida, entonces el foco que produce efecto hacia el exterior, dado que ha grandecido mucho y se ha hecho más luminoso, seguramente aun producirá cosas mucho más sublimes que mi Luz solar, limitada precisamente para toda criatura. De esta mi Luz solar, de manera reglamentaria y natural, nunca se podrá esperar cierto Más extraordinario, como tampoco se podrá suponer que la luz del Sol absolutamente natural que cae sobre esta Tierra jamás podrá fundir un diamante, sino sí, el rayo de luz condensada que sale de uno de estos así llamados grandes espejos mágicos.

11. Es exactamente así como sucede con un hombre altamente perfeccionado, del que anteriormente he dicho que él aún realizará cosas mayores que Yo. Yo realizo todo conforme el Orden minuciosamente ponderado desde la eternidad, pues la Tierra debe seguir su órbita en la distancia determinada del Sol, en la que siempre se encuentra en un grado de luz igual.

12. De modo que es fácilmente comprensible que Yo nunca de propósito y menos aún por gastarme una broma, con la Omnipotencia de mi Voluntad puedo colocar esta Tierra u otro planeta muy cerca del Sol, porque tal experimento en seguida transformaría toda la Tierra en una mera niebla blanquecina.

13. Pero vosotros, los hombres en esta Tierra, mediante semejantes espejos sois capaces de concentrar la luz dispersa del Sol en un punto y de probar su fuerza en partes pequeñas de la Tierra. Así, observado de manera puramente natural, ya hacéis con la luz del Sol un más y un más grande que Yo... ¡Cuánto más podéis hacer con la Luz de mi Espíritu irradiada del espejo cóncavo de humildad más perfecto de vuestra alma!

14. Pues sí, en sus recintos relativamente pequeños, mis verdaderos hijos realizarán hechos y cosas que en proporción con mis Hechos evidentemente deben ser mayores porque aparte del cumplimiento perfecto con mi Voluntad también son capaces de obrar según su propia voluntad absolutamente libre, en la que mi Luz puede condensarse hasta alcanzar una potencia inexpresable. Y con eso en un recinto pequeño, con el Poder fogoso sumamente intensivo de mi Querer más íntimo, pueden realizar hechos que Yo por causa del mantenimiento de toda la Creación nunca debo realizar - a pesar de que, sí, podría hacerlo...

15. En pocas palabras: Mis verdaderos hijos podrán ‘jugar’ ordenadamente incluso con aquellas Fuerzas de mi Corazón y de mi Voluntad, las que Yo tan poco aún he aplicado efectivamente como tampoco he empujado alguna vez esta Tierra hacia el Sol, por broma, para fundir algunas cumbres de los montes mediante el calor solar para vuestros sentidos extremadamente caliente - lo que tampoco sería posible sin transformar a la vez toda la Tierra instantáneamente en el éter original... De modo que lo que Yo no debo hacer en escala mayor ni menor, mediante los espejos mágicos mis hijos pueden hacerlo - ya de manera natural ¡y tanto más aún de manera espiritual!

16. Querido amigo mío, ¿comprendes ahora lo que acabo de explicarte referente a tus preguntas? ¿Estás ahora satisfecho o tienes todavía algunas dudas debajo de tu piel negra?».


Capítulo 15. El Señor consuela a los nubios no llamados a la filiación de Dios.

1. «Sí, Señor», dijo el guía, «¡ahora todo me queda claro, y mi alma se siente ahora en todo completamente acogida en casa! Pero me parece que la mayoría de tus discípulos no comprende en absoluto esta imagen de los tres tipos de espejos. Te agradezco íntimamente por tu aclaración, la que corresponde completamente a todos mis sentimientos vitales; pero como ya dije, me resulta embarazoso ver que precisamente aquellos que evidentemente tienen vocación para la filiación de Dios –los que deberían comprender todo mejor que los demás– evidentemente lo comprenden menos que todos».

2. Pero Yo le respondí: «¡No te preocupes de esto! Si tú lo comprendes, ¿para qué te importa lo de los demás? Estos ya lo comprenderán cuando haya llegado su hora para eso; porque ellos estarán todavía más tiempo alrededor de Mí, mientras que vosotros mañana volveréis a vuestra patria.

3. Se diría que desde tiempo inmemorial es una buena costumbre de todos los pueblos que el huésped forastero esté atendido antes que los propios hijos de la casa. ¡Pero aun así los hijos de la casa no saldrán perdiendo! Por el momento era muy fácil haceros entender este asunto porque vosotros ya conocías tales espejos; pero de Mis verdaderos discípulos e hijos nunca alguien ha visto otro espejo que solamente él de una superficie de agua pacífica. En cuanto Yo a causa de la mayor comprensibilidad quiera explicarles esta cosa más detalladamente, entonces ya sabré procurarme los espejos adecuados, como también supe procurarme el cerebro humano, y supe procurar al viejo Marco esta nueva casa con todo su accesorio.

4. Por eso, ¡no temas por mis discípulos y mis verdaderos hijos porque Yo mismo te aseguro que ninguno de ellos saldrá perdiendo! Pues los forasteros se presentan y vuelven a irse; pero los hijos quedan en la casa. - ¿Has comprendido también esto?».

5. «¡Cómo no!», respondió el guía. «Aun así mi alma no ha llegado a ser más alegre, porque de tu Boca suena tan lejos cuando nos llamas “forasteros”. Pero lo que Tú, desde eternidades, una vez hayas determinado así, nosotros nunca podremos cambiarlo. Sin embargo, aun como forasteros, ¡te estamos agradecidos con el amor más ardiente por toda la Gracia extraordinaria nunca merecida, la que ahora nos has otorgado!».

6. En este momento al guía se le saltaron las lágrimas, y también a su servidor; y Yara me dijo con disimulo: «Señor y Padre de todos los seres humanos, mira, ¡los dos negros lloran!».

7. Pero Yo le respondí: «Esto no importa, querida hijita mía, porque precisamente por eso llegan a ser hijos de mis hijos, los que tampoco serán despachados de la Casa del Padre».

8. Al oír estas palabras de mi Boca, estos dos negros se hincaron de hinojos ante Mí y sollozaron en voz alta, pero eso de alegría...

9. Después de un rato el guía exclamó en voz alta: «Oh Dios lleno de Justicia, Sabiduría, Amor, Poder y Misericordia, ¡lleno de mayor remordimiento de todo mi ser te agradezco en el nombre de todo mi pueblo y en el mío que por lo menos podamos considerarnos hijos de tus hijos!».

10. «¡Tranquilízate, amigo mío!», le dije. «¡Aquel al que Yo acepto, él ya no es un forastero para Mí! Ve la Tierra que está llena de montañas, y entre estas hay montes altos y bajos. Bien es verdad que los altos son los primeros y verdaderos hijos originales de la Tierra, y los más bajos se han formado poco a poco como fracciones de los más altos - y mira, mientras los primeros y más altos cubren sus cabezas con nieve y hielo eternos, los más bajos descendientes chupan continuamente la leche del amor del pecho de la gran madre.

11. Yo os digo: El que tiene amor y obra con amor es mi hijo, mi hija, mi amigo y mi hermano; pero el que no tiene amor y por consiguiente no obra según él, este es un forastero y es tratado como tal. Pero si Yo te llamo ‘amigo mío’, entonces ya no eres un forastero sino perteneces a mi Casa mediante mi Palabra, la que has aceptado fielmente en tu corazón. ¡Ahora ve confiadamente a tus hermanos y comunícales todo eso!».

12. En seguida el guía se dirigió con su servidor a los compañeros y les comunicó todo lo que acabó de oír de Mí. Todos empezaron a dar gritos de alegría por tal noticia sumamente consoladora para ellos. Los dejamos ahora en su alegría justa... Pero Cirenio, que tampoco había comprendido tan claramente la explicación con los espejos –aunque tenía una idea bastante buena de las diversas especies de espejos– me preguntó, si Yo no quería darle algunas explicaciones más detalladas. Pero Yo le avisé de tener un poco de paciencia en este asunto porque en seguida íbamos a tener que ver con una diputación de Cesarea de Filipo de aspecto un poco triste. Y Cirenio se quedó conforme con eso.


Capítulo 16. La diputación de Cesarea de Filipo ante Cirenio.

1. Nada más Yo haber pronunciado estas palabras, ya vinieron doce hombres por detrás de la casa vieja. Eran seis hebreos y seis griegos. Resulta que los habitantes de Cesarea de Filipo acampados en algunas cabañas habían recibido de sus pastores y pescadores la noticia que el gobernador romano había regalado al viejo pescador Marco una gran parte de la región, la que como propiedad suya había sido cercada de una muralla insuperable. Pero los cesarianos consideraban las tierras en las cercanías de la ciudad como propiedad de comunidad, y ahora querían saber de Cirenio con qué derecho podía atentar contra la propiedad de la ciudad, ante el hecho que esta por la propiedad tenía que pagar tributo a los romanos como también a Jerusalén. Ya antes Yo había puesto secretamente un aviso en el corazón de Cirenio, y por eso él sabía con anticipación de qué iba a tratarse el asunto, antes de que alguien de la diputación hubiese abierto la boca, y por eso estaba suficientemente preparado de lo que tenía que replicar a la diputación más que inmodesta.

2. Después de haber cumplido con muchas reverencias, un griego distinguido, Roklus de nombre, se acercó al Cirenio y dijo: «¡Justísima, rigurosísima y serenísima Alteza! Nos acercamos a ti en vista de que al viejo guerrero y ahora pescador Marco por tu generosidad ha sido dada como propiedad cercada una parte importante de nuestros bienes comunales cargados de un tributo considerable. Tan sólo hace una hora lo hemos aprendido con la mayor tristeza por nuestros pastores que están muy afligidos a causa de la pérdida de estas tierras hermosas.

3. ¡Qué desgracia nos ha caído a nosotros, los cesarianos, en otros tiempos bien acomodados! Lo demuestran algunas ruinas que todavía están humeando... Pues ahora, en el sentido exacto de la palabra, ¡nos hemos quedado los mendigos más miserables del mundo! - ¡Dichoso es aquel que con este enorme incendio era capaz de salvar algo de su propiedad, pues nosotros somos unos pobres diablos que no tenían esta suerte, porque el fuego se extendió tan rápidamente que debíamos ser agradecidos a los dioses que salimos con nada más que la vida! Todo que nos queda es un poco de ganado, con lo que de nuevo hemos vuelto a ser nómadas; pero ¿cómo vamos a mantener esta última propiedad cuando tu generosidad para con los romanos nativos nos quita nuestras mejores tierras y –como propiedad intangible– las rodea con un muro - para aquellos que tienen la suerte de gozar de tu noble simpatía?

4. Por eso sólo queremos preguntarte si el Marco ahora tan sumamente afortunado, debe pagarnos una indemnización o no. En esta nuestra situación oprimida la toma de este territorio sería una medida como toda la historia de la humanidad difícilmente pueda presentar un ejemplo - donde o cuando fuera... Supremo señor, ¿qué tenemos que esperar nosotros, los pobres?».

5. Pero Cirenio les contestó: «¿Qué habláis y qué queréis vosotros que sois unos medio-hombres desvergonzados? Desde hace quinientos años todo este terreno formaba parte de este monte y esta cabaña de pescadores, y no tenía el menor valor porque era una estepa de cascajo y de arena. Pero de este terreno aún formaban parte veinte yugadas de tierra que no han sido cercadas, y por eso están a la disposición del municipio para su uso a voluntad. Además, os habéis presentado ante mí como meros pobres y mendigos que han perdido todas sus propiedades... ¡¿Qué debo yo ahora decir ante vuestra maliciosa mendacidad?! Bien sé que vuestras casas en la ciudad han sido destruidas por el fuego y sé exactamente a que altura asciende vuestro daño; pero también estoy bien enterado de vuestras grandes propiedades en Tiro y Sidón y sé que precisamente tú, Roklus, posees tantos tesoros que sin más puedes rivalizar conmigo. E igual de ricos son también los otros once que han venido ahora contigo.

6. Vosotros doce ciudadanos tenéis todavía tantos tesoros y riquezas que sólo vosotros podéis reedificar por lo menos diez veces la ciudad destruida por el fuego, y a pesar de eso venís justamente vosotros y os lamentáis a causa de la pobreza, y queréis culparme de la injusticia porque al viejo Marco, el que en toda fibra de su vida es un hombre de honor, le fue separada su propiedad legal de la vuestra. ¡Decidme ahora, ¿qué nombre merecéis?!

7. ¡Id y ved el terreno que está más allá del muro todavía como propiedad entera del Marco. Son todavía más de veinte yugadas de terreno, las que os vendo por diez denarios de plata. Si os parece que vale tanto, podéis pagar los diez denarios y el terreno es vuestro. Pero os digo que con excepción del Sáhara en África no hay terruño peor en toda la querida Tierra, porque aparte de arena, de rocalla inútil y aquí y allá algunos cardos marchitados no encontraréis nada.

8. Pero vosotros sois gente rica y podéis hacer traer tierra buena desde muy lejos y ponerla sobre este pequeño desierto, transformándolo en un suelo fértil. También podéis instalar un conducto de agua desde muy lejos, de mucho coste, para poder regar el terreno suficientemente y así cultivarlo durante los veranos aquí normalmente muy secos; y con eso habréis logrado un terreno productivo en propiedad legal. Pero con semejantes exigencias infundadas no tendréis éxito ante mí y os demostraré efectivamente que ante vuestra petición actual totalmente injustificada sólo el más poderoso tiene el derecho siempre para sí... - ¿Qué vais a hacer ahora?».

9. Dijo Roklus profundamente intimidado por las palabras enérgicas del gobernador superior: «Noble señor y soberano, no buscamos un derecho para nosotros mismos sino sólo somos representantes de aquellos que en la ciudad destruida verdaderamente llevan una vida miserable. Ya hemos hecho mucho para ellos y, en agradecimiento, la comunidad de la ciudad ahora completamente empobrecida nos ha dado como propiedad entera todas las tierras que se hallan en el alrededor; y nos ha dicho que también estos terrenos en las orillas del mar son propiedad de la comunidad.

10. Pensábamos que si es así, entonces no podemos mantenernos indiferentes cuando alguien sin ser autorizado usurpa una parte del terreno y la cultiva; y inmediatamente hace cercar la parte cultivada de un muro muy fuerte e invencible, y eso con una rapidez verdaderamente fascinante - lo que a vosotros, los romanos que sois experimentados en llevar guerras, naturalmente os resulta posible porque en la campaña en pocos momentos sabéis erigir un campamento para cien mil hombres.

11. Pero como ahora el asunto resulta completamente distinto, retiramos nuestra petición y volvemos a nuestras casas. Ahora este hombre íntegro puede también hacer que vallen las restantes veinte yugadas de tierra, las que se hallan afuera de la muralla. Y con eso declaramos que él no debe ser disturbado en su posesión libre ni de nosotros ni de la comunidad. Pero de todos modos creemos que en adelante debe entregar a la ciudad el diezmo tradicional a causa de su exclusivo derecho de pesca».

12. «Claro que sí», le respondió Cirenio. «Sólo que antes debéis probar en qué tiempo la ciudad ha adquirido este derecho. A este respecto no conozco documento alguno, pues durante mi tiempo de servicio en este país –ya de

35. años aproximadamente– nunca he visto algo parecido. Porque sólo bajo mi gobierno el antiguo pueblo ha sido declarado ciudad, y eso en honor de mi hermano que ha gobernado más de cuarenta años sobre Roma. De modo que estoy muy familiarizado con todos los detalles más ínfimos de la historia de vuestra ciudad. No sé nada de un derecho que esta ciudad tiene de pedir el diezmo de la pesca; pero verdad es que estoy enteramente enterado de que la ciudad lo pidió ilegalmente y mi amigo Marco siempre era obligado a pagarlo. Si él fuera malévolo, podría exigir una devolución perfectamente legal, lo que, sin embargo, no hará porque es un hombre sumamente honrado y bueno. Pero que os conste que en adelante ya no os pagará tal diezmo completamente ilegal, ¡esto os lo garantizo!

13. En vez de concederos ahora cualquier derecho, a vosotros los deputados de esta ciudad, os informo que en virtud de mi poder conferido del emperador declaro al viejo Marco como superior sobre la ciudad y sobre sus alrededores amplios –concediéndole el mismo poder que es propio a mí– y que en adelante únicamente él tiene el derecho de administrar plena justicia sobre vosotros y todos vuestros asuntos; y todos vosotros tendréis que pagar el tributo debido a él. Esto ahora os lo digo verbalmente, pero pronto él os presentará los documentos escritos legalmente, más el bastón, la espada y la báscula de oro de la justicia - todo perfectamente legalmente. Únicamente en casos muy especiales será permitido apelar a mí; en todas las demás ocasiones él mismo tendrá que arreglar todo. - ¿Estáis satisfechos con eso?».


Capítulo 17. La legislación sabia de Matael en su reino en el Ponto.

1. «Satisfechos o no», respondió Roklus, «¿qué podemos hacer contra vuestro poder? Los miserables gusanos impotentes deben aceptar todo, y ¡ay de ellos si empiezan a moverse un poco en su estado de nulidad, porque pronto los verán los pájaros en el aire, los prenderán y se los comerán. El débil, si quiere vivir, debe obedecer al poderoso; y así también nosotros tendremos que obedecer a Marco, el señor soberano, si no queremos ser devorados. Pero agradable –para hablar con toda sinceridad– no nos resulta en absoluto que este viejo guerrero rudo mandará sobre nosotros; porque este es el hombre más desconsiderado que hemos encontrado. Nadie puede negar que es justo y a causa de sus muchas experiencias tiene también un juicio saludable y correcto; pero por lo demás es el hombre más insociable, y de una humanidad ¡ni hablar! ¡Cómo podemos felicitarnos que este hombre haya llegado a ser nuestra autoridad! ¡Pues nosotros, nuestros hijos y nietos sabremos hablar de mejores tiempos! Ahí sería mejor emigrar... pero, ¿a dónde?».

2. En este momento se levantó Matael y dijo: «Bien, si queréis emigrar, entonces venid a mi reino que está situado más allá de Asia Menor, en el Ponto extenso. Es un reino grande, limitado de dos mares grandes; en el oeste del Ponto y en el este del Mar Caspio. Allí podréis vivir segura y tranquilamente bajo mis leyes severísimas. Sólo os digo que en mi reino no debe suceder ni una idea más vaga de acción injusta, y cada mentira será castigada con mayor severidad y rigor, ¡pero el ciudadano lleno de carácter legal, lleno de amor a la verdad y exento de todo egoísmo, bajo mi cetro de hierro llevará una vida muy agradable!

3. En mi reino nadie debe ser exento de tributo; pues quien tiene fuerza para ejecutar cualquier trabajo, debe trabajar y ganarse la vida. Pero quien gana algo puede pagar también un tributo al rey que siempre tiene que cuidar por el bienestar de todo el reino y por eso debe estar provisto de muchos y grandes tesoros para mantener un ejército suficientemente fuerte para poder enfrentarse con enemigos atrevidos.

4. Este rey poderoso debe mantener escuelas y presidios, y debe proveer las fronteras del reino de fortalezas invencibles, sobre las que ningún enemigo puede saltar tan fácilmente - lo que requiere mucho dinero...

5. De eso deducís que un rey debe cuidar seriamente que cada hombre le paga el tributo debido; de modo que bien podréis emigrar a mi reino, si os agradan las obligaciones que exigiré con la mayor intransigencia. Tenéis mi concesión; de modo que si os oprime demasiado el yugo de Roma bajo la administración del viejo Marco, ya sabéis a donde podéis emigrar.

6. Para daros una vista de conjunto sobre todos mis servicios aún os digo que conmigo no se permite a nadie un derecho de adquisición ilimitada. Cada uno tiene el permiso de recoger una fortuna, pero esta nunca debe exceder –hasta con pena de muerte– la cantidad de 10000 libras. Todo lo que alguien obtenga más allá de esta cantidad, esta suma deberá entregarla concienzudamente a la caja general del Estado. En el caso contrario será descubierto rápidamente, y el infractor de esta ley tan altamente saludable para el bienestar general de todos los pueblos de mi Estado será privado de todo su capital y, además, le tocarán otros impuestos, castigos y puniciones muy severos.

7. Además, se permite a nadie adquirir las 10000 libras en un tiempo demasiado corto, porque consta que tal ganancia en un lapso de tiempo demasiado corto no es factible sin fraudes, engaños o extorsiones violentas, a no ser que se tratara de un regalo, una herencia o, eventualmente, por un hallazgo.

8. Para el caso de donaciones, herencias y hallazgos de toda clase existe en mi reino la disposición sumamente sabia que siempre hay que entregar la mitad a la caja del Estado, de la que en primer lugar se alimentará y educará a los hijos menores de edad, como también a otros hombres pobres incapacitados de ejecutar cualquier trabajo. En pocas palabras, en mi reino he dispuesto que nadie sufra escasez pero que tampoco debe vivir en superabundancia innecesaria. Salvo que se tratara de un hombre extraordinariamente bueno, sabio y justo, entonces podrá disponer también sobre 20000 libras... pero en todo mi reino no sobre más, con excepción de mí y de mis funcionarios más leales, y los generales.

9. Si estáis de acuerdo con estas disposiciones vigentes en mi Estado, podréis recoger vuestras cosas y trasladaros a mi reino».

10. A eso Roklus le respondió: «¡Oh buen rey del Ponto y del Mar Caspio, te deseamos mucha suerte en tu reino, ¡pero a pesar de todo no vamos a aprovechar de tu oferta laudable! En este caso preferimos ser esclavos romanos en vez de primeros súbditos en tu reino... ¡Que semejante constitución del Estado se vaya a hacer puñetas! Estos moros aquí, sin duda alguna, tendrán una disposición más humana! ¡¿Acaso hay otro rey aquí que nos hace otra oferta tan maravillosa?!

11. Verdad es que tu gobierno será muy benéfico una vez que uno se haya acostumbrado a él como el buey a su yugo; pero ¿ahora? Antes preferimos que diez ciudades se enciendan sobre nuestras cabezas y que veinte Marcos sean nuestros soberanos. ¡Enhorabuena, rey sabio del norte gris y helador!».


Capítulo 18. El litigio entre Cirenio y Roklus.

1. Acto seguido Roklus volvió a dirigirse a Cirenio y dijo: «Noble señor y soberano, ¿dónde está Marco, ahora nuestro señor y soberano, para que podamos rendirle nuestro homenaje?».

2. «Eso no hace falta», le respondió Cirenio, «porque un homenaje lleno de palabras vacías no le sirve para nada, y no necesita otros tesoros, porque de estos está abastecido más que suficiente.

3. El mejor homenaje que le podéis rendir será siempre que vengáis a él con un corazón probo y abierto, y le presentéis vuestra petición; entonces también os escuchará y os proporcionará justicia completa. ¡Pero cada mentira –que su perspicacia descubriría instantáneamente– la castigará con rigor y severidad! Es la voluntad del emperador y también la mía el desterrar la mentira y el engaño de todo el imperio, y hacer que sólo domine la pura verdad –en unión con el amor igual de puro e desinteresado– sobre todos los seres humanos que a lo largo y ancho pertenecen al imperio de Roma; porque sólo bajo el cetro de la verdad y del amor los pueblos pueden vivir verdaderamente dichosos. ¡Y quien sabe si no un día me placerá a introducir también en el imperio romano las máximas gubernamentales extraordinariamente sabias del rey nórdico; pues las reconozco como realmente sabias y apropiadas para la verdadera prosperidad fraternal entre los hombres de un gran imperio.

4. Mediante tales limitaciones sabias en un estado, para los seres humanos la verdad y el amor deben llegar a ser una segunda naturaleza verdadera y pura, ¡porque según mi opinión actual nada favorece tanto a la mentira, al fraude y al egoísmo que una ganancia ilimitada! Una limitación sabia de este verdadero progenitor de la mentira, del engaño, del egoísmo, de la altanería, del orgullo, del despotismo y de la dureza del corazón más despiadada tiene un valor que no se puede pagar con dinero; de modo que no tardaré mucho y enviaré este parecer al emperador para que lo examine. Entretanto, por lo menos dentro de mi territorio gubernamental ilimitado, voy a introducir este modo nórdico de gobernar tan pronto como convenga. Pues de verdad, este modo es tan sabio como fuera dado por un dios».

5. «Debo confesar que donde este modo de gobernar –aunque sólo sea aproximadamente– ya existe durante varios siglos, allí no resulta precisamente absurdo», reconoció Roklus. «Pero querer introducirlo ahora aquí en estos países arrendados a diversos príncipes y tetrarcas no será cosa tan fácil. Verdad es que con el poder absoluto se puede alcanzar mucho, pero de ninguna manera todo, porque un emperador también tiene sus compromisos - convenios que ha negociado con otros príncipes que tampoco carecen de poder, los que tampoco puede anular de la noche a la mañana; sino debe respetarlos como un derecho acordado y fijado por él mismo hasta que el plazo acordado haya expirado... a no ser que las partes contratantes hayan faltado a cumplir con sus obligaciones debidas, sea por traición o por incapacidad de realizarlas, lo que anula las condiciones del contrato totalmente o, por lo menos, parcialmente. Mientras el emperador arriende los territorios a ciertos príncipes y estos allí tienen el derecho de dar leyes a sus súbditos –dado que estos príncipes lo pagan caramente– todo este tiempo el emperador tiene que respetar el derecho decretado. En cierto sentido vivimos todos bajo las leyes romanas si nos hacemos culpables de un crimen contra el Estado, lo que con nosotros realmente no es el caso. Pero en todo lo demás estamos sometidos a las leyes del actual príncipe arrendatario, que durante el período de arrendamiento ha de protegernos contra las intervenciones arbitrarias del emperador.

6. ¡Noble señor y soberano, conocemos exactamente la posición en que nos encontramos y no necesitamos comentario alguno! Conocemos nuestras obligaciones ante Roma y ante nuestros príncipes. De modo que antes de que busquemos un derecho con vosotros nos dirigiremos a nuestro príncipe. Y sólo si este nos envía a Roma, entonces nos dirigiremos a vosotros. Por eso nos parece que por el momento no te resultará tan fácil el introducir en toda la Palestina la sabia norma gubernamental del rey nórdico».

7. Ya un poco excitado, Cirenio le respondió: «Por una parte tienes razón que los puntos del contrato han de ser respetados; pero no has pensado en que el emperador en cada contrato de arrendamiento de un país sabiamente se ha reservado el derecho de la disolución incondicional e instantánea del contrato, siempre cuando según su opinión lo considerara necesario y favorable para el gobierno. En tal caso al arrendatario corresponde reclamar del emperador una indemnización de un año, y al emperador, desde la publicación de su voluntad, recae el gobierno del país antes arrendado; y cada uno ha de someterse a sus leyes. Verdad es que el arrendatario tiene el derecho benignamente concedido de proponer al emperador la continuación del arrendamiento, renunciando a todo derecho de decretar cualquier ley que saliera de él mismo; sino que continuará su gobierno según la ley imperial impuesta, a lo que el emperador, si quiere, vuelve a declarar el contrato de arrendamiento como válido. Pero aun así aquí no se trata de una obligación, sino sí, de una gracia libremente concedida del autócrata absoluto.

8. Para Palestina yo mismo estoy provisto de los mismos poderes ante cada arrendatario y puedo disolver inmediatamente cada arriendo por completo. Con lo que ves que estás muy equivocado si opinas que un emperador va a privarse de cualquier derecho y de esta manera atarse las manos él mismo. Bueno... sin duda cada monarca es tan sabio que en su imperio no va a conceder un derecho a cualquiera que él –según las circunstancias– no pudiese anular enteramente tan sólo por su palabra.

9. Un emperador puede realizar todo lo que quiera. Sólo que no puede hacer milagros, ni crear un mundo, pero en otras ocasiones ya puede realizar todo, pues puede rechazar las leyes viejas y en vez de estas crear nuevas. Incluso puede destruir los antiguos dioses junto con sus muchos templos y, para el uno y verdadero Dios, construir un nuevo templo realmente magnífico. Y a nadie será permitido preguntarle: “Noble señor, ¿qué estás haciendo?”. De modo que mañana ya podrá hacer que en todo su dominio promulguen las Leyes del Rey sabio. ¡¿Quién querrá o se atreverá a oponerse a estas, arriesgando que le alcance la ira del emperador poderoso?!».


Capítulo 19. La verdadera intención de Roklus y de sus compañeros.

1. «Tampoco digo que las leyes del rey nórdico sean ignorantes o incluso injustas o atroces», respondió Roklus, «sólo que para los que son como nosotros resultarían un poco molestas. Por eso opino que no deshonro Roma ni al viejo Marco si sin más ni más afirmo que prefiero las leyes romanas actuales ante las del rey nórdico, sin duda muy sabias, cuyo reino, según una antigua leyenda, llegará hasta el fin del mundo, con lo que seguramente será el reino mayor de toda la Tierra. Pero si le resultará posible tan sólo anunciar sus leyes sabias entre todos los pueblos de su reino muy extendido, ¡esto es otra pregunta! Por eso digo, ¡dichoso él y sus pueblos si será capaz de llevarlo a cabo! Ahora permíteme una observación cándida, pues ya que debo actuar con franqueza, ¡lo hago con toda sinceridad y evito cualquier disimulo!

2. Tú, noble señor y soberano, acabas de hacer la observación que un emperador no puede realizar milagros ni crear un mundo; pero, por lo menos a mí, me parece que la realidad es otra. Pues esta nueva casa magnífica del viejo Marco, el gran muro del jardín en el que cien de los mejores albañiles tendrían que trabajar por lo menos durante cinco años - teniendo en cuenta el tallado de las piedras de sillería tan preciosas y su transporte... luego la creación de un jardín tan grande en un estado ya completamente cultivado... y por fin –como sólo ahora me doy cuenta– la construcción de un puerto muy grande y seguro y varios barcos de vela totalmente nuevos, lo que según nuestra observación exacta desde una colina de la ciudad apareció todo listo como por un golpe de encanto... ¡Si eso no se puede llamar hacer prodigios, entonces renuncio a todo lo que conmigo forma parte de hombre y quiero ser un cocodrilo!

3. Y como sin fracaso ya he tocado este punto pequeño pero muy delicado, en el nombre de mis once compañeros debo confesar abiertamente que todas mis exigencias anteriores en verdad no eran más que un ardid para poder descubrir este secreto y saber cómo todo eso era posible, ¡porque es absolutamente imposible que todo eso haya surgido de manera natural! De modo que sólo ahora te digo la verdad que es la curiosidad que nos ha traído aquí - a vida y muerte... Cuando todos nosotros vimos el acontecimiento con la rapidez de un relámpago dijimos uniformemente: ¡Allí debe estar presente un dios o un gran mago de la India antigua, porque es imposible de realizar algo así con manos humanas! Por eso nos decidimos rápidamente a acudir aquí bajo cualquier pretexto para llegar a saber el secreto de este prodigio y su maestro.

4. De modo que todo nuestro anterior asunto legal puesto como pretexto no era sino una ardid nula para tener un motivo que iba a conducirnos lo más cerca posible al milagro que se ha producido. Y mira, esta ardid era acertada porque por medio de ella hemos conseguido llegar al motivo verdadero de nuestra venida. Ahora te solicitamos fervorosamente de darnos una pequeña Luz sobre este asunto - cueste lo que cueste. No sólo no queremos quitar algo al honrado buen hombre de Marco sino, además, nos obligamos de poner la parte del terreno todavía estéril en un estado de cultura óptimo - a nuestra cuenta, aunque tuviéramos que traer la tierra de Europa... ¡pero danos por lo menos una pequeña aclaración sobre el secreto que hay detrás de este milagro!».

5. «Bueno, entonces vuestro caso ya tiene un aspecto totalmente distinto», dijo Cirenio, «con lo que evidentemente saldréis mejor que con vuestras anteriores exigencias injustas, con las que habríais salido muy mal conmigo».

6. «De esto todos estábamos bien conscientes, y eso por muchas experiencias», reconoció Roklus. «Ahora ya eres más de treinta años nuestro gobernante justo y a la vez muy bondadoso, y te conocemos a ti y todos tus puntos débiles. Si se desea saber algo extraordinario de ti, antes siempre hay que agitarte hasta cierto punto. Y así era también aquí en esta ocasión, lo que nos perdonarás por la buena causa».

7. «¿En qué fundáis vuestras afirmaciones que todo eso se haya originado de una manera milagrosa? Lo habéis descubierto hoy, como acabado, y probablemente durante los siete días pasados habéis prestado poca atención o ninguna, si mis guerreros y soldados han trabajado para acabarlo».

8. «Noble señor y soberano, ¡dejémoslo correr! Desde que tú –como lo sabemos muy bien– te encuentras aquí en medio de un ejército considerable, no hemos abandonado nuestra colina, ni de día, ni de noche, para ver desde lejos lo que vosotros, los romanos, emprendáis. Esta mañana la aurora magnífica nos ha hecho salir más temprano que en otros días, y desde luego, nuestras miradas estaban todo el tiempo dirigidas hacia esta región. Hasta hace apenas una hora no vimos nada aparte de lo que ya conocíamos desde que conocemos esta región; pero como ya dicho, hace apenas una hora aparecieron aquí casa, jardín, puerto y barcos como si hubieran caído del cielo. - Oye, ¡¿acaso ahí no debía tratarse de un milagro?!

9. Conque hace tres horas hemos visto muy bien toda la legión de moros que se estaba dirigiendo hacia aquí –o no sé cuántos eran–, y también os hemos observado como esta mañana bajasteis del monte, pues tenemos una vista muy perspicaz... De modo que aquí se trata indiscutiblemente de un milagro colosal, por lo que nos gustaría recibir al menos una pequeña Luz cómo y por quién esto ha sido realizado».

10. «Pues bien, si lo sabéis mejor que yo, entonces quedaos con el concepto de un milagro», le respondió Cirenio. «Pero lo del “cómo” y “por quién” no necesitáis saber en absoluto, porque eso requiere mucho más que simplemente acudir corriendo aquí y mirar astutamente detrás de tal secreto.

11. Si un hombre de Estado inteligente estuviera dispuesto como cualquiera a sacar a la luz todos sus secretos especiales, entonces con su política tendría poco éxito y pronto sus súbditos se burlarían de él. Pero como un hombre de Estado en la mayoría de los casos debe gobernar su reino y a sus súbditos por medio de la política porque los pueblos por sí solos no son capaces de tantear el bien general del estado y del pueblo, por eso las diversas clases individuales –las que no ven ni conocen a nadie salvo a sí mismas– difícilmente se prestarían para tal fin, con lo que cualquier pueblo sería mal atendido.

12. Por eso un soberano justo debe poseer un poder adecuado, debe ser sabio en todas las cosas y debe poseer una prudencia sutil e ingeniosa, porque sólo así puede ser un soberano, gobernador y dirigente de muchos miles de miles de hombres ciegos que son incapaces de conjeturar el bienhechor que para ellos resulta tal soberano justo. Es muy claro y del todo comprensible que un soberano justo por motivos muy sabios ante sus súbditos no pone las cartas siempre boca arriba porque así revelaría su buen plan antes del tiempo... y así también os quedará claro y muy entendible por qué yo no os desvelo más detalladamente este secreto, pues sin duda comprenderéis bien que un soberano debe ser capaz de realizar más que cualquier otro hombre, porque de lo contrario ciertamente sería un regente muy débil. ¿Qué respeto le rendirían sus súbditos, si en el caso de necesidad no demostrara un poco de omnipotencia ante ellos? - ¡Ahora id y mirad más detalladamente lo que consideráis como obra de prodigio! Cuando volvéis, tal vez podremos hablar unas palabras más reflexivas, ¡pero por ahora hemos terminado!».


Capítulo 20. Roklus visita la construcción milagrosa.

1. Encantados, de toda prisa los doce se fueron al jardín, y con el mayor asombro miraron todo lo que contenía. Marco mismo los introdujo en la casa donde inspeccionaron todo, todo asombrados. A pesar de sus preguntas educadas, Marco no les dio más detalles que Cirenio, porque Yo había sugerido todo a Cirenio, como antes a Matael, lo que debían hablar. Y así estaba encaminada la posibilidad de convertir a estos hombres raros más que extravagantes a la Verdad del Espíritu. - Pasada media hora, todos ellos volvieron a nosotros, llenos de curiosidad.

2. Cuando Marco, Rafael y los 12 diputados llegaron a mi mesa, Rafael –que a Marco había mostrado la conveniencia de todo lo que se hallaba en la casa– le dijo secretamente: «¡Por esta vez ahórrate tu alabanza en voz alta al Señor - El que de todos modos lo percibe suficientemente alto desde tu corazón, porque ahora se trata de convertir a estos doce cesarianos al Señor, los que verdaderamente no tienen la menor fe, pues son meros ateístas de la escuela famosa de Epicuro, un fundador principal del cuerpo de los esenios.

3. Son seis griegos y seis hebreos, pero todos coinciden exactamente con sus opiniones y sostienen las mismas ideas, pues clandestinamente pertenecen al buen orden de los esenios. En suma, se trata de 12 tíos bravos, con los que no os resultará fácil discutir. Son muy ricos y poseen tesoros inmensurables de este mundo, razón por la que hablan tan a la ligera con el gobernador superior como si fuesen iguales a él.

4. ¡Será muy difícil convertirlos! Pero si tenemos éxito de conducirlos a la Verdad –no mediante milagros llamativos sino más bien por palabras– entonces habremos ganado mucho, porque de estos doce cada uno tiene que ser señor de más de cien mil hombres.

5. De momento aún no se les debe desvelar Quién es el Señor. El punto central sigue siendo Cirenio y, si hace falta, después de él vienes tú. Si todo cuadra bien, vengo yo, y sólo al fin, el Señor mismo... - ¡Tú, quédate aquí, porque la disputa será muy acalorada! Pero ahora, ¡silencio!».

6. A eso Cirenio preguntó a Roklus: «Bueno, ¿cómo os gustó mi edificio milagroso? ¿Podríais también vosotros realizar uno igual?».

7. «¡No me hables de esta obra milagrosa como si hubiese salido de tus manos!», le contestó Roklus. «Verdad es que eres un soberano poderoso, y eso por el gran número de tus guerreros y sus espadas agudas; pero la casa con el jardín y el puerto junto con los grandes barcos, ¡tú los has construido tan poco como nosotros!

8. Tú habrías bien podido construirlos en 5 a 10 años, empleando muchos obreros, con eso estoy de acuerdo, porque el poder de la espada y del dinero es grande en este mundo. Uno de vuestros sabios muy famosos, al que he leído, dice del hombre: “Al hombre mortal nada le resulta demasiado difícil, y en su osadía quiere ascender incluso al cielo.” (Horacio.) Y así es con el hombre, este gusano de polvo más burdo: ¡Que se le dé medios, poder y tiempo, y pronto empezará a desplazar montes enteros y a secar mares y lagos, y dará a las corrientes nuevos cursos! Pero todo esto en sí es nada de prodigioso sino se trata de una actividad de los hombres enteramente natural, para obtener el mismo fin mediante fuerzas unidas.

9. ¡Pero esta casa aquí, el jardín en su estado de cultura más que exuberante, el muro que le rodea y protege –sólido como estuviera moldeado– y que tiene el aspecto como si se tratara de una sola pieza de mármol; también el muro tan grande y alto del puerto que aquí y allá tendrá una altura de 10 a 20 veces la de un hombre y, además, los cinco grandes barcos de vela con los muchos cordajes! Tú, mi noble soberano por lo demás muy sabio y poderoso, eso la humanidad temeraria no lo produce en un abrir y cerrar los ojos, por magia... como la “mesita, ¡ponte!” de los persas encantadores... como era el caso aquí delante de nosotros, como es y también seguirá siendo. Pues aquí no se trata de una alucinación ni de un espejismo causado por las formas vacías y fútiles del aire, sino de la realidad más innegable, la que cada uno sentiría si se le diera la gana de lanzarse con la cabeza contra este muro.

10. Con tal vez cien magos que he visto, nunca he experimentado que cualquiera de sus obras haya quedado para siempre. Verdad es que sucede algo de lo que no se sabe cómo ni con qué medios - pero siempre se ve algo. Sólo que pronto desaparece como una burbuja sobre la superficie del agua; y una vez desaparecido, no hay mago que podría volver a llamarlo a su existencia. Pero me gustaría ver al mago que pudiese hacer desaparecer esta obra sólo soplando sobre ella. En tu caso, sin más ni más, yo apostaría todos mis bienes que nunca lograrás hacerlo desaparecer con un simple soplo de pensamientos».


Capítulo 21. La profesión de fe ateísta de Roklus..

1. (Roklus:) «Yo ya no he creído en una divinidad, sino en una secreta fuerza todopoderosa de la naturaleza puramente espiritual... una fuerza que por todas partes se manifiesta con seriedad y aún así amablemente... una fuerza que continuamente surte efecto conforme a leyes basadas en un orden determinado... una fuerza que sin falta nunca se preocupa de lo que hacen los hombres perecederos. No conoce el bien, ni el mal, porque eso sólo lo ocasionan los hombres malvados entre ellos. Pues la gran y santa naturaleza sabe nada de todo eso. De modo que es así como yo ahora veo las cosas.

2. Ser un esclavo es una gran desdicha para el ser humano. Pero, ¿quién le ha hecho un esclavo? Seguramente no la gran naturaleza sumamente santa, sino sólo el hombre que por casualidad salió más fuerte. Este, por mera gana a la holgazanería y aun así poder vivir una vida regalada, ha convertido al hombre más débil en su bestia de carga, en la misma medida que el ganado... ¿Quién echó el yugo duro y pesado a la nuca del buey? ¿Quién cargó el asno, el camello y el caballo valiente, y quién montó hasta torres sobre la espalda del elefante paciente? ¿Quién inventó la espada, quién las cadenas y las cárceles? ¿Quién inventó hasta la cruz ignominiosa a la que vosotros, los romanos, claváis los hombres desobedientes y obstinados, los que también quieren dominar y matar, y los hacéis sufrir la muerte bajo los dolores más intolerables? - ¡Todo, toda esta desgracia proviene de los hombres!

3. En toda la gran naturaleza todo es libre; sólo el hombre es una maldición para sí mismo y también para todas las demás obras de la gran maestra que es la naturaleza. En los tiempos más remotos hombres ociosos empezaron a hacer castillos en el aire e inventaron los dioses vanos, a los que se imaginaban enteramente según sus propias características, provistas con todas las pasiones malvadas de los hombres - y también formaron a los dioses según esta imagen. Con estos dioses el hombre se creó nuevos espíritus latosos, los que por sí mismos nunca harían mal a nadie; pero a estos dioses inventados –los que en realidad nunca existían y nunca existirán– el hombre les construyó templos, y se consagró a sí mismo como representante de ellos - representantes provistos de todos los diversos medios provocadores, espantadores y atormentadores... De modo que el hombre aparte de su dominio sobre la humanidad débil aún introdujo la tiranía más inexorable de los seres invisibles inventados de él. Los que en realidad nunca han existido en ninguna parte, ahora continúan ahí para el tormento de la pobre humanidad... pero tanto más existen para el provecho y el beneficio de los poderosos, dado que es mucho más fácil mantener la humanidad en una obediencia ciega, ejercitando su pretextada influencia poderosa, que tener que servirse de la espada conflictiva para mantener así la humanidad en obediencia ciega. De manera natural, con la pura inteligencia, se puede pensar como se quiere, ¡pero por todas partes se impone el hombre fuerte y poderoso, suceda lo que suceda! Pronto reina como un rey bien provisto de espada y lanza, y a la vez también ya como un representante todopoderoso de los dioses. ¡Ay de aquel que sin ser iniciado se atreviera a echar una vista detrás del velo de la Isis tejido de los hombres! Porque ay, ay, ay, ¡a este los dioses le maltratarían cruelmente!

4. He aquí lo que hasta ahora era mi convicción libre, la que ahora recibió un buen codazo por dichosa aparición. Pues ahora, que sí, empiezo ligeramente a creer en un ser divino superior, porque reconozco con gran evidencia que ningún hombre con sus fuerzas habituales puede ser capaz de realizar tal milagro. Eso sólo puede ser obra de un Dios, quien en verdad también sólo puede ser una especie de hombre - pero un hombre a quien las fuerzas de la gran naturaleza siempre y fácilmente obedecen como los guerreros corrientes obedecen a un general juicioso y experimentado, del que saben que nunca ha perdido una batalla.

5. Ahora quisiera llegar a conocer aquí a este hombre-dios. De ninguna manera lo eres tú, noble Cirenio; porque si te lo resultara posible, todo el gran imperio romano desde hace mucho tiempo ya habría estado cercado de un muro alto como un monte, de modo que hasta un águila tendría miedo a traspasarlo volando. Noble señor y soberano, ¡danos una información en este asunto y luego regresaremos tranquilamente a nuestras casas!».

6. «Todo sería bien, si se pudiese hacer esto por las buenas sin más ni más; pero no es así como os lo imagináis», respondió Cirenio. «Podéis preguntar a un guarda rural, qué hora es y –en el supuesto de que hace sol– mediante el bastón que él ha metido en el suelo, sin más ni más os indicará la hora que es - por lo que os cobrará un estater. (Antigua moneda de poco valor.) ¡Pero en nuestro caso eso no resulta tan fácil! - Tened paciencia y quizás, por fin, saldrá algo. Pero que os conste que esto no se podrá arreglar simplemente mediante un estater - como lo del guarda rural».

7. «Bueno, para algo así también podemos comprometernos a dispensar una libra de oro o diez libras de plata - o aún más», dijo Roklus.

8. «Pues sí, si se pudiera comprar algo así por mucho oro y plata, entonces ya sería otra cosa», le respondió Cirenio. «¡Pero en este caso puedo afirmaros definitivamente que eso no se puede obtenerlo ni por todos los tesoros del mundo! Para saber en cambio de qué eso puede ser obtenido, para esto primero vosotros mismos debéis ser instruidos correspondientemente y, además, en vuestro propio interior debéis llegar a purificaros vosotros mismos, aprobando diversas pruebas... Llevados de una falta de fe total en un Dios personal y en otros seres semejantes a Dios –y efectivamente educados dentro de semejante incredulidad– ahora, precipitadamente, queréis recibir de mí una información sobre Aquel que era capaz de hacer que aparezca todo esto en un instante fugaz, simplemente mediante su Voluntad todopoderosa - ¡y eso para que cuando estéis solos podáis burlaros vilmente de todos nosotros! Ahí os digo: ¡Alto, queridos míos!, ¡antes vamos a ver, si sois capaces de adoptar cualquier fe! Si vosotros ya no podéis abriros a cualquier creencia, entonces tampoco puedo daros la información que me habéis pedido. De lo contrario, si todavía sois capaces de desarrollar una fe, entonces con la vivificación de esta también seréis capaces de lograr todo lo demás. - ¿Me habéis comprendido bien?».

9. «¡Que sí, consta que lo hemos comprendido, porque nadie de nosotros tiene un cerebro de cortos alcances!», contestó Roklus. «Pero para nosotros, por el momento, tu demanda es imposible de realizar, por lo que en parte ya te hemos expuesto nuestros motivos; y si tú lo deseas, podemos y queremos muy bien exponéroslos aún más».

10. Impulsado por mi Palabra que Yo le había puesto en la lengua, Cirenio respondió: «¡Hacedlo, y de esto deduciré lo mucho que os habéis alejado del camino de la Verdad! - ¡Exponed pues vuestros motivos, y yo ya sabré perfectamente deducir de ellos si sois capaces de una verdadera formación espiritual, y si se puede concederos vuestro deseo! En el caso que ya no sois capaces de una verdadera educación puramente espiritual, entonces podéis volver en paz a vuestras casas y vivir conforme a las doctrinas de vuestro Epicuro, el que para mí es uno de los últimos sabios mundanos.

11. Conforme a la doctrina de Epicuro se puede arreglar su vida en este mundo de la mejor manera si uno es rico y rebosa de salud física. Pues la máxima: “En aras de su propio bien uno sea honesto y sociable para con todos los demás, ¡pero para consigo mismo siempre debe ser lo más honesto posible!”, suena bien para orejas mundanas; pero el alma de un hombre despertada del Hálito de Dios se estremece ante semejante concepto porque cualquier seguidor de Epicuro siempre es un egoísta empedernido y astuto que sólo cuida de su propia piel. ¡¿Qué le importan todos los demás seres humanos?! Si no puede sacar provecho de ellos, ¡que los alcance el rayo!

12. Estas son las características principales de un epicúreo. Cuánto de espiritual cabe en tal ánimo empedernido, ¡esto incluso a cada ciego le resultará claro! Pues sí, las doctrinas de Epicuro valen más que todo para hacerse rico en esta Tierra, especialmente cuando están entremezcladas con el cinismo estoico propio a vosotros. Pero para enriquecerse espiritualmente valen lo menos de todo porque excluyen completamente el amor puro para con Dios y el pobre prójimo. ¡Y que esto os sirva para vuestra propia iluminación!... ¡Ahora hacednos oír los motivos para vuestro ateismo como él de los auténticos esenios!».


Capítulo 22. Roklus justifica su ateismo.

1. «Tienes razón», respondió Roklus. «Nosotros todos somos así como acabas de describir a un verdadero epicúreo, y así nos encontramos muy bien en este mundo. Y para nuestro ateismo tenemos tantas pruebas bien fundadas que con ellas podríamos rellenar todo el gran mar. A las ya manifestadas sólo voy añadir algunas más, y espero que entonces tendrás que darnos la razón, si quieras o no. ¡De modo que te ruego que me escuches con benevolencia!

2. Mira, ¡todo lo que existe, sea como fuera su naturaleza, en ciertos momentos siempre se manifiesta a todos los seres humanos de una manera perceptible - y eso sin excepción! Si el ser existente está dotado de cualquier raciocinio, entonces se lo verá pronto y fácilmente en sus obras. Pero si lo que existe no está dotado de raciocinio –por ejemplo una estatua– entonces no producirá obras visibles, a no ser tales que la mera casualidad haya producido en ello. De modo que donde existe una inteligencia con lo limitada que fuera, pronto esta se manifestará por las obras creadas en buen orden de su inteligencia interior.

3. Por ejemplo, una planta de musgo tan simple que es, en cierto momento produce para sí misma una forma bien ordenada, y para eso también desarrolla su organismo, con el cual en lo sucesivo produce la flor y la semilla, y con esta la capacidad de reproducirse. Con las plantas de categoría mayor, según los diversos grados, se ve y reconoce una inteligencia cada vez mayor y más precisa.

4. Pero lo más claramente se manifiesta una inteligencia interior cuando se trata de animales, cuyas obras –aunque estas en cantidad y diversidad todavía estén muy limitadas– en muchos sentidos superan las del hombre... Verdad es que las obras del hombre evidencian una riqueza extraordinaria de su inteligencia; pero en ninguna parte se ve una perfección que surge de su interior... algo que nunca y en ninguna parte se puede negar que lo tengan las obras de los animales... De esta manera las obras exteriores de un animal están unidas más íntimamente con su ser y con su carácter que en el caso del hombre - este supuesto dios de la Tierra...

5. En realidad, las obras del hombre son meras imitaciones ridículas y consisten exclusivamente en formaciones exteriores muy bastas que verdaderamente carecen de todo valor real interior. Cierto es que el hombre puede imitar de muchas materias disponibles una especie de celdillas de panal de abejas, y también puede dibujarlas - pero ahí, ¡qué tosquedad se demuestra ante la materia de la que la abeja fabrica los panales de su alvéolo! ¡Casi se tiene la impresión que la naturaleza se ha permitido gastar una broma palpable con el hombre! Es evidente que le es inherente una inteligencia integral y también el sentido para una perfección verdadera, ¡pero ahí podrá emprender lo que quiera, nunca la alcanzará!

6. Si suponemos que todos los seres orgánicos tienen un alma y esta en todas partes es el factor motriz –si es más o menos perfecta, eso aquí no importa– esta suposición puede ser elevada a la verdad palpable, si del efecto se deduce la causa, lógicamente correcto, y también, si de la obra se deduce la fuerza, la que vamos a llamar el “alma”... Conforme al grado de la perfección y del orden de las obras de un alma, en primer lugar se deduce su existencia y en segundo lugar su habilidad. Caso que hallemos cualquier mezcolanza caótica sin el menor movimiento y el menor rastro de cualquier vida, entonces pensamos y decimos: “Ahí reina la muerte totalmente inconsciente de sí misma”, cuyo transcurso es un proceso de perecimiento total - un fenómeno que en el otoño se puede observar en muchos árboles y arbustos, de los que el follaje –antes tan hermoso y en buen orden del alma vegetal– cae en el mayor desorden, se seca, y durante el invierno se desvanece casi del todo.

7. ¿Quién es el hombre tan sensible que en este desorden total aún iba a ver un alma todavía activo? La huida y el aniquilamiento de alguna, que sí, pero ningún nacimiento nuevo y menos aún un ‘devenir’ que sea más perfecto. Verdad es que por el follaje descompuesto el suelo de la tierra se hace más graso y más receptivo a la humedad del aire, y por esta es más apto para dar alimento a las plantas que crecen en él; pero el follaje caído nunca ya se rehará idéntico como era antes, porque su alma ha prácticamente dejado de existir.

8. Por consecuencia se puede formular el siguiente axioma: Cuanto más ordenada y perfecta es una obra, tanto más perfecta es también la fuerza que la crea, la que se llama “alma” o también “espíritu”. De modo que lógicamente de los productos o las obras se puede deducir la existencia de un alma o de un espíritu y su habilidad.

9. Pero, ¡¿dónde hallar aquellas obras y aquel orden en ellas que con cierta probabilidad nos harían concluir que la divinidad es un ser supremo, omnisapiente y al mismo tiempo todopoderoso?! Es bien conocido el axioma de todos los teístas y teósofos: “¡Mira la Tierra, mira sus montes, campos, mares, lagos y ríos, y todas las criaturas innumerables que la habitan! ¡Todo eso señala la existencia de seres divinos superiores!”, o, como con los hebreos ciegos, señala la existencia de un solo Dios - lo que en el fondo es ligeramente más razonable y al mismo tiempo también más cómodo en vez de tener tantos señores invisibles - donde evidentemente hay que enemistarse con el uno cuando se tributa homenaje y se ofrenda al otro. ¡Me gustaría conocer a aquel que al mismo tiempo se entendiera bien con la Juno y con la Venus, o con el Marte y con el Jano, o con el Apolo y el Pluto!

10. También en este caso, por un pelo, los hebreos se llevan la ventaja, porque ellos tienen un Jehová que también es un señor sobre su Pluto, al que llaman “Satanás”. Sólo que ese Pluto de los hebreos es una bestia muy estúpida porque en vez de galardonar, premiar y recompensar a sus servidores, los trata muy mal, y por eso ningún hebreo honrado se hace remordimientos al menospreciar a su señor Pluto a más no poder. Además, al Jehová este hebreo resulta tanto más agradable, cuanto más enérgicamente desprecia al Pluto de los judíos y contraviene a su voluntad - lo que yo nunca aconsejaría a un verdadero romano o griego que lo hiciera; porque el que lo hiciese sería un campo abonado para los maliciosos sacerdotes de Pluto. En este caso habría que sacrificar a Pluto como también a Zeus, de lo contrario Pluto perseguiría al pobre pecador, y según la ley Zeus no puede hacer nada en contra de Pluto, porque dichoso cuique suum (a cada uno lo suyos) es la máxima predominante del hado, en contra la cual incluso Zeus mismo no puede emitir un juicio sin exponerse al peligro de entrar en colisión con todos los demás dioses».


Capítulo 23. La opinión de Roklus sobre dioses y sacerdotes.

1. (Roklus:) «Ahora, tras algunos pequeños disparates, hemos dado con dos conceptos de divinidades, donde una inteligencia humana algo despierta tiene que desternillarse de risa... Con los egipcios, griegos y romanos rebosa de dioses grandes, pequeños, buenos y malos, mientras que con los judíos sólo hay uno que ocupa el trono, y que es muy serio y severamente justo. Y aún así este dios es bueno y de vez en cuando también misericordioso. Pero los judíos –a los que él considera como pueblo suyo– tampoco deben enfadarle, porque entonces se le acaba su paciencia y termina toda gracia. Pues en seguida hunde a toda la humanidad en aguas y, cuando después de un año estas se retiran –dios sabe a dónde– ¡millones están curados, y seguro que no les quedan ni dolores de cabeza! O él hace que en seguida, durante medio mes, del cielo caigan relámpagos de azufre y de pez sobre un pequeño pueblo inmoral y vicioso - y el vicio, junto con el pueblo, ha desaparecido de la Tierra... El dios único de los judíos también es muy ‘generoso’ con la pestilencia y otros males, y si empieza a azotar su férula sobre un pequeño pueblo, entonces no terminará tan pronto. De modo que con los judíos todo bien y mal viene del mismo dios, mientras que con nosotros, los griegos, muchos dioses tienen que preocuparse de lo uno y lo otro. Quién está mejor atendido con sus dioses, ¡esto será difícil a definir!

2. Pero ¿qué pintan los dioses en el cielo, en el orco o en el tártaro? ¡Todo eso no es más que una fantasía! Porque los sacerdotes ociosos, los que tienen aversión al trabajo, ¡estos son los ‘dioses’! ¡Y el dios único de los judíos es el sumo sacerdote en Jerusalén! Estos hombres tienen muchas experiencias y están muy instruidos en muchas ciencias, de las que se guardarán de enseñar algo al pueblo cegado al que mantienen a la fuerza en su ceguera. Sólo dentro de su casta maliciosa guardan las experiencias muy extensas de muchos siglos y las artes y ciencias más diversas, y todo eso siempre en plan de secretos sagrados e intangibles. Así se evitan dificultades con los hombres, los que en retribución tienen que sacrificarles mucho y sin cesar. Y así pueden engañar al pueblo tanto más fácilmente y maltratarlo a más no poder. - Daré toda mi fortuna y hasta la última chispa de mi vida a aquel que pudiera realmente probarme el contrario...

3. Es fácil que en los tiempos remotos acá y allá haya habido hombres más probos y honestos que –ya desde su nacimiento dotados de un espíritu sobremanera agudo y con el tiempo enriquecidos en experiencias más variadas– con gusto y todo su amor habrán repartido sus logros espirituales con sus prójimos no tan despiertos. Con lo que por fin también habrán visto las bendiciones que esto ha producido en sus hermanos - bendiciones acompañadas de los mejores éxitos duraderos. Debe haber sido una vida magnífica encontrarse en una comunidad, en la que nadie de manera egoísta retenía un secreto ante los demás. De modo que todos, para su bien, estaban iniciados en todo lo que sabía el hombre más experimentado y erudito entre ellos. - Pero, ¿cuánto tiempo podía durar semejante estado feliz?

4. A tal primer bienhechor de sus semejantes, estos le tenían en palmitas, como también a su sucesor. Pero en algunos aficionados a la ociosidad, eso les despertó la envidia y la manía de que sus prójimos también los tengan en palmitas... También procuraban a enriquecerse en diversas experiencias, sólo que así ya empezaron a actuar cada vez más secretamente, para darse tono ante sus prójimos. - Un hombre que era capaz de andar durante mucho tiempo mudo como un pez, y eso con aire de superioridad, cuando muchos curiosos le preguntaron por qué siempre andaba tan mudo y pensativo, les respondió: “¡Si supieseis lo que yo sé y si hubieseis visto, oído y experimentado lo que yo he visto, oído y experimentado, entonces por mucho asombro interior os quedaríais aún más mudos y más introvertidos que yo!”.

5. Cuando los hombres todavía muy sencillos pero ávidos de conocimientos y de curiosidad oyen tales palabras de un haragán y estafador astuto, entonces ya no le dejarán en paz hasta que haya empezado a presentarles condiciones bajo las que se declara dispuesto a participarles al menos una mínima parte de sus reservas ‘infinitas’. Las condiciones están aceptadas solícitamente y así, entre sus prójimos, el maleante astuto ya se ha elevado a un profeta y sacerdote, el que empieza a hacerles creer cosas místicas que ni él mismo lleva consigo y las que aún menos otras personas pueden comprender porque no existen sino sólo en el propio cerebro bastante rico en fantasías de nuestro estafador. Este, mediante su engaño astuto, por fin consigue que todos los verdaderos y honestos sabios naturales originales se callen, y eso sobre todo por atraer al pueblo a él, haciéndole comprensible que únicamente él sabe y comprende más que diez mil de sus antiguos sabios.

6. Pero para que sus doctrinas de embuste encuentren aceptación total y duradera por parte del pueblo, sólo tiene que añadir algunos pequeños trucos de magia, y el buen pueblo se deja estafar de este farsante sin corazón ni conciencia, engañándolo con mil dioses de vista y de oído agudos y en regla general también omnipotentes.

7. Y ay del hombre honrado, honesto y bien intencionado, que por verdadera comprensión y por puro amor desinteresado dijera al pueblo: “¡No creáis a este profeta falso, porque cada palabra que sale de su boca es una mentira enorme - una mentira en la que se manifiestan el egoísmo más vil y el despotismo más tiránico - pues ahí reinará un despotismo que vuestros miembros ahora todavía libres pronto los atará cortos con las cadenas más pesadas! - ¡El os impondrá leyes insoportables bajo el título de ‘voluntad de los dioses’, y al transgredirlas os tocarán los castigos más severos - e incluso el martirio! A eso vosotros y vuestros hijos suspiraréis y lamentaréis bajo la opresión de tal doctrinador falso, y en voz alta clamaréis por poner remedio. Pero vuestro llamamiento será en balde, porque contra el poder de un tirano que no posee ni corazón ni el menor amor humano para con los prójimos, será difícil conseguir algo”.

8. No puede ser que alguna práctica legal o el verdadero y buen sentido común tengan algo en contra de tal enunciación contraria - la que en los principios de la esclavización del pueblo muchas veces habrá sido manifestada... Pero el pueblo se dejó engatusar y convencer por varios milagros, creía en un solo dios o en una multitud de diferentes dioses, y permitió que estos –o más bien sus representantes orgullosos, sumamente arrogantes, cruelmente despóticos y extremadamente egoístas– los maltratasen despiadadamente, en vez de que ellos mismos empezaran a reflexionar y a retornar al antiguo sentido común y natural de antes. Cuando se conoce este asunto tan bien como yo y mis once compañeros, entonces se comprenderá bien por qué yo soy ateísta».


Capítulo 24. Roklus trata de justificar su ateismo como verdadera concepción del mundo.

1. (Roklus:) «Si ahora de una manera difícilmente a refutar se ha demostrado claramente cómo han aparecido todos los dioses y cómo los sacerdotes paulatinamente se han hecho soberanos más poderosos sobre la vida y la muerte de sus hermanos, tú, noble señor y soberano, también comprenderás cómo y por qué nos hemos hecho ateístas. Mira, nosotros pocos hemos hallado el camino claro que lleva al viejo y puro sentido común de los hombres, y hemos vuelto a la gran y santa madre de la naturaleza, la que para nosotros es una divinidad visible, que siempre realiza sus milagros en el orden más hermoso, mientras que todas las demás divinidades reveladas por la boca de cualquier hombre no son sino una fantasía de un perezoso, un demente que tiene una aversión al trabajo y que ha aprendido algunos artes mágicos –o los ha inventado él mismo– para ofrecerse a los ciegos como herramienta elegida de dios y comunicarles su voluntad.

2. La naturaleza nunca ha necesitado un representante, y tampoco al sol ha venido la idea de elegir un representante entre el gran número de hombres miserables; el sol mismo actúa, ilumina y calienta todo de una manera inimitable. En pocas palabras, en la gran naturaleza todo está en un orden perfecto - con excepción del hombre... esta especie más perfeccionada entre los monos... Aunque en lo que se refiere a su naturaleza y su forma, evidentemente nada dejan que desear...

3. Pero el hombre –o mejor dicho, este animal capaz de hablar y andar erguidamente de pie, de modo que se trata del animal más perfecto– tiene también una razón y una inteligencia que se desarrolla libremente de esta razón. Por medio de esta inteligencia puede y debe dominar todos los géneros de criaturas inferiores a él. Sólo que al hombre no le basta esta ventaja que la naturaleza le ha otorgado. Pues en su vanidad de ser semejante a un dios también quiere pisar a sus iguales. He aquí el punto crítico, donde el hombre excede sus límites y se hace un dios. Pero ningún hombre –a no ser que se trate de un sordomudo o un hombre totalmente demente– que se encuentra en la misma carne que todos los demás hombres carnales puede proclamarse directamente un dios personal - lo que sin duda haría si no temiera que todo el pueblo iba a burlarse de él, e incluso a castigarle. Por eso él se conforma con ser el representante de dios en esta Tierra; pues si esta representación está preparada con astucia y en un fundamento sólido, ella puede perdurar durante muchos siglos.

4. Al establecimiento de cualquier representación divina se añade solamente algunas disposiciones visiblemente sabias y útiles para los ciudadanos, y con el género humano siempre infantilmente bondadoso y delicado, ya de naturaleza, el asunto ya estará arreglado por un milenio. Luego, tras la introducción de una ley sabia, puede dictarse a los supersticiosos miles de las mentiras y tonterías más absurdas, y la pobre humanidad dócil pero ciega las aceptará respetuosamente con todo respeto y toda disposición. Ahí, de comprensión, ¡ni hablar!, porque tales misterios místicos que son quimeras de un pícaro nunca podrán resultar comprensibles... Pero eso en realidad no importa, porque la humanidad siempre prefiere lo que es más obscuro, más incomprensible y más extraño.

5. El que quiera que la humanidad se aburra, ¡que solamente la presente buenas verdades conocidas y de comprensión muy fácil, y yo garantizo que pronto ya no habrá persona alrededor de él! Pero si puede mentir más que un embaucador, y a base de su fantasía describir que, por ejemplo, en la India extensa había visto animales de un tamaño como un monte y que tienen cien cabezas –donde cada cabeza se asemeja perfectamente a la de un animal distinto, y en el centro de estas cien diferentes especies de cabezas animales se halla una gigantesca cabeza humana sobre un cuello largo y grueso... una cabeza que con toda claridad habla todas las lenguas del mundo, aunque sea solamente en voz atronadora, y a los seres humanos que le escuchan con tanta atención les prescribe leyes cómo deben comportarse ante todo el gran ejército de cabezas animales–, entonces, a los hombres que le escuchan con tanta atención, con descaro también les puede contar que en la enorme espalda de estos extraños animales gigantescos están creadas las ciudades más hermosas y plantados los jardines más preciosos, en las que habitan hombres y animales, y llevan una vida muy agradable - si respeten minuciosamente las leyes de la cabeza humana central de este animal gigantesco. Pero si pecan contra las reglas, entonces la cabeza de tigre de este animal los devora inmediatamente. A esta mentira más absurda puede añadir aún muchas más, y todos se las creen firmemente. Y ¡ay de aquel que ahora se atreviese a decir: “Pero, ¿por qué hacéis caso a este mentiroso cardinal?! - ¡Yo mismo he estado varias veces en la India y nunca he visto ni de lejos un animal semejante ni he oído hablar de él!”. Todo eso sirve para nada. A él –como calumniador de tal cosa maravillosa– le harán que se calle por su propio bien, mientras que el mentiroso cardinal que nunca ha estado en la India queda dueño del campo... Yo mismo he experimentado repetidas veces que los hombres prefieren aceptar y creer una tontería colosal antes de una verdad confirmada, con lo útil que fuera.

6. Con semejantes propiedades conocidas de los hombres, ¿acaso es de extrañar que ahora ya estamos colmados de dioses? - ¿Y no hay que sorprenderse aún más, que entre tantos hombres estúpidos todavía puedan existir hombres de mi índole? ¿Puedes tú, noble señor y soberano, extrañarte que nosotros, los doce griegos y judíos muy experimentados, debemos ser necesariamente ateos? Y eso por la razón muy sencilla que evidentemente no puede haber un dios concebido de una manera humana tan estúpida que –en su propio honor– exigiría de los seres humanos las cosas más ridículas... como, por ejemplo, la compra del estiércol del Templo para la bendición de los campos, jardines y prados, y todavía mil otras absurdidades peores que siempre exige el dios único de los judíos todavía más sabio que los demás dioses... y eso sin hablar de las cosas más estúpidas y disparatadas, ignominiosas y contrarias a toda la dignidad humana... sacrificios y costumbres que están impuestos por nuestros casi diez mil dioses griegos, y en muchos casos aplicados con toda severidad.

7. ¡Ay de aquel que se atreviera a dar un capirotazo en la nariz aun a la más pequeña divinidad tallada en madera, porque por ser un SACRILEGUS MALEDICTUS los representantes de dios le tratarían con extrema brutalidad! La destrucción o tan sólo una ofensa dirigida a una mentira esculpida en madera, aun hoy día, se castiga severamente con la espada por ser considerado como un crimen imperdonable; pero cuando miles de gandules que estafan el pueblo pisotean el verdadero honor de la humanidad y por todas partes persiguen toda verdad tan pura que sea... cuando con todo poder y con los medios más crueles erradican todo el bien que estuviera germinando, entonces esto consta como perfectamente justo y –digo– complace sumamente a los dioses sabios y todopoderosos... Ahí la verdadera humanidad dice humildemente: gracias ¡guárdense todos esos dioses y deidades! ¿Puedes tú como señor y regente de los puebles y conocido como verdaderamente sabio tomarme a mal que me dé ascos cada vez que se hace alusión a un dios?

8. Cuando como comerciante por tercera vez me fui a la India he encontrado muchas cosas razonables y buenas, pero aparte de eso también he hallado absurdidades tan horribles que uno podía hasta crucificarse a sí mismo para nunca ya arriesgar de venir en contacto con semejantes disparates de divinidades. Según lo que allí llegué a saber de su teosofía, el supremo dios Lama –que también tiene el sobrenombre Dalai– una vez cada año rinde el máximo honor a su representante superior que, como dicen, también es inmortal, y se manifiesta a él y también a sus sumos sacerdotes, pero eso sólo en una cumbre alta de un monte. Allí, a la orden del dios supremo, su representante debe depositar excrementos en un paño blanco y purísimo. Luego debe secarlos, para más tarde hacerlos polvo. Este “polvo de dios” –como lo llaman los indios– en ínfimas cantidades lo mete en cajitas de madera y, bien conservado, se lo envía a las cabecillas de los pueblos que tienen que pagar una gran recompensa. Y luego estas cabecillas, después de haber hecho penitencia según la prescripción, han de consumir este regalo de mierda divina con sumo respeto. - Eso y todavía una gran multitud de estupideces más absurdas son hechos de los que cada uno que viajara a podría convencerse.

9. ¡¿Qué podrá decir un hombre objetivo y realista que tiene un sentido común y una razón sanos, cuando se entera de semejantes porquerías auténticas del supremo dios de la India, con las que este quiere ser honrado altamente?! Ahí uno quisiera subirse por las paredes por disgusto sobre semejantes ideas de los seres humanos, a las que tal vez están adheridos con cuerpo y alma ya desde miles de años - lo que ningún concepto razonable ya puede remediar...

10. Haz que por una vez me encuentre con un dios sensato y dejaré de ser ateo - a lo que realmente podría estimularme este hecho milagroso que tuvo lugar delante mis ojos, lo que realmente podría hacerme creer que a pesar de todas las estúpidas divinidades maquinadas de los hombres, sí, podría haber una verdadera divinidad que corresponde al sentido común y más puro, ¡lo que realmente sería un pensamiento más noble y hermoso del ser humano! Sin embargo, si esta divinidad por fin también resulta presuntuosa como hasta ahora era el caso con todas las divinidades conocidas a mí, entonces todavía podrá realizar miles de tales prodigios delante de mis ojos, y te digo que yo no rendiré honor alguno a ella.

11. He aquí me tienes tal como soy, pienso y actúo; de modo que ya puedes confiarme algo, si todavía sabes algo mejor y más verdadero, y seguramente lo aceptaré sin ingratitud. - De modo que te pregunto: ¿Cómo se ha originado el nuevo hogar del viejo Marco? ¿Quién hizo que apareciera?».


Capítulo 25. El ser del Roklus, enfocado por el Señor.

1. Cirenio, después de haber oído todo eso de Roklus, se quedó muy pensativo y no sabía en absoluto qué responderle. Por eso se dirigió a Mí y me dijo a media voz: «Señor, ¡este hombre no deja de tener cierta razón y me parece que a pesar de su ateismo debe tener un buen corazón para con la verdadera humanidad! Si se le pudiera llevar a una verdadera fe en Dios, con su sagacidad enorme y sus muchas experiencias sería una verdadera perla de oro para tu Causa puramente divina. Pero precisamente como tiene tantas experiencias y aparte de estas una lucidez tan aguda como la vista de un águila, así por lo menos para mí me resulta difícil el darle una respuesta con la que se pudiera esperar un buen éxito con él. ¿Qué te parece, si ahora Tú mismo te ocuparas de él? Con pocas palabras Tú podrías decirle más que yo. Señor, ¡habla Tú con este hombre, porque sus ideas me parecen absolutamente sanas!».

2. «Has juzgado a este hombre correctamente», le respondí, «pues así están las cosas con él, porque nadie de todos vosotros tiene tanta experiencia mundial natural y sana como este Roklus - y por él también sus once compañeros. Pero como en aquel tiempo –y frecuentemente motivado por sus importantes tesoros terrenales– ha dado con astucias y engaños, y como en todas partes hallaba representada la divinidad por grandes estafadores taimados, no es de asombrarse que por fin iba demasiado lejos.

3. Es verdad que buscaba diligentemente a Dios, y por eso realizó sus grandes viajes. Pero cuanto más lejos llegó, tanto más disparates, tonterías y engaños palpables encontró. Finalmente hizo que le iniciaran los esenios, pues en ellos le complacía que por lo menos habían combinado su engaño de divinización con un beneficio provechoso para la humanidad. Además, entre ellos son buena gente muy inteligente y sensata, donde el uno es hermano sincero del otro y en nada quiere llevar ventaja a su prójimo. Pues la máxima de esta secta es: “¡Saber lo mismo, tener lo mismo y ser lo mismo, y nunca revelar a lego alguno el secreto de los muros altos y espesos - un secreto en que para los seres humanos de la Tierra no debe originarse desgracia alguna sino únicamente el mayor bien posible!”.

4. Propiamente dicho esto es digno de alabanza, pero ahí lo de la fe en un Dios tiene su busilis enorme. Porque entre ellos es cosa consumada que –fuera de las fuerzas secretas de la naturaleza– eternamente nunca en parte alguna haya ni pueda haber un dios. Por eso es muy difícil persuadir a un verdadero archi-esenio que crea en un dios. Antes aún hay que darle muchas más oportunidades de pronunciarse a sus anchas sobre todo que sea. Sólo después de haberse revelado del todo delante de ti, entonces ya se podrá llegar a hacer con él algo completamente especial. Pero ahora aún no está maduro para eso, porque todavía incuba muchas cosas a las que aún no mencionó a causa de su desconfianza hacia tu cargo de ejecutar la justicia romana mediante la espada.

5. Pero mientras un hombre no se atreva confiar plenamente en otro, nunca se hará un verdadero amigo de él... pero mientras no se haga un verdadero amigo lleno de confianza para con él, tampoco se revelará abiertamente a él... pero si no se revela completamente a una persona, entonces de por sí ni pensar en la completa revelación tan necesaria. - Por eso debes procurar de hacer de Roklus un amigo tuyo que tiene plena confianza en ti, ¡y te revelará cosas singulares con las que te quedarás asombrado!

6. Si tú quieres conseguir algo de él, entonces, ante él, debes cambiar tu aire romano meramente judicial en la cara de un verdadero amigo, tan amable, abierto y sincero como posible. Una vez que le hayas ganado en este sentido resultará fácil de tratar con él, y sólo entonces Yo podré entrar en conversación con él, pero por ahora, dejándole su voluntad propia, ni siquiera me haría caso sino simplemente me contestaría: “¡Amigo, no conozco sino al gobernador y sólo con él tengo que tratar. Como a ti no te conozco tampoco sé hasta qué punto puedo confiar en ti!”. Y por el momento Yo no podría replicarle sino: “¡Amigo, has juzgado correctamente!”. ¡Por eso trata de ganarle con toda amabilidad y sólo después guíale a Mí, y pronto este asunto será arreglado!».

7. «Bien quiero intentarlo», respondió Cirenio, «pero se me antoja que no lograré mi intención tal como lo deseo».

8. Pero Yo le dije: «¡Empieza tan sólo con el lado justo, y todo ya saldrá bien!».


Capítulo 26. La reacción amable de Cirenio ante Roklus. Las causas de la decadencia del sacerdocio.

1. Acto seguido Cirenio volvió a dirigirse a Roklus y le dijo: «Escucha amigo, tras madura reflexión sobre todo lo que me dijiste he encontrado que tus razones son muy verdaderas y bien fundadas, y no puedo menos de reconocer que en cierto sentido tienes razón. Sin embargo, a pesar de eso, no en todos sentidos, porque a pesar de todas tus opiniones e ideas sanas incurres en el error de un celo exagerado, pues orientas tus juicios conforme el tiempo actual y construyes un edificio que carece de un fundamento sólido - un edificio que se encuentra sobre la arena, con lo que fácilmente puede ser derrumbado por las tormentas.

2. Bien es verdad que los sacerdotes, principalmente los de la clase superior, en general son hombres dominantes e insensibles, y los sacerdotes subordinados tienen que bailar al compás de ellos, sobre todo aquellos que han de desempeñar su cargo en la cercanía inmediata de los grandes y altos. Pero aun así las cosas no son tan huecas ni hay un engaño total como tú te lo imaginas.

3. ¡Ten en consideración como la lengua ha cambiado desde los tiempos remotos hasta ahora! Hace mil años los hombres se expresaban en imágenes y parábolas correspondientes. Toda la lengua era más bien una poesía, por cuyo motivo los ancianos escribían todo en versos, e incluso hablaban así entre ellos; pues la prosa vulgar apareció más tarde cuando los hombres, corrompidos, habían pasado a la vida puramente material de la carne.

4. De modo que es posible que los antiguos profetas y videntes hayan descrito y dado a conocer a los hombres al Dios verdadero, y seguro que los primeros hombres también los habrán comprendido mejor que nosotros ahora los comprendemos; pero en aquellos tiempos, por la observancia estricta de los conocidos mandamientos sabios de Dios, los descendientes llegaron a una gran prosperidad, tras la cual pronto se hicieron arrogantes, sensuales y viles. Y pronto estos hombres ya no tenían nada que ver con la lengua anímica en imágenes, por lo que entonces ya no entendían la lengua de los antiguos profetas y videntes.

5. Se empezó a apegarse al sentido literal que no vivifica sino solamente mata, por lo que muy pronto se perdió el núcleo luminoso de la Verdad. Todos nosotros como estamos aquí, salvo dos entre nosotros, no sabíamos absolutamente nada de un sentido interior espiritual de la Verdad, y lo que supimos de todos los videntes y oráculos nos parecía una mera necedad. Pero estos dos, los que se encuentran entre nosotros, y especialmente el Uno de los dos, nos han desengañado y nos han demostrado lo horriblemente equivocados que hemos entendido los antiguos videntes y profetas.

6. De semejante comprensión equivocada, finalmente, debían originarse máximas completamente pervertidas, y de estas otras necedades en un sinnúmero; y las doctrinas divinas finalmente tampoco podían tener una mejor cara que todo lo demás que el hombre hacía y producía.

7. Como la humanidad en su esfera de vida espiritual interior había llegado a semejantes tinieblas –con lo que debía sentirse totalmente abandonada de las divinas influencias espirituales superiores– el egoísmo empezó a aumentar: se acorazó, en todas partes husmeaba enemigos, y contra una ofensiva eventual se armó con todas las armas exteriores... igual a un hombre al que en el bosque denso sorprendió la noche y que por miedo de cualquier criatura hostil hace todo lo posible para preparar una protección contra sus supuestos enemigos que quieren abalanzarse sobre él.

8. Pues sí, hay los que exageran tanto con su miedo que descartan rotundamente la posibilidad que podría haber un ser dispuesto a ser amigo suyo. Tal hombre se encierra y no quiere saber nada de sus prójimos. Se convierte totalmente en un avaro que acumula todo para su propio bien, y permite a nadie que prospere al lado de él. Este hombre circunda su casa de muros altos y compactos, encierra sus tesoros en cajas metálicas y, además, en muchos casos los entierra, normalmente en un lugar por donde difícilmente alguien pasará.

9. En tal estado el hombre llega a ser muy despótico, se rodea de poder y, sin consideración, trata de apropiarse de todo que esté a su alcance, por miedo que alguna vez no podría tener suficiente.

10. ¡Ve y pregunta a un auténtico avaro para quién acapara todo lo que ha acumulado, dado que él mismo para su persona ni en mil años sería capaz de consumirlo! Verás que en seguida te considerará como un enemigo mortal y, sin duda alguna, ni siquiera te dará una respuesta. Y así, en el sentido espiritual, son ahora sobre todo los sacerdotes...

11. Bien es verdad que exteriormente poseen las antiguas tradiciones proféticas y también las leen y estudian en la mayoría de los casos; pero precisamente por eso, por regla general, también son los primeros que se pierden en un bosque denso entre obscuridad y dudas, donde nunca podrán orientarse. Pero ya que son sacerdotes, mediante una afectación estúpida deben presentarse ante el pueblo como si supieran y entendiesen algo. Pero en realidad, lo único que secretamente saben es que no saben ni comprenden ni reconocen absolutamente nada...

12. Por eso emplean todo su tiempo sólo para esconder su ignorancia ante el pueblo con cada vez más eficacia, y engañarlo - una tarea que no les resulta muy difícil, dado que ellos tras sus cavilaciones ya han constatado que ellos mismos saben absolutamente nada, ¡y para eso ya hace falta una comprensión considerable!

13. Consta que hay los que más tarde –frecuentemente a título de aproximación– llegan a una Luz correcta; pero una vez que el edificio esté construido – desgraciadamente lleno de engaños y mentiras– a causa del pueblo enceguecido ya no pueden derribarlo, por lo que les toca continuar nadando con la corriente y, a lo sumo, secretamente mantener la mejor convicción para ellos...

14. Créeme que entre los sacerdotes de la doctrina divina que fuese hay hombres que están bien al corriente de su doctrina exterior totalmente errónea y tienen conocimientos considerables de un verdadero Dios Uno, al que en su corazón son verdaderamente devotos; pero de una vez por todas no pueden cambiar nada en este antiguo edificio. Esto lo confían pacientemente a Aquel que tiene el Poder de derribar los templos del engaño cuando le convenga y lo juzgue oportuno; pues El sabrá muy bien por qué había permitido la construcción de templos para toda clase de ídolos y dioses falsos, y de fortificarlos con muros y espadas...

15. Cuando esto ahora lo piensas bien, entonces debe empezar a aclarecerse en ti - por lo menos en que tú con toda tu sagacidad y con todas tus muchas experiencias como ateo auténtico no tienes razón en todos tus juicios alegados, y que todavía te encuentras muy lejos de la pura verdad interior.

16. Ahora otra vez te toca a ti que te justifiques como quieras y puedas; porque ahora nos hallamos frente a frente como amigos, y te está permitido expresar tu palabra más libre sin la menor consecuencia judicial. De modo que ahora puedes hablar abiertamente a pedir de tu corazón, y luego intentaré a ponerte en el buen camino - eso no en plan del primer portador del poder romano ni de juez superior, sino como hombre y hermano, por medio de la palabra, el consejo y el hecho. Pero si esto no te parece bien, de acuerdo con tu libre voluntad puedes dirigirte de aquí a donde quieras, sin trabas ni impedimentos. En realidad, yo sentiría mucho el dejarte ir en tu obcecación; no obstante, tan sólo por tu sagacidad a la que soy capaz de apreciar, no te haré sufrir la menor obligación de mi parte. - ¡Y ahora continúa hablando franca y libremente conmigo, tu amigo!».


Capítulo 27. El sanctasanctórum artificial en el Templo de Jerusalén. Abominables penitencias en la India.

1. «Noble señor y soberano», le dijo Roklus, «tú réplica era buena y sabia. He considerado todo y he reflexionado maduramente sobre cada sílaba, con lo que he encontrado muchas cosas verdaderas y buenas en ella - como también que tú –lo que es casi incomprensible para mí– eres un verdadero y auténtico cosmopolita, de los que en tu alto nivel habrá desgraciadamente pocos.

2. La idea de un Dios Uno, perfectamente sabio y a la vez perfectamente humano, sería bella y sumamente loable... pero ¿dónde existe tal Divinidad si no en la hermosa idea de un ánimo humano despierto poéticamente? Pues si existiese cualquier realidad divina de otra manera, esta también debería manifestarse mediante algo especial. Pero ahí uno puede hacer lo que quiera, se puede buscar y escudriñar con la mejor voluntad del mundo... con mucha diligencia, con atención y sagacidad más intensivas... y aun así todo eso es pena perdida.

3. En todas partes adonde uno se dirige buscando, en el primer plano se halla un hombre embozado, como por ejemplo en el Templo de Jerusalén, donde delante el telón valioso hay guardias para que de ninguna manera un lego pudiera pasar detrás de este telón tan misterio. Pero uno como nosotros, por no ser judío, mediante el oro llegó también detrás de tal velo de Isis donde sólo encontró cosas fabricadas por manos humanas: una caja o sea arca semejante a un sarcófago, hecha de madera negra y castaña, y en el centro de esta arca estaba fijado un recipiente de hierro, en el que ardía nafta en una llama clara y alta - una llama que presentaba la presencia del Dios supremo.

4. Pero yo pregunto cuánta ceguera y estupidez se necesita para poder creerse eso. ¿Dónde está ahí el Dios y no el hombre que ha combinado todo esto para la ilusión de sus prójimos a los que a vida y muerte priva de todos conocimientos, para que queden tan ciegos como posible y trabajar de día y de noche con manos chorreando de sangre, para que los perezosos representantes de Dios puedan engordarse a costa de los pobres diablos ignorantes? ¿Qué importa a una alteza seudo-divina la vida de millones de hombres? Estos, para desembarazarse de todas furias, en cada momento deben estar preparados de exponer su vida para mantener a su pelmazo inextinguible, el “representante de su Dios” que en realidad es su peor mal.

5. Amigo, –si me permites llamarte así– ¡ve a la India y mira allí a la humanidad, y se te pondrán los pelos de punta! Te encontrarás con penitentes de los que tu fantasía nunca habría podido imaginarse algo. Pues aquí, a un pecador contra la ley se aplica castigos que están impuestos por jueces y cumplidos por agentes ejecutivos que en el peor caso duran un día; pero allí la penitencia más mínima perdura por lo menos uno o dos años - una penitencia que el penitente sin merced debe ejecutar en sí mismo, y allí la punición más leve ya es tan atroz que una crucifixión romana, en comparación, puede ser considerada como algo fútil. Sólo te daré algunos ejemplos de la penitencia más ligera que ya te bastarán.

6. Yo vi a tal penitente “ligeramente” castigado: Con tres clavos de hierro, clavados en las pantorrillas, tenía que arrastrar una carga pesada alrededor de un árbol. Cuando su carne estaba a punto de fatigarse, tomaba un látigo provisto de puntas de hierro, y él mismo se daba latigazos fuertes. Su comida diaria de penitencia consistía en siete higos y un cántaro de agua. Este penitente ya cumplía su penitencia en el segundo año y todavía vivía...

7. Y vi a otro penitente “ligeramente” castigado cuyo cuerpo entero llevaba espigas pinchadas parecido a un puerco espín, sólo con la diferencia que el puerco espín lleva las puntas de las espigas agudas hacia afuera, mientras que en el caso del penitente estaban dirigidas hacia el interior de la carne, con una profundidad de por lo menos dos veces el espesor de un pulgar. Estas espigas –de madera dura, de hueso o de hierro– el penitente mismo se las tenía clavar en la carne según las prescripciones de los “atentos” profetas penitenciarios, y eso diariamente una espiga más durante todo el tiempo de dos años de penitencia; de modo que al fin de su desesperado y abominable período penitencial tenía pinchadas en su cuerpo y carne tantas santas espigas de penitencia como días contienen dos años enteros. Si el penitente ha cumplido con su penitencia sin perder su vida, luego le tocará la voluntaria penitencia posterior a causa del mérito ante los ojos omnipresentes del Lama; pues la primera parte obligatoria no servía sino para obtener del Lama la remisión de un pecado. Sólo por la penitencia posterior el penitente puede ganarse un mérito ante el Lama.

8. Pregunté al informador penitenciario –por lo demás muy amable– en qué consistía la penitencia posterior del penitente espinoso. Y este me respondió: “Hay dos, o mejor dicho tres opciones: O él se queda con las espinas punchadas en la carne hasta el fin de su vida - lo que tiene muchas consecuencias incómodas, sobre todo durante el reposo nocturno, pues tales penitentes sólo pueden dormir sobre la arena movediza o en el agua por medio de tubos llenos de aire atados al cuerpo. En segundo lugar pueden sacarse las espinas de la carne; pero sólo una por día, de modo qua para retirar las espinas necesitan tanto tiempo como antes al clavarlas. Y en tercer lugar pueden pedir que les quiten todas las espigas de una sola vez y, acto seguido, pueden tomar un baño con bálsamo. Este cura las heridas rápidamente y después el penitente vuelve a ser un hombre útil y capaz de trabajar, pero en recompensa de eso tiene que dar al Lama un sacrificio considerable o, durante cuatro años, debe ser esclavo de un sacerdote y cultivar sus campos, praderas y jardines, mientras que a sí mismo tenga que mantenerse del todo mediante sus propios medios. Y consta que en este plan no se le pasará de gloria”.

9. De modo que esta información me dio tal “amable” sacerdote informador penitenciario, a lo que le pregunté, qué crimen debía haber cometido tal pecador, para que le pudiese ser impuesta semejante penitencia de martirio. Y el sacerdote informador me respondió: “En muchos casos ni es necesario haber cometido un crimen, sino todo eso depende de la sabia arbitrariedad nunca escudriñable del Lama eterno. Él revela su santa voluntad únicamente a su sumo sacerdote en la Tierra. Luego este la comunica a nosotros los sub-sacerdotes y acto seguido nosotros informamos al pueblo, el que tiene que obedecernos ciegamente. Aunque ante el sumo sacerdote del Lama seamos infinitamente pequeños e insignificantes, aún así ante el pueblo somos infinitamente importantes, grandes y poderosos. Una palabra que sale de nuestra boca es una ley inmutable para el hombre de pueblo porque el pueblo sabe muy bien que la palabra del Lama y la nuestra son una sola cosa”.

10. Le pregunté si el Lama nunca exponía las razones por qué infligía a un hombre una penitencia tan horriblemente atroz... Y otra vez con el semblante más amable y la humildad mayor del mundo el sacerdote dijo: “¡¿Acaso el Lama jamás dice a un hombre, cómo, cuándo y por qué le causa una enfermedad dolorosa?! El Lama es sumamente sabio, todopoderoso y justo. Él hace lo que quiere y nunca pregunta alguien por un consejo porque el juicio de los hombres le resulta en un horror. ¡¿Quién puede oponer resistencia a la voluntad del Lama que es todopoderoso?! Lo más horrible de todo lo horrible y lo más atroz de todo lo atroz sería encenderle de cólera. ¡Por eso, en este mundo en que todo tiene su fin, para el hombre es más saludable si se somete a todos los martirios que, en el otro mundo, quemar eternamente en el fuego de ira del Lama!”.

11. Luego pregunté a ese hombre amable que con la mayor tranquilidad de su ánimo durante muchos años podía mirar como cien penitentes –conforme a la voluntad del Lama que les estaba dada a conocer– atormentaban y mataban su carne de la manera más cruel, por qué entre los penitentes no se encuentra una mujer joven, ni una muchacha, ni tampoco un sacerdote. ¡Pues sólo se ve hombres más bien mayores, en la mayoría negros, y mujeres muy mayores, en general muy feas! A eso este sacerdote piadoso no dijo sino: “Querido extranjero curioso, ¡cada explicación estriba en ‘el Lama lo quiere así’! Y una vez que se sabe esto, ¡entonces todas preguntas sobran!”».


Capítulo 28. La ralea sacerdotal en la India.

1. (Roklus:) «Esta respuesta me enfadó, por ser ciudadano romano, y le dije: “Amigo, ¿me habrías respondido de la misma manera si yo en la cabeza de diez veces cien miles de guerreros con cara severísima a vida y muerte hubiese puesto esta pregunta y te hubiera mandado dispensar inmediatamente a todos estos pobres diablos de penitentes de su penitencia?”. Ahí el hombre piadoso quedó perplejo, me miró con un aire interrogativo y parecía cavilar mucho el qué contestarme a mi pregunta.

2. Pero yo le dije con cara severísima: “Sí, ¡obsérvame pues para que más tarde me reconozcas tanto más fácilmente cuando a la cabeza de un ejercito poderoso atacaré y destruiré la fortaleza maliciosa de vuestro dios atroz, junto con su sumo sacerdote!”. A eso mi pastor de almas antes tan amable puso una cara furiosa y me dijo: “Tú, mortal estúpido, ¡antes destruyes la luna que la fortaleza fuerte del Lama! - Pero, ¿dónde tienes tu ejército nombrado?”.

3. Con lo que le respondí: “Esto no te lo voy a contar; pues sólo necesito hacer una señal y tu, hombre malvado, ya lo sabrás suficientemente pronto, dónde está puesto mi ejército. Te advierto: Si tú ahora no me das informaciones según la verdad más perfecta sobre el Lama, sobre su sumo sacerdote, sobre vuestra unión con él y sobre el motivo de estas brutalidades atroces contra los hombres, entonces haré que te prendan y martiricen con todo lo que me inspirará mi fantasía, y eso durante

20. años para que tu también sintieras a qué tormentas y martirios inauditos estos pobres penitentes tienen que someterse”.

4. Ahora el hombre piadoso vio que evidentemente no se me puede gastar una broma y empezó –aunque sea visiblemente de mala gana– a sacar la verdad - pero con la observación previa y el ruego que él luego pudiera venir conmigo, de lo contrario arriesgaría su vida. Cuando esto se lo había prometido, se puso a desembuchar como sigue:

5. “Verdad es que con nosotros hay una Escritura que supuestamente todavía es de de los patriarcas de esta Tierra. Según la promesa del Dios supremo, cuyo nombre correcto sólo conoce el sumo sacerdote, los autores de la misma Escritura deben haber sido ciertos Cainán, Jared y Enoc. En este gran libro de los libros del mundo también existen extensas informaciones de Nohai y de Mihihal, pero ignoramos el contenido de estas informaciones y tampoco podemos echar una ojeada a este libro porque esto está prohibido bajo pena de muerte más cruel.

6. Nadie de nosotros, los sub-sacerdotes, ha visto al Lama. Ya se puede hablar de una gran suerte y de mucha gracia si sólo una vez en la vida se ha podido ver al sumo sacerdote del Lama, ¡pero ni hablar del Lama mismo! El sumo sacerdote tiene conocimientos de las condiciones de vida de todos sus súbditos y de todos los príncipes subordinados a él - de los que dispone como un amo de sus criados. Estos príncipes subordinados tienen la obligación de obedecer al sumo sacerdote en todo lo que quiera; de lo contrario le bastaría con una sola palabra dirigida a sus pueblos –los que creen firme y ciegamente en él y que todo lo bueno y lo malo viene únicamente de él– con lo que estos se exaltarían y, con la mayor alegría del mundo, asesinarían a todos los príncipes porque están convencidos de que con eso se ganarían la mayor complacencia del Lama. De esto los príncipes están bien conscientes, y por su propio interés tributan todo el honor imaginable al sumo sacerdote: todos los años le sacrifican grandes cantidades de oro y de plata y, además, le enriquecen con los rebaños más preciosos.

7. Si el sumo sacerdote decreta a uno u otro una penitencia corporal - de la que tampoco un príncipe está dispensado, entonces los príncipes pueden evitarla por medio de mucho oro, de piedras preciosas o perlas valiosas... o también pueden solicitar el permiso que otro hombre –bajo la condición de que se trate de un hombre piadoso que nunca antes tenía que hacer penitencia– cumpla con la penitencia en su lugar, si el sumo sacerdote la reconoce como válida y si este hombre está de acuerdo; pues eso es cosa de la voluntad absolutamente libre de este hombre piadoso, como también el ajuste de la tasa para la suplencia - tasa que en tales circunstancias nunca resultará modesta. Pues tales suplentes piadosos tienen la sagaz que antes adquieren consejos seguros por parte de los informadores penitenciarios, con lo que luego pueden transformar la penitencia dolorosa impuesta a un príncipe en cualquier otra ligera, la que el sumo sacerdote del Lama aceptará como válida para el príncipe, si este al suplente de la penitencia ha pagado una suma bastante grande. Pues de esta suma el suplente debe entregar dos terceras partes nosotros, los sacerdotes.

8. En general, el sumo sacerdote y su sub-sacerdocio siguen secretamente a la norma que estas penitencias raras veces estén impuestas a hombres pobres, y si se las imponen, siempre serán de una clase más bien ligera. Normalmente, penitencias grandes y pesadas sólo las imponen a hombres ricos y acaudalados. Y estos, si quieren, pueden rescatarse parcialmente o incluso enteramente del proceso penitencial. Pero salvo los príncipes, raras veces alguien podrá rescatarse por completo porque tal rescate entero le robaría todos sus bienes. Los avaros ya prefieren cumplir ellos mismos con la penitencia e infligir a sí mismos los martirios más grandes en vez de soltar su oro y su plata. Caso que aquel al que ha sido impuesta una penitencia tenga una hija muy bonita o igual un hijo hermoso y bien educado, entonces podrá sacrificarlos al sumo sacerdote en lugar de oro y de plata, donde se entiende de sí mismo que esta hija debe traer una buena dote y debe estar vestida preciosamente, porque al sumo sacerdote y sus servidores innumerables estos pueden resultar muy útiles para diversos servicios. Pues el sumo sacerdote tiene tierras enormes –en la mayoría en montañas y montes muy altos– que tienen una extensión donde un hombre tendría que andar durante años para ver todas estas tierras que el Lama le ha dado como dádiva».


Capítulo 29. La residencia del sumo sacerdote del Lama.

1. (Roklus:) «La ciudad en la que reside el sumo sacerdote no tiene nombre, es muy grande y está construida sólidamente para la eternidad. Rodeada de montañas infranqueablemente altas, ella misma se encuentra sobre un monte muy alto sobre cuyas peñas escarpadas nadie podrá escalar aunque pudiera acercarse a este monte tan extendido. Pues eso sería francamente imposible porque todo el monte tan grande sobre el que está construida la ciudad sin nombre, se encuentra en una altiplanicie de una extensión enorme donde la ciudad está cercada de una muralla triple, en la cual en ninguna parte existe una puerta. Sólo por medio de escalas de cuerdas bajadas desde arriba se puede escalar estas murallas.

2. Si de esta manera finalmente se ha vencido estas murallas gigantescas, uno se encuentra delante las paredes escarpadas y desnudas del monte. Ahora se puede andar diligentemente un día y medio alrededor del monte y, en vano, buscar una subida posible - la que no se encuentra, porque exteriormente no la hay. Únicamente los guardias de la tercera muralla conocen la puerta en una peña, a la que también sólo se llega por medio de una escala de cuerdas bajada desde arriba. Una vez arriba en el saliente de la peña que se encuentra en una altura de unos 12 veces la altura de un hombre, entonces aún no has logrado nada si los guardias de este saliente –que arriba tiene una superficie de dos yugadas– no te abren la puerta y si no por medio de la luz de una antorcha te conducen por un largo pasillo subterráneo hacia arriba a la altura del monte.

3. Si alguien tras haber continuado más de una hora subiendo las escaleras en los pasillos subterráneos ha llegado a la cima del monte, entonces su vista no puede hartarse en mirar todas las preciosidades naturales que ve allí. La superficie de la altiplanicie superior tiene una extensión de varios centenares de yugadas y consiste en jardinería exuberante. En el centro de la altiplanicie hay también un lago de un tamaño de dos yugadas, el que, aunque no sea muy profundo, contiene agua purísima de un sabor extraordinario, con lo que provee a todos los habitantes de la santísima ciudad del monte con su elemento más imprescindible.

4. Ahora se puede andar en la altiplanicie del monte durante horas enteras sin observar los menores rasgos de una ciudad. Si se quiere llegar a esta, primero hay que pasar por un bosque bastante extendido y, otra vez, se llega a una muralla de circunvalación muy grande; pero esta se puede pasar por medio de puertas y de puentes levadizos. Cuando de esta manera después de muchas penas y fatigas se consigue entrar en la grande ciudad, entonces se ve una excelsitud de la que ningún mortal podría hacerse la menor idea. Allí se puede ver todo - menos el palacio del sumo sacerdote...

5. Este se halla en el centro de la gran ciudad sobre una peña aún más alta, la que tiene una circunferencia de unos 3000 pasos y una elevación de unas 30 alturas de un hombre más alta que los demás edificios de la gran ciudad. También en este palacio sumamente santo sólo se puede entrar por escaleras subterráneas. No puedo decirte qué aspecto tiene su interior porque yo mismo nunca estaba en el palacio y nadie me lo ha descrito, porque aparte de los servidores supremos del sumo sacerdote, a pena de muerte a nadie está permitido tan sólo acercarse a la puerta de entrada.

6. Dicen que de vez en cuando, disfrazado, el sumo sacerdote desciende a la ciudad, y que también da paseos por los jardines... para conversar con los sacerdotes, dado que estos son los únicos habitantes de esta ciudad. Pero a nadie está permitido reconocerle o incluso saludarle como sumo sacerdote. Quien de los sacerdotes lo hiciese, se expondría a disgustos y contrariedades muy graves. Sólo cuatro veces al año se determina un día en que el sumo sacerdote, en traje de ceremonia, se muestra a los habitantes de la ciudad. De modo que estos son los supremos días de fiesta... Durante tres noches antes y después de estos días de fiesta todo el monte está iluminado por faroles incontables, de modo que todas las montañas del alrededor desde lejos parecen como ardientes, lo que siempre produce un aspecto impresionante.

7. A esta altiplanicie en cuyo centro está el monte con la ciudad santa –ahora descrito– no se llega tan fácilmente como tú tal vez te lo imagines; porque antes, durante viajes de muchos días, hay que pasar por muchos montes, valles, gargantas y abismos. Y todavía hay que pasar por un desfiladero como ya no puede haber otro segundo en el mundo. Para finalmente llegar a la altiplanicie hay que subir por muchas escaleras, sin las que sería imposible llegar a ella. Allí no puedes entrar con todo tu ejército, porque estas fortalezas naturales no son vencibles para fuerzas militares, ni sitiándolas ni por otra manera violenta. Consta que durante cierto tiempo podrías aislar los pueblos del sumo sacerdote del Lama, pero apartarlos de él, ¡nunca! Para eso ya cuidan sus príncipes poderosos, de los que cada uno posee una fuerza militar por lo menos dos veces la tuya. ¡Por eso te doy el consejo que no ataques la India porque pronto te arrepentirías haberlo hecho!”. - Acto seguido de nuevo se calló y yo tenía tiempo para reflexionar sobre el asunto. Me quedó claro que el dios de la India también es un hombre que ha sabido muy bien fortalecerse; de modo que yo ahora sabía lo que quería saber».


Capítulo 30. Roklus critica los sistemas religiosos de los indios y de los judíos.

1. ( Roklus:) «Pues sí, ya me he expresado antes, que la idea humana acerca de un Dios Uno –en El que ya desde la eternidad son inherentes la suprema inteligencia, la comprensión más lúcida, la suma sabiduría y la mejor voluntad todopoderosa– sin duda sería una de las más hermosas y más dignas ideas de los seres humanos. Pero el concepto sobre un Ser divino tan extraordinariamente perfecto, acorde a este Ser, debería ser igual de puro... si en el fondo transcendental espiritual ya encontrara una realidad o no... ¡Pero bajo qué diversidad de conceptos más absurdos y más materiales dan a conocer tal Ser divino! ¡Y con qué astucia más diversa y frecuentemente más cruel, imponen al hombre natural todavía objetivo un ser divino para ser adorado y honrado profundamente!

2. Si como pensador experimentado uno se opone a eso, entonces hay los que dicen que debe haber un dios, no importa la cara que tenga... pues si es una cara digna de un dios, o si es una cara de muecas, eso en general al hombre completamente deslumbrado nunca le ha importado. Pero, ¿puede eso también dar igual a un hombre instruido y razonable? Eso no lo creo, porque la pura razón basa sobre un orden matemáticamente justo y lógico, y ni empujada con toda coacción la razón puede imaginarse que un maestro –cuyas obras artísticas y ordenadas manifiestan cuántos conocimientos y experiencias patentes debe haber poseído par haber creado tales obras artísticas– podría haber sido mucho más estúpido que el pez más necio en el agua.

3. Hay los que preguntan, qué podría hacerme sospechar que una divinidad profundamente adorada de millones de seres humanos podría ser tan horriblemente estúpida... Mi caro amigo noble, ¡para eso verdaderamente no se necesita mucho! Ahora hablo abiertamente, tal como lo siento en mi corazón: Pues basta con que examinemos las leyes y los mandamientos de las divinidades que nos están conocidas e inspeccionemos sus presentaciones figuradas, visibles a nosotros, y ya tenemos bastante. ¡No hace falta decir más acerca de eso!».

4. «¡Espero que no tengas que objetar algo referente a los mandamientos mosaicos de los judíos!», le dijo Cirenio.

5. Y Roklus le respondió: «Por cierto, estos son todavía los mejores de todos los mandamientos que me han sido presentados como originados de los dioses. Lo del Dios Uno es algo muy plausible; y los mandamientos, aunque no estén completos, son muy humanos y tienen una gran semejanza con los del antiguo Egipto - sólo que en ellos se ha omitido un mandamiento muy sabio de los antiguos egipcios... Es muy bien y loable que la Divinidad haya dado a Moisés una ley para los niños cómo estos deben portarse ante sus padres; pero la Isis de Egipto también había dado una ley muy sabia a los padres cómo estos deben comportarse ante sus hijos, porque también los hijos son seres humanos que legítimamente deben requerir de sus progenitores lo que les es debido; pues no han sido ellos mismos que se han procreado en este mundo, y no los han preguntado antes si bajo semejantes condiciones les interesaba venir al mundo - frecuentemente bajo condiciones muy amargas. En pocas palabras, con el Moisés las pequeñas criaturas débiles tienen una ley cómo han de comportarse con sus padres, pero estos no tienen ley ninguna cómo comportarse con sus hijos, los que están privados de derechos ante sus padres - igual que los esclavos enfrente de sus amos. Verdad es que posteriormente Moisés dio órdenes en este respecto; pero en la ley inicial dada de Dios en el monte, no consta nada de eso».


Capítulo 31. Roklus alaba el ateismo y la no-existencia.

1. (Roklus:) «He tenido mucho trato con judíos, y tal vez conozco todas sus leyes mejor que muchos entre ellos, porque me importaba mucho conocerlas exactamente. Verdad es que un viejo proverbio dice: “¡El que busca, también halla!”, pero en mi caso hasta ahora este proverbio aún no ha querido confirmarse, ¡pues siempre sólo hallé lo que no he buscado! He buscado la auténtica y verdadera Divinidad, y eso con mucho celo, con diligencia y sacrificios de medios económicos, como también con penas y fatigas de toda clase... y eso siempre con el espíritu y la razón objetivos - sin embargo, no hallé sino obras humanas de embuste de toda clase, donde no se ha visto ni un grano de una verdadera divinidad... Por todas partes a lo sumo hallé una creencia en una autoridad patriarcal, pero siempre envuelta en una jungla de mística. O, en un caso peor, hallé la superstición frívola... y en el caso más lamentable, la creencia más demente impuesta por una fuerza política servil - bajo cuyos auspicios finalmente incluso para un espíritu por su naturaleza provisto de las dotes más lúcidas ya no será posible levantarse sobre el fango de las estupideces más crasas. Tal espíritu llega a ser un hipócrita y un monstruo ante sus propios ojos; pues yo no conozco cosa más terrible y más miserable ante la alta dignidad de un espíritu humano si este –por ejemplo– obligado por una ley sancionada por un tirano poderoso debe aceptar que durante el día siempre sólo luce la Luna y que así se hace el día, y que el Sol sólo luce durante la noche... y quien no se lo cree, a él se le saca los ojos, se le corta la nariz y las orejas y se le arranca la lengua de la boca.

2. Este es el primer grado de castigo por no querer creer. Si tal hombre mutilado incluso así aún no cree lo que le presentan a creer, entonces, totalmente desnudo, le clavan con las manos y los pies en una cruz de madera áspera, le abren su vientre y sueltan perros hambrientos; de modo que estos al incrédulo todavía vivo le arrancan sus intestinos y entrañas, y se las devorarán. Quien no pueda creerlo, ¡que vaya a la India y no sólo encontrará eso sino atrocidades mil veces peores, las que los hombres tienen que aplicar a sí mismos! Y si un penitente se negara a aplicarse estos martirios horribles, ¡ay de él!, porque la muerte le estará garantizada bajo mil juramentos - una muerte increíblemente cruel... Y, amigo, ¡¿detrás de eso iba a hallarse escondida cualquier divinidad sumamente sabia, buena, justa y todopoderosa?! - ¡Aunque yo me convirtiera en un estúpido múltiple, me resultaría imposible admitir algo así!

3. ¡De modo que no me hablen de cualquier clase de divinidades! Nunca los hombres precisarán de un dios, pero sí de una filosofía filantrópica y una humanidad fundada en principios de la razón, porque así ellos mismos se harán dioses verdaderamente perfectos. Con la pura razón y con su espíritu investigador despierto, los hombres sensibles, de vista aguda y de tacto muy sensible, pronto aprenderán muchos secretos importantes de la gran creadora naturaleza y lograrán realizar hechos maravillosos con los que los hombres nunca han soñado. Sin los antiguos dioses estúpidos, entre sí los hombres vivirán sumamente felices en todo lo que harán. Y así la muerte corporal –después de la cual, en su pura fantasía no verán ni esperarán un Elíseo y menos aún cualquier clase de Tártaro de locura– les causará mucho menos miedo que si supiesen que después de dejar al cuerpo atrás les espera una eterna calamidad más atroz.

4. Durante eternidades yo no existía; ¿Acaso por eso siento una tristeza? Sin duda que por eso, cuando vuelva a mi no-existencia total, aún menos sentiré una tristeza embarazosa a causa de esta existencia loca. Tomo la no-existencia total por el estado más feliz de un hombre que había vivido una vez. Pero incluso el sentirse existente en las condiciones más felices, en sí ya es peor, porque con la existencia más feliz ya existe también el miedo de poder entrar fácilmente en una vida desafortunada o, más tarde, con la muerte deber perder inevitablemente su estado de felicidad.

5. La perfecta no-existencia no tiene la suerte de poder disfrutar, ni de llorar por adelantado la pérdida seguramente venidera de la misma. Por eso, a un filósofo justo de mi género, no le atemoriza la muerte natural, pero sí la de un martirio. Pues la apreciada naturaleza no habrá engendrado al hombre de alguna materia producida de sus humus terrestres para que este se haga martirizar por sus semejantes. En fin, veo muchas cosas sabias en que la naturaleza surte efecto, aunque tampoco considero todo efecto causado por la fuerza natural como verdaderamente sabio o conveniente; pero nunca me quejaré de ello».


Capítulo 32. La filosofía de Roklus sobre la naturaleza.

1. (Roklus:) «Las fuerzas de la naturaleza, brutas y aun así muy poderosas, no pueden actuar sino muy brutamente, y el efecto que surten es muy necesario; porque sus acciones desencadenadas despiertan las fuerzas inferiores, y estas sólo se desarrollan a algo cuando, en cierto sentido, se han formado por la actividad enorme y poderosa de las grandes fuerzas brutas. Es por atracción y repulsión mutuas, que las fuerzas inferiores reciban una forma. De modo que estas empiezan a desarrollar las formas adoptadas y entran en una existencia consciente, a la que mantienen tanto tiempo como en su particularidad son capaces de resistir a otra fuerza más poderosa que actúa sobre ellas. Cuando la fuerza poderosa ha vencido la fuerza inferior, entonces la existencia de la fuerza inferior particular se ha acabado. En seguida la forma se disuelve junta con la fuerza inferior y todo será devorado por la fuerza poderosa, como lo demuestra muy acertadamente la imagen de Cronos –evidente ideada por un sabio de tiempos arcaicos–, en la que este como genitor de los dioses vuelve a tragarse a sus propios hijos. Es precisamente Crono, el antiguo dios del mito, que representa el tiempo y las fuerzas que obran en este. Pues el tiempo engendra todo; produce continuamente campos fértiles y al mismo tiempo rastrojos secos. Produce nacimiento y extinción, vida y muerte, ser y no ser - los que siempre andan juntos. No hay tranquilidad ni descanso; una onda hace nacer a su vecina - pero entre ellas también hay un surco, una tumba... Porque lo que lleva el sello de la vida, en el reverso también lleva el sello de la muerte...

2. El observador concienzudo de todas estas cosas que vienen y desaparecen y que nacen y mueren, ve en todo ello una consecuencia necesaria de la continua acción recíproca de las diferentes fuerzas individuales y especiales en toda la gran naturaleza. Estas se despiertan mutuamente y vuelven a destruirse luchando, como también luchando se habían formado. En todas partes veo un vaivén continuo de las ondas. Y frecuentemente las formaciones fabulosas de las nubes que flotan en el aire alto nos dan un ejemplo palpable de las diversas formas en las que se meten estas fuerzas contrarias que obran mutuamente. Puede que se presente un león, un dragón, un ave, un pez, un perro, y también una cabeza humana desfigurada, e incluso alguna vez una figura humana grotesca. Pero ¿cuánto tiempo duran estas formas frecuentemente tan hermosamente desarrolladas? ¡Pues todo tiempo como de momento no una fuerza más poderosa surta efecto en ellas, las prive de su preciosa forma y, finalmente, incluso acabe con su existencia!

3. ¿Acaso con nuestra forma y con nuestra existencia eso es muy diferente? ¡En absoluto! En el caso del ser humano, ¡cuánto cambia su forma desde el nacimiento hasta la vejez - si la alcanza! Y, ¿dónde se ha quedado el hombre orgulloso que hace mil años tenía la intención de conquistar toda la Tierra? Pues está allí donde se ha quedado el copo de nieve que con sus millones de hermanos y hermanas quería transformar toda la Tierra en hielo. - Y, ¿dónde se ha quedado el huracán al que todavía ayer se oponían los cedros poderosos y a los que amenazaba con su destrucción total? Pues una contrafuerza más poderosa se lo ha tragado como el Cronos a sus hijos... Sólo en nuestro recuerdo temporal subsiste todavía en una forma muy escasa; pero para la realidad ha cesado eternamente de desencadenarse y de hacer estragos...

4. Cuando yo viajaba pasando por Persia, era testimonio de un fenómeno natural, muy extraño. Hacía un calor como en un horno, de modo que con nuestra caravana teníamos que buscar protección en la sombra de grandes árboles porque los rayos del sol eran demasiado ardientes. Pocas horas antes de la puesta del Sol observamos como desde el Este se levantaban nubes negras como cuervos, las que se dirigieron directamente hacia nosotros. Nuestros guías nos predijeron una tempestad muy fuerte y nos aconsejaron no salir de la selva antes de que la tormenta hubiera pasado. Así lo hicimos y media hora después la tormenta ya se encontró por encima de nuestras cabezas con todo su desencadenamiento. Entre los árboles se produjeron muchos ruidos y estragos, y muchos ramos bastante fuertes habían caído; y también el pobre follaje de los árboles había sufrido enormemente. Empezó a llover, pero no mucho, y a pesar de eso se hizo más y más oscuro. Cuando la lluvia se paró por unos momentos, y poco a poco volvió a aumentar, junto con las gotas empezaron a caer de las nubes millones de sapos perfectamente desarrollados... Los sapos que cayeron al agua nadaban bien, mientras los pocos que cayeron en tierra sólida sobrevivían sólo por algunos momentos. Era muy extraño que pocos instantes después de esta tempestad tan rara que duraba un poco más de un cuarto de hora –cuando el sol que se acercaba a la puesta volvió a hacer lanzar sus rayos ardientes sobre suelo terrestre– también nuestros sapos desaparecieron, y de ellos no quedaba sino un moho mucoso, y eso sólo en algunas pocos partes.

5. Ahora pregunto: ¿De dónde vinieron estos sapos incontables y quién los habrá formado así? - ¡Quién, si no las fuerzas de la naturaleza que, accidentalmente, se han encontrado de una manera que en su aspiración mutua debían producirse precisamente los sapos! Los que cayeron al agua, en su elemento principal, probablemente habrán encontrado un alimento adecuado para ellos, de modo que muchos de ellos habrán quedado en vida; pero los que cayeron en el suelo ardiente se encontraron con un elemento hostil y con fuerzas muy opuestas a las suyas. De modo que la consecuencia era la completa disolución de su existencia todavía demasiado poco evolucionada para el corto tiempo de su vida. Como se puede deducir claramente de muchos fenómenos, la naturaleza actúa siempre ciegamente, sin hacer cálculos económicos; pues siempre produce diversas cosas en un sinnúmero del cual en general apenas la centésima parte llega a una existencia sólida y duradera. Sólo hay que observar un árbol que en la primavera echa flores. ¡¿Quién quisiera o podría contar sus mil veces mil flores?! Si ocho días después de la floración se da una vuelta por el árbol, ya se hallará en el suelo una gran multitud de flores caídas, junto con sus cálices, ¡pero después continúa la caída de las flores hasta la maduración de las que se han quedado en el árbol!».


Capítulo 33. El dios de los filósofos de la naturaleza.

1. (Roklus:) «Ahora, si cualquier Dios altamente sabio fuera el creador del árbol con sus tallos evolutivos, seguramente lo realizaría más económicamente, porque una economía sabía también forma parte de la esfera de la sabiduría. Pero tan solo el comienzo del desarrollo de las cosas –que al principio con frecuencia carece de toda economía– ya demuestra más que claramente que las cosas que originan de las fuerzas brutas de la naturaleza –en su lucha mutua siempre repetida de la misma manera– están producidas en una cantidad tan exagerada que sólo se desarrollan aquellas que –en la medida en que las fuerzas que luchan– no se hayan reducido mutuamente al silencio. Pues con tal silencio acaba la causa activa de la evolución y de la conservación, y con esta, necesariamente, la misma obra creada. Mientras la lucha una vez comenzada todavía continúa, persistirá también su obra con ella, y se desarrollará hasta llegar a cierta madurez.

2. Una divinidad consciente de sí misma y de cada una de sus actividades, ¿acaso podría ella obrar de la misma manera pero con toda sabiduría y con toda firmeza más perseverante de la voluntad? Yo digo que no; eso a ella debe resultar mucho más imposible que si yo debiese imaginarme un soberano sumamente sabio que no regateara esfuerzos ni gastos para construir ciudades y palacios, para más tarde volver a derribarlos - y que continuaría en este plan... ¡¿Podría haber en la Tierra cualquier hombre suficientemente estúpido para que tomara a este soberano por sabio?! ¿Y ahora del hombre que es pensador y que tiene muchas experiencias se espera que considere sabio a un dios que hace lo mismo de un modo mucho más complicado, y que crea obras con un organismo interior perfectamente organizado, sólo para en seguida volver a destruirlas? No, ¡eso se lo imagine el que en la gran limitación de sus reconocimientos y experiencias lo pueda; pero yo soy incapaz de ello!

3. Con un dios altamente sabio la suma de dos y dos debe hacer cuatro, como con el hombre conocedor de la matemática. Pero si algún dios existente dijera: “¡Eh tú, mi querido ser humano, conmigo dos y dos hacen cinco y también siete!”, incluso a tal dios yo diría: “O tú eres un tonto, o tú quieres tenerme a mí por uno; porque con semejante arte de cálculos difícilmente podrás crear todo un mundo. Antes un ciego se hace un famoso pintor artista que tú con tu sabiduría haces crecer el hongo más raquítico del suelo terrestre”. Nosotros, los griegos, teníamos un pintor Apeles que pintaba a los hombres y los animales tan fielmente que se podía decir que incluso superaba la naturaleza. Bueno, consta que este pintor famoso hizo ni una sola pincelada en balde, sino que cada una estaba tomada en consideración. Pero tal dios pretendidamente sabio, ¡cuántas pinceladas hace en balde si para él por razones especialmente sabias la suma de dos y dos hacen o deben hacer siete!

4. En la primavera todo está hermoso y tiene un aspecto lleno de esperanzas. Con ilusión, los hombres ya esperan una buena cosecha para ver recompensado su trabajo y su pena, y ya dan las gracias anticipadas al ser invisible, al que conforme a la fe que les está implantada desde su infancia adoran como dios todopoderoso - o también como varios dioses. Pero justamente algunas semanas antes de la cosecha aparece una enorme tempestad que desbasta todo un país, de modo que a los buenos hombres de toda la cosecha esperada no les llega más que una miseria. Y ahí se trata de un proceso que en la Tierra –en tanto que la conocemos– siempre vuelve a repetirse en muchos diferentes países.

5. Entonces las ciegas ovejas supersticiosas, los hombres, se apresuran a sus sacerdotes increíblemente codiciosos, y les preguntan qué es lo que ellos habían cometido ante dios o ante los dioses, para que este o estos los hayan castigado tan duramente. Si los sacerdotes –como legisladores en lugar de dios– son conscientes de que no tienen motivo de poner al pueblo reparos por haber vivido conforme a la ley y por eso también conforme lo exigen los dioses, entonces los sacerdotes ponen una cara bondadosa y llena de compasión, y tanto como posible dan esperanzas a las pobres ovejas, entreteniéndolas con promesas fútiles, y con palabras dulces les amonestan tener paciencia... y también les explican tan insistentemente como posible que con eso dios sólo quería poner a prueba su paciencia, la fuerza de su fe y la entrega en la voluntad de dios, por el bien de ellos mismos, y eso en vista de la vida eterna después de la muerte corporal.

6. En tales ocasiones a los judíos que lloran siempre se les presenta el mito de Job, que es una fábula bastante buena. Y también para los paganos en sus libros religiosos hay una multitud de pequeñas anécdotas destinadas a moderar y suavizar la aflicción y la tristeza de los pobres pueblos. Consolados de esta manera, el pueblo vuelve a regresar a su casa, en cierto modo aliviado, y se entrega a la dulce esperanza que pronto iban a venir tiempos mejores y que por eso el dios no ha permitido que sucumban del todo».


Capítulo 34. Roklus compara las obras de los hombres con las de Dios.

1. (Roklus:) «Sólo me pregunto, ¿qué harían las justicias mundanas con un hombre que, con la ayuda de varios cómplices, se permitiría hacer una mala jugada y durante una noche, en la medida en que pudiera, devastaría los campos bendecidos de una región pequeña? Creo que los romanos crucificarían a este insolente malvado por lo menos diez veces - si le atraparan... o, conforme a un informe médico, le encerrarían en un manicomio, y eso hasta el fin de su vida. ¡Pero a un dios que devasta los campos, aun se le adora y se le tiene por infinitamente sabio! Bueno, eso tampoco estaría tan mal si uno así por lo menos se sintiera verdaderamente feliz. Pues en toda la creación la suma sabiduría de los dioses tiene el privilegio invencible e imperecedero de poder cometer las jugadas más malas, pues puede robar, asesinar y arruinar a discreción, y a nadie le ocurrirá tan sólo pensar que el dios haya cometido una mala jugada. Pero hay algo que los hombres supersticiosos se permiten a pensar: que la devastación del sembrado antes mencionada era nada bueno. Porque si hubiera sido algo bueno, seguro que los pobres hombres no se habrían dirigido a los representantes de los dioses...

2. ¿Qué se hace con un hombre que enciende la casa de su prójimo y con eso no sólo destruye la casa sino también todo lo que ella contiene, con lo que convierte a un ciudadano acomodado en un mendigo? A nuestro entender, según la ley, tal asesino incendiario debe ser crucificado... Pero si el dios Zeus lanza el relámpago devastador a la casa de cualquier ciudadano y así el fuego destruye todo lo que poseía, ¡entonces eso consta como perfectamente bueno y sabio! ¡Ay de aquel que no lo tomara así y no lo creyera firmemente, porque el pontifex maximus le haría sentir la ira del dios Zeus de una manera que la destrucción de la casa por el fuego podría ser considerado como un favor! Aquí me tomo la libertad y pregunto: Si los hombres representantes del dios consideren el hecho de quemar una casa como hecho venidero de Zeus –un hecho justo y altamente sabio–, ¿por qué consideran el mismo hecho provocado por un hombre tan altamente infame que consideran necesario castigarle por eso con la muerte más cruel?

3. A mi modo de ver, lo verdaderamente bueno y sabio realizado por quien sea, debe continuar siendo eternamente bueno y sabio, con lo que no le corresponde el menor castigo. Pero como los hombres que representan los dioses en la Tierra en secreto saben muy bien que no hay dioses –igual que nosotros, los esenios– sino únicamente una fuerza elemental de la naturaleza que surte un efecto absolutamente ocasional que en las más diversas ramificaciones necesariamente genera formas cada vez más nobles, los representantes de dios, mediante su fantasía, han personificado la fuerza natural alegóricamente, haciendo de ella un dios, y a los otros hombres que nunca habían ideado algo ellos mismos, en general se lo han presentado como una imagen para su veneración y adoración.

4. El dios ideado de esta manera también debía empezar a dar señales de vida, y eso naturalmente de la manera más maravillosa como posible. Una vez que el pueblo por medio de diversos prodigios había percibido la presencia del dios, pronto también tenía que aguantar leyes severas de su parte. Y ¡ay de aquellos que las infringían! Una vez que la humanidad en su miedo ciego y necio ante un dios le haya aceptado con toda convicción, para que después de haber cometido un pecado demasiado fácilmente a cometer no se consumara en una desesperación total, los representantes astutos de dios habían ideado un medio de reconciliación con la deidad ofendida: Para eso habían inventado sacrificios y otras clases de penitencias desagradables, mediante las cuales el pecador puede volver a recibir la amistad de su dios ofendido. Y así, por todas partes de la querida Tierra, al lado de las leyes civiles del país ya hay leyes dictadas de un u otro dios, concebidas de una manera que incluso el hombre más púdico y virtuoso en todos los sentidos, no podrá evitar que cada día tenga que pecar por lo menos diez veces contra ellas, con lo que se ha hecho un poco indigno de la gracia y de la complacencia de su dios... Por eso, antes de la puesta del Sol, el hombre debe purificarse por medios prescritos, de lo contrario puede caer repentinamente en una desgracia peor...

5. Eso de ninguna manera puedo ni quiero llamarlo mal, pues no es dañino si la humanidad tiene una conciencia delicada. Y ciertos lavatorios y purificaciones del cuerpo todavía nunca han dañado a nadie; pero a mí y mis semejantes no se nos debe imponerlos como decreto de un dios que no existe en parte alguna. Yo y mis compañeros sabemos lo que sabemos, y nadie puede atribuirnos que alguna vez hayamos buscado discípulos para nuestro saber más puro. Pero se supone que a nosotros en secreto será permitido que por lo menos íntimamente no tengamos que aceptar gato por liebre... Como todos nosotros somos filántropos, siempre salvaremos todos los respetos ante cada uno; pero rogamos que también a nosotros nos dejen en paz. ¿Por qué los sacerdotes de Jerusalén ahora nos acosan y persiguen continuamente, a nosotros, los esenios? Ellos deben ser lo que son, y nosotros lo que somos, pues ante el tribunal de la razón pura, ellos no valen absolutamente más que nosotros - y nosotros, en el fondo, tampoco valemos más que ellos. Pero nosotros no los maldecimos, sino sólo los compadecemos a causa de su gran ceguera. Pero ¡¿quién les da a ellos el derecho de maldecirnos, ante el hecho de que nosotros mismos nos hemos tomado como un deber nunca juzgar a los hombres ni causarles su perdición, sino de ayudarles a todos con consejos y hechos?!

6. Aunque efectuemos milagros falsos –pues nunca ha habido verdaderos– eso acontece para ayudar tanto más fácilmente a los seres humanos que son ciegos y quieren quedar ciegos; porque ya no hay manera de ayudarles de una manera clara y puramente humana. Eso también lo deberían comprender y reconocer aquellos sacerdotes que se llaman escribas, los que también deberían saber a qué atenerse... Ellos deberían unirse con nosotros y actuar por lo común con nosotros, y en pocos años la humanidad ya tendría otro aspecto que ahora».


Capítulo 35. Roklus señala el corazón como sede de la verdadera Divinidad.

1. (Roklus:) «Pero estos representantes de dios en Jerusalén son tan estúpidos como los búhos nocturnos durante el día, pues son voraces como los lobos, despóticos y celosos como un gallo rojo, y aun así también son rudos, zafios, intratables e insociables como jabalís. ¿Quién puede vivir en paz y concordia con semejantes vecinos? En estas circunstancias conocidas, ¿quién, en su encono justificado, no va a testimoniar contra ellos? Ante esa basura y escoria de la humanidad, de vez en cuando se debe presentar la verdad pura ante todos los hombres, y con buena intención mostrarles, con qué chusma más ignominiosa ellos lo tienen que ver. Bueno, ¡consta que con eso no quitamos otra cosa a la humanidad que su antigua ceguera!

2. Se comprende fácilmente que eso no agrada mucho a los antiguos hijos mimados de Abrahán, empedernidos en corazón y alma; pero nosotros no podemos remediarlo, y ahora ya es hora de limpiar por una vez estas antiguas pocilgas. Esos tipos nos desacreditan de impíos y nos llaman blasfemadores del sancta-sanctórum. ¿Dónde pues está su dios, contra él que supuestamente blasfemamos? Y, ¿qué es su sancta- sanctórum? - ¿Acaso es su Templo, la cortina en el mismo, o el arca de alianza hecha de madera y de metal con la llama de nafta - donde antes había una columna de humo que sin duda era más difícilmente de imitar que preparar una llama de nafta? ¡¿O acaso los querubines gigantescos deben representar el sancta-sanctórum, o el antiguo maná en el Arca, el bastón de Aarón, o las antiguas trompetas de cuerno de buey por cuyo sonido se derrumbaron las murallas de Jericó, la harpa de oro de David y su corona, o toda la así llamada Escritura santa, la que los fariseos ya no deben leer sino sólo les está permitido venerarla?! En pocas palabras, yo quisiera ver por una vez al dios de los judíos y su sancta- sanctórum en otro lugar, o percibirle en algo distinto y no en semejantes cachivaches anticuados, en los que no se ve ni se percibe otra cosa que una vieja tosquedad típica de Egipto, de manos humanas de un artista - trastos, que están más lejos de algo puramente divino que lo azul del cielo de la Tierra. Pero si uno calumnia cosas que no son más que una antigua mentira vergonzosa, ¿qué mal se hace entonces?

3. O, acaso, ¿debería uno aun hacer de alabador para tal viejo engaño humano - para hacer un servicio agradable a la divinidad de los judíos, la que como el Zeus de los romanos no existe? No, ¡consta que un esenio sincero y honesto nunca hará algo así! Pero nosotros conocemos otro sancta-sanctórum: ¡el corazón humano, probo, sincero y honrado! ¡En éste está la sede de la verdadera divinidad! ¡Y a esta divinidad cada hombre verdadero y honrado debe reconocerla en sí mismo, como también en su prójimo! Si lo hace, entonces respeta su dignidad humana también en su prójimo; pero si no lo hace, da un testimonio lamentablemente malo de sí mismo, porque se coloca más bajo que el animal que carece de toda razón. Pues sí, es posible que haya un dios, pero a este el hombre sólo le halla en la verdadera profundidad de la vida de su propio corazón... y este verdadero dios se llama amor. Este es la única y verdadera divinidad, y fuera de esta en ninguna parte hay otra - eternamente nunca. El que la ha encontrado verdaderamente, ha hallado el principio de la vida y con esta hallará aún más cosas, quizás incluso una vida eterna indestructible.

4. Que mediante el amor íntimamente se acumule más amor, para hacerlo cada vez más poderoso. Porque probablemente por medio de tal fuerza vital concentrada, con facilidad y seguridad se podrá hacer frente a aquellas fuerzas hostiles, y eso con éxito... Y en plan de vencedor se podrá asegurar eternamente la subsistencia de su vida en medio de miles de fuerzas hostiles que actúan ciegamente sobre él, aunque no sea de manera corporal, pero sí en cierto modo espiritual - lo que, propiamente dicho, originalmente es y debe ser el caso con cada fuerza. Pues lo que veremos más tarde ya no es la fuerza misma que actúa, sino sólo su efecto. Pero cuando observamos atentamente las obras universales de la fuerza natural, entonces pronto y con facilidad descubriremos que las fuerzas que sean, como partes de la fuerza original, deben haberse consolidado bajo condiciones que se han producido espontáneamente; de lo contrario, a pesar de seguir siendo siempre las mismas, las fuerzas no serían capaces de suministrar siempre los mismos efectos en este mundo. Pues los mismos efectos requieren también siempre las mismas causas. Una fuerza que a causa de los efectos invariablemente idénticos que surte, también se manifiesta como existiendo invariablemente, debe contener en sí una consciencia perfecta y una inteligencia clara, suficientes para su actuación, mediante las cuales, a ser posible, se abastece con las armas adecuadas, con las que siempre puede y podrá salir triunfante de la lucha contra otras fuerzas todavía más brutas; pues si pudiese ser vencida o disuelta enteramente, entonces lo que había producido por su actividad nunca se manifestaría. Supongamos sólo que la fuerza invisible tras cuyo efecto nace un higo pudiese ser disuelto por otras fuerzas, entonces en ninguna parte ya aparecería higo alguno.

5. Si con tal observación ya debemos reconocer como necesaria e indestructiblemente consolidada una cantidad incontable de fuerzas –con sus diferentes efectos pero siempre del mismo tipo–, y como también vemos que incluso nosotros, los seres humanos, nos regeneramos continuamente según nuestra forma y condición original, podemos suponer como cierto que aquella fuerza de la que nosotros hemos surgido, ella misma necesariamente se ha consolidado para siempre como principio eterno de vida. Una vez que esta fuerza se haya mantenido, entonces cada vida humana –si esta verdaderamente ha hallado su principio de vida y lo ha cultivado, aplicando los medios adecuados y justos– puede consolidarse por sí misma... y más tarde, en el espíritu, para siempre y eternamente. Pues yo opino que para una fuerza vital que piensa y que está consciente de sí misma –una vez que haya reconocido a sí misma y también a su ambiente– ya no debería ser tan difícil el idear recursos, mediante los cuales podrá oponer resistencia decisiva y eterna a una fuerza superior que sólo obra ruda y ciegamente - una resistencia como también la demuestran los hombres de este mundo. ¡Haced que se desencadenen todos los huracanes y un millón de relámpagos sobre las pirámides de Egipto! ¿Acaso podrán hacer el menor daño a los hombres que se encuentran en el interior de las catacumbas de las pirámides? En pocas palabras: Ya en este mundo los hombres demuestran que saben cómo protegerse bien contra las fuerzas que obran con brutalidad y vehemencia. ¿Quién se lo ha enseñado? La experiencia, la razón aguda y la necesidad...

6. Si eso puede realizar el hombre en general todavía poco instruido, ¡cuánto más será capaz de realizarlo en una vida espiritual consolidada! De modo que también en el campo de la ciencia tenemos una perspectiva fundada de la supervivencia del espíritu humano después de la muerte corporal, para lo que no necesitamos a un Zeus, y menos aún a un Lama de los indios o un Jehová de los judíos; la pura razón nos lo enseña en la luz más clara y luminosa.

7. Y así, mi noble amigo, te he mostrado clara y detalladamente las razones por las que hasta ahora sigo siendo un ateo, y también he probado que mis razones no eran ni mucho menos productos de mi imaginación, sino que eran fundadas en el suelo sólido de muchas experiencias. Sin embargo, con eso no intento en absoluto apartarme para siempre del teísmo. Muéstrame otras razones, ¡y yo seré un teísta! ¿En qué quedamos ahora referente a esta casa para el Marco y su familia que ha aparecido de una manera tan maravillosa? Ya puedes darme algunas señas; dado que ahora ya me conoces muy bien».


Capítulo 36. Roklus está remitido a Rafael.

1. Asombrado de las extensas experiencias de Roklus y de su juicio correcto acerca de los acontecimientos –tanto en el campo de la vida moral y política de los pueblos con la variedad de sus costumbres, su forma de vida y sus cultos religiosos, como también en la esfera muy extensa de los fenómenos naturales de toda clase–, Cirenio ahora no sabía qué podría responder a todo esto con razón bien fundada; pues todas las descripciones presentadas de Roklus basaban en el fondo sólido de experiencias, a lo que, para ser exacto, nada se podía objetar. Cirenio conocía demasiado bien en qué el sacerdocio basaba sus manipulaciones tenebrosas. Además, aún reconoció en Roklus un buen hombre sumamente abnegado que sólo se hizo esenio para que, por cada remedio posible –remedios que para los seres humanos, ciegos sin culpa suya, no estaban en contradicción con la humanidad y el verdadero amor al prójimo– pudiera ayudar a los seres humanos que siempre y en todas partes están sufriendo. - De modo que Cirenio sentía cada vez más simpatía por Roklus.

2. También todos los demás huéspedes presentes no podían sino asombrarse sobre la perspicacia de este esenio, y sólo sentían continuamente que Roklus aún no había llegado a conocerme. Todos tenían curiosidad por lo que Yo finalmente iba a decir a todo esto. Pero para Mí aún no había llegado el momento de entablar discusiones con Roklus, porque él guardaba todavía varias cosas en su corazón, las que en esta ocasión muy abierta aún no había sacado a la luz del día; pero para la continuación de estas discusiones Cirenio ya no estaba a la altura de Roklus.

3. Por eso Yo llamé secretamente a Rafael e hice también una seña a Cirenio, que presentara Roklus a Rafael y que le dijera que ahora este joven iba a continuar con la discusión, porque él (Cirenio) se tenía por demasiado débil y pobre en experiencias para ofrecer a la sagacidad realmente sólida de un pensador como Roklus los argumentos que acabarían con ateísmo de este hombre perspicaz. Este hombre joven ya será capaz de presentar a Roklus los argumentos bien fundados, de lo que podía ser seguro.

4. De modo que por eso Cirenio volvió a dirigirse a Roklus y se lo hizo saber.

5. Acto seguido Roklus respondió a Cirenio: «Querido soberano y amigo noble, si tú como sabio anciano de descendencia real quien hace tanto tiempo ya ejerce los asuntos del gobierno, si tú no te fías de tu gran riqueza de experiencias y conocimientos para darme algunas explicaciones, ¡¿qué hará entonces este joven delicado que evidentemente no cuenta más de veinte años?! O acaso, ¿consideras mis razones demasiado débiles y sin contenido, para que no me des una respuesta?».

6. «No, no», dijo Cirenio, «eso por supuesto que no, sino la cosa es exactamente tal como te la he hecho saber. ¡Escucha primeramente al joven y luego juzga!».

7. Y Roklus respondió: «Pues bien, ya vamos a ver por donde ha hallado la piedra filosofal».

8. Acto seguido Roklus se dirigió al Rafael, que ya estaba de pie al lado de él, y dijo: «¡Ahora comunica lo que entiendas! Si puedes destruir mis experiencias o cegar mi juicio, entonces encontrarás en mí una caña débil, la que fácilmente será doblada por los vientos en todas las direcciones; pero caso que me dejes como soy, entonces tendrás dificultades de transformarme tras tus experiencias. Habrás visto poco más que Roma y lo que has experimentado en el viaje de Roma hacia aquí. Seguro que nunca habrás estado en Egipto, el país de la antigua sabiduría, y todavía por mucho tiempo no puedes haber aprendido por experiencia cuántas clases de fe en un sólo dios o en varios dioses y diosas tienen los diferentes pueblos. ¿Y tú quieres rivalizar con nosotros, los doce gigantes en cosas de experiencia? Bien, no tengo inconveniente, ¡y ya veremos hasta qué punto tienes pelos en la lengua o no! ¡Ahora prepárate y refuta mis razones puramente ateas, y muéstrame el dios que concuerda con el sentido común del hombre y con el principio más interior de la vida humana que, patentemente, es el amor! ¡Pero no nos vengas con otro dios porque este será rechazado inmediatamente, pues no puede haber otro y nunca habrá otro dios! De modo que si se lo conviene, ¡que empiece a barrernos!».


Capítulo 37. Rafael describe el Ser de Dios.

1. Acto seguido Rafael observó: «Querido amigo, te has acalorado vanamente un poco demasiado pronto contra mí. ¡Permíteme que yo también hable algunas palabras contigo y luego ya veremos si yo estoy a tu altura o no!

2. ¡Oye, ya de antemano me has decretado un auténtico interdicto, que no te endose otro dios que únicamente uno que esté aprobado por tu sentido común! Y fíjate, ¡yo mismo realmente no conozco a otro que precisamente a Aquel al que tú has hallado con tu juicio! La diferencia entre los dos es sólo aquella, que tú te deseas un Dios al que yo tengo el sumo honor de conocerle personalmente, y al mismo tiempo tengo el honor de siempre ser Su servidor más complaciente.

3. Este único Dios verdadero es puro Amor, y solamente saliendo de este Amor es la sabiduría más completa, y por esta sabiduría es todopoderoso.

4. Este Dios es a la vez Orden, Verdad y Justicia supremos. Y Él mismo es toda la Luz y toda la Vida. Y todos los seres y todas las cosas en esta Tierra –incluso la misma Tierra con todos sus seres espirituales y sus elementos, la Luna, el Sol y todas las otras estrellas innumerables, las que también son enormes astros de los que muchos son inexpresablemente más grandes que esta Tierra que, ella misma, es un globo como lo son la Luna y el Sol, donde el Sol es un millón de veces mayor que esta Tierra– son obras del mismo Dios Uno que en su Entidad primaria está concebido tal como tu razón realmente muy refinada se lo imagina.

5. Él está bien al tanto de todos los conceptos malos y erróneos que se tiene de Él, y por eso a veces despierta a hombres que de Él reciben una noción correcta; pero en general los seres humanos ofuscados e indolentes de este mundo nunca los entienden bien, con lo que se quedan con sus insensateces acostumbradas.

6. Por supuesto, tú opinas que tal Dios real de ninguna manera debería ver y tolerar por tanto tiempo las atrocidades de los hombres. A Él, en calidad de un Señor y Soberano todopoderoso, debería resultar posible tirar todas estas tonterías falsas y tramposas por la borda. Ahí, en el fondo, no estás equivocado.

7. Ahí yo siento y pienso exactamente como tú. Además, con eso yo paso muchas más penas porque yo –que soy un ser de vida espiritual ya desde hace mucho tiempo perfectamente consolidado– en caso de hacer falta, mediante mi voluntad tengo todo el poder de derribar y aniquilar en un momento todos aquellos montes que se elevan al otro lado del mar; pues consta que poder hacer algo pero no tener el permiso, esto resulta más conflictivo que querer hacer algo pero no poder hacerlo.

8. Que uno a pesar del poder inherente no pueda acometer a golpes, a pesar de las ganas que se tenga de hacerlo, eso viene de ahí que en este mundo para cada ser humano importa que –como has observado muy bien hacia el final de tu discurso con Cirenio– un hombre justo debe hallarse a sí mismo y consolidarse como una fuerza vital concreta, porque de lo contrario de ninguna manera podrá oponer resistencia a la continua influencia hostil de las viles fuerzas poderosas y mantenerse eternamente como un ser libre e independiente. Aunque no te hayas servido de las mismas palabras como yo, sí, has puesto el mismo sentido en ellas.

9. Ahora ya entenderás que aquí en esta Tierra donde el hombre debe consolidar su principio vital interior no hay manera de aplicar estacas, porque debe ser él solo que se consolida, sin la menor ayuda violenta exterior sino únicamente según sus propios conocimientos, y eso según su propia voluntad absolutamente libre. Mientras en cualquier lugar los hombres de por sí hayan preparado un orden de vida bajo el cual tanto una existencia moral como también una física son imaginables, se los deja permanecer tanto tiempo en ella como no se degeneran demasiado exageradamente. Caso que un pueblo se degenere, entonces el Señor de los Cielos y de la Tierra estará siempre presente y volverá a conducir el pueblo degenerado al orden de vida antiguo y justo, como ahora es el caso con el pueblo de los judíos».


Capítulo 38. La finalidad de las penitencias en la India.

1. (Rafael:) «Tú estabas realmente en la India y has visto unos cuantos abusos, sobre todo unas penitencias exageradas. Para el hombre puramente intelectual esto, por supuesto, es una mera barbaridad combinada con una arbitrariedad aparentemente atroz por parte de la casta de los sacerdotes. Sin embargo, ahí las cosas no son del todo así como parecen. Este pueblo vive en un país, que en la Tierra posee la mayor capacidad de vegetación, tanto para las plantas como también para animales y hombres. Entra en este país en las selvas de las montañas y podrás ir buscando durante días enteros para encontrar un solo ramo seco. Y si cortas un ramo de un árbol y le dejas sobre el suelo aunque fuera arenoso; pasado un año podrás volver y seguro que encontrarás el ramo todavía en estado verde, y en muchos casos incluso habrá echado raíces en el suelo.

2. De modo que la vitalidad, sobre todo en las regiones centrales de las montañas, es exorbitante, tanto con las plantas como con los animales. Allí uno puede infligir una herida considerable a un animal o a un hombre, y esta no le ocasionará ni tan grandes dolores porque el aire que la cubre, allí es mucho más curativo que aquí el parche más saludable. Si aquí alguien te pega con un bastón o una férula, esto te causará dolor durante varios días; pero allí puedes hacer que te den mil azotazos, y apenas ya sentirás el anterior cuando te dan el próximo. Trata aquí de meterte un clavo en la carne, y sentirás un dolor casi insoportable. Se formará una hinchazón, una inflamación y hasta una gangrena fatal, o la herida empezará a supurar y te ocasionará dolores indecibles; pero eso absolutamente que no en las regiones de la India antes mencionadas. Allí, durante años enteros, puedes andar con un clavo metido en la carne porque pronto después de haberle clavado casi ya no sentirás dolor alguno, porque el aire allí es tan saludablemente balsámico que con las heridas casi nunca se produce una inflamación. Y si esta no se produce, ya no se puede hablar de un dolor y aún menos de uno insoportable.

3. Al mismo tiempo allí los seres humanos –por ser animados por demasiados elementos de vida natural– siempre están muy excitados, y sobre todo en el ámbito del instinto sexual se perderían en depravaciones como no las habría en toda la Tierra. De modo que son precisamente los procesos rudos de la penitencia que en la mayoría de los casos los apartan de las degeneraciones. Mediante las fuertes mortificaciones en cierto modo se “amortigua” su carne, a lo que les induce el miedo al “fuego infernal” que los sacerdotes les presentan de una manera tan viva que ya por la descripción se acaloran vehemente; pues el indio teme el fuego lo más de todo, porque ya acá le produce el mayor dolor que su carne es capaz de sentir. Por las obras crueles de penitencia que Dios el Señor permite y tolera hasta ahora y aún por más tiempo con los indios, el alma de estos hombres se mantiene en la forma que incuba la vida humana, con lo que luego en el Más Allá será capaz de una perfección más elevada de su vida.

4. A eso ciertamente vas a objetarme: “Sólo habría que educar el pueblo en las ciencias y sin duda no se perdería en todas las degeneraciones vergonzosas en el ámbito de la lujuria”. ¡Pero te digo que no hagas eso, mi apreciable amigo, a pesar de tu razonamiento tan puro! Para pueblos cuya imaginación y fantasía ya por su naturaleza están despertadas excesivamente, la ciencia constituye un verdadero veneno mortal. Supongamos que los indios tan ricos en fantasía y fuertes en imaginación poseyeran las ciencias de Grecia, de Roma y de Alejandría, ¡entonces toda la Tierra no estaría a salvo de ellos! Diversas artes y ciencias sólo les proporcionarían los medios de hacerse uno de los pueblos más degenerados de la Tierra; porque pronto sacarían cosas a la luz del día que superarían en mucho todo lo que en otros tiempos hicieron Babilonia, Nínive y todo el Egipto, como también Atenas y Roma. Los montes tendrían que ceder a su petulancia; construirían ciudades que se extenderían sobre los campos más fértiles, y pondrían diques a los ríos y corrientes para que se formasen lagos gigantescos. En suma, iniciados en todas las ciencias, los indios se convertirían en un pueblo más terrible de toda la Tierra, aunque hoy en día todavía tengan un ánimo y una cara apacibles».


Capítulo 39. Los peligros de una educación científica muy elevada.

1. (Rafael:) «Por cierto, un pueblo que tiene mucha fantasía nunca será educado demasiado profundamente en las ciencias porque la poderosa fuerza de imaginación y la fantasía que surge de esta, se opondrán a tal educación científica. Estos hombres, en su fantasía, prefieren contemplar toda clase de imágenes tontas en vez de reflexionar lógicamente sobre una u otra aparición. Además, las penitencias severas no ocurren tan frecuentemente como tú opinas y como te lo han dicho. Pues un hombre rico se rescata y un hombre pobre no es destinado a eso sino cuando ha infringido considerablemente las leyes vigentes. Resulta que en la India todavía existe tal orden patriarcal contra el que no se puede proceder inmediatamente con relámpagos y fuego de los cielos. Verdad es que hay una enorme cantidad de superstición absurda a la que habría que controlar; pero como tal superstición siempre es una segura fruta abundante con todos aquellos pueblos que poseen una fantasía muy activa, no se puede oponerse instantáneamente aplicando palos.

2. Siempre resulta mejor dejar un pueblo en la superstición que iniciarlo en todas las ciencias, porque la superstición mantiene al indio sobre su suelo, mientras la ciencia muy pronto le proveerá de alas de águila para extenderse perniciosamente sobre toda la Tierra. Sí, si fuese posible hacer entrar de un sólo golpe todo el pueblo indio sin penas en la ciencia más pura, entonces todos se asombrarían un momento cómo habían podido permitir que semejante tontería durante tanto tiempo haya podido regir sobre ellos. Pero pronto se encolerizarían de tal manera sobre sus sacerdotes que los perseguirían sin perdón. Emprenderían una “purificación”, en la que toda la Tierra pronto quedaría roja de sangre. Y al fin de las cuentas, ¿qué se habría ganado con eso? La parte ignorante de la humanidad sería masacrada y de los hombres despertados científicamente se harían tigres sedientes de sangre.

3. Que esto todo sería así, tú mismo como persona racional lo confirmas con el gran enojo que guardas a todas las deidades y sobre todo a sus pretendidos representantes. Si tú tuvieras mi poder ¡ay, lo rápidamente que acabarías con todos los sacerdocios en toda la Tierra! Pero, ¿qué sucedería después con los otros seres humanos que están completamente apegados a sus sacerdotes y se dejan conducir de ellos como los corderos de su pastor? Acaso, por un acto de autoridad, ¿podrías tú llevarlos todos a la vez al nivel de tu pura razón? ¡Te digo que esto sería una tarea muy difícil! Porque si cada uno supiera tanto como los demás, entonces cada uno también debería poseer la misma cantidad en medios materiales para no morir de hambre. Pues si uno se dirigiera a su semejante para ofrecerle sus servicios con las palabras: “Me entiendo en lo uno y lo otro”, entonces este le diría: “Yo me entiendo en lo mismo, y ya hace mucho tiempo me las arreglo yo solo, de modo que no necesito nada de nadie. Que ahora cada uno cuide de sí mismo”.

4. Si un padre dijese a sus hijos: “¡Haced y aprended eso y aquello!”, entonces los hijos dirían: “¿Qué aún debemos hacer y aprender? Pues sabemos hacer y entendemos todo lo que tú sabes hacer y entiendes, y actuamos correspondientemente. ¿Qué más quieres de nosotros?”.

5. Si en la vejez –en la que cada hombre se hace más débil y achacoso– necesitaras un servidor, y dijeras a un hombre cualquiera que pudiese ayudarte: “Mira, ¡me he hecho débil y necesito tu ayuda, y quiero y puedo pagártela bien; y cuando moriré te instituiré por heredero!”, ¿sabes tú, lo que aquel a quien se dirigen estas palabras diría al menesteroso? Escucha: él diría exactamente lo mismo que tú dirías a alguien que te pidiese un continuo servicio, pues tú le dirías: “Amigo, ¡no necesito hacer de criado y servidor; porque yo mismo estoy tan adinerado y acomodado como tú y no me hace falta dar servicios para ganarme la subsistencia con el sudor de mi frente! A quien le haga falta, que se mate trabajando para su prójimo, pero yo no”. Mira, lo que acabo de relatarte era el caso en el antiguo Egipto hace muchos centenares, donde los hombres se hicieron extremadamente sabios y cada uno era muy rico»...


Capítulo 40. El comienzo de la esclavitud.

1. (Rafael:) «¿Qué consecuencia tenía eso? Escucha: Nadie ya quería ser el criado de otro, de modo que por fin cada uno trabajaba y vivía para sí solo. Y por nada del mundo nadie quería ser disponible para el bien de su prójimo. Pero los hombres acabaron por comprender que tal vida aprovisionada en el fondo era una vida bastante miserable. Los ancianos del pueblo fueron los primeros que se dieron cuenta de este inconveniente porque ante todo ellos precisaban de un servicio, por lo que deliberaron cómo encontrar una solución. A eso un hombre muy sabio entre ellos dijo: “La Tierra es grande. Vamos a ver si fuera de nuestro país encontramos gente pobre que por un buen sueldo está dispuesta a servirnos”. De modo que viajaron a Asia y pronto hallaron lo que buscaban. Pero los pequeños pueblos cercanos de Asia pronto percibieron lo que a los egipcios sumamente ricos les hacía falta, por lo que ellos mismos penetraron más profundamente en los países asiáticos donde compraron servidores para luego venderlos aún más caros a Egipto. Y mira, así empezaron la esclavitud y el tráfico de esclavos, hoy en día por desgracia ya una costumbre en todas las partes. ¿Acaso puedes tú alabar semejante fruto de la alta sabiduría universal de los antiguos egipcios de aquellos tiempos?

2. Pero los viejos y sabios egipcios tras su experiencia se hicieron prudentes, por lo que de ninguna manera querían iniciar a sus servidores en su sabiduría profunda; pues pronto esta habría convertido sus servidores en gente rica a los que ya no habría gustado ni servir ni trabajar... de modo que los viejos sabios otra vez se habrían quedado sin servidores que los atendieran a placer y que trabajaran para ellos.

3. ¿Pero, has visto también en la India esclavos, es decir, esclavos comprados? ¡Seguro que no! Pues sin duda hay esclavos de su propia superstición, lo que también es malo, sin embargo, no es tan malo como la esclavitud de compra. A los esclavos vendidos y comprados sólo los tratan de bestias de carga y durante mucho tiempo están privados de cualquier instrucción espiritual. Su deber es: obedecer ciegamente y sufrir más que bestialmente. De lo contrario les tocarán tratos malévolos donde ningún juzgado mundano pide cuentas; pues incluso la matanza de un esclavo a orden de su amo no está perseguida por la ley. Sólo si un vecino hubiera matado a tu esclavo, sería obligado de darte una indemnización por daño y perjuicio.

4. Y mira, esta situación desgraciada es y todavía seguirá siendo una consecuencia de aquella época en la que en Egipto la humanidad en general era sumamente sabia y acaudalada, y nadie tenía que sufrir una pena a causa de un pecado cometido, porque nadie tenía el menor motivo de pecar contra su vecino, dado que cada uno poseía suficiente de todas las cosas necesarias para la vida, y por eso, durante años, no tenía que molestar a su vecino. No obstante, cuando se originó la esclavitud, inventaron leyes a virtud de las cuales un poseedor de esclavos a pesar de toda su crueldad nunca podía pecar contra estos. - Pero donde no se cometen pecados, ¿para qué podrán servir las penitencias?».


Capítulo 41. La economía egocéntrica de los antiguos egipcios y su inconveniente.

1. (Rafael:) «Sin embargo, cuando más tarde a causa del trabajo de los esclavos los señores del país llegaron a ser diferentemente ricos –de modo que algunos se enriquecieron considerablemente más que otros–, no tardó mucho y surgieron la envidia, la riña y las querellas, por lo que se juzgó necesario dictar leyes civiles, a las que cada uno debía someterse, ni siquiera excluyendo al Var (Faraón = pastor). Entonces también se empezó a instruir a los esclavos –aunque todavía muy cubiertamente–, haciéndoles comprender ideas acerca de la Divinidad. De modo que para cada efecto visible que supuestamente salía de Dios se presentaba a los esclavos un personaje alegórico, y a todos estos los esclavos tenían que adorarlos como deidades. Así los esclavos que con el tiempo se habían hecho poderosos, llegaron a ser más mansos y soportaban su destino con más paciencia. Pues tenían mucho miedo de los poderosos señores invisibles, y eso porque mediante las artes secretas de los egipcios llegaron a cierta convicción que, en serio, había tales deidades y que no se debía burlarse de ellas.

2. De modo que si los esclavos no hubiesen llegado a ser tan poderosos –tanto por su reproducción como por nuevas compras, dos veces al año– los antiguos egipcios nunca les habrían presentado dioses falsos y menos aún dioses auténticos; sólo el miedo ante el poder físico brutal y la fuerza de los esclavos obligaba a los antiguos y sumamente sabios egipcios de hacer comprender a los esclavos ciertas nociones acerca de las deidades.

3. ¡Pero ahora, imagínate la situación de los antiguos egipcios sabios! Ellos eran sabios y ricos; lo que el uno poseía y sabía hacer, esto también cada uno de los demás lo poseía y sabía hacerlo. Cada uno tenía las mismas riquezas, por lo que nadie necesitaba servir a su semejante para ganar su pan diario. En general cada uno, junto con sus hijos, cuidaba solo de sus propios bienes. Mientras los hombres todavía eran jóvenes y fuertes, todo iba bien con aquel sistema de economía doméstica, egocéntrico y sabio. Pero cuando los hombres llegaron a ser más viejos, débiles y achacosos, despertó en ellos el deseo de estar atendidos. Pero, ¿quiénes habrían podido servirles? - Tú dices: “¡Sus propios hijos!”. Todo sería bien; pero en aquella época todavía faltaba mucho tiempo para que un Moisés promulgara a los hombres los Mandamientos de Dios. Según sus leyes naturales, para estos sabios los niños ante sus padres no eran más que cualquier otro ser humano libre. Los hijos servían y obedecían a sus padres sólo hasta su virilidad. Luego quedaban libres y ya no tenían obligación alguna para con sus viejos; porque es la pura razón que había formulado tales principios sabios, según los cuales los hijos como obras de sus padres ante estos tenían tan pocas obligaciones como una casa ante su constructor, salvo que luego tiene que permitir que se habite en ella. Pero cómo se puede vivir en ella es cosa del constructor. Si la casa está bien construida, entonces también se puede vivir bien y a gusto en ella. Pero también si está construida de mala manera y con descuido, aun así sirve de alojamiento, aunque sea malo - a lo que no se puede acusar la casa misma sino al constructor.

4. Con mucho gusto los padres habrían educado a sus niños de manera que estos les habrían servido por toda la vida; pero como también los niños habían recibido los cinco sentidos y la instrucción por parte de sus padres ancianos –eso muchas veces más bien en la práctica que en la teoría–, de esta manera llegaron a ser sabios egocéntricos como sus viejos, de modo que estos por fin se veían obligados a mirar por servidores forasteros. Estos vinieron y servían, y los viejos sabios se dijeron: “Si queremos que estos hombres sigan siendo nuestros servidores continuos, entonces no deben saber nada de nuestra sabiduría, porque de lo contrario pasaría con ellos lo mismo como con nuestros niños, que al fin tampoco querían servir - por ser iniciados en nuestra sabiduría”.

5. De modo que durante mucho tiempo los esclavos quedaban muy ingenuos y no recibían otra instrucción que la de lo que tenían que hacer como servidores y criados. Pero el número de esclavos aumentaba mucho y estos empezaron a reconocer su fuerza, la que los viejos sabios en secreto empezaron a temer - con lo que se inquietaron mucho. A eso la pura razón les dijo: “¡Haced pronto hombres de ellos, porque de lo contrario os desgarrarían como si fueran grandes tropeles de bestias feroces!”. Sólo entonces, para los esclavos temidos, inventaron esas deidades conocidas e hicieron ver que los dioses ante los esclavos hacían diversos prodigios. Con eso intimidaron a los esclavos, de modo que estos, voluntariamente y con doble celo, servían ahora a los antiguos egipcios como una casta particular. En virtud de eso Egipto se hizo muy próspero y atraía muchos extranjeros - entre los que de vez en cuando también se encontraban envidiosos y traidores, los que más tarde ocasionaron muchos embarazos y apuros.

6. Mira, todo eso son obras de la pura razón humana, la que me parece como un hombre que en un monte muy alto empieza a correr cuesta abajo y, una vez que corre, ya no se puede parar. Fácilmente podrás imaginarte las consecuencias».


Capítulo 42. El orden gubernamental de los antiguos indios.

1. (Rafael:) «Ahí los indios han arreglado sus asuntos bastante más prudentemente. El pueblo continúa con su superstición –de por sí inofensiva– pero a pesar de eso cree en un supremo Ser divino y en sus representantes en la Tierra, los que cuidan celosamente del mantenimiento del antiguo orden estereotipo, para que no se añade algo nuevo ni se quite algo de lo que contienen los libros antiguos. De modo que el indio en mil años todavía seguirá siendo exactamente lo mismo que es ahora y lo que ya era hace varios miles de años. Lo peor en su caso son sus penitencias y el hecho que él mismo tiene que hacer un juez sobre sí mismo.

2. Contra sí mismo el indio puede actuar con gran severidad - de manera sobrehumana... porque a aquel que provoca algo, ¡que no se queje de las consecuencias! Por otra parte, esa desgracia tiene la ventaja que con los indios no hay hipócritas ni alegría del mal ajeno. Nadie demanda a su prójimo y entre los muchos millones de hombres no se encuentra persona alguna que se alegrara del mal ajeno. Pues precisamente en eso estriba la causa por qué los indios dentro de su concepto han llegado a ser un pueblo tan antiguo que aún va aumentando en edad... Si con los tiempos les acudirán otros pueblos que traerán una religión distinta y otras costumbres, entonces se harán más inquietos y más descontentos, pues ya no se juzgarán a sí mismos y ya no harán penitencia; sino que juzgarán a los otros, los perseguirán y les impondrán las penitencias más graves. Pronto serán como los fariseos en Jerusalén, los que a sus fieles también imponen las cargas más insoportables y juzgan a cualquiera; pero no toleran juez alguno sobre ellos mismos, y no tocan el menor trabajo ni con la punta de su meñique. - ¿Acaso esto te parece bien o mejor que lo que has encontrado con los indios inofensivos?».


Capítulo 43. La relación religiosa entre la India y la China.

1. (Rafael:) «Mira... Detrás de la India, más allá de las montañas más altas de esta Tierra, hay todavía un imperio inmenso donde viven al menos cinco veces más personas que en el imperio romano. Todos aquellos hombres tienen casi la misma religión como los indios. Ellos viven en la mayor tranquilidad y en el mejor orden, son muy moderados, sobrios, frugales, activos e incansables, y manifiestan una obediencia incondicional para con sus instructores y guiadores. Y su emperador es su señor absoluto que vigila cuidadosamente que ningún extranjero pueda penetrar en sitio alguno de su gran imperio. Para tal fin todo su país –donde no sean montañas escarpadas que marcan los límites– ha sido separado de los países vecinos mediante una muralla colosal, donde ningún ejército hostil es capaz de pasar. Esta muralla está provista de torres, dentro de las cuales una guardia poderosa está continuamente alerta, suficientemente fuerte para rechazar cualquier acercamiento ofensivo.

2. Sólo a un mensajero del Brahma (Brau ma = tiene derecho) de la alta India, una vez por año, le está concedido el derecho de franquear esta muralla para entrar en el país, porque es el portador de las alabanzas como también de las reprimendas por parte del Lama. Estas, en una pesada caja de oro, las tiene que entregar personalmente al emperador. Acompañado por una escolta pomposa, a cierto momento y en un lugar predefinido, este mensajero llega a la muralla donde se pone a armar un gran jaleo. A eso desde lo alto de la muralla la guardia hace bajar un cesto, pero sólo al mensajero es permitido entrar en él. Acto seguido le suben, pero su séquito debe esperar hasta que el mensajero haya vuelto.

3. Desde la muralla llevan al mensajero en un palanquín, desde el cual sólo puede ver el cielo - un trayecto que cuesta unos veinte días. Sólo después de haber llegado a la gran ciudad imperial –la que tiene más habitantes que todo el país de Palestina (El escenario de la historia bíblica.)– le dejan andar a pie, y con todos los honores le llevan al emperador. Allí entrega la caja de oro con su contenido al emperador y le comunica el deseo del gran Lama. Acto seguido el emperador le obsequia considerablemente y le despide en todos honores. Luego al mensajero toca el regreso, el que siempre se asemeja exactamente al viaje de ida.

4. Con tal viaje del mensajero divino al emperador, y desde el emperador a la vuelta, siempre acude mucha gente a la calle por la que con pompa y ceremonia indescriptibles llevan al mensajero al emperador. Pero consta que en el camino nadie le ve - salvo los portadores confiados del palanquín cuando ayudan al mensajero montar o bajar de él.

5. Si preguntaras al pueblo, por qué no le está permitido ver y aún menos hablar al mensajero divino, entonces la gente te contestaría lleno de humildad que tan sólo este deseo ya es un pecado nunca perdonable... Pues poder ver desde lejos como llevan y vuelven a traer al mensajero santo, esto ya resulta en una gracia superdimensional por parte del gran dios. Porque a cada uno que tan sólo puede ver este espectáculo desde lejos, esto ya le produce una bendición tan abundante que con esta, durante diez años, aún podrá agraciar un millón de otros hombres del gran imperio - del que se imaginan que se encuentra exactamente en el centro del mundo... Pues eso es lo que hacen saber al pueblo cándido, y este se lo cree firmemente.

6. Verdad es que el mensajero mismo está enterado de esta creencia, pero él también sabe otra cosa: que bajo pena de muerte le está prohibido ver el país y sus estructuras, para evitar que posiblemente pudiera traicionarlos... pues en este imperio la “alta traición” es el crimen mayor que existe, de modo que incluso cuando sólo se trata de una futilidad insignificante, también a esta la sancionan severamente. Sin embargo, a pesar de toda su ignorancia, el pueblo de este imperio es muy fiel, veraz y obediente. ¿Puedes tú escandalizarte si el pueblo por sus líderes está mantenido y guardado en su ignorancia, pero si con eso se encuentra feliz, aunque el emperador y sus primeros servidores estén bien al tanto de algo muy distinto? - ¿Acaso esto no es idéntico con vuestra orden de Esenios? ¿Y acaso Dios es insensato e injusto si permite y tolera todo eso mientras el pueblo esté lleno de paciencia y humildad? - ¿Y que Dios también tolera a vosotros, los Esenios voluptuosos? - Ahora habla, amigo mío, ¡y a ver si puedes ponerme objeciones!».


Capítulo 44. Roklus cuenta los encantamientos de un mago indio.

1. Cuanto más tiempo Roklus escuchaba las palabras del joven cuestionable, tanto más se le abrieron los ojos, con lo que excitado y lleno de admiración exclamó: «¡Pero joven, oye, tú tendrás apenas dieciséis años y manifiestas conocimientos y experiencias que otro hombre honesto con todo su celo y diligencia a penas habría adquirido con una edad de sesenta años! Bueno... ahora no quiero decir nada referente el hecho que realmente me has convertido para adquirir a un Dios verdadero tal como mi corazón secretamente ya le anhelaba desde hace mucho tiempo. De modo que por el momento no tengo nada que objetarte; sino solamente me interesa saber cómo y cuándo has adquirido semejantes conocimientos y experiencias.

2. Tú conoces un imperio situado aun detrás de la India, sobre el cual yo raras veces he oído algo - y eso en la misma India; pues allí un indio me había contado ingenuamente cosas tan pasmosas de aquel país, que al oírlas, apenas pude aguantarme la risa. Sólo ahora por tus palabras finalmente llego a tener un concepto justo acerca de aquel imperio fabuloso, cuyos habitantes evidentemente deben tener la mayor cultura en lo que se refiere a la industria, a las artes y a la actividad profesional. Consta que en general tienes toda razón, y me parece que también estás perfectamente familiarizado con la magia de todos los pueblos, porque de lo contrario no me habrías mencionado cierta omnipotencia que tienes...

3. Ahora comprendo –aunque todavía sea un poco vagamente– que la Divinidad por razones verdaderamente sabias permite que en la Tierra todo sea y acontezca tal como ahora es, ¡porque para ella no es una cuestión del bienestar de los cuerpos humanos sino lo que le importa es únicamente la formación del alma! Pero para mí aquí no se trata de mi comprensión o la falta de esta –pues un viejo cedro del Líbano no cae de un solo golpe– sino lo que me interesa saber es cómo has adquirido tantos conocimientos...

4. Tampoco ya hace falta que me cuentes cómo ha surgido la nueva casa del anciano Marco –que es más bien un palacio– junto con el jardín y el puerto con sus barcos totalmente nuevos... Porque tú que eres el constructor milagroso, ya te encuentras manifiestamente delante de mí pues ya te has desvelado como tal - evidentemente con intención para ponerme a prueba si yo, a pesar de mi inteligencia despierta, soy demasiado ingenuo para comprender tus palabras espontáneas.

5. El campo de la magia es enorme e ilimitado, e incluso el mayor maestro en este arte es y será siempre un alumno novato. Dicho sea entre nosotros que los Esenios comprendemos este arte porque tenemos magos persas y egipcios a sueldo, los que son capaces de realizar hechos milagrosos, donde a los que son como nosotros les da mareos... Pues también a mí, y eso a pesar de que yo mismo tampoco soy un lego en este arte... Pero aparte de esto, en la India he visto magos que han realizado prodigios ante los cuales toda nuestra magia puede ser considerada como un juego para niños. Yo habría pagado mil libras de oro si el mago real de Tebas tan sólo me hubiera enseñado hacer algunos pocos de sus hechizos insuperables; pero no había manera de convencerle con dinero.

6. De modo que puede ser que también tú estés iniciado en secretos con cuya existencia yo nunca había soñado... y que tú puedes servirte de tus ayudantes invisibles y de tus espíritus naturales serviciales tal como te dé la gana... De modo que a ti te resulta muy fácil el hacer surgir toda una montaña, o tanto más fácilmente hacer surgir en un momento una casa como ésta. Pues he visto como el mago de Tebas antes mencionado de un paisaje extenso ante nosotros en un momento había formado un lago del que surgieron varias islas y sobre cuya superficie acuática flotaban varios barcos. Este lago era visible durante varios momentos; pero luego el mago dio una señal y la región volvió a ser igual que antes.

7. Resulta que para este fin nos llevó a un gabinete totalmente oscuro, y por una ventana nos hizo ver la región que era exactamente idéntica con la que habíamos visto desde el exterior del gabinete. Luego cerró la ventana, hizo varias señales y volvió a abrirla, y de la anterior región natural ya no había el menor rastro, sino a lo largo y ancho vimos la región marina antes descrita, y eso de una manera tan natural como no lo podía ser más... Sólo que con eso sentí algo como una corriente en los ojos, cuya causa evidentemente era la gran sorpresa.

8. Luego el mago dijo que por la misma ventana y mediante el mismo arte de magia aún podría producir ante nosotros una multitud de regiones maravillosas, sólo que tal producción nos costaría mucho oro - por lo que tranquilizamos nuestra curiosidad. Aún le pregunté si también pudiese producir tal región de una manera permanente y él me respondió que sí, pero a eso se escondió súbitamente. Cuando luego salimos al aire libre ya no había el menor rastro de la región con el lago.

9. Aquí surge la pregunta cómo tal prodigio era posible, pero yo mismo me lo explico en tanto que aquel mago de Tebas evidentemente estaba todavía mucho más familiarizado con las fuerzas de la naturaleza de lo que nos parece. De lo contrario, ¿cómo habría sido posible que por la misma ventana por la que antes he visto perfectamente la verdadera región natural, ahora por arte mágico se produzca una región marina y desaparezca del todo la anterior región natural original? Luego, por supuesto, hizo que desaparezca la región marina e hizo que vuelva la región natural original; pero también habría podido dejar para siempre la región marina, lo que él no quería porque la región original con sus campos, prados y jardines hermosos ya desde hace mucho tiempo era una de las más fértiles... de modo que evidentemente sería de mayor utilidad para la humanidad que un lago extenso con varias islas y con barcos.

10. Para esta obra de magia con mucho gusto le habría dado 200 libras de oro, pero él no quería oír ni saber nada de eso. Su casa debe haber estado completamente llena de diversos espíritus naturales todopoderosos, sin cuya ayuda él nunca habría sido capaz de producir aquella región marina.

11. De modo que también tú, mago joven, has producido un milagro cuya aparición súbita nos ha atraído aquí. Esta obra de magia parece en mucho a la que yo y estos once compañeros míos vimos en Tebas, y yo pagaría el secreto de su realización con mucho oro; pero me consta que no es vendible igual que él del mago de Tebas; además, tú eres todavía joven y con eso puedes aún ganar mucho dinero y otros tesoros.

12. De todo eso ahora vas a reconocer que ni siquiera quiero sonsacarte el secreto; pues lo único que deseo saber de tu boca es cómo, dónde y cuándo tú has llegado a tal sabiduría y a tal arte mágico. Lograste que yo y mis compañeros aceptásemos un verdadero y supremo Ser divino, de modo que supongo que tampoco te provocaré si te ruego que por lo menos me digas cómo has llegado a tal sabiduría - tan joven que eres».


Capítulo 45. Rafael explica la brujería del mago indio.

1. «¡Qué hombre más extraño eres!», respondió Rafael. «Tus muchas experiencias te han causado una confusión en tu cabeza por lo que ahora no eres capaz de distinguir lo falso de lo verdadero. Si al mago de Tebas tan sólo le hubieras invitado que te hiciera surgir una región marina sin utilizar un gabinete ni ventanas, entonces no lo habría hecho por todo el oro del mundo, porque realizar tal hecho le habría resultado absolutamente imposible; sin embargo, con ayuda de este gabinete y su ventana mencionada él habría estado en condiciones para presentarte aún más regiones diferentes.

2. ¡Que aquel “mago” haga que en plena naturaleza aparezca una casa sólida y duradera como ésta, proveída de todo...! Pero como ya dije, ¡poco lo hará! Por eso, francamente dicho, ésta es una Obra de Dios, mientras que aquella transformación de las regiones sólo es obra de un ser humano que, en el fondo, no era más que un técnico experta entendido en cosas de la naturaleza, y ni mucho menos un “mago”...

3. Y como esta casa nueva es una Obra de Dios, lo mismo sucede con mi sabiduría; porque todo que descubres en mí surge de Dios. ¡Por eso ya no preguntes cómo, dónde y cuándo he llegado a todo esto!

4. Verdad es que para el ojo humano también los hombres pueden producir hechos parecidos a prodigios; pero ahí no se trata en absoluto de milagros, sino de cosas producidas naturalmente por medios completamente naturales, las que sólo al profano parecen como milagros porque este no tiene la menor idea ni de los medios ni de la manera cómo estos han de ser utilizados para cierta finalidad. Pero si se le informa sobre los medios y su aplicación para que produzcan los resultados, entonces en seguida él mismo será capaz de producir el mismo milagro como el mago, al que antes había tomado por un encantador».

5. «¿También la realización de las regiones del mago de Tebas?».

6. «Por cierto; sólo que cuesta mucho conseguir los medios para este fin, porque cada mago ha inventado los medios y la producción del prodigio él mismo. Por eso consta que no los revelará, y te resultará difícil hacer lo mismo que él hizo, dándose el prestigio de ser un mago principal.

7. Si tú supieras fundir el guijarro y producir de él el vidrio puro... y si, además, supieras tallar y pulirlo como se lo hace con las piedras preciosas –un trabajo bien conocido en la India–, entones pronto comprenderías aquella maravilla; y eso tanto más claramente si aparte de eso fueses una especie de Apeles que sabía pintar el agua con colores de una manera que incluso engañaba los pájaros.

8. Tu mago es un pulidor de piedras preciosas muy famoso. Él sabe producir vidrio de guijarro, y también sabe pulirlo. Además, es uno de los mejores pintores de toda la India, sobre todo al copiar paisajes - naturalmente en escala muy reducida. Él mismo se ha construido un dispositivo para que se pueda mirar sus paisajes pintados a través de tal vidrio tallado y pulido por él mismo, lo que produce una ilusión óptica como tú mismo la has experimentado con tu región marina.

9. Ahí, actualmente, se trata de una ciencia completamente oculta, descubierta por los fenicios - una ciencia que por estos también llegó a los egipcios, los que la mantenían extremadamente secreta para servirse de ella para sus encantamientos extraordinarios. Pero una vez que hayan pasado apenas dos mil años, todos los pueblos estarán perfectamente al tanto de todo eso. Y después ya no habrá hombre alguno que, dotado de un buen sentido, considerará tal fenómeno como un milagro o un prodigio extraordinario».


Capítulo 46. El sacerdocio, un enemigo de la Luz.

1. (Rafael:) «Te digo que tiempos vendrán en que los hombres se moverán sobre caminos de hierro con la rapidez de una flecha disparada... que los hombres se comunicarán entre un extremo del mundo y otro, con la rapidez del relámpago... y que volarán en el aire como los pájaros, encima de mares y suelos... y a pesar de todo eso nadie los tomará por magos, y aun menos por dioses. Consta que el sacerdocio siempre existente hará todo lo posible para evitar tal instrucción del pueblo; sin embargo estos esfuerzos, igualmente, siempre serán vanos.

2. Cuanto más el sacerdocio se proponga a llevar al pueblo a la noche y a la obscuridad, tanto más despertará con eso a los espíritus de Luz siempre presentes a una actividad contraria tanto mayor, con lo que se extenderá entre el pueblo una Luz cada vez mayor y más intensiva, hasta que por fin los sacerdocios ellos mismos se verán obligados a hacer de tripas corazón, con lo que los sacerdotes se convertirán en apóstoles de la Luz - para lo que aún necesitarán sostener muchas luchas...

3. Vendrán tiempos en que los magos estarán muy perseguidos, y el germen para estas persecuciones en parte ya origina en el farisaísmo que está muy en disfavor de los magos. Pero más extremo es el caso con vosotros los Esenios que ahora de todas partes del mundo compráis los trucos de magia. Ahora, aunque sea con todo disimulo, ya observáis mosqueados a cada mago, sobre todo cuando este sabe producir algún prodigio que vosotros ya habéis incluido en vuestro repertorio que, engañando al pueblo, os sirve de fuente de ingresos.

4. Ahora complace a Dios, el Señor, que poco a poco ya no sean los sacerdotes que hacen obras extraordinarias sino que sean hombres muy discretos que hagan inventos asombrosos - por lo que los seres humanos entrarán en un estado cultural extraordinario.

5. Consta que el sacerdocio con mucha bulla e incluso con fuego y espada empezará a luchar contra esto, pero todo eso no le servirá para nada; porque cuanto más vehemente empiece a luchar contra esto, tanto más manifiesto demostrará sus ansias malvadas, egoístas y despóticos ante los ojos del pueblo que con eso perderá toda la creencia y confianza.

6. De quien se ha notado una sola vez que quería engañar a alguien, en adelante ya no se le tendrá confianza, ni siquiera si se presentara con algo real y verdadero; porque siempre se teme que en el fondo podría haber una mala intención al asecho. Por eso un sacerdocio –una vez que este por su celo malvado se había hecho demasiado astuto– no sólo disminuirá sino desaparecerá del todo.

7. De por su Orden, Dios el Señor lo ha dispuesto así que lo malo y lo falso finalmente siempre se destruirán a sí mismos, y cuanto más estos empiecen a aspirar a una autocracia, tanto más pronto se destruirán a sí mismos.

8. Toda actividad malvada de los hombres de esta Tierra parece a una máquina suelta, la que tanto más pronto se queda inservible cuanto más frecuente e intensivamente uno se sirve de ella. Y también el cuerpo humano se desgasta y se destruye tanto antes, cuanto más apasionadamente sus aspiraciones codiciosas entran en actividad.

9. Aunque un verdadero filósofo en asuntos de la vida vea que todos los sacerdocios obran el mal, para él esto nunca puede ser un motivo para no creer en un verdadero Dios - lo que sería un fracaso de su razón... Porque todo eso el Señor lo permite así... En primer lugar, para que con eso la razón pura se despierte tanto más para la verdadera actividad. Y, en segundo lugar, para que con eso lo maligno se destruya a sí mismo lo antes posible y se destruya completamente.

10. Durante el día nadie busca una luz ni aprecia el valor de la misma, dado que por ninguna parte le oprime la carga de la noche. Durante el día se puede andar muy bien porque se puede evitar cada foso, cada piedra, y cada roca que se encuentren en la vía, y se puede evitar cada abismo, porque ya se los puede ver desde muy lejos. Pero en una noche muy oscura todo es diferente, dado que sólo se puede avanzar penosamente y con mucho cuidado.

11. Ahí, ¡qué bienvenida resulta para el caminante en el desierto una luz más modesta que le ilumina el sendero hasta a una distancia de algunos pocos pasos, y con qué añoranza el caminante aficionado a la luz aguardará la mañana venidera!

12. Y mira. Exactamente esto es lo que les pasa a los amigos de la Luz espiritual en medio de una noche espiritual - una noche que en la mayor parte la codicia vil y el despotismo grosero de los sacerdotes han dispersado entre los hombres muchas veces demasiado crédulos. Sin embargo, cuanto más oscuro se haga, tanto más también se percibirá la falta de luz y tanto más se apreciará el valor de la Luz espiritual.

13. Por supuesto, hombres que a causa de su educación ya han oscurecido desde la cuna no sienten la falta de la Luz espiritual, y se encuentran muy a gusto bajo las consolaciones cegadoras de sus sacerdotes, los que siempre saben contarles una multitud de historias edificantes sobre hombres ya difuntos hace mucho tiempo, pero que en sus tiempos habían vivido fiel y piadosamente conforme a los reglamentos de los sacerdotes - lo que estos relatan pintándolo lo más vivo posible. Esto tranquiliza a los ciegos del todo, los que incluso muchas veces lloran por emoción pues llegan a ser bastante sentimentales - lo que, por cierto, nunca desfavorece al sacerdote.

14. Tales hombres, como ya dije, perciben la presión de su noche espiritual tan poco como un hombre completamente ciego desde su nacimiento siente la presión de una noche tan oscura que estuviese, ¡porque para este nunca hay una salida ni una puesta del Sol! - ¡Pero cómo oprime la noche a aquel que estaba acostumbrado a caminar continuamente en la Luz del eterno Día de Verdad y que luego, para salvar su pellejo, aun siendo un gran cantante debe aullar junto con los lobos!

15. ¡Imagínate una situación en la que algunos pocos capaces de ver se encuentren en una comunidad en que cada uno es un ciego! ¡E imagínate qué pasaría si uno de los que ven empezara a describir la preciosidad de la Luz y el juego maravilloso de sus colores! - Seguro que en seguida los ciegos le mandarían que se calle y le regañarían por ser un mentiroso descarado y malintencionado - y eso a pesar de que él estuviera perfectamente convencido de la Verdad más que palpable. Dime –o imagínatelo– cómo con el tiempo tendrían que sentirse los que ven... y eso sobre todo si ellos dispusieran de los mejores remedios para conseguir que la mayoría de los ciegos de toda la comunidad podría llegar a ver - si esta tan sólo lo quisiera... ¿Cómo reaccionarías ahí con tu razón pura?».


Capítulo 47. Los frutos de la noche y los frutos de la Luz espiritual.

1. «¡Eso sería una situación desesperada - sobre todo para un médico que ve!», respondió Roklus. «Entonces sería mil veces mejor no existir en vez de vivir como hombre que ve entre ciegos llenos de desconfianza, de vanidad y de arrogancia. ¡Pero tú tienes mucha razón, querido joven sumamente sabio! Así van las cosas en el mundo... Por eso, a mi modo de ver, vale más abandonar a los ciegos y, dentro de lo posible, evitar toda confrontación con ellos. Una vez que estén privados de todo guía que ve, más tarde o más temprano finalmente tendrán que llegar al borde de un precipicio que inevitablemente se los tragará a todos. De modo que su fin será muy triste pero seguro, pues nadie podrá salvarlos de él».

2. «Ahora, por una vez, has juzgado bastante bien; y mira, así actúa también el Señor con los hombres, de por su Orden», dijo Rafael. «Siempre que alguna comunidad o también todo un pueblo voluntaria y malintencionadamente se opone a la Verdad y la Luz venideras del Cielo, el Señor permite que tal pueblo entre en la noche total de la vida. Y una vez que se encuentre en esta noche, el pueblo no tardará en cometer una estupidez inaudita tras otra; y así, a todos los que ya ven un poco, le manifiesta la propia ceguera y maldad en todo su querer, aspirar y actuar. Tal pueblo incurable finalmente debe llegar al borde de un abismo que inevitablemente tendrá que devorarlo sin piedad ni compasión. Pero los que ven empezarán a extenderse, y con su Luz empezarán a bendecir el suelo terrestre espiritual y corporalmente.

3. Pero mientras un pueblo aún tenga una vislumbre de la Luz verdadera –con lo floja que sea– seguro que el Señor no permitirá que llegue al borde del abismo, pues en esta vislumbre ya mora un presentimiento que advierte contra la perdición.

4. Pero donde en un pueblo una vez se haya establecido un verdadero odio contra la Luz de la Verdad, y el pueblo y sus sacerdotes empiezan a hostilizar y a perseguir el máximo posible a los que ven –como ahora, te lo digo, ya hace mucho es el caso con los judíos– entonces también la paciencia del Señor tiene su fin, y tal pueblo de ninguna manera escapará de su desplome.

5. Entonces es cuando el Señor mismo viene de los Cielos a la Tierra y juzga a los sacrílegos de ceguera malvada, tal como ahora es el caso en el hermoso país de los judíos, el antiguo pueblo de Dios.

6. Pero ahora el Señor va a reunir alrededor de Sí los pocos fieles que ven, y les dará una Luz pura de los Cielos - una Luz, al lado de la cual no podrá existir algo tenebroso, pues esto será empujado hacia el mismo borde del abismo inevitable. Allí, ante los que ven, ya no te sirve realizar un milagro falso, sino únicamente uno que verdaderamente surge de la Fuerza de Dios, la que Él ha puesto en el corazón de cada ser humano que ve la Verdad.

7. Tal como la fe errónea y ciega –la que en realidad es una superstición– se manifiesta muy pronto por diversos engaños, fraudes y una falta de amor cada vez mayor, tal una fe verdadera y viva se manifiesta mediante la plena Verdad en todas las cosas, sin la menor retención... se manifiesta en un amor entre los hombres y para con Dios - un amor que aumenta continuamente... y en tal amor creciente se manifiestan la Verdad y el amor que moran en la Fuerza divina que Dios ha puesto en el corazón de cada hombre que ve la verdad.

8. ¿Qué sirven al hombre todos sus artes secretos y sus ciencias, si finalmente incluso los gorriones que ven, desde los techos dan voces al falso profeta, ante todo el mundo?: “Tú, desde siempre, eres un egoísta y estafador farsante, y ante los ciegos haces tus milagros de cualquier manera. Pero a los verdaderos hijos de Dios nunca los engañarás, porque estos son capaces de hacer algo distinto - por la Fuerza de Dios en sus corazones, la que es el Espíritu del eterno Amor, y descubren tus malas intenciones y tu vil chapuza del todo. Por eso, ¡echa afuera tus viejos medios de embuste y, dentro de la verdadera Fuerza de Dios, hazte un hombre que ve... de lo contrario nosotros, los gorriones, aún te robaremos la poca Luz tenue que posees!”. - Dime ¿podrías tú por eso guardar rencor a los gorriones? Verdad es que a un embustero nada le resulta más fastidioso que si uno se le enfrenta con la Luz plena de la Verdad... pero finalmente tendrá que aceptarla, ¡para bien o para mal!

9. ¡Ahora mira a esta obra maravillosa, incuestionablemente originada por la Fuerza verdadera de Dios! - A eso qué dices tú que eres un esenio y, además, un mago principal de esta orden; pues resucitas a los muertos, haces descender la Luna delante las narices de los espiritualmente ciegos asombrados, haces hablar los árboles, la hierba y el agua, las rocas y los muros. ¿Qué dirías tú si estos gorriones de hombres de todas razas y clases empezaran a pregonar en voz alta cómo vosotros –tú, tus ayudantes y tus cómplices–, cuando en el monasterio os toca el horario de “oficina”, resucitáis a vuestros muertos... cómo hacéis hablar los árboles, la hierba, el agua y las rocas... y qué diríais si luego os trajesen un muerto, insistiendo que le resucitaseis? - ¿Entonces, qué dirían a eso tu sentido común y tu inteligencia aguda?».


Capítulo 48. Roklus defiende el esenismo y sus prodigios falsos.

1. «Yo tendría que tolerarlo sin réplica alguna, porque la Verdad sigue siendo Verdad, para bien o para mal», respondió Roklus. «Pero ahora me queda claro qué, en realidad, quieres decirme. Pues será que quieras decir que también nuestra orden es una institución mala, y que finalmente recaerá en la perdición, tan pronto como la Luz pura de Dios que viene de los Cielos haya penetrado en los corazones de los hombres. Amigo, sin duda eso es una Verdad contra la que no se puede objetar nada, porque si todos los seres humanos o por lo menos una gran parte de ellos por parte de Dios llegan a ser iniciados en todos nuestros secretos, entonces consta que nuestro oficio acabará para siempre... Pero por lo menos no se nos podrá atribuir que todo eso lo hubiéramos hecho con la menor chispa de una mala voluntad egoísta, dado que en este tiempo tan sumamente triste sólo nos importaba el bienestar terrenal general de los seres humanos, de modo que nuestro monasterio en sí no es otra cosa que un instituto para la manifestación de amor y de amistad. Pues para este fin tampoco nos hemos servido de un solo remedio malo...

2. Verdad es que se podría decir que cada engaño ya es un medio malo. Pero en este caso también a un Dios le contradigo decididamente: Pues sí, un engaño siempre es un remedio malo si tiene que ver con cualquier intención mala que tiene un motivo egoísta. Pero cuando veo que no se puede curar al hombre a no ser por un engaño patente, y por amor para con este hermano que está sufriendo me sirvo de este único remedio con el que yo ayudo infaliblemente a este hombre, entonces incluso el mayor engaño sigue siendo un remedio sumamente bueno y justo, contra el que ningún Dios puede objetarme algo. Para la afirmación de eso voy a contarte algunos ejemplos de mi experiencia como esenio, y tú tendrás que darme toda razón - aunque tú mismo fueras un dios múltiple:

3. Se dirigió a mí un hombre que estaba deshecho en lágrimas, cuya mujer muy joven, amorosa y sumamente fiel se había enfermado. Se trataba de una enfermedad para la que no existía más que un solo remedio que iba a curarla con toda seguridad - un remedio que yo también conocía. Todos los demás remedios la habrían causado infaliblemente la muerte y habrían hecho de su marido el ser más infeliz del mundo. Pero la mujer tenía una aversión contra este remedio conocido, y prefería morir diez veces en vez de servirse de él para su curación cierta. No había manera de persuadirla, por lo que su esposo estaba al borde de la desesperación. Pero en ocasiones como esta yo nunca carecía de una idea buena, de modo que delante el hombre, con insistencia, dije a la mujer: “¡Tranquilízate, porque conozco todavía cien otros remedios que pueden curar enfermedades como esta más rápida y seguramente!”. En el fondo con esto yo ya había mentido con toda la barba porque, por decir la verdad, ni por todos los tesoros del mundo yo habría podido conseguirle un remedio distinto. De modo que esta mentira capital ya era un primer engaño para el bien de la enferma.

4. El segundo engaño todavía mayor consistía necesariamente en dar al remedio conocido otro nombre. Luego lo mezclé con algo insignificante que varió el aspecto, el color y también un poco el sabor... y lo ofrecí a un precio considerable. Pues tres libras de oro dieron al remedio un prestigio extraordinario. De modo que la mujer tomó el medicamento con mucha alegría y, pasadas pocas horas, no sólo estaba curada perfectamente sino también era muy jovial y estaba muy animada. Yo mismo apenas pude retener la risa sobre esta estafa, y hasta ahora ni la mujer ni su esposo han llegado a saber una sola sílaba acerca de este engaño de curación.

5. Ahora te pregunto si este engaño de por sí era bien o mal... - Tú callas pues no sabes objetarme nada... Sin embargo, voy a darte otro ejemplo y pedirte que me des tu juicio sobre ello.

6. Te digo que hace un año una pareja de padres muy respetable y bien adinerada perdió su única hija de trece años de edad a causa de una lepra maligna. Por casualidad me enteré de ello y acudí a toda prisa a la casa de esta gran aflicción. Padre y madre estaban inconsolables por su pérdida. Mirando bien a la muchacha como yacía allí, me di cuenta que tenía gran semejanza con una muchacha en nuestro gran orfanato. Y me vino el pensamiento: “¡A esta pareja afligida hay que ayudarla!”.

7. Por eso dije al padre: “¡No te aflijas! Soy un esenio auténtico y te digo que puedo resucitar a esta durmiente por medio de mi arcano en el monasterio. ¡Haz que la lleven allí con todas sus pertenencias y prepárame una descripción detallada y precisa de todo su carácter, de sus simpatías y antipatías - en pocas palabras, de todo lo que la rodeaba, y te prometo que dentro de dos meses te la devolveré a tus brazos!”.

8. Se entiende de sí mismo que los dos padres no reflexionaron mucho tiempo sobre esta oferta porque ante mi formalidad me consideraban incapaz de un engaño. De modo que todo lo que la muchacha había poseído desde la cuna hasta su muerte había que llevarlo al monasterio. Como durante el horario de mi servicio frecuentemente había visitado esta casa, yo también conocía a esta muchacha. Como la huérfana antes mencionada se asemejaba mucho a la difunta y como al mismo tiempo era muy despabilada, la substitución era fácil. De modo que transcurridas unas lunas, la muchacha albergada ya había llegado a ser perfectamente la hija auténtica, y los padres esperaban con confianza su regreso.

9. Yo mismo me encargué de entregar la resucitada a la casa paternal. Cuando los padres ya desde muy lejos me vieron y me reconocían, corrieron a mi encuentro con las manos levantadas de alegría, y la seudo-muchacha –según mi instrucción anterior cómo debía portarse– hizo lo mismo. Ahí tú debieras haber sido testigo de la felicidad de los padres, y también tú habrías vertido muchas lágrimas de alegría.

10. Por este engaño sin duda muy delicado, pero por otro lado colosal, han llegado a ser dichosos tres seres humanos... porque los dos padres afligidos recobraron su hija perdida; y la muchacha, en el fondo muy pobre, había sido acogida por un par de bienhechores, como su corazón sólo podía desearlo. - Y ¿qué me sirvió esto a mí? Te digo tan cierto como yo me hallo aquí: simplemente la consciencia agradable de haber hecho dichosos a tres seres humanos.

11. Ahora te pregunto si este engaño hay que considerarlo como malo. Yo mismo considero malo cada embuste que el hombre comete por egoísmo y codicia vil contra sus prójimos cándidos; sin embargo, si sólo recurro a un engaño muy sutil cuando estoy convencido perfectamente que no puedo ayudar ni curar a algún hombre desgraciado de otra manera, entonces cada engaño tan grande que fuera es una cosa buena y no puede ser considerado como malo - ni por un dios razonable y sabio... Además, se debe ser agradecido al ingenioso espíritu humano que en nuestra orden ideaba hacer dichosa y sana a la humanidad que sufre.

12. ¿O acaso no es así que, según vuestra Escritura, vuestro Dios mismo se había servido de un engaño patente ante el viejo y ciego padre Isaac para dar a su pueblo en Jacobo un fundador y patriarca mejor que en el primogénito Esaú que era tosco? Yo te doy la razón a que cada embuste malo al llegar su punto culminante debe arruinarse a sí mismo, ¡pero nunca un engaño que sirve para el bien de la humanidad, salvo que se arruine por algún traidor petulante! ¡Pero en este caso el amigo de la Verdad –el que traiciona nuestro buen engaño– evidente es mil veces peor que el engañador más malo del pueblo de nuestra orden! - ¡Desmiéntemelo, si puedes! ¡Estoy preparado de sostener ante ti toda disputa acerca de esto!».


Capítulo 49. La diferencia entre prudencia y engaño.

1. «Querido amigo, debo confesarte francamente que es difícil dialogar contigo», respondió Rafael, «porque tú partes del principio que cada medio está justificado exclusivamente por la intención y la finalidad... y a eso de ninguna manera puedo decirte otra cosa que aun con toda tu buena voluntad y sagacidad te equivocas mucho, y que con todo tu buen sentido común hasta ahora has comprendido prácticamente nada de todo lo que acabo de explicarte.

2. Sólo ves las ventajas terrenales y la dicha humana, porque aún no tienes la menor idea de las relaciones espirituales.

3. Consta que en este mundo mediante fraudes e ilusiones se puede hacer que el hombre sea dichoso; pero con esto a su alma y su espíritu no se les hace un servicio, sino más bien un gran disfavor.

4. Tú me has contado algunos ejemplos de tu vida y no tengo que objetar nada con el primero, porque el tratamiento de la enferma, en el fondo, no era un embuste sino una prudencia basada en experiencias de la vida.

5. Ante Dios cada acción y seducción encubierta de los seres humanos por la que estos inevitablemente tienen que sufrir un daño físico y moral es considerada como engaño. Pero si cubres tus palabras, tu incitación o tus actos sólo para ayudar de esta manera corporal y moralmente a tu hermano –el que frecuentemente tiene diversas debilidades y al que no se puede acercarse sino difícilmente o en absoluto para ayudarle de esta manera– entonces ahí se trata de una prudencia buena y recomendable, que de ninguna manera tiene que ver algo con un engaño.

6. Cada vez que combines una acción, unas palabras o una incitación con una intención verdaderamente noble, simplemente has realizado una prudencia basada en experiencias de la vida, lo que siempre te será recompensado de los Cielos. Tu primer ejemplo que me contaste pertenece a esta categoría, porque por tal prudencia no querías obtener otra cosa que lo que has reconocido como perfectamente bueno y provechoso para la enferma.

7. Pero tu segundo ejemplo, aunque tenga un carácter que parece ser bondadoso, es de una especie completamente diferente. Con esto, por mucho tiempo, está suministrada a la humanidad una prueba falsa para la fuerza milagrosa de vuestro monasterio, por la que esta institución a causa de la ceguera general de los hombres se abrirá todas las fuentes de oro de la Tierra; de modo que no tardará mucho y vuestra institución logrará riquezas fabulosas.

8. Pero, ¿qué son los resultados de la riqueza terrenal y qué es lo que esta siempre produce? Los hombres se hacen orgullosos, arrogantes, despóticos y crean corazones duros, falta de amor y una soberbia que apesta... y así producen desprecio, odio y persecución de los prójimos.

9. Ya al hablar con Cirenio te has expresado bastante desfavorablemente sobre todos los sacerdocios y has mostrado cómo ellos –siendo representantes de un Dios– en muchos casos atormentan a la humanidad de una manera inhumana... que obligan a los seres humanos que trabajen para ellos, mientras que ellos mismos se entregan a la mayor ociosidad... ¡pues torturan a la humanidad laica espiritualmente y físicamente para que viva, trabaje y muera para ellos! De modo que has iluminado convenientemente estas condiciones de vida, y has desenmascarado la ignominia y abominación de los sacerdocios.

10. Pero te digo con toda franqueza que todos los sacerdocios que en todas partes todavía existen, se hallan sobre pies mucho más limpios que vuestro monasterio, porque su fundamento era Verdad divina, fuerte y pura de los Cielos - la que por los hombres fue tergiversada de tal manera que ahora casi ya no encuentras otra cosa que mentiras y embustes diversos. ¿Qué, entonces, podrá ser de vuestro instituto que ahora, por principio, ya no basa sino sobre meras mentiras y engaños?

11. ¿Acaso piensas que vuestros sucesores van a atenerse estrictamente a vuestras normas ahora establecidas? Te digo que sólo pasados cincuenta años, ¡y todo recibirá otro aspecto! Los embustes y las artes diversas de magia todavía aumentarán y serán más refinados. También os atreveréis a hacer intentos a resucitar a personas ancianas, donde algunos tendrán más éxito y otros menos...

12. A la traición de vuestros secretos impondréis las penas más crueles y más inexorables... Tan sólo una pregunta cómo es posible realizar el uno u otro prodigio ya la declararéis punible. Vuestra máxima será: “Tú, pueblo, no has de preguntarnos nada, porque a ti sólo te incumbe creer sin duda alguna. Si necesites algo, ¡ven y te será ayudado contra una retribución conforme a la prescripción! ¡Todo lo demás no es de tu incumbencia!”.

13. Pero habrá ánimos ávidos de conocimiento que secretamente realizarán diversas investigaciones e intentarán a desvelar vuestros secretos desde el exterior. Eso os llenará de ira secreta y juraréis venganza tremenda a los criminales que habrán faltado a vuestro santuario - una venganza que tal vez también será ejecutada sin indulgencia».


Capítulo 50. Los peligros de los milagros falsos de los Esenios.

1. (Rafael:) «Tú has censurado las operaciones de penitencia de los indios. Pero en cincuenta años vosotros mismos ya introduciréis operaciones diez veces peores; porque si posiblemente tan sólo habréis llegado a tal punto que la mayor parte del pueblo en su fe ya esté adicta firmemente a vosotros –una fe a la cual puede ser llevada fácilmente mediante vuestros seudo-milagros– entonces, venga lo que viniera, y el pueblo se acostumbrará sin protestar; porque en su ignorancia no podrá sino tomaros por servidores de los dioses en la Tierra, provistos de diversas omnipotencias divinas secretas, en contra de las cuales ninguna voluntad terrenal y ningún poder humano son capaces de tomar medidas.

2. Seguro que mediante tales prodigios podréis tener las riendas sobre el pueblo y, alcanzado eso, sólo hace falta que digáis a cualquier hombre: “¡Pecador más malo!, de todo el mal que has pensado, querido y casi ya ejecutado, nosotros vemos como los pensamientos malos y las ansias germinan en tu corazón - pensamientos de los que sólo el año que viene serás consciente, con lo que entonces provocarás la ira y la maldición de los dioses sobre ti. Te advertimos que en adelante evites todos los pensamientos y deseos malvados, y que por esta vez para el apaciguamiento de los dioses pongas a nuestros pies un sacrificio tan grande como posible; y que, además, durante tres años enteros cada día te mortifiques con una cuerda sobre tu espalda desnuda, casi hasta la sangre. Y ¡eternamente ay de ti, si no cumples puntualmente con esta penitencia!”.

3. El pobre hombre que en realidad nunca había abrigado un pensamiento malo, y menos aún una voluntad malvada, os creerá sin réplica que es un gran pecador digno de toda la condenación, y que debe someterse voluntariamente a todos los martirios y penas que vosotros, como divinos criados todopoderosos y omnisapientes, le habréis cargado. - Pero ahora te pregunto por el juicio de tu sentido común si esta finalidad a la que finalmente tendréis que llegar es buena y justa... y si en este caso también el medio queda justificado por la finalidad».

4. «Bueno...», dijo Roklus. «Realmente, todos nosotros nunca hemos tenido semejante intención, sino siempre sólo queríamos encontrar soluciones beneficiosas para la pobre humanidad sufriente. De modo que realmente aún no comprendo por qué mi remedio que consistía en la resurrección falsa de la muchacha difunta podía ser algo malo. De lo que tú opinas a lo que nosotros vamos a llegar –y que al fin y al cabo toda nuestra aspiración irá por conseguir esto, aunque sea lo más cubierto posible– acerca de esto, aún con toda mi inteligencia más pura, no puedo hacerme ni la menor idea... Porque para ejecutar una cosa mala, uno debe tener cierta voluntad para ejecutarla. Pero según me consta, con todos nosotros el caso es precisamente el contrario; ¿de dónde pues iba a introducirse este peor de los males en nuestro instituto?».

5. «Amigo», respondió Rafael, «toma el trigo más puro y siémbralo en el campo lo más puro posible; pero cuando germinará, ¡siempre encontrarás una multitud de hierba mala entre el mismo! Ahora, si tú y tus compañeros no sembráis sino diversas semillas de hierbas malas en el suelo, ¿cómo queréis cosechar trigo?

6. Originalmente, en todas las épocas y en todos los países de la Tierra, por parte de Dios ha sido predicada la Verdad purísima por la boca de los profetas penetrados del Espíritu de Dios. Pero después de haber pasado unos miles de años terrestres, ¡mira ahora estas verdades! ¿En qué se han convertido, pues qué son ahora? ¡En la mayoría de los casos se trata de mala hierba, de estatutos y reglamentos humanos, mentiras y engaños enormes de toda clase! Y vosotros que habéis fundado vuestro instituto sobre mentiras, ¿con eso pensáis despertar la Verdad en los corazones de los hombres? - ¿¡Qué hacer con el mundo!?

7. ¿Para qué te podría servir cavar un hoyo grande y profundo en una calle concurrido sin tener la menor intención de que alguna vez podría caer un hombre en él? Pero si hay personas que en la noche pasan por esta calle, dime, ¿acaso no se caerán en este hoyo y perecerán en él de la misma manera como si hubierais cavado el hoyo precisamente con la intención que los hombres caigan y perezcan en él?

8. O, por ejemplo, te visita un enfermo con cuya enfermedad aun con toda tu inteligencia andas a ciegas y le das un remedio que para su estado precisamente es un veneno; de modo que luego el enfermo fallece. Siendo así, acaso, ¿puede llamarse buena la medicación, porque tú como médico con todo has tenido la mejor intención?

9. Los que en la calle –dado que esta estaba muy fangosa– habían cavado una zanja de desagüe profunda sin proveerla de una pasarela con barandillas, también tenían una buena intención: la de secar la calle. Pero su estrechez de miras no les otorgaba tanta previsión según la cual infaliblemente habrían debido reconocer que tal zanja de desagüe tenía que ser muy peligrosa para todos aquellos que andaban por esta calle en la noche.

10. Por eso el medio para desaguar la calle era malo porque los que tenían la buena intención no habían tenido en cuenta que la zanja debía presentar un peligro muy grande para los caminantes en la noche. Si los correctores del camino hubiesen llenado el fango con piedras y con madera - si lo hubieran secado de esta manera... o si por lo menos hubieran construido un puente fuerte y bueno, entonces el remedio junto con la intención habrían sido buenos. Pero como sólo habían pensado: “Pues durante el día cada caminante ya se fijará a tiempo de la zanja y la evitará... ¡y que durante la noche nadie viaje!”. - De modo que ahí se ve que el medio era malo, por lo que no puede ser justificado por una intención pretendidamente buena.

11. Y del mismo modo también vuestro instituto de milagros falsos para la salud de la humanidad es un medio más que malo, porque con su fundación no habéis considerado los inconvenientes absolutamente inexpresables que tienen que originar de él para la humanidad. ¿Qué te servirá la resurrección falsa de la hija de tu amigo si él de cualquier hombre fidedigno supiese que su propia hija fue enterrada y que él recibió una muchacha totalmente desconocida para que la atendiera como pretendida hija suya resucitada? ¿Piensas que tú amigo en adelante se conformaría con tal traición? Acaso, ¿no puedes imaginarte que tal traición pondrá todo vuestro instituto en una luz desastrosa y le quitará todo la fe y toda la confianza?

12. Reflexiona sobre las consecuencias en ambos lados de tal traición, y ya empezarás a comprender si medios malos –mirándolos seriamente– mediante una intención buena pero absolutamente ciega e irreflexiva y por la obtención de una finalidad sólo aparentemente buena, pueden ser considerados como justificados ante el foro de la Judicatura santa de la verdadera Sabiduría de Dios –la única que es justa– y sus espíritus llenos de Luz.

13. ¿No significa eso querer debilitar o incluso deshacer la verdadera Fuerza del Espíritu divino –con la que no raras veces hombres en esta Tierra fueron colmados– en parte por una ambición completamente fuera de lugar, y en parte de envidia, de grandes celos, y de miedo de ver reducidas sus ganancias o incluso la completa pérdida de las mismas? ¿Qué debe sentir un esenio enraizado al ver aquí esta maravilla palpable –que se realizó durante el día claro ante todos los ojos humanos–, y la inspecciona debidamente, de modo que por fin el mismo debe pensar verdadera e íntimamente: “Vaya, ¡tú mismo nunca serías capaz de realizar semejante prodigio! ¿A qué parecen las maravillas de los esenios comparadas con este milagro?”».


Capítulo 51. Los verdaderos y los falsos taumaturgos.

1. Dijo Roklus: «Por supuesto nosotros, los pensadores, ahí vemos una diferencia infinita; pero para el lego pronto algo está bien. Si un taumaturgo a base de su fuerza espiritual interior no nos desafía ante los ojos del pueblo desvelándole nuestra magia enteramente natural, entonces, a mi modo de ver, nosotros los taumaturgos naturales podremos muy bien coexistir al lado de los taumaturgos verdaderos –de por su fuerza interior del Espíritu divino– y el taumaturgo al lado de nosotros, a no ser que se consume de celos».

2. «¿¡Y eso es todo que te provoca en tus intestinos!?», le preguntó Rafael. «¿Piensas tú, acaso, que un verdadero taumaturgo –que lo es a base de la Fuerza divina inherente a él– aspira también a un honor mundano y a una adquisición terrenal? ¿Piensas que para el ser humano no haya un destino más sublime que el cuidado del cuerpo, su bienestar lo mejor posible y el honor de la persona ante esta Tierra material? ¡Escucha y que seas consciente!:

3. Cada ser humano tiene un alma inmortal, y en esta un Espíritu aún más inmortal. Para que el alma como entidad espiritual que se desarrolla a partir de la materia pueda llegar a ser perfectamente uno con el Espíritu original de Dios que es Amor, primero, por iniciativa propia, debe orientar toda su aspiración a deshacerse de la materia y de todas sus exigencias que sean, y debe concentrar su aspiración, su actividad y sus esfuerzos únicamente en lo puramente espiritual. Y, segundo, el alma debe preocuparse continua y exclusivamente por hacerse uno con el Espíritu del puro Amor de Dios al que incuba - Espíritu en el que Dios mismo en su Ser primario es el Amor más puro.

4. ¿Cómo puede el hombre llegar a saber que su alma ha llegado a ser uno con el verdadero Espíritu de Dios en ella? - De esto él se entera fácilmente observándose a sí mismo… Cuando dentro de ti no sentirás soberbia, ambición innecesaria, sed de gloria, envidia, codicia, afán de relucir, ni amor propio, sino en vez de estos sentirás tanto más viva y verdaderamente el amor al prójimo y a Dios… cuando hallarás un gran placer que conmueve tu corazón si en el caso de necesidad tenías que repartir todos tus bienes entre hermanos y hermanas pobres y necesitados… cuando en tu corazón sientes grandes penas si a algún necesitado no le puedes ayudar… cuando Dios te importará todo y toda la Tierra con todos sus tesoros te importan nada en absoluto… sí, entonces tu alma ya está completamente una con el verdadero Espíritu de Dios en ella. Pues ha logrado la perfecta Vida eterna, es sabia, y donde sea necesario es capaz de hacer milagros por su mero querer.

5. Para determinar las almas humanas para esto, por parte de Dios a almas pías –las que en sí han llegado a ser unas con Dios– les está atribuida en grado muy elevado precisamente la Fuerza divina de realizar milagros, para que estas almas pías puedan ser testigos para los débiles y los de poca fe, para que estos se enteren cuál –por parte de Dios– es el destino de los seres humanos, y cómo estos han de vivir y de obrar para que en sí mismos lleven tal determinación a la plena realidad.

6. Además, seguro que un verdadero taumaturgo no realiza milagros para que el mundo ingenuo y ciego le mire con asombro o tal vez para ganar algo a lo que sólo el mundo material atribuye importancia, sino para mostrar a sus semejantes el verdadero camino de Vida y para infundirles ánimo y confianza para la lucha contra el mundo con sus pasiones malas… para mostrarles la causa, el valor y la finalidad verdaderos de la vida, y de esta manera llevarlos por una vía más corta allí a donde Dios los ha designado: a la verdadera Vida eterna y la suprema bienaventuranza.

7. ¡Ahora pregúntate a ti mismo y a todo tu instituto, si también vuestros milagros falsos los habéis realizado con esta intención! Cierto es que tenéis experiencia con el mundo, y de origen ni siquiera sois gente mala; pero tras vuestra caza de bienes mundanos, en la esfera de la Vida interior vosotros mismos os habéis hecho ciegos. ¡El mundo y su felicidad os significan todo! Para lograr estos tan perfectamente como posible, ante todo es necesario proporcionaros un prestigio tan grande como posible por medios adecuados y muy eficaces. Con la espada en la mano no se consigue siempre lo mejor. Pero mediante diversas artes de magia no es difícil que os proporcionéis un respeto parecido a aquel de un dios, porque por principio todos los hombres prefieren mucho más ver milagros que guerras. Luego sólo hace falta que ante tales milagros falsos los curiosos tengan la impresión que ahí les resultará una ventaja aparente, ¡y ya tenéis el “juego” ganado!

8. De modo que vuestra tendencia no es otra que la que ahora te voy a contar: “Nosotros que hemos viajado por todo el mundo observándolo bien, hemos hecho la experiencia que el hombre más allá de esta vida terrestre ya no tendrá ni podrá tener otra vida. Por eso, ya que se tiene que vivir en el mundo, ¡que se procure vivir por lo menos tan bien y plácidamente como posible! Para esta finalidad se debe inventar algo con lo que se puede hacerse indispensable para pueblo, y al mismo tiempo hacerse aparentemente útil de la manera más fácil del mundo. Entonces el pueblo mismo cumplirá para nosotros con todo el trabajo más duro, y así nosotros viviremos una vida regalada. Además, si el pueblo que nos mantiene hace todo para nosotros, a la vez tendrá la sensación de dar con eso un servicio placentero a Dios. En cambio nosotros, en virtud de nuestra capacidad de hacer prodigios, ante el pueblo figuraremos incesantemente como representantes de los dioses en la Tierra - con lo que también viviremos como los dioses… ¡Pero que nunca nos venga un traidor! Si podemos mantenernos tan sólo cincuenta años sin que se presente un traidor, incluso soberanos y sus pueblos se arrastrarán ante nosotros en el polvo terrestre - y eso en toda sumisión…

9. Para hacer que el asunto resulte lo más eficaz posible, al principio no debemos regatear esfuerzos ni gastos para establecer todo de manera como más efectivo pueda ser ideado. Luego, ante el pueblo, siempre debemos presentarnos como hombres compasivos y llenos de amor, verdaderamente entusiasmados por los dioses, ¡y los pueblos nos tendrán en palmitas! Los antiguos fundadores de la religión eran prudentes en preparar un pueblo como mejor podían servirse de él; pero nosotros los esenios llenos de muchas experiencias queremos fundar una religión a la que finalmente tendrán que adherirse todos los pueblos junto con sus soberanos. Pues sabemos como andan las cosas en casi todas las demás partes, y en lo sucesivo sabremos aún más y nos enteraremos de más. Y siempre iremos mejorando nuestro instituto bien ideado, enriqueciéndolo en grado máximo con todo lo que le resulte útil, para hacerlo completamente invulnerable ante todos nuestros enemigos - y eso para todos los tiempos”.

10. Pues consta que si los verdaderos taumaturgos –los que están animados por el Espíritu de Dios– aún se uniesen con vosotros, entonces sin duda alguna vuestro instituto para engañar a los seres humanos llegaría a ser completamente invencible, y pronto tendríais que mandar sobre todos los tesoros de esta Tierra… Pero los verdaderos taumaturgos son como siempre eran y siempre seguirán siendo; pues siempre han sido los mayores enemigos de todo engaño y de toda mentira. Por eso nunca se unirán con vosotros, sino al contrario en todas partes os desenmascarán y a los pueblos mostrarán todas las instalaciones de vuestro instituto de vuestra parte considerado tan loable. Por eso, vuestras esperanzas de aspecto hermosamente verde, pronto se marchitarán y ya no tendrán valor alguno ante nadie. Ante estas condiciones, ¿acaso todavía afirmarás que vuestro instituto realizador de maravillas falsas y de embustes podrá existir en armonía al lado de los taumaturgos justos y leales animados por Dios? Mira, yo ya sería bien capaz de desmoronar vuestro instituto con un sólo hecho milagroso, de manera que en lo sucesivo seguramente nadie ya se refugiaría a vosotros pidiéndoos ayuda. - ¿Me lo crees o no?».


Capítulo 52. Las dudas de Roklus referente al poder de Rafael.

1. Dijo Roklus: «Si tú en tus hechos fueses tan poderoso como en tus palabras, entonces algo tal te podría resultar posible; pero hasta ahora por todas partes he hecho la experiencia que los sabios más fuertes en palabras, en sus hechos siempre eran los más débiles. De modo que te confieso abiertamente que tu poder que has descrito algo presumidamente no me causa un verdadero temor. Pues consta que hay muchas cosas que son posibles, ¡aunque no siempre sean probables!

2. ¡Ve a la pareja de padres, diles que la hija “resucitada de la muerte” no era la verdadera sino sólo otra substituida por su gran semejanza, y verás si te lo creen o no! Lo que harán es echarte a la calle, pero nunca te lo creerán, aunque te fuese posible aparecer con una segunda copia aún más parecida. Pues poco lograrás resucitar la hija verdadera, porque en primer lugar poco sabrás donde ella está enterrada, y en segundo lugar su cuerpo ya estará bastante roído de los gusanos.

3. Eso, a mi parecer, sería la única manera de hacer que los padres durante algún tiempo se queden estupefactos; pues en el caso extremo los buenos padres aceptarían a la hija verdaderamente resucitada como hija adoptiva - a causa de su gran semejanza. ¡Pero basta ya de palabras vanas y dirijámonos a otra cosa!

4. ¿Formas tú también parte de esta compañía aquí? ¿Qué pues es la finalidad de vuestra presencia aquí? Acaso, como ya ha sido en otras ocasiones, ¿el gobernador concede audiencias públicas al pueblo, acepta ruegos y toma nota de quejas del pueblo y de sus representantes, o acaso es por una especie de juicio o un consejo de guerra? Pues veo aquí hombres de todas las partes de la Tierra que conozco; hasta negros tan negros como antes nunca los había visto se encuentran aquí en gran número. Pues también hay persas, armenios, táurides, griegos, romanos, y tampoco faltan egipcios.

5. Por modestia y con todo el respeto debido ante el sabio y anciano Cirenio nunca habría sacado esta pregunta, pero como ahora ya hemos conversado durante unas dos horas, he cobrado ánimo. Si te parece bien, dime algo acerca de cómo se ha realizado esta casa junto con el jardín, el puerto y los navíos. Bien me acuerdo de lo que me has dicho con respecto a esto, pero no puede haberse originado con la mera fuerza del Espíritu divino en el hombre. Consta que esta fuerza puede mostrar al hombre los medios más útiles para crear tal obra; pero aun así será poco posible realizar todo esto a base del mero aire puro. Vamos, querido sabio amigo joven, ¡dime ingenuamente lo que sabes de esto!».

6. «¡Ten todavía un poco de paciencia», le respondió Rafael, «porque aún no hemos terminado completamente la discusión anterior! Además, no me está permitido contarte antes del tiempo por qué estos pueblos se encuentran reunidos aquí. Más tarde ya sabrás algo más acerca de eso; pero por el momento, con toda calma, volveremos a la pregunta si yo mismo sería capaz o no de dar un empujón tremendo a vuestro instituto sin haberme proporcionado de cualquier parte una segunda copia de la hija engañosamente resucitada. Tú dudas; sin embargo, ahora mismo yo podría proporcionarte una certeza con la que se te pondrían los pelos de punta. ¿Qué dirías entonces?».


Capítulo 53. Roklus justifica la fundación de la orden de los esenios.

1. Un poco perplejo Roklus le respondió: «Amigo, ¡no hay crimen del género que fuera, que podría sacudir mi conciencia! Siempre he vivido estrictamente según la ley. ¿Qué, entonces, podría ponerme los pelos de punta? Pero si nuestro instituto ya constituye una atrocidad ante los ojos de un Dios nunca visibles a los hombres –un Dios cuya existencia ya no puedo negar después de todo lo que me dijiste–, entonces se diría que tal Dios omnisapiente, todopoderoso, omnividente y altamente sabio también debe tener algún medio con el que fácilmente habría podido evitar la fundación de tales institutos. Nosotros, o sea nuestros antepasados, por ninguna parte hemos notado el menor obstáculo contrario a la fundación de este instituto, ni antes, ni durante, ni después de esta… Además, el estado al que se había presentado abiertamente el proyecto, con toda disposición ha consentido en la fundación de este instituto que le parecía muy útil; y nos ha prometido no sólo su fiel discreción sino también, si fuera necesario, de protegernos incluso con armas. Tampoco el pueblo, para cuyo bien evidente este instituto fue fundado, ha opuesto resistencia alguna. De modo que por ningún lado, ni del divino, ni del gubernamental, ni tampoco del civil se había tomado medidas contrarias a la construcción de este instituto; con lo que era absolutamente imposible que con su fundación se pecara contra la voluntad de cualquier persona. Por eso nosotros, los miembros de este instituto, ante cualquiera como también ante un Dios podemos presentarnos con una conciencia tranquila. ¡Por eso no sé con qué cosa legal ibas a ponerme los pelos de punta!

2. Según tus palabras posees un poder especial, con lo que por fin tú mismo podrías ser el que ha realizado este milagro aquí - de modo que mediante tu voluntad y tus palabras tal vez también podrías resucitar a los muertos… igual que cierto Nazareno del cual ahora ha llegado a nuestra ciudad la leyenda de ser capaz de resucitar muertos ante todo el mundo… lo que yo no pongo en duda del todo, porque íntimamente los hombres son espíritus de dimensiones muy distintas, con lo que fácilmente alguien inventa algo – de por sí o por una casualidad– de lo que antes y después de él millones no tenían la menor idea; de modo que lo pone en práctica y así asombra un sinnúmero de habitantes terrestres. En tal caso no se puede alabar suficientemente nuestro instituto porque acude a tales inventores, haciendo todo lo posible para ganárselos, para que los seres humanos puedan beneficiar de sus inventos ocasionales… para que estos lleguen a ser un bien común de la humanidad.

3. Nosotros, los esenios, nunca perseguiremos a un hombre de condición extraordinaria ni le pondremos obstáculos en su camino; por el contrario, le apoyamos y procuramos a ganárnoslo, lo que frecuentemente ya hemos logrado. Ahí todo el instituto garantiza que este hombre no lo pasará mal con nosotros. Mira, así pensamos y así actuamos sin tomar en consideración cualquier recompensa - ni en esta vida ni tampoco en el Más Allá. Hacemos las cosas que reconocemos como buenas, y eso a causa de ellas mismas. Siendo así, ¿ante qué juez deberíamos aún temblar?

4. ¿A lo mejor eres tú mismo aquel Nazareno maravilloso? No sería mal… pues en realidad sería mejor, porque en este caso llegamos a conocer personalmente a aquel hombre o joven del que hemos oído tantas cosas extraordinarias. Sólo que me pareces un poco demasiado joven para ser el Nazareno que, según la descripción, debe tener por lo menos treinta años. Pero eso no importa, porque no hace falta que seas el famoso Nazareno, dado que posees un espíritu muy activo y aplicado, pues has visto el mundo y con eso has podido adquirir muchas experiencias. ¿Por qué, en este plan, no ibas a haber adquirido capacidades de cuya magnitud yo no puedo tener ni la menor idea? ¡No soy en absoluto celoso de ti! Y tampoco niego que al lado de nuestras seudo-maravillas también podría haber maravillas verdaderas, porque a las seudo- maravillas siempre deben haber precedido verdaderas, porque de lo contrario los hombres nunca habrían podido inventar las falsas con tanta facilidad. Lo único que no acepto en absoluto es que con nuestras seudo-maravillas intencionadamente hayamos querido conseguir alguna cosa mala.

5. Claro que no sabíamos que mediante tales milagros falsos tenía que destruirse totalmente la esfera anímica moral de los hombres, lo que para estos resulta en un gran mal. Pues todos éramos ateos sin excepción, de modo que ante nosotros no podíamos tener otra esfera de felicidad vital de los hombres que la terrenal. Pues no creíamos en una vida después de la muerte del cuerpo - por lo menos no creíamos en una vida consciente de sí misma. Lo que nos ha apartado de creer en la existencia de un Ser divino y que nos ha llevado al ateismo, ya te he explicado a lo largo y ancho, de modo que ahora creo que ante ti estoy tan puro como posible, aunque tú fueras Dios Mismo.

6. En mis entrañas no existe un solo punto flaco oculto en mi conciencia, ¡de modo que aquí me encuentro delante de ti sin el menor miedo! Tampoco tengo miedo a la muerte, aunque no sea amigo de dolores y sufrimientos. ¿Con qué pues podrías tú poner los pelos de punta a un hombre que puede decir de sí mismo: “¡ Si totus illabatur orbis, impavidum ferient ruinæ!?” (Aunque se derrumbe el mundo, las ruinas llevarán al impávido). Ahora vale más que quedemos buenos amigos, y que mutuamente nos apoyemos en todo lo bueno y verdadero, lo que de todos modos servirá a la humanidad. Y luego, diría yo, ya no necesitamos que mutuamente nos pongamos los pelos de punta. Pues por lo demás puedes hacer lo que quieras, pero en general el mundo nunca será mejor de lo que ahora es y de lo que siempre era.

7. Lo que ahora más me gustaría sería marcharme junto con mis compañeros porque acabo de ver aquí varios fariseos y, amigo mío, perdónemelo, no me da ninguna gracia encontrarme con ellos, porque siempre categóricamente se oponen a toda clase de progreso. ¡De modo que te evito todas las demás penas y explicaciones! Ahora ya sé a qué atenerme y cómo orientarme espiritualmente para obtener la Vida eterna en Dios; por el momento no necesito más y también te dispenso la explicación cómo se originó el milagro de esta casa nueva, aunque me habría gusto mucho saberlo fundamentalmente. ¡Pero estos fariseos… e incluso ese principal obstinado de Cesarea de Filipo están aquí! ¡De modo que pronto vamos a hacernos invisibles!».

8. «Oh, ¡por estos podéis muy bien quedaros aquí», dijo Rafael, «porque estos ya son menos fariseos que tú lo eres! Todos que están aquí son gente pura, menos uno que está tolerado en virtud de la Escritura. ¡De modo que a los fariseos que se encuentran aquí, ya no tienes que rehuirlos! Pero parece que hayas oído hablar algo del Nazareno maravilloso. ¡Cuéntame algo de esto y desistiré de ponerte los pelos de punta! - ¿Estás de acuerdo?».

9. «¡¿Por qué no?!», le respondió Roklus. «Aunque yo no sepa mucho de Él, pero lo que sé tiene fundamento y merece ser creído. ¡Ten un poco de paciencia porque deseo formular mis pensamientos!».


Capítulo 54. Las experiencias de Roklus referente al Nazareno y su punto de vista sobre Él.

1. Después de un corto respiro Roklus dijo al Rafael: «Mi más querido amigo joven y verdaderamente sabio, ¡ahora estoy preparado para contarte lo que hace poco he oído de algunos comerciantes de Nazaret y de Cafarnaúm, a los que tengo plena confianza en lo que se refiere a los hechos porque se trata de hombres de confianza! Aparte de esto no sé ni una sola sílaba más… Pues, ¡óyeme!:

2. En la pequeña ciudad de Nazaret, situada a orillas del río Alto Jordán –no en la aldea del mismo nombre situada en la montaña– vivía un carpintero que con su segunda mujer tenía un hijo, al que llamó Jesús. Este también era carpintero hasta que cumplió treinta años de edad. Era un hombre tranquilo, silencioso, muy pensativo, y hablaba muy poco. Por lo demás era un hombre extraordinariamente moral, nunca se le oía disputar ni reñir, y nunca se entregó a una Venus atractiva ni tampoco al Baco.

3. El rasgo predominante de su vida era una sobriedad constante y modesta. Además, siempre era muy humilde y misericordioso para con los pobres; y para su trabajo de carpintero –siempre ejecutado perfectamente– pedía sólo una paga muy modesta, la que siempre entregaba puntualmente a sus padres. Pero el día en que cumplió treinta años recogió todas sus herramientas, y desde entonces ya no tocaba hacha, ni sierra.

4. Sus hermanos y su madre –la que tal vez todavía vive–, todos gente muy honesta, le preguntaron por el motivo, y evidentemente él les ha dado la siguiente respuesta que suena muy mística: “Ha llegado la hora a partir de la cual tengo que cumplir con la Voluntad de mi Padre en el Cielo - razón, por la que Yo he venido a este mundo”.

5. Pronto después abandonó su casa paternal y se desplazó al pequeño desierto no muy lejos de donde el río Jordán sale del Mar de Galilea –donde actualmente nos encontramos–. Allí acogió discípulos, les enseñaba a amar a Dios y al prójimo, y los prevenía contra el viejo fermento de fariseos –un detalle que me hizo tenerle mucha estima, aunque hasta ahora aún no haya tenido la suerte de encontrarme con él personalmente; pues un adversario de los fariseos es siempre nuestro amigo y merece recibir toda nuestra ayuda–.

6. Se dice que con tal doctrina suya tan sumamente respetable combina una magnífica fuerza de voluntad mágica y realiza prodigios con los que hasta ahora ningún mortal ha soñado. Por ejemplo, dicen, que resucita muertos sin servirse de remedios terrenales, sino lo hace simplemente mediante la mera Palabra y la Voluntad. Y tan increíble y fabuloso eso parezca, ¡evidentemente todo es pura verdad! En suma, dicen que Él va de un lugar a otro, enseña a los hombres de una manera fácilmente comprensible que se reconozcan a sí mismos y a Dios. Y cada paso que da está acompañado de maravillas y prodigios extraordinarios.

7. Sus discípulos ya muy numerosos siempre le acompañan y le toman por un Dios, porque un verdadero Dios con todas sus facultades maravillosas nunca podrá realizar cosas más grandes. ¡Pero dejemos eso, porque un dios tal como nosotros nos le imaginamos bajo diversas formas y figuras, de todos modos no es más que el engendro de una fantasía humana con muchas cualidades simplemente atribuidas - las que no son más que su portador atribuido, es decir, su dios inventado!

8. Pero si con este hombre prodigioso de Nazaret todo es verdaderamente así como dicen –en lo que no dudo en absoluto– entonces no veo por qué no tomarle por un dios... Pues eso me lo pienso de la siguiente manera: Este hombre –que seguramente por su aptitud natural es más capacitado que cualquier otro hombre en toda la Tierra–, gracias a su diligencia vital, ha encontrado en su interior el centro de su vida de amor, lo ha cuidado celosamente, y lo ha alimentado, fortificado y desarrollado.

9. En virtud de esta vida verdadera –la que penetra a este hombre prodigioso completamente porque él ya se ha perfeccionado del todo– él se pone en contacto con la fuerza vital general de la naturaleza, con lo que su voluntad ya no debe dirigir solamente su propio organismo vital, sino todos los organismos en toda la naturaleza, porque él mediante su forma de vida une en sí las riendas de toda demás vida parcial en los seres, de modo que así, a discreción, puede hacer con todos los seres lo que le plazca.

10. Antes, todavía como auténtico ateísta, ya te había mencionado que y cómo, sólo al encontrar en sí el principio de la vida, un hombre puede llegar a ser un auténtico dios y alcanzar la vida eterna. Quizás varios hombres ya lo habían logrado en tiempos remotos, y en lo sucesivo aún habrá más hombres que lo lograrán; he aquí tenemos como ejemplo aquel hombre de Nazaret que no es una fábula, sino que confirma perfectamente mi aseveración. En este hombre he pensado cuando mencioné este asunto. ¡Yo daría cualquier cosa por encontrarle donde sea! Yo mismo llegaría a ser su discípulo, y si todo el caso fuera así como lo he entendido decir por unos de mis compañeros, sin reparos le tomaría por un dios verdadero, le amaría y le adoraría con todas mis fuerzas, aunque tú me confrontaras mil Jehovás de los judíos y cien mil de Zeuses egipcios.

11. Yo te digo: Todos los Jehovás y Zeuses, los egipcios, griegos y romanos, y todos los Átmanes y Lamas de los indios son un nada comparados con este Nazareno único que es un verdadero hombre maravilloso y a quien nosotros, los esenios, no tememos porque algunos de nosotros se hallan entre sus discípulos y nos han informado varias veces por correspondencia, qué hombre es, lo que enseña y todo lo que hace. Si este hombre por casualidad estuviese aquí, entonces no te preguntaría cómo se había originado este edificio maravilloso sino te diría: “¡Mira, esta es una verdadera obra de dios!”.

12. Para un dios también es posible crear aquí un mundo nuevo porque lleva en sí las riendas centrales de la vida con las que ha de tener enteramente en su poder todos los seres y elementos de la naturaleza entera. Sólo hace falta que él quiera algo firmemente, y esto debe formarse según su inteligencia perfecta y sumamente lúcida. Arquímedes, un gran sabio que estaba muy familiar con diversas fuerzas, dijo: “¡Dadme un punto fijo encima de la Tierra, y yo os sacaré de quicio toda la Tierra!”. Esta expresión era bastante atrevida pero no dejaba de ser grande; aunque conste que aun con sus palancas de tornillo le habría costado mucho sacar toda la Tierra de su quicio.

13. El Nazareno, sin embargo, no precisa de palancas de tornillo materiales, sino únicamente un impulso de su voluntad y, si así lo quisiera, todo el mundo se hallaría disuelto en átomos delante de nosotros - caso que después de tal disolución todavía existiéramos y todavía pudiéramos ser conscientes de nuestra existencia.

14. Sólo el Nazareno ha encontrado la palanca necesaria y no necesita un punto fijo al exterior de la Tierra sino únicamente su voluntad, y toda la naturaleza visible ha cesado de existir. Pues mira: en cierto modo este Nazareno también pertenece a nuestro instituto, es decir, al instituto del amor al prójimo verdadero y desinteresado. Y por eso tampoco tenemos que temer taumaturgo alguno aún más grande y más verdadero, siendo convencidos que nadie en toda la Tierra puede rivalizar con él.

15. ¿O acaso tienes ganas de competir con él, tú que querías ponerme los pelos de punta? ¡Por dios!, mi muy querido joven en realidad muy apreciable, ¡sé siempre bien modesto! Verdad es que eres capaz de realizar mucho, ¡pero ni mucho menos todo! ¡Pero el Nazareno, sí, puede realizar todo!... ¡Con este encontrarás muchas dificultades, querido mío! Ya habrá manera que en alguna parte yo mismo me encuentre con él, y te presentaré a él. Pero entonces, ¡cuidado y ve cómo sales airoso ante él! - Bueno, ¿conoces ahora este hombre maravilloso de Nazaret?».

16. «¡¿Cómo no iba a conocerle?!», le respondió Rafael. «Ya estoy desde hace un buen tiempo en su servicio».


Capítulo 55. Roklus exige a Rafael que realice un hecho milagroso.

1. «¡Oh tú, fanfarrón cardinal!», respondió Roklus, riéndose. «Aunque hasta ahora nunca hayas faltado a la verdad, ¡ahora sí lo has hecho! Antes este pilluelo hace que yo le describa clara y detalladamente a este Nazareno magnífico, ¡y ahora me dice que desde hace un buen tiempo ya está en su servicio! - ¡Menuda gracia! Antes sabe prácticamente nada del Nazareno, ¡y ahora resulta que es servidor suyo! - Ahora te insisto de demostrármelo, porque de lo contrario yo voy a poner a ti tus rizos rubios de punta. ¿Me has entendido? ¡De modo que ahora presentes la prueba!».

2. En seguida Rafael le respondió: «Pues bien, amigo mío. Con esta invitación tuya no me causas miedo y voy a ser capaz de hacer todo lo que pidas, supuesto que pidas alguna cosa razonable y factible, pues para tonterías y bobadas no poseo fuerza ni poder! ¡De modo que ponme ahora mismo la tarea de prueba y la voy a realizar igual de rápido!».

3. A eso Roklus fijó su mirada en la cara del Rafael y dijo: «Pues bien, mi querido amigo joven; aquí he levantado una piedra del suelo que tiene un peso de unas cinco libras. Es de granito pardo, que con ningún metal conocido a mí tiene afinidad alguna. ¡Haz oro de este granito, pero del mismo peso!».

4. «¡Hombre de miras estrechas! Si de esta piedra haga oro, entonces resultará unas tres veces más pesada. De modo que el peso no puede quedar el mismo, si la forma y el tamaño no deben cambiar. ¿Qué quieres pues que modifique?».

5. «¡Dejemos la forma y la figura y que el peso se cambie en favor del prodigio!».

6. Dijo Rafael: «¡Entonces sujeta la piedra muy bien, para que no se te caiga de la mano, dado que al convertirse en oro el bulto resultará unas tres veces más pesado. Luego tal aumento repentino del peso siempre da la sensación como si del aire una piedra de diez libras te cayese sobre las manos. ¡De modo que fácilmente podrías desplomarte con todo este bulto de oro!».

7. «¡Es poco probable que me toque esta desgracia!», dijo Roklus.

8. Esto Roklus sólo lo dijo porque tenía cierta duda el éxito de la prueba. No obstante, en el mismo momento Rafael quiso que la piedra se transformara en oro. De modo que en el mismo momento la piedra se convirtió del todo en oro y, a causa del aumento repentino del peso, tiró a Roklus al suelo; y eso de manera tan violenta, que Roklus se hizo mucho mal y apenas podía levantarse.

9. Cuando Roklus de nuevo estaba de pie, empezó a reprender la petulancia de Rafael, pues dijo: «Oye, maravilloso joven tramposo, ¡ni diez de estas piezas de oro merecen que uno por amor a ellas tenga que aguantar semejantes dolores! ¿No habrías podido avisarme: “¡Cuidado, ahora va a producirse la transformación!?”. - ¡Así, con mi cabeza y mis manos, me he chocado tan fuertemente en el suelo como si hubiese caído de un árbol muy alto! ¡Eso me hace todavía un mal en la cabeza…! - Oh joven maravilloso, petulante y travieso, ¡ahora cúrame de mis dolores de cabeza tan violentos para prueba mayor de la verdad de tu afirmación!».

10. Acto seguido Rafael sopló contra Roklus y, instantáneamente, este ya no sentía el menor dolor. Y Rafael le dijo: «Recoge ahora la pieza de oro del suelo y examínala, ¡y a ver, si es de oro puro o no!».

11. Roklus le hizo caso y al mismo tiempo también llamó a sus once compañeros, y les dijo: «¡Ved y juzgad vosotros mismos!».


Capítulo 56. Las conjeturas de los esenios sobre el personaje de Rafael.

1. Todos sus compañeros se acercaron y dijeron: «Amigo, ¡esto es oro purísimo y toda la pieza debe tener un valor inimaginable! ¡¿Y es solamente mediante su voluntad que este joven indescriptiblemente hermoso ha hecho que este granito pardo se haya convertido en una pieza de oro del mismo tamaño?! ¡Eso ni un mago puede hacerlo! De modo que aquí se trata de un verdadero milagro, ¡únicamente posible para un dios!, lo que hasta ahora todos teníamos por una fábula, ¡pero es evidente que este hecho nos dice otra cosa! De modo que este joven maravilloso es un dios, ¡ni más ni menos! ¡Y por eso debemos adorarle y hacerle tantos sacrificios como posible, para que nunca no nos guarde rencor ni nos abandone!».

2. «Pero él afirma de sí mismo que sólo es un discípulo y servidor del Nazareno - el que obtiene más y más reputación», observó Roklus. «De modo que no es un Dios, sino tanto más claramente se destaca aquí la divinidad incontestable del Nazareno. También habéis visto mi caída tan violenta, la que me hizo sufrir grandes dolores de cabeza, pero que con un soplo ligero de la boca de este joven desaparecieron instantáneamente… De modo que el joven según su propia afirmación sólo es un discípulo y servidor del Nazareno, por lo que merece todo nuestro respeto, ¡pero no adoración ni sacrificio! Ahora vamos a buscar únicamente al Nazareno, ¡porque si le encontramos tendremos todo!».

3. Dijeron los compañeros: «¿Y si este joven finalmente es el Nazareno mismo?».

4. «No, ¡esto es imposible!», respondió Roklus. «En primer lugar le falta la edad de 30 años - ¿qué os habéis creído? ¡Este joven tendrá apenas dieciséis años! Además, en segundo lugar, tenemos su propia confesión… Verdad es que este joven travieso es un poco astuto, ¡pero con él no se encuentra el menor rastro de una mentira - lo que os garantizo! Hasta este punto ya he llegado a conocerle… Pues él es absolutamente sincero. Aunque de vez en cuando sea un poco travieso, esto lo vamos a atribuir y perdonar con gusto a su juventud - tan sólo ya porque es un joven tan hermoso como nunca he visto a alguno en toda mi vida. Se podría llegar a creer que se trata de una muchacha disimulada muy hermosa; pero para ser eso, de vez en cuando me parece mucho demasiado serio, por lo que a pesar de toda su belleza femenina debo tomarle por un ser masculino, a pesar de toda su belleza femenina. Y para ser una muchacha también tiene demasiada sabiduría, porque las muchachas con lo bellas que sean, siempre son un poco necias y nunca serán capaces de elevarse a la sabiduría de un varón. Pues en este joven mora una sabiduría extraordinaria con la que no podemos rivalizar. Pero todo eso prueba también que no es el Nazareno mismo sino sólo un servidor justo de él. ¡Que este joven nos guíe al Nazareno, de la manera que sea!».

5. Acto seguido Roklus volvió a dirigirse a Rafael y le dijo: «Oye, mi querido servidor del Nazareno - aunque seas un poco petulante… Nosotros dos ya hemos terminado con nuestro asunto, y ahora yo y mis compañeros te rogamos que nos indiques dónde podemos encontrar al Nazareno famosísimo».

6. «Si, ¡ahora puedo –y ya me está permitido– decirte un poco globalmente que este Nazareno famosísimo se encuentra precisamente aquí!», le respondió Rafael. «Con tu sagacidad mental, entre los varios cientos de huéspedes, tú mismo ya podrás descubrir la persona en cuestión. Pues mira, si tú no tuvieras un intelecto tan sumamente sagaz, también te habría indicado la persona del Nazareno; ¡pero tu sagacidad me lo impide! ¡Por eso ve y busca bien, y ya encontrarás lo justo!».

7. «Tú, ¡continúa tirando indirectas!», dijo Roklus. «No me importa, ¡porque aun así no hay motivos para despreciar mi intelecto! Lo que este no quiere ni puede encontrar, eso lo encontrará mi corazón que evidentemente no es uno de los últimos en este mundo… ¡No te preocupes de mí, mi joven amigo sumamente sabio, porque no voy a buscar durante mucho tiempo y pronto hallaré lo justo!».


Capítulo 57. La alocución de Roklus sobre la importancia de un intelecto bien desarrollado.

1. A eso Rafael recomendó a Roklus que pusiera la pieza de oro tan valioso en un lugar seguro porque quería regalársela.

2. Pero Roklus le respondió casi un poco provocado: «Amigo, ¡cuando estoy ocupado en buscar el bien superior de los seres humanos no me importa la inmundicia peligrosa de este mundo! ¿Entendido, mi joven amigo - tú, que ahora quieres hacerte un poco impertinente? Puedo garantizarte que ya no voy a tocar este montón de escoria, ¡y para tu placer particular puedes volver a transformarlo en lo que era antes!

3. ¿Acaso crees que yo codicio el oro porque soy griego y esenio? Oh, ¡ahí estás en un craso error! Porque en casa poseo como patrimonio terrenal cien veces más que esta amarilla inmundicia terrestre que es este montón torpe, y por eso puedo muy bien prescindir de este aquí recién creado. Y por lo demás mi corazón nunca ha tenido apego a eso. Porque si yo siempre hubiese sido avaro en bienes terrestres, evidentemente nunca habría llegado a la perspicaz de mi sagacidad intelectual, la cual, aunque no sea capaz de comprender lo Supremo mismo, ya está en buen camino para lograrlo… Y sólo por eso ya tiene un valor mil veces mayor que cien mil de tales bultos de oro.

4. Bien sé ahora que el hombre al averiguar las supremas relaciones espirituales de la vida nunca logrará a captarlas a base de su mera facultad intelectual, con lo pura y aguda que esta sea. Pero en el caso de una falta total de esta luz del alma, el hombre llegará aún más difícilmente a captar las verdades más sublimes y profundas de la vida. A mi modo de ver, un intelecto bien formado ya ha adelantado un buen trecho en el camino a la eterna e imperecedera plenitud de la verdad vital de dios. De modo que observado desde este punto de vista, seguro que un intelecto bien formado ya es de un valor considerable. Por eso, amigo joven, ¡no es justo que desprecies tanto mi sagacidad intelectual!

5. Ve, en la ciudad incendiada todavía andan vagando muchos hombres de cuya sagacidad seguramente nunca te quejarías. ¿Por qué no vienen aquí, estas ovejas, para buscar las verdades más profundas de la vida? Todos miraron aquí, y seguro que se habrán fijado de esta nueva casa prodigiosa, ¡pero les da igual!

6. ¿Qué cosa puede despertar el interés de un hombre que es enteramente incapaz de pensar? Te lo digo: ¡absolutamente nada!, salvo una comida buena para su estómago hambriento. Sirve a estos incultos unas comidas y al lado de ellos realiza los prodigios más magníficos, ¡y estos incultos devorarán las comidas sin prestar la más mínima atención a tus prodigios! Y una vez que hayan llenado sus estómagos, se harán ociosos y se amodorrarán, con lo que tampoco ya prestarán atención a tus milagros. Algo tal sólo llama la atención al intelecto instruido, de modo que este empieza a pensar y a hacer diversas comparaciones, y no parará antes de haber llegado a cualquier explicación para el milagro.

7. Si eso irrefutablemente es así, ¿por qué haces continuamente observaciones mordaces contra mi sagacidad intelectual? ¡En este caso, a pesar de toda tu fuerza milagrosa, estás muy equivocado!

8. Si yo quiero reconocer verdaderamente a un Dios, ante todo tengo primero que pensar, y luego sentir… Entonces, ¿qué va a despertar en el corazón un sentido mejor y espiritual, si me encuentro aquí como un buey estúpido? Tú me remites a buscar y hallar al Nazareno divino sólo mediante mi sagacidad intelectual; pues también lo haré para demostrarte que un intelecto justo también vale para algo. En suma, te debo mucho y te amo mucho porque tú me has enseñado a reconocer a un Dios verdadero. Y con eso me has dado un tesoro inconmensurable al que enteros montes de oro no pueden compensar. ¡Pero lo que no me gusta en absoluto en ti es que continuamente espines contra mi intelecto!

9. ¡Pues incluso la sabiduría suprema de un Dios debe adjudicarme favorablemente que el hombre –por el reconocimiento de sí mismo y sobre todo por el reconocimiento de Dios que en esto origina– precisa del intelecto tanto como los ojos para ver! Sé muy bien que un hombre con su intelecto tan despierto como sea no puede ni podrá comprender infinitamente muchas cosas de las que la suprema sabiduría divina ha dispuesto y ordenado… de lo que hizo que se originara, de lo que es y de todo lo que acontece… pero sin cierta sagacidad intelectual capaz de examinar y diferenciar, ¡el hombre comprenderá eternamente nada!

10. Dicen que solamente la fe es la lumbrera del hombre. ¡Oh cielo!, ¿qué puede ser una fe sin intelecto? Pues es la sabiduría de niños de la más tierna edad, los que alargan la mano para llevarse la luna, pensando que es una rebanada de pan con miel. Hay verdaderamente hombres adultos en esta querida Tierra que toman la luna por un pan redondo que flota en el aire - un pan que cada mes queda consumido por las aves del paraíso, pero que poco después vuelve a crecer de nuevo. Amigo, dime, ¿qué beneficio podemos tener nosotros y un dios de semejante fe? ¿No sería mejor y más digno de un espíritu humano y de un espíritu divino en el hombre de cavilar y con el tiempo de descubrir que la luna, sí, debe ser algo diferente de una rebanada de pan que sirve de comida para las aves del paraíso?

11. Mi máxima es: Probarlo todo y quedarse con lo que es bueno o al menos lo más cercano a la verdad, hasta que de alguna parte se haya recibido una luz más fuerte y mejor. Durante la noche muy oscura vale más ver una luciérnaga que ninguna luz; y del mismo modo la chispa de luz del alma –llamado intelecto– vale más que la superstición más tenebrosa y exenta de toda probabilidad.

12. Pongo el caso que debo creer una plena verdad que se me ha presentado, sin que yo haya podido convencerme en absoluto que realmente se trata de una verdad, porque para eso me faltan el intelecto y la experiencia necesaria. Semejante fe, ¿qué otra cosa puede ser que una superstición más ciega? ¿Qué beneficio tengo de una verdad creída si no la comprendo, es decir, que no puedo convencerme que es una verdad? ¿Para qué serviría el oro, si el intelecto humano no lo pudiese diferenciar de otros metales sin valor? De modo que si el hombre cree algo, entonces hace falta que lo crea a base de cierto intelecto, porque de lo contrario para él la mentira y la verdad tendrían que ser una sola cosa.

13. Si tú me dijeras: “Muy lejos detrás de unas montañas azules se encuentra una ciudad construida de auténticas piedras preciosas, y los hombres que en ella habitan todos son gigantes”, entonces, si yo fuera suficientemente necio, te lo creería a ciegas, y me conformaría con esta afirmación. Pero si luego viniera otro hombre, que me dijera: “Oye, ¡detrás de aquellos montes azules no hay ninguna ciudad y menos aún hombres gigantes!”, ¿qué, entonces, haría yo como oscurantista irracional sin intelecto? ¡Me quedaría con la primera afirmación, a pesar de ser una mentira inaudita, y rechazaría con escarnio insolente la verdad que dijo la otra persona! - ¿Pero puede eso dar igual a un dios perfectamente sabio?

14. Si el Nazareno es un dios lleno de sabiduría suprema –de lo que yo ahora ya no dudo porque lo reconozco mediante mi intelecto– entonces sería muy estúpido de su parte si enseñase a los hombres reconocer la mentira y su falsedad, y en cambio aceptar la luz de la verdad y su bien sin que esto sea a base de una sagacidad intelectual.

15. ¡Ya ves que en eso no puedes rivalizar conmigo, ni con mil prodigios realizados! Por eso, en adelante, ya no te burles de mi intelecto, sino acéptalo tal como es. ¡Y ahora muéstrame dónde se halla el Nazareno divino para que yo pueda arrodillarme apropiadamente ante él y también adorarle!».


Capítulo 58. La influencia del amor sobre el intelecto.

1. «Pero amigo, ¡te excitas por algo que sólo tú me estás imputando!», le respondió Rafael. «¿Cómo puedes pensar de mí que soy un adversario de un intelecto justo de los hombres? Si yo te dije que ahora con tu sagacidad intelectual debes localizar aquí al Nazareno, entonces sólo quería indicarte que no basta con un intelecto tan lúcido como fuera, ni mucho menos; sino ante todo el ánimo o sea el amor debe encargarse del asunto de la búsqueda y del reconocimiento de Aquel que, Él mismo, es el Amor supremo y más puro… Ahí el intelecto tiene su importancia, ¡pero de antemano hace falta el amor! Porque sin este el mero intelecto no logra nada.

2. No es la Persona del Nazareno que significa todo, ni tampoco el detalle que en tu entusiasmo de mago hagas de él un dios… sino todo depende de lo que tu corazón dice al respecto…

3. Si tú tuvieras el grado justo del calor para eso, entonces ya habrías reconocido al Nazareno, y no tendrías que preguntarme por Él, porque el amor encuentra al Amor pronto y fácilmente. Pero hasta ahora en tu caso predominaba siempre el intelecto frío, aunque sea absolutamente sobrio, por lo que todavía tienes que preguntar por Aquel que está tan cerca de ti. ¿Crees tú que con esto quiero criticar la superstición - la que precisamente vosotros los esenios cultiváis lo más de todo? Oh, ¡cómo te equivocas en mí!

4. Si hablo de la insuficiencia del mero intelecto mundano, esto quiere decir que a este –incluso en su condición más pura– para poder reconocer lo Supremo, aún tiene que agregarse un reconocimiento puramente espiritual todavía mucho más elevado. Pero si evidentemente es esto lo que yo quería indicarte con tanta claridad, ¿cómo puedes tú, que eres un pensador sagaz, echarme en cara que yo fuera un opositor del intelecto, y que únicamente a los auténticos burros e idiotas los considerase aptos para un conocimiento más elevado? ¿No te das cuenta de lo mucho que el tiro de tu intelecto puramente mundano ha errado otra vez?

5. Mira, para todas las importantes circunstancias y situaciones civiles de la vida, frecuentemente los hombres inventaron leyes muy sabias - y también las sancionaron; pero entre estas también hay tales que tienen una tendencia bastante cruel, como por ejemplo la mayoría de las leyes penales.

6. Cuando algún individuo ha infringido una ley, en la mayoría de los casos es por no haberla conocido. El brazo de la justicia le atrapa y le lleva al tribunal de un juez severo, conocedor de todas las leyes. Si este juez luego juzga conforme el mero intelecto mundano, entonces, según el codex poenitentiarum (Código Penal) condenará al acusado a muerte, sin piedad ni compasión.

7. Pero si el juez aparte de su intelecto mundano y legal despierto tiene también un corazón compasivo y cariñoso, este corazón formulará una protesta contra el intelecto mundano tan frío, pues dirá: Esta ley, tal vez formulada por pasión tiránicamente despótica y concebida tan desconsideradamente, aquí, ¿cómo va a ser aplicada a fondo? ¡Porque aquí hay que tener la ignorancia de una ley existente en consideración, dado que esta ignorancia está confirmada!

8. Si un hombre se encuentra en una azotea y ve a otro hombre en el suelo, y intencionadamente salta abajo para matarle o por lo menos para ocasionarle un gran daño corporal, entonces, por su mala intención, hay que castigarle con toda severidad. Pero si un hombre sólo por imprudencia cae de la azotea y con eso hiere mortalmente a otro hombre que se encuentra allí abajo en el suelo o que accidentalmente está pasando allí, entonces será totalmente inocente de tal calamidad; de modo que será cosa del juez de distinguir cuáles eran las circunstancias que causaron que un hombre haya llegado a ser un malhechor.

9. Si un extranjero que no tiene idea de nuestra escritura, de nuestra lengua y de nuestras leyes, nada más entrar en nuestro país infringe una de nuestras leyes, entonces, por supuesto, tenemos que pararle y por medio de un intérprete hacerle saber nuestras leyes. Sólo si después vuelve a pecar contra las leyes que ahora le están conocidas, entonces ya puede ser castigado correspondientemente. Pero en este caso aquí es injusto decir: “La ignorancia de una ley sancionada no proteja a nadie del castigo”, porque cómo va alguien observar una ley de la que nunca ha oído algo - según está demostrado…

10. ¡Juzga tú mismo!: ¿Cuál de los dos jueces ha juzgado y dictado la sentencia según el derecho y la verdad - el primero que con su intelecto frío como pauta tomó las leyes al pie de la letra del código, o el segundo, que como ser humano en su corazón manifestó misericordia justa para con el pecador, con lo que reveló claramente las deficiencias y la insensatez de las leyes?».

11. «¡Evidentemente el segundo!».

12. «¡Bien!... ¿Pero qué habrá sido lo que había aumentado tanto el entendimiento y la sagacidad aguda del segundo juez?».

13. «¡Sin duda alguna era el amor en su corazón que despertó en él la misericordia para con el pecador!», respondió Roklus. «Pues no quería condenar al pecador. Por eso empezó a examinar todo más concienzudamente, y así halló muchas circunstancias que favorecían al pecador ante la ley».

14. «¡Has hablado bien y correctamente!», dijo Rafael. «¿Pero qué se deduce de eso para cada ser humano? Que incluso un intelecto ya muy despertado por varias ciencias y experiencias solamente llega a tener la perspicacia justa cuando le calienta el amor en el corazón… cuando la llama amorosa que cada vez arde más claramente también le ilumina cada vez más… ¿Acaso, según tú, me he comportado como un adversario del intelecto cuando mediante ciertas señas sólo quería llamar tu atención al hecho que tu intelecto perspicaz todavía carece considerablemente de la verdadera sagacidad, la que tú aún deberías elevar mediante el verdadero amor a Aquel, a Quien sólo ahora estas buscando… y a Quien antes ni siquiera has buscado tanto como ahora has pretendido?».


Capítulo 59. Rafael desvela los pensamientos más íntimos de Roklus referente al Señor.

1. (Rafael:) «Consta que has oído muchas cosas sobre el famoso Nazareno que te parecían increíbles, y que te habría interesado tener una entrevista con Él - si hubiera resultado fácil realizarla. Pero, en realidad, ni siquiera la has anhelado pues pensaste: “De todos modos le hemos enviado algunos hermanos espías, y estos ya nos informarán acerca de lo que él enseña y hace”. Sin embargo, estos enviados se han apartado totalmente de vosotros y se han hecho discípulos de Él, pues no os han informado sobre Él. A eso os inquietabais, y por eso vuestra curiosidad de conocer al Nazareno personalmente aumentó cada vez más.

2. No obstante, amigo, semejante curiosidad está todavía muy lejos de ser amor. ¡Confiesa tú mismo si tú amor para con el Nazareno ahora no se iguala a aquel con el que un luchador vencido, con toda amabilidad, se rinde al vencedor para que ya no aplique en él más pruebas de su fuerza, dado que reconoce su propia debilidad! En realidad, tienes un miedo extraordinario ante el Nazareno y sólo simulas que te gustaría encontrarte con Él. Yo, sin embargo, oigo que en tu ánimo sopla otro viento... ¿Quieres saber cómo habla este viento - expresado en palabras? Escucha, ¡pues voy a interpretártelo!

3. De modo que este viento reza así: “Vaya Nazareno desgraciado, ¡precisamente ahora debía aparecer aquí! ¡Con lo bien que nuestro buen instituto ya estaba funcionando! ¡Y ahora la gentuza tenía que traer precisamente a este Nazareno aquí, el que sabe realizar milagros como nadie - milagros contra las que todas nuestras obras son meras calamidades! Y él, más que nadie, podría fácilmente desacreditar y descubrir las nuestras, con lo que estas se quedarían inservibles… Este nos ha llegado como una pulga detrás de la oreja, de la que ya no podemos desembarazarnos. Ahora debemos poner buena cara a mal tiempo… Tenemos que hacer todo para que no llegue a ser un adversario nuestro porque esto, de golpe, sería el fin de todo nuestro instituto. ¿Qué pasaría después? ¿A dónde iríamos y qué haríamos entonces? A este Nazareno nunca podremos vencerle, de modo que debemos obrar con cautela y no podemos manifestar la menor desatención, ni de lejos, sino siempre debemos tratarle con la mayor atención… Así que siempre le demostraremos todo el amor y toda disposición a servirle... Entonces –como dicen que es un hombre muy bueno– nunca empuñará la espada contra nosotros sino nos dejará en paz y por lo menos no nos molestará”.

4. Ves, amigo, esto y aún más es lo que contiene ese viento de vuestra vida interior, contra lo que por cierto no podrás replicarme otra cosa que todo lo que acabo de decirte sea mentira - lo que en realidad tampoco podrás hacer porque yo te presentaría documentos escritos de tu propia mano, cuyo contenido escabroso verdaderamente causaría aquí un gran escándalo. ¡He aquí el pequeño obstáculo con el que yo podría ponerte tus pelos ya bastante encanecidos de punta! ¿No tenía yo razón en decirte que mediante ese intelecto sagaz tuyo tan sólo procures tratar de buscar al famoso Nazareno? - ¿Qué dices ahora al respecto?».

5. Roklus se quedó completamente confuso y dijo: «¡Querido amigo, si también eres capaz de leer mis sentimientos más íntimos, no tengo otra cosa que hacer que callarme y con devoción arrodillarme ante ti, joven, y pedirte perdón por todo lo que te he replicado!».

6. «Mira», dijo Rafael, «también esto tenías que quitártelo de encima, ¡con lo que solamente ahora estás en condiciones que te presenten al Nazareno! Por eso, ahora, ¡sígueme!».

7. Con palabras que sonaban muy embarazadas, Roklus respondió: «Sí, amigo, ¡todo esto es muy hermoso y sublime! ¡En todo esto… cómo voy a decirlo… que sí… en todo esto se hallan una gran dignidad y un honor más allá de lo que es humano… eso de ser presentado al hombre más poderoso y augusto de toda la Tierra!... Sí, sí, ¡eso es!... Cuando un hombre totalmente divino aparte de sus inescrutables poderes para realizar milagros también tiene la facultad sorprendente de penetrarte completamente con los ojos –y a un hombre, como lo soy yo, contar ante todo el mundo todo tu curso de la vida–, sabes, ¡entonces el contacto tan estrecho con tal hombre divino deja de ser algo agradable! Ahora ya prefiero largarme de aquí en vez de quedarme aún más tiempo… Además, ya está atardeciendo y, en nuestras casas, todos nosotros tenemos aún que cumplir con unos cuantos quehaceres. De modo que ya nos disculparás si ahora declino tu oferta por lo demás muy estimada; a no ser que sea precisamente un deber para nosotros el hacer el conocimiento con el más famoso de los famosos. Pero si tu lo consideras como algo bueno y necesario para nosotros, y lo ves conveniente, entonces por supuesto no vamos a oponernos a ti, que eres nuestro mayor bienhechor espiritual; pero dicho francamente, me resulta nada de agradable ser presentado a tal poder humano con semejante sabiduría, cara a cara, porque al lado de él uno empieza a sentirse como una nada absoluta. De modo que uno se convierte en una nada múltiple, mientras que el polo opuesto con su todo-en-todo inescrutable en su totalidad se eleva a una potencia cada vez mayor. Tal sentimiento de ser una nulidad duele mucho al corazón, y por eso ya no tengo verdaderas ganas de ser presentado al famoso Nazareno, cara a cara».

8. A eso Rafael le advirtió: «Si no llegáis a conocer a Éste, ¡entonces perderéis la Vida eterna de vuestras almas! ¡Por lo demás tú mismo has mencionado correctamente que para tener todo sólo hace falta que tengas al Nazareno! Ahora todavía tenéis la oportunidad, pero sólo hasta que empiece a madrugar, porque luego Su partida ya está fijada definitivamente. A dónde, nadie lo sabe salvo Él mismo. Por eso ¡no perdáis nada - si queréis vivir eternamente!».

9. «¡Ahora bien, pues llévanos a Él!», dijo Roklus, «suponiendo que en estas circunstancias no nos va a quitar nuestra vida actual!».

10. «¡Os dará la Vida verdadera, eso que sí!», le respondió Rafael. «Y de esta vuestra vida actual que es una vida aparente no os va a tocar ni un solo pelo; por eso, ¡ahora sígueme, como ya te lo he pedido antes!».


Capítulo 60. La naturaleza del amor.

1. Sólo entonces Roklus se decidió a seguir a Rafael hacia Mí y a acercarse valientemente, pues había una distancia de unos 30 pasos. Pero dado que Yo, como antes, todavía estaba sentado en la mesa con Cirenio y Me conversaba con él sobre diversos asuntos gubernamentales, Rafael llevó a Roklus en dirección de Cirenio. Por eso, al haber dado unos 20 pasos, Roklus dijo: «¡Ahora vuelves a llevarme al gobernador superior, aunque con él yo ya había terminado el asunto! ¿No va a ser el Cirenio bien conocido el Nazareno buscado?».

2. «¡Por supuesto que no!», respondió Rafael. «Pero sí, el hombre de aspecto tan sencillo que está sentado al lado derecho del gobernador, ¡Éste es el Nazareno! ¡Ahora ya sabes Quien es y tú mismo puedes dirigirte a Él!».

3. «Esto sería fácil, ¡pues sólo faltan unos diez pasos y estaré con Él! Pero, ¿cómo voy a dirigirme a Él y qué voy a decirle?».

4. «Pero con tu intelecto, con tus conocimientos y tus experiencias, ¿cómo puedes todavía encontrarte en un embrollo? Esto incluso yo mismo no lo comprendo... Ve y dile: “Señor y Maestro, aquí delante de ti está un hombre que tiene hambre y sed, ¡sacia su alma!”. Y en seguida vas a recibir una respuesta adecuada».

5. Roklus así lo hizo, aunque sea con mucho desasosiego interior. A eso, con mirada seria pero amable, Yo me dirigí a él y le dije: «Amigo, de Tiro y de Sidón hasta Cesarea de Filipo y de allí hasta aquí hay evidentemente menos distancia que de aquí hasta la Indochina, donde los Chinos orientales por encima de las montañas más altas de la India han construido una muralla poderosa. Allí tú buscaste la Verdad - y por otro lado no la buscaste; porque aún si la hubieras hallado, no la habrías reconocido. Sin embargo, aún si la hubieras reconocido, ni siquiera te habría sido resultado agradable. Porque si la verdad no está completamente unida con amor, entonces parece a la luz solar en el Norte; cuya luz ilumina también la Tierra, pero como la luz carece de calor, no vivifica el suelo y todo queda entumecido como en la muerte.

6. También un juez, conforme a la ley, busca toda la verdad. Con todos los medios obligan al delincuente que confiese toda la verdad, y hacen que los testigos presten declaración bajo juramentos severos. Por fin toda la verdad sale a la luz, ¿pero en beneficio de quién? ¡Pues también esto es una verdad sin amor!… una luz sin calor que finalmente termina en matar... Y mira, ¡también tú has buscado tal verdad! Y en la mayoría de los casos también la has hallado - ciertamente no para la vivificación de tu interior, sino para matar tu espíritu que es el amor en el corazón de cada hombre.

7. Pero como tu espíritu por el bulto de la inflexible verdad material estaba aplastado a muerte, tú tenías que perder necesariamente cada huella de una existencia de un Dios, dado que Dios también en su Causa primaria es todo Amor puro… y sólo puede ser comprendido mediante el amor...

8. Verdad es que tú presentías remotamente que el amor es el elemento fundamental de todos los seres y de todas las cosas; pero lo que el amor es en sí mismo, eso no lo sabías, y tampoco podías saberlo porque para eso tus sentimientos ante el alma y los sentidos del alma misma nunca han sido estimulados.

9. Tu saber de la naturaleza del amor parecía al saber que tienes de la naturaleza de las estrellas: ellas despiden luz, pero su luz no produce calor alguno, de modo que es imposible que por cualquier cosa únicamente conocida a tu intelecto puedas saber, si la luz de las estrellas se origina también de un fuego.

10. Pero tratándose del Sol sientes el calor, por lo que juzgas que tiene que ser un fuego, y eso de un poder incalculable. Porque a pesar de su distancia enorme de la Tierra –no del todo desconocida a ti– es capaz de calentar la Tierra considerablemente.

11. De la Luna afirmas exactamente lo contrario, porque de este astro nunca has sentido calor alguno. Y de los demás astros ya no afirmas nada porque de su influencia nunca has percibido más que su luz escasa.

12. Pero como desde las estrellas –que te parecen tan pequeñas– tu facultad perceptiva ha recibido tan poca cosa, nunca había algo en tu vida que te habría inducido a que reflexiones sobre lo que son las estrellas… si su brillo o luz es un fuego o no, y si son cuerpos o sólo puntos luminosos sin peso ni calor.

13. Consta que para llegar a hacerse cierto concepto acerca de una cosa, primero necesariamente hay que ponerse a reflexionar sobre ella. Pero para poder reflexionar con cierto celo sobre una cosa, esta debe ser considerada de merecerlo, ¡porque el valor de una cosa siempre depende del amor que se siente para ella!».


Capítulo 61. La fuerza cognoscitiva del amor. La insuficiencia del intelecto y del sentido común.

1. (El Señor:) «El amor, por su parte, es la consecuencia de la excitación de la vida interior, sobre la que ha influido cualquier cosa.

2. La vida interior es amor, de modo que es un fuego con todo su calor. Si este fuego está alimentado tras la influencia de una cosa que en sí misma contiene fuego – igual que el fuego en el hogar al añadir leña buena– entonces empezará a arder más intensamente, y se calienta cada vez más viva y activamente para el bien de la cosa. Las llamas se hacen más densas, su luz más clara y el alma pronto va a recibirá mucha Luz sobre un asunto antes totalmente desconocido a ella. Por eso el amor a la cosa aumenta más y más, y uno no dejará de dedicarse a ella antes de que le esté profundamente conocida y esté plenamente convencido de su valor y de todo lo que ella contiene - pero esto sólo si el amor a la cosa va aumentando y se intensifica continuamente…

3. Pero en el caso en que una cosa no estimula la vida en absoluto, entonces esta vida se queda fría y no se preocupa en absoluto de la cosa, con lo memorable que esta sea –igual que en el hogar donde la llama del fuego no lame por las leñas que se hallan demasiado lejos de ella–.

4. De modo que el hombre debe estar estimulado por algo, para que él alimente pensamientos calurosos referentes a ello. Mediante la fría verdad –la que es un brillo de las estrellas muy distantes– la vida interior nunca puede ser excitada porque su calor intrínseco con esto no aumenta sino sólo disminuye.

5. Tú, hasta ahora, has buscado todo con el intelecto frío como el hielo, y la palanca para tu búsqueda era tu razonamiento igual de frío, el que no aceptaba nada como verdadero a no ser que se podía percibirlo mediante alguno de los sentidos.

6. De modo que tú buscabas a Dios con el calculador en la mano; te afanabas por hallar la A, pero no encontraste ni siquiera las líneas fundamentales para esta letra tan significante. En las regiones septentrionales buscabas plantas sobre las superficies de nieve y de hielo, pero no encontraste nada, a pesar de que el brillo de la nieve casi te cegaba la vista.

7. Con “superficies de nieve y de hielo” quiero decir: el intelecto que juzga fríamente, y la razón que calcula aún más fríamente - por lo que esta no puede ser capaz de una contemplación espiritual interior, pues por ser cosa meramente mundana no se deja excitar por algo puramente espiritual.

8. Hay muchas cosas que te llamaban la atención como, por ejemplo, la repetición de las mismas formas en la naturaleza - la que te perecía ser creativa. Tú pensabas en una consolidación continua de una fuerza vital consciente de sí misma y dotada de una inteligencia potenciada, capaz de agarrar y penetrar todas las cosas… y que luego de las fuerzas primas cada vez de nuevo reproduce milagrosamente las mismas formas. Toda la Tierra, la Luna, el Sol y también las estrellas los considerabas como un templo, en el que por fin ya habitan toda clase de magos invisibles. Para eso la India aún te daba ciertas afirmaciones aparentes, con lo que tú te hiciste un fundador principal de vuestra cámara mágica en Esenia.

9. Pero como tú hacías todo con el intelecto frío y nunca hiciste que se despertara tu ánimo, tampoco hallaste la base de la Vida, a pesar de lo cerca que con tu razón ya has llegado a ella; y volvías a abismarte en la materia fría y muerta, pues buscabas en la misma tu salvación y también querías ver fundada en ella la salvación de todos los demás seres humanos.

10. Desde hace un buen tiempo tus asuntos ya iban progresando con éxito; pues tú eras y eres todavía la cabeza de este instituto que es capaz de hundir la humanidad ignorante en la superstición más tenebrosa… y de hundir la humanidad mejor –la que piensa– en el mayor materialismo. Pues ya destruiste varios templos de ídolos, pero no los sustituiste por algo mejor. En ti moraba la muerte que te resultaba un huésped bienvenido; porque para ti la no-existencia valía infinitamente más que todas las realidades de la Vida.

11. ¿Pero por qué contigo todo ha salido así? ¡Porque en tu corazón nunca has hecho brotar amor alguno! ¡No habías avivado en ti el fuego de la Vida interior tan sólo a una llama modesta! Pero si incluso las partes exteriores de tu corazón nunca las has puesto en una actividad mayor, ¿cómo, entonces, habrías podido excitar los elementos de Vida más interiores del corazón - los elementos de la parte espiritual de él?… Pues a causa de esta excitación –dentro de la llama de la Vida verdadera– pronto todo tu corazón habría palpitado más rápidamente y habría iluminado tu consciencia para reconocerte a ti mismo y, a partir de eso, para reconocer a Dios».


Capítulo 62. El amor y su Luz de reconocimiento.

1. (El Señor:) «De mis Palabras ahora podrás deducir que el hombre con su mera razón y con su intelecto –tan claro y sagaz que este sea– no puede asimilar nada de todo que sea espiritual. Él no puede comprender la Vida y su finalidad, porque la razón y el intelecto tienen su sede fundamental en el cerebro y en la sangre, la que mantiene el cerebro en cierta tensión activa, por lo que este guarda la aptitud de recibir las impresiones e imágenes del mundo exterior material y comparar sus formas y efectos, y por fin, formarse de estas un circuito de diversas conclusiones.

2. Pero todo eso son cosas e imágenes de la materia, en la que los sentidos de la cabeza nunca son capaces de descubrir algo espiritual. Pero como la Vida sólo puede ser algo espiritual, sólo puede ser comprendida dentro de sí y por sí misma.

3. De modo que en el hombre aún tienen que existir otros sentidos, mediante los cuales también puede sentir y ver en sí mismo el elemento de la Vida espiritual - y, poco a poco, también comprenderlo en todas sus profundidades, conexiones y relaciones.

4. ¿Cuáles son tales sentidos interiores? - ¡Mira y escucha! Ahí, en realidad, no hay más que un solo sentido, y este se llama amor y habita en el corazón. Ante todo, este sentido es el que hay que fortificar, desarrollar y purificar; y todo lo que el hombre hace, lo que quiere, lo que piensa y lo que juzga debe ser iluminado y traslucido por la calurosa llama de Luz vital del Fuego del Amor puro, para que así todo espíritu vital se despierte por la mañana del Día de Vida que se está haciendo en el corazón humano.

5. Cuando en los pensamientos, las palabras, los hechos y las obras se despiertan todos los espíritus vitales, estos empezarán a moverse y, el hombre que está lleno de Luz espiritual interior, pronto y fácilmente va a percibirlos, porque ya en los primeros movimientos se manifiestan en diversas formas. Pero estas formas no son casuales ni vanas, sino todas corresponden a una visible actividad espiritual de la esfera del Orden de Dios.

6. Algo tal el hombre nunca podrá ver ni percibirlo con su intelecto ni con su razón vana, sino únicamente con los ojos de su espíritu vivamente ardientes, el que es el amor.

7. Por eso puedes aceptar esto como pauta fija y, según esta, puedes decir: Nunca un intelecto exterior mundano puede averiguar ni ver lo que hay en el hombre, porque eso sólo lo puede el Espíritu en el hombre. Del mismo modo nadie puede reconocer a Dios, sino únicamente el Espíritu divino despierto y entrado en plena actividad en el corazón del hombre - Espíritu divino que igual que Dios mismo es Amor purísimo… y un eterno día del Señor en el corazón humano.

8. Mira, nunca fomentaste esta parte más noble en tu corazón y tampoco tenías una vislumbre de su valor, por lo que es comprensible que te hayas hecho un ateísta empedernido, y a pesar de toda tu búsqueda nunca podías descubrir la menor huella de la eterna Divinidad que ha creado todo, que penetra todo y que mantiene todo.

9. Ahora te resultará nada de fácil reconocer la Divinidad en su verdadero Ser y Obrar realmente desde el fundamento, porque tu cerebro con todas sus estructuras ya está demasiado endurecido. Pues en tu corazón deberías avivar un fuego de amor muy poderoso… deberías renunciar totalmente a tu esenismo y humillarte en todas tus esferas y relaciones de Vida… y debías hacer de ti un hombre completamente nuevo; pues todas tus teorías y opiniones de la vida que has tenido hasta ahora, conforme a la Verdad interior que es la única, son erróneos y ilusorios; de modo que mediante estos nunca podrás llegar ni siquiera en el ante-patio de la Vida divina en ti.

10. Sin embargo, aún no hay que darte por perdido, porque aun podrías lograr incluso algo muy grande; sólo que para eso –llevado por tu propia voluntad absolutamente libre y queriéndolo tú mismo– deberías hacer de ti un hombre nuevo… y, por tu propia convicción interior, con todas tus fuerzas deberías contribuir a que terminen las maquinaciones viles de vuestro instituto, porque de lo contrario te resultaría imposible lograr que tu hombre espiritual interior logre la Vida verdadera. Porque la Vida más interior en el ser humano es la Verdad suprema, en la que debes entregar y convertirte del todo; pero esta no puede ni podrá nunca prosperar si queréis alimentarla mediante la actividad de la mentira y los engaños más brutales.

11. Para que la verdadera Vida más interior en ti mismo pueda convertirse en una Verdad clarísima, cada paso tuyo debe ser acompañado por la Verdad suprema y más profunda en el pensar, en el querer, en el hablar y en el actuar; y si eso no es el caso desde el alpha hasta el omega, ¡entonces que seas bien consciente que la vida más interior en ti mismo resulta en una mera mentira!

12. Ahora sabes aproximadamente cómo andas con tu mera razón y tu inteligencia aguda. ¡Y la opción es tuya si quieres obtener la Vida eterna o la muerte eterna! ¡Yo soy, El que soy!… Yo puedo darte la Vida eterna, ¡pero también puedo dejarte en la muerte eterna!

13. De todo lo que acabo de decirte, ¡ni una sola jota será mermada - eternamente nunca! Esta Tierra y este cielo visible dejarán de existir en esta forma y esencia... ¡pero estas Palabras mías nunca se extinguirán - eternamente nunca!... ¡Y ahora haz lo que quieras! Todavía estaré un rato aquí».


Capítulo 63. Roklus y sus compañeros se consultan entre ellos.

1. Roklus y todos sus once compañeros se rascaron mucho las orejas y no sabían qué responderme.

2. De modo que Roklus se dirigió a ellos y les dijo: «Cuando el joven me envió al Nazareno ya me lo había pensado que iba a suceder algo así; que este ante todo iba a lanzarse sobre la aniquilación de nuestro instituto instalado para la prosperidad del pueblo. ¡Parece que este instituto le molesta lo más de todo! ¡Pero que no crea que nos dejaremos intimidar tan fácilmente aun con todas sus frases teosóficas!

3. Parece que hay mucho de verídico en sus palabras, pero aun así no derribará tan fácilmente nuestro instituto tan bien instalado. Yo no quiero prescribiros nada, ¡podéis hacer lo que queráis, pues sois amos del asunto como yo mismo!».

4. Otro compañero, que mientras tanto había llegado de Cesarea de Filipo, observó: «Amigo Roklus, he seguido toda la discusión desde el principio y, con el ánimo más atento, he observado todo lo que aquí ha acontecido. Ahora tengo que confesarte francamente que con todas tus afirmaciones estás muy equivocado, ¡pues es para enloquecerse contigo por tu ceguera espiritual! ¡Abiertamente hablas de una manera, y en secreto piensas de una manera completamente diferente! Ante el joven adoras al Nazareno famoso, mientras que en tu interior le tomas por un mago de la antigua escuela más secreta de Egipto. ¡Pero ahora ya sabemos en qué terreno se mueven toda la magia y todos los oráculos conocidos a nosotros!

5. ¡Ahora reflexiona bien si tú sabes de una especie de hechicería por medio de la cual se podría transformar instantáneamente una piedra de granito en un bloque de oro puro! - ¡Tan sólo este milagro ya anula todos los nuestros que no se basan sino en meros engaños! Además, ¡contempla también esta nueva casa de lujo, el jardín con su muralla de circunvalación tan grande, y el puerto con sus navíos… y mira la multitud de árboles frutales más magníficos en el jardín, los sarmientos repletos de las uvas más deliciosas! ¡Sólo hace cuatro horas este lugar era todavía un desierto y yo lo pisaba como tal, dado que a estas horas yo tenía que hacer algo en la orilla del lago! ¡Observa ahora este desierto! ¡Qué exuberancia y qué bendición!

6. ¿Acaso puede ser posible que eso realice un hombre mediante cualquier clase de magia bien conocida a nosotros? Te digo: Aquí se acaba todo lo que hasta ahora sabíamos, porque todo nuestro saber es mentira y engaño, pues ya no sirve para nada. ¡Si queremos existir al lado de este Hombre divino, evidentemente debemos hacer lo que el Nazareno te ha aconsejado con toda la amabilidad!

7. Consta que yo no formo parte de vuestro consejo secreto, y sólo hace muy pocas horas que he llegado a vosotros. Sin embargo, de lo que he observado fielmente puedo deciros que nosotros nos equivocamos enormemente con nuestro noble instituto de mentiras y de engaños. ¡Pues bajo estas circunstancias sería una tontería sin par el desafiar en cierto sentido al Dios de Nazaret!

8. Además, vemos con asombro que todos los dignatarios romanos y portadores del poder son sus amigos más íntimos, de modo que Él sólo necesitaría decir: “¡Quitadme ese instituto de encima!”, y estaríamos perdidos para todos los tiempos. Entonces, ¿qué pasaría después con nosotros? Por eso soy de la opinión definitiva de que en este caso debemos aceptar y cumplir con lo que el Hombre divino de Nazaret te aconsejó con toda amabilidad.

9. Además, es una suposición muy mala por tu parte –y te lo digo abiertamente a la cara, sin el menor temor– si tú ante nosotros quieres imputar a este Hombre manifiestamente divino que sólo te haya tratado así porque consideraba nuestro instituto como una valla de estorbo para su empresa... ¡Pero eso es ridículo, más que ridículo! Éste… ¿y nuestro vil y miserable instituto resultarle en una traba?

10. A ti y a todos vosotros os digo: ¡Tan poco como nosotros somos capaces de intervenir en la salida de la Luna aunque soplásemos con todas las fuerzas, tan poco nuestro instituto huero será un estorbo en las vías de este Hombre divino todopoderoso! ¡Él ni siquiera necesita soplar sobre nuestro instituto sino sólo necesita querer un poco, y todas nuestras cosas como edificios, muros, catacumbas y todos nuestros instrumentos de hechicería se habrán esfumado! Después, ¿qué será de nosotros? ¡Por eso ya es hora que os desengañéis!

11. Por eso, ¡ve a Él y dile –pero fiel y verdaderamente– que todos nosotros queremos lo que Él te ha aconsejado! Porque es imposible que con este canje podamos perder algo - si después instalamos nuestro instituto conforme a su agrado… así Él se hará Señor y Maestro de nuestro instituto y nosotros seremos discípulos suyos más fieles. - ¿Estáis de acuerdo con mi propuesta?».

12. Dijo la mayoría de ellos: «Estamos de acuerdo del todo, ¡si tan sólo nos aceptara como discípulos!».

13. «¡Seguro que esto lo va a hacer!», dijo el buen orador, Rubán de nombre. «¡Esto lo garantiza su semblante extraordinariamente humanitario! - ¿Y qué piensas tú, amigo Roklus?, ¡pues parece que todavía estás tramando otra estupidez!».


Capítulo 64. Rubán habla con sus compañeros en favor del Señor.

1. «Sí, sí, ¡tienes razón!», le respondió Roklus. «¡Soy de la misma opinión! Pero, ¿qué haríamos, si Él sólo lo hiciera bajo la condición que finalmente tengamos que revelar todas nuestras patentes mentiras al pueblo… e indemnizar al mismo muchos daños terrenales que le hemos ocasionado con nuestros engaños de hechicería? Quien de vosotros tiene ganas de roer ese hueso duro, ¡que lo roa! Yo, de momento, aún no tengo la menor gana a que el pueblo por eso me desmenuce. Pues, ¡eso es un asunto muy conflictivo!

2. Antes quiero saber lo que Él exigirá de nosotros a este respecto. De modo que volveré a Él y ya veremos qué demanda nos pondrá. Porque descubrirnos ante el pueblo, ¡de nuestra parte ni hablar!».

3. «Seguro que esto no lo exigirá de nosotros», dijo Rubán. «Porque Él sabrá mejor que todos nosotros que algo así no podría dar un buen resultado. No hay nada que soporta un salto brusco, porque en toda la naturaleza conocida a nosotros una cosa debe surgir de la otra. Si nosotros con nuestros medios de engaño algunas veces hemos dado saltos, esto no quiere decir que Él procederá con nosotros de la misma manera. Por eso, ¡vuelve a Él y haz francamente lo que acabo de aconsejarte!».

4. «¡Sí, voy a hacerlo, pero sólo porque yo mismo quiero hacerlo - y no porque vosotros lo queréis o porque tú, Rubán me lo has aconsejado!».

5. «¡No me importa por qué motivos haces algo, mientras tan sólo hagas lo que es justo! Pero sabes, primer subdirector y jefe de los asuntos exteriores del instituto, sigues teniendo la misma manera orgullosa de hablar y de actuar cuando a otro con el mejor consejo que este te haya dado, siempre le contestas: “Oh, ya hace tiempos que esto me ha quedado claro, pues lo he aconsejado conmigo mismo… ¡y por eso ahora lo haré porque yo mismo lo quiero!”. Por cierto no sé si el Nazareno divino también se conformará con eso; pues me parece que Él es un enemigo cardinal incluso del menor vestigio de orgullo y de altanería. Dicho francamente, yo nunca he hecho alarde de mi razón ni de mi inteligencia aguda; sin embargo, tengo el don en mi ánimo de reconocer rápidamente la índole y la manera de pensar de un hombre.

6. Y así ahora también estoy bien al tanto del Nazareno divino, acerca de lo que quiere y lo que anhela. Me parece que ante todo aprecia la humildad, sin la que realmente no se puede pensar en un Amor y menos aún en una Verdad pura. Pero nosotros tenemos unas ideas, desde las cuales cada mirada, cada paso, cada palabra y cada acción ante nuestros prójimos son un engaño, pues son mentiras tremendas; y, según nuestras normas de la orden, también lo deben ser dado que nuestra divisa reza que todo el mundo debe ser engañado y mentido, porque el mundo mismo lo quiere así.

7. Pero eso de ninguna manera puede ser una máxima del Nazareno divino. Para Él lo único que importa rezará así: “¡Que haya la Verdad más perfecta y purísima, y su justicia - a toda costa, aunque sea al precio de la existencia de todo el mundo!”. Por eso, ¡serénate!, ¡porque te encuentras delante de un Juez, cuya potencia de percepción también alcanza tus pensamientos más íntimos! ¡De modo que te serenes en todo, porque de lo contrario faltarás en mucho!».

8. A eso Roklus le respondió: «Como tú, mi hermano Rubán, te entiendes tan bien en estos asuntos, ¡en mi lugar ve tú mismo al Nazareno y concierta todo con Él, a tu discreción, y todos nosotros tendremos que estar satisfechos, pues no podemos nadar contra una corriente tan fuerte! - ¡Ve y hazlo y, además, te seré muy agradecido!».

9. «¿Por qué no?», respondió Rubán. «Si todos vosotros me autorizáis para hacerlo, con mucho gusto os haré el favor - y eso con mucho más gusto que continuar siendo un embustero empedernido del pueblo».

10. «¡Sí», dijeron todos los doce, «te damos la autorización y estaremos perfectamente de acuerdo con lo que conciertes con el Nazareno; porque nuestro Roklus es un director excelente de nuestros asuntos de engaños y mentiras exteriores, y es un buen político, pero las esferas lúcidas de la Verdad nunca han sido su punto fuerte, pues ahí se movería un poco torpemente! Por eso vale más que tú te vayas en su lugar al Nazareno divino y conciertes todo de manera adecuada».


Capítulo 65. Las palabras de Rubán con el Señor.

1. A esta autorización otorgada Rubán se dirigió a Mí y, cuando estaba a mi lado, me dijo: «¡Señor y Maestro, lleno de la verdadera Fuerza divina! Por razones que seguramente no te están desconocidas, Roklus no se ha atrevido a venir a Ti, como tampoco ninguno de sus once compañeros, y así me han autorizado de concertar Contigo –Tú que eres el Hombre más verdadero y verídico– todo lo que concierne los asuntos de nuestro instituto bastante infame. Seguro que luego sucederá todo como Tú lo quieras. Además, quisiéramos poner todo el instituto a tu entera disposición y todos nosotros hacernos discípulos Tuyos… ¡Pronuncia ahora a todos nosotros una Palabra de Gracia de tu santa Voluntad, y obraremos estrictamente conforme a ella! Si Tú quieres que acabemos del todo con el instituto, te rogamos que te expliques también sobre eso, pues todos nosotros hemos llegado al acuerdo que, si Tú así lo exiges, habrá que abolir el instituto del todo».

2. A eso Yo le respondí: «Tú eres un alma honrada y sincera, por eso tu casa quedó exento de las llamas. Pero mira, si Yo hubiera querido abolir vuestro instituto, entonces habría podido hacerlo de la misma manera como con aquel peñasco importante en el lago, en el que a causa de tormentas ya se han estrellado varios barcos. ¿Ves todavía el peñasco?».

3. «Sí, Señor», dijo Rubán, «lo veo, y por desgracia lo conozco demasiado bien; ¡porque una vez faltaba poco y yo mismo me habría estrellado en sus paredes!».

4. Pero Yo pronuncié: «¡Que este peñasco se reduzca a nada, y que de ahora en adelante ya no traiga peligro a los navegadores!».

5. En este momento el peñasco –que en total tenía un volumen de más de diez mil brazas (1 braza = 6 pies = 1,90 m) cúbicas– se disolvió de una manera que incluso en el fondo del lago no quedó el menor rastro de él. Además, en todo aquel sitio ni siquiera se enturbió el agua… Lo que sí todos observaron con asombro era un fuerte oleaje en aquel lugar - un oleaje que, por supuesto, se produjo cuando el agua alrededor del peñasco antes existente se precipitó en el hueco; con lo que desde entonces allí el mar presentaba una superficie totalmente continua.

6. Cuando nuestro Rubán observó este fenómeno se asustó, y lleno de miedo dijo con voz temblante: «¡He aquí que se ve que es exactamente así como lo he dicho a Roklus! ¡Aquí se acaba toda la magia y la Verdad desnuda ocupa su lugar! Oh Señor y Maestro, ¡lo que Tú ahora acabas de hacer con el peñasco fatal, con la misma facilidad también podrías hacerlo con toda la Tierra… de modo que tanto más seguramente con nuestro instituto malo! Por eso no puedo decir otra cosa que: Señor y Maestro, ¡que se haga tu Voluntad! Pues Tú no eres un hombre, sino el Espíritu de Dios habita en Ti en toda su plenitud… ¡Sé misericordioso e indulgente con todos nosotros, los pobres pecadores! ¡Únicamente Tú eres todo en todo y únicamente Tú puedes realizar todo, porque para ti nada es imposible!».


Capítulo 66. El consejo y el discurso del Señor dirigidos a los esenios.

1. (Rubán:) «Pero ¿qué debemos hacer con nuestro instituto de mentiras y de engaños?».

2. «¡Llenarlo con Amor y Verdad, creer en mi Nombre y seguir a mi Doctrina!», le respondí. «Porque si cumplís con esto con seriedad, entonces seréis capaces de servir al mundo, y eso ya no con fraudes y mentiras, sino con toda Verdad y todo Amor auténticos; pero todas las herramientas de la magia tramposa las debéis desechar. Caso que entre ellas haya alguna de mejor especie que se manifiesta beneficiosa y compatible a la naturaleza –como los electróforos y otras máquinas por el estilo–, ¡entonces no os sirváis de ella equivocadamente, sino solamente conforme a la naturaleza, y explicad al pueblo de qué se trata, cómo el aparato funciona según la naturaleza y cómo está concebido! Entones seréis capaces de realizar muchas cosas buenas…

3. ¡Nunca prestéis atención al criterio del mundo, porque el mundo es y sigue siendo malvado!, pues la mentira, el engaño, la altanería y el orgullo son sus elementos principales.

4. Yo os digo que en mi Nombre podréis desplazar montes y todavía hacer cosas mayores que las que Yo ahora hago; pero que nunca surja en vosotros el pensamiento como si vosotros hubierais hecho algo por vuestra propia fuerza y vuestro propio poder, ¡porque algo así no existe en este mundo! ¡Únicamente por la Fuerza del Espíritu de Dios os resultará posible realizar todas las cosas que redundan en beneficio de vuestros semejantes!

5. Un ánimo verdaderamente devoto a Dios poseerá toda la Fuerza, y así será mientras el hombre no se exceda. Pero si alguien por egoísmo toma en recompensa sueldo u honor, en el mismo momento perderá del todo la cualidad divina-espiritual que llevaba en su interior…

6. Rehuíd sobre todo las riquezas mundanas y sus adoradores, porque no hay peor hombre en toda la Tierra que el avaro que codicia tesoros mundanos; porque este, efectivamente, maldice el Amor y toda la Verdad del corazón, la que proviene de Dios.

7. Si hombres como estos acuden a vosotros, ¡mostradles la puerta y señaladles que la Palabra de Dios y su Fuerza nunca deben ser echadas a puercos humanos como alimento paradójico! Aun así, por eso no debéis maldecir ni blasfemarlos - porque toda ira y venganza son cosa del Espíritu de Dios - pues ya estarán castigados suficientemente si los priváis de vuestra amistad.

8. De modo que si tales hombres acuden a vosotros porque han sufrido una desgracia, ¡no les escuchéis!, pues una ayuda no mejorará su corazón - de lo contrario: después actuarán con más cuidado y más astucia a favor de sus arcas de oro; pero en recompensa se burlarán de vosotros y os ridiculizarán, y vuestra ayuda la declararán como un espejismo huero, con lo que os desacreditarán como embusteros. Eso nunca debe acontecer; porque la Fuerza de Dios en vosotros sólo debe beneficiar a aquellos –tanto en Palabras como también en hechos– que en toda la humildad de sus corazones se han hecho dignos de ella.

9. Y para que sepáis lo que en lo sucesivo debéis conocer y hacer en mi Nombre, dirigíos a aquel joven. Él os dará un libro en que encontraréis todo lo necesario. - Pero que ahora Roklus venga a Mí, porque aún tengo que discutir algunos detalles con él. ¡Pues ve y comunícale mi Voluntad!».

10. Cuando Rubán comunicó a Roklus el deseo que Yo había pronunciado, este hizo una cara de vinagre, pero a pesar de eso vino y se inclinó profundamente ante de Mí.

11. Yo le miré amablemente y le pregunté: «Bueno, mi amigo de intelecto sagaz, ¿qué piensas ahora de Mí? ¿Qué halla tu intelecto sagaz en Mí, y al lado de eso, qué siente tu corazón? Antes, cuando todavía me buscabas, tú mismo habías declarado al joven que Yo era un Dios justo, que tú me amabas –también sin tratos ni relaciones personales– y que percibías más y más vivamente en ti el impulso de arrodillarte ante Mí, e incluso adorarme seriamente en calidad de un Dios verdadero.

12. Ahora me conoces personalmente y ya no tendrás duda alguna que Yo soy verdaderamente el “Nazareno famoso” - como tú mismo te has expresado. Pero hasta ahora aún no te has arrodillado ante Mí –lo que Yo nunca te habría exigido–, y parece que tu corazón en realidad siente todavía muy poco amor para conmigo… ¿Pero por qué tú, “gran amigo de la verdad”, has hablado así al joven, a pesar de que esto no corresponde a la Verdad?».


Capítulo 67. Roklus procura a justificar ante el Señor su insinceridad.

1. «Señor más Sublime de todos los sublimes», respondió Roklus. «Mientras yo no podía creer en un dios, eso era un arreglo al que hasta ahora todo el mundo inteligente tributaba homenaje… una historia que en realidad ni siquiera es historia, pero mediante esta se forma la mayor parte de la historia mundial que se llama “política” o “prudencia del Estado”. Esta exige que a un hombre al que no se conoce perfectamente no se le debe contar con detalle todo lo que se intenta hacer. Aunque no se tenga malas intenciones con alguien con quien se entama relaciones, pero siempre es aconsejable que con la pura verdad se quede en el segundo plano. Porque se ha demostrado demasiadas veces que a los seres humanos con la verdad cruda se les causa más daños que beneficios.

2. Antes de introducir al hombre en toda verdad, siempre hay que llegar a conocerle a fondo, y eso mediante mucha clase de rodeos –una tarea que no es fácil– porque de lo contrario uno no puede saber dónde tiene el punto en que está abordable para la verdad. Nadie –sobre todo cuando se trata de uno mismo– es un verdadero amigo de la verdad lúcida, pues prefiere con ventajas verse envuelto en lobreguez. Y en esto estriba el motivo por el que ante el joven con mi verdad interior me haya quedado un poco en el segundo plano… Además, es cosa muy conocida en todo el mundo que los niños sólo vía diversas insinceridades están llevados hacia la verdad - lo que es una prudencia por parte de los padres. Porque si estos desde el principio los introdujeran en toda la verdad, entonces los padres crearían pocas cosas sanas y decentes en los pequeños.

3. Es verdad que me he mostrado al joven de otra manera de lo que soy; pero con eso no le he causado daño ni perjuicio alguno, y tampoco podía causárselo, porque yo nunca tenía la mala intención de hacer algo así… con lo que creo no haber cometido un mal. Pero si con eso he pecado, entonces también pecan todos los padres contra sus niños, afirmándoles que muy lejos en las montañas altas haya ciertos árboles sobre los que los bebés florecen y crecen como las ciruelas... que ahí había ciertos colectores de estos frutos que luego los llevaban para venderlos en todo el mundo... y que de vez en cuando estos frutos vienen flotando en ríos y arroyos que tienen sus fuentes en aquellas montañas altas, y luego allí los recogerán.

4. Eso sin duda alguna es una mentira sin par, como nunca se puede imaginársela más estúpida y fenomenal; pero consta que los padres con eso tienen la mejor voluntad, pues mediante tales cuentos aunque sean mera fantasía, quieren proteger a sus pequeños de todos los pensamientos impúdicos y conseguir que lleguen a la edad varonil sanos y salvos en cuerpo y alma… ¡y espero que esto no puede ser algo injusto! Y así soy también de la opinión de que una mentira –a la que no sólo no sirve de base una intención malvada sino según nuestra facultad cognoscitiva, frecuentemente, una tendencia sumamente buena –debe ser considerada más bien como una virtud que como un pecado.

5. De modo que nuestro instituto está lleno de mentiras y de engaños; pero hasta ahora no hemos combinado con él intenciones malas ni despóticas, es decir, en las medidas en que nuestros conocimientos son suficientes de verlo. No sabemos lo que en tiempos futuros podrá desarrollarse de esto, porque para eso no conocemos el método profético de calcularlo, y no podemos prestar garantía para ello, porque nuestros descendientes serán hombres dotados del mismo albedrío como nosotros ahora.

6. Yo afirmo incluso que en el principio todos los fundadores de cualquier religión –la que basa en la postura noble de uno u otro pueblo– tenían intenciones buenas y honradas con su pueblo; sólo que más tarde los descendientes y sobre todo los sacerdotes no evocados que se habían evocado ellos mismos –estos representantes malvados y ridículos de los dioses en la Tierra– han empezado a explicar los dogmas nunca bien comprendidos de manera tergiversada, pues han añadido nuevos dogmas y para su propio beneficio egoísta y déspota los han sancionado severamente bajo el término de “voluntad de dios” y “palabra de dios”, a base de lo que han atormentado la pobre humanidad frecuente y horriblemente, como todavía ahora nos demuestran muchos ejemplos.

7. ¡Fijémonos tan sólo en las historias del Templo de Jerusalén que me son bien conocidas, y luego también en las de los templos en Roma, y ya tenemos pruebas más que contundentes de qué ha sido de Moisés y también de la sabiduría antigua de Egipto! Yo no quiero simular un profeta malo, pero me atrevo a afirmar ante ti que tu doctrina más pura y divina –cuyos puntos principales el joven ya ha entregado maravillosamente a mis compañeros y de cuyo contenido ya he oído muchas cosas magníficas– dentro de algunos siglos ya tendrá un aspecto totalmente distinto.

8. Tus discípulos llegarán a ser enviados y divulgadores de esta divina doctrina tuya, sólo que estos no podrán llegar a todas partes de la Tierra. Por eso elegirán otros discípulos y formarán de ellos doctrinadores y, en parte, superiores espirituales de tu doctrina. De modo que con esto ya se habrán formado los fundamentos para sacerdocios y también para la superstición de toda clase - a lo que yo puedo apostar mil contra uno...

9. Si con el tiempo esto pasará en todas partes, ¿por qué nuestro instituto iba a hacer una excepción? En todas partes los hombres hacen lo que les place. Si a la cabecera de ellos hay un verdadero Dios que les doctrina y los dirige, entonces permanecerán en el orden; pero si él pone la libre voluntad de ellos a la prueba muy necesaria, entonces pronto tendrán el becerro de oro realizado - igual que los israelitas antiguos en el desierto, cuando Moisés se alejó de ellos para subir al monte Sinaí para buscar los Mandamientos del Altísimo».


Capítulo 68. El sacerdocio como mayor obstáculo para la divulgación de la Doctrina del Señor.

1. (Roklus:) «Tú como profeta perfectísimo, colmado de todos los espíritus divinos y dotado de todo poder y toda fuerza como nunca antes un hombre en la Tierra, sin duda lo verás todo de antemano. ¿Pero quién podría evitarlo? En fin, las cosas son así, eran siempre así y seguirán siéndolo. Pues nosotros no podremos cambiarlo…

2. Mientras a los hombres estén dejados su carne y su libre albedrío, ellos continuarán tal como son, y se instalarán según los climas de su país. Cuanto más lejos de aquí, tanto peor, como lo he experimentado en mis numerosos viajes. Cuanto más yo me había alejado de este único punto de luz espiritual de aquí, tanto más ciegos y estúpidos yo encontraba a aquellos hombres - ya en mi ateísmo… Y, sin duda, en todas partes esto me habría llamado aún más la atención, si entonces ya hubiese sabido lo que sé ahora.

3. Consta que en cierto sentido no puede haber obscuridad alguna que no pueda ser disipada instantáneamente por una luz conveniente, pues esto es cosa de la naturaleza. Pero si también la luz espiritual es capaz de disipar instantáneamente la noche espiritual, ¡eso es otra pregunta! En cierto sentido mi noche espiritual ha sido considerable, pero con pocas palabras lúcidas el joven la había disipado; pues en mí también tenía un hombre delante de sí quien en algunas esferas científicas ha adquirido muchas experiencias considerables en el mundo.

4. ¡Imaginémonos un pueblo hundido en una superstición más obscura! ¡Con este, aún con algunas palabras tan claras como posible y acompañadas todavía de diversas señales muy llamativas, poco van a producir algún efecto de luz! Entonces tal pueblo quedará aún más obscurecido y se pondrá furioso, y en la presencia de la luz se demostrará como un enemigo mayor de la misma, con lo que tal pueblo bestial obscurecerá cada vez más.

5. ¡Ahí no hace falta buscar mucho! Dirijamos nuestras miradas sólo al Templo de Jerusalén y observemos el farisaísmo interior y exterior, ¡y tendremos tanta noche espiritual delante de nosotros que nos quedaremos asombrados! Ahora trata de dar a estos fariseos un poco de luz espiritual, parecida a la que antes el joven me había dado, ¡y dentro de poco acabarán contigo!

6. ¡Lo mucho que estos auténticos servidores de la noche más tenebrosa han emprendido contra nuestro instituto! Si no hubiésemos tomado nuestras disposiciones y precauciones, y si hubiéramos sido vulnerables, entonces desde hace un buen tiempo ya no existiríamos… Si ahora Moisés y Aarón resucitasen y les enseñasen la verdad como lo han hecho en sus tiempos, entonces en seguida serían prendidos y lapidados o, por ser antagonistas, se les daría de beber el agua maldita - y a saber la auténtica, porque hay dos tipos de agua maldita: una auténtica, que causa inevitablemente la muerte, y otra falsa, que no hace daño a nadie porque no contiene veneno.

7. Si a un pecador contra ellos o más bien contra su entidad sacerdotal por alguna razón secreta le guardan cierta simpatía, entonces le dan de beber el agua maldita fingida, Pero quien se les opusiera de una manera demasiado violenta, a la próxima ocasión ya podrá apagar su sed para todos los tiempos con la auténtica agua maldita. Que los fariseos actúan de esta manera en Jerusalén como también en otros lugares, para todos los hombres que tengan alguna cultura esto ya no es nada de nuevo. - Pero ahí me pregunto cómo una luz de la verdad justa podrá aclarar semejante noche farisaica...

8. Tal como las cosas van con los fariseos, tal van en todas partes donde se encuentre cualquier farisaísmo. Aunque todos los hombres aceptasen una luz verdadera porque pronto y con facilidad reconociesen su beneficio, el sacerdocio se opondría a ella con todos los medios y fuerzas posibles porque por mera arrogancia y mero despotismo es tan estúpido y ciego que ni siquiera es capaz de reconocer el beneficio de la luz pura de la verdad.

9. Pero mientras el sacerdocio esté tolerado de Dios y también de los gobiernos mundanos, no hay manera de difundir la luz espiritual, porque esa clase humana tan egoísta y despótica siempre se esforzará por calumniar toda luz superior, mientras que a la gente que depende de ellos recomiendan sus antiguas inmundicias como si se tratara de oro puro, insistiendo que las compren.

10. Mi opinión competente en este respecto es que, ante todo, todo lo que tenga tan sólo un vaho de un sacerdocio hay que eliminarlo completamente. De modo que se tiene que limpiar la antigua pocilga, y sólo después se debe hacer que salga el sol verdadero del espíritu sobre todos los pueblos. Porque de lo contrario muere cada semilla, tan buena que sea, antes de haber podido echar raíces en el suelo de la vida.

11. Reconozco en ti, sublime maestro, la plena fuerza divina, sin la cual te debería ser imposible de efectuar obras que sólo puede realizar un dios, porque en este se unen todas las incontables fuerzas especiales y también tienen en él su eterno punto de apoyo original, de modo que únicamente a base de este dios son capaces de surtir efecto. Y como he hallado esto en ti, también puedes ser seguro que te aprecio ilimitadamente, lo que tú observarás aún más claramente con tus ojos espirituales en mi corazón y en mi cerebro - más claramente que este joven allí.

12. Pero sin el menor temor te digo abiertamente a la cara que, mientras todavía un solo pie de un sacerdote pise el suelo de esta Tierra, tu esmero y sin duda también tus grandes sacrificios son prácticamente en baldes, pues traerán muy pocas bendiciones a los seres humanos. Sólo si con tu omnipotencia transformaras súbitamente a todos los hombres y así también a todos los sacerdotes de la Tierra –como lo has hecho con aquella peña en el mar– entonces, tal vez, la vida en la Tierra aún podría llegar a ser loable. ¡Sólo que tu fatiga y tu trabajo son eternamente dignos de lástima! Si tú todavía ejercieras el trabajo de carpintero con sierra y hacha, los fariseos te dejarían en paz sin molestarte; pero así, por tu divinidad de la que yo ya no dudo, te odiarían y rabiarían de ira, y te perseguirían en todos los caminos. También intencionarían con todos los medios posibles echar a perder la semilla magnífica que siembras ahora.

13. Pues en el sentido mundano nadie conoce a la gentuza de fariseos mejor que yo, dado que por la causa de nuestro instituto yo tenía que luchar más que nadie contra ellos. Verdad es que ahora por nuestra parte están totalmente vencidos, y aun con toda su rabia ya no pueden causarnos daño alguno; pues las murallas que cercan nuestro instituto son más fuertes que las de su Templo, y todos los enfermos en todas las regiones acuden a nosotros porque curamos a la humanidad con verdaderos remedios, mientras los del Templo “curan” a los enfermos mediante frases huecas, signos místicos y diversas reliquias –dios sabe dónde las han sacado– pero con estos los enfermos no experimentan mejora ni alivio.

14. Señor y maestro, he aquí mi confesión cándida ante ti… De modo que tú ahora harás lo que más te agrade - ¡sólo que no derribes nuestro instituto antes del Templo en Jerusalén - eso te lo ruego encarecidamente! ¡Pero lo que a nosotros mismos nos gustaría más de todo sería si conforme a tu sabiduría te hicieses superior y director nuestro!».


Capítulo 69. El verdadero camino de la Vida.

1. «Ya tenéis mi Palabra y mi Doctrina», le respondí. «¡Haced y obrad según ellas, y así Yo soy vuestro Maestro y Superior!

2. Ni siquiera hace falta que mi Persona se encuentre entre las murallas de vuestro monasterio, sino sí, mi Palabra y mi Nombre - pero eso no sólo escrito secamente o pronunciado con una boca fría e indiferente, sino activamente y lleno de fe y de amor a Dios y al prójimo… Entonces Yo estaré en medio de vosotros, y lo que vosotros queráis en mi Nombre, esto también se realizará; y además, aun haréis cosas todavía más grandes que Yo hago.

3. Lo que Yo hago, lo hago ante vuestros ojos para dar un testimonio válido de Mí mismo, para que los hombres de ello reconozcan que Yo soy Él Mismo, desde la eternidad saliendo del Padre… soy Aquel a quien todos los sabios y patriarcas han anunciado.

4. A toda criatura ciega y sorda debéis dar testimonio de Mí; y para este fin necesitaréis más que Yo mismo ahora delante de vosotros - los que ya tenéis una vista perspicaz y un buen oído.

5. Pero vuestros prodigios de engaño los tenéis que descartar del todo de vuestro instituto, porque todo engaño y embuste es de una u otra manera una sugestión por parte de Satanás… por lo que nunca podrá llevar a algo que se podría considerar como verdaderamente bueno. Mientras en un instituto de curación se utilice todavía cualquier remedio de engaño, nunca se logrará realizar a la vez hechos milagrosos en mi Nombre.

6. Pero si queréis surtir efecto en mi Nombre, entonces mediante vuestro amor y vuestra fe viva Yo tengo que hallarme en vosotros en toda plenitud.

7. Cuando habéis logrado esto, entonces podréis decir a aquel monte allí: “¡Levántate y échate al mar!”, y se hará según vuestra voluntad. Pero, bien entendido, ¡sin Mí no podéis realizar nada!

8. ¡No obstante, Yo estaré siempre con vosotros - mientras guardéis mi Palabra, mi Amor y la fe viva en Mí, y si andáis sin falsedad en vuestras almas! - A ver, ¡dime, si ahora me has entendido bien!».

9. «No del todo - para confesarme fielmente ante ti», me respondió Roklus. «Pues oí algo de una sugestión por parte de Satanás - el mismo espíritu maligno que, según la doctrina judía, debe ser el que siempre es el iniciador invisible de todo el mal y de todo lo nocivo en la Tierra. Esto siempre lo he considerado como una alegoría de los judíos, ¡por lo que ahora me asombro mucho de oír este nombre de tu boca!

10. De verdad, te tomo por el más sabio de todos los seres humanos, y ahora también estoy firmemente convencido: ¡hay un Dios omnisapiente y todopoderoso que ha creado todo lo que contiene el espacio infinito; y tú ahora eres un portador principal del Espíritu de Dios! Pero que ahora me vienes con la vieja fábula judaica de Satanás, y finalmente aun con toda clase de diablos y tal vez también con el infierno de los judíos, ¡eso me sorprende mucho! ¿Acaso el Satanás, los diablos y el infierno son una realidad? ¡Te insto que me des una explicación más detallada sobre eso!».


Capítulo 70. La naturaleza de Satanás y de la materia.

1. «En el libro que el joven te ha dado por Rubán hallarás todo lo que ahora todavía te resulta incomprensible», respondí a Roklus. «Por lo demás, tan sólo los antagonismos como lo espiritual y la materia, la vida y la muerte, el amor y el odio, la verdad y la mentira, ya pueden darte una pequeña pista que todo eso debe tener una causa de origen, porque de lo contrario nunca podrían manifestarse de una manera tan palpable.

2. Si el mal no tuviese origen alguno, ¿de dónde, entonces, podría venir para entrar en la mente del hombre? Con tu facultad de pensar muy experimentada ya vas a percibir que todo eso como la verdad y la mentira y otros antagonismos no puede ser imputado a Dios, el Ser mejor y más excelso que existe.

3. ¿Acaso puedes tú suponer que Dios –siendo Él mismo la suprema Verdad más profunda– haya colocado un sentido mentiroso en el corazón del hombre, para que luego peque contra el Orden de Dios y se haga grosero en todas sus actividades y palabras? Oh, ¡te digo que nada de eso!... Dios creó al hombre según su propia Imagen, de modo que bueno, puro y verdadero...

4. Pero como al hombre espiritual para su futura existencia también le tocó necesariamente pasar por el camino de la carne, esta –según las disposiciones del Espíritu supremo de Dios– se la tenía que prestar de la materia de la Tierra. Y en la carne está puesto un contrapeso para someter al espíritu del hombre a prueba - un contrapeso que se llama tentación.

5. Pero esta tentación no sólo mora en la carne del hombre, sino en toda materia; y como la materia no es lo que a ti te parece, al hombre que se somete a sí mismo a prueba, le resulta en mentira y embuste, es decir, en espíritu ficticio - el que existe y a la vez no existe... pues existe porque la materia seductiva existe para la carne del hombre; pero también está no-existente porque la materia no es lo que parece ser.

6. Ahora mira y procura asimilar correctamente: Este espíritu que en sí mismo es totalmente mentira es precisamente el espíritu de todo el mundo de la materia, pues es lo que se llama “Satanás” o “superior de todos los diablos”. Ahí los “diablos” son los espíritus malvados especiales que surgieron del espíritu malicioso general al que acabo de describirte.

7. De modo que un hombre que en todo que hace dedica su afecto a la materia peca contra el Orden de Dios, el que le había puesto la materia en el camino de su existencia para que temporalmente luchara contra ella y se haga fuerte para la inmortalidad, sirviéndose de su voluntad absolutamente libre. Y la consecuencia del pecado es la muerte o la desintegración de todo lo que el alma del hombre se ha apropiado de la materia pues toda esta en lo que aparenta no es nada - como ya te he explicado.

8. Si por consiguiente aprecias el mundo y su comportamiento, y procuras a enriquecerte de sus tesoros, entonces pareces a un estúpido al que realmente se ha presentado una novia bien arreglada, pero a la que no quiere en absoluto. Sin embargo, con todo su fervor de un fanático se echa ciegamente sobre la sombra de la novia, y la acaricia sobremanera. Pero cuando luego la novia abandona al necio, también llevará con ella su sombra. Entonces, ¿qué le quedará al necio? ¡Evidentemente nada!

9. ¡Cómo lamentará el necio por haber perdido lo que ha amado tanto! Pero luego le dirán: “Necio más ciego, ¿por qué no elegiste la auténtica verdad en vez de su sombra, la que era una verdadera nada?”. ¿Qué otra cosa puede ser la sombra sino una falta de luz, la que cada forma densa y fuerte debe echar hacia el lado opuesto a la luz, porque el rayo de luz no puede penetrar el cuerpo denso?

10. Pero lo que tu sombra es para ti –cuando estás expuesto a una luz o pasas por alguna– lo mismo son toda la materia y sus tesoros con respecto al espíritu. La materia es un engaño necesario, y en sí misma es una mentira, porque en los sentidos de los seres humanos no es lo que ella parece ser.

11. Pero precisamente en eso se manifiesta un juicio de la mentira y del engaño, que ante los ojos del espíritu la materia debe revelarse como perecedera y como una silueta exterior que corresponde a una Verdad interior muy profunda; mientras que conforme el ciego amor mundano del alma preferiría quedar en la realidad, lo que ella sólo parece ser».


Capítulo 71. El alma hecha material y su destino en el Más Allá.

1. (El Señor:) «Siendo así, ¿para qué serviría al alma si esta para el hombre carnal acumulara todos los tesoros materiales de la Tierra y de esta manera se abandonara a la carne y su vil codicia animal… si entonces el alma sufriera daño en su esfera espiritual y perdiera la realidad de la Vida verdadera? Entonces, esta alma que junto con la nada de la materia ella misma se ha hecho una nada, ¿de dónde, en el Más Allá, va a tomar algo para que ahora llegue a ser algo verdadero?

2. Amigo mío, para aquel que tiene, cada obsequio le resulta en una ganancia, con lo que cada vez tendrá aún más. Pero totalmente otra cosa es cuando se trata de algo que de por sí no es nada ni tiene nada… ¿Cómo se podría dar algo a aquello o aquel que antes permitió que lo cautivara la mentira y así lo destruyera?

3. ¿Acaso puedes verter un líquido en un recipiente que sólo existe en tu imaginación? Y aunque existiera, pero si tuviera tantos agujeros que apenas se podría contarlos, ¿acaso va a retener una sola gota?

4. Ah, si la materia de por sí fuera lo que aparenta –una realidad permanente e inmutable, lo que es imposible–, entonces, como tal, sería una verdad. De modo que el que la consiguiera y la poseyera sería realmente en posesión de una verdad; y si el alma se convirtiera en materia, se haría a una realidad verdadera y duradera.

5. Pero como toda materia no es otra cosa que algo espiritual que se encuentra en el juicio –un juicio que no puede ni debe subsistir sino sólo mientras el elemento espiritual original en el juicio se acumule, se reconozca como tal, y luego, con cierta adquisición de fuerza, disuelva la materia en la que se encuentra presa y se transforme en lo espiritual que le corresponde– por eso un alma hecha material y mundana finalmente tiene que correr la misma suerte que la materia.

6. Al disolverse la materia, lo mismo acontece también al alma. Esta, por lo menos en la mayor parte, queda disuelta en los átomos sustanciales de fuerza primaria psico- etérea. De modo que después de la caída de la carne, a la misma alma apenas queda más que una u otra forma de tipo básico parecida a un esqueleto animal sin luz y frecuentemente casi totalmente sin vida - una forma que no tiene el menor parecido con el ser humano.

7. Entonces tal alma se encuentra en un estado al que los patriarcas primitivos dotados del don de la visión espiritual llamaron She oul a (infierno = sed de vida) pues lo designaron muy verdadera y correctamente.

8. Por consiguiente, toda la Tierra y todo lo que tú eres capaz de percibir con tus sentidos materiales es una verdadera Sheoula… Es la muerte del alma –la que es un espíritu, o más bien, debe llegar a ser uno– pues cualquiera que haya terminado de ser lo que era, también como aquello que él era antes está completamente muerto.

9. Después de la pérdida del cuerpo un alma también está muerta si por los motivos previamente descritos ha perdido casi totalmente su esencia humana, y si de esta queda apenas un esqueleto animal muy reducido. Tendrán que volver a pasar épocas para ti inimaginables hasta que tal alma que se ha entregado a toda la materia volverá a convertirse en un ser tan sólo parecido a un ser humano… Y ¡cuánto más tiempo pasará hasta que tal alma se convertirá perfectamente en un ser humano! (Para su perfección en esta Tierra, las almas de los seres migran por una cadena casi infinita de formas cada vez nuevas, donde el ser humano es la última, la más elevada que ya no migra.)

10. Ahora, sin duda, piensas que para Dios debe ser posible hacer todo eso en un solo momento. A eso te digo que para Dios, por supuesto, todas las cosas son posibles. Si Dios quiere tener muñecas y autómatas, entonces basta un momento para llenar con estos todo el espacio visible.

11. Pero todos estos autómatas no tendrán una propia voluntad ni una vida propia e autónoma, pues sólo se moverán según la Voluntad divina que los penetre. Su visión será la Visión de Dios, y sus pensamientos serán los Pensamientos de Dios. Tales criaturas serán parecidas a los miembros individuales de tu cuerpo, los que sin tu reconocimiento y tu voluntad de ninguna manera pueden moverse ni entrar en actividad ellos solos.

12. ¿No es una cosa totalmente distinta cuando se trata de tus hijos que también han surgido de tu carne y tu sangre? Estos ya no esperan a recibir tu voluntad, porque tienen una vida, un reconocimiento y una voluntad completamente propios a ellos. Cierto es que seguirán y aceptarán enseñanzas y leyes de tu parte, pero a pesar de eso no según tu voluntad sino siempre según la suya muy propia de ellos, sin la cual tú podrías enseñarles tan poco como a una imagen cincelada o a una piedra.

13. Y mira, criaturas de reconocimiento y voluntad absolutamente libres, y destinadas a determinarse y perfeccionarse ellas mismas –a fin de permanecer eternamente libres e independientes–, también deben ser creadas de Dios de manera que les resulte posible alcanzar este propósito.

14. Ahí, por parte de Dios, sólo debe ser creada la semilla - como encerrada en una cápsula y provista de todos los factores vitales imaginables. El demás desarrollo libre de la Vida y su formación es asunto de la semilla misma. La semilla también debe empezar a atraer a sí misma la vida que la rodea –vida emanada de Dios– y formar de esta una vida propia y autónoma.

15. Y mira, tal evolución no se realiza tan rápidamente como tú te lo imaginas, porque la vida embrionaria en sí no puede ser tan poderosa y activa como, desde eternidades, la Vida sumamente perfecta en Dios.

16. Y como a cada alma, tan corrupta que sea, le espera el mismo destino, tampoco en el Más Allá podrá encontrar otra ayuda para alcanzar su salvación que aquella que ella misma todavía puede aplicarse en la medida en que estos pocos medios todavía estén a su disposición - pues según el eterno Orden de Dios el alma debe ayudarse a sí misma.

17. Espero que ahora te haya explicado con suficiente claridad qué, en realidad, es Satanás, qué es el infierno y qué es la muerte eterna. De modo que apenas ya te quedará alguna pregunta a hacer. Pero si hay algo que aún no te queda claro, ¡entonces pregunta! Porque mira, el Sol está a punto de ponerse y luego vamos a tomar una cena».


Capítulo 72. La explicación de la palabra sheoula (infierno). La clarividencia.

1. «Señor y Maestro», dijo Roklus, «ahora me ha quedado claro que tu Sabiduría y tu Conocimiento de todas las cosas es de una profundidad nunca sondable. Y aquí tengo que confesar abiertamente que Tú, en calidad de puro hombre, de ninguna manera podrías saber y reconocer todo esto si Tú –en lo que concierne tu Espíritu– no hubieras realizado la mayor parte de la creación; de modo que ahora comprendo muchas cosas que antes nunca me habría podido imaginar. Pero ya que fuiste tan generoso de explicarme cosas tan extraordinarias, te ruego que aún me expliques un poco más detalladamente la expresión “Sheoula” y eso de la “muerte eterna”, porque en eso aún no estoy completamente seguro. Es decir, que comprendo las cosas más o menos bien; pero no perfectamente. Pues si lo afirmara me mentiría a mí mismo… ¡Por eso te ruego que me expliques estas dos cosas aún un poco más detalladamente!».

2. A eso Yo le respondí: «¡Escucha pues! “She”, también “shei” o “shea” significa: “tener sed”; “oul” también “voul” significa: “el hombre que en sí mismo está abandonado”, se podría decir: “hombre animal” (buey); “a” significa: “conforme a la consistencia de lo que producen la sabiduría y el reconocimiento interno”.

3. Que por la letra “a” se entiende esto, esto ya lo demuestra la forma de las antiguas pirámides egipcias que, en gran escala, son una reproducción de las pirámides cerebrales minúsculas, y cuya finalidad era de servir a los hombres de escuelas de sabiduría - de lo que su nombre y sus instalaciones interiores todavía hoy en día dan testimonio; pues “pira mi dai” significa claramente: “¡Dame sabiduría!”. Y su interior también estaba arreglado de manera que el hombre, completamente incomunicado del mundo exterior, debía empezar a interiorizarse y así hallar su Luz de Vida más interior. Por eso en los amplios pasillos de tal pirámide siempre reinaba una oscuridad total, y no se aclaró antes de que el hombre hubiera empezado a iluminar todo con su Luz de Vida interior.

4. Sin duda todo eso te suena un poco extraño, pero a pesar de eso, ¡así es! Si al hombre se abre la visión psíquica –la visión interior– entonces para el ya no habrá noche ni oscuridad en la Tierra. Una prueba “palpable” dan todos los hombres muy sensitivos que se hallan en el estado de éxtasis. Estos, con ojos completamente cerrados, ven mucho más que normalmente mil hombres ven con los mejores ojos más sanos y con la vista más aguda; pues estos penetran con su visión la materia más opaca y toda la Tierra, y para ellos incluso las estrellan no resultan tan lejos para que estos hombres entrados en éxtasis no sean capaces de penetrarlas con la vista en todos sus detalles.

5. Cómo los hombres pueden entrar en este estado bienaventurado de éxtasis –y eso cuando y cuantas veces como quieran–, eso es lo que principalmente enseñaban y practicaban en el interior de las pirámides.

6. Como las pirámides servían para este fin, se les dio el nombre muy acertado y característico de “SHE OUL A”. De eso el antigua hebreo derivó su “SHEOL”, el griego su “SCOLE”, el romano su “SCHOLA” 16, y los persas e indios su “SCHEHOL”. (Y evidentemente también el español su “Escuela” y el alemán su “SCHULE”.) precisamente en su Amor ilimitado e infinito, basta con que el alma dentro de tal Amor divino tan sólo quiera con la Voluntad del Amor del Espíritu de Dios que reina en ella, ¡y tiene que acontecer lo que el alma desee! - Esto es tan claro y verdadero como no hay cosa más clara y verdadera en este mundo.

7. Pero como los antiguos sabios con sus visiones en éxtasis sabían muy bien en qué estado lamentable las almas muy materiales –que se aman sobremanera a sí mismo y el mundo– después de la caída del cuerpo iban a encontrarse en el Más Allá, por eso también llamaban tal estado lamentable “She oul a”, es decir, ¡infierno!

8. Que tal estado comparado con él de la vida de un verdadero sabio que actúa dentro del Orden de Dios se califica como “muerte”, evidentemente corresponde con la realidad. Y como ahí se trata de una calidad invariable y durable de todo lo que tiene que ver con el mundo y la y materia, se comprende fácilmente por qué tal estado está considerado como “la muerte eterna”.

9. Mientras un alma aquí o en el Más Allá continúe quedando en tal estado, ella evidentemente también se encuentra en el estado de la muerte eterna, de la que el despenderse es una tarea sumamente difícil de la vida. Habrá almas a las que costará eras enteras hasta que por sí mismas vuelvan a lograr algo. - ¡Dime ahora si esto te ha quedado claro!».

10. «Sí, Señor y Maestro sobre todas las cosas, ahora comprendo también esto claramente», dijo Roklus. «Pero todavía tengo una pregunta pequeña que consiste en cómo un hombre puede ponerse en este estado de éxtasis, en el que puede ver todas las cosas. Si yo aún supiese esto, o por lo menos los caminos para ello, entonces haría todo lo posible para de vez en cuando transfigurarme en este estado altamente bienaventurado. Señor y Maestro sobre todas las cosas, ¡ten la bondad de darme también en eso algunas indicaciones buenas!».

11. «Las escuelas de Egipto hace mucho tiempo ya que han pasado a la historia», le respondí Yo, «porque ya en tiempos de Moisés empezaron a fracasar. En aquellos tiempos remotos sólo daban ya instrucción exterior, y Platón y Sócrates eran los últimos que todavía poseían una idea endeble de la escuela de la vida interior.

12. Yo me encarné en este mundo para proporcionar a la humanidad un precepto de vida aún mejor, con el que cada uno puede adquirir la sabiduría máxima. - He aquí la norma en pocas palabras: “¡Ama a Dios sobre todo y de todas tus fuerzas, y ama a tu prójimo como a ti mismo!”. - El que realiza esto en abundancia se asemeja a Mí, y ya por eso estará introducido en toda Sabiduría, su Fuerza y su Poder.

13. Porque el que está lleno de amor para con Dios, en él también están Dios con su Amor ilimitado y la Luz más sublime de este Amor. Entonces el alma y su espíritu se bañan en la Luz de la Sabiduría divina… y así el alma debe ver y reconocer todo lo que la Luz de Dios ve y reconoce. Como la eterna Omnipotencia de Dios consiste

14. Sin embargo, no es suficiente saberlo y creerlo vivamente sino que es necesario ponerlo en práctica en todas las circunstancias y situaciones de la vida –con lo difíciles que sean– pues únicamente la práctica continua hace del discípulo un maestro».


Capítulo 73. El modo de amar a Dios sobre todo. El verdadero trabajo del hombre, grato a Dios.

1. «Señor y Maestro», dijo Roklus. «¿Cómo puedo llegar a amar sobre todo y de todas mis fuerzas a Dios, al Espíritu eterno que es invisible? Porque me parece que el corazón humano es demasiado pequeño e incapaz de amar sobre todo al Espíritu eterno e infinito de Dios, del cual es imposible hacerse una idea…

2. Eso del amor al prójimo es fácil; pero con el amor para con Dios el Infinito, abarcándole con el amor hasta en la infinitud, eso es un caso sumamente especial. ¿Cómo debemos nosotros, los hombres ínfimos, emprender a amar a Dios sobre todo?».

3. «¡En el mundo no hay cosa más fácil que ésta!», respondí a Roklus. «Si se reflexiona profundamente sobre las Obras de Dios, sobre su Bondad y su Sabiduría… si se cumple concienzudamente con sus Mandamientos, y se ama al prójimo como a sí mismo, ¡con esto ya se ama a Dios sobre todo!

4. Si no puedes hacerte una idea conmovedora de Dios, ¡mírame ahora a Mí, y ya tienes delante de ti aquella forma eternamente válida y duradera en la cual puedes idearte tu Dios y Creador! Pues Dios también es un Hombre, ¡pero de por Sí eternamente el más perfecto! Si me ves a Mí, ¡entonces ya ves todo! - ¿Me has comprendido bien también en eso?».

5. «Señor y Maestro sobre todas las cosas, ¡ahora tengo todo y quiero ser servidor tuyo! ¡Déjame partir en paz, pues no soy digno de permanecer más tiempo contigo!».

6. «¡El que tiene la paz interior puede dirigirse a donde quiera, pues irá en paz! Ahora tú has alcanzado la paz interior, y a donde te dirijas, irás en paz. Pero tú y tus compañeros podéis muy bien quedaros todavía un rato aquí para recibir aún algunas más enseñanzas.

7. Ahora el día ya se está inclinando y el Sol que ha brillado durante todo el día ya ha llegado al borde de los montes, de modo que después de algunos momentos ya no será visible. Todos podemos decir que hemos aprovechado bien de este día. Hemos trabajado bien y en pocas horas hemos logrado más que manos humanas habrían realizado en años... Pero el que trabaja, también debe comer y fortalecer sus miembros. Vosotros también habéis trabajado; por eso podéis comer con nosotros. ¡De modo que quedaos aquí y cenad con nosotros!».

8. «Señor y Maestro de todas las cosas, ¿qué hemos hecho ahora yo y mis compañeros aquí que se pudiese designar de trabajo?», preguntó Roklus. «No hemos hecho más que intercambiar palabras, opiniones y experiencias; y por lo demás hemos sido inactivos… ¡¿De modo que lo nuestro no se podrá calificar de trabajo?!».

9. A esta pregunta Yo le respondí: «Siempre por donde sea que un hombre haya trabajado verdaderamente para la salvación de su alma, allí entonces ha trabajado lo más, lo más verdaderamente y lo más desinteresadamente. Porque una actividad justa para el bien y la salvación de su propia alma excluye completamente todas las demás actividades egoístas, porque el amor propio y el egoísmo excluyen del todo el amor a Dios y al prójimo.

10. El que cuida del bienestar de su cuerpo busca los tesoros de este mundo y hurga en la materia, pues entierra su alma en el juicio y en la muerte. Aunque haya trabajado durante todo el día en el campo con el arado y la azada… aunque haya quedado empapado de sudor, este hombre comparado con lo que Yo llamo trabajador ha sido un gandul - un servidor perezoso para el campo del Reino de Dios.

11. Porque el que no trabaja en el espíritu debidamente dentro de la Justicia y del Orden divino para la verdadera finalidad que le está impuesta por Dios, seguro que este tampoco trabaja para el bien temporal y eterno de su prójimo… y no le vale la pena buscar a Dios y reconocerle más de cerca. Pero el que no se esfuerza verdaderamente por conocer a Dios, aún menos se esforzará por el bien de su prójimo, y si lo hace, lo hace sólo para su propio provecho, para que el prójimo pueda devolverle multiplicado el servicio prestado.

12. Ahora has buscado a Dios y a ti mismo - y los has hallado ambos; y mira, eso era una actividad justa de tu parte, y te digo Yo que en estas pocas horas has hecho más que en otras ocasiones durante toda tu vida. Por eso ahora puedes quedarte aquí, reposarte y tomar la cena junto con nosotros».


Capítulo 74. Preguntas sobre enfermedades y su curación.

1. Dijo Roklus: «Señor y Maestro de todas las cosas… Cada Palabra que sale de tu Boca es más que oro purísimo… y una Verdad eleva la otra... Ninguna de tus Palabras llenas de Luz y de Vida ha caído en mí en suelo estéril, y percibo en mí que de estas Palabras sin duda crecerán las frutas más benéficas para los graneros de la Vida verdadera. Ya que ahora tengo la gracia de poder hablar contigo, aún me gusta saber de ti si en lo sucesivo debemos curar a los enfermos de sus enfermedades por medio de nuestros medicamentos naturales, o sólo por medio de la fe más fuerte en tu Nombre. Pues acaba de surgir en mí el pensamiento que no siempre será en acuerdo con tu Voluntad divina si curamos a cada persona enferma. Porque entre ellas habrá las que tu Amor y tu Sabiduría divinos hacían sufrir cualquier enfermedad corporal o psíquica para la mejora de su alma.

2. Se sabe muy bien que muchas veces los hombres corporalmente más sanos moralmente no son precisamente los más virtuosos. Pues la salud corporal frecuentemente causa que los seres humanos se hagan violentos, materialistas y vividores… mientras que enfermos, sobre todo los que padecen de un mal crónico, en general languidecen pacientemente entregados a la Voluntad divina. Raras veces se oye que se quejan, pues son humildes y no tienen un corazón envidioso. ¿Acaso no se cambiaría su buen carácter anímico, una vez que se los curase y ellos rebosen de salud?

3. Todavía hay otra cosa: A todos un día nos tocará la muerte corporal. Si eso no fuese el caso, desde la época de Adán todos los seres humanos vivirían todavía en sus cuerpos materiales. Pero si curásemos a todos los enfermos, incluso a los moribundos y también a nosotros mutuamente, entonces en este mundo el proceso de morir poco a poco debería llegar a ser algo excepcional; sobre todo, si por tu Doctrina incluso las guerras se harían superfluas.

4. Si a alguien que nos ha pedido ayuda no le curamos, nos criticarán de ser crueles y despiadados. Pero si –a pesar de nuestra buena voluntad y nuestra buena disposición– Tú alguna vez no permites que volvamos a curar a alguien a quien ya habíamos curado varias veces, entonces o pondrán en duda la Fuerza de tu Nombre o nuestra propia confianza en él empezará a fallar, con lo que también la fe del pueblo naufragará. Pues una vez que los seres humanos vivan apegados a la materia, ya no hay manera de convencerlos que –para obtener una Vida más sublime en el gran Más Allá– deben empezar a menospreciar esta vida terrestre de una manera que en casos de enfermedad ya no hagan nada para defender esa vida terrenal.

5. Incluso un anciano de más de cien años aún alargará la mano por el medicamento que prolonga su vida terrenal, aunque sepa que el hecho de deshacerse de su cuerpo quebradizo le va a aportar una gran Gracia. Que la avidez del hombre de vivir tanto tiempo como posible en esta Tierra roñosa es insaciable –incluso frecuentemente bajo condiciones más que miserables– esto en general ya nos enseña una experiencia de más de mil años… Y una vez que la humanidad esté al tanto de que tan sólo con el Poder de tu Nombre todo mal puede ser curado –y que en caso de necesidad incluso muertos pueden ser resucitados– entonces el pueblo no dejará de asediarnos.

6. A mi modo de ver no sería nada de superfluo el recibir una instrucción más detallada a este respecto. ¿O acaso para aquellos hombres que vivirán perfectamente dentro de tu Orden, desde ahora ya has suprimido completamente la antigua muerte corporal, de manera que a partir de ahora los hombres ya siguen viviendo con cuerpos transfigurados, mientras que la muerte corporal sólo continuará existiendo como característica de los pecadores contra tu Doctrina y tus Mandamientos?

7. Señor y Maestro de todas las cosas, mira, ¡los rayos del Sol puesto todavía doran el cielo vespertino, y la media luna y el lucero de la tarde rivalizan considerablemente para sustituir la luz del astro de la madre del día puesto! Oh, Señor, es tan magnífico ver tus obras luminosas, ¡pero es infinitamente más magnífico el sentimiento de la Luz interior, la que sale de tu Boca e ilumina los rincones obscuros de nuestra vida! Como todavía nos queda un poco de tiempo, ¡explícame aún antes de la cena lo que yo mismo nunca sería capaz de explicármelo yo mismo!».


Capítulo 75. Dolor, enfermedad y muerte.

1. «Amigo mío», respondí a Roklus, «tú indagas algo que en realidad ni a ti, ni a nadie hace falta saberlo porque esto es asunto Mío - es decir: Esto es asunto del Padre eterno en el Cielo, o sea, de un Orden del cual referente a la carne ni Yo mismo tengo el derecho de hacer una excepción - ¡de modo que no debo hacerlo ni lo haré!

2. Todo lo que se ha vestido con la carne también tendrá que volver a quitársela. Si esto sucede con o sin dolor, esto no tiene importancia, porque después de la separación del cuerpo todo dolor del mundo de acá se habrá acabado. Pues el “aire” que el hombre respirará en el mundo del Más Allá será completamente distinto de aquel que se respira aquí en este mundo material. Y donde ya no hay muerte tampoco ya hay un dolor como tal, porque el dolor de la carne siempre sólo es una consecuencia cuando el alma se desprende parcialmente de la carne.

3. Pero eso no significa ni mucho menos que un alma en su estado puro estuviera sin sentimiento ni sensación - pues sin estos resultaría evidentemente muerta… sólo que en el mundo que corresponde a su ser no hallará nada que la empujara, apretara, o pellizcara y con eso le produjera un sensación de dolor.

4. ¿Acaso un hombre que rebosa de salud por eso dentro de su carne resulta insensible para la sensación del dolor - sólo porque hasta el momento nunca tenía la desgracia de estar enfermo y menos aún de haber recibido puñalada ni golpe alguno? Pues ¡sólo faltaba un motivo que le habría provocado un dolor!

5. De modo que la causa principal para un dolor –el que sólo percibe el alma pero nunca la carne– depende de la presión que cualquier carne que se ha hecho demasiado perezosa –y así también demasiado pesada– ejerce sobre cualquier parte vital del alma.

6. Por eso temporalmente cada enfermedad puede ser curada, si uno sabe aligerar la masa de la carne; pero para la edad avanzada de la carne ya no hay alivio. Aún así un hombre que lleva una vida muy sana en general hasta en su vejez sabrá poco a contar de dolores. Hasta la última hora su carne todavía quedará suave y flexible; y, en el mejor orden, su alma podrá fugarse suave y paulatinamente de su carne. Aunque incluso en su edad terrenal más avanzada no va precisamente a anhelar a separarse de su carne, pero en cuanto desde los Cielos al alma llegue la llamada animadora bien audible: “¡Sal de tu cautiverio a la verdadera Vida eterna absolutamente libre!”, entonces no vacilará ni un solo segundo a abandonar su casa terrenal quebradiza para entrar en las campiñas de Luz de la verdadera Vida eterna.

7. Eso, por supuesto, nunca seréis capaces de evitarlo mediante cualquier extracto de hierbas, ni tampoco por el Poder de mi Nombre, porque eso no puede ser Voluntad de mi Espíritu. Aun con la Fuerza de mi Nombre únicamente seréis capaces de realizar milagros si actuáis conforme a mi Voluntad que se manifiesta claramente en vuestro corazón, y nunca contrario a esta. Por eso, ante todo, debéis hacer que mi Voluntad – que es una verdadera Voluntad de Dios– también sea la vuestra; y entonces nunca os fracasará algo que queráis realizar de por Mí, de modo que también de por mi Orden eterno.

8. Por eso, ¡ni hablar de que alguien en y por mi Nombre podría morir nunca, gracias a la fuerza curativa concedida a vosotros! Por supuesto, que no debéis privar a nadie de la curación si mi Espíritu en vuestro corazón os dice: “¡A este enfermo sea ayudado!”. Pero si mi Espíritu dice: “¡A este dejadle en el mal de su carne para que su alma se canse de entregarse a las apetencias de esta!”, entonces ¡dejadle así y no le curéis del mal de su carne, porque él debe sufrir para la salvación de su alma!

9. ¡Ahora ves que tu preocupación era vana! - ¡Entra en mi Orden justo y todo se te aclarará! Si todavía tienes un reparo, ¡entonces pronúncialo antes de que nuestro anfitrión salga de la nueva cocina con la cena!».


Capítulo 76. La libertad de la voluntad humana.

1. «Señor y Maestro de todas las cosas», dijo Roklus, «si podemos realizar como milagros únicamente lo que Tú quieres y todo eso dentro de tu eterno Orden primario- natural, entonces nuestra propia libre voluntad resulta más bien ficticia… y con los milagros de vez en cuando muy necesarias para manifestar el Poder y la Fuerza de tu Nombre, pronto habrá escasez en la Tierra…

2. Las maravillas de tu Voluntad de todos modos se realizan cada día, si nuestra voluntad coincide con la tuya o no. Ante tu Voluntad la nuestra siempre será como una nuez vacía… El Sol, la Luna y las estrellas salen y se ponen sin nuestra voluntad. De la misma manera la Tierra verdea y nos produce sus frutos. Las nubes pasan, y los vientos juegan con las olas del mar. Se hacen invierno y verano, y los tiempos pasan y nunca volverán… y todo eso sin nuestra voluntad. No importa si lo queremos o no... Pero siendo así, ¿qué pasará con los milagros especiales, muchas veces también necesarios?».

3. Dije Yo: «Querido Roklus, todavía cuesta un poco entenderse contigo porque en tu ánimo todavía hay demasiadas consideraciones e ideas terrenales que surten efecto.

4. Mira, aquel que pone sus manos al arado pero mira hacia atrás, él aún no es apto para el Reino de Dios. ¿Piensas tú, acaso, que Dios en su Pensar y Querer clarísimos pueda ser tan uniforme y monótono como el hielo rígido del Norte?

5. Oh hombre… ¡primero reconoce correctamente a Dios y su Voluntad omnipotente! Entonces ya te darás cuenta si un hombre cuyo corazón está lleno del Espíritu de Dios, ya no puede querer y hacer otra cosa que –callado y paciente ante la eterna Voluntad de Dios– observar cómo se hace y pasa un día tras otro, y mirar encantado cómo las diversas hierbas crecen, florecen, ¡y luego vuelven a secarse!

6. Si Dios no hubiese tenido otra finalidad con los seres humanos, nunca habría sido necesario darles una voluntad propia totalmente libre, sino Él habría podido crearlos como los pólipos del mar –aunque sea en forma humana– o hacer que crezcan del suelo terrestre como setas, provistos de raíces que chupan sus alimentos del suelo. De esta manera sometidos a la Voluntad de Dios, estos seres habrían podido observar de día y de noche cómo las estrellas salen y se ponen (Eso aparentemente.), y lo hermosamente que crecen las hierbas alrededor de ellos mismos. A estos seres no les haría falta poder hacer un desplazamiento libre para cambiar de lugar, dado que de todos modos no tendrían un libre albedrío… pues estos seres pasivos permitirían que la Voluntad de Dios, siempre igual de estereotipa, los penetre y surta efecto en ellos - y eso mucho mejor que cualquier hombre con su libre voluntad, con lo temeroso a Dios que fuera.

7. Pues a un hombre que tiene su voluntad propia y un movimiento libre, con toda su prudencia se le puede ocurrir a dar unos pasos sobre un césped hermoso. Ahí será inevitable que aplastará la hierba que ha crecido conforme a la Voluntad y el Orden eterno de Dios… y, además, a muchos pulgones apagará la luz de vida antes de su tiempo debido. - ¿Ya te das cuenta de la insensatez de tu preocupación?

8. Ahora piensa en que el hombre dotado de una libre voluntad para la alimentación de su cuerpo no sólo mastica con sus dientes las frutas riquísimas y sus semillas… y luego las devora sin miramiento ni consideración como alimento para su cuerpo, sino incluso se carga diversos animales, pues los mata y finalmente también consume su carne frita con una verdadera avidez. Y aquí y allá elige grandes lugares en los que durante muchos milenios en el Orden más hermoso de Dios y sin ser estorbados habían crecido céspedes, hierbas medicinales, arbusto y árboles, y ahora construye en estos lugares casas y ciudades - construcciones en sí muertas… Amigo, ¿puede eso ser bien y justo según el Orden de Dios como tú te lo imaginas?

9. O si recortas tus uñas, tu barba o tus cabellos que con el tiempo han crecido demasiado largos, ¿acaso no actúas contra el Orden de Dios, según cuya Voluntad estereotipa las uñas, la barba y los cabellos vuelven a crecer y no van a quedar tan cortos como los habéis cortado con las tijeras?

10. Si Dios de ninguna manera quisiera que cualquier ser dotado de una libre voluntad y de una capacidad de pensar libremente obrara en contra de la estereotipia de su Voluntad creativa e hiciera intervenciones destructivas en contra del Orden vigente siempre inmutable –tanto en asuntos grandes como en ínfimos–, ¿acaso Él habría actuado sabiamente al crear para Él seres que ya a causa de su existencia se ven obligados a cometer mucha clase de intervenciones destructivas dentro del contorno del Orden de su Creación original, el que sí también es una Obra del mismo Dios todopoderoso y sumamente sabio?

11. Pero si Dios, el Señor y Creador de todas las cosas y de todos los seres, permite que los seres vivientes y sobre todo los seres humanos que piensan libremente y que son dotados de una libre voluntad, le destruyen las selvas, talan árboles, y de estos construyen cabañas y casas, y la mayor parte de los árboles la queman… si le pisan las hierbas hermosos y los céspedes, y los siegan para darlos como heno a bueyes, a vacas, a asnos, ovejas y cabras, y nadie les echa una bronca ante semejantes intervenciones en contra del Orden estereotipo de Dios, ¡cuánto menos Él se opondrá con su Voluntad omnipotente donde se trata de fomentar la libre voluntad más ínfima del hombre a la mayor voluntad divina.

12. ¿No te ha llamado la atención cuando el joven –que en el fondo también es una criatura de Dios– en contra de la estereotipia de la Voluntad divina original transformó la piedra en oro? ¿Acaso por eso alguien le ha echado una bronca, por haber cometido una intervención enorme en contra del Orden fundamental de Dios? - Todo lo contrario, ¡sólo la Voluntad divina en unión con la del joven lo ha logrado!

13. Si cumples con los Mandamientos fáciles de Dios y le amas verdaderamente sobre todas las cosas, entonces evidentemente te unes cada vez más con el conocimiento y la Voluntad de Él. De esta manera te haces más y más sabio, y en la misma medida tu voluntad se hace más poderosa, juiciosa y considerada. Tu Luz interior que surge de Dios se elevará a una omnivisión, mediante la cual incluso donde la vida todavía se encuentre en obscuridad no sólo vas a sentir sino también vas a ver las fuerzas vitales como surten efecto… y por tener de Dios una voluntad absolutamente libre, también podrás determinar estas fuerzas y activarlas de una u otra manera. Pero precisamente como reconoces y ves especial e individualmente las innumerables fuerzas que siempre salen de Dios, como poseedor de la Voluntad divina puedes asirlas, determinarlas y combinarlas para que efectúen una finalidad sabia. Y en seguida estarán activas como si Dios mismo las hubiese determinado para alguna actividad.

14. Pues, todas las fuerzas que de Dios emanan a toda la infinitud son como incontables brazos del mismo Dios todopoderoso, con lo que únicamente pueden hacerse activas mediante el estimulo por parte de la Voluntad divina, dado que en el fondo no son otra cosa que emanaciones puras de la Voluntad divina.

15. Entonces, si el hombre une la libertad ínfima de su voluntad con la Voluntad divina infinitamente grande, ¡dime, si tan sólo es imaginable hacer nada más que representar un mero observador mudo de la voluntad puramente divina, o si el hombre de esta manera ha llegado a tener una voluntad verdaderamente libre en unión con la Libertad de la Voluntad de Dios! Pues de esta manera el hombre será bien capaz de realizar muchas cosas importantes».


Capítulo 77. El celo justo y el celo injusto.

1. En seguida Roklus me respondió: «Señor y Maestro de todos los seres y todas las cosas, ¡ahora por tu explicación tan favorable, para mí todo ha recibido otra Luz, y ahora algunas enigmas antes inextricables se han disuelto completamente! Ahora, poco a poco, empiezo a comprender lo que propiamente dicho es un “ser humano”… lo que según tus Palabras ha de buscar y de alcanzar en este mundo… y lo que también puede y debe alcanzar... Ahora por supuesto es muy fácil y beatificante el observar tus Mandamientos y cumplir con tu Voluntad al pie de la letra, ¡porque ahora se ve y es palpable, todo lo que necesariamente se debe recibir de Ti! - Si veo un lugar con lo lejano que este se encuentre de mí, y me dirijo hacia él en dirección perfectamente recta, ¡entonces por fin tendré que llegar allí!

2. Yo no puedo hacer otra cosa que ante todo agradecerte de todas las fuerzas de mi Vida por el trabajo que tomaste conmigo y de asegurarte que seré y seguiré siendo tu discípulo más concienzudo. También te doy la seguridad más perfecta que haré todo lo posible para limpiar nuestro instituto de todas las viejas escorias de mentiras y de lo mundano; y que en adelante en el mismo instituto ya no debe ser emprendido sino lo que es perfectamente compatible con tu Doctrina.

3. Ahora ya siento en mí una Fuerza antes nunca percibida, ante la cual en plena confianza en Ti todos los montes tendrían que ceder y todos los muertos tendrían que resucitar de sus tumbas... Entonces, ¿que pasará cuando mi vida futura se haya hecho completamente Voluntad tuya? ¿Y a qué Fuerza se alzará nuestro instituto, una vez que todos sus miembros tengan la misma orientación y la misma voluntad?

4. ¡Por eso no perdamos el tiempo! ¡Vamos a levantarnos y poner todas las manos a esta Obra de Dios! ¡Y el que vacila comete el mayor pecado contra la salvación de la humanidad de toda la Tierra!».

5. «Tu celo ya es justificado y lo que te propusiste también lo realizarás», le dije. «Pero tu celo actual todavía parece mucho a un fuego de paja que instantáneamente produce una llama enorme, de modo que uno podría decir: “Si esto continúa así, ¡entonces en pocos momentos se quemará todo el suelo terrestre!”. Sin embargo, pasados unos momentos, el gran fuego de paja termina y después casi ya no se ve donde quemaba el gran montón de paja suelta.

6. El celo justo aumenta como la luz y el calor del Sol saliente. Si la luz y el calor del Sol ya se presentaran por la mañana con el calor de un mediodía africano, entonces harían muchos estragos entre todas las plantas y todos los animales, lo que cada buen agricultor experimentado ya puede deducir de los así llamados golpes del Sol.

7. Un golpe de Sol quiere decir: Cuando hay una tormenta y el firmamento está cubierto de nubes de lluvia muy densas y también ya llueve, y el suelo terrestre y sus frutos han quedado relativamente fríos... cuando entonces las nubes se desgarran a causa de cualquier corriente de aire, y la luz y el calor del Sol caen súbitamente sobre las plantas, sobre los árboles y sobre diversos animales delicados… ¡entonces verás que el daño ocasionado por eso es mayor que si hubiese granizado fuertemente durante una hora entera! Alego este ejemplo sólo para mostrarte prácticamente que un celo inoportuno muchas veces hace mucho más mal que bien.

8. Por eso no intentes talar en vuestro instituto todos los árboles putrefactos de un sólo golpe, sino con un celo sincero, poco a poco y casi como desapercibido, ¡y sólo así vas a extender la verdadera Bendición en tu instituto! Pero de un sólo golpe, amigo mío, ¡eso no va! Para eso hacen falta muchas conversaciones entre vosotros mismos; y en este plan, en mi Nombre, en cada caso debéis acordar entre vosotros la conformidad con las nuevas Obras milagrosas. Y después de haber introducido a todos en esta luz nueva –y no solamente a ti–, entonces se podrá escardar todo lo antiguo con el mejor resultado.

9. Cuando un agricultor sabio se da cuenta de que junto con el trigo puro crece mala hierba, entonces la deja crecer hasta la cosecha. Sólo a la siega hace que separen la mala hierba del trigo, y así le queda el buen trigo. Además, la mala hierba la seca y luego la quema en el campo, y así abona el suelo. Mira, ¡eso Yo mismo lo llamo procedido sabiamente y conforme a la Verdad!

10. Créeme, que Yo con toda la ciudad de Jerusalén y sus fariseos acabaría igual de rápidamente como antes con aquel peñasco en el mar, ¡pero semejante celo me traería malos frutos! Porque todos que se enteraran que Yo había ocasionado tal desastre mediante mi Omnipotencia divina, por supuesto recaerían en Mí, pero eso no por convicción interior, sino sólo por su propio juicio. Por miedo y acobardamiento nadie se atrevería ya a moverse, pues cada uno haría maquinalmente lo que Yo le exigiera.

11. Pero, ¡¿pero podría ser eso, acaso, una formación de la libre voluntad como un bien principal de cada alma humana y una edificación de esta libre voluntad hasta a la máxima potencia de la Voluntad divina más libre - en la que únicamente consiste y puede consistir la felicidad suprema de la Vida?!».


Capítulo 78. La formación de la libre voluntad. Las desventajas de un celo exagerado.

1. (El Señor:) «Que la felicidad altísima de la vida consiste precisamente en la libre voluntad más independiente con una eficacia real siempre coronada de éxito, de eso ya en esta Tierra todos los egoístas y déspotas dan la prueba más evidente.

2. Para ser una persona que tiene cierto poder, muchas de ellas sacrificarían voluntariamente sus bienes. ¿Quién iba a odiar una corona, un cetro o un trono, sobre todo si él mismo puede lanzarse sobre él?

3. ¿Por qué tienen estos tres representantes dominantes un valor tan inexpresable en los ojos de los hombres? La respuesta está muy cerca pues es completamente cosa de la naturaleza, porque el que está sentado en el trono entre millones de hombres puede hacer el uso más eficaz y más libre de su voluntad propia...

4. Después de aquel que ocupa el trono, ya será sumamente feliz cualquiera al que por parte del soberano esté conferido cualquier cargo en el que –aunque sea sólo en el nombre del soberano– puede señorear un poco, con lo que ya puede desahogar un poco más el deseo de libertad de su voluntad. Aunque reprima fuertemente su propia voluntad totalmente libre y, en cambio, la voluntad del soberano la hace también enteramente suya –a pesar de que frecuentemente ni siquiera esté de acuerdo– pero lo hace todo para poder correinar un poco… y para poner su voluntad de algún relieve efectivo. Pues precisamente en el caso de funcionarios de alto nivel de vez en cuando se prestan ocasiones para que estos puedan servirse de su voluntad propia - lo que a los seres humanos en esta Tierra ya les proporciona una suprema felicidad…

5. Pero, ¡qué puede ser esta felicidad en comparación con aquella que se producirá –y que debe producirse– de la unión de la voluntad humana aquí siempre muy limitada, con la Voluntad de Dios, y eso para toda la infinitud y eternidad!

6. Pero tú mismo reconocerás que antes de que eso pueda realizarse hace falta llevar precisamente la voluntad humana por una formación principal sabia y seria por todos los estadios de la vida; porque de lo contrario, sin duda alguna, sería muy peligroso proveer la libre voluntad del hombre con un poder de ejecución total.

7. Pero para hacer la voluntad de los seres humanos capaz para esto, hay que intentar que el hombre totalmente voluntario ande sobre los caminos de la Luz, y continúe avanzando en estos con todo el amor y toda abnegación mundana hasta que haya alcanzado la meta justa mediante su propia actividad y completa autodeterminación.

8. Para eso no sirve una obligación exterior ni una interior, dado que ambas resultan en un juicio tras el cual un espíritu humano nunca puede llegar a tener una voluntad verdaderamente libre. Y mientras esto no lo pueda, tampoco se podrá hablar de la unión de su voluntad con la Voluntad absolutamente libre en Dios.

9. De modo que ante todo hay que llevar a los hombres por una enseñanza muy sabia para que lleguen a obtener el verdadero conocimiento de sí mismos y del único Ser verdadero de Dios, y eso aplicando toda la bondad, paciencia y afabilidad. Solamente caracteres obstinadamente tenaces –los que en el fondo alimentan vanas intenciones malignas totalmente inútiles y una alegría por el mal ajeno verdaderamente diabólica– a estos hay que hacerlos entrar en razón por un escarmiento mundano exterior… ¡pero no tan pronto por un acto milagroso que también los castiga!

10. Porque ahí siempre hay que respetar –y nunca perderlo de la vista y del corazón– que también el hombre al que hay que castigar es un ser humano que también debe ser llevado a servirse correctamente de su libre voluntad… y que fácilmente un demonio malvado y sediento de venganza de una u otra manera ha podido dominar su carne, lo que a este hombre –que sin este requisito tal vez habría sido un ser humano totalmente inofensivo– le convierte en un auténtico monstruo…

11. Por eso todo celo exagerado, incluso en los casos más dignos, debe ser pospuesto hasta que haya llegado a aquella madurez discreta que –con prudencia, con consideración tranquila, con sabia premeditación y lleno de amor– intenta perseverantemente poner todo en obra… siempre sirviéndose de todos los medios que estén a su disposición, y siempre considerando concienzudamente aquel asunto animado al que esta madurez tiene que tratar en todas las fases y relaciones que sean.

12. Que vuestro instituto tal como todavía es, de ninguna manera puede gustarme, esto para ti ya será un hecho consumado. Pero incluso si basara en principios aún cien veces peores que los actuales, sería igual de insensato el someterlo de repente a la sospecha y a la destrucción… Porque esto sería igual de insensato como si ahora se hiciera que en un instante Jerusalén desapareciera de la Tierra, o la ciudad de Roma, en su paganismo tan maligno.

13. Por eso, de ahora en adelante, ¡permite que las cosas se arreglen paulatinamente como por sí solas, y que así todo lo falso y fraudulento sea eliminado de vuestro instituto! Y, poco a poco, el instituto y el pueblo adherido a él mejorarán según la plena Verdad. Pero si tú ahora con tus compañeros quisieras volver lo de arriba abajo y lo de abajo arriba, entonces los muchos compañeros del instituto te darían por loco y chiflado, y de cualquier manera tratarían de hacerte inofensivo ante el instituto –el que ellos mismos consideran como perfecta y convenientemente instalado–, con lo que te quitarían toda oportunidad de eliminar con delicadez y desapercibido todo lo falso del instituto y sustituirlo por la pura Verdad».


Capítulo 79. Alusiones del Señor sobre su última Cena, y su muerte en la cruz.

1. (El Señor:) «¡Aquí en Mí mismo ya tienes el ejemplo más patente! Pues ahora me conoces a Mí, conoces mi Doctrina, y conoces los verdaderos efectos que esta surte sobre la Vida. También conoces mi Poder, mediante el cual Yo podría transformar toda esta Tierra tan rápida y fácilmente en una nada, como lo hice antes con aquel peñasco en el mar bien conocido a ti. Pero en este caso Yo tendría que reprocharme a Mí mismo: “¡Si Tú querrías tener nada sino un mundo lleno de hijos de tu Corazón a los que Tú diste su naturaleza y su calidad, ¡entonces habría valido más si ya al principio no hubieras creado Tierra alguna!”. Pero ya que la Tierra y los seres humanos existen, ahora importa mantener y guiar todo con todo amor y toda paciencia, conforme a la sabiduría de Dios, para que no se pierda ni una pizca de todo lo que esta Tierra lleva y contiene en sí misma.

2. Yo te digo: Los hombres para Mí más antipáticos y sin duda los peores en toda la Tierra son evidentemente los fariseos y escribas en Jerusalén, ¡pero antes de que Yo los sentenciase, ejecutase e hiciera que los cuelguen en la cruz, prefiero que ellos apliquen todo esto a Mí mismo!».

3. Al oír esto, Roklus dio un sobresalto violento y exclamó: «¡Que no, Señor y Maestro!... ¡Eso significaría exagerar demasiado con la paciencia! A causa del puñado de pícaros en Jerusalén –aunque a fin de cuentas también estos iban a ser transformados en una nada– el Reino de Dios no naufragaría en esta Tierra y menos aún en el Más Allá; por eso, ¡acabemos con esta ralea de víboras y Tú permaneces!».

4. «Tal como tú ahora comprendes este asunto, así también hablas», le dije. «Pero a partir de ahora en tres años tu propio espíritu te desengañará. Por eso, ¡dejemos ahora este tema y preparémonos para la cena! Esta mesa se alargará un poco, y juntos con Rubán sois trece. Cabréis muy bien en esta mesa y vais a representar la imagen de una Cena futura, la que debe tener una semejanza correspondiente con la última Cena mía en esta Tierra».

5. «Señor y Maestro, ¡ahora de repente hablas con Palabras místicas y misteriosas! - ¿Por qué eso?».

6. «Amigos, todavía tendría mucho a deciros, sólo que ahora aún no podríais soportarlo. Pero cuando después de aquella última Cena el Espíritu Santo entrará en vuestros corazones, Él os introducirá a todos vosotros en toda plenitud de la Verdad más viva, y sólo después comprenderás perfectamente lo que ahora te he dicho. - Pero ahora ya viene Marco con las fuentes; por eso, ¡sentémonos para esta cena alegre! Vuestra mesa ya está lista y puesta».

7. A estas Palabras mías Roklus hizo una reverencia profunda ante Mí, y luego se dirigió a sus amigos y compañeros y les dijo: «¡Ahora ni hablar de partir, porque antes debemos participar en la cena, la que ahora sirven allí en la mesa del Señor! El Señor y Maestro lo quiere así, de modo que en este caso no nos podemos negar. ¡Venid rápidamente conmigo y tomad asiento en la parte libre de aquella mesa, donde ya desde hace mucho tiempo están sentados los señores!».

8. Dijo Rubán: «¡Eso ya no tiene un aspecto verdaderamente bueno para nosotros que somos una nada ante el Señor superior de todos los señores de la Tierra!».

9. «¡Que esto se desarrolle como quiera!», respondió Roklus. «Ya que el Señor y Maestro sobre todas las cosas lo quiere así, a nosotros no nos queda otra cosa que hacer sino obedecer, ¡y eso con el corazón más alegre del mundo! ¡Vámonos ya, para que nadie nos tenga que esperar! Al mismo tiempo tengo verdaderamente un buen apetito, y me alegro de todo corazón por una comida abundante y bien preparada. También veo que en las mesas junto con las comidas ponen grandes cántaros y copas llenos de vino, y el joven gracioso parece tener una atención especial para nuestra mesa; por eso, ¡démonos prisa!».


Capítulo 80. Rafael en calidad de comilón.

1. A esta observación de Roklus todos se dirigieron a la mesa destinada para ellos, hicieron tres reverencias ante la sociedad eminente, y Rafael señaló a cada uno su sitio; y finalmente, como décimo cuarto, él mismo se sentó con ellos a la nueva mesa. Delante de sí, Roklus vio precisamente aquella comida que entre todas era su favorita: era un cordero asado, acompañado de las mejores naranjas amargas, perfectamente maduras. Él no cabía en sí de asombro, cómo en la cocina hayan podido acertar tan exactamente con su gusto. Pero pronto se exhortó a sí mismo y, teniendo en cuenta la sociedad en que se encontraba, esto le explicó todo. De la misma manera a cada uno de los trece vecinos de mesa trajeron lo que con todo derecho se podía llamar su comida favorita; sólo Rafael tenía delante de sí en una fuente enorme ocho grandes pescados, también muy bien preparados - con los que, como es sabido, no tardó mucho en acabar, lo que a los trece llamó mucho la atención.

2. Roklus no podía contenerse a preguntar al presunto joven con toda amabilidad, pero aún así asombradamente, cómo le resultaba posible de acabar tan rápidamente con estos ocho pescados tan grandes, y si ahora todavía podría comer más.

3. Y Rafael le respondió, también sonriéndose amigablemente: «¡Qué me sirvan diez veces más y acabaré con ellos igual de fácilmente y sin el menor esfuerzo; pero ahora con estos ya me siento muy bien y estoy perfectamente satisfecho!».

4. Dijo Roklus: «En tu infancia deben haber estirado tu estómago excesivamente, pues no puedo explicármelo de otra manera. ¿Igual aún podrías ayudarme a acabar con mi cordero? Porque mira, con una octava parte yo tengo más que suficiente».

5. «¡Dámelo ya, y voy a acabar fácilmente con las siete octavas que te sobran!».

6. Roklus, que sólo se había servido de una pata posterior del cordero, dio todo lo demás al Rafael. Y este, en pocos momentos, consumió todo con carne y huesos...

7. Eso, para Roklus, ya pasaba de castaño oscuro, por lo que dijo con cara perpleja: «Vaya, mi joven por lo demás tan encantador y sumamente sabio, ¡lo que aquí pasa contigo no es natural! Yo diría nada por la mucha carne que consumes, pero que aquí, igual a un lobo, en un instante devoras también los huesos que los hombres nunca se comen… sabes, para mí eso ya pasa de castaño obscuro, ¡de modo que esto ahora me lo tendrás que explicar más detalladamente!».

8. «¡Dame una piedra y vas a ver otro fenómeno!».

9. En seguida Roklus levantó del suelo una piedra de un peso considerable y la dio a Rafael.

10. Y este dijo: «Ahora mira, ¡porque voy a consumir también esta piedra como si se tratara de un bocadillo delicioso!».

11. Acto seguido Rafael tomó la piedra para llevarla a su boca, y tan pronto como la piedra entró en contacto con los labios, esta desapareció de la existencia terrestre.

12. Cuando Roklus y sus compañeros vieron este fenómeno, se espantaron, y Roklus dijo: «Oh, amigo joven, no conviene ser tu huésped de mesa, ¡porque al fin y al cabo podrías también ponerte a devorar a tus huéspedes! Permíteme una observación delicada, con la que simplemente quiero decirte: Si intentas devorarnos también a nosotros, ¡entonces hazlo rápidamente para que no tengamos que esperar con miedo hasta cuando nos toque nuestra perdición! Yo no quería decir nada contra lo de los ocho pescados –la especie mayor que existe en el mar de Galilea– y tampoco contra lo de los siete octavos de mi cordero, incluso con lo de los huesos… a pesar de que eso – perdóname– es una anomalía exagerada de atiborrarse… Pero devorar una piedra de un peso de por lo menos diez libras, ¡eso es algo que a todos nosotros nos debe llenar con un horror justificado! - ¿En qué podrá terminar eso? En realidad, esto no nos concierne; pero aunque tú en el nombre de todos los dioses puedas devorar todos los montes terrestres, ¡no queremos ser testigos de semejante glotonería! ¿Me comprendes, querido comilón joven?».


Capítulo 81. La diferencia entre el personaje y el ser de Rafael en comparación con los hombres de esta Tierra.

1. Dijo Rafael: «Amigo mío, tú hablas así porque no me conoces. Pero si me conocieras, todo te parecería tan natural, como tú encuentras natural que conforme a tu hambre apenas has comido una octava parte del cordero.

2. Consta que también soy un hombre como tú; y por el momento no me falta ninguna característica. Y, en lo que se refiere al cuerpo material, tampoco me falta miembro alguno. Sólo que mi cuerpo es totalmente diferente que el tuyo, pues tu cuerpo todavía es mortal, pero el mío no... Tú, como alma y espíritu, no puedes quitarte tu cuerpo de encima cuando quieras… y no puedes, cuando quieras, disolverle y en un abrir y cerrar los ojos y transformarle en tu elemento espiritual, ¡pero yo, sí, puedo hacerlo! Yo, en realidad, soy puramente espíritu, ¡y eso a pesar de mi cuerpo material manifiesto! Pero tú eres casi mera carne, y aún te tocará trabajar mucho en ti mismo hasta que empieces a sentirte como alma madura y libre en tu carne.

3. Cuando has comido algo, esto necesita su tiempo hasta que en tu cuerpo se transforme en sangre y carne, y tú nunca sabrás cómo tal transformación se realiza en tu cuerpo. Tú no tienes la menor idea de la construcción orgánica de tu cuerpo; pero a mí cada átomo de mi cuerpo como también del tuyo me es conocido tan claramente que en todo el mundo no puede haber cosa más clara. Pues yo mismo debo formar y mantener cada átomo, cada nervio, cada fibra y cada miembro de este cuerpo actual; pero tú, desde el principio, no sabes de qué tu cuerpo consiste y quién le forma y mantiene continuamente.

4. Tu cuerpo ha sido engendrado y ha nacido y crecido ajeno a tu conocimiento y ajeno a tu voluntad. El mío ha sido creado conforme a mi conocimiento y mi querer. Tu consciencia de tu existencia es todavía un sueño, y tu saber, tu conocimiento y tu querer son un sueño dentro del sueño de tu existencia. Pero yo me encuentro en la Vida más clara y más verdadera del eterno Día más perfecto de la Vida. Yo sé lo que hablo y lo que hago, y de todo esto conozco la razón verdadera y más profunda - mientras que tú ni siquiera sabes cómo, de qué manera y por qué se origina toda clase de pensamientos en ti. De modo que mientras me encuentre entre los mortales, también sé por qué puedo y debo tomar considerablemente más comida que tú y todos tus compañeros juntos. Aún no puedo hacer que entiendas el motivo de eso porque tú con tus conocimientos actuales aún no lo comprenderías; pero más tarde ya vendrán tiempos en que entenderás bien y claramente todo lo que acabo de comentar espontáneamente.

5. Pero que tú me crees capaz que yo por mi gran voracidad aun pudiera lanzarme sobre vosotros para devoraros al igual que una hiena o un lobo, ¡esto me parece un poco necio de tu parte! Yo diría que mi educación espiritual y mi sabiduría manifiesta ya os deberían desengañar... No puedo solamente consumir cualquier piedra –como acabáis de convenceros–, pues lo mismo podría hacer también con montes enteros y con cuerpos celestes - para lo que yo tendría fuerza más que suficiente... Pues si yo fuese imprudente y aun así tuviera mi poder de siempre, es fácil que yo actuaría conforme a cualquier afición ciega… con lo que, por supuesto, no estaríais seguros de vuestra vida. Pero la eterna Sabiduría original de Dios –de la cual en realidad está formado todo mi ser– me manda ante todo que cuide de todas las cosas creadas por la Fuerza y la Omnipotencia de Dios, de las que eternamente nunca debe ni puede perderse un solo átomo, porque la Voluntad de Dios y su Ojo de Luz omnividente penetran continuamente todo el espacio eterno e infinito –desde las cosas mayores hasta las cosas ínfimas– y obran en él… ¡De modo que tu temor ante mi voracidad hipotética es completamente vana! - ¿Te han quedado estas palabras más o menos claras?».

6. «De eso, ¡ni hablar!», respondió Roklus. «Pero deduzco de tus palabras que por tu parte en tu cercanía no tenemos que temer por nuestra existencia; y de momento eso es lo que nos importa. - Pero dime, ¿a dónde te tragas y devoras semejantes masas? ¿Acaso tienes una especie de un estómago de avestruz, el que a mi entender también digiere las piedras más duras? Tengo entendido que incluso los metales más duros para él son un mangar… Pero sea como fuere, ¡tú eres y sigues siendo un ser extraordinario!

7. Los judíos hablan de ciertos mensajeros celestiales creados en tiempos primarios (ángeles). Y nosotros, los griegos y romanos, tenemos nuestros genios y los así llamados “semidioses”. ¿Acaso eres tú tal ángel encubierto o, por lo menos, tal genio o semidiós? Todo tu aspecto es demasiado delicado y sutil para tenerte por un hombre terrestre; pues ninguna casta vestal podría aprobar una comparación con tu delicadeza y belleza corporales. Ya antes tú llamaste mucho mi atención, de modo que en secreto te tenía por una clase de fantasma prodigioso. Siempre tenía la impresión que por un lado, sí, fueses algo especial, pero por otro lado no me parecías ser más que la manifestación de luz elocuente de un supremo ser divino - una imagen que sólo durante cierto tiempo limitado te prestaba forma y sustancia, y te concedía la sabiduría y el poder necesarios; y cuando este ser supremo ya no te necesitaba, ¡entonces todo lo tuyo se acabó por completo! - Así, por lo menos, es como lo he pensado y sentido».

8. «Excepto eso de mi “acabarme del todo”, ya te has acercado considerablemente a la Verdad», le respondió Rafael. «Sólo con eso de mi “acabarme del todo” hay un busilis inimaginable... Porque mira, hace eternidades para ti inconcebibles, antes de que en el espacio infinito haya empezado a flotar y a lucir el primer astro, yo ya era un servidor perfecto del Espíritu Supremo de Dios. Y esto lo soy todavía y seguiré siéndolo eternamente, aunque tal vez un poco modificado conforme a la medida del Señor, a la que ahora todos espíritus, tan perfectos que sean, tratan y tratarán de aspirar. A pesar de eso siempre seguiré siendo lo que soy - sólo en una medida aún más perfecta… razón, por la que por la Gracia del Señor ahora he entrado en esta escuela preparatoria para la vida material. Pero por ahora sigo siendo el que soy, como soy, y lo que soy… ¿Ya me has entendido un poco mejor?».

9. Roklus estaba asombrado: «Ah, pues sí, finalmente es como me lo he pensado… De modo que tú eres sólo –como se dice– un espíritu ad interim (de momento) aparentemente encarnado, pues has venido acá de los Cielos para servir temporalmente al Señor de la Magnificencia y para cumplir con su Voluntad... Ay, ay, ¡eso que sí significa una diferencia enorme entre nosotros, de modo que en realidad ya no se puede cambiar palabras terrenales contigo!».

10. Enseguida Rafael preguntó: «¿Y por qué no?».

11. Poniendo una cara muy seria, Roklus respondió: «Yo siento tu sabiduría seguramente ilimitada capaz de que tú sepas el motivo mejor que yo, y eso también sin mi explicación fútil… pero como vosotros, los seres espirituales tan misteriosos, de nosotros los pobres hombres mortales exigís una explicación, ya te la diré - a pesar de que tú ya sepas con anticipación cada palabra que voy a pronunciar... - ¡Escúchame pues!:

12. También en esta Tierra hay ciertas relaciones y clases que, una al lado de la otra, nunca tienen una aplicación graciosa. Así, por ejemplo, una topera al lado del monte Ararat constituye una relación ridícula… una pocilga al lado del palacio imperial en Roma… una cabaña al lado de una pirámide egipcia… un mosquito al lado de un elefante, y una gota de agua al lado del gran mar… Pero estas comparaciones prestan una compatibilidad aún mucho mejor que aquella que hay entre nosotros y tú - donde incluso una luciérnaga que durante la noche desprende un punto de luz minúsculo, al lado del Sol presta un efecto de comparación evidentemente mejor que la relación entre tú y yo! ¿Qué es mi hablar ante ti? Es trillar unas pajas totalmente vacías; porque lo que ahora te digo ya lo sabías hace una eternidad - palabra por palabra... Pero aquí no hablo a causa de ti sino a causa de mí y de mis compañeros, para que ellos oigan en voz alta cómo ahora pienso en nuestra posición. Lo igual vale para lo igual: el hombre común para el hombre común, y el hombre supremo y poderoso para lo supremo y poderoso.

13. Ahí sólo la balanza nos da la medida correcta. Una sola partícula de polvo, sin duda, también tiene un peso, porque de lo contrario, con el tiempo, no caería al suelo. ¿Pero no debería incluso un auténtico burro soltar una carcajada si alguien delante de sus ojos pusiese una sola partícula de polvo en un lado de la balanza, y en el otro lado pusiera un peso de diez mil libras, para definir cuánto más ligera es la partícula de polvo que este gran peso de diez mil libras? - Pues ahí queda claro que tú sirves tan poco para nuestra sociedad como nosotros para la tuya…

14. Según la Escritura de los hebreos tú eres uno de los mayores en el Cielo, pero nosotros en la Tierra nos encontramos apenas al borde de la vida de cuna, de modo que todavía nos falta horriblemente mucho hasta que tan sólo en esta Tierra lleguemos a lograr la madurez espiritual. Por eso te rogamos que ahora nos abandones, porque encontrándonos a tu lado, debemos considerarnos demasiado como nulidades... ¡Seguro que tú puedes ganar nada con nosotros y, en relación con lo que tú eres y de lo que eres capaz de realizar, nosotros podremos ganar poco o más bien nada contigo!».


Capítulo 82. El poder de Rafael para surtir efectos milagrosos.

1. Dijo Rafael: «El motivo que yo me encuentre en vuestra sociedad, no es voluntad mía, sino que es la Voluntad del Señor, y a esta debemos obedecer nosotros tanto como vosotros, y también todos los seres creados, de la especie que sean. Sólo una pequeña diferencia consiste en que nosotros obedecemos a la Voluntad del Señor no como ciegos sino como seres videntes, mientras que toda la demás creatura debe obedecer ciegamente a la Voluntad del Señor.

2. Pero entre yo y vosotros existe todavía la diferencia que yo como espíritu también dotado de una voluntad absolutamente libre, he hecho que la Voluntad del Señor también sea la mía propia. Pero vosotros hasta ahora apenas habéis reconocido que hay un Señor. Por eso aún no se puede hablar del reconocimiento de su Voluntad, porque a esta sólo vais a llegar a conocerla más detalladamente mediante aquella escritura que, conforme a la Voluntad del Señor, yo mismo os he compilado y entregado antes.

3. Si de esta habéis reconocido perfectamente la Voluntad del Señor, la habéis acogido en vuestros corazones y seréis activos únicamente siguiendo esta nueva voluntad en nosotros, entonces entre vosotros y yo no habrá diferencia alguna. Al contrario, vosotros seréis capaces de hacer cosas aún mayores, porque ya habréis pasado por el camino de la carne, mientras que a mí este aún me está esperando - cuando también yo quiera tener cambiado mi estado de servidor de Dios con él de la Filiación de Dios. Ya me gustaría más ser lo que sois vosotros; pero eso depende únicamente de la Voluntad del Señor, cómo y cuándo Él lo quiera...

4. Pero yo no lo exijo, a pesar de que yo lo desee, porque también así soy sumamente feliz, de modo que sólo puedo cantar “¡Santo, santo, santo!” para Aquel que ahora se ha hecho Hombre con carne, para transformar a todos los habitantes de la Tierra y de los Cielos en niños Suyos, - es decir, si los habitantes de los Cielos lo desean y en sus corazones ruegan al Señor por ello. Porque también en los Cielos innumerables corazones palpitan llenos del amor más ardiente para con el Señor, y siempre sus ruegos están atendidos…

5. Pero ante todo nunca olvides: Cuanto más de la Voluntad puramente divina hayas reconocido y adoptado en tu corazón como pauta de tu Vida, ¡tanto más maravillosamente poderosos serán los efectos de tu voluntad procedente de Dios!

6. El saber, el reconocer y el alabar la Voluntad divina reconocida no te sirve para nada; porque todo eso es un aplauso vacío para todos los acontecimientos magníficos y maravillosos ante tus ojos. De eso reconoces lo bueno, lo hermoso y lo sublime, pues sabes muy bien que todo esto ha originado en el reconocimiento y en el querer del Artista. Pero supongamos el caso que tú también tuvieras los conocimientos de eso, pero ni mucho menos la Voluntad del Artista, ¿acaso sólo mediante el reconocimiento ya producirías algo? E incluso si tuvieras aproximadamente la Voluntad del Artista, pero no su habilidad obtenida por su comprensión, sus esfuerzos y su diligencia, ¿acaso serías también capaz de realizar algo?

7. Te digo que ahí debe haber un reconocimiento verdadero, una voluntad fuerte procedente de Dios, y una gran habilidad en la aplicación de esta voluntad. Luego, por supuesto, puedes decir a un monte u otro: “¡Levántate y échate al mar donde está lo más profundo!”, e infaliblemente se realizará lo que tú has querido.

8. Pero sólo con el reconocer y con el querer muy firme se logra nada o solamente muy poco. La habilidad en la aplicación de la Voluntad de Dios en el propio corazón se obtiene únicamente por el poder del amor puro para con Dios, y con eso para con el prójimo; porque tal amor que es el único que es justo crea en el alma la fe viva y una confianza inquebrantablemente fuerte, sin la cual incluso el hombre más purificado es incapaz de realizar algo».


Capítulo 83. Perfección de la Vida y fuerza milagrosa mediante el amor para con Dios y para con los prójimos. Profetas verdaderos y profetas falsos.

1. (Rafael:) «Pongamos el caso que mediante la fuerza de la Voluntad divina en ti tú quieras devolver la vista a un ciego… Pero si todavía tienes la menor duda en el éxito de tu empresa, ¡entonces ya has completamente fallado, porque en este caso el ciego no llegará a obtener su visión! Pero si tú en el amor para con Dios te excitas poderosamente, entonces este gran fuego de amor y Vida no sólo vivificará poderosamente tu alma misma, sino espiritualmente se extenderá mucho más allá de tu esfera terrenal, y con un poder irresistible surtirá un efecto muy concentrado allí donde tu voluntad divina ha acogido algo con toda la sabiduría y prudencia. Si allá el ciego está asido de tu voluntad divina e instantáneamente puesto en el foco del Amor todopoderoso de Dios –del cual tu alma abunda– entonces en el mismo instante él tendrá que ver perfectamente. Porque en la suprema Luz de Vida y de Amor, como también en el supremo Fuego de Dios, toda muerte tiene que ceder… también la de un ojo que está privado de la luz - el que sin la luz está tan muerto como todo un cuerpo que se ha quedado sin aliento y pulsación. Así también la resurrección instantánea de un difunto resulta posible; porque si la Voluntad divina y su Sabiduría que llenan tu corazón no tienen algo en contra de la resurrección de algún difunto, entonces sólo tendrás que poner al muerto en el foco de tu amor para con Dios, el Señor, y el difunto volverá a vivir perfectamente.

2. Pero para eso vosotros los hombres tenéis que esmeraros mucho y debéis tener una práctica perseverante; pues hay que hacer el corazón sumamente flexible para que en cada momento, a voluntad, pueda entrar en toda plenitud en el amor supremo para con Dios. Si el corazón es capaz de esto, entonces el hombre como tal ya es perfecto, y lo que su corazón quiere de por Dios, ¡esto se realizará!... Si dotado de esta manera quieres crear un mundo, este debe corresponder a tu voluntad de Dios y al Poder del Amor divino, cuya plenitud pone tu corazón en un fuego de Vida muy fuerte y tu esfera vital exterior en una Luz sublime de gran alcance, surtiendo gran efecto. Lo que ahí tu reconocer sabio de por Dios prescribe a tu voluntad, esto –a base de la esencia de tu Luz vital de amor que emana poderosamente de ti– en seguida se amoldará a la forma antes por ti bien premeditada y ponderada, y en pocos momentos vas a tener delante de ti todo un mundo nuevo, el que luego podrás fijar y mantener - si estás en plena posesión de la Voluntad y del Amor divinos…

3. Claro está que totalmente al principio aún no puedes obtener en ti la completa Voluntad divina - si no has acogido antes ya a Dios en tu corazón, en toda plenitud, mediante el verdadero amor puro que excluye todo lo demás, porque si Dios no está completamente en ti, ¡Él tampoco puede querer y actuar completamente en ti!

4. Pero amar a Dios sobre todo y de todas las fuerzas vitales no es tan fácil como te lo imaginas. Para esto ante todo hace falta un modo de vida impecable, conforme a las leyes de Moisés. Donde este modo de vida por diversos pecados estaba estropeado, allí inevitablemente las energías necesarias para la Vida sufrían daños por estar materializadas, con lo que quedaban prácticamente muertas...

5. Un ser humano que en este sentido lleva una vida torcida, de ninguna manera puede amar a Dios con todas sus fuerzas vitales, porque estas frecuentemente ya están muertas por más que dos de cada tres partes... Es necesario que tal hombre reavive en sí las fuerzas vitales perdidas, renunciando completamente a todas sus antiguas pasiones, sus costumbres y sus inclinaciones, y eso en muchos casos durante varios años… y que poco a poco se entregue al mayor amor posible para con Dios, ¡lo que no es fácil para una creatura ya muy mundana!

6. Si un hombre de buena salud ya tiene que esforzarse mucho para escalar una montaña alta, con lo que esta empresa le debe parecer pesada, ¡cuánto más pesada resultará para un paralítico que apenas es capaz de arrastrarse en la llanura con la ayuda de muletas! Pero si aun así un paralítico a pesar de todo se propusiera seriamente a escalar un monte alto, entonces ante todo debería buscar un guía fuerte y de buena salud, para que este podría ayudarle mucho; y seguro que al paralítico el escalamiento del monte le resultará beneficioso.

7. Con eso empezaría a sudar mucho, y cuanto más alto se encontrase, tanto más sudaría, pero así libraría sus miembros atrofiados de las partículas que provocan su mal, revivificando así las partes muertas… y finalmente después de un viaje penoso de varios días llegaría a la cumbre más alta de la montaña, ya en un estado excelente de salud. Pero, ¡qué decisión más admirable debe hacer falta para que un paralítico ascienda por ejemplo a la cumbre más alta del Ararat! Sin embargo, para un hombre muy mundano esto resultaría todavía más fácil que ascender la montaña espiritual, la que significa: humildad perfecta y abnegación total…

8. Aquí estás asombrado y te dices: “¡Vaya perspectivas con las que apenas una minoría de los seres humanos alcanzará aún en esta Tierra la cumbre de la verdadera perfección de la Vida verdadera!… ¡Y con eso de realizar obras milagrosas habrá gato encerrado!”. Pues si, no estás del todo equivocado, pero en la época actual están disponibles guías muy experimentados en lo que es la Vida verdadera, con cuyo apoyo eficaz ya no es una tarea tan difícil para un paralítico del alma el hacerse guiar y acompañar a la cumbre más alta del Ararat espiritual.

9. Ahora es muy fácil para cada ser humano de buena voluntad el familiarizarse con la perfección de la Vida, porque al Señor ha placido llamar en este tiempo no sólo a guías eficaces de los Cielos a la Tierra para que estos acompañen y guíen a los seres humanos, sino Él mismo se encarnó para curaros a vosotros, los hombres paralíticos… y para mostraros su Voluntad puramente divina, y para enseñaros a amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.

10. A partir de ahora nadie ya debe tener una duda de reconocer la Voluntad absolutamente pura de Dios, y también de saber cómo hay que amar a Dios sobre todo y cómo se puede elevar su corazón a tal amor. Ahora los caminos están señalados de la manera más pura, y el que las quiere ir, de ninguna manera puede errar. Pero en años y siglos venideros ya volverá a resultar más difícil el familiarizarse con la Voluntad absolutamente pura del Señor, porque aparte de los profetas verdaderos también se levantarán muchos falsos que producirán prodigios de la manera como vosotros los hicisteis antes; así que a muchos hombres –incluso a la fuerza– les inculcarán ideas falsas sobre Dios y su Voluntad más clara. A causa de eso se producirá una gran aflicción entre los hombres de esta Tierra y nadie podrá servir al otro de guía seguro y digno de confianza; porque habrá quienes exclamarán e instruirán: “¡Mira, aquí está la verdad!”, y otros exclamarán: “¡Mira, acá o allá la encontrarás!”… ¡Pero todos que griten de esta manera no se hallan en la Verdad, sino en lo falso del todo!

11. A pesar de eso el Señor de vez en cuando aún seguirá despertando siervos que a aquellos que son de buena voluntad les presentarán la pura Voluntad de Dios a la manera que nosotros ahora os la presentamos. ¡Dichosos aquellos que se atendrán cabalmente a estas enseñanzas, porque ellos también obtendrán lo que vosotros ahora podéis alcanzar con gran facilidad! Sólo la actividad de hacer prodigios será muy reducida, porque el Espíritu del Señor enseñará a los Suyos a obrar con debida precaución, para evitar que inciten un ejército de profetas falsos contra ellos mismos, con lo que luego tendrían que luchar con la espada contra el infierno.

12. A los verdaderos profetas de la Verdad el Señor siempre los despertará en todo silencio, pues estos nunca meterán bulla en el mundo ni cualquier ruido perceptible. Pero aquellos que meten cualquier bulla o ruido, en estos no morarán la Verdad ni la Palabra del Espíritu.

13. Los verdaderos profetas despertados de Dios también serán capaces de realizar milagros, ¡pero eso en todo silencio y sin que el mundo se enterase - sino únicamente de vez en cuando los verdaderos amigos de Dios los realizarán para su propio consuelo!

14. Ahora se realizan milagros a causa de los judíos obstinados y de los paganos, para que finalmente nadie pueda decir que con la revelación de esta Doctrina totalmente nueva no haya habido señales comprobantes por parte de los Cielos. Pero en aquellos tiempos futuros los hombres preguntarán más por la Verdad perfecta y menos por señales milagrosas comprobantes, de las que los sabios dirán que estas no les pueden pintar lo blanco como negro, dado que la Verdad sigue siendo Verdad aún sin señales milagrosas comprobantes.

15. De todo lo que acabo de decirte ahora debes deducir que a pesar de mi voracidad no soy un ser tanto a temer, y que entre nosotros no existe una diferencia tan grande como tú te habías imaginado antes, sino que ahora ya estamos casi en el mismo nivel… Además, ¡te digo que tú, en calidad de ser humano encarnado, ya me llevas una ventaja importante! ¡Dime ahora, si yo al lado de ti todavía parezco como un elefante al lado de un mosquito! ¿Acaso piensas que yo debería abandonaros –por resultarte antipático– o quedarme entre vosotros como décimo tercero, y como profesor vuestro?».


Capítulo 84. La importancia de la Filiación de Dios en esta Tierra.

1. «Oh, ¡quédate, quédate por favor!», respondió Roklus, que ahora había vuelto a encariñarse con Rafael: «¡Ahora puedes devorar todo un mundo delante de nosotros, por eso nuestro amor para contigo no disminuirá y nuestro temor ante ti no aumentará. ¡Pues ahora sabemos quien eres y lo que tenemos en ti!

2. ¡Pero pasemos ahora a otra cosa! Sé que tú de todos modos sabes lo que ahora te diré, pero mis compañeros no lo saben, y únicamente por eso voy a presentarte este asunto en voz alta, para que también ellos sepan lo que quisiera conseguir de ti… - Dime si hay manera que también tú te hicieras un miembro de nuestro instituto, por lo menos hasta que hayamos alcanzado aquella perfección de Vida que nos daría aquella fuerza de amor que nos hace falta para la verdadera Salvación y curación de los seres humanos!».

3. «Por el momento eso no puede ser porque ahora tengo todavía otras obligaciones ante el Señor y los seres humanos», dijo Rafael. «Pero en cualquier caso de necesidad, siempre estaré entre vosotros como si me hubierais llamado. Además, tenéis la promesa del Señor de poder obrar en su Nombre… y solamente este ya es más poderoso que miríadas de arcángeles como yo. ¡Ateneos a este Nombre que se llama Jesús (= Fuerza de Dios) y los montes tienen que ceder ante vosotros, y tempestades y huracanes se calmarán - si vuestro modo de Vida es tal que merezcáis este Nombre! Pues este es el Nombre verdadero de Dios en su Amor desde la eternidad primaria, ante el cual todo se arrodilla en el Cielo, en la Tierra y debajo de la Tierra…

4. Cuando digo “debajo de la Tierra” no me refiero al suelo de este planeta que es una esfera como cualquier otro planeta y bajo el cual, en la región diametralmente opuesta a la nuestra, hay países, montañas, lagos y mares como aquí; tampoco me refiero al interior de la Tierra que es un organismo animal sorprendente, necesario para el desarrollo de la vida natural de todo un cuerpo cósmico; sino que con la expresión “debajo de la Tierra” designo el estado moral de todos los seres racionales provistos de un instinto, que viven en los innumerables demás cuerpos celestes, en los cuales también hay seres humanos, aunque tengan un destino bastante limitado en comparación con el vuestro como seres de esta Tierra.

5. Las mencionadas criaturas también forman parte de todo el gran Conjunto Infinito y, en cierto sentido, representan los eslabones de una cadena; pero vosotros sois las bisagras porque como verdaderos “niños” de Dios estáis destinados a portar con Él y con nosotros, los ángeles, la totalidad de la Infinita Creación - desde lo más ínfimo hasta lo más grande. ¡Y por eso os clasifico como sobre o encima de esta Tierra, directamente después de nosotros hasta ahora habitantes de los Cielos de Dios!

6. Si ahora también esto lo comprendéis debidamente, entonces tendréis que fijaros tanto más en el Nombre del Altísimo desde toda Eternidad, deduciendo de ello que Dios es vuestro Padre y vosotros sois sus “niños”… Si no fuese así, ¿acaso Él habría descendido del Cielo, educándoos personalmente para sus objetivos eternamente sublimes, los que ya desde eternidades había previsto y premeditado para vosotros, sus “niños”?

7. Por eso debéis regocijaros sobremanera de que Él como Padre de toda Eternidad haya venido a vosotros para hacer de vosotros aquello a lo que os ha evocado y predestinado ya hace toda la eternidad.

8. Si indiscutiblemente sois “niños” Suyos, y Él ha venido a vosotros, sin que vosotros los inmaduros Le hayáis llamado, entonces a partir de ahora Él vendrá con aún más certeza y tanto antes - siempre que en vuestros corazones llenos de amor Le llaméis: “Abba, querido Padre, ¡ven, te necesitamos!”. De esta manera habéis recibido la promesa por la Boca y del Corazón del Padre mismo, de modo que por eso yo no tengo que daros una segunda… Ya esta una promesa seguirá siendo eternamente verdadera, por lo que en vuestro instituto fácilmente podréis prescindir de mí; porque donde el Señor actúa Él mismo, allí sus mensajeros del Cielo son innecesarios.

9. Por lo demás, si de vez en cuando queréis tenerme como amigo entre vosotros, sólo tenéis que llamarme, e inmediatamente estaré entre vosotros - si os quedáis en el Amor y en el Orden del Señor. Pero si un día abandonaseis el Orden del Padre a causa de consideraciones mundanas, entonces, por supuesto, yo no vendría a vosotros aunque me llamarais mil veces… e incluso el Nombre todopoderoso del Padre os resultaría sin efecto... - Si todavía os preocupa algo, ¡hacédmelo saber y ya os pondré al tanto!».


Capítulo 85. Las transiciones en el reino de los espíritus naturales.

1. En el mismo momento en que Rafael concedió a Roklus y a sus compañeros que le hagan las preguntas que quieran, de repente se levantó un viento violento por la parte del mar, manifestando sus fuerzas sobre todo en las tiendas de lujo instaladas cerca del mar - tiendas de Ouran que todavía se encontraba entre nosotros. Al mismo tiempo se oía los gritos de muchas grullas que en gran confusión volaban en el aire.

2. También los nuevos barcos en el nuevo puerto empezaron a crujir mucho; pues a pesar del tiempo por lo demás muy apacible el viento se hizo más y más violento, por lo que Cirenio me dijo: «¡Señor!, ¡la tormenta aumenta de minuto en minuto, y si esto continúa así, entonces también nosotros nos veremos obligados a cambiar nuestro sitio! También las grullas que vuelan en gran desorden anuncian de esta manera algo que será poco agradable. Estas aves deben haber sido espantadas por algún fenómeno, porque de lo contrario no habrían abandonado el refugio de su reposo nocturno. ¡Eso pronto ya no se podrá soportar! El viento se hace cada vez más violento, e incluso está haciendo más y más frío... ¿No valdría más refugiarnos en los aposentos de la nueva casa?».

3. Pero Yo le respondí: «Mientras Yo esté con vosotros, no necesitáis temer un viento y su frescura, ni tampoco los gritos de unos animales. En el aire, como en la Tierra y en el agua, hay una gran cantidad de espíritus naturales no fermentados; estos tienen sus períodos y temporadas para manifestar una actividad que corresponde a su naturaleza, para demostrar que ya son capaces de entrar en una nueva esfera de actividad más elevada.

4. Tales períodos de transición de espíritus naturales siempre tienen una naturaleza de aspecto tempestuoso; pero todo eso es tan necesario para el mantenimiento y la reproducción de todo, como para ti la respiración es imprescindible para mantener la vida natural de tu cuerpo. Si has andado rápidamente y así has excitado los espíritus de tu carne y de tu sangre, entonces estos se unen y así ya entran en un grado de existencia superior; pero esto tiene como consecuencia que los grados inferiores de actividad en cierto sentido se quedan sin colaboradores… y si estos no fuesen sustituidos inmediatamente por nuevos colaboradores, entonces te desplomarías. Y, en este estado de inactividad progresiva y creciente de los grados inferiores de la vida natural, pronto perderías toda la vida física.

5. Mira: Por la luz y el calor del día, incontables miríadas de espíritus naturales ya libertados de la materia –y con temperaturas del día muy altas frecuentemente aún más– , en la flora y fauna han pasado a un grado de existencia más alto, con lo que en los grados inferiores de la materia bruta ya no podían ser libertados suficientes espíritus naturales. Y en seguida te darás cuenta de que, a eso, todo se pone vago y desanimado, y que toda la flora se queda marchita y seca. De modo que esto es debido a que muchos más espíritus de vida natural han pasado a un grado de vida más alto, con lo que en los grados inferiores los de abajo no han podido ocupar sus lugares para entrar en actividad debida.

6. Ahí pasa algo como con un río, que no es otra cosa que una aglomeración del agua de muchas miles de fuentes pequeñas. Si pudieses hacer que se secasen las quinientos mil fuentes del río Eufrates, entonces tendrías su cauce totalmente vacío y en poco tiempo seco del todo. Ahí se ve que una cuña empuja la otra, y sólo en el hombre perfecto todos los espíritus de vida natural –ascendientes desde lo inferior– han alcanzado su objetivo final - en lo que se refiere al alma y al espíritu del hombre; pero la carne es materia y durante mucho tiempo todavía seguirá siéndolo, sólo que finalmente se desintegrará en diversas formas de vida, las que por fin volverán a ascender hasta allí donde les está puesta la meta.

7. Si ahora reflexionas un poco sobre esto y lo tomas en serio, entonces este viento a pesar de soplar bastante violentamente ya no te sorprenderá… y tampoco los gritos de las grullas que, como aves, ya se encuentran en un grado de inteligencia más elevado, y que como tales son los primeros que perciben que desde abajo ascienden demasiado pocos espíritus de vida natural para penetrar en ellos.

8. El calor bastante fuerte del día de hoy ha empujado a muchos espíritus de vida natural hacia arriba, de modo que abajo en general se ha producido una escasez sensible y eso sobre todo en esta región de la Tierra. En cambio, en el Nordeste de la Tierra precisamente por el día de hoy y también de ayer y de anteayer, en lo más abajo se ha liberado de la materia una verdadera abundancia de espíritus naturales. En el lugar de su origen y su liberación no tienen que contar con una acogida, con lo que se dirigen a aquellas regiones en que notan que hay una escasez considerable de ellos. Las aves migratorias –y sobre todo las grullas– poseen en este sentido una vida extraordinariamente sensible, de modo que entre todos los animales son los primeros que perciben tanto la sobreabundancia como también la escasez de aquellos espíritus naturales de grado inferior… pues, se hacen intranquilas, se sobresaltan, y cada una busca capas en el aire, en las que encuentra en abundancia lo que le faltaba. Pues se lo apropia inspirándolo diligentemente, y con los gritos hace constar que ha hallado lo que le faltaba; de modo que estos gritos por una parte son una señal de satisfacción, pero por otra parte también de incomodidad…

9. Este viento sopla ahora exactamente desde el Nordeste, y por eso está del todo saciado de aquellos primeros e inferiores espíritus naturales –los que los farmacéuticos llaman “oxígeno”– que en esta región han llegado a una gran escasez. Su frescor no perjudica a nadie, porque sólo actúa como medio animador pues fortifica y reconforta agradablemente nuestros miembros que ya se han quedado bastante fatigados. Este viento soplará durante unos una hora y luego se apaciguará. De modo que todos vosotros estaréis alegres, y el vino y el pan os gustarán».


Capítulo 86. La naturaleza del diamante y del rubí (tummim y urim).

(Los “tummim” y los “urim” están nombrados en Éx 28,30)

1. Totalmente satisfecho con mi Explicación, Cirenio me preguntó por los moros que desde hace una hora había perdido de la vista, pues tampoco los había visto tomar la cena en alguna de las mesas.

2. Y Yo le respondí: «Estos, provistos de todo lo necesario, ya han partido de aquí hace más de una hora, pero ya se encuentran en una distancia de aquí que corresponde a tres horas de camino. Yo hice que sucediera esto a causa de los esenios, porque estos ante todo son tan ávidos de hechos milagrosos que habrían intentado a incorporar algunos moros en su instituto, con lo que el bien que Yo intento hacer con el instituto fácilmente habría podido ser frustrado. En lugar de un u otro moro –con quien el Roklus acostumbrado al mundo pronto se habría metido– he puesto a Rafael, el que sabía muy bien ocupar al esenio tan sagaz y todavía continúa ocupándole en el bien de él mismo, en el beneficio de su instituto y en él de la humanidad enferma y sufriente».

3. «Lo siento mucho por Oubratouvishar», dijo Cirenio, «porque era verdaderamente un ejemplo de una sabiduría humana natural. Me gustaría estar presente y ver a Justus Platónicus cuando Oubratouvishar le visitará en Menfis y le comunicará con exactitud todo lo que ha experimentado aquí».

4. Yo le respondí: «Pues oirías contar exactamente todo lo que aquí ha acontecido y lo que se ha hablado durante las pocas horas que los moros estaban aquí. Pues, en primer lugar esta especie de hombres tiene una memoria extraordinaria, y en segundo lugar –lo que es el punto principal– ellos no conocen la mentira ni trampas; por eso no disimularán nada ante el comandante de Menfis. Además, tú tienes un recuerdo valioso y precioso de ellos: el gran diamante que tiene un valor incalculable para este mundo.

5. Ya que he mencionado tal piedra preciosa, ahora también debo explicarte algo acerca de las propiedades especiales de ella. Como la piedra tiene una superficie tan lisa como la de un espejo, se produce en ella continuamente una especie de fuego electromagnético… o, más comprensible para ti: alrededor de sus superficies sumamente lisas hay una multitud de espíritus naturales de la clase más noble. Estos acuden en montones a la piedra, la asedian por todos los lados, y por su continua actividad producen también cierto resplandor de sus superficies, lo que en los ojos de los seres humanos le da un valor especial.

6. Un valor casi igual tiene el urim (rubí) que también es una variante del tummim (diamante); sólo que el diamante es una acumulación de eones de espíritus naturales de sabiduría difícilmente separable, donde no cabe el engaño. De ahí también resulta su dureza extraordinaria, mientras el urim es una acumulación de espíritus naturales de amor, por lo que es de color rojo y tiene una dureza un poco menor a la del diamante. Alrededor de las superficies del urim, sobre todo cuando está bien pulido, siempre se juntan multitudes de espíritus naturales de amor, lo que proporciona a esta piedra un resplandor muy particular, el que frecuentemente –incluso en una noche completamente oscura– resulta todavía visible al ojo humano, parecido a una vislumbre.

7. Si tú ahora cuelgas estos dos tipos de piedras mencionados al pecho, entonces facilitas que una gran cantidad de espíritus naturales de amor y de espíritus naturales de sabiduría mecánicamente entren en contacto con la esfera vital exterior de tu alma. Allí estos espíritus se excitan por el aroma vital de tu alma, entran en gran actividad, y con eso producen una luz mayor en tu alma - una luz en la que las inteligencias especiales de los espíritus naturales también en el alma producen un reflejo - parecido a aquel como lo produce un espejo. Así el alma tiene que pasar momentáneamente a un saber. más alto y más elevado, y de esta manera llega a ser más clarividente que en su estado normal en esta Tierra.

8. Por eso Moisés, mediante su hermano Aarón, ya había mandado al sumo sacerdote que llevara las tablas de tummim y de urim en su pecho y, a saber, durante el tiempo de su acto oficial, para que también fuese capaz de presagiar.

9. Pero a partir de ahora, en vez de las tablas mencionadas, el amor verdadero para con Dios y su Sabiduría realizarán lo mismo, y eso en una medida mucho más alta y más viva. A pesar de todo eso te he explicado las cualidades de estas dos especies de piedras preciosas - para que lo sepas».


Capítulo 87. Acerca de los ornamentos de oro y de piedras preciosas de los soberanos.

1. (El Señor:) «Tal propiedad y efecto también podrían ser alcanzados con otros cuerpos, si se pudiese pulirlos suficientemente; pero como esto no es factible a causa de su dureza insuficiente, por eso para tal fin sólo se puede servirse del tummim y del urim. Los antiguos egipcios sabían muy bien de estas propiedades y por eso utilizaban estas dos especies de piedras preciosas para tal fin. Y por la misma razón también los viejos sabios y los faraones siempre llevaban tales piedras sobre su pecho, y en una corona de oro también sobre su cabeza.

2. Cuando en aquellos tiempos alguien llevaba tales piedras, el pueblo siempre le tomaba por un patriarca o un sabio. Por eso en aquellos tiempos tal adorno tenía su causa genuina y verdadera; pero hoy en día ya no es otra cosa que una demostración vana de la riqueza terrenal, del orgullo, de la afición al lujo y al egoísmo, del despotismo y de la ambición por el poder - condenables sobre todas las cosas. Aunque los emperadores, reyes, príncipes y jefes de ejército todavía estén adornados de estas antiguas insignias de sabiduría, ¿qué pasa con la verdadera causa antigua? - Por eso, lo que en otros tiempos para los pueblos antiguos era una virtud principal, ahora se ha convertido en un vicio principal…

3. En los tiempos antiguos lo de gobernar era considerado como una virtud principal, porque ante todo en todo un país nunca abundaban hombres verdaderamente sabios y ricos en experiencias, y aquel a quien se encargó con la responsabilidad de guiar todo un pueblo, siempre ocupaba un puesto muy conflictivo pues siempre debía instruir y aconsejar a miles de seres humanos.

4. Nadie se diputaba ni se desesperaba por conseguir tal posición. El pueblo, convencido de la necesidad de un soberano, le construyó la vivienda más magnífica y decoró sus habitaciones y cuartos con toda clase de piedras preciosas, de oro y de conchas preciosas, y le proveía de todo lo que siempre necesitaba para una vida más cómoda; y cada palabra suya era una ley para el pueblo. A eso se basa todavía hoy en día el gran prestigio de los soberanos - a pesar de que ahora haya una gran diferencia:

5. En aquellos tiempos el soberano no necesitaba armas; su palabra ya era todo en todo. Lo que él aconsejaba y lo que quería tener fue puesto en obra, de común esfuerzo, y eso con toda entrega y gran alegría. El que halló algún tesoro o fabricó una obra muy artística, lo entregó al soberano del pueblo; pues con los pueblos antiguos existía la costumbre sabia de razonar de la manera: “Lo que sirve para aumentar la sabiduría del soberano, esto hay que dárselo, ¡porque en la sabiduría del soberano basan el orden y la suerte del pueblo!”.

6. Pero ahora todo eso está enterrado, y en lugar de la antigua virtud se ha producido el pecado de los pecados de la humanidad: ¿Dónde se han quedado los patriarcas? Oh, Babilonia, tu gran zorra del mundo, ¡cómo has infestado la Tierra! Pero por eso ahora he venido Yo para redimir a los seres humanos del antiguo pecado original… para condenar todas las preciosidades de la Tierra y para bendecir los corazones que son de buena voluntad...

7. Desde ahora mi Palabra será una primera Joya para el ser humano… y mi Doctrina será un verdadero Oro más puro… y cada corazón humano lleno de amor puro a Dios y al prójimo será un palacio verdadero y un templo vivo… y aquel cuyo corazón será el más colmado de amor será un verdadero rey en mi Reino…

8. Por eso: ningún dinero contante y sonante y ningún diamante alisado ya os servirán de corona para la Vida, sino únicamente mi Palabra y una actividad conforme a ella. Porque a partir de ahora ninguna materia ya debe tener un valor para vuestros corazones, sino únicamente la actividad voluntaria conforme a mi Palabra.

9. Está muy bien si los emperadores y reyes aparte de mi Palabra también se adornan con las antiguas piezas preciosas; pero si quieren ser sabios y poderosos no deben atribuirles importancia sino únicamente a mi Palabra, pues los que hacen caso omiso de esto, pronto estarán rodeados de muchos enemigos...

10. Pero el que atribuye importancia a las piedras preciosas y al oro, que la atribuya a las características especiales fundadas en su naturaleza - las que son una realidad verdadera, ¡pero nunca a su valor imaginario que es una mentira!

11. Si un príncipe hiciera revestir su oficina totalmente de oro perfectamente liso para entrar en ella en un estado profético y vidente –eso por la influencia de los espíritus naturales ya más puros que siempre se acumulan en gran cantidad donde haya oro con una superficie clara y brillante–… un estado en el que podría enterarse de cosas favorables para su ocupación de gobernar tan dificultosa que ningún espía con lo espabilado que fuera podría descubrirle, ¡entonces haría bien! Porque es cierto que el oro puro tiene tales efectos, de modo que el valor de este metal está únicamente en esta cualidad.

12. Consta que tal organización tendría que basar en una comprensión juiciosa, y nunca en meras oídas, o sea, en mera superstición… porque para eso, por parte de Dios, el hombre ha obtenido el sano juicio para que antes examine todo y reconozca la causa verdadera - y que luego guarde lo bueno y más apropiado, ¡siempre con las mejores intenciones para el bien de lo particular como también de lo general! Quien lo hace, actúa correctamente conforme a mi Orden y no se extraviará en ninguna de las vías de su actividad.

13. Pero si alguien se organiza de esta manera únicamente basándose en oídas y en la fe ciega que en realidad es más bien una mera superstición, y tales disposiciones realmente le producen algunos efectos sin que sepa dónde estos tienen su origen… qué esfera de acción tienen según su naturaleza y qué alcance esta esfera tiene… entonces tal hombre que en virtud del comienzo de su formación vital básica también fácilmente podrá tener sensibilidad para tales influencias sutiles, con facilidad tomará sus estúpidas fantasías materiales e imaginaciones de todas clases como efectos de impresiones espirituales de la naturaleza… con lo que se elevará a un profeta falso horrible que causa mucho mal, sobre todo si como príncipe poderoso dispone de medios violentos. Entonces, por supuesto, existen miles de extravíos más tenebrosos».


Capítulo 88. La fe y la comprensión.

1. (El Señor:) «Por eso un discípulo justo de mi Doctrina nunca debe aceptar algo descuidadamente sin antes haberlo examinado concienzudamente. Sólo cuando de todo que en ella le llega haya logrado una comprensión y convicción profunda, ¡que entonces acepte lo Bueno y Verdadero, y que actúe sabiamente conforme a ello! Y seguro que así obtendrá aquellos resultados que con todo derecho se puede elogiar como bendecidos por los Cielos.

2. Yo soy el Señor y el Maestro desde la eternidad, y ahora vosotros me reconocéis como tal. De modo que Yo podría deciros lo uno y lo otro, derecho o torcido, blanco o negro, y me lo creeríais porque ahora, íntimamente, estáis del todo convencidos de Quien Yo soy. En este caso una así llamada fe de autoridad sería seguramente justificada. Pero, ¿quién de vosotros podría decir que Yo exijo tal fe de cualquier persona o que jamás la haya exigido? Sí, verdad es que Yo pido una fe, ¡pero no una ciega y muerta, sino una completamente viva! Os enseño Verdades de las que el mundo nunca se ha ocurrido algo; pero aun así Yo no digo: “¿Me lo crees?”, sino: “¿Lo has comprendido bien?”. Y si tú respondieras: “Señor, ¡esto y lo otro aún no he comprendido bien!”, entonces te explicaré el asunto por todos los medios que están a mi disposición, hasta que lo hayas comprendido íntegramente, y sólo entonces volveré a adelantar un paso más.

3. Consta que a cada uno Yo podría darle tal explicación de una manera que ya al inicio él comprendería perfectamente una Enseñanza que Yo he presentado de nuevo; pero también sé qué y cuánto cada uno es capaz de soportar a la vez. Y por eso a alguien de vosotros, a la vez, sólo le doy tanto como sé que es capaz de soportar. Pues hago que la semilla tenga bastante tiempo para germinar y echar raíces, y Yo mismo me comprometo a no enseñar algo nuevo antes de que lo anterior haya sido comprendido perfectamente. De modo que os doy tiempo para examinar lo explicado y demostrado.

4. Yo mismo os digo: “¡Examinad todo y guardad lo Bueno, y así también lo Verdadero!”. Y si Yo mismo procedo de esta manera, ¡cuánto más debéis hacerlo vosotros - los que nunca sois capaces de penetrar en los pensamientos de los seres humanos como Yo lo puedo!

5. ¡No pidáis a nadie una fe ciega, sino mostrad a cada uno la causa! Y en caso de que uno no fuera capaz de comprender esta causa con su razón, entonces no escatiméis esfuerzos para orientarle de paso a paso, con todo amor y toda paciencia, hasta que esté capaz de comprender vuestra buena enseñanza del fondo, ¡para que nadie con una comprensión tenebrosa sea vuestro discípulo en mi Nombre!; porque Yo os doy Luz y Vida clara, ¡de modo que no seáis apóstoles de las tinieblas y de la muerte!…

6. El que busca, ¡que halle!; al que pide y pregunta, ¡que se le dé una respuesta justa!; y al que llama a la puerta cerrada, ¡que se la abren completamente!…

7. No hay cosa más inapropiada que una respuesta a medias a una pregunta hecha, ¡pues ahí vale mucho más no dar respuesta alguna! Y no hay cosa más impracticable que una explicación a medias sobre una cosa de cuyo entendimiento exacto con frecuencia depende una gran parte de la Vida.

8. Por eso aquel que quiere ser un instructor debe reconocer al fondo de las raíces y del germen original lo quiere enseñar a su hermano, de lo contrario un ciego guía al otro, y si lleguen a un foso, ambos caerán en el - el guía y el guiado»…


Capítulo 89. Los peligros del oro.

1. (El Señor:) «Ahora conoces el valor verdadero del oro y de las piedras preciosas. ¡Utilízalos también de la manera como Yo te lo he mostrado, y entonces te encontrarás en mi Orden como un patriarca en los tiempos primitivos!

2. También los patriarcas de los tiempos primitivos conocían el oro y lo utilizaban fiel y justamente; pero los que empezaron a utilizarlo conforme el valor imaginario, pronto fueron castigados por grandes desgracias. Porque por el valor imaginario del oro, de las perlas y de las piedras preciosas aparecieron primeramente los ladrones y los salteadores de caminos, y un rey se hizo enemigo del otro tan pronto como supo que su vecino había amontonado mucho de este metal amarillo.

3. ¡De modo que sólo la absurdidad de los seres humanos era la causa de las persecuciones mutuas! De esta finalmente se originan todos los vicios imaginables como envidia, avidez, codicia, orgullo, despotismo, glotonería, impudicia y toda clase de fornicación, y finalmente el homicidio, el asesinato y todas las demás atrocidades que los hombres se causan mutuamente. ¿Y qué es la culpa principal de todo eso? En la mayoría de los casos es el aprecio totalmente errado del oro y de las muchas diversas piedras preciosas y perlas. Los hombres han empezado a distinguirse entre ellos según la medida del oro que poseen. El hombre más fuerte podía acumular mucho, y el débil se quedó con las ganas. El hombre ahora rico en oro pronto tenía un número considerable de amigos interesados, mientras que el pobre pronto fue considerado por lo menos como medio ladrón en el que no se debe confiar, por lo que al menos es menospreciado... ¿Acaso es de extrañar que ante tales condiciones numerosos pobres se han hecho ladrón a la primera ocasión?

4. Ahora ya no quiero continuar con este asunto fastidioso porque tú, mi amigo Cirenio, fácilmente podrás imaginar todo lo demás. Aún así todavía añado: Si con el tiempo queréis estar libres de toda clase de enemigos, ladrones, asaltadores y asesinos, entonces apreciad el oro y todas las piedras preciosas según el valor de sus características, y así vais a reducir considerablemente el número de vuestros enemigos; porque por vuestra sabiduría muchos ellos mismos se harán sabios y reconocerán en todo el Orden de Dios. Y si llegan a hacer esto, entonces también se harán hombres nobles y queridos, de los que no tendréis que tener miedo.

5. Pero si vosotros, o sea, vuestros descendientes empezaréis a atribuir al oro, a la plata y a las piedras preciosas de nuevo el valor imaginario, entonces volveréis a entrar en las viejas relaciones de enemistad, en las que os encontráis ahora. - Te digo Yo: Bajo ciertas condiciones verdaderas en esta Tierra todo es bueno y trae bendición por el verdadero uso para el cuerpo, el alma y el espíritu; y al puro todo resulta puro y para aquel que a sí mismo se ha transformado en una luz ya no puede existir la noche. Pero por un uso estúpido, erróneo y contrario al orden justo, finalmente incluso lo mejor debe llegar a ser mal, ¡y en vez de bendición y salvación traerá maldición y desgracia!

6. Tú sabes que el agua posee las mejores y más diversas propiedades, y que para la vida física de los seres humanos, de los animales y de las plantas es el elemento más imprescindible; pero si el hombre quisiera construirse una vivienda en la profundidad del mar para vivir en la misma junto con los peces, entonces en esta pronto le tocará la muerte de su cuerpo. - De la misma manera el fuego, igual que el agua, es un elemento muy necesario para vivir; pero el que se precipitase al fuego, imaginándose que así se apropiará de aún más vida, pronto en calidad de cenizas no poseerá ya ni una sola chispa de vida natural.

7. Y esto pasa con todas las cosas sin excepción. ¡Pues incluso las plantas y los animales más venenosos traen una gran bendición para esta Tierra, porque estos absorben el elemento venenoso del aire! Su constitución está concebida de manera que el veneno –existente en los espíritus de vida natural nada fermentados– no puede traer daño alguno a tal animal».


Capítulo 90. La tarea principal del hombre: hacerse una imagen perfecta de Dios.

1. (El Señor:) «Por eso, ¡dejad estas cosas en paz en sus áreas utilizables para la Tierra, y ante todo esforzaos por haceros hombres perfectos!, - sí, ¡haceos tan perfectos como vuestro Padre es perfecto, y todo veneno de las plantas y de los animales no podrá causaros daño!

2. ¡Haceos a lo que sois llamados, volved a ser lo que eran los patriarcas, a quienes obedecía toda criatura… por la observación de mi Doctrina haceos señores de las Creaciones de vuestro Padre dentro de su Orden –en cuyo respecto los moros os dieron una pequeña prueba– y con tales circunstancias ya no existirá enemistad alguna entre vosotros, ni entre vosotros y las criaturas que os están subordinadas!... Pero si salís de tal orden, ¡de nuevo tendréis que soportar la vieja maldición y discordia!

3. Bien es verdad que en este tiempo mi Reino en esta Tierra sufre mucha violencia (Mt 11,12.) , y los que no se apropian de él a la fuerza, tampoco entrarán en su posesión. Más tarde resultará más fácil; pero sin cierta lucha –por lo menos consigo mismo– no habrá manera de ganarse mi Reino ya en esta Tierra. Pues, si la vida en esta Tierra ya es mera lucha, ¡cuanto más lo será la verdadera Vida espiritual del Más Allá, sobre todo cuando como ciudadano bienvenido ya debe manifestarse en este mundo! Aún así, para cada uno que verdaderamente ama a Dios, en general la lucha será fácil. Pues dicho sea a cada uno de mis verdaderos amigos que mi Yugo (Mt 11,30.) es suave y mi carga es ligera.

4. Veo que tú y todos vosotros habéis comprendido todo bien. Y por eso ahora también os digo que ya estáis provistos bien de todo lo que necesitáis para la divulgación de mi Palabra y de mi Voluntad. Según el vaticinio del profeta Isaías aquí en estos pocos días se ha cumplido con todo, con toda una tarea...

5. El que reconoce todo eso y lo respeta fielmente, alcanzará infaliblemente la perfección de la Vida y nunca palpará la muerte corporal, ni la percibirá de cualquier manera. Porque el que ya en el cuerpo se ha despertado a la Vida eterna del espíritu, al desvestirse de la carne sentirá una liberación llena de altísima bienaventuranza - y eso con la consciencia sumamente clara de su ser más perfecto, verdadero y correcto… y el alcance de su visión se extenderá hasta la infinitud...

6. Pero consta que los imperfectos en el momento de la separación del cuerpo adquirirán otra experiencia... En primer lugar, en su carne, tendrán que soportar dolores intensos que en la mayoría de los casos aumentarán hasta aquel momento que se llama “el momento de separación”. Aparte de estos dolores inevitables de la carne también en el alma se manifiestan miedo y temor, y al fin también una especie de desesperación que atormenta al alma aún más que los dolores más agudos de la carne. Y una vez que el alma esté liberada de su carne, en el Más Allá en muchos casos tendrá que ocuparse durante muchos años –según el sistema cronológico de este mundo– para alcanzar una mínima consciencia humana… pues ni hablar de una espiritualización completa - eso tal vez después de haber transcurrido eones de años terrenales.

7. Por eso haréis mucho bien en vuestros hermanos si vosotros con toda paciencia os tomáis todas las molestias posibles que Yo mismo ahora me he tomado con vosotros.

8. ¡Dichosos vosotros y vuestros hermanos si al final de un gran esfuerzo podréis decir al hermano!: “Hermano, he cumplido con mi tarea contigo, ¡ahora actúa según mis palabras y perfecciónate a ti mismo según el Orden de Dios… del Señor de toda Vida y de todo que existe desde la eternidad!”».


Capítulo 91. Todo requiere su tiempo debido.

1. (El Señor:) «Aquí con vosotros he añadido un día entero más de mi tiempo, por vuestra salvación - a lo que me indujo mi gran Amor para con vosotros.

2. Acordaos de esto y haced lo mismo cuando un hermano os dice: “Mensajero iluminado del Señor, ¡quédate todavía conmigo porque en tu presencia mi corazón encuentra un consuelo poderoso y una gran fortificación llena de felicidad!”. - Entonces permaneced allí, ¡aunque pase por mucho el tiempo que os indicó el espíritu! De verdad os digo que por tal obra voluntaria en virtud del amor al prójimo estaré muy agradecido.

3. Se entiende de sí mismo que a un amigo se puede cederle una, dos o tres veces; pero si luego vuelve a pedir otra prolongación, entonces se le consolará garantizándole un reencuentro cercano y se le incitará a una actividad perseverante según esta Doctrina mía ahora dada a todos vosotros. Luego se le bendice en mi Nombre y se continúa su camino conforme el llamamiento del espíritu, que ahora como una Palabra viva habita en vosotros y os guía hacia la Vida eterna».

4. «Señor, ¿qué vas a hacer?», preguntó Cirenio, «porque anoche dijiste que después de este día ibas a partir… ¿Es eso ya definitivo? ¿No sería conveniente, si Tú, oh Señor, nos concedieras todavía un día más?».

5. A eso Yo le respondí: «Salomón el sabio dijo en aquel entonces: “¡Todo tiene su tiempo!”… Y así también Yo tengo mi tiempo necesario y muy bien repartido; por lo que por esta vez no podré consentir en tu deseo. Pues, mira, en el gran país de los judíos hay muchas ciudades, muchos lugares y muchas aldeas que están habitados de seres humanos; y la mayor parte no sabe nada de Mí, pero aun así son “niños” Míos y muchos ya anhelan la Venida del Padre de los Cielos; y también se complacerán en cuanto le reconozcan - tal como vosotros que ahora le habéis reconocido. Pero referente a tu pedido, querido amigo Mío, ¡de ninguna manera vas a quedarte con las ganas! Ya que me amáis tanto, aún me quedaré toda esta noche entre vosotros, más tres horas del día de mañana, pues en vuestra cercanía también mi Corazón siente delicias; pero más allá de estas tres horas, ¡ni un solo momento! Pues como ya dije: ¡Todo en este mundo tiene su Tiempo y su Orden!».

6. «Pero, Tú eres también un Señor del tiempo e incluso puedes parar y aniquilarlo».

7. «Has hablado bien y correctamente», respondí a Cirenio. «Sólo que ahí hay que observar que precisamente porque soy un Señor del Tiempo Yo mismo también lo he repartido y determinado, pues en cierto sentido Yo mismo soy el Tiempo, porque este no es otra cosa que mi propio Orden invariable, donde hasta para Mí mismo es prácticamente imposible el actuar en contra; pues si Yo mismo contraviniese contra mi propio Orden, pronto verías ya muy poco de todas aquellas criaturas cuya existencia está condicionada de mi Orden eternamente invariable.

8. Quita sólo por un instante la condición, ¡y en el mismo momento se hunde también lo condicionado! O, por ejemplo, ¡imagínate una fortaleza construida sobre una montaña de piedras muy sólidas! Tú dices que esta fortaleza parece ser construida para una eternidad. Pero si Yo permitiese que el peñasco poderoso se ablandara como mantequilla, ¿acaso la fortaleza tan sólida se mantendría firme? ¡O si en un barco fuerte cruzaras por el mar, ¿acaso te servirían el barco y el viento más favorable si Yo hiciese secar el agua hasta el fondo? Tú no dudas que esto me resultaría posible... De modo que con esto está confirmado que con la desaparición de la condición también lo condicionado queda aniquilado...

9. Por todas partes Yo arreglo el Tiempo y Yo soy el Juicio eterno en él. Pero en la santa esfera del Amor en el fondo ya no existe el Tiempo, de modo que únicamente al Amor aún puedo consentir algún suplemento; pero aun así queda exactamente en lo que ahora acabo de decirte. Pero que ahora Marco nos traiga más vino, para que soportemos más cómodamente la frescura de la noche; pues también esta noche nos quedaremos al aire libre».


Capítulo 92. El escándalo y el disgusto de los fariseos sobre la comida alegre del Señor.

1. Marco que se encontraba un poco apartado aun así se enteró de mi deseo por vino y –igual que un auténtico anfitrión– enseguida se dio prisa a descender a su bodega, y junto con sus dos hijos trajo varios cántaros llenos del mejor vino y llenaron nuestros vasos hasta el borde. Todos bebían a la prosperidad y el progreso de la nueva Doctrina de los Cielos, y no podían elogiar y glorificar suficientemente la buena calidad del vino.

2. Se entiende de sí mismo que a Roklus y sus compañeros que estaban sentados en nuestra mesa –aunque sea en la parte nuevamente agregada, transversalmente enfrente de la nuestra– también les llegó mismo vino, así como poco a poco también a todos los demás huéspedes. Todos bebíamos a pedir de la boca y tampoco faltaba el buen pan.

3. Pero los de la mesa de los fariseos –cuya mesa era la más cercana de la nuestra, y a ella estaban sentados los cincuenta fariseos con su orador principal Florano y su superior Estahar de Cesarea de Filipo– observaron que también Yo mismo me servía bien del vino y del pan.

4. A eso, en voz bastante alta, Estahar dijo a Florano: «¡Fíjate, como este que pretende ser un profeta colmado del espíritu de Dios, en realidad es un borracho y un glotón considerable! Además, tampoco parece ser un enemigo del sexo femenino, ¡pues aquella chiquilla graciosa está siempre tan apegada a él como ambas orejas a la cabeza! Si a esto aplicamos nuestros preceptos morales dados de Moisés, ¡lo mucho que de este hombre ponen en evidencia!, pues si realmente estuviera colmado del Espíritu del Todopoderoso, ¡de ninguna manera podría ahora llevar la contraria al mismo espíritu del que estaba colmado Moisés! Hm, hm, ¡eso me da mucho a pensar!

5. Sus doctrinas y hechos manifiestan que por parte de Dios le habrá sido concedida una aptitud superior nunca antes concedida a hombre alguno, de modo que el que vive conforme a su doctrina no puede perderse ante Dios… ¡Pero el que empina el codo y atiborra como él, después del juicio final difícilmente entrará en el paraíso del que Daniel había presagiado! Pues, está escrito que fornicadores y borrachos no entrarán en el Reino de Dios (Gál 5,19-21). ¿Qué piensas tú de eso, mi Florano siempre muy apreciado?».

6. Escogiéndose de hombros, Florano le respondió: «¡Esta francachela también me parece un poco extraña! Ahora todo este asunto me parece como si empezara a husmear algo como una especie de acción diabólico muy bien encubierta. ¡No se tiene ni mucho menos la impresión de que aquí se trata de cosas puramente divinas! Fíjate, ¡ya llena de nuevo su vaso! En serio, ¡esto ya es más que extraño! - ¡Y ahora el trozo enorme de pan después de la bebida! Bueno, ¡cuando estará totalmente borracho ya vamos a ver qué clase de doctrina va a enseñar a sus discípulos!».

7. «Tu observación, especialmente la del olor diabólico, me parece muy fundada», le respondió Estahar, «pues ahora toda esa comedia me parece muy extraña. Verdad es que todos nosotros nos hemos hecho discípulos suyos; pero ante estas circunstancias dadas, a mi modo de verlo sería muy conveniente el volver a soltarnos a tiempo oportuno de semejante honor, porque ahora todo me parece ya como un artificio de Satanás. Daniel pronuncia muy clara y comprensiblemente que en cierto tiempo entre los hombres aparecerá un adversario poderoso de Dios que hará señales, mediante las cuales incluso los ángeles elegidos de Dios podrían ser seducidos - si Dios lo permitiese. ¿Igual aquí se trata del descrito adversario de Dios? Amigos, si eso fuese el caso, ¡entonces sería aconsejable huirnos de aquí lo antes posible, porque de lo contrario es posible que el diablo vivo aún se nos llevará dentro de esta hora!».

8. Con tales discursos e ilustraciones conversaban los ocupantes de la mesa de los cincuenta fariseos ya desde el momento cuando Yo vacié el primer vaso de vino. Pero también Roklus y sus compañeros –los que juntos de por sí no podían aguantar a los fariseos– se dieron cuenta de estos diálogos.


Capítulo 93. Las palabras rigurosas de Roklus dirigidas a los fariseos.

1. Roklus, el que era completamente convencido de mi Divinidad, ya no tenía paciencia para prestar oído a estos discursos malvados; por eso se levantó y, ya bastante animado por el vino, dijo en voz alta: «¡En una compañía tan extraordinaria en la Tierra, donde Dios, ángeles, y nosotros sus criaturas racionales estamos reunidos como hermanos, no debe haber mesa ni sitio para puercos! ¡Verdad es que puercos también son criaturas de Dios, pero no pertenecen a la sociedad de los seres humanos! - ¡Qué parloteo más absurdo y estúpido!... Si cerdos hambrientos se ponen a gruñir, ¡en eso mora mucha más sabiduría que en semejante parloteo! En pocas palabras: lo más estúpido, lo más asqueroso, repugnante, y a la vez más despótico y malintencionado es y seguirá siendo un fariseo, sobre todo cuando se trata de un principal o un escriba más miserable de los judíos!

2. Estos monstruos barruntan por todas partes el diablo. Ellos pretenden e incluso enseñan que los diablos en la Tierra –parecido a los perros rastreros– en secreto siempre intentan a dar caza a todas las almas humanas, y que cada hombre será definitivamente perdido y del diablo si no lleva consigo amuletos sagrados del Templo, y si no los hace renovar por lo menos dos veces al año… ¡Pero no se enteran que precisamente ellos mismos en el fondo son los diablos en este mundo! Por eso no deberían sorprenderse si entre ellos con sus ollares perciben un hedor diabólico, ¡pues sería tanto más una auténtica característica diabólica ser un verdadero diablo encarnado, y no de vez en cuando darse cuenta de ello!

3. Tú, joven, que te llamas Rafael, que delante de nosotros ya aniquilaste una roca, ¿no podrías también hacer desaparecer a esos cincuenta puercos sarnosos? ¡Lo que estos tíos se atrevían a pronunciar en voz alta…! Él, el único Creador del vino y del pan - ¿y pecar porque Él mismo toma vino, y porque una muchacha angélica sin duda totalmente inocente está sentada a su lado? Oye, mientras yo –que he reconocido al Señor– estoy aquí, ¡eso no lo tolero en absoluto! ¡Estos puercos han de desaparecer!... Ellos han visto y oído tantas cosas, - y ahora dicen en voz alta: “¡Es posible que todo eso sea un artificio de Satanás!”. Amigo mío que vienes de los Cielos, yo soy solamente de esta Tierra, pero aun así no tolero ni por el precio de mi propia vida que semejantes puercos con sus espumarajos tan asquerosos profanen tan vergonzosamente al Sumo Santo de toda la Santidad. - ¡Afuera con ellos!».

4. Sólo ahora el discurso apasionado de Roklus llamó la atención de los cincuenta fariseos. El superior Estahar se levantó y preguntó a Roklus con cara seria: «Amigo Roklus, ¿acaso tus palabras se refieren a nosotros?».

5. «¿A quiénes si no?», le respondió Roklus. «¡Vosotros mismos sois la ralea negra de Satanás, y por eso no podéis aguantar Luz alguna! ¿Cómo podéis atreveros a manchar con vuestros viejos espumarajos asquerosos tan vergonzosamente al Señor y Maestro de toda la eternidad - El que con Palabras y Hechos ya os ha suministrado tantas pruebas extraordinariamente claras y palpables? ¿No temáis que por eso incluso el suelo terrestre podría vengarse de vosotros? - ¿Quién puede ser Aquel que manda a un peñasco en el mar: “¡Ahógate y redúcete a nada!”, y el peñasco desaparece en el mismo instante? Según vuestras ideas, ¿es un diablo jamás capaz de predicar humildad y el sumo amor para con Dios y los prójimos? Oh, vosotros los bueyes y asnos enormes que sois, ¡qué confusión horrible debe reinar en vuestros cerebros, dado que no reconocéis que un diablo –si según vuestras ideas jamás ha existido uno– ante Dios, el Señor, tiene que ser la criatura más impotente y por eso más pobre y miserable, cuanto más lejos está del Orden de Dios!

6. Pero si conforme a la verdadera Palabra sabia del Señor toda fuerza y todo poder sólo consisten en el amor para con Dios, ¿qué fuerza y qué poder tendrá entonces vuestro Belcebú (El demonio. (También Beelzebul, Baal-Zebub = el señor del estiércol)) que, como dicen, está lleno de odio más amargo contra Dios… y qué podrá sacar de su característica ignominiosa? Si nosotros, los seres humanos, por falta del reconocimiento justo y verdadero de Dios y por falta del amor verdadero para con Él, somos seres débiles e incapaces de realizar algo, ¡cuanto más incapaces tienen que ser vuestros diablos que evidentemente conocen a Dios muy bien, pero que aun así Le odian de una manera inimaginable! ¿Cómo es posible que un ser que está completamente al tanto de Dios, Le odie sobre todas las cosas? ¡De verdad os digo que para comprender y digerir esto hace falta tener un estómago de puerco farisaico! - Verdad es que tal estómago no acepta carne de cerdo; pero ahí consta que es cosa de la naturaleza pues un cerdo no se come el otro… sus obras con la ayuda de los diablos imaginados por ellos mismos! Oh gentuza desastrosa, ¡yo ya os exorcizaré vuestros diablos todopoderosos, pues ya hace tiempos que espero que estos tíos me crucen el camino!».

7. Como ya Le he reconocido una mínima parte, ahora amo a Dios, al Señor, más que todas las cosas en el mundo. Además, ya siento que mi amor para con el Todopoderoso va aumentando junto con mi discernimiento y mi conocimiento, pues siento vivamente en mí cómo, motivado por eso, también la fuerza de mi voluntad está haciéndose más poderosa. Tal como ahora me encuentro aquí, ¡yo solo desafío a mil veces miles legiones de diablos farisaicos, y todos juntos no me quitarán ni una sola paja del lugar! - ¡Estos tíos pretenden que este más Santo de los Santos de Dios realiza


Capítulo 94. Rafael explica a Roklus los términos “Satanás” y “diablo”.

1. Dijo Rafael: «Mi muy querido amigo Roklus, ¡contente! Estos eran fariseos bien empedernidos; pero ahora se han hecho discípulos nuestros y ya reconocerán su error. Y en lo que se refiere a los diablos, todavía tienes un conocimiento demasiado escaso para poder hablar verdadera y validamente sobre su influencia en los hombres. En cuanto tengas un conocimiento más detallado de esto, también podrás hablar de este asunto.

2. Mira, lo que se llama “Satanás” y “diablo” es el mundo con toda su pompa y su esplendor tentadores. Bien es verdad que toda la materia de la que está formado el mundo también es obra de Dios, aunque oculte lo divino que mora en ella. Pero al mismo tiempo contiene también mentira, engaño y tentación, de los que surgen envidia, avaricia, odio, orgullo y persecución, y de estos surgen incontables vicios de toda clase.

3. Y precisamente esta falsedad, la mentira y el engaño, espiritualmente son el “Satanás”; y todos los vicios individuales que de estos inevitablemente se producen son lo que se llama “diablos”. Y cada alma entregada a uno de esos vicios innumerables – pues se identifica con él– es un “diablo” en persona y es una manifestación activa de un u otro tipo de malicia. Y en tal alma eso resulta en el afán de hacer continuamente el mal - una propensión acogida durante su existencia carnal, muy difícil a extinguir.

4. Pero como cada alma después de la muerte corporal continúa viviendo y permanece en las regiones de esta Tierra, no es raro que tal alma entre en la esfera vital exterior de seres humanos. Allí, llevado por su propia avidez malvada, también intenta despertar malicias. Pues en la esfera vital exterior de este hombre halla un alimento que le está bienvenido porque el hombre que todavía anda en su carne tiene una avidez natural considerable por un vicio parecido - eso en general a causa de una educación básica mala y descuidada.

5. Frecuentemente tales almas se apoderan incluso del cuerpo de seres humanos, y así atormentan a almas débiles. Pues esto el Señor lo permite precisamente para reparar tal fuga del alma porque únicamente así el alma atormentada desarrolla una verdadera aversión viva contra la flaqueza viciosa de su carne y, finalmente, aplica toda su actividad para hacerse fuerte en lo que antes era débil - en lo que la Gracia del Señor le ayuda en la hora precisa.

6. Mira: con toda razón esto es correcto y verdadero - de modo que el judío –con lo lejano que se encuentra de la Verdad de los hechos– debería comprender las expresiones “Satanás” y “diablo” de esta manera… pero como esto no lo comprende, considera bajo “Satanás” y “diablo” una potencia volitiva malvada, espiritualmente personificada, que halla su mayor placer en hacer desviar a los seres humanos del camino correcto - el camino en el Orden de Dios...

7. No obstante, aun con eso estas almas erróneas no tienen intenciones contrarias a lo Divino; pues en primer lugar no conocen a Dios, ni de lejos. Y en segundo lugar son demasiado ciegas, estúpidas e imbéciles para poder formar cualquier intención. Porque fuera de lo suyo no reconocen necesidad alguna y actúan sólo de mero egoísmo. Sólo se apropian de lo que favorece a su egoísmo y entre ellas mismas están muy desconfiadas. Por eso para ellas una fuerza común es inimaginable, y en este sentido tienes toda razón que su fuerza es nula.

8. Pues sí, esta fuerza es nula y absurda para seres humanos, una vez que estos se hayan entregado completamente al Amor y a la Voluntad del Señor. Pero para hombres que todavía vacilan, si pones su espiritualidad y su materialismo en los platillos de una balanza y en ningún lado se produce una baja, entonces, en cualquier asunto de pasión anímica, un suplemento en el lado material de la balanza moral –eso por parte de un demonio que está metido en el mismo asunto– ya produce un sobrepeso considerable. De modo que el alma por sí sola ya se arrancará difícilmente de lo material para volver a lo espiritual.

9. Pero si el alma se queda con lo material, entonces con el tiempo se juntarán cada vez más demonios de la misma orientación al lado material del platillo de la balanza moral, y la caída del peso se manifiesta más y más, por lo que lo material se manifiesta cada vez más sensiblemente… De modo que lo material se hace más pesado y lo espiritual, por supuesto, más ligero. Y ves, ahí se demuestra que los “diablos” de los judíos o los “demonios” de los griegos finalmente pueden ocasionar un daño considerable a un alma que se encuentra en su período de autoformación - y eso sin haber tenido la intención de dañarla».


Capítulo 95. Las objeciones de Roklus.

1. A eso Roklus preguntó a Rafael: «¿Cómo puede un ser inteligente dañar alguien sin quererlo? También un demonio siempre debe poseer al menos tanta seguridad en sí mismo para que sepa lo que quiere… y si lo sabe, entonces es responsable y punible por su mala voluntad. Y que tales insinuaciones secretas por parte de los demonios malvados en un alma humana inofensiva estén toleradas, esto tampoco me parece verdaderamente correcto; pero si por cualquier motivo de sabiduría secreta estén consentidas, entonces la pobre alma no puede tener la culpa si los “señores diablos” la han echado a perder…

2. Pero si los diablos no tienen una inteligencia y por eso aún menos una libre voluntad, entonces tampoco pueden dañar al alma… y si aun así la dañan, entonces ni el alma que ha sido dañada, ni el diablo falto de inteligencia y de libre voluntad tienen culpa alguna, ¡porque esta recaerá sólo a aquel que haya permitido algo así! Así juzgo yo sin rodeos –pues no tengo pelos en la lengua– y no tengo miedo en absoluto de pronunciar esto aquí abiertamente.

3. Pero si los diablos, como se dice, tienen una inteligencia muy perspicaz –lo que es de suponer porque olfatean espontáneamente dónde un alma pobre en su esfera material tiene su punto flaco–, entonces también tienen una voluntad de dañarla; de modo que otra vez el alma es inocente porque únicamente los diablos y el que los toleraba tienen la culpa.

4. ¡Dame armas y muéstrame el enemigo, y seguro que le impediré que me ponga tan fácilmente entre la espada y la pared! Pero si no conozco al enemigo que por tanto puede ocasionarme un daño considerable, pudiendo seducirme secreta e invisiblemente a ejecutar los vicios más abominables… y, además, yo tengo que llevar la culpa junto con todas sus consecuencias malas… Muy servidor suyo, ¡renuncio a semejante vida!

5. Esto resulta en meter un hombre débil entre rebaños de lobos, hienas, leones, tigres y panteras hambrientos. Y cuando estos le han desgarrado y devorado, por colmo él aun lleva la culpa y por eso el juez tiene que condenarle porque por ser tan débil e indefenso era necesario que los esbirros armados y de nervios fuertes le llevaran a la región salvaje, y porque luego ha sido devorado por las bestias feroces.

6. ¿Cómo gusta tal ejemplo de justicia a tu sabiduría celestial? Amigo, si el asunto con los demonios o diablos es así y la pobre alma humana desgraciada y condenada queda la única portadora de la culpa y de las consecuencias –sea con o sin inteligencia y voluntad de los diablos que la echan a perder–, entonces no puede haber un Dios sabio y justo, sino tal vez solamente un ser mágico, de omnipotencia ciega… es decir, una especie de hado que, parecido a los romanos eminentes, siempre se complace en toda clase de lidias feroces contra animales, como corridas de toros, y contra él cual el hombre sólo puede pecar, si este por los medios justos y adecuados se ha dado a la sabiduría…

7. Te digo: si tus palabras son una verdad infalible y real, ¡entonces faltará poco y los fariseos tendrán razón! Pero yo he oído al Señor mismo hablar de algunas cosas, y apoyándome en sus Palabras puedo decir que tú, mensajero bello de los Cielos de Dios, por esta vez te has patinado un poco; de modo que yo me quedo con mi afirmación que tan sólo con mi amor para con el Señor voy a poner en fuga a la totalidad de diablos farisaicos antes nombrada».


Capítulo 96. Los demonios y su influencia.

1. Sonriendo amablemente, Rafael dijo: «Amigo mío, también tú tienes ya tres vasos de vino en tu cabeza - es decir, el espíritu de este vino, y por eso en tu juicio resultas aún más crítico que antes. Por parte tuya tienes toda razón que afirmes que los demonios, en el número que sea, no son capaces de ejercer poder sobre un hombre que se halla completamente en el amor para con Dios; pues entre ellos ni hablar de una fuerza común, porque en cada uno de ellos dominan el mayor egoísmo y amor propio; y por eso a ninguno de ellos le ocurre favorecer en algo a su vecino, por miedo que este sigilosamente podría llevarse otra ventaja, de lo que él después seguramente tendría que lamentar.

2. Cuando juntos se ponen a pillar, nadie revela al otro su intención guardada muy en secreto; y cuando como por casualidad se encuentran en el lugar del robo, allí frecuentemente estalla entre ellos mismos una guerra encarnizada. Porque el primero que se lanza sobre un botín es un enemigo de cada cual que al lado de él también se lanza sobre el mismo botín, e intenta a ahuyentarle. Un tercero se regodea y aprovecha de esta ocasión, pues roba para sí mismo. Y si al lado de él un cuarto también empieza a hurtar para sí, entonces estos dos empiezan a pelearse, con lo que un quinto tranquilamente se pone a hurtar también para sí. Al presentarse un sexto se origina otra pelea, de modo que y un séptimo puede hurtar bien y cómodamente hasta que se le presente un octavo. Ahora todos se pelean y nadie permite al otro que tome posesión del sitio del robo, ni del robo ya hecho.

3. Ahí ves, que seguramente ningún diablo ayuda al otro en lo que fuera; pero por su afluencia muy egoísta de todos modos aumentan el peso del botín común. Y entonces sucede algo que es parecido como si pusieras dos pesos idénticos sobre los platillos de una balanza, los que entre ellos no manifiestan la menor caída. Y si ahora uno de estos pesos lo untas con una sola gota de miel, pronto el olor dulce va a atraer miles de abejas, las que van a ponerse sobre el peso y en seguida causarán su caída.

4. ¿Puedes tú imputar a Dios de imprudencia por haber dado a la abeja el olfato y el ansia de nutrirse de miel, y a la miel misma el olor tan dulce y atrayente? ¿O puede ser imprudente del Señor el haber formado a sus criaturas no sólo convenientemente, sino también bonitas, cada una según su especie? ¿Puede ser imprudente de Él el haber dado a la doncella su forma tan atractiva que ante los sentidos del hombre brusco debe tener el mayor valor de todo en este mundo… que él abandona a padre y madre y se une contenta y alegremente con su mujer delicada y cariñosa?

5. Como ya en el mundo exterior se ve que un ser atrae al otro en lo que sea, ¡cuánto más es esto el caso en el mundo de los espíritus! Pues si eso no fuera así, ¿cómo podrían existir una Tierra, una Luna, un Sol y los demás innumerablemente muchos cuerpos mundiales en el inmenso espacio del universo? Un átomo tiene “simpatía” con su vecino, y ambos se atraen mutuamente. Y lo que estos dos hacen, esto luego también hacen eones innumerables, pues estos atraen a todos sus semejantes… y así finalmente se origina un mundo - tal como la noche pasada el Señor lo ha mostrado palpablemente a todos sus discípulos… lo que también hallarás descrito perfectamente en el gran libro que os está entregado.

6. Si es así, ¿acaso puede ser imprudente por parte del Señor si concede a cada alma la libertad de la voluntad y del reconocimiento y, además, también consiente las consecuencias que ahí se producen inevitablemente? ¿O podrías tú elogiar a Dios como sumamente sabio, si algún viajero quisiera viajar de aquí a Jerusalén y para eso ya pusiera sus pies en marcha, pero aun con toda voluntad y buenos conocimientos del camino no llegaría a Jerusalén, porque Dios no quería permitir que el querer y poder del viajero podría tener consecuencias para cualquier otra persona; de modo que el viajero no llegaría a Jerusalén donde le esperaban quehaceres importantes, sino en su lugar a Damasco donde tenía nada que hacer…? ¡Dime si considerarías tal disposición divina por muy sabia!... O, si un día salieras al aire libre, totalmente cubierto de miel, ¿te parecería absurdo si te cubrieran abejas, avispas, avispones y moscas y, literalmente, se te comieran?

7. Ahora, si tu alma en su esfera exterior despide algún aroma pecaminoso de alguna pasión, y las almas ya liberadas de la carne –las que sin embargo todavía se hallan en el mismo olor favorito– perciben este aroma en tu esfera exterior, finalmente se precipitan sobre ti y se sacian de tu abundancia –en realidad, sin saber lo que causan, pues sólo se reúnen cada vez más numerosamente alrededor de ti, porque en tu esfera encuentran el alimento deseado–, de modo que esto seguramente no es imprudente del Creador, Él que eternamente respeta nada tanto como la libertad más incondicional de cada alma. Pues cada alma siempre tiene medios suficientes para desembarazarse de los huéspedes no invitados, cuando y donde quiera.

8. Si en el aire libre no quieres que los insectos punzantes te molesten, ¡lávate y límpiate de la cubierta estúpida de miel, y tendrás paz! Y si en tu esfera exterior no quieres demonios que molestan y debilitan tu alma, entonces elígete como máxima de la Vida el Orden del Señor, bien conocido a ti, ¡y te garantizo que ningún demonio llegará a la cercanía de tu esfera exterior!

9. Créeme, si tú no atraes a los demonios por cualquier absurdidad en tu vida originada por ti mismo, ellos seguramente no te atraerán ni te seducirán; pero si tú mismo los has atraído, ¡entonces tendrás que imputártelo a ti mismo si por su afluencia endurecerán tu alma aún más en una y la misma pasión - en realidad sin haberlo verdaderamente intencionado!».


Capítulo 97. La libre voluntad del hombre. La ayuda de la Gracia divina.

1. (Rafael:) «Te lo digo yo: ¡Cada hombre primero se hace mal de por sí mismo y por renegar del Orden divino! Por supuesto para eso, en la mayoría de los casos, llega a ser preparado por medio de una educación completamente errónea, y a causa de esta cae en mucha clase de vicios y en pasiones malas, que le hacen incurrir en verdaderos pecados. Con estos abre las puertas a todas las malas influencias ajenas y de esta manera su vida anímica puede llegar a ser totalmente pervertida y quedarse así - pero siempre sólo si él así lo quiere.

2. Si se quiere cambiar, el Señor no le pondrá obstáculos porque un hombre acosado sólo necesita expresar en sí el deseo más leve, y en seguida le llega ayuda. Pero si en su maldad se encuentra a gusto y satisfecho, y nunca manifiesta un deseo de corregirse, entonces no se le harán insinuaciones favorables en su voluntad.

3. Consta que en el sensorio de su corazón que se llama conciencia se le sugiere lo bueno, y de vez en cuando recibe exhortaciones considerables de nuestra parte. Si hasta cierto punto hace caso de estas, entonces ya no hablarse de una perdición ni de una depravación. Entonces es cuando continuamente llega la ayuda secreta desde lo Alto que siempre atribuye al alma comprensión y fuerza de desprenderse más y más de esa gran confusión; entonces, con un poco de buena voluntad, todo ya progresará - por lo menos hasta allí donde el hombre –apto para una Revelación superior– esté acogido por el mismo Espíritu de Dios, El que luego le llevará en la verdadera Luz de la Vida…

4. Pero donde el hombre en su obcecación grosera y en su embriaguez por el mundo no hace el menor caso a las advertencias delicadas que le llegan de nosotros y se manifiestan en su corazón, sino se comporta como si fuera un señor de todo el mundo, ¡entonces queda claro que nadie podrá tener la culpa del estado desgraciado de la propia alma que el alma misma!

5. ¡Créeme y fíjate bien en lo que ahora voy a decirte! En toda la naturaleza y en todo el mundo espiritual no existen diablos originales, sino sólo tales que hace tiempos ya habían vivido alguna vez en este mundo como seres humanos incorregiblemente malos y viciosos, los que entonces ya, como verdaderos diablos encarnados, no sólo seducían a los demás hombres a toda clase de vicios e ignominias, sino con todos los medios de coacción disponibles los obligaban a cometerlos; con lo que ellos en su interior se preparan una perdición tanto mayor, de la que difícilmente jamás podrán salvarse. - Ahí puedes pensar como puedas y como quieras, ¡no te resultará posible atribuir una culpa más mínima al Señor!

6. Pero que entonces también en el Más Allá dentro del Orden correcto por parte del Señor está permitido todo lo posible para sanar un alma perversa, esto ya te lo podrás imaginar; porque el Señor no ha creado ni una sola alma para la perdición sino únicamente para la mayor perfección de la Vida. Pero que también seas consciente de que en todo el espacio de la Creación inconmensurable ni una sola alma puede llegar a una perfección de la Vida mediante una compasión espontánea e incondicional, sino únicamente mediante su voluntad absolutamente propia. Consta que el Señor facilita al hombre mucha clase de medios curativos, pero entonces éste tiene que reconocerlos como tales, aceptarlos de buena voluntad y aplicarlos él mismo.

7. Si el hombre en su corazón exclama o dice: “Señor, soy demasiado débil para salvarme con los medios que Tú me has ofrecido, ¡ayúdame con tu Mano!”, entonces el hombre mismo ha pedido ayuda de lo Alto por su propia voluntad, pues ha reconocido la insuficiencia de sus propias fuerzas. E instantáneamente el Señor puede socorrer al alma débil con el Poder y la Fuerza necesarios.

8. Pero ahí tanto la voluntad como el reconocimiento y la confianza del hombre tienen que ir acompañados de una firmeza total; porque de lo contrario queda en que según el Orden cada alma debe socorrerse a sí misma con los medios que están a su disposición, dado que toda influencia extraña en la organización hogareña de la libre voluntad tendría como consecuencia inevitable la desintegración evidente de la naturaleza del alma. Porque si el alma debe formarse a sí misma según las disposiciones eternamente necesarias del Señor, entonces ella debe formar y perfeccionarse por sí misma con los medios ofrecidos, igual que cada hombre en la Tierra también él mismo debe buscar el alimento para su cuerpo, reconocerlo y disfrutar de él - si quiere llevar su vida terrenal.

9. Pues no hay Dios ni ángel alguno que descendiera a la Tierra y dijera: “Ved, si tenéis hambre, ¡entonces debéis comer esto y aquello!”, sino se presenta el hambre, y el hombre prueba con su paladar las frutas que crecen por todas partes; y las que le gustan las toma y sacia con ellas su hambre. Si tiene sed se va a una fuente fresca. Si pasa frío, pronto se preparará unos tejidos finos que no irritan ni pinchan su piel, de modo que así protege su piel del frío del aire. Y si quiere protegerse contra la lluvia y contra animales salvajes, entonces pronto tendrá preparada una cabaña, pues para esto tiene muchos medios a la disposición. Sea adonde se dirija, en seguida hallará una multitud de dádivas a las que fácilmente reconocerá como tales, y con las fuerzas que le han sido dadas para este fin, podrá servirse de ellas con toda facilidad».


Capítulo 98. La autodeterminación del alma.

1. (Rafael:) «Si el Señor hace que el hombre mismo ya tenga que cuidar de las necesidades de su vida exterior –para que el alma obtenga práctica en el conocimiento de sí misma y en su autoactividad–, ¡cuanto más esto hace falta para el alma misma!

2. Incluso a las almas de los animales les está dado como implantado un instinto muy propio a ellas, conforme el cual cada animal suele actuar de su manera. Sería totalmente erróneo suponer que estas criaturas –que aparentemente no tienen lengua ni razón– realizasen sus acciones como máquinas movidas por una fuerza exterior. Si eso fuera el caso, entonces ni el mejor animal doméstico podría ser amaestrado para cumplir con un trabajo con lo simple que fuera, y seguro que tampoco haría caso a la llamada de su amo.

3. Pero como cada animal también tiene su propia alma que en sí posee una fuerza vital para sí determinada –en virtud de la cual el alma animal según su libre voluntad pone su organismo corporal en movimiento– cada animal puede ser amaestrado de diferente manera. Un ser sólo animado desde el exterior no tiene una memoria ni cualquier forma de juicio; toda su vida es mecánica, y su propensión es tan mensurada que ni hablar de un ennoblecimiento mediante cualquier enseñanza; de modo que también este sólo podrá ser logrado mecánicamente desde el exterior.

4. Puedes hablar a un árbol durante mil años que se forme de una u otra manera y que traiga frutas más nobles… ¡pero todo eso será en vano! Porque debes poner en actividad el cuchillo y la sierra, pues debes cortar los ramos del árbol silvestre, hender cuidadosamente los troncos, meter ramos más nobles en las hendiduras y luego ligarlas bien con el tronco silvestre hendido… y con el tiempo el árbol ennoblecido mecánicamente también te producirá frutas más nobles.

5. Pero el animal, mediante palabras y ciertos manejos, ya lo puedes amaestrar, y a ocasiones necesarias te servirá y obedecerá a tu voluntad. Esto te da el testimonio infalible que los animales mismos también tienen una clase de libre voluntad, sin la cual no podrían obedecerte igual que una piedra o un árbol que no lo podría.

6. Pero si los animales manifiestamente ya tienen un alma en sí determinada, dotada de cierta comprensión y libertad de voluntad - un alma que debe determinarse según su propio modo de vivir, ¡cuanto más, y más acentuado, debe ser esto el caso con un alma humana! Ahí, por el momento, ¡ni hablar de cualquier influencia ajena que viene del exterior - si fuera buena, y menos aún si fuera mala!

7. El alma de todos modos ya tiene todo que necesita para el primer incremento de Vida. Si por su fuerza de voluntad muy propia –y su amor voluntario para con Dios– en sí misma ya se ha puesto en una Luz vital más poderosa, entonces pronto se enterará de qué todavía carece; de modo que también intentará voluntariamente con todas sus fuerzas vitales a lograr precisamente todo aquello de lo que todavía carece. Ya reconocerá perfectamente los caminos y los remedios, y mediante su muy propia voluntad se servirá de ellos y se enriquecerá de tesoros de la Vida cada vez más elevada, más espiritual y más perfecta.

8. Todo lo que el alma adquiere en este camino –que es un camino justo según el Orden de Dios– esto es y sigue siendo propiedad suya, y ningún tiempo ni eternidad alguna ya podrán arrebatárselo. Pero todo lo que el alma misma nunca ha podido adquirir mediante su propia voluntad y su reconocimiento –como por ejemplo el cuerpo exterior material y junto con éste muchas ventajas terrenales exteriores– todo esto el alma no puede quedárselo… pues le será quitado tal como se lo había sido dado…

9. Pero siendo todo esto así –como la experiencia diaria enseña a cada hombre– entonces ni hablar de atrocidades demoníacas maliciosos que empujan y determinan al alma; pues todo depende de la voluntad, del reconocimiento y por fin del amor del alma. Porque tal como tú lo quieras, reconozcas y ames, tal se te hará, ¡y ni hablar de otra manera!

10. Si quieres, reconoces y amas lo que es justo según el Orden de Dios, entonces siempre llegarás a la realidad; pero si quieres, reconoces y amas contrario a tal Orden – el único en que rigen realidad y esencia– entones pareces a un hombre que quiere cosechar en un campo en que nunca habían sembrado cereales; con lo que sólo tú eres el culpable y nadie más, si tu cosecha de Vida se ha reducido a nada. - ¡Dime ahora, si me has comprendido bien, y si ahora te encuentras dentro del Orden!».


Capítulo 99. Florano reprende a los fariseos por criticar al Señor con tanta frialdad.

1. «¡Eso sin duda alguna!», le respondió Roklus. «¡Porque tú me has presentado todo con tanta claridad como en toda mi vida no he oído cosa más clara al respecto! Pero ahora me disgusto tanto más con aquellos fariseos allí… porque cuantas más veces ven al Señor tomar el vaso en la mano, y cuanto más animadamente se lo pasa bien conversando con Cirenio y Cornelio, ¡tanto más esos fariseos vuelven a ser los mismos ordinarios que eran antes! ¿Acaso no ves ni oyes que a estos tíos negros todo lo que el Señor hace y habla les produce horror? ¡Y eso a pesar de las señales que ellos han visto de Él… y ahora comen en su mesa y Le elogian y alaban con la lengua de víboras! - ¿Qué opinión tienes tú de esto?».

2. «¡No te preocupes!», dijo Rafael. «¡Créeme que esto al Señor de ninguna manera Le escapará! En el momento oportuno Él mismo ya les va a echar una reprimenda conveniente, y a quien esta caiga merecidamente, siempre le resulta muy amarga. Fíjate en Cirenio, Cornelio, Julio y Fausto; pues ellos también han observado lo mismo como tú. Y también yo hace un buen rato ya me he dado cuenta de ello… Pero en secreto la Voluntad del Señor me ha incitado a tener paciencia; por lo que también yo hago como si no me hubiese dado cuenta de lo que los cincuenta discuten entre ellos. Pero estos pronto van a llegar a aquel punto en que se les opondrá. ¡Por eso mantente todavía un rato completamente tranquilo!».

3. A eso Roklus se calló y esperaba lo que iba a venir. Pero los cincuenta fariseos no pararon sino continuaron con sus discusiones.

4. Florano, su conocido orador principal, no estaba de acuerdo con los puntos de vista tramposa del superior Estahar y dijo: «¡Eso del comer y beber del Maestro aún no me sirve de prueba contra su Divinidad! Pues toda su Conducta me parece más bien como una pregunta silenciosa de su parte, a ver si no vacilamos en nuestra fe si observamos lo uno o lo otro en Él.

5. Si Él es el Mesías, el Jehová Sebaot con antelación ensalzado tan maravillosamente por el rey David, ¡entonces Él puede hacer lo que quiera y siempre será bien hecho! Pues nosotros los hombres mortales, pobres, e impotentes, ¡cómo vamos a querer prescribir normas de conducta a Aquel que ha creado el Cielo y la Tierra - El que a todos los animales y a los seres humanos les ha creado sus miembros y sus diversos órganos, y les ha dado su función! ¡De modo que sólo depende de Él que existimos y vivimos! A que sepas, Estahar, ¡que tú y todos vosotros os encontráis en un camino más desastroso e incluso peligroso!

6. ¿Qué nos importa a nosotros que Él ahora bebe un poco más de vino y come un poco más de pan, ante el hecho que Él es el Creador de ambos? ¡Eso no me desconcierta en absoluto! Al contrario, en realidad, ¡celebro si también Él en calidad de Altísimo y Omnisapiente se comporta de nuestra manera humana!

7. ¡Debo confesar francamente que de vuestra parte es muy imprudente comportaros aquí ante los patrones supremos del mundo de una manera como si su salvación dependiera de vuestra benevolencia! Vosotros, ¿quiénes y qué sois? ¡Pues ante el poder de tal Hombre que domina los elementos no sois más que unos pobres gusanos que se arrastran en el suelo - y estos elementos obedecen a su Voluntad!

8. El vino también ha excitado vuestros ánimos y ha ofuscado vuestra discreción, por lo que sacáis a luz unos juicios que yo, por su estupidez, llamaría típicos… ¿Qué queréis lograr con eso? ¿Acaso podéis probar mediante Moisés que es prohibido probar el vino de vez en cuando un poco más copiosamente? ¿Y acaso podéis afirmar que Noé pecó cuando tomó un poco demasiado del jugo de uvas? El hijo, sí, había pecado; por lo que merecía la maldición que exponía a su padre al escarnio. Pero aquel hijo que le cubrió su desnudez quedó bendecido ricamente…

9. Por eso os digo: Lo que el Señor hace, siempre está bien hecho, y eso eternamente. Si Él aquí consumiera el vino de varios odres, ¡esto no sería asunto de nuestra incumbencia! Y si Le rodearan mil doncellas de la clase social o de la reputación que tengan, ¡esto no nos debería importar en absoluto! Porque Él es su Creador y Mantenedor tanto como el nuestro… ¿Qué nos puede importar si Él se acerca a sus Obras y cura lo defectuoso y enfermo en ellas? Por la Voluntad de Jehová, ¡sed razonables, agradecidos y modestos en vuestros juicios!».


Capítulo 100. La bendición de la autoridad romana para el pueblo judío.

1. Dijo Estahar: «¡Me parece que tú crees firmemente en su Divinidad!».

2. «¿Qué podría impedírmelo?», le respondió Florano. «¿Acaso en los tiempos de Moisés Dios hizo grandes señales? Pero si aquí un hombre colmado de la Sabiduría suprema realiza semejantes señales nunca vistas –cuya realización sólo es posible a la Omnipotencia divina– ¿qué, entonces, puede retenerme a considerar tal hombre como colmado del Espíritu más verdadero de Dios, y tomarle directamente por el único Dios verdadero? ¡Mi punto de vista, mi suposición y mi fe basada en estas, son más sólidas que las antiguas pirámides de Egipto!

3. No sólo creo que es así, sino estoy profundamente convencido de ello hasta en mi fibra de Vida más íntima, y en esta convicción más viva nada pueda hacerme vacilar… ¡y menos aún tú, Estahar, hombre más voluble!

4. Con respecto a esto –y con la conciencia más pura– puedo exclamar con los héroes romanos: Si totus illabatur orbis, impavidum ferient ruinæ! (Aun cuando se derrumbe el mundo, las ruinas llevarán al impávido.) Porque yo sé lo que veo y lo que creo, pues no soy una veleta ni una caña en un charco lleno de lodo, cieno y fango. Pero sí, me he hecho un peñasco de mármol en la mar, contra cuya frente dura deben estrellarse huracanes y oleajes».

5. «¿También los juicios de Dios del Templo en Jerusalén?».

6. «El que tiene a este Señor y Maestro y a los dignatarios de Roma como escudo protector, no teme los así llamados “juicios de Dios” - los que Dios nunca ha instituido. De veras, las amenazas más violentas de Jerusalén no pueden suscitar en mí el miedo más mínimo; e incluso las maldiciones más tronadoras del sumo-sacerdote pasarían por mis orejas sin dejar rastro alguno. Porque a mi opinión, aquel que anda durante el día no necesita temer los horrores de la noche, ¡de modo que tampoco tengo miedo al Templo de Jerusalén!

7. Si uno compara esta Doctrina clara como el sol con los estatutos del Templo bien conocidos a mí, entonces se reconoce a primera vista que en esta Doctrina obra el Día más claro del Espíritu y que en el Templo reina la noche más profunda del Espíritu. Pues sí, los que todavía pertenecen a la noche tendrán que temer todavía muchas calamidades y sobre todo la muerte de sus almas… Pero a mí, a lo sumo, me espera la muerte del cuerpo, la que en realidad ni siquiera es una muerte…

8. Nadie ya puede robarme la Vida eterna del alma; pues ya la veo y la siento vivamente en mí, y percibo también las ventajas eternamente incalculables de tal Vida. Si por consiguiente no siento en mí el menor miedo ante la caída del cuerpo, ¿cómo iba yo a temer los así llamados juicios de Dios en el Templo? Por eso repito vivamente: ¡Quien anda durante el día no necesita temer los horrores de la noche!».

9. Dijo Estahar con un semblante sombrío e insociable, exactamente como los del Templo: «¿Cómo es posible que puedas llamar “noche” al lugar en que se enseña al pueblo la Escritura y la Palabra de Dios?».

10. Dijo Floran: «La Escritura, la que nosotros dos como supuestos doctores de la ley comprendemos tan poco como alguien que nunca ha llegado a verla… y también el pretendido “Verbo de Dios” compuesto a base de toda clase de intereses humanos más viles, ¡los conozco de sobra! ¡Por eso ya no me hables sílaba alguna de ello! Porque ¿qué milagros hemos logrado mediante ese pretendido “Verbo divino todopoderoso”? ¿Qué actividad podemos demostrar con conciencia buena, dado que sólo hemos llenado nuestros sacos y cajas a base de sacrificios voluntarios y de tributaciones cobradas a la fuerza?… y con todos los medios –entre los cuales incluso el más vil no estaba considerado como tan malo– hemos intentado diligentemente a sofocar cada chispita de Luz algo mejor...

11. ¿No es una vergüenza que clama al Cielo, que a nosotros que somos el antiguo pueblo de Dios los paganos hayan tenido que prescribirnos normas estatales y leyes sabias? - Y si estos no hubiesen venido para introducir en nuestro país alguna administración de justicia mejor y más humana, entonces ahora nuestro pueblo se hallaría en un desorden como entre los animales más salvajes no podría haber uno aún más miserable.

12. ¿Qué justicia teníamos antes de la venida de los romanos? ¡Ninguna, sino la arbitrariedad más ciega de cada uno que había podido adquirir cualquier autoridad de la manera que fuera!

13. Suponemos que ayer un hombre rico haya decretado algo, pero hoy se arrepiente de ello porque le parece que este decreto no haya sido suficientemente ventajoso para él mismo. Por eso se enfureció, castigó primero a su consejero, y luego a todos aquellos que habían observado la ley de ayer. Porque ellos habrían debido dirigirse al legislador, delante de él echarse en el polvo y llamar su atención al detalle que esta ley era más beneficiosa a ellos en vez de a él mismo. Pero el que había dicho al poderoso: “Oh soberano poderoso y más sabio, ¡no hay manera de observar la ley dada ayer, porque si se la observara, tú pereceríais junto con todos tus súbditos! Pues esta ley proviene de un consejero traidor astuto que sin duda ha sido sobornado por uno de tus vecinos envidiosos”. - ¿Y qué sucedió ahora? El que había llamado la atención al legislador sobre tal deficiencia de la ley fue castigado severamente a causa de su impertinencia desvergonzada; el consejero traidor también fue castigado, y a aquellos de quienes se sabía que habían observado la ley mala, también se les pedía cuentas, y eso frecuentemente antes de que haya sido promulgada una ley nueva. - ¿Qué os parece tal sistema legislativo?

14. Antes de la llegada de los romanos el gran país de los judíos tenía muchos de estos soberanos pequeños, de los que cada uno era un mero tirano para sus pocos pueblecitos que languidecían en extrema miseria corporal y espiritual, y a los que de un día a otro acosaba conforme le daba la gana, pues él no era responsable ante nadie. ¿Acaso los romanos –como paganos– no eran auténticos mensajeros del Cielo cuando llegaron con gran poder e hicieron desaparecer todas las centenas de pequeños tiranos que no tenían escrúpulos? Pues promulgaron leyes razonables y duraderas, bajo las cuales cada hombre era amo de sus bienes; pagaba sus impuestos módicos y podía comerciar a su gusto sin ser disturbado - eso, por supuesto, dentro de la vía legal.

15. Que el Templo nunca era ni es un amigo de los romanos, esto lo sabemos y también conocemos la causa; pues los poderosos romanos también le exigen su tributo, mientras que antes los tiranos pequeños pagaban el tributo al templo para que sus sacerdotes mantuvieran al pueblo en tinieblas y al mismo siempre sermonearan obediencia absoluta.

16. ¿Cuándo alguna vez se ha oído predicar a los judíos de una obediencia absoluta al imperio de Roma? Aunque se diga al pueblo que los romanos son una férula en la mano de Dios, la que hay que soportar… pero los cien tiranos más horribles que continuamente atormentaban al pobre pueblo –y eso peor que los diablos– no eran una férula de Dios sino meros ángeles de prueba, nombrados de Dios... Por lo que aquel que se oponía a estos fue declarado un adversario de Jehová y le condenaron...

17. Oh, ¡eso eran verdaderamente tiempos prósperos para el Templo - tiempos de los que el Señor en adelante guarde a la pobre humanidad para siempre! Los “juicios de Dios” en el Templo son todavía un pequeño residuo bastante malo, pero de estos –el Señor sea alabado– ahora ya no tengo el menor miedo; porque ahora pertenezco al Señor y a Roma, ¡y esto es suficiente para nunca ya tener que temblar ante las amenazas del Templo! - ¿Estás satisfecho con esta explicación?».


Capítulo 101. Roklus y Florano en conversación sobre Estahar.

1. A eso Estahar frunció el ceño y no dijo nada, porque las palabras de Florano al final sí que habían vuelto a sugerir al anciano secretamente pensamientos un poco mejores.

2. Pero Roklus, que había escuchado a estas palabras con suma atención, se levantó y acudió directamente a Florano, le dio toquecitos en el hombro y dijo: «Enhorabuena, ¡tú eres exactamente mi hombre! ¡Te acepto en nuestro instituto que ahora se halla bajo la protección verdadera de Dios y de Roma! ¡Lo que acabas de pronunciar te ha sido sugerido del Señor - pues yo siento exactamente lo mismo! ¡Ah, tales palabras encantan mi ánimo, porque este sólo quiere el bien de los seres humanos! ¡Sólo que no comprendo cómo Estahar, el que a mi parecer no tiene ni un pelo de tonto, ante los hechos tan extraordinarios del Señor que él ha visto y ante las Doctrinas del Señor que él ha oído y comprendido, todavía pueda hacer germinar alguna duda en su pecho!

3. Para mí, que ahora sólo me encuentro algunas pocas horas aquí, lo que he visto y oído ya me puede… pero Estahar ha visto y oído aún mucho más, ¡y aun así podía ocurrírsele la idea de inculpar de diabluras al Señor de toda la infinitud!... ¡Con o sin vino!… pues también yo he disfrutado del vino y siento mucho en mí interior que mi audacia ha aumentado considerablemente; pero una vez establecidas mis convicciones, estas ya no vacilarán aunque mis miembros empiecen a temblar. Pero al viejo sabedor Estahar se podría bien aplicar la antigua máxima romana: “In vino veritas”, pues curiosamente el vino tiene el efecto que de los hombres con frecuencia levanta el velo obscuro de la política, y que al hombre suelta la lengua incluso contra sí mismo. En tales ocasiones frecuentemente se ha llegado a saber lo que por otro lado por motivos bien calculados, egoístas y astutos el hombre se lo habría llevado a la tumba.

4. A pesar de su farisaísmo duro como un diamante, antes Estahar se encontraba entre la espada y la pared. De modo que con sus conceptos contrarios se vio perdido y, por fin, se rindió porque no encontró una salida abierta para escapar; sin embargo para sí mismo, en su interior más íntimo, siguió siendo el mismo antiguo fariseo de siempre - duro como un diamante. Pero ahora había cometido la gran insensatez de disfrutar un poco demasiado del jugo noble de la vid, y este ha hecho que ese viejo fariseo testarudo saliera de su escondite interior, lo que le ha hecho hablar contra sí mismo. Y cuando al viejo la embriaguez del vino se le haya disipado, ¡seguro que se arrepentirá mucho el haberse descubierto a sí mismo ante los demás!

5. Por algo los hombres compusieron versos sobre las bacantes que no pocas veces predecían a los hombres cosas y acontecimientos futuros, y se estimaba en mucho a sus predicciones. También en su caso el vino causaba efectos extraños. Y también del famoso y gran rey de los judíos, David, se narra que ha escrito muchos de sus Salmos después de haber disfrutado del vino, y que él mismo los había cantado.

6. De modo que si el vino tiene tal efecto especial, entonces es de suponer que ahora el principal de los fariseos seguramente se ha revelado en beneficio de todos nosotros, y a pesar de su conversión total antes pretextada ha vuelto a ser el mismo auténtico fariseo invariable como antes - una especie humana, ante la que incluso las bestias más salvajes de los bosques tienen su respeto debido, a no ser que se trate de un pobre pecador que se encuentra sometido al yugo de estas bestias. - ¿Tengo razón o no?».

7. «Sí, mi querido amigo, en cierto modo tienes razón», respondió Florano, «pero ahí aún hay un punto que se debe tomar en consideración: Mira, si quieres enderezar un árbol joven que ha crecido torcido, entonces pronto el éxito bendecirá tu trabajo; pero si te pones a enderezar un árbol viejo que ya se ha hecho muy tieso, entonces tendrás que utilizar diversas máquinas de fuerza y, además, tampoco debes carecer de una paciencia justa. Lo que tienes que hacer es que de día a día apliques un poco de presión, y eso hasta que el árbol se haya enderezado completamente. Pero si quisieras enderezarle de una sola vez, entonces romperías el árbol y le matarías, lo que, por supuesto, no resultaría ni mucho menos en un éxito bendecido de tu gran trabajo. - Y parece que en esta ocasión esto también lo consideran el Amor y la Sabiduría del Señor...

8. Ahora nuestro Estahar se quedará en una situación en que sus celos de antiguo judío de Jehová le devorarán. ¡Hay tantas cosas que la superstición de él considera como pecado - las que el sentido común ni ante los hombres y menos aun ante Dios puede considerar como pecado! Según la moral de él, de estos pecados forman parte el goce abundante de vino y la conversación con una virgen que, según idea de él, igual aún no es completamente madura. Bueno… si él está completamente sobrio, entonces evidentemente pasará por alto de tales pequeñeces; pero ahora el mismo se ha tragado unos cuantos vasos de vino en demasía, por lo que en sus entrañas los espíritus naturales del vino han encontrado residuos del viejo farisaísmo completamente ciego y endurecido, los han vivificado y, en cierto sentido, los han llevado a una sublevación. Pero aun así todo este fenómeno casi no vale la pena de mencionarlo.

9. De todos modos, de manera muy entendible, ya he dicho al viejo mi opinión bien fundada… y ahora, en su semisueño, reflexiona sobre ella. Consta que mañana será un hombre completamente distinto. Y si no fuera así como acabo de decírtelo, entonces el Señor mismo ya habría objetado algo; porque el Señor que sabe muy bien si este asunto tiene importancia o no, parece que no toma nota de ello. Pero si Él y las cabecillas supremas de Roma pasan enteramente por alto de este asunto, entonces nosotros dos podemos estar seguros de que este asunto no implica más de lo que acabo de exponerte. - Aparte de eso, te agradezco de todo mi corazón por tu oferta tan amable, y con mucho gusto te aseguro que me prevaldré de ella incondicionalmente.

10. Pues qué cosa más bienaventurada puede haber en esta Tierra para un hombre honesto que vivir y actuar en una verdadera sociedad humana cuya lema se llama “Amor y Verdad”… donde el valor humano de los hombres mutuamente está reconocido como promesa más santa de nuestra existencia, de modo que está reconocido perfectamente como lo que es de por Dios… y donde todos los miembros como por un solo corazón reconocen al Señor vivamente, Le aman y únicamente a Él le dan todo el honor, y también le dicen como por una sola boca: “Únicamente el Señor es todo en todo, y nosotros somos todos hermanos de los que nadie se cree ni remotamente superior a su prójimo; y caso que hubiera ciertas diferencias en la sociedad, ¡que estas sólo consistan en que el uno quiera ser un amigo mayor para el otro, para que con fuerzas unidas a todos los seres humanos puedan resultar útiles en el pleno sentido de la Verdad!”.

11. Pues sí, amigo Roklus, esta es la vocación más verdadera y propiamente celestial del hombre en esta Tierra: ¡servir corporal y espiritualmente a todos los asediados y necesitados, en cuanto una ayuda todavía sea posible! Esta también es la Voluntad amorosa manifestada del Señor, y el que cumple bien con esta, ¡seguro que tampoco se irá de vacío! - ¿No eres completamente de la misma opinión?».


Capítulo 102. Roklus describe el farisaísmo.

1. A eso Roklus respondió a Florano: «Estas ideas han sido toda mi vida, mi sentimiento, mi voluntad, mis pensamientos y mi voluntad ya desde hace tiempos, ¡y tanto más ahora, reconociendo al Señor, he aceptado todo su Ser en mi corazón y en mi querer, y eso para siempre! También referente el viejo Estahar me encuentro ahora en condiciones bastante mejores para razonar y juzgar, porque el hombre que anda en la Luz puede fácilmente hablar sobre la noche. Durante el día también existen las sombras, pero aún así debajo de cada árbol hay mucha más claridad que durante la noche, tan clara que fuera. Y así como es en la naturaleza, así también es en el espíritu… El hombre en cuyo corazón y alma empieza hacerse de día, fácilmente puede indignarse sobre la noche de su prójimo, pues sus pensamientos tartáreas son todavía una luz clara comparada con la noche del pensamiento celestial más lúcido de un auténtico fariseo.

2. ¿Sabes que desde hace mucho tiempo entre nosotros, los griegos, existe un dicho sobre hombres que hablan o ejecutan idioteces - un dicho que reza: “¡Este hombre es aún más estúpido que un fariseo judaico!”? Bueno, con eso no quiero decir que la mayoría o sea todos los fariseos sean estúpidos, ¡pero muchos de ellos, sí, lo son! Y sin hablar precisamente de la estupidez… pero es una verdad bien sabida que la mayoría de los fariseos es gente malvada, del todo irreconciliable y vengativa... lo que halla una afirmación irrefutable por una serie de innumerables experiencias más tristes y amargas. Únicamente por este motivo soy un adversario declarado de estos hombres; pues con ellos terminan toda relación y todo trato y comercio, pues con ellos se acaba todo.

3. Bueno, con los samaritanos se puede hablar y tratar muy bien, a pesar de que también viven según la doctrina de Moisés. También con los saduceos hay manera de entenderse; pero con los archi-judíos –como se llaman los fariseos– no hay manera de tratar. Estos sólo nos respetan cuando hemos consentido en que nos engatusaran a más no poder. ¡Da todo que tienes a los fariseos y luego, ante sus lugares de lujo, muérete de hambre, entonces serás un verdadero hijo de Dios, por los fariseos nombrado como hombre santo altamente estimado! - ¡Pero ay del hombre, en el que estos fariseos descubriesen un poco de inteligencia, pues siempre le mirarán de reojo y él nunca llegará a gozar de un gran prestigio ante esos envidiosos - a no ser que les aportara un sacrificio extraordinariamente grande y que con su juicio claro se dejara explotar por los fariseos para las finalidades más viles - para el beneficio de ellos!

4. Teniendo todo esto en cuenta, ¿qué explicación puede dar esto al hombre que busca la luz y la verdad sobre los archi-judíos, los que llevan el título oficial de “fariseos”…? Pues será la misma que yo con mis muy propias orejas he entendido pronunciar a dos fariseos bien nutridos que iban caminando lentamente sin que ellos se diesen cuenta que yo los oía… Pues los definiré como A y B, por la diferencia en su conversación.

5. El A dijo al B en una voz un poco bronca y obstruida: “Sabes, la fábula absurda sobre Moisés ni es tan mala ¡aunque él nunca existió! En realidad, en ella no se halla la menor huella de una verdad, y Jehová es un pensamiento poético totalmente huero... Pues todo lo que proporciona nuestra Escritura es una obra de los hombres, tal como estos son una obra de la naturaleza, la que continuamente crea y vuelve a destruir.

6. Consta que Dios y dioses son únicamente aquellos hombres que poseen fuerza y energía suficientes para hacer dioses de sí mismos. Para conseguir esto sólo el principio es difícil; pero una vez que hayan pasado algunos cuantos años y el asunto se ha desarrollado y establecido convenientemente, ¡entonces todo resultará en un juego de niños, pues con algunos milagros ficticios todo el mundo se deja engatusar! Luego se construya templos grandes como montes y, en su exterior y sobre todo en su interior, se los adorne con toda clase de pamplinas místicas y se enseñe a los hombres ciegos a conocer a un Dios omnipotente que se halla dónde sea, y cuyos servidores y ejecutores de su voluntad, por supuesto, debemos ser exclusivamente nosotros mismos, los sacerdotes...

7. Para obtener un gran prestigio, también se debe cargar a la humanidad con toda clase de leyes difícilmente o incluso imposiblemente a observar –como decretadas por Dios– bajo las sanciones más severas, y siempre castigar a los contraventores desconsideradamente. Así se produce y mantiene obediencia, miedo y debilidad del pueblo; y una vez habiendo conseguido eso, por todas partes se podrá figurar fácilmente como Dios el Señor.

8. A pesar de eso siempre hay que dirigir la máxima atención sobre el detalle que el pueblo de ninguna manera debe ser dilucidado más que sólo hasta el punto en que el hombre justamente esté capaz de comprender nuestras palabras. Un solo paso más allá de esto y en seguida se presentarán investigadores que indagan muchas cosas. Pero una vez que los hombres empiecen a hacer preguntas, esto prueba que también ya han comenzado a pensar... En este caso sacerdotes y un pueblo pensador moralmente dominado de estos nunca armonizarán…

9. Los hombres no deben tener mucho más inteligencia que un buey adiestrado o un asno obediente. Más allá de eso ¡y el prestigio de los sacerdotes pronto va a igualarse a un barco que hace agua! Pues nunca el pueblo debe tener la menor idea de nuestro saber íntimo, porque si eso fuera el caso, ¡pronto terminará nuestra verdadera existencia!

10. Por eso, sobre todo en el tiempo actual en que empiezan a surgir muchos inspiradores malditos que iluminan al pueblo, hay que hacer todo lo posible para que estos desaparezcan de la Tierra. Aunque una sola golondrina no haga verano, pero sí, es una pista que muy probablemente pronto la seguirán otras. - Sólo que las golondrinas pueden venir tantas como quieran, porque a lo sumo serán un peligro para los gorriones; pero para nosotros los hombres iluminadores serán un peligro muy grave, y por eso, ¡enseguida abajo con cada uno de ellos!”.

11. Estas eran las palabras ‘laudables’ del A; y el B, un tipo pequeño mofletudo, le dio toda la razón. Sólo que se encogió de hombros y aseveró: “Eso debe resultar muy difícil a causa de los romanos muy espabilados, por los que nuestros judíos en gran parte ya han sido increíblemente trastornados ante nosotros. Y para colmo, un verdadero Satanás aún nos debe haber echado encima los esenios que son tan extremamente molestos… los que, además, se encuentran bajo la protección de los romanos. Si ahora no volvemos a insinuarnos al pueblo, empleando los engaños más astutos y sutiles, entonces pronto lo nuestro se acabará.

12. De modo que ahora debemos equipar y presentarnos con toda clase de actividades milagrosas, porque con estas incluso un hombre ya algo más dilucidado aún puede ser persuadido convenientemente. Pero los milagros deben ser verdaderamente escogidos, completamente nuevos y hasta ahora nunca vistos, porque de lo contrario quedaremos en la estacada. Pues los malditos magos que de todas partes acudirán a Jerusalén nos harán sospechosos y, por fin, nos pondrán en ridículo - sobre todo ahora que por colmo también los esenios realizan milagros ante nuestros ojos, lo que para nosotros es una verdadera infamia… y eso ahora que en Galilea aún ha surgido un nuevo taumaturgo extraordinario que con toda su energía va directamente en contra de nosotros, y a toda costa quiere destruirnos. A este también le debemos aniquilar, cueste lo que cueste, como también a cierto bautista en el río Jordán; pues este ya nos ha perjudicado inmensamente. En pocas palabras: tales iluminadores hay que exterminarlos, porque de lo contrario nuestros antiguos engaños al pueblo quedarán patentes de la manera más evidente, con lo que nuestra vida regalada se acabará para siempre. - ¿Que opinas tú?”.

13. Dijo el A: “Estoy completamente de acuerdo contigo, si los superiores del Templo que se han hecho demasiado tibios y avaros, tan sólo quisieran sacrificar una parte de sus tesoros inconmensurables. Pero ellos piensan: ‘Nosotros tenemos lo nuestro, ¡suceda lo que sucediere! Pues con nuestros tesoros subsistiremos bien por todas partes. Mientras la vaca nos de leche, la ordeñaremos; y en el caso en que más tarde ya no diera leche, preferiremos matarla nosotros mismos; de modo que finalmente con su carne aún nos proporcionaremos un asado sabroso’. - Ellos ya han exagerado las cosas, de modo que ahora les resultará muy difícil el engatusar a los hombres a que crean únicamente en nosotros...

14. Si tuviésemos a los romanos de nuestra parte, entonces todo nos resultaría más fácil; pero por política propia más o menos sólo tenemos al Herodes para nosotros. Con el Pilato ni siquiera se puede hablar porque está engreído del mayor orgullo romano y no permite hacer comparecer a nadie del estado de los judíos, con el nivel que tuviese - salvo en un asunto judicial… e incluso entonces un judío siempre perderá contra un romano”.

15. Así es como los dos fariseos –a los que yo seguía– todavía continuaban deliberándose un buen rato. No hace más que tres semanas que casualmente oí esa conversación “loable”, y eso en la cercanía de Belén, donde yo en aquellos días tenía que cumplir con una tarea. Y esta deliberación me confirmó aún más en mi ateísmo, porque de esto yo deduje que también aquellos, de los que yo todavía suponía que tienen una verdadera fe en Dios, ¡no tienen ni una pizca de una fe en un Ser divino superior! Ahí se hallaba completamente confirmada mi opinión –formada ya hace mucho tiempo– que todas las doctrinas divinas no son más que un engaño insípido y más malicioso».


Capítulo 103. Roklus se excita ante la ofuscación espiritual de Estahar.

1. (Roklus:) «Sólo aquí mismo volví a conocer a un verdadero Dios en un hombre perfecto y sumamente sabio… únicamente este es Dios, y aparte de Él no hay otro, porque sólo en Él hallo unidas todas aquellas calidades y facultades que –según el juicio del buen sentido humano– debe poseer un Dios… Porque de lo contrario de ninguna manera puede ser un Dios... Ahora, como pagano y antiguo ateo, reconozco esto en mí perfecta y vivamente. - ¿Pero cómo es posible que este viejo judío servidor riguroso de Dios no es capaz de reconocer esto? ¡Porque nunca ha buscado ni la Verdad, y menos aún a un Dios verdadero!

2. He viajado casi por la mitad de la Tierra para encontrar la Verdad y a un Dios lo más verdadero posible, ¡pero todos mis grandes sacrificios eran en vano! De modo que renuncié a continuar buscando y me entregué a la filosofía mundana, en la que por mi espíritu heroico pronto encontré una gran satisfacción y tanta Luz interior sumamente apreciable de las escrituras de Sócrates, de Platón y de Aristóteles, que empecé a darme cuenta que el ser humano sólo mediante el amor y la sabiduría interiores puede formarse una vida trascendental que en lo sucesivo no será tan fácilmente destruible como la vida de la carne de por sí totalmente quebradiza.

3. Aquí, de la Boca del Señor de toda Vida, percibí la misma doctrina, pero ahora profundamente iluminada por la Luz vital clarísima. Pues el Señor mismo vino al encuentro de mí –el que durante tanto tiempo había buscado en vano– y aquí en la cercanía inmediata de mi propia patria me dio todo lo que yo había buscado en todo el mundo entre sacrificios y penas duras.

4. Si yo aquí he podido hallar tan rápidamente la Verdad eterna y más viva, y reconocerla como tal, ¿por qué no este viejo judío servidor de Dios? - ¡Porque –y de eso no me enterado solamente por la conversación de esos dos fariseos que andaban juntos, sino también más que claramente por miles de otros– él nunca ha buscado la Verdad, ni para sí mismo y mucho menos aún a favor de otras personas.

5. Pues por intereses egoístas y déspotas desde siempre era un enemigo pronunciado de toda Verdad y de toda dilucidación de un pueblo; pero como también vino aquí, en seguida se halló en un verdadero mar de Verdades más elevadas y profundas. Su ser de ninguna manera pudo oponerse a eso; pero su espíritu por el vaho del vino despertado un poco de su antiguo letargo, nos mostró ahora clara y destacadamente que él sigue siendo un fariseo empedernido.

6. Claro que él es un árbol viejo crecido torcidamente que se endereza más difícilmente que uno joven, ¡pero con éste una intención de enderezarle lentamente y con mucho cuidado será un trabajo inútil! Aun así, mi querido amigo Florano, con eso no quiero disuadirte de que por fin también este viejo tronco torcido llegará a ser recto; pero debe abstenerse completamente del vino, porque de lo contrario no se producirán muchos resultados útiles del enderezamiento de su tronco archi-judaico».


Capítulo 104. Estahar hace una confesión de sí mismo y relata experiencias de su vida.

1. A eso Estahar se levantó y, un poco amargado, dijo al Roklus: «Evidentemente, por lo general, no has juzgado al farisaísmo actual incorrectamente, ¡pero en lo que se refiere a mí, te has equivocado considerablemente! Pues así como tú, secretamente también yo he buscado la Verdad de la Vida; y tal como tú, sólo la he encontrado aquí, y eso en toda abundancia, y nadie se complació más en ella que yo… pues secretamente, tal vez nadie de vosotros tenía una alegría tan grande en ella como yo mismo. Para mí era y sigue siendo una joya de valor inestimable, la que yo no cambiaría ni por una Tierra entera.

2. En tal Luz de la Vida yo era y todavía soy extraordinariamente feliz. Pero cuando vi al Señor servirse tan valientemente del vino, apareció un pequeño nubarrón sobre mi ánimo. ¿Por qué? Bueno, eso ya lo habéis descubierto. Pero Florano, con su aliento vital, ha dispersado este nubarrón negro del todo y con eso ha tenido un efecto verdaderamente bueno sobre mí, por lo que sin falta recibirá su recompensa. Pero tú, amigo Roklus, me has juzgado totalmente sin miramientos y, en el fondo, también un poco erróneamente.

3. Para que veas que yo nunca he pertenecido a aquellos fariseos que son como tú los has caracterizado antes, quiero probarte en primer lugar que de todo mi corazón te perdono tu opinión completamente errónea sobre mí y, en segundo lugar, te presento la solicitud amistosa de aceptarme en vuestro instituto, junto con Florano.

4. En esta ocasión te hago saber que yo en el consejo de Jerusalén varias veces incluso he presidiado la reunión; y a causa de mi objeción sin duda muy acertada, se logró por fin tolerar vuestro instituto en nuestra cercanía. Pues hice comprender a los del Templo que el instituto era más bien beneficioso que embarazoso para los asuntos templarios, dado que muchos que hace tiempo ya habían perdido toda la fe en el Templo, precisamente motivados por los milagros realizados por vuestro instituto volverán a dirigir sus ojos a los pináculos del Templo, del cual de la Escritura y de la tradición verbal todavía saben muy bien qué de extraordinario ha sucedido en el interior y en el exterior del Templo.

5. También era yo el que desaconsejó al Templo intervenir contra de los milagros de vuestro instituto, porque con eso el Templo causaría que sospechasen de los suyos. Y mira, hasta ahora mi consejo siempre fue respetado por el Templo, y no puedes afirmar que alguna vez haya sido emprendida alguna cosa esencial en contra de vosotros. Si ante vosotros ya me he portado de esta manera todavía siendo un archi-judío, entonces consta que como miembro vuestro tampoco me comportaré en contra de vosotros, y eso tanto menos ahora, después de que todos nosotros aquí hemos hallado la Verdad mayor de la Vida y al mismo Señor y Maestro desde la eternidad. Si te gusta mi propuesta, entonces apruébala y con todos mis tesoros considerables soy el vuestro - en el nombre del Señor».

6. Completamente emocionado de las palabras de Estahar, Roklus le tendió la mano y dijo: «¡Sé mil veces bienvenido, hermano Estahar! ¡Y junto conmigo vas a dirigir el instituto!».

7. «Sí, ¡haré todo lo que pueda!», dijo Estahar. «Pero como vas a notar tú mismo, mis fuerzas ya no alcanzarán gran cosa. Pues con unos setenta años de edad ya no se vuelca obeliscos. Por lo demás me siento todavía pujante y fuerte como un joven, sobre todo durante un día hermoso y sereno; pero ahí con la elasticidad juvenil de un anciano pasa lo mismo como con la duración de la gracia de un día hermoso y caliente a fines del otoño: Por algunas horas no deja nada que desear, pero pronto después se levanta un viento horriblemente frío y se acaba el garbo del día.

8. Lo mismo pasa conmigo. Hoy me siento tan fuerte como un león joven, y mañana puedo encontrarme tan miserable y débil como si las sanguijuelas me hubiesen chupado la sangre hasta la última gota. Por eso conviene que no esperes demasiado de mi prestación de ayuda.

9. Pero que todas mis experiencias, junto con mis tesoros terrestres, sean propiedad tuya. Tú podrás aún aprovechar de ellos durante mucho tiempo, dado que sólo tienes una edad de unos cincuenta años, los que en comparación con los míos cuentan como una edad de adolescente… Pero consta que no carezco de diversas experiencias, y quizás con estas te entrego un tesoro mayor y más valioso para la Vida que con todo mi oro, las joyas y las perlas.

10. Al principio también yo era en un buscador de la Verdad muy diligente… y también he caminado por muchos países y muchas ciudades, buscando la Verdad y hombres con conceptos sanos; y reconozco abiertamente que mi búsqueda no era en vano pues frecuentemente observé en mí momentos de lucidez. Pero como en este mundo siempre sucede al hombre, así también me sucedía a mí: Hoy uno es lucido, pero mañana surge toda clase de preocupaciones terrenales más estúpidas que ensombrecen el ánimo totalmente, de modo que ya no hay manera de concentrarse en el espíritu.

11. El mundo se lanza sobre nuestro ánimo sin consideración ni miramientos, y no pocas veces destruye todo rastro de una Luz vital interior algo sublime… y si después de tales tormentas mundanas uno se observa a sí mismo, entonces el interior del corazón parece al gran desierto de Sahara en África: toda vida más elevada yace como muerta, y si se vuelve a sacudir y levantarla de nuevo, entonces se tiene la impresión de cultivar campos, jardines y prados sobre una estepa árida.

12. Se supone que en el mundo no será absolutamente imposible transformar una estepa árida de arena en una tierra fértil, pero esto debe requerir mucho trabajo y mucha paciencia. Primero se debería cavar y abrir buenos pozos. Luego, desde muy lejos, habría que traer tierra buena y con esta cubrir el suelo arenoso suficientemente a lo ancho, largo y espeso. Después, desde los pozos se tendría que construir cañerías de agua en todas direcciones y regar convenientemente la tierra puesta sobre la arena. Así pronto se transformaría una estepa árida de arena en un edén… Pero para semejante obra, ¿quién tendría el tiempo y la disposición necesarios, y los recursos necesarios para eso?

13. Y, amigo, ¡lo mismo sucede con un hombre que por las diversas tormentas mundanas ha llegado a ser una verdadera estepa de vida! No será que falta la posibilidad de hacerse un verdadero hombre de Luz… pero ¿dónde tiene el hombre las fuerzas, la paciencia y los recursos necesarios para esto, sobre todo si se encuentra totalmente solo? Sí… aquí en esta ocasión hasta ahora nunca habida, ¡fácilmente un desierto con lo árido que fuera se transformaría en un edén físico y espiritual más floreciente! ¡Esto realiza la Omnipotencia del Señor, la que puede transformar el agua en el mejor vino y las piedras en el pan más sabroso!

14. Durante cincuenta años he trabajado diligentemente en mi mismo, y aun así hasta ahora con eso no he conseguido nada. Ahora he dejado de trabajar y ya no quería oír del trabajo que fuera, ¡y precisamente ahora en mi estado de ociosidad el Señor me ha dado más que yo jamás he buscado!... De esta manera ahora el viejo desierto de mi vida se ha transformado en un jardín de vida exuberante - pero eso sin mi colaboración, ¡pues el Señor ha hecho todo voluntariamente! Y tal como ahora es el caso conmigo y con los cuarenta y nueve compañeros, así es también el caso con muchos otros, de los que tú mismo no haces una excepción.

15. Muchas veces me he convencido que los hombres precisamente lo que buscan con la mayor diligencia raras veces lo encuentran - y aún más raras veces lo encuentran cuando están ocupados buscándolo. Cuando un hombre ha perdido algo en el camino y vuelve buscándolo con todo celo, tal vez hallará algo - menos lo que ha perdido. Pero una persona ajena que más tarde anda por el mismo camino, accidentalmente hallará con facilidad el objeto perdido de su antecesor seguramente desconocido a él. ¿Por qué tenía que hallar lo perdido alguien que seguramente nunca lo había buscado, y no aquel que lo había perdido e inmediatamente después lo había buscado con todo el esmero? En eso los paganos casi tienen razón, llamando tal acontecimiento “malicia del destino”».


Capítulo 105. Las vías inconcebibles de la Providencia. Los motivos de Estahar para su comportamiento dudoso ante el Señor.

1. (Estahar:) «Un hombre joven busca una novia... Llama en una puerta tras otra, pero sólo recibe negativa tras negativa. Por eso se queda mohíno y se dice: “Ya estoy harto hasta la coronilla. ¡Pues me quedo soltero y llevaré mis asuntos domésticos lo mejor que pueda!”. Cuando ahora decididamente desiste de toda campaña por una novia, en seguida el asunto obtiene otro aspecto: Ahora surgen las novias por docenas, para cada dedo diez - si sólo pudiese mantenerlas... ¿Por qué ahora, y no antes, cuando estaba en busca de novias?

2. Un tercer hombre va a la pesca en una época de miseria porque necesita pescados para el mercado. Experimentado en todas habilidades para la pesca se esfuerza durante toda la noche, pero sus redes quedan vacías. Por la mañana, decepcionado, renuncia a toda pesquera, pero por sarcasmo echa las redes una vez más, con la convicción de pescar ni un solo pez. Y mira, las redes echadas empiezan a romper a causa de la gran cantidad de peces pescados, y eso de las especies más preciosas. ¿Por qué ahora tanta pesca y antes durante toda la noche ni un sólo pez?

3. Durante varios milenios los hombres languidecían bajo el yugo de las tinieblas más densas de toda clase de supersticiones. Mil veces miles de hombres estaban en busca de la verdadera Luz de la Vida. Pero, ¿qué hallaron? Exactamente lo mismo que nosotros dos hemos hallado hasta ahora, es decir: ¡nada! ¿Qué remedio nos quedó a ti y a mí, y así también a muchos miles de hombres? ¡Nada más que quedarnos políticamente con lo que teníamos… y con lo que nos hemos apropiado por medio de toda clase de experiencias! Ahora, al inclinarse nuestros días de vida terrenal, ya hemos dejado de continuar buscando algo, y mira, como por un encanto, la puerta de la antigua Luz divina se ha abierto y ahora inspiramos corrientes de Luz… ¿Por qué ahora y no antes? - ¡Así lo pasa en el mundo, y es evidente que así lo quiere el Señor! Y por qué es exactamente así y no es ni puede ser de otra manera, ¡eso únicamente sabe el Señor!

4. Mira, ¡allí abajo en la mesa del Señor están sentados sus discípulos principales! ¿Quienes son? ¡Yo conozco a todos! Pues son pescadores, y pocos entre ellos saben leer y escribir. Por otro lado, todos son gente honesta y aplicada... Consta que ninguno de ellos había buscado una Verdad más elevada y profunda de la Vida como nosotros dos, - y mira, ¡ellos han recibido una Luz antes que todos nosotros, que hemos buscado durante toda nuestra vida! Créeme, ¡nuestros nombres desaparecerán como la luz de un cometa y como la de un relámpago; pero la Luz de ellos y sus nombres lucirán hasta el fin de todos los tiempos y por toda la eternidad! - Ahora, ¿quién está situado mejor, uno que ha vivido y actuado en la Tierra como un hombre honesto o uno que ha dedicado toda su vida a la búsqueda de las Verdades interiores más profundas de la Vida?

5. La organización divina es y siempre seguirá siendo un misterio inexplicable para los hombres mortales. Pero qué otra cosa puede hacer el hombre impotente y débil que tomar las cosas con paciencia, tal como vienen, pues nosotros no podemos determinarlas ni cambiarlas. ¡¿Acaso ahora o antes nosotros hemos podido hacer algo para que ahora, como accidentalmente, llegáramos a la Luz enorme y más intensiva de la Vida?! Buscábamos durante mucho tiempo con todas nuestras “linternas”, para proporcionarnos por lo menos una idea de un Dios verdadero… para que con toda comprensión convencida podamos aceptar que debe haber un Dios que gobierna y domina todo. Pero, en vano...

6. Lo que buscábamos desvanecía lentamente más y más en un fondo, con lo que luego, en toda la Tierra amplia, nos quedamos verdaderamente sin un dios. Tú te hiciste un esenio y como tal un mago in optima forma. Yo, en cambio, aparentemente me quedé un fariseo empedernido y como tal ante el pueblo ciego –también aparentemente– realizaba milagros de religiosidad. Y de esta manera ambos continuábamos viviendo tranquilos, ya desde hace un buen tiempo.

7. El camino para acá al anciano pescador Marco, ambos lo hemos hecho con frecuencia por mera diversión. Pero nunca hemos presentido la más mínima señal de que aquí a los dos iba a aparecernos la mayor Luz de la Vida… que precisamente aquí íbamos a conocer al único Dios verdadero –del cual a pesar de todas las búsquedas antes realizadas ni siquiera podíamos formarnos una idea más mínima– y eso no sólo según la definición sino, increíblemente, en su propia Persona; además, de una manera que no deja lugar a dudas, tan pequeñas que fueran… Ves, ¡así pasa con todas las cosas por parte de Dios! Una vez que ya no se busca nada, ¡entonces frecuentemente se encuentra mil veces más de lo que se había buscado!

8. Verdad es que antes me has censurado cuando hice ciertas observaciones que ponían la indubitable Divinidad del Señor en duda. En secreto me gustaba tu seriedad, y si eso de mi duda simulada hubiese ido en serio, ¡créeme que también te habría replicado algo! Pero secretamente yo hallaba un placer justo sobre ti; pues me figuraba: “¡Si hubieras sabido por qué he levantado una duda, habrías debido dar gritos de alegría en tu corazón!”. Sólo me he sorprendido que no te hayas dado cuenta de la ecuanimidad alegre del Señor, y que las palabras que Rafael había dirigido a ti no las hayas considerado en su verdadera profundidad. Por eso te repito ahora que mis experiencias abundantes tienen un gran valor. Amigo, ¡el que ha visto las costas de Inglaterra, por cierto ya ha experimentado muchas cosas!

9. ¡Escoge solamente veinte amigos de los más probados y sinceros, y puedes estar seguro que entre ellos acecha un traidor que a la primera ocasión que se preste va a hacerse una canalla! Yo estoy aquí a la cabeza de cuarenta y nueve, ¿puedes tú suponer con certeza que entre ellos no habrá ninguno con dos lenguas? Pero al sabio basta poco - ¡espero que me entiendas! Pues, ¡actualmente aún no conviene hablar de eso con voz demasiada alta! Eso por eso que me levanté de la mesa, para que apartado de esta pueda cambiar unas palabras más libres contigo. Sí, sobre Florano puedes edificar con plena confianza; pero entonces quedan todavía cuarenta y ocho, de los que hace falta asegurarse perfectamente de su disposición interior, antes de empezar a cultivar con ellos una campo completamente nuevo.

10. Tú eras un ateo perfecto, y yo no menos; pero varios de los cuarenta y nueve eran siempre demasiado estúpidos para serlo; pues ellos creían en los engaños palpables del Templo. Por eso sólo pueden ser fanáticos supersticiosos, ciegos de estupidez. ¡Créeme que tales hombres siempre son más peligrosos para nosotros, los hombres verdaderos, que un rebaño de leones! Por eso aquí seguramente conviene aplicar cierta prudencia. Pero ves, mi oposición aparente contra el Señor tenía un buen resultado. La mayoría disentía de mí porque es de la opinión del sabio Florano; sólo debe todavía haber algunos pocos entre ellos que prefieren atenerse a lo que digo yo antes de lo que dice Florano. Pero incluso estos dicen que yo tal vez he exagerado un poco. Y ahora, querido amigo Roklus, ¡juzga debidamente y con razón si yo, en primer lugar, he obrado correctamente y, en segundo lugar, si igual a Florano soy digo de tu amistad!».


Capítulo 106. Los ángeles perciben el pensar del Señor sólo limitadamente.

1. «Mi más apreciado Estahar», respondió Roklus. «En efecto, te digo que para eso no habrían faltado tantas palabras, porque de todos modos enseguida he sabido con quien he hablado. Pues soy de la opinión llena de gran esperanza que nosotros dos, sirviendo a una y la misma finalidad, seguramente lograremos los éxitos más bendecidos. El Señor no nos abandonará con su Ayuda, y así seguramente nos acercaremos a un futuro excelente - un futuro que en la Tierra nunca podrá realizarse completamente, pero sí en el Más Allá, y eso de la manera más espléndida. Pero ahora, ¡volvamos a nuestros sitios! El viento algo fatal se está calmando, y el firmamento con sus innumerables estrellas queda completamente puro. Si no me equivoco, parece que el Señor vuelve a comunicarnos algo o va a revelarnos una nueva doctrina, ¡de modo que conviene que ahora dirijamos toda nuestra atención a Él!».

2. También Estahar tenía esta impresión y dijo: «Sí, tienes razón. Parece que va a acontecer algo, y me parece que tampoco los que le rodean saben qué va a suceder. Parece que Cirenio le pregunta secretamente qué piensa hacer; pero esta vez se tiene la impresión que el Señor no quiere soltar la respuesta correspondiente. Pues sí, mi querido Cirenio, ¡un Dios es todavía algo más que un Cesar de Roma!».

3. Dijo Roklus: «Me parece que todavía guardas cierto rencor a los romanos. Pero esto no importa; pues acá y allá estos se han comportado exageradamente como señores del mundo... - ¡Pero vamos ahora a nuestros sitios!».

4. Ambos se dirigieron a sus mesas. Cuando Estahar de nuevo tomó asiento, en seguida varios de sus compañeros le preguntaron sobre qué había conversado con el griego. Pero Estahar les reprendió su curiosidad femenina y por el momento no les dijo nada.

5. A eso Rafael se dedicó un poco a Roklus y le preguntó: «¿Ahora te sientes un poco aliviado?».

6. «¡Sin duda!», le respondió Roklus, «porque ahora sé por propia experiencia a qué atenerme con el anciano Estahar, y me alegro extraordinariamente también con él haber hallado confirmada completamente mi opinión que casi ningún sacerdote, de la doctrina que fuese, personalmente cree en lo que con fuego y espada hace creer a los demás. Pues también Estahar, igual como yo, era un ateo total; y sólo aquí, junto conmigo, se transformó en un verdadero creyente en Dios. ¡Pero ahora nada más de eso! Amigo de los Cielos, ¿no sientes que el Señor se propone algo? ¡O va a realizar un hecho o va a hablar algo!».

7. «Por cierto, porque el Señor nunca se para y siempre tiene algo en preparación. ¿Por qué iba ahora proponerse menos que en otras ocasiones?».

8. «Mi amigo celestial, eso lo sé tan bien como tú; pero aquí sólo se trata de la pregunta si el Señor se ha propuesto hacer algo especial».

9. «¡Ya vas a ver lo que sucederá!», le respondió Rafael. «Tampoco a nosotros el Señor siempre nos revela lo que Él intenta hacer, aunque seamos la expresión personificada de su archi-Voluntad. Nosotros, como emanación de su Vida archi-divina, de su Querer y su Ser, nos encontramos lo más cercanos de Él. Y en el fondo no somos otra cosa que la expresión de la Voluntad divina y de la Fuerza divina, pero no dentro sino fuera de su Ser personal, y también obrando fuera de su Ser. En el contorno de Dios somos aproximadamente lo que es la luz que emana del Sol, la que en todas partes a las que llegue anima, forma, genera, madura y perfecciona.

10. Si tú orientas un espejo hacia el Sol, entonces ves en él la imagen perfecta del Sol, y el rayo que te afluye de la imagen te calentará tanto como el rayo directo del Sol mismo. Y si captas el rayo del Sol sirviéndote de un espejo alejandrino –también llamado espejo cóncavo– entonces el rayo reflejado tiene un efecto de calor y luz mucho más elevado que la luz emanada directamente del Sol. Y esto, nosotros los arcángeles, lo somos en el sentido espiritual; y cada hombre espiritualmente perfeccionado será lo mismo en un grado aún mucho más elevado.

11. Pero como ningún espejo –tampoco un cóncavo– puede incluir en su imagen lo que está y sucede en el interior del Sol, así tampoco yo puedo percibir en mí lo que el Señor piensa y decide íntimamente. A su debido tiempo su Voluntad ya empezará a irradiarlo hacia el exterior, y yo y todos mis semejantes inmediatamente lo acogeremos perfectamente en nuestro interior, y lo propagaremos a toda la infinitud. Por eso, conforme a nuestra cualidad, también llevamos el nombre de “archi-mensajeros”, porque somos los portadores y realizadores de la Voluntad divina. Y mira, mi amigo más apreciado Roklus, precisamente ahora el Señor decide algo en su Interior, y yo no sé en qué consiste, ¡porque el Señor todavía lo retiene en Sí y no permite su emanación!

12. Bueno… ¡en el Señor hay todavía infinitamente mucho que no conocemos y que nunca llegaremos a conocer - al menos no como resultado de nuestro afán de indagación! Pero cuando Él lo quiera, entonces lo percibiremos y, conforme ello, en seguida entraremos en plena actividad. ¡Pero fíjate tú mismo en esto! Va a suceder algo muy importante, pero qué, ¡en seguida vas a verlo!».

13. Roklus comprendió las palabras de Rafael y le admiraba por su conocimiento de los espejos alejandrinos, los que él mismo había visto y probado en sus viajes en Egipto, y donde había conseguido uno para su instituto.


Capítulo 107. Una predicción del Señor sobre el futuro: el éxodo.

1. Era cerca de medianoche, había un cielo estrellado muy claro y había un silencio impresionante. Con una atención más viva, los ojos y oídos de todos estaban dirigidos a Mí, porque todos estaban esperando alguna doctrina o un hecho por Mí. Pero durante cierto tiempo Yo los dejaba permanecer en esta tensión, lo que era altamente beneficioso para sus almas.

2. Después de un poco más que media hora súbitamente me levanté y dije en voz alta: «¡Amigos, hermanos y “niños” Míos! Veo que todos esperáis ansiosamente si aún voy a decir o hacer algo... De veras os digo que por esta vez ya no he de decir ni de hacer nada más entre vosotros; pues durante los

7. días pasados que Yo me he encontrado entre vosotros ya os he presentado casi todo lo que por lo pronto os hace falta para que podáis acoger mi Reino completamente en vuestros corazones. Pero vuestro gran anhelo me obliga a decir o hacer todavía algo más delante de vosotros, a pesar de que también los miembros de mi cuerpo carnal se han cansado un poco. Pero, ¡¿qué no hace el Amor para aquellos a los que ama?! Por eso, ¡sed todos ojos y oídos!

3. Mañana nos separaremos por más tiempo, y apenas dentro de un año volveré a visitar esta región y pisarla con mis Pies; pero como aquí me he llevado una gran Victoria, por eso en este balneario y este puerto nuevo he establecido un monumento permanente que no será destruido tan fácilmente en su totalidad - a no ser en una época en que la fe en Mí desaparezcan, y con ella el amor… Por eso aún voy a hacer algo. Pero entonces cuando entre los hombres ya no habrá fe ni amor, hordas de bárbaros atacarán estos países y destruirán todos los monumentos de esta gran época - la época desde Moisés hasta a Mí.

4. Verdad es que eso podría ser impedido con facilidad, ¡pero a pesar de eso esto no será evitado! Aun cuando Jerusalén caerá, este balneario y el puerto todavía seguirán existiendo, pero no más de quinientos años... Pues os lo digo Yo: todo comenzará con Jerusalén… Pero los hombres no harán caso a las advertencias dirigidas a Jerusalén, sino que incurrirán en toda clase de perfidia, laicismo, malicia, orgullo, altanería, mentira, egoísmo, despotismo, fornicación y adulterio. Entonces será despertado un pueblo del Extremo Oriente que invadirá estos países, parecido a una egipcia nube de langostas, y destruirá todo: hombres y ganados, todas las ciudades, aldeas y viviendas; y deberá avasallar en todas partes los pueblos de la Tierra en Asia, África y Europa, y eso tanto tiempo hasta que sobre todos los impíos pase un juicio grande y universal.

5. Pero todos que me quedarán fieles en la fe y en el amor, ¡estos quedarán libres del juicio!, porque por ellos Yo mismo me ceñiré una espada y, delante de ellos, Yo entraré en combate. Pues cada enemigo tendrá que ceder ante mi Espada - la que se llamará Emanuel (Dios, el Señor, está con nosotros). Su agudeza será la Verdad, y su gran peso el Amor de Dios, el Padre de sus niños fieles. Quien quiera luchar, que luche con la agudeza de la Verdad de Dios y con el peso del Amor del Corazón del Padre desde la Eternidad. Equipado con este arma vencerá a cada enemigo de mi Nombre, o sea, enemigo de la Vida y de la Verdad».


Capítulo 108. La era de la técnica.

1. (El Señor:) «Pero al final vendrá un tiempo en el que los hombres alcanzarán una gran inteligencia y destreza en todas las cosas; pues construirán toda clase de máquinas que ejecutarán el trabajo de los hombres como si fueran razonables, o como animales; pero con ello muchos hombres quedarán en el paro y sus estómagos pasarán hambre. De modo que su miseria aumentará hasta un extremo increíble. Entonces de nuevo despertaré hombres que durante doscientos años anunciarán la Verdad de mi Nombre; y bienaventurados serán los que les harán caso, aunque sean muy pocos.

2. Cuando el número de hombres puros y buenos disminuirá como en tiempos de Noé, la Tierra sufrirá de nuevo un juicio general en que no serán dispensados hombres, animales ni plantas. A los seres humanos presumidos sus armas que despiden fuego y que aportan la muerte ya no les servirán, tampoco sus castillos ni sus vías de hierro en que se moverán con la rapidez de una flecha disparada. Pues el enemigo vendrá por el aire y destruirá a todos aquellos que siempre han hecho el mal. Ahí se tratará de una auténtica época de de mercaderes y cambistas.

3. Lo que Yo en el Templo de Jerusalén hace poco hice con los vendedores de palomas y los cambistas, esto entonces lo haré en gran escala en toda la Tierra, y por medio del enemigo destruiré todas las tiendas de los cambistas. Le enviaré desde los amplios espacios exteriores del aire hacia la Tierra, como un relámpago, con gran estruendo y estrépito... En verdad os digo que contra éste todos los ejércitos de la Tierra lucharán en vano. Pero los pocos amigos Míos no sufrirán a manos de este enemigo invencible, pues él los conservará para un semillero completamente nuevo, del cual saldrán hombres nuevos y mejores.

4. ¡Asimilad esto bien! ¡Pero no os imaginéis que Yo lo quiera de esta manera y que todo esto ya esté determinado así! ¡Todo eso sea lejos de Mí y de vosotros! Pero sí, será como antes de los tiempos de Noé: Los hombres harán cada vez un uso peor de los conocimientos y las habilidades adquiridos, pues de las profundidades de mi Creación provocarán voluntariamente toda clase de castigos sobre sí y, finalmente, también sobre toda la Tierra. En este caso digo con los romanos: “Volenti non fit iniuria” 24.

*24 No se causa perjuicio al que consiente destructor para que un necio que se precipita en un fuego no se dañara?! ¡¿O debería Yo quitar al agua la propiedad de ser agua, porque si por descuido, o provocado por otro hombre, o intencionadamente cae en la misma, el hombre tiene que ahogarse en él?!».

5. Pues sí, ¡que los hombres –con moderación y rumbo– tengan todo y que se establezcan las diversas comodidades para la vida terrenal… que economicen sus fuerzas físicas para ganar tiempo para ennoblecer sus corazones y sus almas… y que en mi Nombre durante toda su vida estén llenos de alegría! Pues entre ellos no debe haber hombres tristes ni los que sufren, salvo un pecador malintencionado que obra contra el buen Orden existente en mi Nombre.

6. Pero si con la destreza natural aumentada de los hombres también aumentará su egoísmo, su codicia y su despotismo, y con estos también las tinieblas de los ánimos, entonces es natural que también se producirán graves consecuencias inevitables. Pues, cuando continuáis poniendo un pie rápidamente ante el otro, entonces adelantaréis con rapidez; pero el que vacila en poner los pies el uno ante el otro, tiene que aceptar que incluso un caracol le adelanta... Caer de una gran altura, evidentemente puede causar la muerte del cuerpo; pero si alguien está consciente de esto y aun así salta de una gran altura a una profundidad considerable, ¿¡cómo se puede llamar esto!?

7. Ved, eso es travesura ciega… y la mala consecuencia de esta no es mi Voluntad, sino la ley inalterable de mi Orden eterno, la que no puede ser anulada ocasionalmente, y menos aún universalmente. ¡¿O acaso opináis que Yo debería quitar al fuego su calor


Capítulo 109. La condenación de los seres humanos por culpa propia.

1. (El Señor:) «¡Ved los montes llenos de bosques y de arbustos! Estos, en medida justa, absorben a los espíritus naturales (electricidad, efluvio magnético) que les convienen. Pero id y talad sus bosques, ¡y pronto sentiréis las consecuencias desastrosas! Ocasionado por estas, pronto vendrán tiempos en que enormes cantidades de libres espíritus naturales brutos empezarán a llenar más y más las capas del aire sobre toda la Tierra. Estos espíritus naturales, por no hallar lugares adecuados para vivir, establecerse y actuar, empezarán a concentrarse en gran número; y por su inquietud, su hambre y su sed –su impulso de asimilación– provocarán las tempestades más graves que devastarán todo, y que destruirán países enteros de tal manera que en los siguientes cien años –en muchos casos incluso hasta mil años– todo quedará desértico, a no ser que acá y allá aparezca alguna plantita de musgo. Pues incluso hoy día en la amplia Tierra hay lugares que tienen una extensión de muchas jornadas de viaje y que carecen de toda vegetación, como en el caso de la arena caliza exánime en las orillas del Mar Muerto en la Palestina Baja, a donde va el río Jordán.

2. ¿Acaso eso podría ser mi Voluntad? ¡De ninguna manera! Porque, donde los hombres deben querer y actuar libremente para que también en el espíritu se hagan hombres, allí no quiero entremeterme aunque ellos exagerasen todo desenfrenadamente, sino Yo consiento simplemente en que ellos consigan aquello por lo que habían luchado tan celosamente como si dependiese de ello la felicidad de su vida. No me importa si las consecuencias son malas o buenas. Lo que los hombres hacen, a ellos mismos recaerá... Aunque Yo sepa las consecuencias que algo producirá en el futuro, a pesar de eso no puedo ni debo entremeterme impidiéndoselas con mi Omnipotencia, porque si Yo lo hiciera, el hombre acabaría de ser hombre. Pues luego sería una máquina vivificada, nada más… y eternamente nunca podría tener valor, ni para sí, ni tampoco para Mí. Se parecería a un escribiente que por sí solo es incapaz de escribir una sola sílaba - pero si aun así debe escribir, un escribiente versado tendrá que dirigirle su mano desde la A hasta la Z; y cuando de esta manera haya escrito la disertación, no la comprende… Y aunque de esta manera haya escrito cien mil cartas, él mismo es tan poco un escribiente como el pizarrín con el que ha escrito. Asimismo, el hombre de esta Tierra no sería un hombre, si no se le dejara una libre voluntad totalmente inviolable y si no se le dejara actuar totalmente conforme a esta.

3. Verdad es que la voluntad del ser humano puede ser controlada por diversas doctrinas y leyes, y sin embargo, ni una doctrina ni cualquier ley puede ser un estorbo para la libre voluntad en la ejecución de lo que esta quiera. Si la voluntad del hombre quiere aceptar una enseñaza o una ley como pauta para sus actividades, entonces él mismo se atiene a ellas, y eso sin sentir íntimamente la menor obligación. Pero si no quiere aceptar una ley, ningún poder del mundo ni de los Cielos puede forzarle a eso - lo que, además, no es permitido de hacerlo. Pues como ya dije: sin la libre voluntad el hombre ya no es un hombre sino una mera máquina animada por la naturaleza, como las que los hombres con el tiempo aún inventarán - máquinas que ejecutarán los mismos trabajos completamente artificiales que hoy en día difícilmente un hombre es capaz de realizar. Sin embargo, tal máquina no será un hombre, ni según su forma, y aun menos según su función interior, pues no tiene una libre voluntad y por eso eternamente nunca podrá realizar una acción autónoma. Lo que la voluntad del hombre haya puesto en ella, esto también lo realizará, pero nunca algo distinto.

4. El hombre de por sí puede hacer todo lo que quiera y nadie puede impedírselo. De modo que el hombre con la Tierra que le lleva y que alimenta su cuerpo puede hacer lo que quiera, y en general sólo las consecuencias le enseñan si su voluntad era buena o mala.

5. Por eso cada ser humano tiene un intelecto y un juicio que proviene de este. Por eso puede ser instruido y hecho inteligente por medio de toda clase de enseñanzas, leyes exteriores y diversas experiencias; y luego él mismo puede elegir lo bueno, lo correcto y lo verdadero, y según estos determinar su actividad. Y a pesar de eso no sufre obligación alguna, porque el mismo elige libremente lo que reconoce como bueno, justo y verdadero.

6. Que los hombres en general por intereses mundanos frecuentemente pisotean con sus pies todo lo bueno, lo justo y lo verdadero reconocido, y que actúan contrario a todas las virtudes, esto cada día ya lo vemos comprobado palpablemente en cientos de casos, lo que demuestra una vez más que la libre voluntad del hombre no puede ser comprometida. Es posible que los hombres, con el tiempo, lleguen a inventar grandes cosas y consigan influir en la naturaleza de la Tierra de una manera que esta al final tendrá bastantes fugas. Las consecuencias, por supuesto, no serán agradables y parecerán como un castigo cierto de una voluntad mal empleada; ¡pero eso no ha sido mi Voluntad sino la de los hombres que ha causado todo!

7. Si los hombres quieren otro diluvio, ¡que con diligencia deshagan y perforen las montañas, y así abrirán las esclusas de las aguas subterráneas! Si los hombres quieren ver toda la Tierra en llamas, sólo tienen que destruir diligentemente todos los bosques y selvas, porque los espíritus naturales (electricidad) aumentarán de una manera que la Tierra de repente estará envuelta en un mar de relámpagos. - ¿Acaso también Yo iba a plagar la Tierra mediante el fuego? Por eso, ¡enseñad a los hombres a ser sabios, porque de lo contrario ellos mismos provocarán las catástrofes! Yo sé que así sucederá, y aun así no puedo ni debo intervenir con mi Omnipotencia, sino únicamente con mi Doctrina. - ¿Lo comprendéis?».


Capítulo 110. La devastación venidera de la Tierra. La seguridad de los hijos de Dios.

1. «Consta que lo hemos comprendido», respondió Cirenio. «Pero esta comprensión tiene nada de consolador para los seres humanos de esta Tierra. ¿Qué sirve la mejor Doctrina, si los hombres con el tiempo pueden volver a apostatarla y luego pueden provocar la perdición de toda la Tierra? Si nosotros ahora en calidad de testigos tuyos tuviésemos una vida de por lo menos mil años, y nuestros discípulos más jóvenes llegasen a la misma edad, esto sería suficiente para mantener tu Doctrina pura; pero si según tu alusión muy clara en primer lugar Tú mismo corporalmente dejarás esta Tierra atrás, y en segundo lugar los presagios se manifestarán más raras veces, ¡entonces no sé quién tendrá la culpa si la Tierra por la estupidez de los hombres finalmente quedará totalmente devastada! - ¡¿Para qué puede servir si la Tierra a duras penas todavía quedará mantenida por algunos miles años, si luego a pesar de todo evidentemente quedará devastada completamente?!».

2. «Amigo», le dije, «aunque en aquel tiempo no continuarás viviendo en la materia bruta en la que ahora vives, piensas y hablas, pero como espíritu continuarás viviendo mucho más consciente de ti mismo, serás más fuerte y más poderoso, y eso eternamente. Serás testigo ocular y auricular de todo lo que sucederá, y en lo que Yo inevitablemente tengo que consentir. Pero entonces seguramente todo te parecerá bien, e incluso tú mismo contribuirás para la corrección y para el castigo de los hombres… pues junto con millones de otros espíritus me interpelarás muchas veces sobre dar a la Tierra una nueva organización y forma… Pero Yo siempre os exhortaré que os ejercitéis en la paciencia y en el amor…

3. Y cuando algún día en la Tierra empiece a haber un caos indescriptible, esto, en mi Reino, te dará una gran alegría y dirás: “¡Por fin, por una vez, también en la Tierra material el Señor vuelve a hacer sentir su férula a causa de la injusticia manifiesta de los hombres!”. ¡Sé consciente de que Yo nunca dejé faltar hombres colmados de mi Espíritu - tampoco entre los paganos más tenebrosos! ¡Nunca debían pasar más de cincuenta años y ya había nuevos hombres aptos a mostrar a los seres humanos el camino correcto! Ahora Yo mismo vine a esta Tierra tan significativa para encarnarme como hombre, y también después de Mí hasta el final del mundo seguirán siendo mandados hombres a los “niños” del mundo, de los que siempre convertirán muchos a la verdadera Luz.

4. Esta Doctrina que ahora os está dada, nunca perderá una sola jota, lo que, sin embargo, para la generalidad mundial no será de gran importancia, porque esta, mientras haya y tenga que haber una materia, siempre estará en guerra con el elemento puramente espiritual. Pero aun así, ¡que a nadie entre miedo, porque siempre muchos son los llamados y pocos los escogidos!

5. Para los que se atengan a los escogidos, la Tierra siempre tendrá un pequeño refugio seguro; pero los que en sus corazones son demasiado sordos y ciegos, estos de vez en cuando serán separados como la mala hierba del trigo puro.

6. Por eso la Tierra seguirá existiendo como después de Noé, y será habitada por mis “niños” más lúcidos. Únicamente las inmundicias excesivas serán llevadas a otro centro de purificación - de los que hay muchos en mi Reino eterno, pues de estos eternamente nunca habrá escasez. Pero tales criaturas nunca llegarán a ser “niños” Míos, porque para esto es preciso que me conozcan bien y me amen sobre todas las cosas…

7. Ahora no hablo como médico milagroso Jesús de Nazaret, sino como Aquel que está en Mí desde la Eternidad… Yo os hablo como Padre lleno de Amor y de Misericordia y como Dios Uno que dice: “Yo soy el alfa y la omega, el eterno principio y la eterna finalidad de toda la infinitud; pues aparte de Mí ya no hay otro Dios”».


Capítulo 111. El fin de la materia terrestre.

1. (El Señor:) «Por eso os digo: Quien me buscará, quien me hallará y reconocerá, y luego me amará sobre todas las cosas… quien amará a su prójimo con toda la paciencia como a sí mismo –ya aquí o por lo menos en el Más Allá–, ¡Él será mi “niño”, es decir, mi hijo o mi hija! Pero el que no me buscará, tampoco me hallará, ni me reconocerá; y por lo tanto tampoco me amará y también carecerá de todo amor para con sus prójimos… ¡él nunca llegará a mi Filiación!, porque mis “niños” deben ser tan perfectos como Yo que soy su verdadero Padre mismo soy perfecto.

2. Es bien factible que los hijos mundanos más tarde lleguen a ser purificados; pues serán habitantes espirituales de aquellos cuerpos celestes y de aquellas uniones que les corresponden, porque en estos fueron purificados; pero nunca podrán frecuentar la Casa del Padre eterno que se halla en el centro del Cielo altísimo, como lo pueden mis verdaderos hijos - los que conmigo gobernarán eternamente toda la infinitud…

3. Pero esta Tierra –después de la última gran purificación anunciada– llevará hombres como ahora, sólo que estos hombres futuros serán mucho mejores que los de ahora… y continuamente tendrán mi Palabra viva…

4. Cuando después de tiempos para vosotros inimaginables la Tierra habrá liberado todos sus “cautivos”, entonces en la mar de la Luz solar también la Tierra misma será transformada en una Tierra espiritual. El género de las cápsulas ínfimas en que antes estaban cautivados los espíritus vivos y las almas, parece a la piedra pómez que –a pesar de que esta en realidad ya no es un elemento vital– todavía sigue siendo una materia orgánica basta y desgarrada que todavía contiene una especie de espíritus condenados, más ínfimos.

5. ¿Qué hacer con el sustrato cuando toda la vida inteligente se ha liberado de él? Carente de toda utilidad posterior, ¿acaso dejarlo flotar en el espacio infinito como un trasto de pómez totalmente calcinado? ¿O podría ser posible que en las esferas de los espíritus vivos que son de muchas maneras perfeccionados, tal trasto todavía pudiera ser algo? Pues sí, ¡debe ser algo!, porque en el espacio infinito –que también es mi Reino y mi Morada eterna– no puede encontrarse como existente algo totalmente muerto y carente de una finalidad… Pero hablando de una finalidad, consta que esta infaliblemente debe ser espiritual y eterna, ¡porque en ninguna parte puede haber una eterna finalidad material!

6. Toda materia limitada por el espacio y el tiempo, sólo puede tener una finalidad temporal. Si la materia durante cierto período ha correspondido completamente a tal finalidad… si con la materia como medio se ha logrado un fin de Vida superior… y si la materia en calidad de un recipiente antes sano e ideal para un fin determinado se ha gastado, pues se ha quedado quebradiza y porosa, y por eso completamente inutilizable para otro fin parecido ulterior, ahora, ¿en qué quedamos con este trasto de pómez?

7. ¡Fijaos en un cubo al lado de un pozo! ¿Qué se hará de él después de que haya servido durante muchos años para sacar agua? Una vez que se haya quedado poroso, ¿acaso en adelante todavía se podrá servirse de él para continuar sacando agua? ¡Por supuesto que no!, y por eso se lo quemará - de modo que quedará disuelto en humo y un poco de ceniza, la que con el tiempo por la humedad del aire también quedará disuelta en una especie de aire algo cargada - y sólo en este estado disuelto podrá volver a servir de una buena base para lo Espiritual real. Y aunque esta base ya no servirá para hacer de ella un cubo parecido, sí, puede servir para fabricar de ella ese género de cápsulas ínfimas muy tiernas - un género que puede llegar a ser portador del Agua Viva que surge de Mí».


Capítulo 112. La transformación futura de los mundos materiales en espirituales. La diferencia entre “niños” de Dios y “criaturas” de Dios.

1. (El Señor:) «Lo que por la razón humana acontece con el viejo cubo de agua –o lo que seguramente puede acontecer con él– eso, algún día, también sucederá con la Tierra, como también con todos los demás astros, incluso con los soles centrales principales, que luego se convertirán en astros completamente espirituales para que los habiten los espíritus bienaventurados.

2. Pero tales astros no estarán sólo habitados exteriormente, sino sobre todo interiormente, y eso en todos sus Templos de Vida interiores correspondientemente parecidos a las antiguas formas orgánicas-materiales…

3. Solamente entonces los hombres –como espíritus perfectos– llegarán a conocer perfectamente la naturaleza interior de los mundos que en tiempos remotos los habían llevado; y en toda la alegría no dejarán de maravillarse con la organización interior tan maravillosa y complicada - desde los órganos más pequeños hasta los más grandes...

4. Los pequeños planetas que no tienen luz propia –como esta Tierra y su Luna, la Venus, el Mercurio, el Marte, el Júpiter, el Saturno y todavía algunos más planetas parecidos– y que pertenecen a este sistema solar –como también los muchos cometas que posteriormente también serán planetas que llevarán seres humanos, eso en parte ya por una unión con un planeta ya portador de hombres, o por su propia madurez para hacerse un planeta–, después de haber transcurrido inimaginablemente muchos años terrestres, todos llegarán a su disolución en el Sol…

5. Al Sol 25 y sus muchos compañeros 26 la disolución final se les producirá en el Sol central27 de su “campo solar” 28. Estos Soles centrales llegan a una edad muy elevada –y para estos un eón29 de años terrestres es justamente lo que para esta Tierra es un año– y a los Soles de orden inferior los exceden en todas sus relaciones de existencia en más de cien mil millones veces. Luego a estos Soles centrales de “campos solares” 30 se les producirá su disolución final en los Soles centrales31 de “regiones solares” 32, los que naturalmente en todas las relaciones de su existencia son más de cien mil millones veces más grandes que los Soles de orden inferior a ellos. A estos Soles centrales de “regiones solares” les llegará su disolución final en los Soles centrales de “universos solares” 33, y a estos, en las mismas condiciones, finalmente en un Sol central principal 34 que ya no gira. El tamaño material de un Sol central principal os resultaría totalmente inconmensurable…

*25 Como Sol del sistema planetario es del 5. orden
*26 donde Alfa Centauri es nuestro Sol vecino más cercano
*27 Como Sol central de un “Campo solar” es del 4. orden
*28 El conjunto de un Sol central de cuarto orden y el gran número de sistemas planetarios que giran alrededor de él forman un campo solar.
*29 decillones veces un decillón
*30 Soles del 4. orden
*31 del 3.orden
*32 El conjunto de un Sol central de tercer grado y inimaginablemente muchos campos solares que giran alrededor de él forman una región solar.
*33 que son Soles centrales del 2. orden
*34 Sol central de un “cúmulo cósmico globular”, Sol del 1. orden. (dentro de nuestro “cúmulo cósmico globular” se trata de Regulus en la constelación Leo Mayor) una “región solar” ya más hondos… y aún mucho menos de los Soles centrales de un “universo solar” que tienen una duración para vosotros nunca imaginable… y muchísimo menos aún la perduración de un Sol central principal … y eso aún menos, teniendo en cuenta durante cuánto tiempo los Soles todavía producen nuevos astros… cuánto tiempo los Soles centrales todavía producen nuevos Soles de sistemas planetarios… y cuánto tiempo los Soles centrales principales todavía producen enteras legiones de Soles de toda clase…

6. Pero, ¿dónde llegará este a su disolución final? - ¡En el Fuego de mi Voluntad!, y tras esta disolución de lo temporal, todos los cuerpos cósmicos volverán a sus antiguos ordenes y funciones –por supuesto dentro de lo espiritual–, para una eterna existencia espiritual en toda su magnificencia, magnitud y maravilla.

7. Por supuesto, no debéis imaginaros este tiempo como si todo eso iba a acontecer mañana o pasado mañana… pues si por cada grano de arena que existe en la Tierra contaseis un año terrestre, entonces esto difícilmente bastaría para representar con esto la etapa de la perduración material de la Tierra... Siendo así, ¡ni hablar de la perduración del Sol mucho más larga, y aún menos de la perduración de uno de los primeros Soles centrales que es un Sol de un “campo solar”!… y aún menos de los Soles centrales de

8. A pesar de semejante perduración de los enormes astros –para vosotros inimaginable– llegará el tiempo en que su plazo terminará. Y con eso, de nuevo, se habrá realizado y terminado un período de Creación. Después de esto, en un Territorio infinitamente lejano, será procedido a una nueva Creación en la cual –como también en incontables nuevas Creaciones siguientes– también vosotros participaréis con vuestra actividad con un poder cada vez más perfeccionado, pero que conste: ¡Únicamente como verdaderos “niños Míos”!

9. Quien no ha alcanzado la Filiación de Dios en el camino prescrito, aun así vivirá en su Tierra espiritual como ser perfeccionado y razonable, pues en todo caso vivirá, actuará y se moverá como criatura feliz… También visitará otros mundos espirituales vecinos, ¡e incluso podrá recorrer todo su cúmulo cósmico globular!, pero más allá de esto nunca llegará. Además, nunca alimentará ganas vivas por algo más sublime.

10. Pero mis “niños” siempre estarán conmigo; pues pensarán, sentirán y obrarán conmigo, como de un corazón común. En esto consiste la diferencia infinita entre mis verdaderos “niños” y las criaturas bienaventuradas dotadas de razón e inteligencia. Por eso, ¡tomad precauciones para que en tiempos venideros seáis considerados dignos de ser “niños” Míos!».


Capítulo 113. Los seres humanos de los mundos astrales y la filiación de Dios.

1. (El Señor:) «Os digo que en el espacio para vosotros inconmensurable existen innumerables cúmulos cósmicos globulares. Cada uno de estos –que ocupa un espacio para vosotros inconmensurable porque es portador de eones veces eones de Soles y regiones solares– está habitado de innumerables criaturas, o en cuerpo físico o ya puramente espiritual. Y según el género de las criaturas, estas en general tienen una razón lúcida y una inteligencia sutilmente calculadora que frecuentemente alcanza una agudeza que os obligaría a esconderos ante ella.

2. Estas criaturas de vez en cuando tienen presentimientos parecidos a sueños, que en alguna parte hay “niños” del supremo Espíritu eterno… y en secreto no pocas veces alimentan el deseo de llegar a ser “niños” como estos, cueste lo que cueste… Pero esto, en general, no es factible. Porque todo debe permanecer y continuar dentro de su orden, como en el caso del hombre, donde los miembros y las partes de la articulación de las rodillas tampoco podrán ser reformados en los ojos tan nobles de la cabeza, y los dedos de los pies tampoco en orejas... Todos los miembros deben quedar lo que una vez han llegado a ser; y aunque las manos deseasen poder ver, este deseo sería en balde. Pues seguirían siendo manos ciegas, sanas y afortunadas; dado que aun así de todos modos les llega bastante luz por medio de los ojos nobles en la cabeza.

3. Del mismo modo no hace falta que la Tierra sea un Sol para iluminar su suelo que de por sí es oscuro, porque recibe luz suficiente de un Sol. Del alimento que toma un hombre, todas las partes de su cuerpo deben ser nutridas según su género, de modo que también los ojos y el corazón. Sólo las partículas purísimas y más afines a la luz son elegidas para la alimentación de los ojos, y las partículas anímicas y muy afines a la Vida en Amor se asimilan con la sustancia vital del corazón. Los elementos más bastos llegan como alimento adecuado a los componentes muy variados del cuerpo; ahí para el ojo resultaría fatal si recibiese elementos que sólo son indicados para alimentar un hueso...

4. Así también causaría un resultado muy malo si Yo, en el gran Orden general de la Creación, admitiese a criaturas humanas de otros mundos para la formación de los muy propios niños de mi Corazón. Verdad es que de vez en cuando es posible conceder tal permiso, ¡pero para esto hacen falta grandes purificaciones, precauciones y preparativos! A tal Gracia llegan ante todo las almas de este Sol o los arcángeles primarios a los que incumbe el deber de dominar, guiar y organizar los cúmulos cósmicos globulares, y también él de mantenerlos orientados en el mejor Orden. Pero con lo enormemente grandes que estos aspirantes a hacerse niños Míos sean en todo, a pesar de esto tendrán que conformarse de ser tan pequeños como Yo aquí, y deben soportar toda clase de humillaciones…

5. También del Sol central35 del “campo solar” de este sistema solar –del cual también nuestro Sol forma parte– almas pueden trasladarse a esta Tierra para lograr mi Filiación, como también del Sol central36 de la “región solar” y del Sol central37 del “universo solar” - eso mientras todos estos astros sean de la misma galaxia en que se encuentra esta Tierra… Pero desde el Sol central principal difícilmente podrá trasladarse algún alma a la Tierra, porque estas almas son tan gigantescas pues contienen tan enorme cantidad de sustancia que no cabe en el cuerpo pequeño de una criatura terrestre.

6. En algunos continentes de este gigantesco Sol central principal existen criaturas tan enormes que su cabeza es por lo menos mil veces mayor que toda esta Tierra, pero aun así mi verdadero “niño” más débil de esta Tierra pasajera –por mi Espíritu en el corazón de su alma– es infinitamente más poderoso que miríadas de aquellos hombres gigantescos del Sol central principal.

7. ¡Por eso sed conscientes de lo que significa ser un “niño” del Altísimo, y de la prueba de la libre voluntad inviolable y autónoma más elevada que hace falta para que el alma pueda unirse a mi Espíritu en vosotros - ¡el único medio que os facilitará haceros perfectamente “niños Míos”!».

*35 del 4. orden
*36 del 3. orden
*37 del 2. orden


Capítulo 114. El gran Hombre de la Creación y la Tierra.

1. (El Señor:) «Por supuesto, con razón bien fundada ahora podéis preguntar cómo precisamente esta Tierra tan pequeña con sus hombres tan pequeños ha recibido tal honor y Gracia, dado que en el espacio infinito de la Creación existe un sinnúmero de mundos luminosos mucho más grandes y magníficos, los que supuestamente serían mucho más apropiados para llevar, alimentar y abastecer a los “niños” de Dios convenientemente. ¡De modo que como “niños” de Dios, los hombres gigantescos del Sol central principal serían de una presencia mucho mejor que los miserables gusanos de esta Tierra pequeña! - Según las apariencias exteriores no hay mucho que se podría objetar a esta pregunta, ¡pero dentro de las relaciones interiores de los asuntos de la Vida, eso sería más bien algo imposible!

2. Cerca del centro del corazón el organismo de cada ser humano tiene su nervio vital - un bulto minúsculo que vivifica todo el organismo del cuerpo. Las partes de esta composición única tienen una función que atrae el éter vital de la sangre y del aire inhalado - primero a ellas mismas para que se mantengan en una actividad muy viva y, segundo, para que transmitan esta actividad vital a todo el organismo… pues así vivifican todo el cuerpo de la manera más acertada.

3. Aun si se te cortase un pie o una mano seguirías viviendo, como lo ves confirmado por muchos soldados ancianos que en las batallas perdieron manos, pies, orejas o narices, pues aun siendo inválidos continúan viviendo. Pero la lesión mínima del corazón en que se encuentra el pequeño nervio principal de la Vida, tiene por consecuencia la muerte instantánea del cuerpo.

4. Tal como estas medidas están tomadas en el cuerpo humano como también en los animales de sangre caliente, así también sucede en el mayor universo infinito de la Creación: El conjunto de todos los innumerables cúmulos cósmicos globulares representa en su totalidad un hombre gigantesco, inconcebible para vuestros conceptos. En este Hombre Cósmico 38 el cúmulo cósmico globular en el que nosotros nos encontramos es el corazón; y para todo este enorme Hombre Cósmico precisamente esta Tierra es el minúsculo nervio principal vital - el que no se encuentra exactamente en el centro del corazón, sino un poco más al lado izquierdo del mismo.

*38 Los cúmulos cósmicos globulares de los cuales está compuesto el microcosmo del gran hombre cósmico de la Creación corresponden a los átomos y moléculas de los cuales está compuesto el microcosmo del cuerpo humano. De modo que nuestro macrocosmo es el microcosmo del gran hombre cósmico.

5. En el centro del corazón también se encuentra un complejo de nervios muy grande; pero en este no está la sede de la Vida principal, sino se trata sólo de un taller para recibir y guardar la sustancia nutritiva vital extraída de la sangre y del aire. Sólo a partir de allí el nervio principal vital la asimila y la fecunda, o antes la bendice como sustancia apropiada para la Vida, es decir, para la convivencia natural provisional con el alma, la que sin este nervio no sería capaz de entrar en relación con el organismo del cuerpo.

6. De modo que el nervio vital principal en el lado izquierdo del corazón es una verruga muy pequeña y poco vistosa, parecida a una verruga sensible muy pequeña debajo del dedo meñique en el pie izquierdo y otra correspondiente en el pie derecho. Estas verrugas, sólo cubiertas por la piel, son los principales conductores del sentimiento de los pies… Pero ¿quién les presta atención?, y ¿quién sabe lo que son?

7. Si alguien tuviese la mala suerte de perder los dedos meñiques de sus pies, él andaría con grandes dificultades - con dificultades mucho mayores que si hubiese perdido los dedos gordos... Y si ahí alguien preguntase: “¿Por qué, Señor, en tu gran Creación infinita, en general precisamente a las cosas más pequeñas les has dado la facultad de surtir el mayor efecto?”.

8. Entonces Yo le devolvería la pregunta: “¿Por qué ya con vosotros, los hombres, con frecuencia la piedra fundamental para una casa es mil veces más pequeña que toda la construcción, a pesar de que esta tiene su punto principal de apoyo en la piedra fundamental bien colocada? ¿Por qué existen tantas mentiras, mientras que en el Reino de la Verdad no hay más que una sola Verdad fundamental? ¿Por qué es el roble un árbol tan grande, mientras que el germen de su fruta –el que ya incuba innumerablemente muchos robles muy altos– es tan pequeño como el grano de arena más pequeño?”.

9. A vosotros que ahora sois mis amigos, os digo que en toda la gran Creación hay todavía muchas cosas cuya finalidad y naturaleza os parecerían muy extrañas si ya supieseis todo acerca de la Creación de un cúmulo cósmico globular. Si Yo quisiera llamar vuestra atención sobre algunas pocas de tales singularidades, entonces os llevaríais las manos a la cabeza y exclamaríais: “Señor, ¡no puede ser que esto sea así! ¡Porque esto contradice demasiado a todo raciocinio ya algo despierto!”. En pocas palabras: ahora todos vosotros no podéis comprenderlo, ¡pues sólo para citar una mínima parte de estas singularidades conflictivas, harían falta tantos milenios como hay granos de arena en el mar!

10. Una vez que Yo haya regresado a mi Reino y mi Espíritu os colmará, este ya por Sí mismo os introducirá en toda la Verdad… y entonces ya no hará falta que preguntéis: “Señor, ¿por qué esto y por qué aquello?”. Porque se os quitará la venda de los ojos y veréis en la Luz más clara lo que ahora apenas sospecháis tenebrosamente. Por eso, ¡contentaos de momento con lo que ahora habéis oído! Porque sólo es una semilla puesta en vuestro corazón, y sus frutas sólo las cosecharéis maduras cuando en vosotros mismos salga el Sol de mi Espíritu.

11. ¿Habéis comprendido algo de lo que ahora os he dicho? ¡Tened el corazón abierto y confesadlo, porque desde ahora sólo me quedan siete horas enteras para estar entre vosotros! ¡Hablad ahora y confesad dónde alguien de vosotros todavía se encuentra en tinieblas, y Yo le guiaré a la Luz más clara - aunque ahora no sea en la plena Luz de la Vida espiritual!».


Capítulo 115. Naturaleza y contenido de un cúmulo cósmico globular.

1. Por fin, nuestro Matael volvió a tomar la palabra: «Señor, ¡eso para nosotros son “pueblos de escitas” que prácticamente existen en ninguna parte, y de las cuales por eso no podemos formarnos la menor idea! Para ti es muy fácil hablar de tu Creación infinitamente grande; pero para nosotros –que apenas sabemos el tamaño ni la forma que nuestra Tierra– lo que Tú acabas de explicarnos es bastante incomprensible.

2. En mi fantasía muy viva he entendido varias cosas, pero sólo como en un sueño fugaz, sospechando algo grande y sublime detrás de esto. Pero muchos de mis compañeros lo tienen por necedades inconcebibles, de las que ningún sentido común tan sano que fuera jamás llegaría a comprender algo. Para comprender algo tal más claramente, deberíamos estar familiarizados a fondo con las matemáticas y la antigua astronomía egipcia, y ser expertos en su gran sistema numérico. Pero como carecemos casi totalmente de los elementos científicos, tu Explicación actual tan maravillosa en ningún caso nos facilita ver este asunto con claridad.

3. En verdad, en otra ocasión ya nos habías concedido echar unas miradas al gran espacio de tu Creación, pero en lo que se refiere a mí, todavía me quedaban unas cuantas preguntas. Ahora te has explayado particularmente sobre la parte material de tus Creaciones. Pero en realidad, esto no nos sirve para mucho; pues consta que es imposible que podamos comprender esto perfectamente dado que para esto carecemos de todas nociones básicas.

4. Para comprender todo eso un poco mejor, deberíamos por lo menos también tener conocimientos de uno de los mencionados cúmulos cósmicos globulares y de las diversas especies de Soles y de Soles centrales que en él predominan. Si eso fuera el caso, entonces ya podríamos imaginarnos con un poco más de claridad los muchos demás cúmulos cósmicos globulares incontables, como también los sistemas de Soles centrales. Pero tan sólo uno de los cúmulos cósmicos globulares ya tiene su enorme busilis - por no hablar de los muchos otros, de los cuales, sin duda, cada una tendrá otra organización y otra finalidad.

5. ¿Qué pasa pues con las historias sobre los Soles de sistemas planetarios… sobre los Soles centrales de campos solares… sobre los Soles centrales de regiones solares… sobre los Soles centrales de universos solares… y finalmente incluso sobre los Soles centrales principales? - Pues ¡todo eso son historias con las que no habían soñado el famoso Ptolomeo ni Julio Cesar que también era un astrónomo!».

6. A estas palabras respondí: «Mi querido Matael, veo que estás un poco enfadado, en parte porque acabo de hablaros de cosas que comprendéis poco o en absoluto, y en parte porque eres malhumorado contigo mismo; pues a pesar de que seas de mucha lectura y tengas muchas experiencias e ideas muy respetables, no puedes comprender bien lo que Yo acabo de deciros... Pero mira, ¡todo eso no es muy justo de tu parte, porque el hombre no sólo se hace sabio por lo que oye y comprende instantáneamente, sino en la mayoría de las veces por lo que oye pero no comprende!

7. Nadie que ha comprendido una cosa continuará reflexionando sobre ella. Pues lo que se posee, ya no se trata de obtener o ganárselo arduamente, sino se descansa desahogadamente ante lo que ya se tiene en su poder. Pero lo que aún no se tiene –sobre todo cuando se trata de un objeto de gran valor–, esto se intenta obtenerlo con toda diligencia hasta que se logre por lo menos una parte de ello.

8. Mira, si me interesara hacer de vosotros hombres que tienen pereza de pensar, entonces me resultaría muy fácil delante de vuestros ojos dibujar en el aire un cúmulo cósmico globular, y comprenderíais todo el sistema de él tan fácilmente como dos denarios más otros dos denarios ciertamente hacen cuatro denarios. Pero Yo quiero manteneros en gran actividad de pensar, y por eso en la explicación dirigida a vosotros os he dicho algo que os despierta y os quita el sueño.

9. En otra ocasión ya os había dicho algo de esto y, por la misma razón, tampoco lo habíais comprendido verdaderamente bien. De modo que ahora también podría deciros esto, sin que Yo precisamente cuente con que lo comprendáis verdaderamente, sino para que en buenas ocasiones frecuentemente reflexionéis sobre este particular - sobre todo en noches estrelladas.

10. Para facilitaros un poco el pensar sobre esto, voy a llamaros la atención sobre algo parecido que hay en esta Tierra. ¡Fijaos en una organización militar y aproximadamente ya tenéis la organización de un cúmulo cósmico globular con sus Soles centrales de diferente orden y su Sol central principal! - Ahí hay un jefe inferior que manda sólo sobre diez a treinta soldados, y luego hay otro jefe ya más poderoso que manda sobre diez de estos jefes de primer orden. El primer jefe se asemeja a un Sol planetario, y los diez a treinta soldados comunes asemejan a los planetas que giran alrededor del Sol. El segundo jefe superior que manda sobre las diez brigadas antes nombradas ya se asemeja a un primer Sol central del sistema, alrededor del cual en diferentes distancias gira una multitud de Soles planetarios con sus planetas frecuentemente muy numerosos. Estos Soles planetarios que giran alrededor de un gran Sol central, junto con este forman un “campo solar”, ¡de lo que por el momento debéis ser bien conscientes para poder comprender más claramente lo que sigue!

11. ¡Ahora pasemos a un jefe de ejército de tercera clase! También a este están subordinados aproximadamente diez jefes que son de segunda clase; y él tiene que organizar y dirigirlos en su totalidad. Las órdenes de este jefe de tercer grado –al que vamos a llamar “capitán”–, sólo serán dadas a los jefes de cohortes subordinados. Estos luego las comunican a los jefes de brigadas y sólo estos a los soldados comunes. Antes hemos hablado de un “campo solar”, y se entiende por sí mismo que en el espacio infinito de la Creación también habrá varios “campos solares” que también deben tener un cuerpo guiador común mucho mayor.

12. Llamemos la tropa militar bajo un capitán una “compañía” e imaginemos ahora diez a treinta compañías bajo un soberano, el que, por ejemplo, es un coronel que normalmente tiene que mandar sobre una legión que en la mayoría de las veces consiste en diez a veinte compañías. Entonces tal legión ya forma una fuerza armada considerable pues representa una parte importante de un ejército. Ahora, oportunamente, podemos comparar una legión con un “universo solar”. Pero como varias legiones están bajo las órdenes de un general, así también los universos solares están subordinados a un Sol central aún mayor y más poderoso, al cual, para distinguirlo de los anteriores, vamos a llamarlo “Sol central de un universo solar”.

13. Todos estos muchos ejércitos están subordinados a un solo monarca, y de la misma manera también los extremamente muchos universos solares están subordinados a un Sol central principal común. Este Sol central principal, por supuesto, tiene que tener un tamaño colosal para poder atraer todos los muchos universos solares, el Sol del sistema planetario, y sus planetas individuales junto con sus lunas; además, ¡para poder hacer que giren alrededor de él en órbitas inmensurablemente extensas!... Tal auténtica monarquía solar Yo la llamo un “cúmulo cósmico globular”, y eso por razones fundadas…

14. El cúmulo es globular porque su forma es perfectamente redonda… Y es un cúmulo porque engloba todos los astros que se encuentran en él, pues todos estos envuelven vida espiritual juzgada, porque al fin de las cuentas la portadora del conjunto ella misma es una vaina cósmica, dado que en ella se hallan eones veces eones de Soles completamente encapsulados para mantener un orden determinado. - ¡Dime, Matael, si ahora me has comprendido más claramente que antes!».


Capítulo 116. La insuficiencia de la comprensión humana. El consuelo en el Amor divino.

1. «Oh, Señor, ¡te doy las gracias por esta explicación tan amplia!», me respondió Matael, «porque sólo gracias a esta recibí ahora una idea bastante clara acerca de un cúmulo cósmico globular, y por el momento estoy completamente satisfecho con esto. Lo que se refiere a los innumerables otros vecinos parecidos en el espacio amplio de la Creación, en realidad no me importa; pues soy de la opinión que un espíritu humano con este uno ya tiene bastante por todas las eternidades.

2. Ahora fijémonos tan sólo en nuestra Tierra tan pequeña: ¿cuánto tiempo costaría a un hombre recorrerla punto por punto sobre toda su superficie, sobre tierra y mar? No creo que cinco a seis mil años serían suficientes para poder decir: “En toda la Tierra extensa ya no hay un solo punto que mi pie no ha pisado”. Si ahí se añadiese también el tiempo de las investigaciones serias y al mismo tiempo las horas de descanso y de distracción que realmente no pueden ser omitidas… más el tiempo empleado en la observación muy edificante de tus grandes Obras maravillosas, de los paisajes aquí y allá divinamente preciosos… y como con frecuencia en una región sumamente bella gustaría mucho permanecer durante algunos años... sí, ¡entonces, para explorar esta Tierra, ya se necesitaría varios centenares de miles de años!

3. Pero si nos resultara posible explorar todas las innumerables cámaras interiores de esta Tierra, ¡¿cuánto tiempo nos entretendríamos sólo con esta Tierra?! Bueno, ¡para eso bastaría ni un millón de años, sobre todo si en los grandes talleres interiores de la naturaleza y de sus espíritus se pudiese pararse y observar cómo, en principio, se desarrollan las muchas obras y cómo después se transforman en otras cosas y formas totalmente diferentes!

4. Si se considerase también eso, entonces tan sólo con esta Tierra ya se tendría que contar con mucho más que mil millones de años terrestres para que –por supuesto como hombre limitado en tiempo y espacio– luego con buena conciencia se podría decir: “Ahora conozco la Tierra de manera efectivamente real, punto por punto, y de un órgano a otro”…

5. Después de la Tierra, ante todo, habría que tener en cuenta la Luna. Pero para llegar a su conocimiento total, esta también requeriría algunos centenares de milenios terrestres. Luego seguirían en la serie de ser observados y explorados los demás planetas, en parte mucho más grandes que esta Tierra. De estos –por ser astros extraños pero seguramente aún mucho más maravillosos que esta Tierra– por los milagros fenomenales que presentan, finalmente no se podrá separarse, de modo que se pasaría otro sinnúmero de milenios a causa de estas maravillas magníficas.

6. Y sólo ahora llegaríamos al gran Sol con todas sus campiñas de luz tan magníficas, espléndidas y suntuosas. Yo diría que ahí convendría ya quedarse por una eternidad, y seguro que aun así continuamente habría cosas nuevas a mirar e investigar. Suponiendo que sus seres humanos son sumamente hermosos, sabios y amables, ¡entonces ni hablar de una continuación de los viajes! ¡Pues ya no habrá sistemas matemáticos con los que se podría expresar y contabilizar los tiempos de permanencia que se necesitaría para explorar el gran Sol, saboreándolo un poco!

7. Bueno… ¡así habríamos terminado con nada más que un pequeño Sol planetario! De modo que todavía quedarían eones veces eones de Soles y entre ellos también los gigantescos Soles centrales principales. Pero ¡vale ya! Sólo para llegar a un conocimiento completo de este solo cúmulo cósmico globular, ¡ya se necesitaría eternidades enteras! Ahora, ¡¿quién iba aún a pensar en la exploración de un segundo cúmulo cósmico globular?! Por eso con este uno tengo más que suficiente para toda la eternidad, y con mucho gusto cedo los demás cúmulos cósmicos globulares incontables a los demás espíritus superiores para que los exploren. Pues yo empiezo a marearme si tan sólo pienso en este uno…

8. Oh, Señor, ¡tu Amor es el mayor consuelo para mí, y en él me oriento; pero la magnitud de tu Poder y de tu Sabiduría me devora como las fauces enormes de una ballena se tragan un pequeño gusano, pues este era, pero poco después ya no existe! ¡En tu Magnitud, oh Señor, eres un mar de fuego espantoso; pero en tu Amor eres un almíbar de miel! Por eso yo me atengo a tu Amor; y para mí la Magnitud de tu Poder y de tu Sabiduría prácticamente no existe porque no la concibo y nunca la concebiré. Pero concibo el Amor, y este recrea y reanima deliciosamente mi corazón y conforta mi Vida.

9. Verdad es que ahora comprendo muchas cosas grandes e importantes; pero, ¿quién las comprenderá después de mí? Como veo que todas estas muchas cosas que Tú acabas de explicarnos deben ser completamente incomprensibles para miles veces miles y otra vez miles veces miles de hombres, el hecho de que ahora comprendo y reconozco muchas cosas extraordinariamente grandes ni siquiera me da una satisfacción, porque no podré hacer que también otros puedan asimilarlo, dado que la humanidad, en general, se encuentra en un grado de desarrollo espiritual demasiado inferior.

10. Reconozco remotamente que no debe ser totalmente imposible el estimular a la mayoría de los seres humanos que te reconozca al menos exteriormente hasta cierto punto… que Tú eres un Dios que ha creado todo y que ahora lo mantiene… y que entonces también empiecen a amarte, a temer y a adorarte… pero dar a sus conceptos deformados y limitados una idea más clara y detallada de ti, ¡esto me parece prácticamente imposible!

11. Pero donde se intenta construir alguna obra, ante todo hay que tener un fundamento sólido porque sobre un suelo de arena muy flojo o también sobre un pantano no se puede edificar un castillo. Por eso, tanto para mí como para mi pueblo, de ahora en adelante me quedaré únicamente con el Amor… lo que este me dará y desvelará, esto deberá ser aceptado para siempre en la esfera de mi sabiduría. - ¿Acaso no tengo razón?».


Capítulo 117. El reconocimiento de la Divinidad de Jesús como condición previa para amar verdaderamente a Dios.

1. «¡Por supuesto!», dije Yo, «¡porque el que está en mi Amor, está en todo lo que surge de Mí! Pero únicamente mediante mi Amor me reconocerás difícilmente como Tal que Yo realmente soy... Pues mira, tú puedes amar a tu mujer profundamente y, mutuamente, tu mujer también a ti, ¡pero por eso para tu mujer no serás un dios, ni tu mujer será una diosa para ti!

2. Si tú me amaras como mero hombre aunque sea muy bueno y juicioso, y Yo te amara de la misma manera, entonces podríamos andar juntos durante eones de años, y tú no me reconocerías como Dios ni me darías una bienvenida como a Tal…

3. Si quieres reconocerme como Tal que me encuentro delante de ti, entonces Yo tengo que darme a conocer a ti mediante mis Palabras y mis Hechos. Si de estos me has reconocido verdaderamente, y ante mi Poder y mi Sabiduría has aprendido reconocer que Yo evidentemente soy más que simplemente un hombre bueno y juicioso, ¡sólo entonces ante Mí tu corazón se hundirá en el polvo, en toda humildad… y sólo en tal humildad justa tu corazón se enardecerá vivamente en todo amor a Mí… pues sólo así hallarás la causa más viva para amarme a Mí –tu Dios y tu Creador– sobre todas las cosas, fiel y verdaderamente! Y lo que vale para ti, ¡esto vale también para cada otro ser humano!

4. El que no me reconoce como Dios, tampoco puede amarme verdaderamente como a un Dios, o sea, amarme más que nada... ¿Habrías podido reconocerme jamás como Dios, si de Mí apenas hubieras observado acciones, hechos y palabras meramente mundanos? ¡Seguro que no! - ¿Y habría tu amor para Conmigo llegado a ser tan poderoso si nunca hubieses descubierto algo Divino en Mí? Si sólo me hubiese acercado a ti con todo Amor y afecto –como a lo sumo un novio a su novia–, no habrías llegado a saber que el Espíritu del Dios Supremo mora, obra y surte efecto en Mí por medio de consejos, palabras y hechos, sino únicamente mi Sabiduría y mi Poder te lo han hecho saber. Por eso no es realmente justo que tú clasifiques la Magnitud de mi Sabiduría y Poder como un mar de fuego espantoso, y que eres de la opinión que los seres humanos nunca deberían tener que ver algo con eso. ¡Pues consta precisamente lo contrario!

5. Ante todo los hombres deben buscar mi Reino con toda ansia posible. Y, como futuros “niños” Míos, deben empezar a familiarizarse más y más con la gran Casa del Padre, y eso en cada esfera y relación. Así también crecerán en el Amor verdadero lleno de humildad, y se complacerán cada vez más en el Padre como también Él en ellos.

6. Cuando los hombres actuarán así –y de esta manera vivirán una Vida verdadera por medio y dentro de Mí en mi Sabiduría, Amor y Omnipotencia– entonces en todo serán lo que en realidad deben ser. Pues sólo así llegarán a ser “niños” Míos y serán tan perfectos como Yo mismo soy perfecto, ¡con lo que nunca considerarán mi Sabiduría, Omnipotencia y Amor divinos como un mar de fuego espantoso! - ¡Supongo que ahora también esto te habrá quedado claro!

7. Pero os digo a todos que por el momento no debéis enseñar a los pueblos todo lo que ahora acabo de mostraros. ¡Enseñadles ante todo reconocer a Dios, tener una fe viva en Él y amarle sobre todo! Todo lo demás les será revelado por el espíritu mismo según convenga».


Capítulo 118. Normas sabias para la divulgación del Evangelio.

1. (El Señor:) «Consta que ahora la humanidad mora en una noche profunda y duerme un sueño de los muertos; pues todo su saber es un sueño vanidoso y nadie sabe orientar al otro. Sin duda hay una multitud de maestros y guías de toda clase - pero, ¿para qué sirven? Porque todos son tan ciegos como sus alumnos. Si llegan a una fosa, los guías y los guiados caen en ella, y nadie encuentra una salida de la situación fatal.

2. ¡Pero por eso no se piense que los hombres no se confían con gusto a un guía experimentado! Pues no hay cosa más deseable para un ciego que un guía de visión perfecta, y eso tanto más si el guía con buena y verdadera conciencia puede decir al ciego: “¡Amigo, ahora todavía eres ciego, pero si me sigues fiel y confiadamente, dentro de poco tú mismo llegarás a ser vidente!”. Y cuando luego el ciego anda con el guía vidente y dentro poco sus ojos empiezan a divisar una luz natural tenue considerable, ¡lo feliz que se sentirá su corazón!

3. Te lo digo Yo que el llegar a ser un guía justo para un ciego sediento de luz no es tan difícil como piensas. Esto sólo se convierte en un asunto conflictivo cuando el ciego a ser guiado está llevado de la obcecación que él mismo es un vidente - una ilusión, que origina en él una luz engañosa. Ciegos como estos son nuestros fariseos y escribas; y también mucha clase de sacerdotes de los paganos forman parte de eso. - Ahí, ¿qué debemos hacer? Pues un pequeño ejemplo va a explicároslo detalladamente.

4. Supongamos que un general con su ejército entró en campaña contra un malvado regente vecino que le cabreaba mucho. Este regente había provisto su territorio de muchas fortificaciones y de castillos fuertes, todos erizados de guerreros y de diversas armas de guerra. Cuando el general con su ejército se acercó a los límites del territorio enemigo, sus suboficiales y comandantes le dijeron: “¡Excelencia, aun con nuestro ejército poderoso, en esta lucha no conseguiremos nada porque pereceremos hasta el último soldado en su país, porque el enemigo está armado de punta en blanco! ¿No sería por esta vez más conveniente renunciar completamente a esta campaña y esperar a una ocasión más favorable?”.

5. A lo que el gran general les contestó: “Para aquel hombre nunca habrá una ocasión más favorable y todas las advertencias no hicieron el menor efecto a sus orejas sordas y a su corazón endurecido. En este caso tenemos que mostrarle con mano armada que él no es el único hombre que puede monopolizar todos los bienes de la Tierra para sí mismo. Es evidente que en su territorio ha construido una multitud de fortalezas y castillos y los ha armado a más no poder, ¡pero estos no nos importan! Invadiremos el país donde no estén erigidos fortalezas ni castillos, y con facilidad atraeremos los pueblos sumamente descontentos con él, les damos luz y leyes sabias, ¡y él ya verá lo poco que le sirven todas sus fortalezas! Si nos atacara –a nosotros que estamos bien armados y sabemos muy bien usar la espada, la lanza, las flechas y los venablos–, mediante nuestra bravura, nuestra habilidad de manejar nuestras armas y mediante nuestras fuerzas superiores, le exterminaríamos hasta el último guerrero”.

6. Enterándose los oficiales y comandantes de tal proyecto sabio de ataque de su general, no sólo se convencieron laudablemente que así, sin duda alguna, el ataque se realizaría de la mejor manera, sino también recobraron el ánimo justo para entrar en guerra y la convicción absoluta para un éxito seguro de su proyecto. - De modo que llegaron a la frontera del enemigo donde no estaban erigidas fortificaciones ni castillos, y penetraron en el país sin sacar la espada. El pueblo vino a su encuentro a centenas, con banderas blancas, y los saludaba como sus salvadores.

7. Cuando los guerreros del tirano desde sus fortalezas y castillos vieron que todo el pueblo se concentraba más y más alrededor del ejército vecino, empezaron a conjeturar seriamente sobre lo que ahora debían hacer. El tirano les mandó apelar a todos sus recursos y echar al enemigo fuera de su territorio; pero sus generales le dijeron: “¡Para eso ya es demasiado tarde! ¿Para qué nos sirven ahora nuestras fortalezas y nuestros castillos? El enemigo tiene todo el pueblo a su favor, lo que aumenta su poder considerablemente. Nuestra lucha contra ellos sería como un hombre contra mil. Estamos totalmente vencidos y nuestras fortalezas y nuestros castillos ya no nos sirven para nada; porque la fortaleza más fuerte es el pueblo mismo, y este ya se halla en las manos del enemigo. Por eso no nos queda otra cosa que hacer sino capitular”. Al oír eso, el tirano frunció el ceño; pero ¿qué iba a hacer? Por fin tenía que seguir a los consejos de sus generales.

8. ¡Lo mismo debéis hacer como divulgadores prudentes de mi Doctrina! ¡Dejad los templos y los muchos institutos sacerdotales aparte y preparad únicamente al pueblo! Una vez que este con facilidad esté a vuestro favor, entonces todos los antiguos templos paganos de por sí perderán todo valor y se derrumbarán. Y sus siervos –por propia iniciativa y por necesidad– se adherirán a vosotros, aceptarán la nueva Doctrina y empezarán a obrar y a surtir efecto según ella.

9. Y espero que tú, Matael, con esta explicación habrás llegado a ser sabio suficiente para comprender que la divulgación de mi Doctrina ni siquiera es tan difícil, si se empieza a emprenderla con talento; pero si se inicia la divulgación con torpeza, ¡entonces los resultados corresponderán a esta! - Tú, Matael, y también todos vosotros, ¿pensáis que me habéis comprendido bien?».


Capítulo 119. La diferencia entre un guía verdadero y un guía equivocado.

1. «¡Sí, Señor y Dios mío!», respondió Matael. «Ahora todo me queda claro, como también que primero se debe creer en un Dios, antes de poder amarle. Pero la fe no debe ser ciega, sino debe ser llena de Luz, es decir, se debe reconocer Quién y Qué es un Dios. Hay que formarse un concepto claro y razonable de su Sabiduría, su Poder y su Grandeza, antes de poder entregarse al pleno amor del Dios así aceptado.

2. Se comprende que eso no es una tarea tan fácil para un ser humano que ya está dominado totalmente por toda la clase de conceptos erróneos; pero si el doctrinador él mismo ya posee una Luz verdadera, pronto también podrá dar una al menesteroso que carece de ella. Pues es una cosa muy distinta aprender algo de alguien, que él mismo es un verdadero experto en lo que enseña, que si alguien hace aparentar de ser un experto a pesar de que difícilmente alguna vez vagamente haya oído murmurar algo del asunto - donde finalmente, en calidad de maestro, el instructor no entiende más que su discípulo.

3. El maestro de sapiencia profunda por medio de ilustraciones y parábolas apropiadas sabrá elucidar fácilmente el asunto complicado, mientras que el maestro pretendido para parecer profundamente sabio tendrá que darse toda la pena por encubrir la materia a enseñar con frases obscuras y místicas, para que el discípulo después de la enseñanza se encuentre más perturbado que antes de la misma.

4. Yo me figuro el asunto como sigue: El verdadero maestro versado se dirige a su discípulo como alguien que, provisto de una gran linterna cerrada, se acerca a un hombre que quiere continuar su viaje en el desierto durante la noche completamente oscura para evitar el tormento del calor durante el día. En seguida el viajero pregunta al guía con la linterna cerrada: “En esta oscuridad, ¿cómo vamos a orientarnos en el desierto sin tener una luz? Porque nuestros camellos y caballos de carga se asustarán con tanta obscuridad, y no habrá manera de ponerlos en marcha”.

5. A eso el verdadero guía le responde: “¡No te preocupes de eso! Mira, en el interior de esta linterna cerrada ya se halla una Luz; y tan pronto como voy a abrir las tapaderas de la linterna, se extenderá una Luz sobre todo el desierto como el sol saliente ilumina el día más claro. De modo que ninguno de nuestros animales de carga se amedrentará”.

6. Confiados, se emprende el viaje. Al principio el guía abre solamente una muy pequeña tapadera de su linterna milagrosa y inmediatamente esta desprende tanta luz que se puede evitar perfectamente todas las piedras de escándalo que se encuentran en el camino. De modo que el viajante confiesa: “Pues sí, con tal luz es muy cómodo viajar, y el desierto no nos causará dificultades”.

7. ¿Cuál no era el asombro del viajante cuando el guía abrió todas las tapaderas de la linterna, y al instante por todo el desierto se produjo una claridad perfecta como la del Sol del día… por lo que incluso los animales feroces y salvajes que están al acecho de una presa buena se dan a la fuga - pero en su lugar los pájaros pacíficos del cielo entonan sus cantos como si realmente el mismo Sol hubiese salido? - ¡He aquí la Luz de un guía verdadero!

8. ¿Pero qué si ahora viene el guía ficticio con una típica lamparilla de noche en la mano y dice a aquel que quiere emprender el viaje: “¡Ven y ya pasaremos por el desierto!”? Pero el viajante pregunta: “¿Estás seguro que tu luz tan floja es suficiente para esta noche tan densa?”. Y el guía contesta con patetismo místico: “¡Amigo, verdad es que esta lamparita parece despedir una luz algo tenue, ¡pero es una luz mágica con la que uno puede orientarse muy bien aún en una noche mucho más densa!”.

9. Se inicia el viaje. Pero los camellos vacilan de un momento al otro y no quieren continuar el camino, porque con tal iluminación sus ojos sólo son cegados tanto más, de manera que poco después ya no ven absolutamente nada. De modo que los animales se detienen en tierra y no hay manera de hacer que continuasen el camino.

10. A eso el viajante exclama: “¡Lo he sabido de antemano que con una luz tan pobre como esta no podremos andar por un desierto, tan pequeño que fuera! Pero dado que ya estamos en este camino tan conflictivo, ¿qué debemos hacer ahora?”. El guía –él mismo bastante perplejo– responde con aires de importancia: “Los animales están cansados y, además, han husmeado bestias feroces aunque estos todavía estén muy distantes; de modo que es en nuestro propio bien si no quieren continuar el viaje”. Contesta el guiado preguntando: “¿Qué haremos si los animales feroces nos husmean y en semejante noche nos dan una visita bastante inoportuna?”. A eso al guiado angustiado el guía aún más angustiado le responde: “¡Oh, en una noche como esta no tenemos que temer nada, porque nunca se ha experimentado que en semejante noche un viajero haya sido molestado de un animal feroz!”. Por fortuna ningún animal feroz aparece - especialmente a la entrada del desierto. Y el guía y el guiado esperan la madrugada y se consuelen mutuamente en la medida posible.

11. Y me parece que sucede exactamente lo mismo con las orientaciones espirituales dadas de un doctrinador ficticio. En el desierto y en la noche de esta vida terrenal –en los que el maestro tanto como el discípulo a la vez no ven nada– también el instructor que se muestra sabio consuela a su discípulo con la promesa vana que más tarde en el Más Allá todas las cosas misteriosas se revelarán. Pero ahí el maestro ‘sabio’ tiene todavía más miedo de la muerte de su cuerpo que su discípulo inexperimentado; pues al discípulo en todo caso queda por lo menos todavía una fe imaginaria, mientras su maestro que pretende ser sabio, desde hace mucho tiempo ya la ha perdido».


Capítulo 120. El futuro de la Doctrina del Señor y su mantenimiento en estado puro.

1. (Matael:) «Ahora estoy profundamente convencido de que con la divulgación de tu Doctrina puramente divina no tendremos muchas dificultades, y menos aún nosotros, los gobernadores terrenales. Pero otra cuestión muy importante es cómo podremos mantener esta Doctrina en un estado puro, sin que los hombres añadieran ni quitaran algo. Pues ahora ya somos muchos que hemos recibido esta Doctrina nueva, y no sólo para nosotros sino también para nuestros hermanos y hermanas, e intentamos divulgarla con todo fervor. Pero tal vez nosotros ya divulgaremos ciertos detalles de este Evangelio más verdadero y puro de manera muy distinta a los hombres - lo que será inevitable.

2. Pues hay que hablar de manera diferente con los judíos, con los griegos y los romanos, y sobre todo con los persas, indios, egipcios, y más aún con los escitas, porque cada uno de estos pueblos está animado de sus conceptos previos completamente distintos. Es evidente que ahí se producirán diversas variantes… Cuando pasados unos siglos los hombres de las diversas naciones compararán las Doctrinas recibidas de nosotros –de las que seguramente habrán sido anotadas muchas– me pregunto, si todavía se parecerán... ¿No van a decir los judíos: “¡Únicamente nosotros tenemos la Doctrina pura y verdadera!”? Y los griegos replicarán: “¡Que no!, porque sólo nosotros poseemos la Doctrina absolutamente pura y verdadera, ¡tal como ha salido de la Boca del Señor!”. Y los romanos y armenios, ¿no afirmarán ellos lo mismo? - Espero que en su síntesis no se aparten demasiado de la Palabra original; pero consta que en algunos asuntos especiales por la libre voluntad del ser humano se habrán introducido variantes y divergencias considerables.

3. Si con cierta seguridad hubiera que contar con esto, entonces según mi humilde opinión se debería adoptar medidas para que esta Doctrina magnífica finalmente no se convierta en un verdadero caos del cual en el futuro no tan fácilmente alguien entendería tan fácilmente cosa alguna. - ¿Qué es tu Opinión, Señor?».

4. Dije Yo: «¡Querido amigo mío, aunque tu preocupación se origine de tu corazón sincero y preocupado, tengo que hacerte la observación que tu cuidado es un poco prematuro. Que esta Doctrina en los tiempos futuros entre todas las naciones no se conservará tan pura como la recibisteis de mi Boca, esto ya se puede suponer como cosa segura.

5. Después de nosotros pronto aparecerá una multitud de Evangelios escritos, de los que cada uno afirmará contener la Verdad pura, pero de los cuales ninguno se parecerá al otro - aunque todos afirmen lo mismo... Además, aún ocurrirá una contrariedad mucho más conflictiva: Se presentará el príncipe de la mentira, testimoniando contra Mí y haciendo grandes milagros, aunque todos sean falsos. Pues en el campo en que Yo ahora he sembrado la semilla más pura, él pondrá la semilla maliciosa de diversas hierbas malas para ahogar el trigo noble y bueno.

6. Pero todo eso, propiamente dicho, no perjudicará mi Doctrina verdadera y más pura; pues la Palabra pronunciada aquí por Mí, vosotros mismos la divulgaréis y la comentaréis. Ahí vosotros mismos no os atendréis literalmente a mis Palabras - lo que tampoco es necesario, porque el Espíritu intrínseco de mis Palabras de todos modos perdurará en ellas.

7. El que creerá en Mí, y en mi Nombre será bautizado por el agua y por el Espíritu, él recibirá también mi Espíritu y andará temporal y eternamente en la Luz de la Verdad más pura. Con él también esta Doctrina se hallará como de nuevo en toda su pureza. Pero el que no progresará a tal Gracia, de todos modos nunca comprenderá la Luz pura de la Verdad eterna de mi Doctrina, de modo que da igual con qué clase de alimentos harte su estómago espiritual.

8. Créemelo: Si alguien mantuviese literalmente cada palabra tal como Yo la había pronunciado, pero no hubiese recibido el Espíritu necesario para con él poder penetrar en las profundidades donde en mis Palabras reinan Luz, Fuerza y Vida, mis Palabras le servirían tan poco como a cualquiera las plegarias largas de los fariseos!

9. Si alguien en su interior mantiene el Espíritu de mis Palabras, entonces ya no necesitará la letra. Pero el que tiene el Espíritu, también tiene la Doctrina pura. Y Yo permaneceré siempre con los verdaderos confesores, aunque sean pocos, y eso hasta el fin de los tiempos de esta Tierra. Y así, amigo Matael, ya será cuidado que mi Doctrina para siempre sea conservada completamente pura».


Capítulo 121. ¡Sin poner la Palabra en práctica no puede haber conocedores de la Misma!.

1. (El Señor:) «Lo que al hombre exterior hace falta que lo sepa y crea, por Disposición mía de todos modos está anotado por mis dos escribientes Mateo y Juan. Quien lo aceptará y actuará según ello, se está preparando para la recepción de mi Espíritu. Y una vez que lo tenga, por lo pronto ya no necesitará nada más.

2. Pero si con todo que ha oído de Mí se queda indiferente y no se empeña en hacerse activo según ello, bien, entonces tendrá la letra como la están escribiendo mis dos escríbanos y como Rafael la ha escrito para ti y también para algunos otros; pero nunca penetrará al espíritu que mora profundamente en el interior de la letra.

3. A nadie le servirá algo si simplemente exclama con fe: “¡Señor, oh Señor!”. Porque ante Mí tales confesores se quedan como seres que no me conocen y que tampoco serán reconocidos por Mí.

4. Os lo digo para todas las eternidades con Palabras verdaderas que surgen de Dios: El que no cumple perfectamente con la aplicación de mi Doctrina sino sólo de vez en cuando es un mero oyente, admirador y elogiador de la misma, él no recibirá mi Espíritu; de modo que toda mi Doctrina le servirá poco o nada. Este, después de dejar el cuerpo terrenal atrás, como alma se encontrará totalmente desnudo, y él sabrá de Mí y de mi Doctrina tanto como si en la Tierra nunca hubiese oído una jota de ella - lo que, aún así es un proceso completamente natural.

5. Un ejemplo: Alguien ha oído hablar muchas cosas de la gran ciudad imperial de Roma, sabe también como llegar allí, y también tiene los medios y la oportunidad de viajar allí para visitar cómodamente todas esas curiosidades. Incluso algunos de sus amigos que ya han estado en Roma le reaniman varias veces a realizar tal empresa. Pero él mismo en primer lugar nunca tiene el tiempo necesario para este viaje, y luego es demasiado comodón y teme los contratiempos que podrían presentarse durante el viaje. Por eso finalmente se dice: “Vaya, ¿para qué hacer este viaje a Roma? De todos modos mis amigos ya me han descrito esta gran ciudad tan detalladamente que ahora en mi fantasía puedo verla como si yo mismo hubiese estado varias veces en Roma”.

6. Eso se lo imagina nuestro hombre. Pero si ahora le presentáramos un cuadro lo más fiel posible de la ciudad de Roma pero sin título de lo que representa, ¡seguro que nuestro hombre que pretende conocer la ciudad de Roma lo miraría como un buey una nueva puerta de la vaqueriza! Y aunque le dejásemos adivinar durante años, nunca podrá indicar con certeza ni convicción que este cuadro es una representación bien hecha de la ciudad de Roma...

7. Pero te digo aún más: Si a este hombre verdaderamente le hiciésemos llegar a Roma como por casualidad - pero completamente solo y de manera que incluso en la ciudad misma nadie le dijese que ahora se encuentra en Roma sino en otra ciudad, ¡por fin se lo creería pues no vería el gran bosque a causa de tantos árboles!

8. Por eso de ninguna manera es suficiente si el hombre sólo se procura conocimientos a través de oídas o de lecturas de diversas descripciones de cualquier cosa. Pues todas esas nociones permanecen mudas y sin valor para la Vida, caso no sean puestas en contacto con la Vida del alma… y eso por medio de la acción…

9. Si aquel hombre, al haber llegado a saber tantas cosas extrañas de la ciudad de Roma realmente se dispone a viajar allí, examinando todo que pueda ver, entonces también en su alma se hallará la Verdad entera profundamente grabada, con lo que después nunca ya podrá hacerse otro concepto de la ciudad de Roma que aquel que él mismo ha obtenido de esta ciudad, habiéndola visto personalmente.

10. Si él mismo nunca hubiese visto la ciudad de Roma, entonces con cada relato nuevo su imaginación cambiaría, pues una visión fantástica echaría la otra, y esto continuaría, hasta que por fin el hombre ya no sería capaz de hacerse una idea en cierto modo sostenible y aceptable de la ciudad.

11. Pero si este hombre, como queda dicho, él mismo ha visto la ciudad de Roma, que vengan centenares de charlatanes y le den descripciones diferentes y extrañas de la cuidad de Roma, ¡y él sólo se reirá de estas! Y a veces se enfadará sobre la impertinencia mentirosa de algunos gandules que sólo intentan hacerse famosos, y los echará a la calle; pues ahora vive en el entorno verdadero de la ciudad de Roma y este no puede ser sustituido por otro concepto solamente imaginario.

12. ¿Cómo eso ahora era posible? Porque a través de mucho esfuerzo y trabajo la plena Verdad se había grabado en su alma viva y no solamente en su cerebro. De este modo en su alma ha asimilado al verdadero Espíritu del asunto; pues ahora la imagen fiel y verdadera vive en él y ya no puede ser destruida ni borrada por cualquier imagen errónea de afuera, porque se ha formado una verdadera imagen de Vida.

13. Tal como esta parábola muestra en todos detalles la diferencia entre la apariencia engañosa y la pura Verdad, lo mismo sucede con mi Doctrina. De esto cada uno puede comprender fácilmente que la convicción personal vale mucho más y es más importante que una descripción de la ciudad de Roma tan correcta que fuera, porque el concepto obtenido por la descripción es sólo una imaginación y con facilidad puede ser reemplazado por otro, porque no se ha producido una imagen viva en el alma».


Capítulo 122. La importancia del Cristianismo activo.

1. (El Señor:) «Podéis anotar mi Doctrina palabra por palabra con signos indelebles para todos los tiempos, de modo que no se pierda ni una sola jota, y podéis predicarla a todos los pueblos. Y estos deben gritar a voz en cuello: “¡He aquí una Doctrina excelente que es digna de una Boca divina!”. Pero a pesar de eso nadie quiere poner manos a la obra y actuar según los principios y las exigencias de la Doctrina. Entonces, ¿qué provecho podrá dar mi Doctrina conservada tan nítidamente a quien sea? Pues Yo os lo digo: ¡absolutamente ninguno! O, ¿qué serviría a un enfermo la medicina si no la tomara ni siguiese a las prescripciones del médico bien experimentado?

2. Sin embargo, si alguien se ha enterado tan sólo de una mínima parte de esta Doctrina mía, pero inmediatamente actúa conforme a ella, ya tendrá un beneficio palpablemente mayor y más vivo que otro hombre que habla de Mí y de mi Doctrina con todo su respeto, pero que no puede decidirse de sí mismo de actuar según ella. Pues, por la actividad conforme a lo poco que ha comprendido, el primero vivifica lo comprendido en su alma, y el pequeño grano de semilla pronto producirá una cosecha grande que sale del Espíritu vivo, la que ningún poder malicioso jamás ya será capaz de destruir; mientras el segundo –el adulador y fiel conservador de mi Doctrina– atormentado por el hambre espiritual colecciona también todas las demás doctrinas, pero aun así, a pesar de todo, morirá de hambre espiritual. Entonces, una vez en el Más Allá, ¿me reconocerá su alma si aquí –mediante la actividad conforme a mi Doctrina– no se ha compenetrado con el espíritu verdadero inherente a mis Palabras en toda la plenitud de la Verdad?

3. Ahora pongamos el caso que alguien no sabe más de mi Doctrina que “se debe amar a Dios sobre todas las cosas, y a su prójimo como a sí mismo” - y sobre esto reflexiona seriamente: “Fíjate, ¡qué Doctrina más buena! De eso se deduce que debe haber un Ser divino supremo que ante todo lo que ha creado, lo que existe y vive, se demuestra como muy bueno y sumamente sabio. Por eso a este Ser sumamente bueno, sabio y omnipotente también hay que respetar, apreciar y amarlo más que todas las demás cosas en el mundo. - Mi prójimo es un hombre como yo, y el Creador le ha puesto en este mundo con los mismos derechos. Por eso no se le debe desestimar, sino por la razón y el sentido común incluso soy obligado de hacerle lo que yo hago a mí mismo; pues si yo le menospreciara, entonces yo también me menospreciaría a mí, porque también soy sólo un hombre y nada más. Esto lo reconozco como una máxima superior de la Vida, con la que yo mismo cumpliré en mí con toda rigurosidad”.

4. Ahora este hombre cumple con esto e intenta también a inducir a las personas de su contorno que le imiten - ya por su ejemplo y por su doctrina sencilla y simple. Y así su casa llega a ser un modelo de hombres verdaderos y sumisos a Dios. Transcurrido poco tiempo, ¿qué serán los resultados de tal empresa laudable? Los hombres viven en paz, pues nadie quiere ser más que su prójimo. Con toda paciencia el hombre razonable e inteligente se esfuerza amorosa y seriamente por elevar al hombre insensato a su propio nivel, educándole correspondientemente; pues le llama la atención sobre todos los milagros de la Creación conocidos a él. Y se alegra por haber fortificado a un hombre muy débil.

5. Como todo eso sucede en toda actividad, también será grabado en la vida del alma; por lo que el alma se hace cada vez más activa y recibe más y más energía vital».


Capítulo 123. La sabiduría, el efecto de la actividad en el amor.

1. (El Señor:) «Cuanta más actividad reina en el alma, tanta más claridad se hace en ella, porque el elemento fundamental de la Vida del alma es el fuego. Pues cuanto más vehemente actúa este elemento, tanta más Luz desprende dentro y fuera de él. Si de esta manera el alma llega a ser un fuego cada vez más vivo, ella también se hace más y más clara; y a causa de tal Luz vital aumentada el alma también empieza a penetrar y comprender más y más los secretos de la Vida interior.

2. Esta visión y comprensión más profunda vuelve a proporcionar al alma un nuevo valor de amar y admirar a Dios aún más fervorosamente - un amor que ya es una primera chispa del Espíritu divino en el alma. De modo que el alma crece y aumenta considerablemente. Y poco tiempo después el alma y el Espíritu de Dios se harán una sola cosa. Entonces, por el Espíritu de Dios, el alma será guiada en toda la Verdad y Sabiduría.

3. Ahora, si aquel hombre llega a la misma Sabiduría como Yo os la he predicado y realmente también demostrado durante estos pocos días, decidme, ¿pensáis que Yo también a este hombre le he comunicado al pie de la letra lo mismo que os he dicho a vosotros? - ¡Que no! Porque él no percibió más que lo de las dos leyes del Amor; todo lo demás sólo le ha llegado por haber observado las leyes de manera estricta, concienzuda y activa.

4. A pesar de que sin duda os he presentado el asunto de manera palpable, ahora hay algunos entre vosotros que se preguntan: “¿Cómo es posible que la observancia activa de estas dos leyes pueda elevar el alma a semejante altura de Sabiduría?”. Y Yo os digo: Porque desde el principio el alma ya estaba organizada así.

5. ¿Cómo madura la uva, cómo se hace dulce y cómo se forma el vino - a pesar de que no es más que una sencilla planta natural? Esto lo hacen la luz y el calor del Sol... A causa de la luz y del calor, los espíritus naturales en la vid se hacen cada vez más activos. Pero como su actividad continuamente aumenta y entre ellos se frotan más y más, también en sí mismos se hacen cada vez más claros y luminosos. Y como en sí mismos siempre entran en más actividad, rozándose más y más, también se hacen más fogosos y luminosos. Pero dado que también en sí mismos se hacen más claros y luminosos, evidentemente también aumenta su mutua inteligencia especial; y cuanto más clara se hace su inteligencia, tanto más reconocen que pertenecen a uno y el mismo orden, por lo que empiezan a organizar y unirse correspondientemente. Realizado eso perfectamente, entonces la uva ha madurado y se ha hecho comestible.

6. Cuando se ha recogido el jugo y conservado bien en un recipiente, entonces sus espíritus naturales bien ordenados ya no tolerarán que cualquier cuerpo extraño –que en sí contiene espíritus naturales de un orden completamente distinto– perturbe el buen orden de los espíritus naturales del jugo de uvas. Tan pronto como se encuentre alguna cosa extraña en el mosto –algo que pertenece a otro orden– entonces este empieza a fermentar y produce espuma hasta que lo extraño se haya disipado o se haya sometido enteramente a su orden. Una vez sucedido eso, sólo entonces despierta el Espíritu de la Luz y del calor interior a causa del buen orden del conjunto de todos los espíritus naturales del jugo de uvas que se ha purificado; de modo que el mosto antes todavía muy impuro se ha hecho un vino puro y espiritualmente fuerte.

7. Por consiguiente, todo eso es un efecto surtido del Sol, es decir, de su Luz y su calor. ¡Y lo mismo pasa también con el hombre y su alma! Si él por la observación de una ley del sumo Orden de Dios puede poner su alma en una actividad cada vez mayor, entonces en todas las esferas de la Vida del alma habrá más claridad y más calor vital. De esta manera ella se reconocerá a sí misma cada vez más clara y perfectamente, como también a la Fuerza divina que continuamente afluye a ella, lo que en ella también produce una Vida cada vez más sublime.

8. Si el alma reconoce esta Fuerza, entonces también reconoce a Dios - de Quién surge esta Fuerza. Como el alma debe reconocer esto necesariamente, también debe amar más y más a Dios. Y con este amor ella misma excluye todo lo que no pertenezca a su Orden de Vida cada vez más puro y más perfecto, y se unirá más y más con el Orden del Espíritu de Dios en ella. Como es fácilmente comprensible que esto debe acontecer, se entiende de sí mismo que tal alma –penetrada completamente del Espíritu de Dios– debe crecer en todos sentidos, en Fuerza y en Poder, y así infaliblemente llegará a ser un “niño” verdadero del Dios altísimo.

9. Cuando tal alma por fin deja su cuerpo atrás y llega en el gran Más Allá con la consciencia necesariamente más perfecta, entonces seguro que inmediatamente reconocerá a Dios, dado que ya en la Tierra se ha había hecho perfectamente una con Él, elevándole en sí misma a la consciencia más perfecta y clara, y eso por la razón palpable que la Consciencia del Espíritu de Dios eternamente más clara ahora en cierto sentido se ha hecho la Consciencia más clara y unida del alma misma».


Capítulo 124. El saber mucho sin actividad vivificante.

1. (El Señor:) «Si todo es así –y nunca puede ser de otra manera–, ¡qué necia parece ser vuestra preocupación por mantener pura una Palabra dirigida a vosotros! Es muy poco lo que el hombre necesita para esto… un grano de mostaza… si lo deposita en el suelo fértil y vital de su corazón y allí lo cuida diligente y activamente, porque entonces de la semilla crecerá un árbol bajo cuyos ramos también los pájaros del cielo harán sus nidos.

2. ¿Acaso los fariseos no tienen los libros de Moisés y de los profetas en perfectas condiciones? ¡Pues no les falta ni una jota! ¿Pero acaso se sirven de ellos? A pesar de todo eso los fariseos son como lobos feroces camuflados de ovejas para sembrar tanta más desolación en los pastos pacíficos.

3. Yo os digo: Todo lo exterior mata, con lo puro que fuera. Únicamente el Espíritu tiene la Vida y vivifica todo lo que penetra. Por eso vais a resumir mi Doctrina fácilmente, en acuerdo con las necesidades generales del hombre. Quien actúa conforme a ella, según la medida de su actividad, despertará en sí al Espíritu de Dios, y únicamente este, en la Luz y en el fuego de toda la Verdad, vivificará al alma. Esta será introducida en toda la Verdad y Sabiduría de Dios, e íntimamente aprenderá y experimentará aún indeciblemente más de lo que ahora os he enseñado.

4. Imaginaos ahora que Yo quisiera desvelaros analíticamente toda mi Creación desde lo más grande hasta lo más pequeño… que Yo llamase a muchos miles de mis ángeles y les diera la orden de apuntar todo con la rapidez del rayo - una facultad inherente a ellos… Pero en primer lugar necesitaríamos tanta cantidad de pergamino que esta apenas cabría en todo un cúmulo cósmico globular; y en segundo lugar, si todos estos pergaminos estuvieran escritos en letra pequeña, ¿cuándo piensas que terminaríais de leer el conjunto de todas estas escrituras hasta el fin? ¡Espero que ahora ya empecéis a comprender un poco vuestra necedad!

5. ¡Viajad a Menfis, a Tebas, a Karnak y a Alejandría! Allí encontraréis bibliotecas, todas auténticas y correctas; pero os garantizo que ningún hombre es capaz de leer todos los libros en 500 años. Para eso se necesita llegar a una edad de Matusalén, para leer todas las escrituras una sola vez... Y ¿qué provecho tendría el lector de este trabajo inimaginable que se habría tomado? Por fin olvidaría lo leído de día en día, y si aún no estuviese totalmente desconcertado, por lo menos ya lo olvidaría de hora en hora o de minuto en minuto… ¡de modo que de todo lo que había leído tan diligentemente no tenía el provecho más mínimo para su Vida!

6. ¿Percibís ahora, qué camino más diferente Yo quiero mostraros con esta Doctrina mía - un camino en que en el tiempo más corto uno puede iniciarse en toda la Sabiduría de los Cielos - si uno tan sólo lo quiere verdaderamente?

7. Este camino soy Yo, y la Verdad, y la Vida. El que con verdadero amor me ha aceptado en su alma –pero no sólo con mera fe y conforme el son de la palabra sino perfectamente según la acción– a él vendré siempre en el Espíritu. Me revelaré a él y le iluminaré claramente como el sol saliente de la Tierra ilumina los campos que antes eran oscuros.

8. Con una mirada espiritual interior, del fondo más profundo, el hombre llegará a conocer más que por la lectura en diez veces cien mil años - eso si a un hombre fuera dado a vivir tanto tiempo…

9. Ahora, desde hace varios días que Yo estoy pasando entre vosotros continuamente instruyendo y actuando, vosotros mismos habéis entendido y visto muchas cosas, por lo que vuestras almas se han despierto; pues en vuestros corazones han entrado amor, fe y plena confianza. Pero si sólo con eso ya os dierais por satisfecho, entonces tendríais poco provecho para vuestras almas, y vuestro entendimiento y saber se quedarían con lo que ahora tenéis.

10. Desde ahora vosotros mismos debéis haceros activos según mi Doctrina, porque entonces vuestras almas se harán más vivas y llenas de Luz, y sólo entonces mi Espíritu se instalará en vuestras almas y os guiará a toda Verdad.

11. De modo que en eso consiste la nueva Escuela de la Vida verdadera - con los únicamente verdaderos reconocimientos de Dios y de sí mismo, y por eso mi Doctrina es un verdadero Evangelio 39 porque enseña a los seres humanos andar en el único camino justo y verdadero para alcanzar la verdadera Vida eterna y para llegar al único verdadero Amor y a la única verdadera Sabiduría que emanan de Dios.
*39 El término “Evangelio” significa “feliz Mensaje”. mostrado detallada y palpablemente lo que cada uno de vosotros debe hacer para llegar a la ilimitada contemplación íntima de todos los milagros de la Creación de Dios - la Creación infinitamente grande que nunca ya perecerá sino que perdurará eternamente».

12. Verdad es que la Doctrina es pequeña, y si se la escribiera en un libro, cada hombre que sabe leer podría leerla en pocas horas. Pero la mera lectura con lo diligente que fuera tampoco servirá a hombre para más que para enterarse de lo exterior de mi Doctrina - lo que ciertamente ha de suceder ante todo.

13. Pues este acto es como el primer paso necesario para hacer un viaje; porque si Yo desde aquí debiera viajar a Damasco, pero nunca diera el primer paso, entonces es obvio que tampoco podría dar el segundo… y menos aún los muchos pasos siguientes que me deberían llevar a Damasco. Pero aunque haya hecho el primer paso tan resolutamente como posible, y luego también el segundo, el tercero y el cuarto, todo eso me serviría para nada si luego me parase porque me parece demasiado fatigoso continuar con los pasos hasta que Yo haya llegado a Damasco.

14. Ahora os he mostrado muy claramente lo que debéis hacer para alcanzar verdaderamente la Vida eterna y toda su Justicia. ¡Actuad conformemente, y mi Promesa dirigida a todos vosotros se cumplirá en toda plenitud! Pues de todas las muchas cosas que hasta ahora os he revelado, sin duda alguna lo mayor y lo más importante para vuestra Vida es lo que acabo de decir y manifestaros.

15. Os he mostrado y revelado muchos milagros de mis Creaciones, de modo que habéis aprendido extraordinariamente mucho de Mí. Pero sólo sabéis lo que habéis oído y visto, pues más allá de esto no sabéis nada. Pero con la Revelación presente os he


Capítulo 125. La necesidad de examinar su propia conciencia.

1. (El Señor:) «¡Ahora actuad diligentemente conforme a mis Palabras y no escatiméis esfuerzo alguno! Además, ¡examinaos si no habéis omitido algo!, para que por fin no tengáis que decir: “Vaya, ¡ahora durante diez o veinte años he hecho todo lo que la nueva Doctrina me prescribió, y a pesar de eso no estoy avanzando, pues aún no percibo nada de una iluminación particular en mí, y mucho menos aún de una noción de la Vida eterna! ¿Qué pues puede ser lo que falta todavía?”.

2. Por eso Yo os digo: ¡Examinaos concienzudamente, a ver si todavía abrigáis pensamientos sobre ventajas mundanas que asedian vuestro corazón… a ver, si de vez en cuando la altanería, la austeridad exagerada –la que es una hermana menor de la avaricia–, la ambición, el egotismo, la voluptuosidad y otras tendencias por el estilo asedian vuestro corazón y así también vuestra alma! Mientras esto con el uno u otro de vosotros esté el caso, entonces no es posible que se cumpla en él la promesa que Yo os he hecho.

3. Pues, ¡observad solamente el mosto y el vino puro lleno de espíritu en un barril o un odre!... Mientras todavía haya componentes bastos y ajenos en el mosto, este continuará fermentando y no obtendrá pureza; pero una vez que estos componentes estén completamente eliminados, entra más y más tranquilidad en el barril, el mosto se clarifica y se transforma haciéndose vino puro lleno de espíritu.

4. Habrá muchos a quienes falta poco para tomar plena posesión del Reino de Dios en su alma, y sin embargo no lo lograrán porque se examinan demasiado poco y no tienen cuidado si a su alma todavía está apegada alguna cosa terrestre. Pero si se examinaran más concienzudamente, pronto se darían cuenta que todavía son muy sensibles o que fácilmente les ofende una pequeñez...

5. Habrá quien pregunta: “¿Acaso el hombre no debe tener un sentido del honor?”. Y Yo respondo: “Que sí, por supuesto, ¡pero este sentido del honor debe ser de la calidad más noble!”. Caso que alguien debido a su flaqueza espiritual te haya ofendido, ¡por eso no le guardes rencor!, sino dirígete a él y dile: “Amigo, no puedes insultarme, ¡porque te amo a ti como también a todos los seres humanos! A los que me maldicen, ¡yo los bendigo! Y a los que me hacen el mal, ¡yo los bendigo y con todas mis fuerzas les hago el bien! - ¡Pero no tiene gracia alguna si un hombre ofende a otro! Por eso, en tu propio beneficio, ¡en adelante abstente de eso! Pues con tu tendencia progresiva de ofender podrías dar una vez con una persona fácilmente irritable, la que te lo tomaría muy a mal y te podría causar molestias considerables; de modo que si encontraras contrariedades te las tendrías atribuir a ti mismo”.

6. Si podéis hablar de esta manera con una persona vejatoria sin guardarle el menor rencor en el corazón, entonces habréis justificado perfectamente vuestro noble y divino sentido del honor. Pero si todavía guardáis el menor resentimiento, demostrando cierta amargura o descortesía para con la persona insultante, esto prueba que en el alma todavía guardáis un pequeño orgullo escondido, suficiente para impedir la unión de vuestra alma con mi Espíritu de Luz.

7. Otro ejemplo es si a uno de vosotros el mismo necesitado aborda repetidas veces por una limosna considerable. Verdad es que tenéis los medios y que aún podríais darle mil veces más de lo que ya le habéis dado; pero os molesta su impertinencia y le despacháis, dándole a entender que no debe venir tan frecuentemente ni debe pensar que cada vez cuando se le ocurra presentarse, iba a recibir una limosna.

8. Pues sí, para un hombre mundano esto es un punto de vista absolutamente razonable, y también al mendigo conviene recibir una pequeña reprimenda justa. Pero aquel que se comporta de esta manera con el pobre aún no está maduro para mi Reino, ni mucho menos… eso teniendo en cuenta que Yo todos los días hago salir mi Sol y hago que luzca sobre hombres buenos y malos, para el beneficio de toda criatura.

9. El mismo rayo solar que exalta los palacios dorados de los reyes y en la vid dulcifica, madura y purifica el jugo más noble, ilumina también los charcos y las cloacas, y no se enfada por el croar de las ranas ni del canto monótono de los grillos. Tales retenciones encubren todavía cierta frugalidad, y esta, junto con la austeridad, no se halla muy lejos de la avaricia que enturbia el mosto de la Vida del alma; y mientras eso continuamente siga siendo el caso, el mosto del alma no se transformará en un vino vital, puro y lleno de espíritu.

10. El que siendo un hombre adinerado siente un gran placer en dar, y no mira al pobre con la salida de haberle ya dado frecuentemente una pequeña dádiva… en lo que se refiere a este punto él ya es apto para entrar en mi Reino - si es que no tiene otro pequeño defecto en su alma…

11. Por eso Yo os digo que siempre debéis examinaros a vosotros mismos en todo, elevándoos a un nivel de Vida en que veréis clara y vivamente que os habéis liberado de todas las escorias terrenales».


Capítulo 126. El amor al prójimo como controlador de la economía.

1. (El Señor:) «“Sí”, dice otro hombre entre vosotros en su interior, “eso de examinarse a sí mismo tiene su sentido. Pero ¿dónde encontramos siempre la medida justa del sentimiento y de la conciencia pura? Desde la cuna el hombre crece entrando en los sentimientos populares, y todo lo que hace conforme a tales sentimientos lo considera como correcto. Y si alguna vez contraviene a ellos, supone que comete un pecado”.

2. Otro ejemplo. En un pueblo la economía sea una costumbre principal encomendada y encarecida que reza: “Quien ahorra durante la juventud y la edad viril, en la vejez no debe sufrir privaciones, y quien no trabaja ni ahorra, tampoco debe comer”.

3. ¡Queridos amigos míos! Conozco bien estos principios que de ninguna manera son reprobables. Pues pueden y deben existir y ser mantenidos en todas partes donde haya pueblos que viven en comunidad - y eso siempre en el sentido más noble de la Vida. Pero para que sólo existan en tal sentido noble entre las sociedades humanas y nunca sean exagerados ni omitidos, hay que controlarlos mediante un regulador permanente y perfectamente fiable. Ahora vais a preguntar qué es lo que puede tener tal función regulador… Pues nada y nadie más que el verdadero y puro amor al prójimo - un amor cuyo principio superior más razonable ha de consistir en que al prójimo se desee y haga de todo corazón aquello que –juiciosa y sabiamente– se puede desear y querer que los otros también hagan y demuestren a nosotros.

4. Quien considera este principio correctamente, pronto se dará cuenta que este como ningún otro incitará a todos los hombres a cierta diligencia y también a acostumbrarse a una economía verdadera y noble para la Vida; pues para mí es desagradable si otro hombre que anda a mi lado activo hace un hombre ocioso, de modo que yo tampoco voy a hacer un ocioso al lado de él.

5. Si cada uno hace esto por verdadero y noble amor al prójimo, entonces en una comunidad pronto quedarán pocos que se podría llamar “pobres”. - Salvo los paralíticos, los achacosos, los ciegos, los sordos y los leprosos, habrá pocos que serían una carga para la comunidad. Pero se supone que estos serán atendidos complacientemente y con corazón alegre.

6. Luego, en una comunidad, también habrá algunos maestros o instructores que no tienen tiempo para ganarse su sustento mediante el trabajo de sus manos. Que a estos les mantenga la comunidad para que no sea necesario que el tiempo necesario para la enseñanza de vuestros hijos y de vosotros mismos lo tengan que malgastar con el trabajo en el campo. ¡Esto también es un acto de amor al prójimo muy noble! Porque aquel que os abastece activamente con los verdaderos tesoros espirituales de Vida, ¡dentro de su esfera terrenal no vais a permitir que pase hambre!

7. Pero quien ha recibido la Gracia de Mí de ser llamado para que en mi Nombre sea un doctrinador para los seres humanos, ¡que considere que la recibió gratuitamente y que por eso no debe cobrar por difundirla! Lo que un maestro justo ha recibido de Mí gratuitamente, también lo divulga sin cobrar por ello. Sin embargo, por propia iniciativa y por verdadero amor a Mí los participantes deben recibir con cariño espontáneo al divulgador que Yo les he mandado; y deben evitar que pase miseria alguna, pues se entiende por sí mismo que lo que se hace a uno de mis enviados tiene el mismo valor como si se lo hubiera hecho a Mí personalmente.

8. Pero lo que hacen, que siempre lo hagan con gran alegría, para que el corazón del divulgador no se entristezca a causa de la dureza de los corazones de los miembros de la comunidad, y que con el corazón lleno de alegría vea que mi Palabra, saliendo de su boca ya empieza a traer los frutos más nobles de la verdadera Vida interior.

9. Ahora veis que el verdadero, noble e incluso razonable amor al prójimo para esta vida terrenal es la pauta más digna de confianza para examinar el grado de pureza que hay en el alma. Por eso, ante todo, ¡servíos de esta pauta, y pronto vais a cosechar en vosotros los frutos más benéficos para los graneros de la Vida eterna en la Luz de mi Espíritu en vosotros! - Bueno, Matael, ¿qué opinas tú referente el mantener pura esta Doctrina mía, ahora impartida a vosotros? ¿Es posible conservarla de esta manera para todos los hombres hasta el fin de de los tiempos, o no?».

10. Dijo Matael, profundamente impresionado de la Verdad de mis Palabras: «Señor, ¡permíteme un pequeño descanso pues quiero agradecerte también mediante la lengua esta aclaración y reprimenda sumamente importantes de todas mis reflexiones, mis reparos y mis dudas! - Pues sí, ¡esta alabanza hay que pronunciarla en voz alta! Pero de momento mi corazón está todavía demasiado conmovido y contrito; por eso te ruego que a mi alma permitas un pequeño descanso… ¡oh Señor, Tú, que eres eternamente Omnisapiente!».


Capítulo 127. El amor como verdadera alabanza a Dios. Las parábolas del Señor referente la cosecha y la plantación.

1. Pasado un rato, nuestro Matael se había reconcentrado y quería empezar a recitar ante Mí una alabanza ditirámbica extraordinaria.

2. Pero Yo le contesté: «Amigo, lo que tú quieres pronunciar aquí abiertamente, esto ya lo sé desde hace mucho tiempo desde la alfa hasta la omega. ¡Por eso puedes muy bien abstenerte de pronunciarlo pues no soy amigo de tales alabanzas panegíricas! ¡El elogio más agradable para Mí es que me ames verdaderamente en toda la profundidad de tu corazón!

3. Cuando de nuevo estarás con tu pueblo ya podrás hablar de Mí con todo el entusiasmo y te lo devolveré con diversos dones de Gracia para el corazón, el alma y el espíritu; pero aquí en mi presencia algo así es menos acertado, ya que todos los demás aquí presentes de todos modos me reconocen como tú me reconoces, y me rinden el mismo homenaje como tú.

4. Créeme: desde la época de Noé nunca han escrito ni cantado algo más grandioso, sublime y digno de Dios que los Salmos de David y el Cantar de los Cantares de Salomón. No obstante, por eso mi David y mi Salomón no me han sido más valiosos y agradables; pues finalmente Salomón perdió mi Gracia por culpa suya… Y no fueron los Salmos de David que hicieron de él un hombre conforme al Corazón de Dios, sino únicamente el hecho que él había reconocido mi Voluntad y que voluntario obraba conforme a ella. Y sólo por haber hecho eso, sus Salmos obtuvieron un valor ante Mí. - Con eso puedes ver lo que tiene un valor justo ante Mí. ¡Haz pues lo mismo y me honrarás para verdadera alegría Mía y para el beneficio de tu alma!

5. Pero ahora, por una vez, mi Roklus debe venir aquí porque veo que en su corazón todavía está un poco preocupado por algo, y de eso desea recibir una explicación algo detallada, la que le será concedida. - ¡Acércate, Roklus, porque tengo que acordar varias cosas contigo!».

6. Nada más oír esta llamada, y Roklus se acercó de prisa a Mí y dijo: «Señor y Maestro, aquí está delante de ti tu último criado y el más inútil, ¡pues estoy a tu disposición! ¡Manda, oh Señor, y en seguida voy a actuar exactamente según tu Deseo! Pues he entendido perfectamente tus Palabras anteriores y las he examinado en el fuego amoroso de mi corazón. Y en este fuego hallé confirmado que todo lo que Tú, oh Señor, has enseñado y mostrado muy clara y fielmente, todo está en acuerdo con la verdad natural… Consta que el saber y el reconocer deben ser los primeros, pero en seguida hace falta el obrar según ellos, ¡pues todo el saber y el reconocer no tienen valor alguno sin el obrar! De eso ahora estoy tan convencido que todos los sabios de la Tierra entera no podrán llevarme a otra convicción. ¡Por eso sólo manda, Señor, e inmediatamente pongo mis manos a la obra!».

7. «¡Que sí», dije Yo, «por supuesto, que tenemos un gran trabajo delante de nosotros, pero todavía hay pocos trabajadores! La cosecha podría resultar grande, porque las semillas han madurado, pero sólo hay pocos segadores y espigadores. Por eso ya es hora para poner las manos a la obra - para que el trigo sea llevado a mi Granero antes de que vinieran las tempestades que sueltan y dispersan el grano noble de la Vida, y luego también vinieran las aves y los pájaros para saciar su hambre con ello.

8. Por cierto, todavía hay cedros en el Líbano bajo cuyas ramas en otros tiempos Samuel había rezado. En aquel entonces estos árboles eran todavía jóvenes, copiosos y llenos de fuerza; y las tempestades furibundas trataban en vano de aplacar sus furores en ellos. Pero la edad hace frágil, y hace que los tendones de la vida debilitada queden quebradizos. Por eso los viejos cedros del Líbano acá y allá en algunas ramas tienen todavía una fuerza importante pues con sus partes sanas desafían todavía a muchas tempestades; pero más que dos tercios de las ramas ya se han caído, y de las que todavía tienen vida –apenas una tercia parte– sólo la mitad tiene buena salud, pues sirve todavía de morada apenas suficiente para los monos y de cierta protección contra las tempestades frecuentes en el Líbano. - Ahora tienes unos cereales muy maduros y listos para su cosecha. Y en calidad de un guarda forestal consciente tienes la obligación de poblar el Líbano nuevamente con cedros jóvenes; pero ¿cómo hay que realizar lo de la repoblación del Líbano con los árboles jóvenes, para acabar antes del tiempo de las grandes tempestades? - ¿Me comprendes bien, amigo mío?».

9. Roklus se quedó perplejo y dijo: «Señor he bien entendido que por esta vez has hablado perfectamente en griego, ¡pero no he comprendido ni una sola sílaba del sentido propio de tus Palabras! ¿Dónde tienes Tú, oh Señor, en esta Tierra un campo que ahora estuviera lleno de trigo maduro y listo a ser segado? Dime dónde está, ¡y mañana ya habrá allí mil segadores y espigadores diligentemente ocupados, de modo que las tempestades venideras tendrán que bramar encima de los rastrojos secos!

10. ¿Pero qué nos importa el Líbano, ahora ya muy pobre en cedros? ¡Que sus propietarios se preocupen cómo ahora van a repoblarlo nuevamente con cedros jóvenes! ¡Y los muchos monos ya han saltado más que suficientemente por las gruesas y todavía muy fuertes ramas y los ramos de los viejos cedros de protección y de semilla de Samuel, de David y de Salomón! Yo opino que en este caso sería mejor el dedicarse con ahínco a la cultura verdadera de los hombres y de dejar en paz el Líbano. - En todo caso me encargaré sin demora del campo que Tú eventualmente poseas cerca de Nazaret o que sólo tengas arrendado, y mañana al ponerse el Sol ya no habrá tallo alguno en campo abierto expuesto a una tempestad venidera. Por eso, ¡sólo manda, oh Señor, y dentro de algunas horas pongo inmediata y fácilmente seis mil manos en actividad!».


Capítulo 128. El sentido espiritual de estas dos parábolas.

1. Dije Yo: «¡Mira, amigo mío. Las aves tienen sus nidos y los zorros sus madrigueras; pero ahora como Hijo del hombre, en esta Tierra no tengo ni una sola piedra que Yo –según la ley terrenal– como propiedad mía podría poner debajo de mi Cabeza… ¡y ni hablar de un campo cultivado lleno de trigo maduro que necesitara que vengan los segadores!

2. El “campo” al que me refiero es este mundo, el “trigo maduro” en el mismo campo son los seres humanos, y los “segadores” son los que Yo llamo mis discípulos. Estos deben salir a todo el mundo y convertir a todos que andan extraviados –a todos que con los ojos tres veces vendados buscan un asilo seguro pero no pueden hallarlo– pues a estos los deben llevar al camino correcto.

3. Pues “maduros” están porque en ellos se ha despierto la aspiración hacia un destino más elevado. Todos buscan un descanso vivo coronado de suma felicidad, ¡pero eso en vías erróneas!, por lo que a pesar de su búsqueda finalmente no llegan a más que a la muerte del cuerpo; pues más allá de eso cada uno se encuentra en noche profunda.

4. Mientras el hombre no sienta en sí el deseo de un destino más elevado, sino igual a un animal –despreocupado por su esfera vital en qué esta podría resultar– vegeta y se alimenta como un pólipo en el fondo del mar, ¡en este hombre aún no hay madurez alguna para una Revelación superior! Pero ahora hay muchos hombres –incluso entre los paganos por casi un tercio de la Tierra habitada– que buscan una diversidad de cosas y que llenos de avidez también anhelan tener una felicidad, aunque no fuera más que soñada, pues frecuentemente se encuentran absortos en mucha clase de pasiones… pues estos hombres son previstos para una visión superior porque son a favor de la Verdad, por lo que para mi Reino son la “semilla madura”, y por eso hacen falta muchos “segadores”, o sea, instructores de mi Escuela, dotados de todo amor, de paciencia, dulzura, sabiduría y fuerza.

5. Y mira, de estos ahora aún hay pocos. Y aparte de vosotros en ninguna parte hay más, ¡salvo los moros que estaban aquí y que han buscado la Luz necesaria para su tribu, de modo que con esta Luz en su país surtirán un buen efecto! Por eso, por los pocos que sois, no debéis quedaros con los brazos cruzados, sino debéis trabajar sin descanso para que se aumente continuamente el número de segadores en el gran campo vital de mi Siembra. - Eso es lo que Yo quería decirte cuando antes te hablé de mi Campo, de mis frutos maduros y del número demasiado ínfimo de segadores para este Campo.

6. Pero en lo que se refiere al viejo “Líbano” con sus cedros, este representa la Escritura desde Moisés hasta el tiempo presente. Esta todavía existe, pero sus imágenes se han hecho viejas y quebradizas, igual que los antiguos cedros preciosos, de los que se había construido el viejo Templo de Jerusalén, sobre todo en su interior, y de cuya madera mucho antes ya se había construido el Arca maravillosa de la Alianza.

7. Por lo tanto los cedros caracterizan las palabras y las leyes en la Escritura. En otros tiempos, cuando los cedros en el Líbano todavía eran jóvenes y fuertes, estos eran muy útiles para los hombres; y un juez que se llamaba Samuel, realmente podía orar debajo de sus ramas. Pero la codicia de los hombres ha acabado casi totalmente con los cedros del Líbano tan preciosos, y en el lugar de los viejos cedros sanos pronto sólo había mucha clase de arbustos silvestres. E incluso los viejos cedros que todavía se quedan con sus muchas ramas hechas quebradizas, ahora sólo sirven todavía más bien a los monos para la protección y la ganancia… más que a los hombres… pero eso, sin duda, sólo por casualidad; porque el mono no puede conocer ni apreciar el valor de un cedro, ni determinar su utilidad.

8. Y eso es lo que ahora pasa con la vieja Escritura y con los profetas: Se venera el viejo libro en el altar, se lo adora ciega y horripilantemente como a una divinidad, pero no se preocupa en absoluto de su contenido, y menos aún se obra conforme el mismo. Ahí tal hombre –un fariseo– se parece completamente al mono que salta alegremente por las ramas gruesas, y que a aquel que le quería despachar, le ahuyenta, tirándole palos gruesos, porque un mono es un mono y se sirve del árbol para un fin completamente diferente que él que de por la naturaleza mora en el valioso árbol mismo.

9. Así para los hombres la Escritura ya no vale más que un cedro quebradizo para los monos; y ahora todo el Líbano está cubierto exuberantemente de toda clase de arbustos silvestres, frecuentemente venenosos. Estos parecen a los estatutos humanos perniciosos y nocivos, los que han sustituido las Leyes de Dios y, además, parecen también a las tumbas de los profetas, blanqueadas finamente y de buen gusto, pero las que en el interior están llenas de muerte, de moho y de olor asqueroso… mientras que la Palabra Viva de los profetas, registrada en los libros, precisamente en la esfera en la que debía ser observada queda sin observación. Se adora la Palabra Viva anotada de los profetas como un santuario, y al indigno que se atreve a tocar el libro de los profetas se le restriega las manos con sal hasta que salga sangre. Pero tomar las Palabras de los profetas a pecho y obrar conforme a ellas, oh, ¡de eso ni hablar! ¿Qué, entonces, es la Escritura Santa? ¡Nada más que un Líbano cubierto de arbustos silvestres - ahora una morada de monos y ya no de hombres entusiasmados de Dios!

10. Con la Doctrina que Yo ahora os doy, con el tiempo supuestamente puede suceder lo mismo... que se la adorará como una reliquia santa, como un ídolo… pues se tomará todo a la ligera y ya no se preocuparán del sentido y del Espíritu interior de esta Doctrina mía, sino todos se atendrán a los estatutos de los hombres pues sólo se dirán: “¿Qué más nos hace falta?”.

11. Pero luego también vendrá aquella gran tribulación de la que el profeta Daniel había vaticinado, cuando en el lugar santo en que se encontraba dijo: “¡En aquel tiempo habrá una tribulación entre los hombres como no ha habido desde el principio del mundo!”. - Bueno, ¡supongo que ahora comprendes mis dos imágenes anteriores!».


Capítulo 129. La madurez espiritual de los segadores del Señor.

1. «Sí, Señor, ¡ahora lo comprendo perfectamente!», dijo Roklus. «¡Pero esta comprensión me produce cierto sentimiento melancólico! Sin embargo, en lo que se refiere al número actual demasiado pequeño de dichos segadores, Tú, oh Señor, en el segundo plano aún tendrás Rafaeles en abundancia que podrían presentarse a los hombres en la forma del Rafael, e inmediatamente convertirlos igual que el Rafael me convirtió a mí radicalmente de mi ateismo, ¡y dentro de pocas horas en toda la Tierra todo el asunto quedaría arreglado! Pues también yo soy un ser humano y esta forma de instrucción no me ha hecho el menor daño; de modo que tampoco dañará a todos los demás hombres».

2. «Muy bien, amigo mío», dije Yo. «Desde ahora en adelante, en parte, eso va a acontecer con frecuencia, pero sólo con hombres que poseen los conocimientos y las experiencias como tú los tienes, y que tienen tu sentido de justicia muy objetivo. Sólo que de tales hombres no hay precisamente muchos en la Tierra. Pues todos los hombres más puros y buenos ahora se encuentran aquí, porque Yo lo he querido así que de lejos y de cerca todos se reuniesen aquí alrededor de Mí.

3. Ya mucho tiempo antes Yo mismo he previsto y preparado todas sus circunstancias, de modo que a causa de estas todos debían llegar precisamente aquí, al tiempo preciso, para ser instruidos de Mi mismo y de mis ángeles. Todos, igual que tú, también han recibido la enseñanza directamente de los Cielos; de modo que ahora todos estos ya están reunidos.

4. Para todos los demás este método de enseñanza suprema les resultaría espiritualmente conflictivo, por lo que no les valdría en absoluto, pues evidentemente les causaría más bien daño que beneficio. Porque todo lo que fue enseñado aquí, ellos debían tomarlo como consecuencias necesarias de los prodigios efectuados con las enseñanzas, por lo que se acabaron su libre reconocimiento y su libre voluntad - eso para siempre o por lo menos durante mucho tiempo. En vuestro caso se puede hacer omiso de esta preocupación porque en muchas cosas ya tenéis un conocimiento bien fundado y una experiencia considerable.

5. ¡Dime, si un solo milagro en cierto modo te ha desconcertado! Al realizar tus propios milagros partiste de la base de que en todo el mundo no podía haber milagros sobrenaturales, pero que por otro lado debía haber hombres que por medio de sus talentos y capacidades han aprendido muchas cosas de las fuerzas secretas de la naturaleza. Luego ellos mismos lo han puesto en obra, y de esta manera asombraban a las demás ovejas humanas porque estas ni por asomo podían tener idea alguna cómo un prodigio visto podía ser realizado a base de fuerzas completamente naturales.

6. Para un hombre como tú ningún milagro constriñe; pues en secreto pronto va a empezar a informarse y a decirse: “Cur, quomodo, quando, quibus auxiliis?” (¿Por qué, de qué modo, cuándo, con qué recursos?), como también era el caso contigo... La construcción súbita de la casa completamente nueva, del jardín, del puerto junto con los cinco navíos no te sorprendió en absoluto. Porque en India habías llegado a conocer a un mago que en un instante a una sola señal produjo regiones enteras por medio del arte de magia... ¿Por qué no iba a haber aquí alguien que a una señal sabía producir una casa nueva con jardín, con puerto y navíos?

7. Rafael tenía mucho que hacer contigo para instruirte acerca de una mejora posible; pero aún así no estabas completamente satisfecho con ello sino en seguida empezaste a continuar indagando, y hacía falta descubrirte el motivo espiritual cómo en el camino de la voluntad meramente espiritual era concebible realizar tal acto. Luego, a ti y a todos los aquí presentes, se lo mostró hasta al fondo más interior, y sin duda tú estabas contento con eso, porque de lo contrario después de casi cada explicación dada no habrías añadido: “¡Eso ahora lo comprendo claramente!”. Y lo que afirmaste, también te quedaba muy claro porque nunca te habrías conformado con una incertidumbre o de un misterio. Y mira, igual que tú, también los muchos aquí presentes no estaban satisfechos con ver solamente la superficie del mar, porque ellos querían también saber lo que contiene su profundidad.

8. Y eso es justo y bien, porque sólo los hombres que ya tienen un entendimiento altamente despierto y muy claro, pueden percibir tal Revelación más profunda de su Vida… y a pesar de eso pueden quedarse libres en su reconocer y ejercer su voluntad; pues sólo hombres como estos pueden servirme de verdaderos segadores en el gran campo de mi semilla humana. Pero ahora, ¡cuéntalos tú mismo, y seguro que en toda la gran Tierra no veras muchos de ellos!

9. Cuando Yo digo que la cosecha está madura y que es grande, pero que para ella sólo hay muy pocos segadores, entonces espero que tú ahora reconocerás fácilmente el motivo de esto. Para vosotros que sois aptos para este trabajo, no he tenido cosa alguna en reserva y os he mostrado y descubierto toda la infinidad y la eternidad en sus rasgos principales, en la medida en que para vuestros conceptos no muy perspicaces fue dentro de lo posible; y también os he señalado con gran claridad todo lo que entonces os desvelará mi Espíritu en vosotros.

10. Como ya os he dicho, todo eso Yo sólo podía mostraros a vosotros y a nadie más en toda la Tierra querida, porque para eso los demás seres humanos no tienen en absoluto la capacidad necesaria para emitir su opinión sin prejuicio –y por mucho tiempo aún no la tendrán–, porque por un lado todavía están demasiado presos de diversas clases de superstición, y por otro lado rebuscan demasiado en todos los intereses egoístas más sucios por adquirir ganancias mundanas - razón por la que en todos los fenómenos puramente espirituales no ven una necesidad para su Vida, y en la mayoría de los casos los fenómenos espirituales sólo les resultan en una cosa molesta que les hace más difícil el libre comercio y tráfico.

11. ¿Acaso quieres enviar a estos un ángel Rafael? Te digo que una y la otra clase de estos hombres en primer lugar no tienen capacidad, en segundo lugar no tienen comprensión para tales fenómenos extraordinarios, y en tercer lugar estos les causarían más bien daño en vez de beneficio.

12. Los supersticiosos y los que creen ciegamente lo creerían todo demasiado rápidamente, pues se harían imágenes de Mí y de Rafael –y finalmente también de vosotros por ser amigos míos– y a todos nosotros nos erigirían un templo para adorarnos y honrarnos como ídolos suyos; pero la gente del mundo vulgar nos ahuyentaría como estafadores y holgazanes vagos; y si empezáramos a tratarlos por medio de la Fuerza y del Poder divinos, aun así no nos escucharían sino intentarían de matarnos y exterminarnos, tomándonos por enemigos muy peligrosos para la sociedad humana… como por fin lo harán Conmigo…

13. De eso puedes deducir con gran facilidad de cuántos segadores aptos ahora disponemos por toda la gran Tierra querida. ¿Qué otra cosa podemos hacer que poner nosotros mismos las manos a la obra y trabajar diligentemente mientras nos lo permita la claridad del día? Pues una vez que se haya hecho completamente noche nadie será capaz de trabajar. Ya que estamos aquí todos juntos, nada más salir el Sol todos pondremos nuestras manos a la obra».


Capítulo 130. Consejos del Señor para difundir el Evangelio.

1. (El Señor:) «De todos modos no queremos proclamar ni afirmar de antemano: “¡De esta u otra manera tendremos éxito!”; porque para que la gran Obra nos salga bien, incluso a Mí mismo no está permitido hacer una mirada perspicaz al ‘segundo’ futuro, para que nada se interponga entre Mí y los hombres creados de Mi, lo que podría violar el libre arbitrio del ser humano.

2. Por eso, de nuestra parte, no tenemos que hacer más que sólo enseñar a los hombres la plena llegada del Reino de Dios, del Amor y de la Verdad puros… más en el caso necesario con un pequeño suplemento de cualquier prodigio, que siempre debe manifestarse como Obra de caridad y nunca de castigo o de venganza o ira encendida, y eso incluso si por parte de los hombres ciegos y supuestamente también muy desagradecidos tuviéramos que soportar muchas penas. El que de vosotros lo hiciera, en vez del bien originaría sólo el mal y Yo sería obligado de retirarle toda mi Gracia y por fin mirarle con ojos de indignación.

3. Por lo tanto mi Doctrina hay que divulgarla a los hombres y pueblos en todo el mundo - totalmente sin aplicar fuerza exterior, y menos aún por medio de obligación interior. Y los prodigios sólo hay que realizarlos allí donde los hombres alimentan una fe viva y firme en sus corazones no contaminados de cualquier duda exterior y que por lo demás ya tienen experiencias y conocimientos en diversas cosas.

4. Ante hombres crédulos y supersticiosos no hay que realizar milagros, porque estos a los crédulos en seguida les robarían cada chispa de su libre voluntad, la que de todos modos es muy débil. En este caso mi Doctrina de los Cielos no les serviría más que su antigua superstición, porque pronto empezarían a endosar a las Palabras de los Cielos un efecto divinamente mágico, y las harían actuar sobre ellos mismos. Luego en todas las situaciones se comportarían de manera pasiva y toda actividad según la Doctrina quedaría simplemente ignorada.

5. Pues finalmente ellos llegarían a ser tan perezosos como hoy en día hay muchos judíos adinerados y acomodados que incluso son demasiado desidiosos de orar ellos mismos a Dios, pues pagan a los fariseos y a otra gente para que recen para ellos, alegando que tienen demasiado poco tiempo para eso y que también sería demasiado incómodo salmodiar ellos mismos esas oraciones sin fin.

6. Si un día mi Doctrina llega a semejante miseria, entonces, por supuesto, ya no podrá tardar mucho y se producirá un juicio universal que volverá a llevar todo al antiguo estado de la Verdad - como en la época de Noé.

7. Por eso, ¡enseñad a todos los hombres la Verdad más pura y descartad al máximo posible todo lo místico y mágico prodigioso, porque de lo contrario quedaréis lejos de lograr algo! Pues, si un hombre sale de la actividad de su libre voluntad y entra en una especie de letargo piadoso, entonces dejará de ser un hombre y se hallará debajo de la dignidad de un animal, pues parecerá a un arbusto silvestre e inerte que, sin producir fruto alguno, sólo vegeta como una hierba mala gracias a la influencia exterior de la luz solar y de su calor, y casi ya no es capaz de manifestar una espontaneidad tan necesaria para la Vida.

8. Con tales hombres luego también se entibia el amor, con lo que el pobre prójimo ahora les resulta en una mosca inoportuna que les molesta en sus confortables sueños mundanos. Y en lo que se refiere al amor para con Dios, para eso ellos pagan una diversidad de sacrificios y oraciones... Dime, ¿qué aspecto tendrá entonces el corazón de tales hombres referente al Reino de Dios? No digo que esta situación tiene que producirse inevitablemente con los futuros participantes de esta Doctrina mía –como ahora va a suceder con los fariseos y los judíos– pero que sí podrá producirse, y eso en un futuro ni tan lejano - si vosotros en calidad de difundidores de esta Doctrina no obráis con suficiente prudencia.

9. Tampoco hago de vosotros mensajeros dependientes sino completamente libres para anunciar el Reino de Dios en la Tierra. Pues siempre vais a recibir de Mí la indicación qué hay que hacer acá y allá; pero aún así nunca vuestra libre voluntad será infringida, dado que ahora ante todo ya sois mis “niños” queridos… mis “niños” absolutamente primeros…

10. Ni a vosotros ni a otra persona jamás impondré mi Voluntad que anhele mi Sabiduría, sino solamente se la hago saber mediante Palabras y Consejos; y vosotros mismos debéis hacer que por vuestra propia voluntad y actividad mi Voluntad también se haga la vuestra - y eso por muchas abnegaciones en las diversas cosas de este mundo.

11. Pues ahora ya lo sabéis que todo el mundo y su diversa materia existe a causa del espíritu y eternamente nunca el espíritu a causa de la materia; con lo que sería una absurdidad de vuestra parte si como hombres cuyo ser por más de la mitad ya se ha convertido en espíritu os decidierais para la materia. Aun así de mi parte no seréis obligados de decidiros completamente para el Espíritu, porque toda obligación es y sigue siendo asunto sumamente propio de cada ser humano, porque precisamente de eso depende su Vida eterna.

12. Tan sólo el saber y el tener una fe con lo más firme que fuera, eso no sirve a nadie, ¡sino únicamente el obrar conforme a estos! Por eso, a los hombres que en adelante mediante vosotros llegarán a saber la Verdad que surge de Mí, ante todo debéis exhortarlos de ser activos según ella, porque sin la actividad realizada las promesas contenidas en la Doctrina nunca pueden ser cumplidas - tan poco como un hombre nunca llegará a Damasco –aunque conozca perfectamente el camino hacia allí y tenga la fe más convincente que el camino al que conoce perfectamente le lleva allí en línea casi directa– si nunca quiere o puede emprender el primer paso en él… o también si se propone varias veces emprender el viaje, pero a causa de diversos negocios pequeños le está impedido de realizarlo».


Capítulo 131. La actividad conforme a la Doctrina y a las promesas de Dios. La inutilidad de las ceremonias.

1. (El Señor:) «Ante todo hay que poner mucho cuidado en que vuestros discípulos futuros no sean meros oyentes y creyentes de la nueva Doctrina, sino que se conviertan en hacedores celosos y aplicados según la Doctrina recibida y con toda convicción aceptada como verdadera; pues sólo de esta manera en cada hombre esta Doctrina se hará una Verdad completa - cuando él en sí mismo empieza a sentir el cumplimiento de las promesas contenidas en ella… y finalmente tendrá que decirse: “Sí, ¡esta Doctrina es verdaderamente de Dios, porque por su observación efectiva empiezan a cumplirse en mi mismo una promesa tras otra contenida en ella!”.

2. Si alguien ha alcanzado este punto, entonces ya ha ganado… y con ello también mi Doctrina como ejemplo para muchos otros, los que todavía ensayan pero aún no han podido conseguir resultado alguno. Esto los anima a poner sus manos, ellos mismos, con aún más celo a la obra, lo que les va a producir frutos, aunque al principio aún sean escasos.

3. Por eso, al propagar y distribuir mi Doctrina, ¡sed astutos como serpientes y zorros, pero a la vez siempre mansos como las palomas, cuyo gorjeo y frecuente gruñido no son más que un amor encubierto, motivo porque la paloma para los ancianos servía de símbolo del amor.

4. Ahora depende principalmente de vosotros; pues tal como lo arregláis, tal también continuará subsistiendo. Si al comenzar en un primer ensayo cometáis una pequeña falta, entonces en algunos siglos de esta surgirá todo un monte de pecados contra el Orden justo.

5. ¡Por eso no os dejéis confundir por algo clásico venerable: ni por el Sabbat, la luna nueva, la Escritura, el Templo, las tumbas de los profetas, los lugares donde Yo mismo actuaba con vosotros, ni la mera magia de mi Nombre, los templos, las casas de los patriarcas o determinadas horas del día, ni otras cosas exteriores absurdas por el estilo que os desviarían de la Verdad recibida aquí!

6. Pues hasta ahora todo eso era sólo una imagen correspondiente de aquello que ahora en la Luz más clara se halla delante de vosotros como la Verdad más pura y descubierta. Pues no era más que un gran escrito en símbolos trazado por toda la Tierra amplia, y una gran carta del Padre en el Cielo dirigida a sus “niños” en esta Tierra - un escrito que ahora se halla desellado y abierto delante de vosotros, y al que ahora todos habéis podido leer muy bien. Sin embargo, para el futuro esto ya no tendrá valor alguno, y tampoco tendrá una importancia para la Vida.

7. Ahora el amor para con Dios y para con el prójimo son todo, pero eso no sólo en la teoría, sino verdaderamente en la acción; y para eso no hacen falta un sábado, una luna nueva, un Templo, una hora específica, cualquier vestido recubierto, cualquier oración exageradamente larga, unos sacrificios de penitencia, unos bueyes, becerros o cabrones para la matanza y el suplicio del fuego, ¡sino únicamente hace falta el amor, como ya os lo he desvelado tantas veces!

8. Como divulgadores de esta Doctrina mía nunca y en ninguna parte mostréis una debilidad por cualquier reglamento viejo, ni siquiera en la selección de comidas, porque lo que entra comedidamente en la boca nunca impurifica al hombre, sino solamente lo que viene del corazón y sale por la boca en el perjuicio de los prójimos, ¡esto impurifica al hombre! Así, con esta doctrina, daréis permanentemente la bendición y la salvación verdaderas a los hombres, lo que en mil años y otros mil años continuará tan puro como Yo mismo ahora os lo doy y os lo he dado.

9. Pero si combináis cualquiera de las antiguas ceremonias con esta Doctrina mía y empecéis a respetar ciertos días conmemorativos o cualquier pequeñez del Templo, entonces todo esto aumentará de año en año, y en varios siglos se convertirá en un auténtico establo de Augías que ya os está conocido - el que finalmente de nuevo tendrá que ser purificado por un juicio general».


Capítulo 132. La salvación del yugo del servicio ceremonial y de la ley.

1. (El Señor:) «Con eso os doy una Doctrina de Dios y de la Vida, la que está tan lejos de cualquier ceremonia como un polo celeste del otro. Ahí no se necesita un sabbat, un Templo, un oratorio, unas ayunas, una propia vara de Arón, una vestimenta de Arón, un tocado de dos cuernos, una arca de alianza, un agua bendecida y menos aún una maldita. En esta Doctrina el hombre mismo es todo en todo y no necesita otra cosa que a sí mismo.

2. En las antiguas doctrinas ejemplares sólo en parte el hombre era todavía representado como completamente material… como un ser que iba ennobleciéndose más y más, y que iba formándose en un verdadero hombre espiritual… por lo que también era necesario presentarle en diferentes formas, recipientes y maneras ceremoniales de obrar que correspondían a lo espiritual.

3. Pero en esta nueva Doctrina mía el ser humano en sí mismo está unido como en un solo punto - unido en sí y consigo mismo… así como también Yo mismo con toda mi infinita Divinidad original, estoy aquí delante de vosotros como unido en un solo punto… Y Yo mismo os digo, que a partir de ahora el Reino de Dios y su Justicia ya no habrá que buscarlos en el Templo de Jerusalén o en el monte Garicim y allí adorar a Dios, sino tal servicio a Dios podrá realizarse en todas partes donde se encuentre un ser humano.

4. ¡El corazón del hombre será el Templo vivo del verdadero Dios uno y único, y el amor activo será el único servicio verdadero a Dios; y únicamente el amor a Dios será una verdadera adoración a Él!

5. Como un verdadero amor para con Dios es irrealizable sin el activo amor al prójimo - y este amor tampoco es realizable sin el amor verdadero para con Dios, así estas dos especies de amor, en el fondo del fondo, son un solo amor y una y la misma adoración verdadera a Dios. Aquel que lleva esto en sí mismo, él tiene todo unido en su propio corazón - toda Ley y todos los profetas, y ya no necesita nada más.

6. Con eso derogo todo lo antiguo incluso las leyes de Moisés - no como si a estas en adelante ya no habría que observarlas, ¡nada de eso!, sino solamente los derogo en la medida en que hasta ahora se trataba de una obligación sancionada por castigo terrenal el actuar de una u otra manera; pues así la ley era un juez estancado en la nuca de cada ser humano, pues se trataba de una condenación perpetua de cuyas consecuencias ningún hombre podía liberarse. Pero un hombre que se encuentra oprimido por la carga de la ley, por eso evidentemente se encuentra continuamente en el juicio - y el que se encuentra en el juicio está espiritualmente muerto, pues está maldecido por la libertad de la divina Vida interior.

7. Sólo cuando la ley llega a ser propiedad del hombre y así está subordinada a la libertad de su propia voluntad, entonces todo juicio, toda maldición y toda muerte del hombre tendrá un fin, y es sobre todo por eso que Yo he venido a este mundo… para traer a todos los seres humanos la liberación del yugo de la ley, del juicio, de la maldición y de la muerte… y es por eso que a partir de ahora derogo todo lo exterior y realmente os devuelvo a vosotros mismos, con lo que Yo os hago verdaderos “niños” de Dios y señores sobre toda ley y todo juicio.

8. Si vosotros y también vuestros discípulos respectáis esta pauta sin cambiar, entonces nunca un juicio podrá caer sobre vosotros porque estaréis encima de la ley; pero, tan pronto que en un punto u otro os dejéis llamar la atención sobre una antigua ley exterior o permitáis que todavía os sometan a una antigua ceremonia exterior, ¡entonces de nuevo os someteréis a un juicio, y la muerte os afectará en la medida en que vosotros mismos os hayáis sometido a la antigua ley de ceremonias».


Capítulo 133. La relación entre los “niños” de Dios y las leyes políticas.

1. A eso Roklus preguntó: «Pero Señor, ¿cómo debemos entones observar las leyes políticas del Estado? ¿No hay que hacerles caso, aunque se haya logrado el dominio sobre sí mismo? ¿O puede hacerse con estas lo mismo como con los Mandamientos del gran profeta Moisés?».

2. «¡Pero amigo, ¿cómo puede llamarse “leyes” las reglamentaciones de un estado?!», le dije Yo, «porque leyes son únicamente la Voluntad proclamada de Dios; mientras que las “leyes” o reglamentaciones de un estado a las que tú te refieres, son sólo la voluntad más inestable de un hombre, y nunca pueden tener que ver algo con otra cosa que con la vida exterior y material del cuerpo. Si estas cosas son buenas, entonces las aprobarás y las aceptarás con tu voluntad totalmente libre… y al haberlo hecho ya eres un señor de las “leyes” del estado, de modo que estas ya no pueden causar que caigas en un juicio. Y caso que fueran malas, de todos modos estarías libre de desembarazarte de ellas y dirigirte allí donde haya reglamentaciones más sabias… o llamar delicadamente la atención al legislador a la deficiencia de algunas leyes, dándole un consejo bueno y justo. Caso que acepte el consejo, haréis bien permanecer allí. En el caso contrario, cuando por su altanería dominadora no quiera aceptar el consejo, entonces seguid vuestro camino, pues la Tierra es grande y tiene muchos países y pueblos, reinos, reyes y príncipes.

3. Una vez que estéis puros en vuestro interior, ¡entonces todo os resultará puro! Pues para el puro todas las cosas son puras porque él puede ver el fondo de todo - lo que quiere decir: Al que ve, durante el día todo le parece ser bien iluminado, e incluso durante la noche él de vista aguda no está totalmente sin luz, mientras que para el ciego todo está oscuro, por lo que para él el día no tiene preferencia ante la noche.

4. De modo que aquel que en su interior está completamente en el orden, él también es un amo sobre todo desorden que de una u otra forma pueda existir en el mundo. Pero siendo un señor que íntimamente ya no puede entrar en un desorden, en el fondo también podrá continuar viviendo en cualquier sociedad política, sea su forma como fuera; porque él ve claramente a dónde tendrá que dirigir sus pasos.

5. Pues ahora también Yo mismo estoy en esta Tierra y, según mi Personalidad exterior, me adapto al orden prescrito por el emperador romano pues no me sublevo en ninguna parte contra él, ni aparentemente. ¿Acaso por eso salgo del Orden de mi Ser divino más íntimo? - ¡En absoluto! - ¡Yo soy El que soy, sin cambiar!... ¡Y mi Consejo también está aceptado por aquellos que en sus manos llevan el poder del soberano! Por eso soy un Maestro y Señor sobre ellos y nadie me pregunta: “Señor, ¿cómo es que hagas esto?”.

6. ¡Creedme que alguien que se ha hecho verdaderamente un señor de sí mismo, con facilidad también puede hacerse señor de un pueblo entero, y nadie le dirá: “Amigo, ¿cómo es posible que hagas algo así?”. Pues los seres humanos ellos mismos le harán ser esto - por acudir en grupos para pedirle consejos. Pero ¿qué es un sabio consejero, si no al mismo tiempo un legislador sabio?... Y el que dicta leyes, ¿cómo no va ser un señor sobre los que las aceptan? ¿No son Ouran, Matael, aquí mi noble amigo Cirenio, Cornelio, Fausto y Julio soberanos y gobernantes, y aun así han aceptado leyes de Mí, y ellos mismos me llaman “su Señor”? ¿Por qué han hecho esto? ¡Porque en Mí han llegado a conocer suficientemente y con suma claridad el Poder y la Fuerza de la Verdad! Y lo que Yo ahora hablo y hago, en tiempos venideros también vosotros vais a hacerlo, y aún más, y eso en escala mayor, de modo que en toda la Tierra querida tendréis que surtir los mismos efectos.

7. Sin duda, para eso se necesita tener un valor firme que no tiene miedo de la muerte física; pero uno en sí mismo ha llegado a ser un amo de la Vida, uno que en la claridad más pura lleva en sí la Vida eterna, ¿cómo iba a alimentar tal temor de la muerte física?… él que debe saber perfectamente bien que, en primer lugar, aquellos que pueden matar el cuerpo físico no son capaces de dañar el alma ni el eterno Espíritu de la Vida… y que, en segundo lugar, el alma al dejar al cuerpo pesado atrás, logra una ganancia eterna indecible, ¡la que todos los tesoros de esta Tierra nunca podrían compensar!

8. ¡Se supone que el que siente esto en sí mismo con la claridad más profunda de su vida, no va a temer la muerte del cuerpo físico! Y si todavía tuviese miedo, entonces parecería a un insensato que lloraría por liberarle de la camisa de fuerza y reemplazarla con el vestido de la libertad y claridad más elevada y sublime de la Vida eterna. Pero como esto es poco probable, seguro que en el momento oportuno no os faltará el valor necesario.

9. Por eso, ante todo, ¡cuidad de haceros maestros sobre vosotros mismos, porque entonces también seréis maestros sobre todas las leyes y sobre todo juicio, pues estaréis lejos de toda maldición de cualquier ley mundana estúpida!

10. Pero lo que vosotros mismos os hacéis, ¡procurad aplicadamente que también se lo hagan aquellos que mediante vosotros aprenderán a conocer el Orden interior de la Vida! Entonces estos serán vuestros verdaderos amigos y hermanos y ya no establecerán otras leyes porque, igual a vosotros, comprenderán que la ley íntima de la Vida contrapesa a todas las demás y las hace inservibles».


Capítulo 134. Rasgos fundamentales para la educación de los niños.

1. «Señor, ¡todo eso es oro purísimo y la Verdad de tus Palabras es palpable!», dijo Roklus. «¡De modo que así durante toda la eternidad esta Doctrina tiene que quedarse pura como un diamante y lo seguirá siendo durante la continuación de mi instituto, de lo que yo y mis compañeros cuidaremos y seremos garantes!

2. Pero ahora me queda todavía una pequeña duda, y en el momento en que también ahí sepa qué debo hacer, entonces todo se encontrará en el mejor Orden como ya no me lo puedo imaginar de otra manera. La cuestión se refiere a la educación de los niños según tu Doctrina: Cuando hay que educarlos, ¿debe evitarse también con ellos toda representación simbólica tanto como sea posible?».

3. «¡Por supuesto!», le respondí, «pues representaciones simbólicas en ninguna parte se apegan tanto como precisamente al ánimo de los niños, y después resulta muy difícil quitárselas completamente - ¡a no ser con grandes dificultades!

4. Primero comenzad a enseñarles mecánicamente a leer, a escribir y a calcular; luego descubridles la forma de la Tierra y mostradles en todas las cosas la verdadera razón - ¡mientras sea apropiado para ellos y mientras sean capaces de comprenderla!... ¡Enriquecedlos con todos los conocimientos útiles, y también haced que con vosotros hagan algunas pequeñas experiencias, entusiasmándolos por todo lo Bueno y lo Verdadero!

5. ¡Creedme que los niños comprenden todo lo Bueno y Verdadero mejor y más rápidamente que todas las mistificaciones muchas veces absurdas y enredadas, entre las que ellos mismos deben descubrir las Verdades profundas - lo que los cansa y con lo que por fin se hacen inactivos. Por cierto, cuando mi Espíritu en vosotros mismos os guiará en toda la Verdad, vais a ver todo eso en la Luz más clara y reconoceréis lo que habrá que hacer. - Bueno, si alguien de vosotros todavía tiene una pregunta, ¡que pregunte!, pues se acerca el día de mi partida y Marco ya empieza a preparar el desayuno».

6. «¡Señor y Maestro desde la eternidad!», dijo Roklus. «Ahora, para hablar ingenuamente –pues ya no puedo ni quiero hablar de otra manera– ya no sé cosa alguna con la que aún debería incomodarte. Pues ahora todo ya me ha quedado claro, y eso tan sólo porque ahora el camino me ha quedado claro... Por supuesto, aún podría hacerte muchas preguntas sobre cosas que hasta ahora todavía me resultan enigmas impenetrables; pero por tu Promesa ahora ya sé que llegaré a saber todo lo que me conviene saberlo.

7. Lo más importante es que ahora estamos familiarizados perfectamente con el camino que tenemos que ir para lograr ese dominio de nosotros mismos, el que ya añoramos por mucho tiempo. Cuando hemos logrado este dominio, entonces de todos modos tendremos todo. Pero en el caso que no lo hayamos logrado, también el saber parcial nos servirá poco o nada. Yo, por mi parte, verdaderamente no sé lo que aún podría preguntarte. ¡De todos modos con eso no quiero decir o aconsejar a otra persona que tiene algunas preguntas, que no las haga!

8. Señor, te doy las gracias por esta Luz tan sumamente grande que ahora me has concedido. A partir de ahora, ¡únicamente a Ti sean todo mi amor y todo el honor! - Te ruego por tu permiso bondadoso para volver a mis compañeros y deliberar con ellos cómo, en tu Nombre, podremos regenerar nuestro instituto, porque en él habrá que exterminar todo lo actual, y habrá que introducir tu Palabra efectivamente».

9. En este momento Roklus quería alejarse, pero Yo le dije: «¡Espérate, porque aún tengo que concertar algo contigo!».


Capítulo 135. La situación embarazosa del instituto de los Esenios.

1. «Oh Señor, ¡tal vez habrá nadie que desea estar a tu lado con más ganas que yo!», dijo Roklus. «Sea lo que fuere, todo lo que surge de Ti, para mi corazón siempre serán felicidad y delicias más altas. ¡Me consumo por saber más de Ti referente la restitución de nuestro instituto!».

2. «Sí, amigo, ¡lo has sospechado correctamente!», le respondí Yo. «Pues hay todavía muchas cosas que te causarían dudas, por las que vosotros en vuestro consejo podríais llegar a un desacuerdo. Por eso será conveniente que Yo mismo te dé algunas advertencias confidenciales.

3. Ante todo te aseguro que, provisionalmente, de vez en cuando mi servidor Rafael vendrá a ti y os apoyará con palabras y hechos. Para los otros tiempos ya tiene sus instrucciones determinadas, pues sabe lo que durante el tiempo de mi estancia en esta Tierra debe hacer y dónde debe permanecer temporalmente. Pero esta garantía que te he dado vale únicamente para los casos más extraordinarios que durante el tiempo de la restitución podrían originarse en vuestro instituto.

4. Lo que conviene que tú mismo hagas, esto ahora te lo participaré en pocas palabras: Pues todavía existe vuestro sanatorio establecido para resucitar muertos, astutamente organizado. Actualmente se encuentran allí 107 niños de una edad de 3 - 14 años, y entre ellos un poco más de la mitad son muchachas... Por eso ahora os encontráis en un gran apuro porque en todos vuestros criaderos de niños apenas tenéis veinte semejanzas, por lo que ahora a todas las regiones terrestres habéis enviado mensajeros con retratos pintados, para que compren niños parecidos al precio que fuera. Pero estos mensajeros tienen poco éxito. Porque cuando en algún lugar dan con alguno parecido, no lo venden ni por el precio que fuera, pues ellos no pueden servirse de cualquiera que no parece a los retratos. - ¿Que dices tú a semejante contratiempo?».

5. Aquí Roklus se rascó bruscamente la oreja y dijo: «¡Pues sí, Señor! Si es así –lo que se comprende fácilmente– ¡entonces el instituto está realmente metido en un compromiso fundamental! Por supuesto era una tontería sin par el acoger tantos niños difuntos a la vez, ¡y eso contrario a mi voluntad! Pero nuestro primer gerente, especialmente él de la sección de resurrección de niños, me aseguró que todo iba a salir bien. Sin embargo, pronto el asunto obtuvo otro aspecto. Pues encontramos apenas veinte semejanzas; y los demás niños, ¿qué? - ¡A estos podemos buscar con aquella linterna con la que en otros tiempos el cínico Diógenes había buscado los hombres en pleno día!

6. Por supuesto, en seguida el gerente envió mensajeros con dineral en todas las direcciones; pero si el asunto va así como Tú me has dicho, ¡entonces estamos perdidos junto con todo nuestro instituto! Ante eso los fariseos envidiosos y celosos estallarán en carcajadas y nosotros nos quedaremos en un gran aprieto sobre todo porque por esta vez –como me he enterado– hay unos niños de los fariseos entre ellos, con los que los envidiosos se habrán propuesto a tantearnos…

7. ¡Vaya, vaya!... ¡Eso, sin duda, es un asunto muy grave, y ante mi intención firme que en adelante sólo obraré en tu Nombre puede resultar muy embarazoso! ¿Cómo podemos ahora proceder razonablemente? ¡Ya se me está atascando el razonamiento! Si así fuera tu santa Voluntad, oh Señor, Tú por supuesto podrías sacarnos de este apuro… Pues también podrías hacerlo dado que nunca en lo más mínimo hemos combinado una mala intención con el instituto.

8. Tú, en calidad de un Dios, Señor y Maestro lleno de sumo amor, ¡¿no podrás atribuirnos nuestra ignorancia?! Caso que tu Sabiduría inconmensurable encontrase algunas manchas con nosotros - manchas originadas por nuestra culpa propia pero donde no podemos ser responsables, ¡entonces tu Amor todavía más inconmensurablemente poderoso será más que suficiente para borrarlas! Yo y todos mis compañeros principales fundamos ahora todas nuestras esperanzas en Ti, y confiamos profundamente en que esta vez nos ayudarás a sacarnos de este apuro y embarazo enorme, por lo que te prometemos fervientemente que para todos los tiempos nuestra mayor preocupación será la de mantener tu santa Palabra tan pura como ahora la hemos recibido de Ti con el mayor agradecimiento de nuestros corazones».

9. «Pero ¿cómo es posible que tú llames un gran embarazo aquello donde ya has recibido mi promesa que te daré toda ayuda posible?», dije Yo. «Porque lo que Yo prometo a alguien, con esto cumplo con aún más seguridad de lo que el Sol debe salir diariamente, y siempre debe iluminar la mitad de la Tierra, aunque su superficie esté despejada o cubierta de nubes o de niebla. - ¿Hasta cuándo han de volver a regresar los 107 niños en estado vivo en las casas de sus parientes?».

10. A eso Roklus me respondió: «Señor, ¡qué otra cosa debo, o puedo contestar a tu pregunta sino: Oh Señor, todas las cosas te son bien conocidas y así también nuestras necedades!».

11. «Pues sí, ¡con eso me has dado una respuesta muy acertada!», le dije Yo. «Porque Verdad es que habéis cometido una gran necedad habiendo puesto unos plazos mucho demasiado cortos para vuestras resurrecciones fingidas. Sin duda habéis sido animados por algunos ensayos que os habían salido con buenos resultados y habéis hecho la experiencia que un tiempo posiblemente muy corto de resurrección no sólo es el menos costoso sino también el más recomendable; por lo que todo el asunto ganará en maravilla - eso por supuesto sólo según la apariencia...

12. Si tuvierais suficientes niños que se parecen a los buscados, entonces todavía habría manera de continuar de vuestra manera. Pero como para este fin os falta precisamente la cosa principal para vuestro engaño fino, es bien comprensible que os habéis metido en un embarazo formidable. Por supuesto, verdad es que por esta vez Yo podría ayudaros de salir de este apuro; sin embargo luego evidentemente os debería ayudar en vuestros engaños… y mirad, ¡eso no puedo ser, a pesar de lo mucho que os amo a todos vosotros! En este caso el asunto ha de ser resuelto por una manera enteramente diferente».


Capítulo 136. La prohibición de las resurrecciones tramposas de los Esenios.

1. (El Señor:) «¡Mira allí el muchacho, al lado izquierdo de Cirenio, que ahora echa una cabezadita. El nombre de este muchacho es Josué. Este muchacho ya ha yacido en la tumba más de un año, y sus huesos ya habían quedado sin carne como un esqueleto perfecto. Yacía en una tumba no lejos de Nazaret, donde Yo le devolví la vida. Ahora nadie se lo nota que ya estaba en la tumba, completamente descompuesto.

2. Lo que pude hacer a él, esto Yo también lo podría aplicar a tus 107 niños, y esto aquí mismo y dentro de un instante. Pero esto no os serviría gran cosa, porque de esta manera los niños regresarían a sus hogares familiares antes de los plazos convenidos. Por eso habría que cumplir exactamente con los plazos fijados, para que con este asunto de ninguna manera ya se crearan nuevas mentiras. Que luego mi servidor venga a vosotros y –aunque eso sea un poco en contra mi Orden– llame a los muchachos auténticos a la vida terrestre, y eso en presencia de sus padres citados para tal fin, para que en su gran ceguera mediante un golpe violento reconozcan que el Reino de Dios se ha acercado.

3. Las palabras que tú debes pronunciar a esta ocasión ya te las pondré en tu lengua, estuviese Yo corporalmente donde estuviere. Pero para ahora y los tiempos venideros te advierto seriamente que ni tú ni nadie de tu instituto ya aceptéis niños difuntos para su resurrección, ¡ni por todos los tesoros del mundo!

4. Pues cuando permito que se muera un niño o una niña, que conste que para esto hay motivos sumamente importantes, y sería contrario a mi Voluntad y mi Orden el devolver la vida terrestre a tales criaturas. Ahora bien, lo que se refiere a los ciento siete niños, eso ya lo he previsto desde hace mucho tiempo, y por consiguiente no sucede contrario a mi Voluntad. Y en el sentido más amplio ni siquiera sucede verdaderamente contrario a mi Orden; sin embargo, en lo sucesivo eso ya no debe acontecer sino excepcionalmente cuando tú o alguno de tus sucesores estéis invitados directamente por mi Espíritu para realizarlo.

5. Podéis curar a enfermos, una vez… dos veces… y también tres veces… o sea, tantas veces como queráis… pero ¡desistid para siempre de la resurrección de los fallecidos por la muerte de la carne! Porque con esto entre las almas desencarnadas resultáis en un monstruo mucho más malvado que el peor asesino entre los hombres que todavía tienen que vivir su tiempo en este mundo.

6. En este mundo, ¡qué desgracia se ve en el asesinato de alguien! Pero en el Más Allá está considerado como desgracia miles veces peor si un alma ya desencarnada es forzada de volver a meterse en su cuerpo pesado, pestífero y mortal. Por esta razón no haréis caridad a hombre alguno si volvéis a llamarle a esta vida terrenal.

7. Cierto que allá hay almas malvadas a las que con razón se puede calificar de diablos. Y seguro que estas allá lo pasan diez mil veces peor que el mendigo más pobre perseguido en esta Tierra. Pero entre todas estas muchas almas –cuyo número según la manera árabe de contar hasta ahora bien puede estimarse a diez mil millones– no hay ninguna que quiera volver a pasar por el camino de la carne. Y si ya las desgraciadas nunca quieren volver a esta Tierra, ¡mucho menos aún las dichosas en el Más Allá! ¡Por eso os digo seriamente que ya no resucitéis muertos! - ¿Estás seguro de haberme comprendido bien?».

8. «Sí, Señor», dijo Roklus. «Estoy seguro que te he comprendido bien, y no puedo agradecerte suficientemente por tu ayuda extraordinaria que nos facilita salir de nuestro gran apuro. Pero nosotros mismos de todos modos nunca nos hemos dedicado a la propia resurrección, pues nuestras resurrecciones en el fondo no eran otra cosa que engaños secretos para el bien de la humanidad afligida - eso en la medida en que antiguamente con nuestro razonamiento limitado hayamos podido imaginarnos un beneficio para los seres humanos. Para ser exacto hemos sacado muy poco provecho de todo eso porque el mantenimiento del instituto y la adquisición ocasional de niños siempre nos costaba un dineral.

9. Cierto es que con nuestras resurrecciones los seres humanos en el gran Más Allá no han sufrido molestias, y así supongo que –sin tener en cuenta el pequeño engaño– con eso no hemos hecho daño alguno al Reino de las almas; pues de nuestra parte las almas de los difuntos nunca han sido forzadas de regresar a este mundo de la carne».

10. «Eso bien es verdad, pero a pesar de esto tal manipulación vuestra en cada caso había ocasionado algo conflictivo para el mundo de los espíritus», le dije Yo. «Pues el niño difunto ha llegado a ser un ciudadano del mundo espiritual... Pero ahora, al pasar el tiempo, también sus padres murieron para esta Tierra, y también el niño falso. Y en caso de circunstancias favorables –como en general es el caso en el otro mundo– ellos no tardaban en encontrarse.

11. Ahora, en el otro mundo, ¿qué debían pensar los padres sorprendidos por vuestra manera de resucitar, cuando allá pronto iban a unirse con un hijo auténtico y con el mismo falso, al que tenían irrevocablemente por el auténtico? ¡Reflexiona un poco sobre este caso!

12. Porque todo lo que en esta Tierra se hace tan oculto como posible, en el Más Allá esto se revelará hasta en el detalle más pequeño. Lo que aquí alguien hace tan secretamente como posible, en el otro mundo es un secreto a voces ante millones de ojos y orejas. Ahora, tú en calidad de resucitador falso, ¡ponte también en la esfera de una revelación semejante! ¿Qué piensas tú, qué aspecto tendrás entonces, y cómo quedarás?

13. Si en esta Tierra seres humanos con sus sentidos de percepción muy limitados reconocen mucha clase de estupideces y las juzgan, las condenan y finalmente las castigan severamente –y eso a pesar de que ellos en general carecen de la Fuerza de la Verdad interior–, ¡cuanto más esto tiene que ser el caso allá donde la Verdad –como una de las Fuerzas más invencibles– ella sola siempre resulta ama absoluta sobre todo lo que existe!

14. Entre las pequeñas aves rapaces hay una especie que por su canto “cucú” se llama cuclillo. Estos cuclillos tienen una pereza innata para incubar; por eso la hembra pone sus huevos en nidos de otras aves, donde pueda, y ni siquiera exime los nidos de los gorriones. Cuando los pájaros engañados –que son un poco más pequeños– incluso como animales irracionales ven que en vez de sus iguales sólo aparecen cuclillos, entonces se quedan perplejos y comienzan a alejarse más y más del nido. Y si los gorriones por alguna parte oyen el “cucú”, entonces vuelen en grandes bandadas hacia el cuclillo, le persiguen y le provocan como puedan.

15. Si las aves que no tienen inteligencia y que sólo están dotadas de un instinto se vengan de un embaucador, ¡cuánto más debe esperarse de un hombre inteligente, y más aún de seres espirituales, ante cuya visión y percepción es imposible ocultar un fraude porque su entendimiento y reconocimiento ya resultan sumamente claros!».


Capítulo 137. Los principios del instituto de los esenios reorganizado.

1. (El Señor:) «De esto ves que en el Más Allá todo se manifestará –y también debe manifestarse– porque de lo contrario las incontables y diferentes comunidades de seres espirituales no podrían existir. Ahora se plantea la cuestión, qué cara hará aquel que aquí en la Tierra entre los hombres gozaba de un gran prestigio a causa de sus manipulaciones milagrosas, y con el que en el Más Allá se mostrará con toda claridad que todos sus prodigios eran engaños ordinarios… y aunque el mismo engaño como tal haya sido bien intencionado, tendrá que ser pagado porque ha sido vendido como mercancía auténtica a un comprador ciego… - ¡y eso muchas veces por un precio enorme!

2. Y mira, ¡eso y no otra cosa era también vuestra empresa de resurrecciones, sobre todo en lo que se refiere a la de niños! Aparte de eso vuestras resurrecciones públicas, presentadas mensualmente en las conocidas cuevas subterráneas en forma de catacumbas, ya son demasiadas combinaciones de engaños exagerados para que podamos hablar de ellas; porque ahí tenéis hombres en vuestro sueldo que una vez por mes sobre ciertos ataúdes han de fingirse muertos y, a una señal conocida a ellos, en la presencia de varios espectadores de fe ciega, todos han de levantarse de los ataúdes, pero enseguida han de marcharse de manera que ninguno de los espectadores –a veces bastante numerosos– pueda llegar a preguntarles por su estado de salud, ni por su nombre o su lugar de residencia.

3. Sabes que este fraude del tipo cuclillo es demasiado infame para aún perder cualquier palabra referente a él. Pero como muchos han sido estimulados a entregaros una hija o un hijo difunto de ellos para que lo resucitéis, por este lado hay que tomarlo en consideración. De modo que será muy probable que esto aún os cause muchos contratiempos molestos en el Más Allá.

4. Pero como queda dicho, lo que hasta ahora acontecía con vosotros, de esto me cargaré Yo mismo y lo enmendaré para vosotros; pero en adelante ni lo uno o lo otro que tenga el más mínimo rastro de un fraude nunca debe ya suceder en vuestro instituto –por nada del mundo– si queréis que Yo con mi Espíritu continuara actuando palpablemente en el mismo hasta el fin de los tiempos de esta Tierra.

5. Que el Amor y la Verdad más perfectos reinen en el instituto y que no se produzca el menor engaño en él, tan pequeño que sea, ¡y este instituto continuará existiendo para todos los tiempos! Y aunque de vez en cuando se presenten perseguidores sombríos y envidiosos, ¡estos no podrán dañarlo!

6. Bien es verdad que este instituto como también mi Doctrina en este país ya no perdurarán mucho tiempo porque este país será destruido por los paganos más sombríos que lo pisotearán… Pero un día venidero en Europa se establecerá una sede principal de todos aquellos que creen en mi Nombre y que tienen fe, y también allí estaréis representados en varios institutos sucursales, apreciados y muy acreditados por algunos soberanos, pero sólo tolerados por algunos otros; y sólo pocos ciegos os echarán fuera de su país. Y los que lo harán, sin falta serán oprimidos de una u otra molestia de la que no podrán liberarse tan fácilmente. Pero también aquellos reinos que sólo os tolerarán, no se hallarán en una prosperidad muy floreciente.

7. Ahora os concedo como dádiva de Gracia que siempre seguiréis siendo los maestros de construcción más justos. Y donde se os acogerá con amor y respeto, allí el reino obtendrá un fundamento duradero. No quiero que en adelante seáis médicos sino constructores que, en todas partes, de las piedras preciosas más sólidas deben erigir la muralla de una nueva Jerusalén celestial, con muchas moradas más magníficas en esta ciudad que ahora ya está iniciada, y que después de la muralla inicial debe ser ampliada eternamente, ensanchándola más y más.

8. Como vosotros ahora sois mis albañiles y constructores libres, y como Yo quiero que mi Ciudad esté construida de las piedras preciosas más fuertes, vosotros –y especialmente tú, mi amigo Roklus– fácilmente comprenderéis que no me sirven calizas, piedras areniscas, y ladrillos ordinarios - bajo los que comprendo diversas obras de engaño y de embuste que no pueden perdurar eternamente. Pues únicamente la Verdad purísima e inmaculada es aquella piedra diamantina que es capaz de desafiar constantemente a toda eternidad…

9. Consta que frecuentemente caeréis en la tentación de poner un aire distinto de aquel que deberíais poner conforme a la Verdad de vuestros sentimientos, pero ahí no os dejéis tentar y no engañéis a nadie con los ojos, sino siempre se manifieste la plena Verdad en todo lo que sois y en todo que hacéis, ¡y siempre podréis contar con mi Gracia, mi Poder y mi Sabiduría!

10. ¡Nunca prometáis algo que después os puede resultar imposible de realizar, o con lo que por algún motivo no queráis cumplir! Porque de veras os digo: no hay cosa más amarga y dolorosa para un ser humano que una promesa que le está hecha, pero que después tácitamente queda sin cumplir… porque el hombre que no ha recibido lo prometido habría podido emprender cosas distintas con las que habría conseguido alguna otra ayuda u otros beneficios. Pero como se había fiado plenamente en la promesa que le estaba hecha pero no cumplida, se queda en una situación desesperada entre la espada y la pared, por lo que muchas veces maldice a los que por la promesa no cumplida le han causado una gran desgracia.

11. De modo que debéis cumplir con todo lo que prometáis, ¡aunque os cueste vuestra vida terrestre! Porque de lo contrario Yo no podría ser un miembro permanente de vuestro instituto. ¡Tened bien en cuenta Quien es El que os da este Mandamiento!: Pues es un Señor eterno sobre todo lo que se llama Vida y muerte. Y aunque Yo castigara nada aún en este mundo, ¡pero seguro que sí a aquel que ha prometido algo y no cumple con ello por motivos egoístas!

12. Si tú privas a alguien del pago convenido por un buen servicio que te ha prestado, entonces cometerás un pecado mayor que si hubieras cometido un robo. Si el otro ha trabajado de mala manera, entonces puedes muy bien advertirle que la próxima vez ya no puede contar con este pago, a no ser que realice el servicio requerido con la necesaria aplicación; pero aun con el pésimo servicio que te haya prestado debes pagárselo y cumplir con tu palabra, para que sepa que en ti vive y obra el Espíritu de la plena Verdad.

13. Por la misma razón Yo os ayudo en resucitar verdaderamente vuestros 107 niños muertos para que no os halléis como mentirosos o prometedores traidores ante aquellos a los que habéis prometido encarecidamente la resurrección absolutamente verdadera de sus queridos niños difuntos. ¡Pero en lo sucesivo debéis dominaros seriamente! Porque todo lo que contravinierais o emprendierais contra este Consejo mío tan fácil de cumplir, inevitablemente os traería muy malas consecuencias.

14. ¿Acaso todo esto os parece demasiado difícil? ¡Pues empiezas a poner una cara de preocupación! Si tienes alguna objeción, ¡dímelo sinceramente y en voz alta! Ahora nos encontramos todavía personalmente juntos, de modo que todavía podemos deliberar algunos asuntos, lo que más tarde nos resultará difícil, dado que no volveremos a vernos tan pronto. ¡Habla pues, y Yo voy a escucharte!».


Capítulo 138. Roklus intenta justificar mentiras piadosas.

1. «Señor, todo lo que Tú acabas de decir es verdadero de sobra y no se puede objetar absolutamente nada», contestó Roklus. «Pero como Tú te opones a todo lo que muestra el más mínimo rastro de un engaño –incluso cuando mediante esto se podría ayudar física y espiritualmente a un ser humano–, evidentemente eso ahora me hace muy pensativo, porque para mí tras mil experiencias consta la pauta que a muchos seres humanos no se les puede ayudar a no ser mediante engaños sutiles - lo que yo, por supuesto, no llamo engaño sino sabiduría política…

2. Hablado sinceramente, Señor, según mis experiencias hechas en esta Tierra, ¡a muchos seres humanos no se puede ayudar sino solamente por un pequeño engaño bien intencionado! A los niños, al principio, siempre hay que engañarlos, porque de lo contrario no se puede obtener resultados de ellos. Y ¿qué se les serviría, si desde el principio se les echase la pura Verdad a la cara? - A una ocasión anterior yo como hombre ya te había expuesto el asunto clara y precisamente que yo nunca tenía la intención de embaucar a alguien en su perjuicio, sino siempre sólo para su propio bien, sea como fuere. Y eso hice solamente porque estaba consciente de que no había otra manera de obtener un éxito con uno u otro hombre. Si eso también lo consideras como pecado, Señor, ¡entonces resultará muy difícil ser un hombre!

3. Por ejemplo: Me voy a alguna parte y en el camino yo, como “pagano”, me encuentro con un archi-judío más que ciego, que en su fanatismo exagerado por el Templo en cada “pagano” siempre pronostica una legión de diablos malísimos. Si algún pagano abordara a este judío con su saber, entonces este por todo un año constaría como impuro; y en tal situación imaginaria sería el hombre más desafortunado porque luego no le sería permitido participar en las muchas instalaciones del Templo. Si él me preguntara quién soy, y yo le dijera que soy un “pagano”, entonces él preferiría que le aplicasen toda clase de martirios en vez de permitir al “pagano” que en las montañas le guiase por un pasaje extremadamente peligroso. Pero si le digo de manera persuasiva que yo también soy un judío de Jerusalén, entonces con gran alegría me dará la mano y, con el corazón agradecido, se dejará guiar por el pasaje peligroso en las montañas. Al haber llevado al pobre ciego allí donde ya no hay peligro para continuar su camino, y donde el aire de su patria ya le atrae –de modo que ya no puede extraviarse–, ¡entonces me despido de él y continúo mi camino de buen humor y alegremente. Y durante toda su vida este judío ciego nunca llegará a saber que aquel hombre que le había guiado por ese pasaje montañoso tan peligroso era un pagano...

4. Ahora me gustaría saber de un hombre razonable y bienintencionado si esta mentira sin duda inofensiva no era más prudente y mejor que si al pobre hombre le hubiese dicho la verdad - es decir, que yo era un pagano. A Ti y a cada uno se lo digo mil veces a la cara que sólo un loco totalmente demente del gremio de fariseos más negro puede declarar tal mentira piadosa como pecado - pero nunca un hombre razonable, y seguramente menos aún un Dios. Pues no puede ser que los conceptos de la Vida en este y en el otro mundo sean tan extremamente diferentes que lo que aquí en la Tierra se reconoce como bueno y razonable, en el Más Allá espiritualmente debe ser considerado precisamente como el contrario. Porque si en el Más Allá para el espíritu puro resulta negro y oscuro lo que para un alma benévola aquí siempre ha sido blanco y claro como la luz, entonces o esta vida o la del otro mundo corresponde a un manicomio.

5. Señor, Tú conoces toda mi vida desde la cuna y te resultará difícil mostrarme en ella un momento en el que yo haya tenido una mala intención con alguien o que haya intentado a ocasionar a alguien un daño con lo pequeño que fuera. Si eso fuera demostrable, ¡tu Boca divina todopoderosa debería condenarme mil veces! Y si a pesar de eso he llegado a ser un pecador porque conforme el impulso de mi corazón y según mi reconocimiento humano de poder hacer un bien, frecuentemente tenía que recurrir a mi delicada política, sobre todo en el caso de hombres débiles de espíritu… entonces ingenuamente debo confesar que luego me resulta muy desagradable ser un hombre, por lo que te ruego encarecidamente que con tu Omnipotencia me transformes en un asno y te agradeceré.

6. Mi modo de ver, ciertamente sólo humanamente razonable, es el siguiente: Cada ser humano haga según su mejor saber, reconocer y su conciencia lo que le parece ser lo mejor y lo más justo… que sea pacífico y conciliante, y que a la pobre humanidad sufriente haga el máximo bien que pueda, ¡entonces incluso por parte de un Dios su actividad debe ser considerada y reconocida como correcta y buena, y ningún Dios puede exigir del hombre –que es su criatura y su Obra– más de lo que corresponde a las facultades que Él ha metido como dones en el ser humano! ¿Acaso puede ser posible que un Dios omnisapiente y sumamente sabio pueda exigir aún más de sus Obras de lo que Él mismo ha metido en ellas? Creo que eso sería poco posible, igual que un hombre difícilmente sacaría diez cubos de vino de un barril que sólo tiene una cabida de un solo cubo. Por eso te ruego, Señor y Maestro, que te expliques más claramente, porque tal como antes creía haberte entendido, según tu Doctrina en esta Tierra una existencia humana más o menos razonable evidentemente es inimaginable…

7. Sí, los seres humanos deben percibir la santa Verdad, pues deben llegar a conocer exactamente la morada en la que viven, su Orden y su Justicia - la morada que en realidad nos está dada para que según tu Promesa vivamos en ella eternamente. Pero la verdad monda y lironda, tan pura que sea, por lo menos a mí me parece ser una medicina bien curativa pero por lo demás extremadamente amarga, la que cada paladar un poco sensible inmediatamente vuelve a escupir nada más tocarla. ¿Qué se hace entonces? Se envuelve la medicina amarga en algo dulce y agradable, y el enfermo en seguida se la tragará sin que se le revolviese su estómago, donde pronto empezará a producir sus efectos curativos. - Y eso, a mi parecer, debería hacerse también con la comunicación de la Verdad... Especialmente al principio, ¡nunca se la emplee de otra manera que velada, y luego se la desvele paulatinamente! Entonces, a mi modo de ver, ¡seguro que nunca dejará de surtir el mejor efecto! Pero si se da la Verdad en seguida en estado desvelado y crudo, entonces en la mayoría de los casos se ocasionará más daño que cualquier beneficio verdadero.

8. No quiero defender aquí nuestros prodigios naturales… y yo mismo soy completamente convencido que hemos ido demasiado lejos; pero puedo añadir con mi conciencia más pura que incluso con estos prodigios nunca hemos hecho daño a nadie, sino según nuestro leal saber y entender siempre éramos doble útiles. Con estos prodigios, primero, hemos secado las lágrimas de muchos padres muy tristes –lo que sin duda no es y no puede ser algo malo– y, segundo, con ellos hemos aprovisionado a los niños y niñas de padres extremadamente pobres lo mejor posible para todo el tiempo de su vida terrestre, y los hemos puesto en condiciones que en casas de hombres ricos según las mejores costumbres del orden mundial actual también recibían una educación mejor, mientras en el caso contrario dentro de una gran pobreza y sin toda formación ni conocimientos habrían crecido transformándose en animales parecidos a seres humanos, de lo que hoy día realmente no faltan ejemplos. En tal caso no hay ángel que descendiera de los Cielos llenos de Luz para instruir a estos pobres seres semihumanos. Y si nosotros los que evidentemente somos mejores y más cultos, según nuestra conciencia, nuestro reconocimiento y nuestra voluntad mejor hacemos algo parecido a estos, ¡entonces corremos el riesgo de pecar ante Dios y ser considerados de Él como embusteros!

9. Señor y Maestro, Tú puedes dar Lecciones y hablar bien, porque tu Voluntad es el Director de toda la infinitud. Pero nosotros, los hombres débiles que somos nulidades ante Ti, siempre sólo sentimos la opresión, y muy raras veces o nunca un alivio. Además, un día venidero en el Más Allá, aún nos esperan las cosas más paradójicas.

10. Señor y Maestro, de veras, anteriormente tus Doctrinas y Enseñanzas me habían animado mucho y estaba lleno de las esperanzas más dichosas… Pero ahora estoy totalmente abatido y no sé cómo liberarme de estas preocupaciones porque Tú exiges cosas de mí donde yo con mi sentido común no soy capaz de orientarme, ¡pues no puedo actuar contrario a mi razón!».

11. A eso Roklus de calló y ya no dijo palabra alguna.


Capítulo 139. La justificación del buen sentido y de la prudencia.

1. Acto seguido Cirenio me preguntó: «¿Qué ha pasado ahora? Hasta el momento Roklus era ya una verdadera piedra fundamental para edificar la nueva Ciudad santa, ¡y de repente él ha cambiado completamente, a pesar de toda la ayuda que Tú le has prometido!».

2. «¡Eso lo es y lo sigue siendo, a pesar de que ahora aún no me haya comprendido completamente!», le dije. «Pues Yo vi que esto todavía lo encubaba, por lo que le puse en un estado en que lo debía manifestar. ¡Ahora el asunto pronto va a obtener otro aspecto, de lo que en seguida vas a convencerte!».

3. A eso me dirigí amablemente a Roklus y le dije: «Pero, querido amigo mío, si tú interpretas la cosa casi totalmente al revés, entonces no hay Dios que podrá ayudarte - mientras opongas tu propia comprensión anterior a una dilucidación superior posterior. Lo mejor en la cosa es que tú afirmas exacta y seriamente lo que Yo realmente quiero tener de ti. Si antes Yo mismo te he recomendado la prudencia y astucia de las serpientes y de los zorros, ¿cómo podría ahora ocurrírseme la idea de prohibírtelas?

4. Cómo hay que tratar e instruir a los niños, ayer ya os lo mostré suficientemente, y aunque no hayas sido presente en todo, lo tienes en tus manos gracias a mi escribiente rápido. Entonces ya no hay cosa alguna que podría desconcertarte en lo que fuera - una cosa de la que se podría decir referente a cualquier instrucción recibida: “Vaya, ¡eso es incomprensible!”. O: “¡Eso no vale para este ni para otro!”.

5. Lo mismo pasa cuando queréis y también podéis curar a un enfermo por medio de medicamentos naturales, pero si el enfermo tiene una gran antipatía contra cierto medicamento y no consigue tragárselo por nada del mundo… pero vosotros estáis completamente convencidos que el medicamento en cuestión es el único que promete al enfermo una curación segura y rápida, entonces se comprende de sí mismo que no puede haber un inconveniente en dar al medicamento otro nombre y en mezclarlo también con otros ingredientes, de manera que el enfermo no reconozca lo que le repugna y no lo rechace para su propio perjuicio.

6. En lo que también se refiere a la divulgación de esta divina Doctrina mía para la Vida, Yo añado especialmente para vosotros: ¡En lo exterior sed en todo como los hombres ellos mismos, para que ganéis su confianza y para ganarlos para mi Reino! ¡Con los judíos sed judíos, con los paganos sed paganos, reíos con los que se ríen, y llorad con los que lloran, con los débiles sed débiles y llenos de paciencia, y al fuerte mostradle que también vosotros sois fuertes, para que la consciencia de su fuerza no le haga engreído ni orgulloso! - Ahora, querido amigo mío, se supone que eso te resultará suficiente para saber qué es lo que la Sabiduría suprema de Dios quiere de vosotros, pues también es la Creadora de vuestro sentido común...

7. ¡Créeme, mi Sabiduría nunca es contraria a la razón de un hombre libre de prejuicios, saludable y objetivo, pues esta misma debe juzgar lo que es perfecto y justo!

8. Una Verdad por mucho que esté velada, siempre es y seguirá siendo eternamente Verdad, y un día venidero se revelará como tal. Amigo, si la necesidad lo requiere, la puedes velar y cubrir como quieras y puedas, porque todo eso depende de la capacidad de comprensión de aquel hombre a quien se predica la Verdad. Se sacia a los niños, dándoles leche, miel y papilla blanda, y al varón ya se puede dar un alimento más fuerte y sólido. Todo eso ya está en el mejor orden, si tan sólo lo interior es Verdad, porque la envoltura necesaria no es de gran importancia. En verdad te digo que sería muy imprudente y contrario a toda razón, si cualquier hombre necesitara mi Ayuda, y Yo, sabiendo bien que es muy honrado, no le miraría porque está vestido de una bata persa... En caso de necesidad no es pecado velar una Verdad; pero meter una mentira y un engaño evidentes en el vestido de la Verdad, ¡eso es pecado y eternamente mal visto de Mí!

9. Si ahora consideras tus antiguas resurrecciones, a pesar de tu buena voluntad eran mentira grande pero muy bien velada, pues no contenían huella alguna de una resurrección verdadera; y así había todavía una multitud de otras cosas por el estilo que habéis manipulado en vuestro instituto. De los egipcios y de los árabes habéis aprendido a calcular el día de un eclipse solar o lunar, pero ante el pueblo habéis guardado el secreto. Pero luego dijisteis al pueblo: “Porque tú, pueblo, no quieres oír nuestra voz, nuestro superior –el que ahora eres tú– va a encargar a los dioses que en tal día oscurezcan el Sol o la Luna”. - En seguida el pueblo quedó atemorizado, rogó y sacrificó mucho, y por fin le disteis la consolación que –aunque en todo caso la amenaza iba a realizarse– se iba a hacer todo lo posible para que el eclipse no causara daño alguno. Pues mira, ¡esta era una mentira de tamaño, cubierta de un vestido honorable de la Verdad pura!».


Capítulo 140. Verdades veladas y mentiras veladas. Profetas falsos y sus prodigios.

1. (El Señor:) «¡Imagínate ahora el efecto de una revelación súbita! Por ejemplo, ¿qué habría hecho el pueblo con vosotros, si Yo mismo de repente le hubiese explicado el motivo verdadero de un eclipse solar o lunar, y el pueblo lo hubiese entendido tan claramente como vosotros? ¡Tú mismo puedes imaginarte fácilmente las consecuencias!

2. Caso que por medio de una Verdad tan velada que fuera hayas llevado alguien al camino justo, y allí él recibe una Luz - pues ahora ve que únicamente la Verdad más completa con lo velada que fuera le ha puesto en la línea correcta de la Vida verdadera, ¡qué de cosas buenas te hará tal hombre a causa de su gratitud! Yo supongo que tú en calidad de un hombre con un juicio claro comprenderás bien la diferencia que consiste entre una Verdad velada y una mentira velada...

3. Lo que te señalaba de acciones y palabras que nunca deberían tener lugar en vuestro instituto, ¡ahí se trata de mentiras veladas y disimuladas, pero nunca de cualquier Verdad disimulada por motivos bien sabios!

4. Aunque las consecuencias de la mentira sean buenas, y las de la Verdad por lo menos aparentemente malas –es decir, lo que los hombres con su sentido común mundano llaman mal– aun así hay que preferir la Verdad a la mentira; pues el resultado final de la mentira siempre seguirá siendo mal y él de la Verdad siempre llevará buenos resultados.

5. Verdad es que según las apariencias exteriores las diferencias entre una mentira disimulada y una Verdad disimulada no son fácilmente notables, como también para el mero juicio mundano poco experimentado una auténtica obra milagrosa es difícil de distinguir de un prodigio falso, porque el juicio mundano no es capaz de examinar un verdadero milagro. Y los magos y los profetas falsos no permiten que el pueblo examine sus prodigios, igual que vosotros no habéis permitido al pueblo que examine los vuestros. Precisamente por eso en vuestro instituto nunca deberá haber cabida para una mentira o un engaño, tan pequeños que fueran, para que en la Tierra para siempre haya un instituto en el que únicamente reina la Verdad, y en el que se ha dado al mundo una piedra de toque para reconocer en la misma el oro verdadero y auténtico de toda la Verdad y distinguirlo bien y fácilmente del oro falso.

6. Si eso no se maneja adecuadamente, entonces en pocos años después de mi estancia en la Tierra habrá una multitud asombrosa de diversos profetas falsos y taumaturgos que tergiversarán esta Doctrina mía completamente. Estos profetas falsos se servirán también de mi Nombre; pero su doctrina no parecerá en lo más mínimo a la Mía, y sus obras maravillosas serán de la conocida manera engañosa y conseguirán que se unan muchos adeptos empedernidos a los profetas falsos.

7. Por eso os advierto con anticipación: ¡Pues nunca hagáis caso a aquellos que andarán vagando y que gritarán en voz alta: “¡Mirad, aquí está el ungido de Dios, - eso es la verdad!”. De veras os digo a todos: Los que hablarán y gritarán así, y que incluso harán signos en mi Nombre, no son sino meros profetas falsos. ¡A estos no les hagáis caso sino volvedles la espalda! Y si se dirigen a vosotros, ¡amenazadles!, y si no se apartan, ¡amenazadles en mi Nombre y haced un signo verdadero ante sus ojos!, pero por lo demás conteneos tanto como sea posible de hacer milagros, dado que impresionan los ojos y el oído de los hombres necios, pero endurecen su corazones como consecuencia del prodigio, transformándolos en una piedra insensible. La Verdad debe testimoniar y hablar para ella misma, ¡pues no precisa de otros prodigios!

8. La única verdadera señal maravillosa consista en la experiencia que cada uno hará gracias a que la Verdad le haya hecho libre en todo su pensar, querer y actuar, y en que le haya abierto la visión interior para ver todas las cosas y relaciones, tal como son en la realidad… y no como han sido combinadas a gusto del cerebro perturbado de algún filósofo presumido. ¡Y ahora dime, mi querido Roklus, si ahora ves todas las cosas más claramente que antes!».

9. «Sí, Señor y Maestro, ¡ahora todo me resulta tan claro como ninguna otra cosa en toda mi vida!», respondió Roklus. «Siempre me lo he pensado e incluso he sentido vivamente que un Dios no puede disponer algo que para la pura razón humana tendría que ser una contradicción manifiesta. Pero ahora cada una de tus Palabras de razón y del sentido común es tan perfecta como la luz del sol para producir el día en la Tierra. Ahora todo me queda claro, ¡y nuestro instituto debe quedar así hasta el fin de todos los tiempos!».

10. «¡Pues muy bien!», dije Yo. «¡Por eso va a tus compañeros y díselo también a ellos! - Ahora aún va a acontecer algo, luego tomaremos el desayuno y después voy a partir por cierto tiempo».


Capítulo 141. Humildad y amor fraternal. Roklus y sus compañeros se encuentran en una situación embarazosa.

1. Roklus hizo una reverencia y a toda prisa se dirigió a sus compañeros, los que mientras tanto habían deliberado sobre diversas instalaciones importantes referente la organización de su instituto - unas conversaciones que tenían exactamente el sentido que Yo en mis Enseñanzas había dado a Roklus como regla de conducta.

2. Roklus no estaba poco sorprendido cuando de sus compañeros oyó lo mismo que él quería participarles como novedad extraordinariamente importante - eso a las Órdenes recibidas de Mí, para demostrar con eso como Yo, el Señor, le he confiado la administración de un empleo altamente importante con funciones muy especiales. Como jefe del instituto, Roklus quería llamar un poco la atención sobre los muchos asuntos extraordinarios que había convenido Conmigo mismo, y ahora quería hacerles saber todo eso.

3. Pero sus compañeros le dijeron: «¡No te molestes, porque esta pena es superflua! Ya estamos informados de todo y, por decir verdad, tenemos aún más que tú, a pesar de que hayas hablado con el Señor en persona. Mira, ¡aquí tenemos una gran cantidad de folios completos de escritura! En estos puedes volver a hallar fielmente todo lo que el Señor ha hablado contigo. - Pero nos perece que no estás poniendo una cara muy satisfecha, pues ¿qué te pasa?».

4. «Nada en absoluto», respondió Roklus. «Pero si el Señor mismo en cierto modo me invita que comente con vosotros lo que Él me ha confiado referente la restauración total del instituto, y vosotros anticipadamente estáis en todo casi mejor enterados que yo, entonces esto tiene que dar lugar que cavile un poco qué puede ser lo que el querido Señor se había propuesto conmigo con este pequeño chasco, aunque sea inofensivo».

5. Dijo Rafael, que también se encontraba entre los compañeros: «Amigo, eso voy a explicártelo en seguida, ¡por eso, préstame un momento tu atención! Mira, estos son, por decir la verdad, tus funcionarios más cercanos en tu instituto. Conforme a la Verdad auténtica, el Señor no podía darte otro título que el que tienes por parte del Estado, pues tus grandes medios económicos te dan el derecho para este título. Pero el Señor quiere que todos los seres humanos se abracen como hermanos, y que únicamente a Él reconozcan como el más verdadero Señor y Maestro.

6. Ahora bien, como tú ya eres un señor del instituto tuyo, era perfectamente en orden que el Señor mismo te haya dado la instrucción, qué medidas y disposiciones debes adoptar en el futuro, y qué arreglos debes hacer. Pero también era en el orden perfecto que el Señor al mismo tiempo en todo eso por medio de mí haya instruido a tus compañeros… en primer lugar para ahorrarte las penas innecesarias de instruir a tus compañeros… en segundo lugar, para mitigar en ti el sentido profético del ánimo, que demasiado fácilmente podría transformarse en un pequeño orgullo… y en tercer lugar, para hacerte tan fácil y efectiva como posible la discusión recomendada con tus compañeros.

7. Pues al decirte: “¡Ahora va y díselo también a tus compañeros!”, el Señor no te ha dado una orden que sólo de ti debían aprender todo lo que has oído y aprendido del Señor, sino que sólo debías decirles que tú mismo has aprendido y comprendido perfectamente las modificaciones y los cambios que en adelante tendréis que realizar en el instituto. Ahí evidentemente está mencionado nada que tú –por ser el único iniciado en este asunto– debes instruir a los compañeros… Y por eso ni mucho menos hace falta que pongas una cara tan preocupada, dado que tú mismo has entendido la Orden del Señor de una manera tan retorcida. - ¿Me comprendes ahora bien, o hay todavía algo que te parece preocupante?».

8. «Ahora estoy completamente en orden y ya no reflexiono sobre este punto», dijo Roklus. «Pero ahora hay otro asunto totalmente diferente que ocupa mi ánimo. Arreglaremos todo con cierta facilidad, pero con una sola excepción: lo de quitar al pueblo la creencia que nosotros tenemos el poder sobre los eclipses solares y lunares, pues esto nos resultará bastante difícil… porque estos eclipses siempre volverán a presentarse, y a nosotros ya no está permitido decir a cada cual: “¡Mira, como tú y tu pueblo no queréis hacer ni creer seriamente lo que nosotros os hemos mandado, en tal fecha y tal hora los dioses obscurecerán la luna o el sol!”. ¿Cómo podremos ayudarnos para salir de este embarazo? En todos los demás asuntos no encontramos dificultades, sólo en esto no hallo una salida adecuada. ¿Qué opináis vosotros en este respecto, y qué opinas tú, mi amigo Rafael?».

9. Dijo Rafael: «¡Deliberad vosotros mismos sobre este asunto, y aun en el peor de los casos mi consejo vendrá aún al tiempo oportuno!».

10. «Pues sí», dijo uno de los compañeros: «¡eso es un punto muy conflictivo y no veo modo alguno de entendernos bien con el pueblo! Ya hace muchos años que el pueblo está acostumbrado a los eclipses de la luna o del sol. Y si después de un eclipse los distinguidos vendrán a nosotros y nos preguntarán seriamente por la causa, por qué se los hemos pedido a los dioses y por qué a ellos no los habíamos avisado del porqué de tal fenómeno… Ahí, a base de la Verdad, ¿qué vamos a responder a tales preguntas para que no se nos trague la tierra ante los investigadores?».

11. Dijo un tercero: «Aplicando una pequeña mentira inocente ya se podría salir de este apuro; pero sin esta, a pesar de reflexionar mucho, no veo ni una solución honorable. Además, esta cuestión de los eclipses no será nuestro único problema, pues tenemos también otros más graves. ¡Ya estamos en un atolladero bastante grande! Las dificultades comenzarán cuando empezaremos a cambiar y a mejorar el edificio viejo del instituto. Como un enjambre de saltamontes de Arabia los innumerables obstáculos insuperables nos barrearán el camino de todos los lados, y nunca sabremos por dónde continuar. El mejor consejo sería de abandonar este lugar y establecerse en otra parte muy lejos de aquí».

12. Dijo Roklus: «Pues sí, todo ya sería bien y justo, pero ¿qué debemos hacer con nuestras propiedades e instalaciones? No se puede simplemente abandonarlas y cederlas ligeramente al examen libre de nuestros adversarios... De veras, vuestro consejo nos costaría muy caro, sobre todo a mí. Pero ahora tenemos a Dios, el Señor, a nuestro lado, y únicamente Él mismo nos salvará de la manera más segura de todos los apuros innecesarios - de eso estoy completamente convencido. Verdad es que tendremos que hacer frente a muchas dificultades, pero –como se me antoja– sin falta tendremos que aprobar una escuela muy importante, de la cual lograremos obtener el entendimiento practicable qué debemos descartar de nuestra Vida terrenal y cómo alcanzamos la verdadera Vida interior en nosotros - la Vida que surge de Dios…

13. ¡Por eso, a pesar de todo, nos quedamos aquí! A causa de todas las demás cosas no tengo miedo; pues yo mismo digo a cada uno: ¡Desde ahora se acabó con todas las resurrecciones! ¿Por qué? ¡Porque Dios ya no lo quiere, pues los hombres no viven de acuerdo para ser dignos de tal gracia especial!

14. Los que viven según la Voluntad de Dios también tendrán la comprensión por qué Él hizo que les muriera el uno o el otro de sus hijos o hijas, por lo que ellos mismos podrán hacer que el Espíritu de Dios los instruya. Y contra esto nadie podrá objetar algo».


Capítulo 142. Roklus propone reformas para el instituto de los esenios.

1. (Roklus:) «En cuanto a los otros divertimientos científicos, estos pueden quedar porque de todos modos siempre sólo los usábamos de vez en cuando para entretener a nuestros huéspedes - aunque también podríamos destruirlos y nadie podría oponerse. Ante todo debe desaparecer la luna plena artificial porque esta es demasiado grosera y no vale ni siquiera para el engaño óptico de la gente más necia. Las estatuas y columnas, y los árboles, arbustos, manantiales y pozos parlantes serán aniquilados, y en su lugar pondremos cosas mejores. Las cosas eléctricas como también los diversos espejos ustorios pueden quedar, porque estas cosas pertenecen al campo científico; además, con su ayuda se puede curar diversas dolencias. Y a este campo pertenecen también nuestras artes farmacéuticas y el arte de producir, pulir y lisar vidrio.

2. En pocas palabras: todo lo que existe con nosotros según la Verdad como cosa puramente científica, ¡esto se conserve! Pero todo lo demás ¡eso se acabe! Y en cuanto acabe, consta que no estamos obligados a pasar cuentas a nadie; pues el instituto es nuestra propiedad, por lo que conforme a las leyes romanas tenemos el derecho incontestable de gobernar y actuar a nuestra discreción. Si queremos hacer algo al pueblo, entonces lo haremos porque nosotros mismos lo queremos, pues no estamos a sueldo ni al servicio de nadie. Somos hombres y maestros por nosotros mismos, y nosotros mismos como súbditos romanos gozamos de la protección legal como cada romano; además poseemos todavía tantos tesoros y riquezas que incluso con un modo de vivir a la manera de Creso no podríamos consumir nuestros tesoros ni en mil años. Ahí ni en sentido meramente mundano reconozco ante quién deberíamos avergonzarnos... Pues ante el Señor ahora ya no tenemos secretos algunos. Y Él sería el único ante Quien tendríamos que avergonzarnos; pero precisamente con el Señor hemos arreglado el asunto. Si Él tiene buenos sentimientos hacia nosotros –sabiendo segura y anticipadamente que nosotros mantendremos su Voluntad tan pura como la hemos recibido de Él y que cumpliremos con ella hasta el fin de todos los tiempos– entonces Él seguirá siéndonos favorable - no solamente hasta el fin de todos los tiempos, sino también eternamente en el Más Allá.

3. ¡Imaginaos lo estúpido que sería para cada uno de nosotros si quisiéramos disputar con un ciego porque en un camino desconocido a él tropezó con una piedra, se cayó y se lesionó! Bueno… si pudiese ver, por supuesto se le podría decir: “Amigo, ¿para qué tienes dos ojos en la cabeza?”. - Pero claro que al ciego no se puede hacer tal reproche. Pues no tiene la luz de la Vida y para él el Sol no sale ni se pone. De modo que también nosotros éramos espiritualmente ciegos, y nadie podía socorrer y llevarnos al camino correcto. Aunque hayamos caído muchas veces en el camino que no hemos visto, ¿quién, entonces, podría pedirnos cuentas en vergüenza nuestra? ¿Acaso entonces sabíamos, lo que sabemos ahora? ¿De quién, entonces, habríamos debido aprenderlo? - Ahora que lo sabemos también obraremos de acuerdo con ello, tal como hasta ahora hemos obrado según lo que sabíamos.

4. Ahora no se trata en absoluto de que con la nueva reorganización de nuestro instituto nosotros mismos saliésemos airosos y con honores o no, sino se trata únicamente de que ante los ojos del mundo no aparezcamos sospechosos de cometer engaños y fraudes, porque en adelante vamos a trabajar en el campo de la Verdad para el bien de los seres humanos… y para eso hacen falta una gran confianza y cierto estimo por parte del pueblo al que debemos instruir - características que de ninguna manera debemos perdernos por culpa propia para que nuestros trabajos y esfuerzos puedan traer buenos frutos.

5. De modo que todo ya está en buen orden, y cuando nos desharemos de lo mencionado, no llamará mucho la atención. Únicamente los eclipses del Sol y de la Luna, por lo menos al principio, aún nos causarán problemas, porque consta que estos continuarán. Entonces pronto acudirá una multitud de gente, preguntando: “¿Por qué hacéis provocar estos horrores sobre nosotros? Si somos pecadores ante vosotros y los dioses, ¿por qué no nos exhortáis para que hagamos penitencia y traigamos sacrificios a vosotros y a los dioses?”. - ¿Qué respuesta les daremos entonces?

6. Ved, ¡en eso se encuentran el quid y la verdadera dificultad, y será muy difícil el liberarse de este apuro a base de la purísima Verdad divina y sin pronunciar una sola mentira piadosa! Pero según la Voluntad de Señor nunca debe pasar una mentira por nuestros labios, aunque sea piadosa. Entonces, ¿qué haremos? ¡Vaya asunto más desesperado! Ahí mis bueyes han llegado a la montaña y no son capaces de tirar el carro por las paredes inclinadas»...

7. Dijo uno de los compañeros: «¡Entonces pregunta aún al Señor y Maestro sobre todas estas cosas! ¡Sin duda también en este respecto Él te dará una instrucción justa! ¡Nosotros podremos cavilar sobre esto durante años y aun así nunca sacaremos algo sabio! Ahora bebemos todavía en la fuente y allí podemos abastecernos del mejor consejo. ¿No seríamos unos insensatos si en este asunto tan extraordinariamente importante no nos informásemos con el Creador omnisapiente de todas las cosas, qué habría que hacer para que –para el bien del Reino de Dios en la Tierra– no quedemos frustrados ante la humanidad ciega?».

8. «Tienes razón», respondió Roklus, «pues sin duda, en cada caso puedo hacerlo para el bien de la divulgación de su Doctrina divina; pero antes debemos también asegurarnos prudentemente que nuestra petición a su Amor y Sabiduría divinos no sea en sí misma ya una necedad exorbitante, con la que no sería conveniente importunarle, porque de esta manera demostraríamos todavía demasiada necedad o un respeto demasiado deficiente ante su Divinidad incontestable».

9. A eso otro de los compañeros dijo: «Pues sí, como tú piensas está bien y justo, ¡pero aún así a todos nosotros esto no nos sirve para nada! Si alguien ha caído en el agua y pide ayuda, entonces no importa si ha caído por una desgracia o una imprudencia, pues el que ya está tragando agua, seguro que no piensa en la causa de la caída, sino sólo en gritar: “¡socorro, socorro!”… Si hay manera de ayudarle o no, ¡eso es otra pregunta y sólo depende de la inteligencia y de la prudencia de aquellos a quienes el desafortunado ha pedido ayuda! - Pues esta es mi opinión».

10. «¡Has dado al clavo en la cabeza!», respondió Roklus. «Por eso voy a preguntar al Maestro de los maestros. Me apresuro a someterle nuestro apuro».


Capítulo 143. El Señor da un consejo a Roklus.

1. De modo que Roklus volvió a dirigirse de toda prisa a Mí y me presentó francamente sus conocidos ruegos conflictivos.

2. Y Yo le dije: «Como veo, ya empiezas a reconocer un poco que cualquier engaño más temprano o más tarde tiene que ocasionar situaciones embarazosas. Por eso Yo os digo: Ateneos a la plena Verdad, cueste lo que cueste, porque esta perdura el tiempo más largo y nunca ocasiona situaciones embarazosas a nadie.

3. Hombres que sustentan su vida y su prestigio sólo mediante el engaño odian la Verdad, la temen y por eso la persiguen con fuego y espada. Pero a los perseguidores de toda la Verdad, ¿qué les sirve su celo malicioso? Bien pronto la Verdad se abre camino, y sus enemigos avergonzados, despreciados y evitados por todo el mundo, se hallan metidos en el cenagal, desde el cual difícilmente se podrá contar con una resurrección. - Ahora bien, tu asunto es un poco conflictivo y no se deja arreglar con suficiente facilidad para que se te pudiera ahorrar totalmente un examen mundano. Pero a pesar de eso hay todavía un remedio para salir bien y honorablemente de esta prueba.

4. Vosotros habéis hecho creer al pueblo que los dioses os hayan entregado el poder de dominar los eclipses solares y lunares... ¡Ahora decid al pueblo que los dioses han dejado de existir y regir, y que ahora el único verdadero Dios grande –al que bajo el nombre de El Gran Dios desconocido todos los paganos también han edificado un Templo– ha venido personalmente a este mundo, incluso incorporado! Él os ha quitado este poder y en adelante Él mismo dominará y gobernará todo, y ya no confiará a nadie la dirección de los cuerpos celestes.

5. Al oír esto sin duda alguna los hombres se quedarán perplejos, y algunos de ellos opinarán que habéis cumplido mal con tal cargo y que habéis pecado. Otros opinarán de haber sacrificado demasiado poco. Todavía otros que piensan un poco más claramente, dirán: “Estos con facilidad devuelven una función al gran Dios desconocido, porque se la habían arrogado arbitrariamente para que con ella pudiesen reprimir al pueblo ciego más fácilmente… ¡y los supuestos dioses que les habían encargado tal poder eran evidentemente los gobernantes de Roma!... Ahora, evidentemente, ha intervenido secretamente un Dios verdadero que les ha amenazado y por eso ahora devuelven sin problemas un oficio divino al regazo del gran Dios único y verdadero - una misión que nunca han poseído según la Verdad, pero, como dicen, les había sido confiada de Dios. Pero como ellos ahora son tan sinceros y confiesan todo tan abiertamente, es de esperar que también aún confesaran honestamente otras cosas más, lo que será muy conveniente porque con eso llegaremos a saber las Verdades más diversas. ¡El soplo que los ha estimulado a explicarse es evidentemente muy bueno!”. - De modo que así pensarán los hombres más lúcidos - pero en sus adentros secretamente se reirán de eso.

6. También los fariseos en secreto cantarán júbilo y dirán al pueblo: “Ved, ¡Jehová mismo debe haber hecho eso a estos paganos tan molestos mediante un profeta poderoso, pues los ha obligado que ante los pueblos tengan que hacerse traidores de sí mismos!”.

7. Pero luego decís: “¡En este caso por una vez los fariseos también han pronunciado la verdad! ¡Pero este Profeta no es otro que Él de Nazaret, ya bien conocido a ellos! Jesús es su Nombre, y en esta Tierra es hijo del renombrado carpintero José, el que no era sino su padre alimentador terrenal. Nació de María, virgen también renombrada en todo el país, de la casa de Joaquín y de Ana en Jerusalén”. Y decís que es el Mismo que este año en la fiesta de Pascua con cuerdas en la mano había echado fuera del Templo a todos los viles cambistas y vendedores… ¡decís que este Profeta evidentemente es más que sólo un Profeta!... y que Juan bautista, también conocido a todos ellos, en el desierto dio un testimonio muy justo de Él, un testimonio que también les estará bien conocido.

8. Podéis decir que este Mensajero de Dios os ha quitado el poder que vosotros mismos os habíais arrogado sobre el Sol, la Luna y las estrellas, pero en cambio de este os ha confiado una función a base de la Verdad mucho más importante y mayor. Y este oficio muy elevado consiste en que ahora debéis anunciar a los pueblos seria y verdaderamente que se ha acercado el Reino de Dios, y que todos los que creerán en el Nombre de Jesús tendrán la verdadera Vida eterna.

9. Si hablaréis de esta manera, a los fariseos que hasta ahora fueron vuestros mayores enemigos los haréis callar convenientemente, de modo que ellos ante todo evitarán soltar una sola palabra sobre vuestro poder derogado sobre los eclipses del Sol y de la Luna, y eso tanto más sabiendo que vosotros estáis continuamente bajo la protección de Roma.

10. Espero que ahora te haya explicado esto con suficiente claridad, y que de eso te quedará claro que ya no tendrás que temer otras cosas. Y como ahora tienes consejo y entendimiento, ¡va y anúncialo también a tus amigos y compañeros! - A no ser que en el fondo todavía te preocupe algo»...

11. «No, Señor y Maestro desde la eternidad», dijo Roklus, «¡ahora ya no me agobia nada y mi corazón está lleno de alegría! Ahora sé a qué atenerme con mi instituto, ¡y que los de los hábitos negros esperen el buen tiempo que les vamos a preparar!».

12. Dije Yo: «Muy bien, pero ahora va y anúncialo a tus amigos y compañeros, para que también ellos puedan participar en tu alegría. A pesar de eso podéis estar seguros de que todo esto aún os costará mucha pena y mucho trabajo; pero donde no haya lucha tampoco puede haber una victoria, y donde no haya una victoria tampoco se puede hallar placer en ella - la que todos los hombres ensalzan como cosa suprema... Por eso, ¡ante todo tened ánimo y perseverancia, y la victoria no faltará a seguir! De esto respondo Yo como testigo más fidedigno y fiador más seguro. - O, acaso, ¿esta Palabra mía no es suficiente para ti?».

13. «A todo aquel que te conoce como yo te conozco, ¿cómo no iba a resultarle todo esto suficiente?», respondió Roklus. «Aquí no te digo más que mi agradecimiento más íntimo, y ahora mismo volveré a mis compañeros para traerles este verdadero Evangelio».

14. Acto seguido Roklus se inclinó profundamente y, contento, se dirigió rápidamente a sus compañeros, a los que empezaba ya a torturar la curiosidad si la nueva iba a ser buena o mala.


Capítulo 144. La relación futura entre los esenios y el sacerdocio.

1. Cuando Roklus comunicó mis consejos a sus compañeros, estos se quedaron sumamente contentos, y el que antes llevaba la palabra dijo: «¡Ves, amigo mío, que era muy conveniente que te haya recomendado buscar consejos del Señor mismo mientras Él todavía esté aquí! Ahora sabemos a qué atenernos y lo que debemos hacer, y no necesitamos mentiras piadosas, sino nos presentamos con la pura Verdad. Y con pocas palabras haremos que se tengan que callar aquellos que nos exijan explicaciones. Oh, este Consejo que el Señor nos ha dado es grande y santo... - ¡A aquel al que el Señor ayuda, a él está ayudado verdaderamente y para siempre!».

2. Dijo Rafael que todavía estaba presente: «¡Tienes mucha razón en decir esto! Verdad es que habéis recibido una ayuda importante mediante este consejo. Pero a pesar de todo, con el tiempo no faltarán reparos y tentaciones en vuestro instituto. Y en todos los tiempos –pues sed bien conscientes de esto– contaréis con muchos amigos, pero al lado de estos también tendréis mil veces más enemigos, los que en todos los tiempos os perseguirán, dando así testimonio contra sí mismos… Pues también el Señor mismo en esta Tierra ha sido perseguido continuamente por los hombres ciegos y malvados…

3. Porque a Él le odian todos los magos de profesión y todos los sacerdotes, pertenezcan a la confesión religiosa que fuera, y ante todo le odian los del Templo de Jerusalén. Pero como justamente el sacerdocio siempre ha presentado una casta muy confortable de los hombres en la Tierra, y como esta casta siempre estaba organizada de manera muy aprovechadora, será imposible acabar con ella por completo. De modo que no pasará mucho tiempo e incluso fragmentos de esta nueva Doctrina de Dios serán prendidos de los más diversos estafadores y vagos, de lo que se originará un sacerdocio comparado con el cual incluso lo del Templo no es más que un reflejo pálido...

4. Y frente a este sacerdocio siempre estaréis en una situación conflictiva, pero consta que no podrá haceros daño alguno. Sin embargo, aun así os perseguirá en todos los caminos, igual que ahora los fariseos persiguen al Señor en todos los caminos. Pero precisamente esto será para vosotros un verdadero símbolo que sois completamente del Señor y que mantenéis su Palabra pura en la Escritura y en la actividad; por lo que siempre podréis alegraros altamente a causa de tal testimonio.

5. Nunca vais a tener miedo a vuestros perseguidores porque siempre viviréis bajo la protección visible del Señor; pero vuestros adversarios os temerán sobremanera, y por eso también os perseguirán. Pero todas sus persecuciones no les servirán más que las del Templo - pues también los del Templo persiguen ahora al Señor con todas sus fuerzas; como en seguida lo vais a experimentar aquí mismo. A ti, Roklus, el Señor ya te ha informado que aún antes de la comida matinal va a acontecer algo. ¿Qué? - ¡Oye pues!:

6. Por un fugitivo malvado los malvados de Cesarea de Filipo han sido informados que el profeta de Nazaret se encuentra aquí donde hace de “las suyas”, y que también el gobernador se encuentra aquí en favor de Él. Por eso, de toda prisa, han concebido un plan muy astuto para poner al Señor una trampa, acusándole ante el gobernador que Él incita al pueblo a que se subleve - y que para eso tienen pruebas contundentes… Pues con eso quieren conseguir que Cirenio le odie a la muerte. ¡Este plano ha sido ideado tan satánicamente que te quedarás asombrado!

7. Pero con esto van a tener poco éxito, sobre todo ante Cirenio. Sin embargo, este acontecimiento causará aquí una gran excitación, a pesar de que por aquí semejante empresa de todos modos en seguida queda machacada. Incluso vosotros seréis abordados un poco en este juego, pero no para vuestra desventaja, sino sólo para el beneficio de la buena causa. Por eso, ¡sed preparados para todo! ¡No falta más que un cuarto de hora y el proceso va a comenzar, y mientras tanto quedemos tranquilos! Cirenio mismo aún no tiene idea alguna porque así lo quiere la Voluntad del Señor. Pero precisamente por eso el asunto llamará tanto más la atención. Por eso, ¡callémonos ahora!».

8. Ahora todos quedaron silenciosos, en lo que también contribuyó la inminente salida del Sol; pero principalmente todos esperaban algún suceso especial, por lo que escuchaban con cierta atención qué iba a suceder.


Capítulo 145. Fariseos acusan al Señor ante Cirenio como amotinador del Estado.

1. Pronto los hijos del Marco descubrieron un barco que estaba barloventeando en las cercanías como si el capitán no supiese si se encuentra en el lugar correcto o no, lo que también sería comprensible porque desde el día anterior por la orilla de la mar de Galilea había habido enormes cambios. La roca gigantesca en la mar –como señal característica– ya no existía; otra roca grande con un árbol enorme en la colina de las serpientes, como se sabe, los moros casi los han hecho desaparecer. Y, además, habían surgido el suntuoso edificio nuevo junto con el jardín y el hermoso puerto con los cinco nuevos navíos engalanados. De modo que el práctico que debía dirigir el barco hacia Cesarea Filipo no podía orientarse dónde se encontraba realmente, y durante bastante tiempo barloventeaba ya por la costa arriba y abajo para fijarse donde estaba.

2. Pero pronto empezó a soplar un viento del este muy fuerte que con un poder irresistible empujó el barco exactamente hacia nuestra orilla. En pocos momentos los hijos de Marco, de vista aguda, pudieron distinguir que el barco llevaba a bordo romanos y algunos fariseos. En seguida se dirigieron a Cirenio para su información; y este, al enterarse de esto, mandó a Julio que examinara austeramente el barco que con cada vez más velocidad se estaba acercando a nuestra orilla. Como a un silbido, casi tan rápido como una flecha, Julio llegó con cincuenta guerreros armados a la orilla donde esperaba la llegada del barco que no tardó mucho en llegar.

3. Cuando los hombres a bordo divisaron a los romanos, sin demora izaron una bandera blanca para mostrar que no son enemigos y que se les permitiera bajar sin prejuicios. Pero Julio, al percibir entre los romanos dos archi-fariseos que no le estaban desconocidos, en seguida envió un mensajero a Mí y a Cirenio, con la pregunta qué se debía hacer con los recién llegados. ¿Qué bajen o que se queden en Tierra? Estas personas le parecían muy sospechosas, pues le parecía que incluso los romanos eran fariseos disfrazados o al menos herodianos.

4. Y la respuesta de Cirenio era muy breve y lacónica: «Quienes sean, ¡tierra!».

5. A esta orden se hizo que los recién llegados bajasen a la tierra firme y en seguida Julio les pidió que le presentasen los pasaportes típicos de aquellos tiempos, preparados legalmente por Pilato en Jerusalén. Terminado este acto de legitimación, un romano preguntó a Julio si el gobernador superior todavía permanecía en esta región. Un «¡sí!» en voz de trueno por parte de Julio –pues ya estaba bastante encolerizado por la pregunta indiscreta– infundió al interrogador un profundo respeto.

6. En este momento un centurión que también estaba en el barco, se confrontó seriamente con Julio y le preguntó: «¿Qué derecho tienes tú de respondernos en este tono?».

7. Julio, aún más serio que antes, respondió: «Si yo no hubiera tenido los motivos más concluyentes, ¡ya te habría contestado de otra manera! Pero tu estúpida cara asiática demuestra que no eres un romano. Por eso mi respuesta no puede sorprenderte».

8. Dijo el centurión: «¿Qué te parece pues que soy, si no un romano?».

9. «¡De eso ya hablaremos más tarde!», respondió Julio. «¡Ahora estás en mi poder y has de obedecer estrictamente a mis ordenes! Yo soy Julio, el comandante severo de Roma en esta región, y soy un pariente próximo del gobernador superior Cirenio. Eso hacía falta decírtelo porque no eres romano, ¡pues si hubieses sido romano ya me habrías reconocido desde lejos!

10. Ahora ves como nosotros, los romanos, solemos prender los zorros astutos. ¡Pero ahora seguid adelante, porque lo mejor aún sucederá! ¿Verdad que esta región, ahora un poco más cultivada, os parecía desconocida? ¡Porque de lo contrario ya hace una hora que nos habríais honrado con vuestra visita imprevista! Pero no importa, ¡a pesar de la extrañeza de la región habéis llegado precisamente al lugar justo!

11. ¡Ya ves que yo sé todo de antemano! Pues sí, ¡sin ser anunciado no se entra tan fácilmente el territorio de Julio como se cree! Sin duda, os incomoda un poco que ya se me ha revelado vuestra aparición, sin embargo, para pillos como vosotros eso no tendrá gran importancia, ¡lo que pronto va a demostrarse! Por eso, ¡adelante al gobernador superior!».

12. Dijo el centurión visiblemente desconcertado: «¿Qué sabes tú de nosotros? ¿Quién podría haberte revelado algo que no hay?».

13. «¡Ni una palabra más!», le contestó Julio. «Vosotros los romanos falsos, ¡a arrear allí donde está el Sublime, pues allí saldrá todo lo demás!».

14. Acto seguido el centurión con sus ocho guerreros súbditos y dos típicos fariseos principales bien nutridos, se dirigieron a Cirenio y le entregaron un escrito firmado de Herodes. Este escrito decía: ‘En todo el país de Celesiria y en grandes partes de Galilea y de Samaria se ha descubierto una conspiración muy extensa contra todos los romanos. En la cabeza de la misma, como agitador principal, figura el profeta desacreditado Jesús de Nazaret, el que en unión secreta con los esenios que siempre actúan clandestinamente, para la ofuscación del pueblo presenta mucha clase de milagros inconcebibles para el pueblo común, para darse aires de un divino hombre profético; hasta, como dicen, tener la insolencia de presentarse al pueblo como un verdadero hijo de Dios’.

15. (Herodes:) ‘Además, varios testigos concordantes de diferentes regiones han afirmado fiel y verdaderamente que este terrible amotinador del pueblo junto con el grupo numeroso de sus así llamados discípulos, con la mayor amabilidad incluso se ha atrevido a acercarse a los funcionarios supremos del Estado romano para ganar su amistad... Pero el rumor secreto advierte que ese pérfido hace todo eso sólo para que en cierto día previsto abruptamente asesine a todos ellos, para luego elevarse él mismo como rey de todos los judíos. - Pero como por la decisión de los altos dioses este secreto me ha sido revelado a mí como hombre experto y versado, te llamo debidamente la atención a esto y espero que tomarás las medidas debidas. – – – En sumisión profunda, Herodes, tetrarca – – – ahora en Jerusalén’.

16. A causa del espacio, aquí no se ha reproducido todo el contenido del escrito con sus calumnias e injurias, lo que en efecto tampoco es necesario; pero el sentido general ya está representado…


Capítulo 146. Se desenmascara a los acusadores falsos.

1. Cuando Cirenio con atención y semblante serio había leído esta carta hasta el fin, con cara de compasión se dirigió a Mí y me dijo: «Pero, Señor, ¿puede ser posible sospecharte ante mí de una manera tan ignominiosa? - ¿Qué dices Tú de eso? Pues sin duda alguna Tú sabes todo que contiene esta carta»…

2. «¡Llama a Rafael y a Roklus», le dije Yo, «pues no sería prudente si Yo hablara con estos enviados del príncipe de la mentira».

3. En seguida Cirenio llamó a Rafael y a Roklus. Evidentemente los enviados de Herodes y Roklus se conocían muy bien, pues los enviados apartaron inmediatamente sus rostros de él.

4. Cuando Rafael se dirigió a Cirenio, también le entregó un rollo, y le dijo: «Aquí tienes un duplicado del escrito presuntamente hecho por Herodes, ¡léelo y reconoce de él que yo y por mediación de mí también Roklus ya antes estábamos enterados de esta ignominia completamente farisaica! En este escrito después de la firma del Herodes –la que este, sin embargo, nunca llegó a ver, ni sabía una sola sílaba de este plan tan infame– todavía se halla una nota breve, la que te expondrá todas las circunstancias - por lo que también la debes leer. Una vez que hayas leído todo, ¡entrega este escrito a los enviados y haz que también ellos lo lean! Todo lo demás ya se presentará por sí mismo».

5. Cirenio tomó el rollo y lo leyó rápidamente, incluso la nota, de la que quedó profundamente sorprendido porque contenía exactamente lo que él ahora mismo se había pensado. Al terminar de leerlo, lo dio también al centurión falso y le dijo: «¡Ahora léelo tú en voz alta ante tus compañeros!».

6. Con confusión visible el centurión tomó este rollo del Rafael. Al leerlo, su cara se hizo cada vez más larga; pero al leer la nota, le atacó una verdadera fiebre y todos los enviados empezaron a ponerse pálidos, lo que no escapó de la vista perspicaz de Cirenio y de todos los presentes. Cuando el centurión falso había leído el rollo de Rafael enteramente –y eso en voz tan alta que también sus compañeros lo comprendían–, lo devolvió a Cirenio con una profunda referencia, pero prudentemente no añadió palabra alguna porque él tanto como sus compañeros estaban demasiado asidos por este fenómeno, pues por esta vez su carro de bueyes se encontraba delante una peña escarpada, sobre la que no se podía ni siquiera descubrir un sendero para seres humanos.

7. Pasado un rato de silencio total, Cirenio lo interrumpió y preguntó al centurión: «¿De modo que Herodes me aconseja que yo haga todo lo posible para apoderarme de aquel Profeta y que yo sin más ni más, haga decapitar las cabezas de él y de sus discípulos?».

8. Nadie respondió a esta pregunta.

9. A eso Cirenio se puso enconado y gritó en voz alta: «¡Respuesta! - ¡O de lo contrario pagaréis este sacrilegio de una manera violenta!... ¿De quién viene esta carta?... ¿Quién la ha redactado?... ¿Quién tenía la osadía de irritarme con semejante mentira colosal, y qué intención ignominiosa asecha ahí en el fondo?».

10. A esta pregunta enérgica los enviados casi perdieron el conocimiento porque sabían muy bien que ahí tenían que ver con el gobernador superior romano más inexorable. Por eso de todos se apoderó un pánico terrible, y les empezaron a entrar escalofríos, con lo que no se podía contar con una respuesta.

11. Por eso Julio dijo: «Noble soberano, ¿qué, si a estos enviados pagásemos inmediatamente su merecido según la ley –por traición– y si luego los llevásemos a Sidón para tenerlos bajo custodia segura hasta cuando, según ellos, va a estallar la revolución - día en que se les pagará el sueldo completo por la traición - o en la cruz o sobre el tajo del verdugo? A estos romanos ya desde lejos se les ve claramente que no son sino una banda de fariseos pésimos, los que por el dinero son dispuestos a hacer todas las infamias imaginables».

12. Dijo Cirenio: «Tienes toda razón. Pero como aquí no somos los únicos señores sino alguien Otro tiene que hacer una observación importante, vamos a esperar el resultado de este asunto con tranquilidad y paciencia»...


Capítulo 147. La negociación con los fariseos.

1. En este momento Roklus se presentó y dijo: «Noble soberano, permíteme que yo cuchichee algunas palabras en las orejas de estos bárbaros e incultos, porque en la carta también han ofendido y atacado vilmente mi instituto, lo que yo en calidad del jefe de ninguna manera puedo dejar correr. Debo preguntarles cómo y cuándo dicho profeta pérfido y desacreditado de Nazaret ha aprendido de nosotros el arte de magia con el que encanta y tienta al pueblo. - Por Dios, si no reparan inmediatamente aquí mismo esta calumnia enorme, ¡entonces pondré mis manos en ellos y les quebraré el cuello a todos ellos, tan verdadero como Dios, el Señor, me ayudará!».

2. Acto seguido uno de los dos fariseos avanzó y dijo: «¿Cómo puede ser este asunto culpa nuestra, caso que todo sólo haya sido una ficción maliciosa? ¡Nosotros no lo hemos escrito y menos aún redactado! ¡Dirigíos a aquellos que nos han enviado!, ¡pues nosotros como meros mensajeros supuestamente no debemos explicaciones a quien sea! ¡Sólo esperamos recibir una respuesta justa para llevarla a aquellos que nos han enviado aquí! Eso, según mi opinión, debe ser el sentido de nuestra conversación, sin ir más lejos».

3. Dijo Roklus, animado por Rafael: «Muy bien, ¿pero qué va a suceder si os demostramos contundentemente que únicamente vosotros mismos habéis redactado esta carta infame, y que, si os logra esta obra, cada uno de vosotros recibirá una gratificación de mil libras de oro de la gran caja de oro del Templo?».

4. Dijo el fariseo gritando en voz alta: «¿Quién podría inculparnos de semejante ignominia? ¡La carta ha sido firmada de Herodes!».

5. Acto seguido Roklus llamó a Zinka y le dijo: «Nadie como tú conoce la escritura de tu soberano; dinos, ¿es esta su firma?».

6. Zinka examinó la carta y luego dijo: «¡De ninguna manera! - Por decir la verdad: Herodes no sabe escribir sino, caso que sea necesario, sabe leer un poco en griego. Para firmar los documentos tiene una especie de sello que imprime sobre los documentos; de modo que siendo así, ¡esta firma tiene que ser falsa! Yo doy mi juramento por eso con todo lo que queráis».

7. Dirigiéndose al fariseo, Roklus dijo: «Ahora bien, sabio fariseo devoto y verídico en el nombre de Moisés y de Aarón, ¿cómo te sientes ahora? ¿Verdad, que ahora preferirías encontrarte estar sentado en tu casa con una comida abundante que estar aquí con semejantes auspicios gloriosos? Si el hombre no está satisfecho con lo que Dios, el Señor, le ha dado, ¡entonces debe someterse al destino y sus asechanzas!

8. Pues sí, ¡el profeta infame de Nazaret de ninguna manera quiere gustaros, porque por sus santas Doctrinas de la Verdad os amenaza fuertemente a perjudicaros! ¡Aquí está el quid! - Así se han desarrollado las cosas y siempre quedarán así, pues no se cambiarán nunca, aun cuando a Él –por haceros un favor– se Le ocurriera la Bondad de hacerse matar de vosotros, al menos PRO FORMA, pues Él como la Vida misma desde toda eternidad, nunca podrá ser matado... - Ahora he hablado, ¡y ahora te toca a ti!».

9. El fariseo se quedó como petrificado y nadie de los enviados se atrevía ya a hablar una sola sílaba.

10. Pasados algunos momentos, Cirenio –que en secreto para eso había recibido una señal de Mí– llamó prudentemente a los dos archi-fariseos y les dijo: «¡Ahora tranquilizaos, porque la tormenta ya ha pasado! ¡Y no os ofendáis por nuestra seriedad romana que al principio siempre es característica! Ahora sigue la segunda fase de la discusión, en la que yo no quiero oír de ficciones con firmas falsas, sino la pura verdad más perfecta. Sólo al confesar la verdad podéis ser libertados de mi poder inexorable, de lo contrario vuestro hado será la cárcel, la cruz o el hacha, y eso tan seguro como yo soy el gobernador superior de todas las provincias asiáticas de Roma.

11. Pero si habláis la verdad –sea como fuese y contenga el sentido que contuviese– podréis contar con mi entera palabra romana de honor que os dejaré marchar completamente libres y sin poner reparos... ¡Ahora escoged! Si queréis obstinaros en esta mentira, ahora sabéis de mi boca qué os esperará infaliblemente; pues en el nombre del emperador aquí en Asia yo soy soberano completamente ilimitado, y cada hora del día 260,000 guerreros están en espera de mis órdenes. Si esto, acaso, antes lo hayáis ignorado, ¡ahora sabéis como están las cosas! ¿Quién podría pedirme cuentas si yo tan sólo por capricho hiciera que a todos los judíos aniquilen mediante la espada? ¡No me faltan autoridad ni fuerza! ¿Dónde en toda Asia podría tramarse una conspiración, de la que yo no recibiera información como muy tarde dentro de 8 a 14 días? Y entonces, ¡ay de los rebeldes!

12. Si según vuestras declaraciones todavía hubiese un motín lo más secretamente preparado, yo sabría verdaderamente de él, e inmediatamente mis muchos alguaciles tendrían trabajo más que suficiente. Por eso, vuestra denunciación que me presentasteis aquí, tanto como la firma de Herodes, son mentiras malvadas mediante las cuales –si yo fuese un ciego– me habrías utilizado con fines totalmente diferentes. Pero que eso conmigo no funciona ni funcionará en absoluto, de eso ya os habréis convencido sólidamente. Por eso, ¡que salga la verdad, para que yo sepa claramente a qué atenerme con vosotros! Pero que sea bien entendido: Tan claramente como ahora al otro lado del mar sale el Sol encima de las montañas, tan clara y pura debe ser la verdad de lo que vosotros ahora vais a decirme - y yo cumpliré con mi palabra dada a vosotros. Pues ¡ahora hablad!».

13. A eso los dos fariseos y también los romanos falsos –que por la mitad eran fariseos y por otra mitad herodianos– hicieron rostros horriblemente desesperados, porque no hay cosa más fatal para un hombre que tener que acusarse a sí mismo y confesar francamente sus viles intenciones maliciosas, pues este era también el caso con estos fariseos. Pero ¿qué iban a hacer? La inexorabilidad de Cirenio y también su justicia más severa les eran conocidas, de modo que evidentemente no podían hacer otra cosa que confesar la entera verdad...


Capítulo 148. La confesión del fariseo.

1. En acuerdo con esto el uno de los fariseos cobró ánimo y empezó a hablar como sigue: «¡Muy ilustre e inexorablemente severo señor y soberano sobre todas las tierras de Asia y sobre gran parte de África! ¡Como no nos queda otro remedio que confesar toda la verdad, en el nombre de todos mis compañeros tengo que confesar abiertamente que la carta era una mera ficción, y que por mera envidia profesional perseguimos al famoso y desacreditado profeta de Nazaret como nuestro peor enemigo, pues él realiza señales y prodigios que en sumo grado exceden todo lo que se ha visto hasta ahora! Además, sus enseñanzas van exactamente contrarias a las leyes del Templo - las que no son de nosotros…

2. Unos hace mil años en el monte de Sinaí Moisés recibió leyes por la mano de fuego de Dios, y después aún una multitud de reglas sociales para la vida. Entre estas leyes el número uno es el más importante que reza como sigue: “¡Tú sólo debes creer en Mí, tu único y verdadero Dios Uno, y al lado de Mí no debes adorar ni honrar a otros dioses, porque únicamente Yo soy tu Dios y tu Señor!”. Pero el profeta de Nazaret pretende que únicamente él y nadie más es un verdadero hijo de Dios e incluso un Dios mismo… y con eso se remite a los testimonios de los profetas –los que aplica arbitrariamente a sí mismo– y al testimonio de sus propios hechos.

3. Si se deja esto así, impune, entonces en pocos años acabará nuestra organización (los fariseos) irrefutablemente divina en Jerusalén. ¿Qué haremos entonces? Nosotros que somos llamados de Dios, ¿cómo quedamos ante el pueblo y de qué viviremos en el futuro, dado que por parte de Dios legalmente nunca nos era permitido poseer un campo ni una viña? Por un lado tenemos los samaritanos apostatados, los saduceos y los semipaganos, y por el otro lado los esenios que pronto van a tener la mitad del pueblo a su favor - ¡y ahora aún viene el Galileo! ¡Eso, por fin, nos debe agobiar!

4. En el monte de Sinaí bajo relámpagos y truenos Jehová ha dado leyes por medio de Moisés y de Aarón. Las ha sancionado, ha hecho una alianza eterna con nosotros y nos ha obligado que quedásemos seriamente fieles a esta alianza. El Dios todopoderoso nos prometió las mejores ventajas de la vida si nos quedásemos fieles a la alianza y a la ley; pero también las mayores desventajas si rompiésemos descuidadamente la alianza. Pero también nos otorgó el derecho de perseguir nuestros adversarios con fuego y espada, como lo hizo Josué a Jericó, y más tarde el gran rey David con los Filisteos, donde según el orden de Dios incluso las vidas de los niños en el seno materno no debían ser respetadas.

5. Pero si Jehová ahora en contra de sus promesas y afirmaciones solemnes –quizás a causa de nuestros pecados y nuestra tibieza y tolerancia ante nuestros adversarios– quisiera disolver la vieja alianza y ya abandonarnos completamente, entonces sin duda alguna Él lo haría de la misma manera magnífica muy fácil para Él, como cuando hace cerca de mil años estableció la alianza... para que cada uno sepa con determinación a qué atenerse. Sin embargo, hasta ahora eso no ha sucedido. Entonces, un mago que realiza cosas tan extraordinarias, ¿cómo puede atreverse a actuar tan ignominiosamente contra nosotros que somos una organización para siempre establecida por Dios?

6. Que él cure tantos enfermos como quiera, y que para el divertimiento de los hombres desplazca montes y realice otros prodigios, ¡pero que no arremeta contra el Templo y sus misterios sagrados! Sin embargo, él lo hace más y más, pues socava la fe y la confianza que el pueblo tiene en el Templo - ahora en particular la de los galileos, por lo que estos frecuentemente ya no quieren dar el diezmo; y, además, ¡aun nos desacreditan de ser los estafadores mayores y más astutos de la humanidad! Si lo fuéramos, ¡que Dios nos lo manifieste por la boca de un verdadero profeta, y no por un prestidigitador galileo que se hace pasar por el mayor profeta y, incluso, por un hijo del Altísimo!… y eso a pesar de que está escrito que de la Galilea –que rebosa de paganos– nunca podrá surgir un profeta, ¡y menos aún un hijo de Dios, viniendo de los Cielos!

7. Si en primer lugar por la ley de Dios y en segundo lugar por el impulso más evidente de las circunstancias nos encontramos obligados a perseguir tal hombre sumamente peligroso para la antigua causa divina, y si con todos los derechos de Dios fuera posible quitarle de en medio y acabar con él en la Tierra, ¿acaso cometemos una injusticia si en estos tiempos por desgracia debemos servirnos de diversos medios políticos para acabar con tal sujeto extremadamente peligroso? - ¡Yo supongo que ahora ya no tienes dudas en la plena verdad de nuestra confesión bien fundada y abierta!».


Capítulo 149. El testimonio de Cirenio para el Señor.

1. «De ninguna manera», dijo Cirenio. «Porque esta vez has dicho la plena Verdad, la que en general no sale tan fácilmente por la boca de un fariseo, y con esto has vuelto a reanimar mi ánimo. Por cierto, en lo que se refiere a tu Profeta o incluso Hijo de Dios tan peligroso, primero tengo que hacer la observación que Él entre vosotros debe ser muy difamado, y en segundo lugar debo confesar abiertamente que a este Hombre memorable le conozco muy bien, y puedo dar la completa afirmación, que Él es un Hombre absolutamente inofensivo y hace todo lo posible sólo para ser útil y servir a sus prójimos e incluso a sus peores enemigos, los que evidentemente sois vosotros mismos. Y eso a pesar de que Él está bien enterado de vuestros grandes fraudes y engaños con los que Moisés y Aaron nunca habían soñado algo.

2. Oh, ¡Él es completamente Judío, pero únicamente en el sentido mosaico más puro y auténtico! Pero, ¿dónde está Moisés y dónde estáis vosotros con vuestros nuevos estatutos mundanos, comparados con los de Moisés? Consta que Él está en contra de lo anti-mosaico en vosotros, ¡pero no está en contra de vosotros mismos! Por parte del pueblo ya me han llegado tantas querellas más escandalosas a causa de vuestras acciones y vuestros fraudes indignos, que varias veces ya he tenido la intención de parar vuestras actividades mediante armas para todos los tiempos. ¡Sólo Él me apartó de ello! Si Él –que es consciente de mi suma amistad que le tengo– fuese vuestro enemigo, sin duda le encantaría si Él mediante mi intervención en el plazo más corto posible os pudiese haber exterminado completamente del escenario de esta Tierra. Sin embargo, ¡es precisamente lo contrario!

3. Él tiene lástima de vuestra gran ceguera, la que vosotros mismos os habéis causado… Él sólo quiere volver a llevaros a la Verdad y al único Dios verdadero, del cual vosotros os habéis apartado por vuestras tendencias mundanas incontables, y quiere renovar la antigua alianza con vosotros, ¡pero de ninguna manera quiere acabar con vosotros! Pero si esto es su Voluntad y su deseo más querido, ¿cómo podría Él ser vuestro enemigo? Si vosotros dispusierais de los Recursos de Él, ¡cuántas veces ya Le habríais matado! ¿Acaso Él hace algo parecido con vosotros, teniendo en todo momento miles de recursos más fuertes a su disposición? - Ya que está en mi poder, también a Él le he sometido a un examen muy riguroso, ¡lo que ha aprobado gloriosamente!

4. En Él he hallado precisamente a aquel Hombre al que yo hace unos treinta años protegía contra las persecuciones atroces del viejo Herodes… y Él es exactamente el mismo que hace 30 años –cuando mi hermano Augusto introdujo el censo de población en todo el gran emperio romano, con lo que también en el país de los judíos– nació de la joven esposa del carpintero José en un establo de ovejas cerca de Belén, bajo diversos fenómenos milagrosos. Él estaba reconocido por los sabios del Oriente a los que una gran cometa había guiado allí. Y allí le saludaron y le dieron regalos como futuro Rey de los judíos. De modo que ya en aquellos años este Nacimiento era un acontecimiento extraordinario para los hombres de esta Tierra. Y los pastores asombrados le cantaban - de lo que tal vez aún os acordaréis un poco…

5. Caso que no os hayáis enterado de este acontecimiento, a pesar de que ya debéis tener unos sesenta años de edad, aquí delante de vosotros está mi hermano Cornelio –el que en aquellos años dirigía las actividades del censo romano en Belén–, un testigo todavía bien vivo; y aparte de él también yo mismo, que en el Niño cuando apenas tenía 14 días inesperadamente ya podía observar indicios de Divinidad, los que con grandes asombros respetuosos ni por un sólo momento me dejaban dudar en que este niño evidentemente es más que un ser humano con lo perfecto que fuera.

6. Cuando ahora en mi ancianidad volví a encontrar al niño de entonces como hombre viril, lleno de Espíritu y de maravillosa Fuerza divina, hallé pronto y con facilidad que Él ha salido exactamente de este niño comentado, y espero que no sea muy difícil de comprender que yo mismo me sentí empujado a inclinar ante Él mi cabeza de anciano, lleno de respeto y amor sumamente profundos.

7. ¿Y a este Hombre perseguís con tanto celo y queréis perderle y aniquilarle? Oh, ¡insensatos, estúpidos y ciegos que sois! ¿No presagió Moisés de su Venida y después de él casi todos los grandes y pequeños profetas, a los que vuestros padres en su estupidez apedrearon desgraciadamente, tal como vosotros ahora también queréis matar a Este aquí? Únicamente Él puede y quiere ayudaros, ¿y vosotros Le perseguís con toda astucia, Le llamáis un monstruo, soltáis las peores maldiciones sobre Él, y aun queréis matarle?...

8. No habéis reconocido la región que buscabais porque la gran peña que causaba temor a los navegantes ya no existe, y toda la bahía antes tan árida ha quedado transformada en un verdadero edén. Más ¿quién lo realizó? Yo y todos los presentes aquí somos testigos que ninguna mano ni un solo dedo humana fueron necesarios para transformarlo. ¡Pues Él estaba y todavía está entre nosotros y realizó este prodigio solamente mediante su Voluntad!

9. Aquí a mi lado está un muchacho que se llama Josoé. Ya yacía casi durante dos años en la tumba y sólo quedaban de él los huesos que estaban en descomposición. Y a pesar de eso era muy fácil para aquel Hombre, perseguido por vosotros con tanta tenacidad, el formar y resucitarle tal como ahora está delante de vosotros.

10. Allá en la mesa están sentadas mis dos hijas, las que me fueron robadas por malvados traficantes de esclavos. Al hacer la travesía por este mar, a causa de una tormenta cayeron al agua y, amordazados por estos bárbaros, flotaban muertas en la superficie del mar. En una pesca de antes de ayer –en la que participábamos todos– las encontramos y las trajimos aquí. Y la Palabra de vuestro “enemigo”, ¡sólo a Él sea todo mi honor!, les devolvió la vida tal como vosotros las veis ahora…

11. Ahora os pregunto si eso también podía hacer un mago, o si estas señales en sí no son más magníficos que los que fueron realizados en el desierto durante los tiempos de Moisés. Lo que acabo de deciros es tan verídico como yo mismo me llamo Cirenio. Además, estos hechos pueden ser afirmados aún más por varios cientos de testigos… - ¡Y al Autor de estas obras le llamáis un monstruo, Le perseguís, e incluso Le queréis matar! - Para realizar eso, ¡qué grado de estupidez más ciega hace falta para!».


Capítulo 150. La estupidez y la ofuscación de los fariseos.

1. Dijo el fariseo: «Noble soberano superior, severo y justo, nosotros somos doctores de la ley y hemos estudiado la crónica, ¡por lo que creo que no debemos ser ni tan tontos!».

2. «Ved, ¡incluso esta observación era tan tonta como no lo podía ser más!», dijo Cirenio, «pues, ¡era igual de tonta como vuestra intención de capturar al Santo de Nazaret! Porque con un grano de inteligencia habríais debido poder pensar que nosotros, los romanos, seríamos capaces de distinguir a un judío disfrazado –con ropa romana mal imitada– de un romano auténtico, y que en seguida nos daríamos cuenta que detrás de todo esto se esconde una canallada taimada. De modo que también habríais podido pensar que yo conocería la firma del Herodes perfectamente. Por esta razón también habríais podido imaginaros que yo instantáneamente iba a descubrir vuestras malas intenciones y que por eso vuestra empresa era extremadamente estúpida y atrevida… Vosotros habríais podido perder todo, incluso vuestra poca vida carnal - para vosotros lo único sagrado que existe aquí en esta Tierra… De veras, os digo que un muchacho animado de cierta gracia natural os habría podido predecir con certeza el fracaso de vuestra empresa. ¡Pero no!, ¡pues eso es para andársele a uno la cabeza! ¡Que vosotros, los doctores de la ley altamente sabios, no habéis sido capaces de ver eso anticipadamente…!

3. ¿Queréis saber en qué eso estriba? Pues voy a decíroslo: El glotón que vive disipadamente y cuyo estómago nunca ha sentido un vacío, de ninguna manera puede imaginarse la sensación que produce un estómago hambriento… Al sordo nunca se le pasa por la imaginación la sensación que experimenta aquel que oye las armonías de un arpa eólica bien afinada… Del mismo modo un hombre totalmente ciego no puede hacerse una idea de la impresión que produce la visión, y él tiene la impresión como si todos los seres humanos fuesen ciegos. Y así, o realmente peor, le va al hombre que es espiritualmente ciego y que es tonto en cuestión de la Verdad, pues no sólo tiene a todos los hombres por tan estúpidos como él mismo, sino todavía por mucho más estúpidos; porque a sí mismo no tiene absolutamente por estúpido, sino por muy sabio. Pues no puede imaginarse que el B pueda ser tan inteligente y sabio como él mismo se siente como A. - En eso, pues, estriba la causa por qué tales hombres presuntuosos y estúpidos con cualquier empresa que emprenden ya acometen las cosas con una estupidez tan grande como vosotros acabáis de demostrarlo claramente ante mí.

4. Y precisamente porque sois tan estúpidos, de ninguna manera podéis comprender las grandes Señales indescriptibles de este tiempo, tal como a pesar de toda vuestra erudición tan altamente alabada tampoco tenéis la menor idea de lo que Moisés y los demás videntes han presagiado de este tiempo actual, y en particular del Mesías de los judíos y de su Reino en la Tierra. Por eso esto, como también lo de vuestras empresas, sólo hay que atribuirlo a vuestra ceguera espiritual demasiado grande y grosera, porque con algo de Luz espiritual, en el nombre de vuestro Jehová, deberíais reconocer que contra un poder como el nuestro, por vuestra parte no se conseguirá nada con éxitos, y aún menos contra un Hombre colmado del Espíritu todopoderoso de Dios, al que basta emitir el pensamiento más leve y toda la Tierra desaparecerá en un instante.

5. De veras os digo: Con cien mil guerreros bien entrenados no temo a quinientos mil hombres como vosotros. ¿Pero qué me servirían mil veces tantos guerreros contra la Voluntad todopoderosa de tal Hombre? Pues basta con un pensamiento de Él y estos ya no existen. ¿Y vosotros con vuestra astucia e inteligencia particular queréis prender e incluso matar a este Hombre? - ¿Y eso, además, sin el menor motivo? ¡Decídmelo francamente si ahora aún no reconocéis vuestra gran estupidez palpable!».

6. «Si me fuera permitido decir las cosas claras», respondió el fariseo, «entonces ya te diría algo que en este asunto tal vez también a ti, noble gobernador superior, te abriría un poco los ojos. Pero contigo no se puede discutir como nosotros los sabios del Templo solemos hacer entre nosotros. Sólo si me fuera permitido hablar impunemente contigo, ¡entonces tal vez también tú empezarías a abrir los ojos!».

7. Dijo Cirenio con una especie de sonrisa casi retenida: «¡De verdad te permito de hablar con libertad total; no habrá castigo como consecuencia de tus palabras!».


Capítulo 151. La moral templaria del fariseo. Los milagros de Moisés desde el ángulo de vista de los fariseos.

1. En este momento el fariseo dio un brío valiente, se enderezó y comenzó a hablar: «¡Muy noble gobernador superior! Tú sabes muchas cosas y tu inteligencia resplandece como un diamante más puro en la luz solar… Pero yo también sé algo - aunque según nuestra costumbre no lo manifieste ni me está permitido el manifestarlo. Pero en un caso excepcional donde haga falta, ¡que sea manifestado! Si en esta querida Tierra el hombre por una vez pertenece a un instituto, si por desgracia por nacimiento, costumbre, ley y apremio de las circunstancias terrenales y sobre todo por amor a su querido estómago se ve obligado a jurar fidelidad a su estandarte, con eso para este mundo consta ya como espiritualmente muerto… al principio supuestamente aún no del todo, ¡pero con el tiempo cada vez más!

2. Pues cuando uno delante de los ojos de los hombres, sin diferencia, con todos los medios del poder terrestre continuamente está obligado a dar gato por liebre, ¡esto es el fin de todo pensar! Porque por cada pensamiento algo más lúcido hay que condenarse a sí mismo y hay que decir: “¡Lárgate, Luz más pura de los Cielos! Yo estoy condenado a ser un diablo, ¡de modo que también sea uno! Si listo o estúpido, ¡eso realmente ya no importa! Si tengo que ser un gato en vez de una liebre, ¡entonces que lo sea, pues no puedo cambiar tales arreglos antiguos!”.

3. Con el tiempo el hombre se familiariza cómodamente con sus diabluras y piensa: “Ya que has nacido para ser un tonto y también te han educado correspondientemente, ¡quédate pues lo que eres! Si tu estómago está bien atendido, ¡entonces todo ya está bien! ¡Come, bebe y disfruta de la vida de la mejor manera, siempre mientras esta lo permita!”. En cuanto vengan el último día y la última hora, entonces todas las cadenas están soltadas y todas las leyes han dejado de existir eternamente para aquel que ha regresado a su nada.

4. Donde reina la completa nulidad de todo ser, allí la mentira y la verdad se dan amistosamente las manos. Entonces bajo estas perspectivas más seguras y verdaderas no importa en absoluto bajo qué gorro de bufón se ha pasado la vida en esta Tierra. Pero mientras se viva, aún así por su propio bienestar terrestre, se debería procurar cuidadosamente a evitar todo que podría amargar y hacer desagradable esta calamidad de vida, ¡pues todo lo demás es fábula y fantasmagoría! Quien, sin embargo, considera la vida por algo sublime, ¡él sólo se engaña a sí mismo!

5. Este punto de vista no le clasifico como asunto fundado en la naturaleza de las cosas, sino sólo como consecuencia de que casi cada ser humano que pertenece a cualquier casta de bufones de este mundo tiene que llegar a esta opinión y finalmente familiarizarse con ella, porque no tiene el derecho de pensar, hablar o actuar en contra de las leyes estereotípicas prescritas por la casta. Puedo una o mil veces estar convencido del Nazareno como tu noble boca me le ha dado a conocer, ¿para qué me sirve? Mientras yo sea un miembro jurado de la casta, seguro que no tengo otro remedio que junto con ella gritar a grito pelado: “¡Abajo con Él, porque es un Hombre peligroso para nuestro instituto y reduce sus ingresos muy necesarios!”.

6. También puedo pensar secretamente para mí mismo: “El gremio lo quiere así y por sorteo te ha hecho herramienta suya. De modo que voy por ahí y actúo ciegamente conforme a las órdenes recibidas, más allá de las cuales –o menos de ellas– no me está permitido actuar según mis opiniones privadas”. Además, aún más secretamente me pienso: “Si en este hombre al que hay que perseguir, realmente hay algo genuino, pronto ya habrá acabado con nosotros, y nosotros, como vencidos, difícilmente volveremos a ver nuestras moradas consagradas. De lo contrario, si no es más que una nueva fanfarronería –como ya las ha habido mil veces–, entonces será bien acabar con él, si tan sólo se logra atraparle. Pues ¿qué intenta este hombre? ¡Consta que nada más que la fundación de un sistema de casta todavía mucho más maligno!”.

7. Oh, ¡al principio todo tiene un aspecto tan divino! ¡Fijémonos en la vida de Abrahán y de sus primeros descendientes! Se ve frecuentemente que la Divinidad los rodeaba visiblemente y que los guiaba por el camino de los justos - nota bene, nosotros por supuesto no estábamos presentes… Pero en la época de Moisés, ¡qué aspecto tenían los hijos de Abrahán! Moisés era otra vez uno que debe haber estudiado muy a fondo los antiguos sabios de Egipto. Él estaba iniciado en todas las debilidades de la corte egipcia, pues probablemente anhelaba hacerse el mismo soberano de este reino, y para este fin se quitó de en medio a los príncipes legítimos del Faraón.

8. El primer intento fracasó. Por eso huyó e ideó otro plan para instigar a su pueblo –que era del mismo origen de él, pero que por lo demás moralmente había degenerado al un nivel animal– por medio de propaganditas secretos contra el Faraón degenerado de voluptuosidad. Cuando Moisés supo que su pueblo estaba preparado para el combate, el mismo, equipado de un considerable poder de hacer milagros, empezó a dictar la ley al rey. Pero a su pueblo que quizás todavía tenía una vislumbre de las antiguas relaciones divinas de los antiguos patriarcas, se presentó como enviado de Jehová y realizó ante él milagros inimaginables, de modo que el pueblo le seguía como el rebaño de ovejas a su guía.

9. Moisés conocía las propiedades del mar y sabía muy bien que este cada día sube dos veces y después vuelve a bajar dos veces. Empleaba mucho tiempo para averiguar el punto más conveniente para la travesía. - Toda la ensenada tiene una anchura de apenas dos horas de camino. Durante la marea baja el centro de la ensenada ofrece un camino de suelo pedregoso y firme, de una anchura de más de una hora de camino, completamente sin agua durante tres horas, que –bajo la condición que el mar no esté agitado de una tormenta– sirve al viajero de puente de travesía muy práctica. A paso rápido se puede atravesar el mar en algo más de una hora, y de esta manera, por el camino más corto, ya se llega al desierto arábico - un camino que en otras ocasiones por tierra, cuesta por lo menos

4. días, porque el mar más allá de este arrecife aún tiene una anchura y profundidad considerable.

10. Moisés lo había calculado muy sabiamente, pues como nadie más de la corte del Faraón, él poseía un conocimiento sólido del territorio. A paso más rápido posible condujo a su pueblo por el arrecife hacia el desierto arábico y por las regiones de montañas más escarpadas, en las que excepto sus suegros nadie habrá tenido propiedades. Por eso, sin duda, Moisés estaba familiar con esta región junto con sus demás propiedades maravillosas respecto a la naturaleza, de las que nuestro profeta ciertamente sabía servirse.

11. Pero dejemos eso ahora y volvamos un poco a los israelitas que todavía estaban en el camino, y observémoslos como casi sobre alas del viento, acabaron de terminar el camino justamente cuando el Faraón, encolerizado de ira y de furor, dio órdenes a su ejército que persiguiera a los israelitas, tomando el mismo camino. Si el Faraón hubiese venido un poco más temprano, seguro que Moisés no habría salvado su pellejo; pero la indolencia del Faraón y el quitar del camino muchos obstáculos habían retardado su ejército. Moisés tomó una delantera considerable y se salvó dichosamente de sus enemigos perseguidores. Pues cuando ahora el Faraón persiguió a Moisés pasando por el mismo arrecife y casi alcanzó su centro, entonces el mar, como de costumbre, empezó a subir rápidamente y empujó sus ondas sobre el ejército del Faraón. Con lo que se comprende fácilmente que este sucumbió en las ondas».


Capítulo 152. Más explicaciones acerca de los milagros mencionados en el Antiguo Testamento.

1. A eso Cirenio interrumpió al narrador y le dijo: «Pues no eres tan tonto como yo pensaba al principio; y como parece que tú comprendes las cosas tan bien desde el lado de la naturaleza, me gustaría saber cómo explicas el fenómeno conocido del Arca de la Alianza, y a saber su columna de humo durante el día y la de fuego durante la noche. - ¿Cómo, pues, se originó ésta de tu manera natural y sin maravilla?».

2. El fariseo respondió con calma: «¡Noble soberano! Echemos solamente una pequeña ojeada a la antigua estrategia de llevar una guerra, ¡y la famosa Arca de la Alianza tan idolatrada ya está lista! La caja misma bien construida era un utensilio al antiguo estilo egipcio que producía electricidad en gran medida. Detrás de la caja que era de construcción muy complicada había carros de hierro para producir humo. Estos los llenaban de toda clase de materiales que producían mucho humo, sobre todo de cosas fétidas como plumas, pelos de diversas clases de animales y también de hombres. Luego espolvoreaban tales materias con azufre, pez y salitre, y luego se encendía tal carro. Esto producía un humo muy denso que en seguida –sobre todo con un movimiento del carro muy rápido– igual a una niebla densa velaba el camino; lo que al enemigo perseguidor cubría la vista de los giros y de las posiciones del ejército perseguido. Al mismo tiempo, como eso era insoportable para los camelos, caballos y elefantes de guerra de los perseguidores, esto los obligaba a emprender la retirada, lo que al enemigo perseguidor daba poca gracia. No hará falta decir que un ejército perseguido en general lleva detrás varios de tales carros ahora descritos. - ¡He aquí la representación verdadera de la maravillosa y santísima Arca de Alianza de Moisés! Además a ti, noble soberano, con buena conciencia puedo decirte: Sapienti pauca! ». (Al juicioso basta poco.)

3. «Bien, ¡dejemos esto!», dijo Cirenio. «Sin embargo, ¿cómo me explicas entonces el derrumbamiento de las murallas de la gran ciudad vieja de Jericó? Pues llevaron el Arca de la Alianza alrededor de las murallas de la ciudad, acompañada de trombones que tenían sonidos poderosos - una especie de la que los antiguos egipcios ya se servían en sus templos. Y, si no me equivoco, a la tercera vuelta las murallas se derrumbaron con una facilidad como si hubieran sido de pasta. - ¿Cómo era eso posible? ¡Ni el sonido de un millón de trombones sería capaz de conseguir esto!... ¡Explícamelo según tu modo natural!».

4. Dijo el fariseo soltando una carcajada: «¡Pero eso es pan consumado! Con toda la certeza se dice de los antiguos egipcios que con la utilización correcta de la electricidad destruían y quemaban los navíos de los enemigos. Y aquí vemos el Arca en cuestión dando varias vueltas alrededor de las murallas de Jericó - y Josué según la verdad habrá sabido por qué lo ha hecho. Debía haber sido muy familiarizado con el tratamiento y el efecto que surte el Arca. De modo que también en este caso vuelvo a opinar: Sapienti pauca! ».

5. Dijo Cirenio: «Sí, ¡esto se hace oír!… pero si el Arca no era otra cosa que una máquina eléctrica, ¿no debería ser siguiéndolo todavía hoy en día? ¿Por qué hoy día ya no tiene el mismo efecto?».

6. «El motivo de eso también será muy comprensible», dijo el fariseo. «¡Inspeccionemos una casa que tiene aproximadamente mil años, una nave, o una túnica!, también esta, al tener tantos años de edad ya tendrá un aspecto bien distinto. Incluso piedras dentro de mil años se descomponen notablemente - ¡cuanto más una madera vieja y los metales innobles, como por ejemplo el cobre y el hierro! Pero incluso del oro se nota bastante bien si han pasado mil años.

7. Todavía poseemos la antigua Arca artesana, la que con el tiempo ha quedado deteriorada de una manera que la quedan tantas de sus características originales efectivas como a la boca de un anciano quedan dientes sanos - los que ya ha perdido desde hace mucho tiempo. Además, los babilonios sabían muy bien saquear el Templo junto con el Arca. A nosotros personalmente no nos queda claro cómo el Arca era instalada originalmente. Conforme a su forma hemos hecho confeccionar otra completamente igual; pero de ninguna manera puede surtir el mismo efecto de la antigua, porque le falta, y tiene que faltar, totalmente el mecanismo interior necesario, porque en la época actual –por lo menos con nosotros– nadie sabe ya concebirlo correctamente… - De modo que yo diría, noble soberano, que también en este asunto me he explicado lo más claramente posible».

8. «Si todo se basa en un engaño sutil y piadoso», dijo Cirenio, «¿cómo puedes tú con tu concepto y juicio tan sanos seguir siendo un miembro bien condicionado de tal instituto de engaño?».

9. «¡Precisamente esto es el quid satánico!», respondió el fariseo, «¡porque uno se ha hecho miembro de la casta siendo todavía un hombre ciego! Como hombre con algo de luz, difícilmente uno se habría adherido a esta. Pero una vez que uno esté adherido a esta casta y ve que todo el mundo es un manicomio, también hace la farsa por causa del estómago, y a causa de la salud de la piel que también tiene ganas de encontrarse bien. - Pero en nuestra casta siempre se castiga una deserción por la muerte poco graciosa de la lapidación sin clemencia... - Pues pienso que también esta respuesta la he dado suficientemente comprensible».


Capítulo 153. La filosofía natural del fariseo.

1. Dijo Cirenio: «¡Pero por todo lo que acabas de contarme también queda claro que tú en calidad de un servidor piadoso de Dios aún nunca has creído en un Dios! Entonces, ¿cómo es posible ser un servidor tan severo de un Ser que para vosotros ni siquiera existe?».

2. «Bueno… Esto también se explica muy fácilmente del antes mencionado motivo bien fundado y válido para todos los tiempos», respondió el fariseo. «¿Qué puede hacer un niño, tan despierto que sea, contra el poder y la fuerza física de sus parientes y de sus profesores, muchas veces muy estúpidos? ¡Pues tiene que obedecer! Fijémonos en lo siguiente: Vosotros, los romanos, nos habéis subyugado con vuestro poder irresistible… ¿Quién de nosotros podía oponeros resistencia? En el caso que en vez de vuestras leyes tan sabias y justas nos hubierais impuesto leyes estúpidas, ¿qué habríamos podido hacer nosotros, los débiles, a no ser observarlas también estrictamente como observamos estas sabias? El poder exterior actúa con una fuerza irresistible, por lo que hay que someterse a sus instrucciones. Aquí en esta Tierra todo es mera apariencia, pues no hay una verdadera existencia.

3. Se busca la verdad… se busca a Dios... Pero, ¿dónde está y qué es la verdad, y dónde está y Quién es Dios? Cada pueblo reconoce y profesa a un Dios diferente, y a base de eso determina los principios y preceptos que cuentan al mismo pueblo como una sagrada verdad. ¿Acaso por eso estos principios y preceptos constituyen también una verdad para nosotros? Nosotros nos reímos de eso, pues no podemos comprender cómo un pueblo puede creer en semejantes absurdidades ilógicas. Pero si nos dirigimos a ese pueblo y lo preguntamos por su opinión acerca de nuestra creencia –si sabe algo de esta– seguro que tampoco comprenderá cómo podemos creer en lo nuestro y atenernos a todo eso. Aun así en todos los casos se halla algo de bueno para el mantenimiento del orden común y social - pero a pesar de eso nada de una verdad y menos aún de una divinidad que verdaderamente existiera en alguna parte.

4. Ahí el Sol el es una verdad, y la divinidad surte efecto para sí y también para nosotros, a pesar de que nosotros debemos conformarnos con su resplandor. Por eso también aquí en esta Tierra existe más bien sólo el resplandor, o sea una apariencia que cualquier existencia verdadera. Todo lo que existe aquí, ¿acaso no es esto el efecto del resplandor del Sol? Todo lo que existe, nació del resplandor de la luz solar y de su calor maravilloso; y mientras exista, existirá y vivirá por el resplandor del verdadero Sol todopoderoso. Pues siempre desde un lado está alumbrado por la mitad, mientras que la otra parte se encuentra en sombra.

5. Pues bien, en el firmamento brilla en gran majestad el verdadero Sol de la luz como perfecta verdad. La Tierra y todas las cosas en ella son obra de su luz o resplandor, de modo que en sí mismo ya más apariencia que existencia. Detrás de la existencia aparente de toda la Tierra y de todas las cosas en ella se encuentra indestructiblemente la sombra como mentira completa, y es precisamente la sombra que buscan y prefieren todos los caminantes. Y el sueño bajo la sombra general de la Tierra, la que nosotros solemos llamar “noche”, es y sigue siendo la mayor recreación fortificante y más agradable de la vida después de la fatiga y de las penas del día.

6. Y por eso también me parece que los seres humanos bajo el dominio de la verdad más pura posible, en el sentido moral no pueden existir… tal como tampoco su ser corporal puede existir sin el sueño. Por consecuencia, lo que el sueño es para el cuerpo, esto es una mentira bien acondicionada para todo el hombre moral. Y entonces no importa la forma que tenga una mentira. Si la mentira al hombre moral proporciona tan sólo esa calma satisfactoria y fortificante de una esperanza y confianza en cierto modo medio alumbrada y fácilmente aceptable, entonces es buena y la verdad más pura puede dirigirse a ella mendigándola por pan.

7. Mientras hombres vivan en esta Tierra era así y también ahora es así, y seguirá siendo así hasta un fin posible de todos los tiempos. Los hombres siempre continuarán buscando la verdad, pero aun así comerán del plato de la mentira y vivirán conformemente. Entre los muchos hombres estúpidos siempre habrá también sabios que presentarán a los seres humanos una luz de la verdad. Pero cuanto más claramente estos iluminarán a los hombres de un solo lado, tanto más pronunciadamente detrás del hombre por delante iluminado se manifestará la sombra como consecuencia constante de la luz.

8. Pero tal como la luz siempre produce la sombra, también la verdad más pura siempre crea la mentira más consumada. Pues sin verdad no habrá mentira y sin mentira no habrá verdad alguna. Toda verdad por lo menos encierra en sí la capacidad de producir una mentira, como la luz la sombra. Lo que de las dos es lo mejor para los seres humanos, ¡que de eso cada uno dirija una pregunta a sí mismo, pero fiel y abiertamente, sin ocultar absolutamente nada! Un juez equitativo juzga al mentiroso y al embustero conforme a la ley y vive de su función; pero, ¿dónde está aquel que podría hacerme comprensible que la ley misma es una verdad? Se trata de una fórmula aceptada y sancionada, aquí de una manera y en otro lugar de otra manera. ¿Donde una mentira condena la otra, dónde pues está la verdad? - Y también en este caso vuelvo a opinar: Sapienti pauca! ».

9. Por el momento eso era demasiado para Cirenio, de modo que hizo que el fariseo se retirase y me dijo: «¡No he visto cosa igual! Roklus también ha sabido hablar de una manera puramente razonable, y aun así en mi interior yo continuaba siendo maestro de él. ¡Pero este fariseo me ha dejado tan perplejo que ahora no puedo objetarle algo! Siempre me imaginaba los fariseos más bien estúpidos; sin embargo, ¡este me ha demostrado que así no es! - Ahora, ¿qué habrá que hacer con él?».


Capítulo 154. La alusión de Cirenio a los prodigios del Señor.

1. Dije Yo: «¡Ahora invítale de explicarte mis Milagros y vas a convencerte que sabrá explicártelos de una manera tan natural como aquellos de Moisés! Sólo después vamos a demostrarle que está muy equivocado. ¡Ahora haz que vuelva, porque este hombre tiene las suyas!».

2. Cirenio hizo rápidamente lo que Yo le había aconsejado y, profundamente inclinado de respeto, el grupo de fariseos se presentó ante el gobernador superior. Y el fariseo que llevaba la palabra le preguntó con suma inclinación, lo que les iba a tocar conforme su alta decisión.

3. A eso Cirenio le respondió: «Nada más que continuemos con el asunto de la Divinidad, de la fe humana, del profetismo y de los acontecimientos maravillosos que frecuentemente se presentan con estos… los que según la manera de tus explicaciones plausibles me convencen cada vez más; pues deseo sacar estas cosas en claro, de una u otra manera.

4. Hace un rato me has hecho muy comprensible la historia de Moisés y de las antiguas maravillas, y conforme a tu explicación estos fenómenos me parecen más verosímiles que otras. ¡Claro está que todo eso, a causa del pueblo, tiene que quedar estrictamente entre nosotros! Pero mira, a pesar de tus explicaciones me oprimen una preocupación y responsabilidad muy importantes: Lo que con mis propios ojos y orejas he visto y oído aquí de la manera más maravillosa del mundo, para todo esto se hallan aquí testigos de casi todas las regiones terrestres: paganos y judíos, esenios, el rey Ouran de los escitas y su séquito, y tampoco faltan persas - todos autoridades que ahora representan el primer rango de la sabiduría.

5. ¡Observa este balneario magnífico, su preciosa organización interior y el jardín con sus extensas murallas de protección! ¡Observa los frutos deliciosos en el jardín de las especies y clases más nobles! Todo rebosa de exuberancia, y muchos frutos ya están en plena madurez. ¡Observa también las magníficas fuentes de agua como difícilmente vas a encontrarlas en otra parte! ¡Luego dirige tus ojos hacia el mar! ¡Observa el puerto y su muralla sumamente fuerte que llega a la profundidad firme del lago, los cinco magníficos barcos y las cadenas de barrera! ¡Luego mira el lugar donde antes se hallaba el peñasco, muchas veces muy peligroso para los navegantes! Pues ya no hay rastro de él, ¡incluso en la profundidad del mar!

6. ¡Mira allí, muy lejos al otro lado del mar hacia la región de Genesaret! Hasta hace unas cuatro semanas, ¿no había allí un peñasco enorme, cuyas paredes verticales nunca habrán permitido que un hombre mortal pisara sus cumbres? Milenios habrán pasado por su frente obstinada, y los estragos del tiempo no eran capaces de destruir su masa de granito. Pero antes del lapso de unas cuatro semanas antes mencionado, viniendo de Nazaret, llegó allí precisamente el Profeta perseguido por vosotros y, aparte de muchas otras obras prodigiosas, realizó también dar a este peñasco una forma que permitió ascenderle de todos los lados con gran facilidad, incluso sin peligro alguno para niños.

7. ¿Quién desconocía la zona insalubre de Genesaret? Todo el mundo padecía de una fiebre que ponía la vida en peligro, sobre todo la de los forasteros, los que en estado achacoso y enfermizo tenían que permanecer allí hasta que al fin –acostumbrándose al clima– recobraban suficiente salud para poder continuar su viaje. Incluso nuestros soldados que rebosaban de salud, se caían enfermos de muerte y llenaban los hospitales. Pero el Profeta de Nazaret vino allí y bendijo la región, la que ahora es una de las más saludables de toda la Galilea. Pues todos los enfermos se curaron instantáneamente.

8. Bueno… todo eso son hechos que se realizaron ante nuestros ojos, y realmente nadie puede inculparnos de ser crédulos, a los que cualquier charlatán de Egipto, India o Persia puede endosar sus prodigios como realidades. Ahí es donde toda nuestra comprensión se queda atascada. Admito que todas las cosas que se refieren a Moisés pueden ser explicadas de una manera completamente natural; pues en primer lugar – observadas en tu luz– de por sí ya llevan un carácter bastante natural. Y en segundo lugar –salvo los libros difíciles de comprender, y de los que se dice que originan de la mano de Moisés– no tenemos otros testigos que podrían suministrarnos datos mejores. Y los cronistas griegos saben poco o nada de eso...

9. Sea como fuera, ¡dejemos lo que ha pasado hace mucho tiempo y dediquémonos ahora a esta actualidad tan sumamente maravillosa! ¿Cómo vas ahora a explicarme estos milagros recientes? De verdad te digo: te recompensaré de manera real y te agraciaré regiamente si eres capaz de sacarme de la misma manera de mi ensueño divino, ¡y te prometo mi asistencia más activa para perseguir y destruir a tu profeta de mala fama!».


Capítulo 155. La instrucción de los fariseos con la ayuda de un milagro de vino.

1. Preguntó el fariseo: «¿Cuándo estaba el Nazareno aquí, cuánto tiempo permanecía aquí, y ya estaba aquí antes?».

2. El viejo Marco que se encontraba detrás de Cirenio tomó la palabra: «Este Hombre de Dios nunca estaba en esta región, hace unos ocho días vino aquí con sus discípulos y no trajo consigo sino su Voluntad todopoderosa; y sus discípulos estaban siempre alrededor de Él como corderos.

3. El primer milagro era que me mandó llenar mis muchos odres de vino con agua, con lo que cumplieron mis niños. Y mira, nada más llenar los odres con agua del lago, esta ya estaba transformada en el vino más delicioso. Aquí me queda todavía un vaso lleno de este vino maravilloso. ¡Cátalo y dime lo que piensas de este vino!».

4. El fariseo tomó el vaso, cató el vino casi hasta el fondo del vaso y dijo: «De verdad, ¡nunca he saboreado un vino mejor que este! Pero, viejo guerrero, ¿puedo confiar realmente en tus palabras?».

5. «Quien me conoce sabe que nunca ha pasado una mentira por mi lengua», dijo Marco. «Pero el que ahí aún pregunta demuestra que tiene una fe poco fuerte. Pero para ponerte el asunto de relieve y para dar un empujón a tu intelecto natural divertido te invito que con esta jarra completamente vacía me acompañes al lago y que tú mismo la llenes de agua; y te garantizo que el Profeta que todavía se encuentra entre nosotros sólo por medio de su Voluntad instantáneamente va a transformar el agua en vino. Pero si tú sospechas que este vaso ya esté preparado especialmente para este fin, ¡entonces toma una de tus propias vasijas, va a la ribera del lago, y allí saca agua donde quieras; y tan pronto como el agua esté en la vasija, ya se habrá transformado en vino como acabas de gustarlo hace un momento! Si yo miento, ¡esta casa nueva junto con el jardín y todos los grandes tesoros míos serán propiedad tuya!».

6. Acto seguido el fariseo sacó un vaso de oro de su mochila y dijo: «Vamos a ver… Si el agua del lago en este vaso se transforme en tal vino, ¡entonces este vaso precioso será tuyo!».

7. Con estas palabras el fariseo junto con sus compañeros se apresuró a la ribera del lago y sacó agua; y el agua en el vaso se transformó en vino.

8. Cuando también todos los compañeros se habían convencido de esta gran Verdad maravillosa, sumamente asombrados volvieron rápidamente al viejo Marco y el fariseo dijo: «¡Toma el vaso, porque tú has ganado la apuesta! Para decir la verdad, ¡ahí ahora también a mí la comprensión se me queda atascada! Pues no sé qué debo decir, ¡porque eso no se realiza con medios naturales! Cosa más extraña: no sólo el sabor era auténtico, sino también contenía el espíritu del vino en medida abundante, ¡de modo que faltaba poco y nos habríamos embriagado! De verdad, en este caso no puede haber actuado sino la Voluntad del Nazareno, lo que nos sirve de prueba que todas sus demás obras milagrosas han sido llevado a cabo de la misma manera.

9. Cuando uno constantemente tiene delante de sí la naturalidad de los fenómenos en la Tierra y en toda su vida nunca ha visto un milagro –salvo las fantasmagorías persas y los milagros escritos, los que siempre están velados en un gran misticismo– entonces por fin llegará a ser increíble incluso lo que uno mismo ha experimentado en realidad y sin duda alguna.

10. Pero, ¿para qué sirve todo eso si no se puede entender la causa? Noble soberano altísimo, con todos estos fenómenos que indudablemente se realizan de esta manera, ¡se termina toda explicación natural, porque eso verdaderamente es un milagro! Eso puede ser explicado tan poco de una manera natural como la Creación del mundo, para nuestras ideas y percepciones originada de una nada. Por esta razón toda la Creación no es otra cosa que la Voluntad fijada de una divina Fuerza original y de un Ser original de todo Ser».


Capítulo 156. El fariseo duda de la existencia de Dios.

1. A eso Cirenio volvió a tomar la palabra: «Por el momento estoy contento con vosotros y de momento tenemos que conformarnos con eso. Pero ahora aún surge otra pregunta: Como estas obras aquí infaliblemente son milagros purísimos, y Moisés y muchos otros videntes y profetas con anticipación han descrito tan detalladamente a este hombre que ahora ante nuestros ojos realiza tales prodigios hasta ahora nunca vistos ni oídos, no es posible suponer que ellos se hayan referido a otro hombre, de modo que por lo menos a mí me parece que sus hechos anteriores llenos de correspondencias deben haber sido de una especie milagrosa. No se puede negar que con eso también habrán usado algunas cosas naturales; pero en el resumen, sin duda alguna, en la mayor parte era un gran milagro que, tal como estos de aquí, han sido realizadas por la Voluntad todopoderosa de Dios, la que se manifiesta como Espíritu de Dios en el hombre. Eso es mi opinión. - ¿Qué piensas tú de eso?».

2. «Pues sí, si las cosas son así, entonces, según mi entender, no se puede objetar mucho en contra de tu opinión tan elevada», dijo el fariseo. «Sólo que ahí hay una cosa que no se puede comprender - o sea, que sólo se puede comprender difícilmente: ¿Por qué Dios –caso que Él existiera– durante tanto tiempo hace que la humanidad caiga tan profundamente, y que por fin vuelve a resucitar a un vidente o un Profeta que debe hacer que la humanidad que se ha quedado totalmente ciega vuelva a ver un poco, pero que por fin el mismo llega a ser victima de las pasiones salvajes y desencadenadas de la humanidad degenerada? Por cierto, Dios concede al Profeta fuerzas milagrosas infalibles en las que yo mismo ya no puedo dudar. Pero a pesar de todo, por fin normalmente el profeta sucumbe a los poderes mundanos. Muchos de los profetas que me están conocidos finalmente fueron matados brutalmente. ¿Por qué no los protegía el Espíritu todopoderoso de Dios?

3. Pero con eso no quiero hacer un reproche a la Divinidad y decir: “¡No era prudente permitir que tal hombre lleno del Espíritu de Dios en el sentido material pereciera por la violencia más cruel y material de los hombres!”. Porque ante eso –a la vista de los hombres siempre egoístas– su evocación resultaba muy deficiente. Pues evidentemente es muy extraño observar que a un hombre que antes tan sólo por su voluntad era capaz de desplazar montes enteros, poco tiempo después le echen a la cárcel y algunos días o semanas después le maten de una manera más escandalosa. Con eso incluso sus adeptos y seguidores más íntimos quedan desanimados y en muchos casos vuelven a su antigua estupidez que por lo menos les garantiza la seguridad de la vida terrestre.

4. ¡Cuánto tiempo hace que cierto Juan en el desierto al lado del río Jordán realizó diversas señales verdaderas e importantes para dar testimonio de su entusiasmo para con Dios! Pero Herodes hizo que le capturasen y que poco después en la cárcel en secreto le decapitasen vilmente. De verdad ya contaba con una multitud de discípulos, y muchos miles se dejaban bautizar de él en el río Jordán, para manifestar de haber aceptado su doctrina absolutamente pura. Pues había hecho su correría por casi toda la Galilea y Judea a las orillas del río Jordán. Pero cuando sus muchos adeptos supieron lo que había sucedido a su maestro, se espantaron y se guardaban de hacer notar que habían recibido de Juan el bautizo de agua, porque temían que fácilmente les iba a tocar que tengan que compartir el mismo destino triste de su maestro. A mi modo de ver con mi facultad intelectual que hasta ahora nunca estaba atascada ni corta de alcances, únicamente esto me parece un poco inconsecuente porque demuestra poca inteligencia y prudencia para el bien de la humanidad; además, según nuestras ideas, esto carece de buena voluntad.

5. Bajo el dominio invisible de un fato ciego de los paganos algo tal ya sería imaginable, ¡pero difícilmente bajo el dominio de un Dios todopoderoso, omnisapiente, sumamente justiciero y lleno de Amor! Y eso era el motivo principal por qué íntimamente renuncié a la creencia en un Dios. Pues un profeta verdadero en realidad debería poseer una facultad de defensa invencible hasta a su fin terrestre, contra la cual todos los poderes y potencias de la Tierra no deberían ser capaces de emprender dificultades. ¡Entonces de esto para todos los tiempos ya se podría deducir, reconocer y mantener el verdadero Elemento divino! Pero según ha sido hasta ahora, a la mayoría de los videntes y profetas toca un fin trágico, con lo que se producen sospechas acerca de todo lo Divino que ellos antes habían sembrado. - Así Moisés mismo no debía pisar la Tierra prometida y durante tres días enteros el arcángel Miguel tuvo que luchar contra Satanás por el cuerpo de Moisés, y eso sin salir victorioso... ¿Para qué todo eso? ¿Por qué, aquí en esta Tierra, casi siempre el principio malo debe llevar la palma de la victoria sobre el bueno?

6. Con toda razón decimos que toda la humanidad, o sea el mundo moral, es maligno y se está pasando de la raya... - Si buscamos el porqué, entonces daremos con él unos en lo que acabo de establecer. Ahí, nosotros los seres humanos, podemos hacer lo que queramos, y no mejoraremos a nosotros mismos y menos aún a los demás; pues en eso las potencias del mundo siempre nos ponen en nuestro sitio y nos dicen: “¡Sólo hasta aquí y ningún paso más!”. ¡No se nos permite escudriñar ni cavilar! La ley férrea obliga a todas las cabezas que se mantengan bajo un solo sombrero. Quien se atreviera a insubordinarse allí sería perdido para el mundo; ¿pero sería posible que de esta manera fuera recuperado para otro mundo? De eso tenemos una certidumbre aun mucho menos convincente que de lo que acontecerá con los hombres después de nosotros, en cien años.

7. Únicamente verdaderos videntes y profetas podrían remediar este mal. Mediante estos los seres humanos siempre tendrían delante de sus ojos la Fuerza y el Poder invencibles de Dios y mantendrían la fe verdadera, y de esta manera serían hombres ordenados y buenos. Pues de vez en cuando acá y allá donde los hombres ya han caído bajo el nivel del reino animal, se despierta un profeta que durante cierto tiempo predica doctrinas sabias, y por medio de muchas diversas fuerzas maravillosas y asombrosas da un testimonio perfectamente válido de la Divinidad de su misión... - Pero, ¿cuánto tiempo durará eso?

8. Como los hombres que anhelan a Dios y la Verdad acuden a él en multitudes, los viejos oráculos y las castas de sacerdotes altamente materiales y egoístas –por temer traición de su causa falsa, menoscabo enorme en su reputación y reducción en sus ingresos– se encolerizan envidiosamente y empiezan a perseguir al profeta. - Durante cierto tiempo pueden hacer nada contra él porque por medio de sus propias fuerzas divinas los rechaza al polvo.

9. Pero pasados varios años, cuando a muchos miles de hombres ya habrá abierto la visión, ¡la Fuerza divina se retirará del Profeta!, con lo que será victima de la venganza inhumana más vil. A eso sus conversos, llenos de miedo, no saben qué hacer y a dónde dirigirse. Los discípulos cogidos de miedo, pavor y de duda no serán muchos, ya forman una especie de ejército, con lo que normalmente estalla una guerra entre civil y religiosa - una guerra atroz que no terminará antes de que un partido haya acabado enteramente con el otro.

10. Ahí pregunto: Cuando en calidad de hombre experimentado que piensa objetivamente se observa sensata y razonablemente estas cosas y actividades, ¿acaso en este plan se puede llegar a una fe viva en un Dios? O, no se debería más bien pensar: “¡Vaya!, ¡todo eso es mera obra del hombre!”. Pues, Dios es un Ser eternamente lejos; y no, según las palabras de la Escritura, un Dios cercano… - ¿Tengo razón o no?».

11. «De la manera como tú sueles pensar, tu opinión debe tener algo de plausible», dijo Cirenio, «pero eso sólo en lo que se refiere a la relación social del mundo de acá. Pero nosotros ya estamos iniciados un poco más profundamente en los proyectos y planes omnisapientes de Dios con los hombres de esta Tierra y conocemos el gran “Por qué” divino. ¡Por eso no puedo decirte otra cosa que con tu opinión estás completamente equivocado! Pero espero que también tú aún cambies de opinión. - ¡Ahora vuelve a tus compañeros y ven de nuevo cuando se te llame! ¡Antes contempla los milagros y reflexiona sobre ellos, y ya te quedará claro lo insensato y atrevido de tu parte ha sido lo de perseguir al gran Maestro de Nazaret!».

12. Los fariseos se inclinaron profundamente y se dirigieron a la nueva casa de Marco para visitarla. A una señal de Mí, Marco mismo los acompañó a la nueva casa milagrosa, al jardín, y luego también al mar para mostrarles y explicarles todo.


Capítulo 157. La Tierra, una escuela de prueba para los “niños” de Dios.

1. Cirenio volvió a dirigirse a Mí: «Señor, de tu Boca divina sé por qué todo en el mundo es y acontece así, y ahora conozco tus Proyectos divinamente sabios referente a la educación de los seres humanos en todas las épocas y regiones de esta Tierra; pero al lado de eso debo confesarte ingenuamente que tomado desde el punto de vista terrestre las opiniones del fariseo tienen mucho de plausible. En realidad esta Tierra no es un mundo de amor ni de verdad, sino desde el alfa hasta el omega es un mundo malo y lleno de odio, mentira e injusticia. ¡Pues consta que también podría ser diferente! Pero es así y nunca será diferente, porque la Tierra está condenada a seguir siendo un lugar de la miseria y sus seres humanos siempre deben languidecer en su suelo».

2. Yo le respondí: «Pues sí, podría ser diferente - como es diferente en incontables cuerpos celestes… Pero entonces esta Tierra no habría sido elegida para la cría de aquellos seres humanos que son llamados y designados a ser “niños” míos…

3. ¿Podría el Amor verdadero y poderoso reconocerse y afirmarse como tal entre criaturas que ellos mismos son Amor puro? ¿Cuál sería la piedra de toque para aprobar la práctica en la paciencia, en la humildad y en la benevolencia de una persona dotada de todo el Amor ya desde su nacimiento?

4. Si Yo hubiese arreglado la naturaleza del ser humano de manera que a él ya desde el nacimiento le hubiese proporcionado la máxima perfección –sin esfuerzo de su propia parte–, ¿qué práctica de la Vida y qué autoeducación serían todavía imaginables para él?

5. Finalmente, ¿para qué actividades podrían ser utilizados tales espíritus? Te lo digo Yo: Ahí, en la actividad propia absolutamente indispensable para la Vida libre del hombre, los árboles de los bosques y los peñones de las montañas serían mucho más preferidos que un ser humano desde su nacimiento perfecto en todos los sentidos.

6. Un hombre, una vez que físicamente estuviera completamente desarrollado… que siempre hallara delante de sí una mesa puesta de las comidas y bebidas más exquisitas, de modo que ni hablar de hambre y sed… un hombre que tuviera un hogar maravilloso y, además, las aptitudes espirituales más perfectas, pues vería y percibiría lo lejano como lo cercano hasta en el menor detalle y disfrutaría de ello… un hombre que por todas partes puede comunicarse con todo… a quien nunca nadie contrariaría sus planes con un disgusto con lo pequeño que fuera, ¡seguro que tal hombre nunca abandonaría su lugar de descanso ni por un momento!

7. Yo te digo: A un hombre como este incluso mis mayores Obras maravillosas le darían igual como la nieve que en la época de Adán cubrió las montañas con el vestido de la inocencia eterna. ¿O acaso te imaginas que mi Perfección infinita y eterna a Mí mismo me sirve para algo y me produce una satisfacción? - ¡De ninguna manera!

8. ¡Mi suma Felicidad consiste en el crecimiento incalculable del reconocimiento y perfeccionamiento de mis incontables “niños” imperfectos, y en su actividad cada vez más creciente que resulta de todo ello!... El placer que estos hallen en una aptitud más perfecta penosamente lograda siempre resulta también en un placer para Mí… Pues mi Perfección infinita obtiene su monta más estimable únicamente donde los “niños” imperfectos la anhelan cada vez más y, en parte, también cuando evidentemente creciendo se da a conocer en ellos. - ¿Comprendes, lo que Yo quiero decirte con eso?

9. Si no fuera así, ¿crees tú que Yo jamás habría creado un mundo e introducido cualquier ser vivo en él? ¡Todo esto, desde eternidades, era una necesidad indispensable para Mí, sin la cual nunca habría sido creada la Tierra con sus diversos seres.

10. Si es así, siempre debe seguir siendo así. Pues Yo no vine para dar a la Tierra la paz y un descanso muertos, sino para darle la espada - la lucha que causa más actividad. Porque únicamente ante el odio el Amor llega a ser Energía verdadera y viva, y el descanso muerto le tiene que rehuir. La miseria que persigue a la humanidad la hace activa y, con el tiempo, la hace paciente, dulce y sumisa a mi Voluntad. - Si no hubiese la mentira con sus consecuencias amargas, ¿qué valor tendría la verdad? ¿Quién va a encender una luz durante el día y quién va a estimar el valor de una lámpara de aceite encendida a la luz del sol?».


Capítulo 158. La necesidad como medio de educación.

1. (El Señor:) «De modo que todo lo que una vez existe como permitido debe servir como móvil para hacer que los seres humanos mejoren. Pero todo devenir presupone una actividad, y esta, a su vez, presupone el móvil y el promotor que, en el sentido natural, siempre debe corresponder completamente al género de la actividad.

2. De modo que todo que se designa como contrario a la ley moral –como también lo malvado y el mal– sólo hay que considerarlo como un sistema permitido… y al puro todo resulta puro y bien. Pero para el débil todo es impuro - y tiene que serlo, porque todavía precisa de mucho mecanismo que le debe impulsar a actuar.

3. Cuando los descendientes de Abrahán en los tiempos de Moisés, Aarón y Josué entre los primeros Jueces todavía disfrutaban de una guía divina visible, de una sabiduría ilimitada y de un gran bienestar terrenal, estos llegaron a ser ociosos y perezosos como los pólipos y las ostras en el fondo del mar. Muchas veces Yo los intimaba y exhortaba por la boca de los profetas a ser activos y alertos, pero su respuesta era: “¡Si hacemos algo podemos también cometer un pecado que luego consume nuestros hechos buenos, pero si hacemos nada, tampoco podemos pecar y estamos justificadamente libres de pecado ante Ti, oh Señor!”. - Así filosofando se metieron más y más en toda clase de perezas y ociosidades. La consecuencia: una miseria progresiva y, con el tiempo, una debilidad física y finalmente también una debilidad moral.

4. En este estado ellos volvieron a Mí, prometiéndome a ser activos en el orden justo de la Vida. Durante cierto tiempo de nuevo todo iba bastante bien y progresaron, no obstante, cuando volvió a producirse la prosperidad bendecida como fruto de la actividad, de nuevo empezó el antiguo baile de pereza y ociosidad, desde el principio. Todos eran muy ricos en todo y querían relucir, pues querían tener un rey terrestre en calidad de representante de las riquezas y de su bienestar mundano.

5. Pues obtuvieron su rey y este les fue ungido. Pero el contrato entre el rey y el pueblo no dejó de poner al pueblo en un compromiso; y así el mal evocado por el pueblo de nuevo no resultaba en otra cosa que en una paliza dolorosa, necesaria para que el pueblo entrase en una nueva actividad aumentada.

6. Cuando poco después el rey junto con el pueblo cayó en un letargo, en seguida era necesario despertarle, desde el exterior, enemigos de aspecto muy amenazador en forma de los filisteos hechos rudos y poderosos. Así estalló una guerra, y la miseria que la acompañaba entró en el país de mi pueblo, lo despertó y con eso lo hacía activo y fuerte.

7. En la gran miseria y tribulación el pueblo volvió a encontrar el camino hacia Mí y, en una medida casi imaginable, aumentó en mi Gracia, en su sabiduría y prosperidad. Pero ya bajo el reinado de Salomón, este camino hacia Mí causó una disminución considerable de la actividad anterior; y bajo los primeros descendientes de Salomón el reino se quedó literalmente en ruinas. De modo que este pueblo tenía que ser acosado continuamente mediante toda clase de miseria y penas para que se mantuviese en cierta actividad.

8. Actualmente, en lo general, de nuevo el pueblo se ha hundido profundamente bajo el nivel del reino animal, sobre todo la casta sacerdotal y la de sus instructores del pueblo. Por eso Yo mismo me encarné, precisamente para meter la parte más perezosa del pueblo en el mayor embrollo y la mayor confusión. He aquí el motivo por qué la casta sacerdotal trata de prender y matarme, porque teme que a causa de mi Actividad más viva perderá su pan de perezosos. Pero naturalmente su intención es en balde...

9. El germen de la pereza total ya se ha arraigado demasiado fuertemente en los de esta casta. Por eso, ante todo, hay que quitarles la sensación de la pereza. Y luego deben dispersarse a todas las direcciones de los vientos y llevar una vida errante - a no ser que entren en la nueva alianza de Vida y actividad, ahora fundada por Mí, una alianza en la cual para poder vivir a nadie está permitido poner sus brazos cruzados en el regazo…

10. Quien no lo hará, sufrirá hambre y sed, y tendrá que seguir adelante vestido de trapos asquerosos y apoyado en un bastón. Y le darán voces con corazón despiadado: “Quien no trabaja, ¡que tampoco coma!”. Pues cada trabajador merece su paga...

11. Entonces cada uno ya se esforzará por ser tan activo como posible. Pero si a pesar de eso alguien llega a ser perezoso o vago, entonces, como modelo para muchos otros, ya empezará a exhibir la férula con la que está cargado.

12. Te lo digo Yo: Cada pueblo que se ha hecho perezoso y afeminado –así como cada ser humano para sí– sentirá la férula sobre la espalda, y su nombre desaparecerá para siempre del libro de la Vida… y perderá para siempre su grandeza, su poder y su prestigio. Con eso los hombres quedarán cada vez más perplejos, lo que los estimulará a realizar diversos hechos beneficiosos. - ¿Me has comprendido bien?».


Capítulo 159. La verdadera y la equivocada actividad en este mundo.

1. Dijo Cirenio: «¡Sí, Señor y Maestro desde la eternidad! Pero aquí tengo todavía mis dudas: Pues si los seres humanos llegan a ser muy activos en los más diversos ramos de la vida con sus miles de necesidades, entonces será comprensible que debido a eso de los reconocibles caminos espirituales de la vida pasarán demasiado al mero materialismo mundial, y luego ya no vale ni hablar del renacimiento del espíritu.

2. Al mismo tiempo tengo de tu Boca la Doctrina conforme la cual en la vida terrenal no se debe preocuparse demasiado del progreso material a guisa de los paganos, sino que ante todo se busque el Reino de Dios y su Justicia... pues todo lo demás ya llegará de por sí solo.

3. ¿Qué relación existe ahora entre esta Doctrina y la nueva según la cual siempre se debe estar agobiado de trabajo? Ves Señor, ¡eso es lo que no puedo conciliar bien! Por eso te ruego que me lo expliques un poco más comprensiblemente».

4. «Todavía nos queda una hora y media, de modo que aún podré responderte esta pregunta adecuadamente», le respondí. «¡Pon bien atención a lo que voy a decirte de eso en una parábola!

5. Mira, dos hombres se dirigieron a un maestro de un arte extraordinariamente útil y bello. El primero A quería aprender el arte con el fin de ganarse con el tiempo su pan diario. Aprendía diligentemente y prestaba mucha atención a todo lo que era necesario para desempeñar el arte perfectamente; y por fin estaba sumamente feliz cuando recibió del maestro un certificado, diciendo que ahora había aprendido perfectamente el arte y que ahora él mismo era maestro. Verdad es que en el arte había todavía algunos secretos desconocidos a él. Pero eso ya no le importaba mucho, porque ahora tenía el certificado por medio del cual sin gran pena podía y debía ganar su pan diario.

6. Pero el motivo que empujó al segundo hombre B a dirigirse al maestro era completamente diferente, por lo que también el efecto surtido tenía que ser diferente. Al hombre B no le importaba el pan de cada día, pues no pensaba en este sino únicamente en el arte mismo. Toda su ambición posterior era la de familiarizarse íntimamente con todos los secretos del arte a aprender.

7. El maestro, al ver que este alumno no aprendía este oficio para ganarse su pan diario, sino que sólo le importaba a adquirir conocimientos perfectos del Arte divino, tenía una gran alegría en el alumno mismo, por lo que se tomaba todas las molestias posibles para introducirle concienzudamente y a fondo en todos los secretos del arte. Así que más tarde, como maestro más perfecto del arte, el alumno B realizó una obra tan insuperable que la fama y la alabanza de esto llegaron hasta a los oídos de un rey, el que llamó al artista para que también a él le mostrase su obra artística. El artista le hizo caso, pero no para conseguir una ganancia sino simplemente para hacer al rey una gran alegría.

8. Cuando vio la gran obra de arte y se dio cuenta de la alta utilidad de la misma, el rey dijo: “¿Qué quieres que yo te haga, gran maestro? ¡Pide una recompensa y la recibirás, y aparte de eso desde ahora serás un favorito de mi corte y podrás ejercitar tu arte aquí mismo!”.

9. Conmovido profundamente de la gracia del rey, el artista dijo: “Noble señor y muy sabio monarca y soberano, ¡la gracia y complacencia que manifiestas en esta obra artística mía para mí ya me son la mayor recompensa! Pues no a causa de cualquier codicia, y ni siquiera por el pan diario sino sólo por amor puro para con este arte, lo he aprendido asimilándolo en mi alma con todas mis fuerzas. Y lo que me produce la suma alegría y la mayor recompensa es que esta obra también ante los ojos del rey más sabio haya hallado una aprobación y un elogio tan excelentes”.

10. ¿Qué piensas tú, lo que el rey, todavía más regocijado y satisfecho, respondió al artista? Pues le dijo: “Ahora veo que eres un artista perfecto en tu ramo, porque si hubieras aprendido este arte magnífico sólo por la ganancia y el pan de cada día, nunca habrías adquirido semejante perfección; pues el que aprende algo para ganarse con esto su vida siempre solamente piensa en sus progresos y pronto va a satisfacerse con lo poco que ha aprendido superficialmente. Y más allá de eso sólo se preocupa cómo disimular la carencia de conocimientos mediante una apariencia falsa para que los hombres no descubran su debilidad, y para que a pesar de eso de todos modos le tengan por un gran artista. Pero en lo sucesivo esto poco le servirá, porque sus obras malas e imperfectas ellas mismas serán sus traidores.

11. Pero tú que has aprendido el arte por este mismo, sólo habías calculado de qué manera podrías penetrar aún más profundamente en todos los secretos, con lo más íntimos que fuesen. A ti te importaba la verdad más perfecta del arte y precisamente por eso te has hecho un verdadero artista singular que me puede servir. Como hasta ahora no has antepuesto el pan y la ganancia, ahora, conmigo, debes recibir un pan y merecido verdadero, superior y permanente. Porque para artistas y sabios verdaderos yo en calidad de rey siempre tengo una multitud de cargos con pan y ganancia relacionados con aquellos”. - En eso tienes ahora la explicación palpable para tu objeción»…


Capítulo 160. El egoísta ambicioso después de su renacimiento.

1. (El Señor:) «La aspiración exclusiva al Reino de Dios presupone la mayor actividad. Y una vez que un verdadero discípulo se haya entregado plenamente al Reino de Dios, entonces ya se presentará también aquel rey que recompensará el verdadero mérito también verdaderamente. Y así por todas las esferas buenas de la vida humana sigue siendo verdad que, donde sea y en qué campo el hombre haga el bien y lo verdadero únicamente a causa de estos mismos, y dentro del bien y lo verdadero aspirará a la verdadera perfección, le caerán y deben caer de por sí mismo la aprobación, el elogio y el mérito justos.

2. Imaginemos, por ejemplo, un hombre que es interesado a alcanzar el renacimiento del Espíritu conforme a esta Doctrina mía - renacimiento que verdaderamente debe lograr cada hombre que lo ha aspirado con todo celo y con amor justo. Este hombre en cuestión sabe que el amor para con Dios y al prójimo es el único camino para alcanzarlo. Por eso ahora observa estricta y seriamente todos los Mandamientos de Dios y ama a Dios en su corazón tanto como le sea posible. Y con todas sus fuerzas hace el bien a todos y apoya abundantemente a los pobres. Y donde sabe que se halla un verdadero amigo de Dios, se dirige a él, le asiste en lo que pueda y se hace amigo suyo.

3. Así procede durante muchos años; pero a pesar de eso el renacimiento espiritual prometido y cada día añorado más, aun así no se realiza. Bien es verdad que de vez en cuando siente unos momentos de claridad, pero estos sólo son pequeños relámpagos cuya luz no tiene permanencia. A eso el aspirante que durante muchos años había aspirado celosamente por el renacimiento del espíritu, se dice a sí mismo: “¡Ahora ya empiezo a tener todo este asunto del renacimiento del espíritu por una mera fábula! Hasta ahora, durante veinte años contados, he hecho todo lo que la Doctrina exigía de mí, y a pesar de eso me encuentro todavía en el mismo sitio en que empecé a vivir y a aspirar según ella. Según estas experiencias se ve que verdaderamente no se puede alcanzar nada; de modo que será lo más sesudo y prudente que yo vuelva a vivir como un hombre mundano común, y que me retire de todas esas conexiones espirituales engañosas”.

4. He aquí la pregunta principal: ¿Por qué este hombre que aspiraba tan honradamente por el renacimiento del Espíritu no pudo alcanzarlo? - Te lo digo: ¡Precisamente porque hacía todo el bien sólo para lograr el renacimiento!

5. Quien ama a Dios y al prójimo a causa de otro motivo que amar a Dios por la causa de Dios y amar al prójimo por la causa del prójimo, él nunca llegará al renacimiento completo, porque este es una conexión directa entre Dios y el hombre.

6. Con este motivo tal hombre continúa manteniendo un tabique entre sí y Dios - un tabique que con lo fino que fuera no deja pasar la Luz espiritual, por lo que el hombre no puede hacerse plenamente uno con el Espíritu divino. Y mientras esta unión no se haya realizado, no puede hablarse de un renacimiento completo.

7. Yo te digo: Es necesario que desaparezca del alma toda especie de propio interés y de egoísmo, y que el hombre debe ser completamente libre, porque sólo entonces puede alcanzar lo Superior. - Y ahora, ¡dime, si todo este asunto te ha quedado claro!».

8. «Sí, ahora veo también muy claro en este asunto», dijo Cirenio. «Pues verdad es que entre hacer una cosa y hacer otra cosa igual hay realmente una diferencia inmensa. Sin embargo, una vez que se sepa esto, al tener la voluntad firme ya se puede hacer verdaderamente lo justo… y esta voluntad no faltará por parte de un hombre que ha reconocido la única causa verdadera y el camino claro que se debe tomar. Pero hasta que alguien haya reconocido precisamente esto, esto costará mucho tiempo y mucha pena para reconocerlo; pues aunque se piense de haber encontrado todos los detalles del asunto, aun así pronto se demostrará que se habían escapado algunos detalles e incluso de los más importantes. - Pero ahora creo que ya no se me haya escapado mucho, y si aun así se me ha escapado algo, cuento con que tu Amor, oh Señor, me lo proporcionará al tiempo oportuno.

9. Pero ahora veo que nuestros fariseos ya vuelven y que su principal está discutiendo con Marco. Yo mismo soy muy curioso de saber qué efecto ha hecho su ojeada profunda en estas Obras milagrosas de Ti».


Capítulo 161. La impresión que las Obras milagrosas del Señor dan a los fariseos.

1. «Sin duda alguna una impresión extraordinaria», dije Yo, «pero les parece imposible que algo así haya sido creado en un momento por un poder de voluntad parecido a él de Dios. Ahora deliberan si ahí, clandestinamente, a pesar de todo todavía hayan podido ser aplicado medios naturales...

2. Por eso el principal de los fariseos dice al Marco que ya se ha puesto un poco nervioso: “Pues dado que no hemos estado presentes para verlo personalmente, todos los que estaban presentes pueden ser de acuerdo entre ellos y contarnos un cuento chino, tomándonos el pelo. Estamos bien enterados cómo los esenios pueden realizar sus milagros magníficos; pero ya no conseguimos nada contra la superstición y la creencia del pueblo que se dejó convencer. Mil hombres que están de acuerdo entre ellos son capaces de realizar los prodigios mayores y pueden convencer diez veces mil veces mil hombres. En este rincón de la Tierra tan apartado y escondido podéis haber trabajado durante diez años, completando esta obra maravillosa, observados de nadie más que únicamente de vosotros mismos. Terminada la obra, invitasteis amigos y convenidamente dijisteis, que uno u otro taumaturgo haya creado este edificio en un solo momento, como también el jardín y el puerto. Cuando luego miles de hombres como testigos afirman la creación de este milagro, el extranjero tiene que creérselo si quiere o no... - Un milagro debe suceder ante nuestros ojos, ¡pues sólo entonces también nosotros tendremos fe en él!”.

3. ¡He aquí como se expresa el zorro astuto de fariseo! Te lo he dicho para que a su llegada aquí le puedas echarle en cara lo que él mismo ha dicho a Marco a una distancia de por lo menos 300 pasos de nosotros, de modo que el fariseo y sus compañeros van a quedar perplejos porque esto dará testimonio como un milagro evidente en contra de su afirmación. Consta que aún exigirá otro milagro, ¡pero no habrá otro que este! Bueno… aún le descubriremos aquí algunos de sus asuntos totalmente secretos, lo que le desconcertará mucho. Por eso, ¡que estés preparado! No hablaré Yo mismo sino te sugeriré todo lo que habrás de discutir con él. ¡De modo que estés preparado porque pronto va a llegar!».

4. Cirenio estaba preparado, y se alegraba de antemano por poder dar al fariseo un lavado.

5. Con aire respetuoso los fariseos se acercaron a Cirenio; y su cabecilla, inclinándose profundamente, le dijo: «¡Noble soberano! Hemos inspeccionado todo y nos quedamos sorprendidos sobremanera de esta obra tan maravillosa, porque aquí el esplendor está tan estrechamente conectado con la utilidad más conveniente que casi se debería decir: “Esta obra no se ha hecho con manos humanas, ¡sino esto ha sido creado!”. Desafortunadamente la humanidad no tiene ejemplo alguno de cualquier época en que haya acontecido algo parecido en toda la Tierra hasta ahora conocida. Además, en la época actual y sobre todo en el dominio de la arquitectura los hombres, han progresado de una manera que supuestamente se les podría exigir a construir semejante obra de arte arquitectónico. Desde que el país maravilloso de Egipto evidentemente hasta la profunda Nubia se ha hecho conocer a los griegos y a los romanos a causa de su arquitectura, no sería realmente un milagro extraordinario si con fuerzas unidas realizasen también una obra como esta. Si todo lo que se ve ha sido creado realmente en un instante o con el tiempo, esto no deja de ser otra pregunta. Pues muchos hombres muy experimentados pueden realizar grandes obras, y así preparados poderosamente pueden decir: “Esto y aquello se ha realizado de la una y otra manera”. Y los débiles seres humanos deben creérselo porque una contradicción les ocasionaría infaliblemente disgustos de gran importancia...

6. ¡Fijémonos en los esenios tan espabilados! Con ellos prácticamente ya no hay nada que no serían capaces de realizar. Pero se pronuncie sólo que todo eso no se atribuye a un milagro sino que todo se realiza de manera natural, ¡y pronto se recibirá un toque que verdaderamente causará todo menos que un placer! Con eso no quiero decir que aquí es el mismo caso, aunque tenga una semejanza considerable con los prodigios de los esenios... Pero sea como fuere, tú nos has recomendado esta obra para que la considerásemos como un milagro puro, ¡y lo creemos porque consta que la incredulidad nos costaría increíblemente cara! - Si tú, noble soberano, nos mandases de creer en el Zeus y en sus maravillosos hechos divinos, entonces exteriormente en seguida lo haríamos. Pero si también lo hiciéramos interiormente, ¡eso sería harina de otro costal! Soberano altísimo, ¡perdóname mi lengua tan suelta!».


Capítulo 162. Cirenio descubre las opiniones del fariseo sobre las Obras maravillosas del Señor.

1. Dijo Cirenio, aparentemente un poco indignado: «Si tú hubieras hablado con toda sinceridad, entonces habrías hablado conmigo tal como has hablado en orilla del mar con el anciano Marco y con tus compañeros. No podías ocultar totalmente tu interior ante mí, y se te escapó algo de tu modo de pensar; pero en tu interior aún piensas totalmente diferente de lo que has hablado con Marco y con tus compañeros.

2. Sin duda te resultará muy desagradable si ahora te repetiré lo que tú has hablado, y aún más lo que en realidad has pensado. Aunque eso te será muy desagradable, de todos modos vas a oírlo de mi boca. Y ahora, tú y tus queridos compañeros, ¡a escucharme!:

3. Cuando en la orilla del mar admirabas los barcos y la construcción del puerto, y el anciano Marco muy probo te preguntó lo que te parece todo esto, tú te encogiste de hombros y dijiste: “Sobre eso se puede decir mucho, pero en cierto sentido también muy poco... mucho: cuando al fin a pesar de las muchas aseveraciones y de todos los testimonios resulta que no es un milagro sino una obra totalmente natural; y poco o absolutamente nada: si a pesar de todo esto fuera realmente una obra de milagro... Del hecho que nosotros mismos no éramos testigos presenciales y que ya hace más de diez años que no hemos visto esta región –y aun menos la hemos pisado–, cada hombre pensador podrá concluir palpablemente que a pesar de todas las aseveraciones altas yo y todos mis compañeros no podemos considerar esta obra como milagrosa. ¡Imagina cuántas cosas habrían podido acontecer en estos años en este rincón retirado, provocados por la política de los romanos! Mediante espías se sabía que en esta región hacemos un movimiento para enterarnos de todas las cosas que se trama contra nosotros, y también para descubrir las personas más activas contra nosotros. Se sabía con seguridad que estamos en la región del mar de Galilea y se envió pilotos a nosotros para dirigirnos aquí donde se halla establecido un campo de romanos.

4. Se comprende que eso debía sorprendernos mucho, teniendo en cuenta que los romanos no aceptan la menor burla pero tampoco hay manera de tratar con ellos seriamente. Desde hace un buen tiempo ya observamos que los romanos nos toleran más bien sólo por la causa del pueblo, pues secretamente favorecen a los esenios, los que se complacen mucho en socavarnos donde puedan. Conocemos los fraudes y la embustería milagrosa de los esenios; pero no debemos reaccionar, y tenemos que aguantar cosas que son completamente contrarias a nuestras instituciones religiosas como, por ejemplo, el censo de población, la tasación personal y la introducción de los tributos y peajes de camino. Aunque en el código romano rece que los hijos de Abrahán son libres en el país, eso no está tomado en consideración y delante de las barreras de peaje a los hijos de Abrahán se les da el alto como a los forasteros.

5. Incluso nosotros, los sacerdotes, tenemos que pagar el estater de peaje aunque por Moisés hayamos sido liberados de cualquier pago, y nosotros tenemos el derecho de tomar el diezmo de los hijos de Abrahán, de Isaac y de Jacob, dado que nunca nos está permitido tener tierras y propiedades. Los esenios como nuestros enemigos más declarados son libres en todo y no tienen que pagar cualquier tributo y menos aún un peaje. Ahora bien, quien en eso no ve una antipatía manifiesta de los romanos contra nosotros, verdaderamente, este parece ser castigado con una múltiple ceguera. Como a causa de la soberanía de Roma ya no nos quedan amigos algunos ni poder para quitarnos este peso agobiador de encima, al final no nos queda otro remedio que movernos parecido a los gusanos pisados, y procurar a conservarnos y defendernos tanto como nos sea posible ante los enemigos claramente designados de nuestro instituto y, si es posible, hacer que se callen.

6. El Nazareno en cuestión, evidentemente un alumno bien posicionado de la escuela secreta de los esenios, es un adversario principal de nuestro colegio y un enemigo determinado del Templo - y aparte de eso es hijo de un maestro constructor. Ya ha inducido a la deserción a una multitud de nuestros colegas que estaban colocados en diversas regiones de Galilea - en parte por el poder de sus palabras y aún más por sus prodigios simulados… ni hablar del pueblo que como dicen le acude y corre detrás de él en montones. Para un hombre razonable no es de sorprender que finalmente nos levantemos y empecemos a averiguar cómo podemos poner fin a esta miseria en que nos encontramos.

7. Incluso aquí nos han armado trampas para apartarnos con poder o maña de la causa del Templo, y para este fin se nos muestra un prodigio instantáneo para cuya fabricación y construcción en secreto fácilmente habrán podido aplicar varios años y con lo que ahora intentan engañarnos groseramente; pero como nosotros también somos gente con diversas experiencias, ¡con su intención tendrán sus dificultades! Ante el pueblo ciego es fácil producir milagros, ¡pero ante un fariseo perspicaz resulta muy difícil! Sabemos lo que somos y lo que es el mundo, y sabemos también cómo el mundo en todas partes siempre encuentra medios para servirse de ellos en su favor. Por eso decimos: Este balneario junto con los jardines cultivados con magnificencia extraordinaria y este puerto de todos modos harán todo honor a los señores romanos – como arquitectos non-plus-ultra (arquitectos que no pueden ser superados por otros) – aún sin que nosotros los considerásemos como un prodigio instantáneo”».


Capítulo 163. La fe materialista del jefe de los fariseos.

1. (Cirenio:) «A eso Marco con sus aseveraciones más sinceras tenía la buena intención de disuadirte de estas ideas vagas. Pero dándole toquecitos en el hombro, tú le dijiste con una sonrisa en los labios: “Sí, sí, querido amigo, tampoco te lo tomo a mal que hables así; pues en primer lugar tú mismo eres un viejo romano astuto y en segundo lugar existe cierta obligación contra la que no sería aconsejable hablar ni actuar. Por eso, ¡quédate con lo con que tú debes quedarte a causa de tu gran ventaja! Pues también nosotros de momento quedaremos con aquello que nos proporciona el provecho más seguro, y sólo quedaremos enteramente infieles a esto cuando, para siempre, se nos ofrezcan mayores ventajas. No podemos decir que estamos encaprichados en nuestra causa que ya ha caído en toda clase de descrédito; pero si por otra parte se nos ofreciera mayores ventajas para siempre, entonces también nosotros podremos volver la espalda a nuestro viejo instituto, hecho quebradizo –como sabemos que lo han hecho muchos de nuestros colegas infieles al Templo– y, si hace falta, con muchos otros, adorar al carpintero de Nazaret como un Dios.

2. Pero para eso realmente no necesitamos milagros algunos sino únicamente ventajas terrestres palpables. Entonces estaremos dispuestos a adherirnos al servicio que fuera, disponibles para todo, y eso tanto más porque nosotros como hombres muy experimentados sabemos muy claramente por nuestras propias experiencias sin número lo que en el fondo del fondo tenemos que opinar de cada doctrina divina… Los milagros son un medio antiguo para engatusar a los hijos ignorantes que no tienen experiencia de las cosas de esta Tierra. ¿Por qué iban a perder su gracia en este tiempo actual en que hay una abundancia de ciegos, especialmente si se los realiza de una manera más sutil que en la antigüedad - y más aún si los gobernantes superiores con razones en secreto participan en ellos? Pues para los soberanos una religión estrictamente observada vale más que 10 000 de las mayores cárceles fortificadas y 20 000 legiones de guerreros más valientes…

3. Las doctrinas divinas bien concebidas animan a los hombres ciegos a la actividad - única por la que un estado y su soberano pueden llegar a ser ricos y poderosos, mientras que las muchas cárceles y las espadas afiladas donde toquen, sólo causan la inactividad... Como un hombre que vive en una asociación pública por razones del Estado debe profesar una religión –si no es un tonto ni un enemigo de sí mismo– finalmente dará lo mismo si adora como Dios a un Jehová, a un Zeus o incluso al carpintero de Nazaret. Porque los poderosos soberanos siempre promulgan las mejores leyes bajo el título perdurable de ‘Mandamientos de Dios’… por lo que para sí mismos pueden hacer lo que quieran, y en el caso de necesidad, ¡que inmediatamente se pongan por encima de todas las preciosas leyes de Dios!

4. Si yo puedo cambiar mi confesión con otra más ventajosa, entonces –como cada uno de nosotros– lo haré sin perder el tiempo; pero si al contrario en nuestra situación todavía tolerablemente provechosa se nos quita algo sin recompensa, ¡entonces también sabremos defendernos con todos los medios que tenemos a nuestra disposición! Porque ahí se trata de nuestra existencia, ¡de ser o no ser!

5. Caso que con nuestra institución ya no seamos de utilidad para el gobierno, entonces que este nos indemnice adecuadamente, ¡y consta que para siempre haremos caso omiso de todos los trastos del Templo! Y poco nos importará lo que el emperador hará del Templo. Sería de buena utilidad para los esenios, pues con sus nuevos prodigios indios ellos podrían transformarlo fácilmente en una fuente diez veces más lucrativa. De todos modos ya no nos entendemos tan bien en todo eso, y en todas partes los esenios nos sospechan de engaños más ignominiosos. Donde un instituto teocrático referente a sus misterios incurre totalmente en sospecha por otro partido, entonces en sus paredes tan fuertes que sean ya se habrá criado el cáncer que, poco a poco pero con certeza, roe en sus murallas y lentamente lo destruirá - y debe destruirlo.

6. Semejante instituto parece a un hombre que es un mago. Sólo hace falta que venga otro mago envidioso y musite en las orejas de algunas cabezas más despiertas: ‘¡De tal y tal manera el mago estafador prepara sus artes!’ y si, además, les muestra prácticamente que su sospechas son justificadas, ¡entonces el mago traicionado ya puede poner sus pies en polvorosa antes de que la cosa se haga pública, porque de lo contrario se lo podrá pasar mal! Dichoso será si tiene la protección de un hombre poderoso, porque sin este en pocos días acabará junto con su arte de magia, e igual aún le tocará morir de hambre. Sin duda se defenderá tanto tiempo como pueda, pero nunca podrá salvarse de su ruina...

7. Una vez que una cosa esté sospechada, esta nunca ya irá a parar a ningún sitio, lo que se comprende fácilmente, porque un mago sólo puede realizar sus milagros con medios naturales - condición en que estos inevitablemente tienen que manifestar que carecen totalmente de valor, y que son demasiado malos para que incluso el más tonto pudiera hallar un placer en ellos - de modo que aún menos un hombre sabio. Pero aquel que no conoce la causa efectiva de los milagros ni la puede conocer, también tiene que considerarlos como auténticos… y debe maravillarse y pagar… pues debe admitir íntimamente en sí mismo que según sus propios conceptos eso no puede ocurrir con medios naturales. Pero caso que llegara a ser informado por un hombre experto que su milagro admirado y pagado tan caramente como cosa extraordinaria había sido realizado de una manera totalmente natural, entonces para él el anterior mago ha dejado de ser un hombre prodigio, de modo que ante sus anteriores admiradores queda como un vil estafador. ¿Podrá este mago justificarse jamás ante su anterior bienhechor? ¡Yo digo que nunca jamás, pues para él todo se ha acabado para todos los tiempos!

8. Y como un instituto teosófico y teocrático en el fondo no es otra cosa que un invento bien condicionado –envuelto en toda clase de ceremonias místicas absolutamente vanas y en una legión de diversos adagios, doctrinas y leyes sabias–, este instituto también está inevitablemente expuesto a la misma suerte determinada con la que cada mago que en sus presentaciones ha quedado un poco débil tiene que contar todos los días. De esto, mi amigo Marco, vas a deducir fácilmente por qué para mí personalmente toda religión con lo bien que fuera combinada me da igual - mientras yo vea en ella las mejores ventajas para mi vida; pero si estas evidentemente no quieren manifestarse –como aquí parece ser el caso– entonces nadie puede tomarme a mal si yo con toda fuerza y prudencia defiendo mi instituto tanto tiempo como este me ofrece una buena existencia. Que esta defensa debe mantenerse dentro de los límites factibles, esto, ante la presencia de los romanos todopoderosos, no te costará comprenderlo. ¿Ahora ya no quieras hacerme creer que todas estas historias realmente sean milagros auténticos?

9. Bueno… si yo te lo creo y si te lisonjeo, y si en cambio de esto puedes ofrecerme ventajas decisivas, entonces puedes decirme: ‘¡Mira, el Nazareno no sólo ha creado todo esto por su voluntad, sino también instantáneamente este mar con sus peces… y, además, hace dos años ha creado realmente toda esta Tierra!’. - ¡Y yo te lo creeré! Lo que quiero decirte con esto, seguramente lo habrás comprendido muy bien sin más explicaciones detalladas”».


Capítulo 164. La filosofía religiosa del fariseo.

1. (Cirenio:) «Acto seguido, el Marco te dijo: “¡Amigo, de tu discurso extenso veo que ya tienes un corazón totalmente endurecido, por lo que será muy difícil el aconsejarte y ayudarte! Porque si un hombre ya no puede tener una fe real en las mayores autoridades de la Verdad, y si considera todo en esta Tierra como un engaño, entonces con él ha acabado todo que en su paso por la Vida le habría podido servir de una Luz mejor. ¡Dime, o piensa contigo mismo: ¿Qué provecho tendríamos nosotros al ponerte en una Luz mejor?! Poseemos tesoros colosales en una cantidad indescriptible; pues no nos faltan oro, plata, ni las mejores piedras preciosas. Nuestros depósitos están llenos de cereales y nuestras bodegas llenas de los vinos más nobles - como ya lo habéis degustado encantados. ¡Pero parece que de todo eso ahora ya no sabéis nada! A nosotros no nos hace falta ganar algo de vosotros y –nosotros mismos que somos testigos completamente asombrados– imposiblemente hablamos otra cosa que la Verdad más pura. ¿Por qué no queréis creernos?

2. ¡Mira, a ti y a tus compañeros únicamente el egoísmo más despreciable os impide a creernos - un egoísmo en cuyo favor incluso os dejaríais usar como monstruos más abominables, y eso según tus propias palabras: ‘¡Por una mayor y duradera ventaja terrestre nos pueden emplear para todo lo que quieran!’. ¡¿De modo que también para asesinar y robar?! Ahí tengo que decirte: De veras, tu confesión tan abiertamente expresada no está mal hecha, y es absolutamente apropiada para hacer honor incluso a un diablo más malo de su especie... ¡¿Y hombres como estos son instructores y educadores del pueblo?! Bueno… ahí cada hombre que en cierto modo piensa humanamente debe comprender fácilmente por qué nosotros los romanos que buscamos y amamos la Verdad, debemos ser más y más hostiles ante vuestro instituto y sentir cada vez más antipatía hacia él. Con esta manera de educar, ¿qué debe resultar en poco tiempo de la humanidad que está sometida a vosotros? ¡De modo que ya es hora, amigo, que se ponga límites eficaces a vuestra actividad maliciosa, porque de lo contrario pronto todo el país de los judíos se va a abismar en el fango de la muerte!”.

3. A esta observación bien fundada y convincente del anciano Marco durante un buen rato no has dicho nada, pero íntimamente has pensado: “¡Maldito sea! ¡Ahora ya me he quemado la lengua! Pues, ¡así es con la desgraciada verdad! ¡Mientras se mienta como un oso, todo se arregla con facilidad; pero una sola palabra verídica mezclada entre mentiras bien concebidas, y la hiena ya se halla en tu nuca! ¿Qué haré ahora para conciliar y suavizar a este romano? Voy a cambiar de color como un camaleón y ya vamos a ver si a este viejo zorro romano no le proporciono una mejor convicción de nosotros, porque de lo contrario esta charla necia podría meternos en una situación embarazosa. De modo que en adelante con un aire más honrado del mundo voy a mentirle a más no poder, y apuesto que nos va a saludar muy amablemente como amigos recién adquiridos. Pero la única pregunta es, cómo debo reanudar la conversación... Aún así no debe ser muy difícil porque, como parece, también él cavila cómo podrá ganarnos y transformarnos con pruebas aún más contundentes para su causa”.

4. Mira, estos fueron tus pensamientos en el puerto y, a saber, sobre uno de los cinco grandes navíos nuevos. Pero pronto recuperaste el ánimo y dijiste a Marco: “Tú pareces estar malhumorado a causa de mis observaciones anteriores... Si yo quisiera ser deshonesto y con eso listo como una zorra, ¡evidentemente no habría hablado tan abiertamente contigo y tampoco te habría mostrado como pienso y como soy íntimamente! Pues nosotros, los fariseos, entendemos muy bien poner la bandera en el viento que sopla. Pero como tú según nuestras observaciones y por tu comprensión desde tu juventud todavía un poco limitada eres muy franco con nosotros, ¡habría realmente sido demasiado vergonzoso, si yo me hubiese mostrado ante ti en Dios sabe qué máscara de piedad y de fe! ¿Acaso nos habría resultado difícil creer aparentemente todo lo que tú nos has declarado del Nazareno? Ves, con eso tú te habrías quedado satisfecho y nos habrías presentado a Cirenio como hombres completamente convertidos. Sin embargo, una sinceridad exige la otra, y por eso yo te hablaba sin rodeos y sin ocultar ni una jota de mis pensamientos y de mi juicio.

5. Es muy difícil para un hombre de inteligencia despertada creer cosas que, como dicen, deben haber ocurrido aquí, sin haber sido personalmente testigo, sobre todo como se trata de una ocurrencia hasta ahora nunca manifestada. ¡De modo que todas las experiencias mejores que se ha hecho hasta ahora se las tendría echar al mar! Pues hasta ahora durante todas las épocas en todo la Tierra conocida no ha sido llevada a cabo algo parecido por ser humano alguno. Nosotros conocemos todas las obras de magia y todos los prodigios conocidos, y también sabemos cómo han sido realizados. Pues por todas partes había hombres que entre muchos centenares de miles de sus semejantes se distinguían por su sagacidad. Estos reconocieron las fuerzas de la gran naturaleza más profundamente y sacaron provecho de ellas. Aparte de eso fueron honrados y adorados como hombres de una clase superior... como profetas e incluso como semidioses. Pronto tal hombre genial tenía alrededor de él una multitud de discípulos con afán de instruirse - discípulos que se tomaban todas las molestias posibles de seguir las huellas de su maestro ingenioso. En sus tiempos estos sólo eran discípulos; pero más tarde, por la necesidad, ellos mismos llegaron a ser enseñadores y seudo-maestros, los que junto con sus discípulos honraban sumamente al maestro original, también después de su fallecimiento en esta Tierra… y eso tanto más como las doctrinas y obras del maestro original resultaban cada vez más beneficiosas para los seres humanos. Con el tiempo los seudo-maestros llegaron a ser sacerdotes que de su maestro original hicieron por lo menos un semidios.

6. Nosotros, los judíos, de tales maestros originales hacíamos nuestros profetas; y los egipcios, griegos y romanos hacían de ellos sus semidioses, y con el tiempo a estos maestros originales ciertamente muy honorables les atribuyeron hechos maravillosos y sobrenaturales, para presentarlos a la humanidad ciega tanto más fácil y cómodamente como seres de clase superior, para conseguir sacrificios. Esto frecuentemente continuaba durante siglos, hasta que volviese a nacer del regazo de una madre despierta otro genio aún mayor que desvelaba las actividades frívolas de un sacerdocio de tal manera delante de los ojos de un pueblo engañado durante tanto tiempo, que este finalmente debía tener la impresión que era engañado a más no poder, y que sus sacerdotes o sea servidores de Dios estaban desenmascarados como gandules y estafadores pésimos, los que las doctrinas verdaderas de sus maestros originales o bien casi ya no las conocían en la pureza antigua, o bien que todavía las conocían pero por motivos políticos los escondían ante los pobres hombres deseosos de instruirse. De modo que a estos en vez de recibir consolación sólo les llegan inmundicias.

7. Pues sí, cuando tal nuevo gran maestro no tiene dificultad en abrir los ojos al pueblo –que frecuentemente ya de por sí ha llegado a ser desconfiado de sus sacerdotes– entonces lo de los antiguos sacerdotes prácticamente se acabó, pues sólo pueden subsistir durante cierto tiempo, empleando ciertos artificios políticos y mañas de fuerza. Pero en el ánimo del pueblo ya están prácticamente como inexistentes. Y algo así ahora amenaza también a nosotros. Ya sentimos los efectos que surte el gran maestro –para nosotros una realidad lamentable– pues miles nos vuelven las espaldas para siempre. Sin duda comprenderás que eso a nosotros, sobre los que se ha levantado la tormenta, no nos puede dejar indiferentes, y también comprenderás que debemos esforzarnos a salvar lo que todavía puede ser salvado. Pero sería muy extraño de tu parte si tú, por lo demás un hombre muy probo, honrado y leal, nos quieras guardar rencor por haber conversado contigo algunas palabras completamente abiertas, ¡pues también habríamos tenido la alternativa de engañarte a más no poder!”».


Capítulo 165. Marco habla sobre la fe y la falta de fe.

1. (Cirenio:) «Acto seguido, ya en el camino de vuelta, Marco dijo: “De guardar rencor, ¡ni hablar! ¡Pero tampoco me puede gustar de vuestra parte si queréis manifestarme secamente que yo, para favorecer vuestra ruina, me divierta de tomaros el pelo con estas cosas maravillosas! No soy un mentiroso ni un estafador, sino –más que vosotros jamás lo fuisteis– un amigo mayor de la Verdad más fiel. ¡¿Qué provecho me daría si yo os contara un gran cuento chino y con eso os tomaría el pelo?! Que difícilmente me creeréis, esto ya lo sabía de antemano, a pesar de que aún así se trata de la Verdad más pura; pues ya conozco algunas virtudes de los fariseos, y entre ellas también la falta total de una fe en todos los asuntos divinos.

2. ¿Cómo podría hallarse una fe con hombres de una especie material más basta, cuyo ojo interior del alma hace tiempos padece de cataratas más espesas? A pesar de esto, la fe constituye el ojo del alma, por el que en su interior recibe las imágenes espirituales y, sólo poco a poco, en su espíritu empieza a apreciar su valor y su finalidad… del mismo modo como también el ojo carnal primero recibe las imágenes del mundo exterior y no puede emitir a la primera un juicio sobre el valor y la finalidad de la visión, lo que frecuentemente sucede mucho más tarde cuando el espíritu divino en el corazón del alma ya esté despierto. Pero un hombre completamente ciego cuyos ojos se han hecho materia más densa, no recibe imágenes del mundo exterior, con lo que a su alma no puede ofrecer nada para su evaluación. De modo que y tampoco puede emitir un juicio sobre el valor y la finalidad de los colores, no sabe nada de la sombra, ni de la luz y menos aún de las formas de los objetos…

3. De modo que el que no puede creer nada, él tiene un alma ciega, pues la ha cegado a causa de sus muchos pecados. Y esto ahora es el caso con todos los fariseos, ya desde hace mucho tiempo. Por eso no pueden creer nada que no puedan palpar con las manos - como un ciego que, sólo tocándolo, puede hacerse una idea bastante deficiente de la forma de un objeto.

4. De mis palabras podéis deducir bien cómo yo podía saber de antemano que vosotros en vuestra ceguera anímica sólo creeréis con suma dificultad lo que habéis visto y de lo que habéis oído hablar. Sin embargo, yo siempre pensaba que los ciegos confiarían más a un guía vidente por necesitarle mucho. Pero vosotros que sois completamente ciegos os consideráis videntes y a mí, aunque no me toméis por ciego, me tenéis por un hombre malo, ¡lo que es mucho peor! Y precisamente eso es lo que en vosotros no me gusta en absoluto. Pues esto demuestra que precisamente vuestro corazón debe ser muy malo y que vosotros mismos debéis ser los mayores estafadores, porque en general ya no podéis ganar cualquier confianza del tipo que sea en un hombre sumamente probo y honrado.

5. Espero que entendáis que a hombres como estos de ninguna manera se puede hacer grandes favores porque estos siempre abusan de la bondad de aquellos que de manera un poco imprudente les favorecen más de lo debido. - Ahora, ¡volved al gobernador superior y discutid con él de lo que habéis visto y oído!”.

6. Luego tu dijiste a Marco: “Oh, amigo, ¡entonces lo pasaremos muy mal! Porque él va a exigir de nosotros una fe ciega; y a pesar de todo es verdaderamente imposible de creer que todo lo que acabamos de ver ahora sólo sea una obra momentánea de la voluntad pura del Nazareno. Además, también nos hemos fijado que en algunas partes en las piedras talladas se ve perfectamente las huellas del cincel. ¡De modo que sería algo formidable si se nos forzara a creer algo así a ultranza!”.

7. Acto seguido, Marco te repuso: “¡Aquí no se obliga a nadie! Pero supongo que por medio de otra señal vosotros mismos también vais a creerlo todo por iniciativa propia. - Ya acabamos de volver a la sociedad distinguida. Por eso dirigíos al gobernador superior Cirenio, que va a deliberar todo lo demás con vosotros”».


Capítulo 166. La conversión de los fariseos.

1. (Cirenio:) «Ahora, amigo mío, ¿puedes también denegarme que antes hayas hablado con el viejo Marco sirviéndote fielmente de las mismas palabras, y que íntimamente también hayas pensado así, pero que después por necesidad hayas hablado diferentemente? - ¿Qué piensas ahora? ¡Danos tu opinión!».

2. A eso el fariseo se encontraba como petrificado enfrente de Cirenio y no sabía qué responderle.

3. Detrás de él se encontraba Marco y este le dijo: «Bien, tú, filósofo natural sumamente sabio, ¿no quieres explicarme este milagro también de una manera totalmente natural? ¡Yo sería muy curioso de saber de ti la maña que los romanos prudentes habrán empleado para enterarse incluso de tus pensamientos más secretos!».

4. Pasado un pequeño rato, finalmente el fariseo reconoció: «¡Pues sí, es evidente que esto no sucede a base de cosas naturales! Yo no quería hablar nada de lo que en el puerto he dicho abiertamente a Marco - pues alguien podría tener un oído tan agudo que entendería nuestra conversación a pesar de la gran distancia. Pero también entender lo que he pensado íntimamente de la manera más secreta, ¡eso pasa el horizonte del saber humano, con lo profundo que fuese! De modo que aquí se trata de un milagro, y donde es posible realizar un milagro de la especie superior, ahí existe también la posibilidad de realizar todo lo demás… ¡y ahora empiezo en serio a creer que esta casa magnífica fue creada de una manera milagrosa! De momento no puedo decir más. Pero si todo esto sucedió por el Poder del famoso Nazareno, y continúa sucediendo, Él evidentemente debe ser un Ser superior, un Dios –hablado seriamente– al que obedecen todos los espíritus del aire, de la tierra, del agua y del fuego muy sumisa y humildemente, y ningún poder humano es capaz de oponerse a Él.

5. Pero con nosotros los fariseos se acabó, y en adelante no nos tocará otra cosa que tumbarnos en el nicho y perecer como los animales. ¿Qué debemos hacer con nuestros antiguos chismes de fraude ante el hecho de que aquí empiezan a amontonarse semejantes Verdades reales encima de nosotros? Nos acosarán y perseguirán como los animales salvajes de los bosques, y pereceremos en el fango de nuestra noche y nuestras tinieblas. Pues las cosas salieron así, y no es causa nuestra que en esta querida Tierra las noches siempre se alternan con los días. Como el día devora la noche, de la misma manera luego la noche devora el día, y a una noche larga pronto sigue un día corto y frío - y pronto viceversa. Al invierno sigue el verano, y a este de nuevo el invierno, pues en esta querida Tierra todo está sometido a un cambio continuo. Quien hoy ríe, ¡mañana puede afligirse y llorar!

6. De modo que así es y nunca cambiará en esta Tierra. Si un hombre durante mucho tiempo tiene una cosa tan magnífica, buena y sublime que sea, finalmente para él perderá toda importancia. Pero una vez que él pierda una pertenencia poseída durante mucho tiempo, sólo entonces se va a dar cuenta de lo que había poseído y aprende a estimar el valor de lo mismo.

7. Nosotros, los seres humanos, somos tan estúpidos que aún no comprendemos cómo y por qué todo ha de suceder así, y eso es el motivo por qué nunca estamos completamente contentos, ¡no con lo bueno, y menos aún con el mal! Me perece que la tumba debe ser un verdadero puerto de la felicidad; en él casi ya no cambia nada, y su habitante ya no tiene deseos de lo que fuera, de modo que para nosotros, los pobres gusanos de la Tierra, aún con todas las miles de pérdidas todavía nos queda el consuelo que un día venidero también nosotros, bien satisfechos, seremos habitantes de las tumbas. Y los que pasarán por delante de estas, dirán: ‘¡Estos aquí están descansando en paz!’.

8. Tal como lo veo, siento y creo, aquí hay una gran Luz como nunca había antes; pero también la noche igual de grande que sigue a esta Luz no faltará. ¡Dichosos aquellos que durante este día puedan asolearse! ¡Pero tanto más ay de aquellos que estén alcanzados de la noche que sigue a este día! Ellos prorrumpirán en gritos para recibir Luz, pero con eso despertarán a los espíritus de la noche los que los maltratarán. - Bueno… acabo de hablar. ¡Y ahora es cosa vuestra, de los soberanos, el juzgarme según vuestra voluntad!».

9. «En tus palabras no se halla nada por lo que se podría llevarte a los tribunales», dijo Cirenio. «Que hayas hablado en favor de tu casa, esto se comprende de por sí mismo. Por lo menos aquí –aunque sea con mucha pena– llegaste a adoptar una mejor convicción y dejaste de ser un enemigo y perseguidor de Aquel, a Quien antes habrías aniquilado con mucho gusto. Y, en realidad, ¡yo no quería más de ti y tus compañeros! De modo que podéis volver a marcharos de aquí en toda paz… Pero caso que queráis más, ¡sólo hace falta que expreséis vuestros deseos y vais a recibir todo lo que os convenga!».

10. «¿Qué debemos hacer ahora?», preguntó el fariseo. «¡En el Templo tuvimos que prestar un juramento al sumo sacerdote que no íbamos a parar ni a regresar antes de haber hecho completamente inofensivo al Nazareno! ¡Esto ahora ha llegado a ser un asunto que ya no es factible en muchos sentidos! En primer lugar vosotros los romanos poderosos sois amigos suyos –como a todos nosotros nos ha quedado más que claro– contra los que no podemos emprender nada ni queremos emprender lo que fuera. En segundo lugar, en todo lo que aquí se manifiesta de su Poder, Él mismo es tan invencible en todas las cosas que en todos sus caminos ningún poder terrestre puede dañarle; y en tercer lugar, todos nosotros, a base del Fondo de Vida más íntimo de sus Calidades incomparablemente altas hasta ahora nunca observadas, hemos llegado a ser amigos de Él, de modo que de nuestra parte ni hablar de la continuación de una persecución.

11. Entonces, ¿qué hacer ahora? Ante todo nos gustaría ser discípulos suyos, para que podamos ver en toda plenitud el día cuya aurora miramos aquí, y para que pudiéramos entrar en sus huellas. ¡Pero se supone que esto difícilmente nos será otorgado! ¡Pero tampoco se nos permitirá regresar al Templo sin haber logrado nuestro cometido! ¿Que haremos pues? Si queremos tener provisión para el estómago y para nuestra piel, tendremos que continuar por lo menos aparentemente de ser perseguidores de Aquel, a Quien preferiríamos llevar sobre las palmas de nuestras manos. Con lo difícil que es, ¡pero nos hace falta un buen consejo!».

12. «Si habláis en serio –de lo que ahora ya no dudo– entonces pronto se va a encontrar un remedio», respondió Cirenio. «Pero si en seguida podéis llegar a ser hijos suyos, esto depende únicamente de Él y no de mí. Pero como de vuestros discursos me he dado cuenta que sois gente inteligente y experimentada, yo mismo podré necesitar y emplearos, sobre todo ante el hecho que domináis el griego y el romano. En un libro tengo compilada su Doctrina de la Vida, de la que en todo podéis reconocer su Voluntad. Vendrá el día en que tendréis la oportunidad de llegar a conocerle de más se cerca, y eso en un vestido más digno que ahora. Él no ama en absoluto los vestidos de los fariseos porque están ungidos con un óleo malo, para practicar así el engaño. - He aquí mi consejo eficaz. Si estáis de acuerdo, ¡entonces hacédmelo saber y os será ayudado!».

13. El guía dijo a sus compañeros: «Lo habéis oído igual que yo. ¡Decidme pues, si estáis contentos con esta propuesta tan sumamente amable, porque cada uno de vosotros tiene una voluntad absolutamente libre! En lo que se refiere a mí, yo tengo nada que objetar».

14. Dijeron todos los compañeros: «¡Tampoco nosotros! Sólo si fuera prudente, aún nos gustaría conocer al supremo Nazareno personalmente».

15. «Esta vez no puede ser; pero una vez que estéis más penetrados y familiarizados con su Doctrina, entonces que sí», dijo Cirenio. «Por el momento os atenderá uno de mis siervos especial. ¡Seguidle, y él os llevará de manera oportuna a Sidón, donde recibiréis otros vestidos y ocuparéis un puesto conforme a vuestros conocimientos! - ¡Id pues y seguidle!».

16. Con estas palabras ya se presentó un siervo de Cirenio, hizo las preparaciones necesarias y en seguida él mismo emprendió el viaje a Sidón para acompañar a los antiguos fariseos.


Capítulo 167. La hora de despedida del Señor de Marco.

1. Después de haber sido arreglado este asunto tan rápidamente como posible, Cirenio me preguntó si él había procedido bien según mi Voluntad recibida en su interior.

2. «¡Sí, perfectamente», le respondí Yo. «Porque estos hombres aún no eran suficientemente maduros para ver y hablarme. Cuando estén preparados, mi Rafael como también Josoé ya te lo indicarán.

3. Ahora se aproxima la hora de mí partida. ¡Pero no me preguntéis a dónde voy a dirigirme! Cada uno regrese de aquí a sus quehaceres diarios y organice su casa, a fin de que cuando Yo pronto vuelva a vosotros encuentre todo en el mejor orden. Me queda apenas una hora entre vosotros, en la que voy a bendeciros abundantemente. Después aún tengo que dirigirme a muchos “niños” apurados de este mundo para traerles consolación y ayuda justas.

4. ¡No indaguéis por la presencia de mi Persona, sino vivid en el Espíritu de mi Doctrina y mi Persona no os resultará lejana. - Quien todavía quiere saber algo más, ¡que pregunte!».

5. «Señor, ¿tampoco a nadie será permitido a acompañarte hasta el lugar próximo?», preguntó Cirenio.

6. Y Yo le respondí: «Salvo mis doce discípulos, esta vez nadie, tampoco Rafael - el que de momento hasta mi Ascensión continuará alternando entre tú y mi querida Yara! De todos modos eso no lo debéis revelar al mundo, porque eso ocasionaría la pérdida inmediata de Rafael. - Bueno, si alguien de vosotros todavía tiene cualquier deseo, ¡que venga a pedirlo!».

7. Vino Marco con su mujer y sus hijos y dijo: «Oh, Señor, ¡bendícelos todos, si Tú los estimas dignos de ello!».

8. Y Yo le respondí: «¡Desde hace mucho tiempo ellos ya están llenos de mi Bendición, y también tú! Como tú lo deseas tanto volveré a visitarte. A partir de ahora vas a recibir muchos huéspedes, porque los que se bañarán en tus baños serán curados de la gota, tan grave que fuera. Y los que beberán del agua de las fuentes surtidoras en el jardín se liberarán de toda especie de fiebre. Sólo los leprosos deben bañarse afuera, delante el muro del jardín, donde el agua del baño desagua en el lago - y también quedarán liberados de la lepra.

9. Por este motivo vendrán muchos y buscarán aquí la salud de su cuerpo, y también la encontrarán. Pero con tus hijos no tendrás ayuda suficiente; por eso tendrás que emplear ayudantes que te sirven bien. Al principio mi querido amigo Cirenio te prestará ayuda. Más tarde tendrás servidores en abundancia; pues todos los que están sin empleo y pan sabrán encontrarte. El que vendrá en busca de trabajo, ¡dáselo conforme a sus fuerzas!, pero a todos sea predicado mi Evangelio para que los “esclavos” también se conviertan en hombres libres.

10. Cuando un día volveré a visitarte, difícilmente tendrás tiempo para hablar Conmigo, pero eso no importará. Porque vale más actuar conforme a mis Palabras que hablar y predicar mucho.

11. Pues, aquel que escucha a mi Palabra viva dirigida a vosotros sólo aprobatoriamente, pero que no actúa conforme a ella, ¡a él le servirá para nada porque él seguirá siendo el mismo trotamundos y nunca vendrá a parar a una rama verde de la Vida, y menos aún a un árbol de la Vida!

12. Quien posee mucho, como tú ahora, ¡que dé mucho!; y quien posee poco, ¡que dé poco!, a fin de que el que no tiene nada, también tenga algo.

13. Pero si entre tus servidores o entre tus huéspedes encuentras a un avaro, ¡en ambos casos échale afuera! Porque dentro de una sociedad ya algo más decente el avaro es un cáncer devorador que infesta los corazones humanos con ira y rencor. ¿Dónde está el hombre que ante un avaro no se pone de mal humor - por amor al bien? Le menospreciará y le reprenderá, pero aún así su corazón no mejorará. Por eso, ¡expulsa a cada avaro tan lejos como posible, y no le permitas volver a venir, a no ser que haya vencido totalmente su pasión pésima!».


Capítulo 168. La avaricia y la economía.

1. (El Señor:) «Todos los vicios que los hombres han cometido en esta Tierra tienen su origen en la codicia de hombres particulares. La avaricia es el padre de todos los pecados imaginables. Primero el hombre procura enriquecerse a más no poder, aplicando toda clase de medios malos y condenables donde no faltan el fraude, el robo y el asalto. Una vez que uno consigue ser rico también se hará orgulloso y dominador; empieza a aislarse y contrata servidores y criados para ahuyentar a todos los que sin autoridad se acercan a la residencia del avaro. Poco a poco el hombre rico compra todo un país y se hace dominador del mismo, y frecuentemente incluso hace chantaje a sus súbditos, quitándoles todas sus pertenencias; de modo que los trata como un tirano auténtico.

2. Y una vez que el avaro es excesivamente rico, entonces se entrega a una vida regalada y holgada, tentando a las mujeres, practicando la fornicación y el adulterio, como también otras perversidades innumerables. Y como él es un privilegiado de su país, pronto el pueblo imita su mal ejemplo, pues se dice: “El señor debe saberlo mejor que nosotros; y consta que si él lo hace, ¡nosotros podemos hacerlo también!”. Así en el país todos empezarán a robar, asaltar, matar y fornicar, y no quedarán rastros del conocimiento de Dios…

3. Consulta las crónicas de los países y reinos terrestres y te darás cuenta que en la mayoría sus soberanos al principio eran hombres avaros y muy codiciosos; y con el tiempo con sus tesoros adquiridos compraron países y pueblos, y se aprovecharon de los mismos, sirviéndose de diversos medios brutales. E incluso transformaron las buenas costumbres y la religión de los pueblos sumisos de una manera que casi ya no se encontraba rastros algunos de la antigua pureza.

4. Por eso, tú, Marco, ¡fíjate sobre todo en que en tu sanatorio que pronto estará muy ocupado no se introduzca la avaricia! Incluso conviene ser evitada una austeridad exagerada, porque esta en general es el germen de la avaricia…

5. Cada uno tenga tanto como necesita para vivir; ¡pero que nadie en tu casa tenga más que esto! Los obsequios personales que los huéspedes frecuentemente darán a tus servidores, ¡guárdalos en segura custodia y entrégaselos a los servidores sólo cuando ya habrán llegado a ser muy ancianos y demasiado débiles para el servicio - y entonces devolvédselos con intereses! En el caso de muerte, el dinero ahorrado deberá ser entregado sus hijos y nietos. Y cuando mueren entregad lo ahorrado a sus descendientes.

6. Por supuesto, este consejo concierne en primer lugar a ti mismo, y luego también a tus descendientes. En el caso que entre tus servidores haya un derrochador, ¡entonces exhórtale para una economía justa y ordenada, y retenle por cierto tiempo tu benevolencia, demostrándole que un derrochador frecuentemente también es un múltiple egoísta que con el tiempo será una carga molesta para sus hermanos, en vez de que en tiempos de miseria con lo dignamente ahorrado pudiera apoyar a sus hermanos más necesitados!

7. El que sólo ahorra para sí mismo y hasta cierto punto también para sus parientes, él no economiza según mi Orden; sino que aquel que ahorra para que en tiempos de necesidad también pueda dar algo a sus hermanos y hermanas necesitados, a éste le elogio y le bendigo, y nunca sufrirá miseria.

8. No digo que alguien no debería ahorrar para sus hijos y para su casa –dado que esto es el primer deber de todos los padres–, pero los pobres no deben ser excluidos, pues Yo hago que mi Sol también luzca sobre aquellos que no son hijos míos…

9. Aquel que hará como Yo lo hago, él también será como Yo, y un día venidero también estará allí donde Yo estaré eternamente; pero aquel que da a sus semejantes con mezquindad, a él también Yo le daré mezquinamente, y ante él también seré muy ahorrativo.

10. Desde ahora en adelante observa esta enseñanza en tu casa, ¡y nunca te faltará mi Bendición! - Ahora bien, si alguien todavía tiene un deseo o ruego, ¡que venga y pregunte!».


Capítulo 169. Una promesa para los menesterosos. La despedida del Señor de la casa de Marco.

1. Ebalo, el padre de la Yara, se acercó a Mí y me dijo: «Parece que ahora ya no hay nada por lo que todavía se podría preguntarte, porque en estos siete días aquí hemos oído tantas Verdades y visto tantas maravillas que, si estas quedaran repartidas entre siete mil años, a cada año caería todavía una parte tan importante, que la humanidad en cada año tendría para asombrarse y reflexionar realmente mucho sobre estas maravillas y Verdades. Hemos llegado a ser sumamente ricos en inmensos tesoros espirituales, y ahora es cosa de vivificar estos tesoros realmente en nuestra Vida - porque de lo contrario serían sin valor para nuestras almas, de cuya salud se trata en esta Vida. Pero aquí la cuestión es: Los seres humanos por lo demás tan débiles, ¿vamos siempre a tener suficiente fuerza de voluntad? ¿Qué vamos a hacer si con el tiempo nuestra fuerza de voluntad está asediada de toda clase de debilidades, las que frecuentemente ni siquiera eximen a los que tienen la mejor voluntad?».

2. «Yo seré la Ayuda, la Fuerza y el Apoyo de cada uno que se esfuerza seriamente en obtener la Salvación de su alma», le respondí Yo. «En los tiempos de miseria no abandonaré a nadie que siempre, amándome, con fidelidad y confianza ande por mis Caminos. Pero si por mucha clase de tentaciones del mundo se ha desviado de mi Camino, entonces tendrá que reprochárselo a sí mismo si no le presto mi ayuda durante el tiempo de miseria, y esto hasta cuando vuelve a Mí, lleno de seriedad, arrepentimiento y confianza...

3. Siempre seré el mismo fiel Pastor que sigue a sus ovejas que de una u otra manera se han extraviado; pero es preciso que la oveja comience a balar para poder ser encontrada según su libre voluntad.

4. Aquel que lleva una carga de la Vida que sobrepasa sus fuerzas, ¡que en su corazón venga a Mí y Yo le confortaré y le aliviaré! A algunos les doy una carga mayor, precisamente para que sientan su debilidad y en su corazón vengan a Mí, pidiéndome fuerzas suficientes para poder tolerar más fácilmente sus mayores cargas de Vida… y Yo les daré fuerzas en cualquier miseria de la Vida y una Luz justa para poder recorrer los caminos tenebrosos de la Vida de este mundo. Pero el que siente esta sobrecarga y en su corazón no viene a Mí, él tiene que culparse a sí mismo si fracasa bajo la carga demasiado pesada de la Vida terrenal.

5. En estas Palabras mías tienes la respuesta a tu pregunta, mi amigo Ebalo. - Y el que todavía tiene un reparo, ¡que venga e indague!».

6. Con profundo respeto Chabbi, el que llevaba la palabra para los veinte persas que todavía estaban presentes, se acercó a Mí y dijo: «Señor, ¡permíteme también a mí todavía una palabra!».

7. «¡Habla, Chabbi, porque por eso me he dirigido a todos vosotros!», le dije.

8. Y Chabbi respondió: «Es absolutamente cierto y seguro que Tú, Señor, ayudarás a todo aquel que te invocará; pero ¿qué deben hacer aquellos hombres que, sin su culpa, de ninguna manera pueden saber algo de Ti, Señor, y los que aún durante mucho tiempo sabrán nada de Ti… los que ahora viven en las mayores tinieblas ante la Vida y deben aguantar indescriptibles cargas en su Vida? ¿A quién deben dirigirse estos para que les traiga ayuda y fortalecimiento en su gran miseria?».

9. A eso Yo dije a Chabbi: «En toda la Tierra no hay lugar alguno donde no llega la luz del Sol, y del mismo modo tampoco hay hombre alguno que no por lo menos tenga una vislumbre de un ser divino todopoderoso. ¡El pida y espere según su fe, y también hallará una ayuda! ¡Pero ahora hay tantos seres humanos que no tienen ni la menor fe! Estos se socorren a sí mismos, y a costa de sus prójimos se alivian sus cargas tanto como posible; en realidad, ¡estos ya no necesitan ayuda de nuestra parte! ¡Quien quiere pertenecer a Satanás, ¡que le pertenezca! Porque al hombre que lo quiere así por su propia voluntad, ¡a él no le toca una injusticia!… Por lo demás, ¡recuerda sólo lo que Yo dije el otro día sobre las diversas relaciones de la Vida de todos los seres humanos en toda la Tierra, y eso para todos los tiempos… y ahí hallarás todo bien iluminado!

10. Ahora se me ha pasado el tiempo de estar entre vosotros. Podéis todavía permanecer más tiempo juntos aquí, en mi Nombre. Pero por la necesidad Yo tengo que partir junto con mis discípulos. ¡Que nadie de vosotros me pregunte, a dónde! Porque de momento incluso Yo en calidad del puro Hijo del hombre no lo sé; sólo el Padre en Mí lo sabe, y Él habla: “¡Ahora levántate y va! ¡En el camino te revelaré a dónde debes dirigirte!”. - ¡La Paz y mi Amor sean con vosotros!».

11. Acto seguido Yo dije a Marco: «¡Desamarra el gran navío nuevo! Yo y mis discípulos vamos a embarcar en él. De modo que vosotros, mis discípulos, ¡levantaos y seguidme! No necesitamos un piloto; al tiempo oportuno el navío volverá intacto en el puerto, por sí mismo, sin piloto».

12. Cuando Yo y los apóstoles embarcamos, todos empezaron a llorar. Pero Yo les fortifiqué sus corazones afligidos, zarpé rápidamente afuera a la mar alta y pronto desaparecí de sus miradas. Todo el día y toda la noche ellos quedaban todavía juntos, se conversaban sobre Mí, mis Doctrinas y mis Hechos. Sólo la mañana siguiente ellos regresaron a sus lugares y Cirenio hizo preparativos para llevar a los muchos fariseos aquí convertidos a sus nuevas funciones. Unos cuantos querían seguirme, pero Rafael los paró, pues les dijo que Yo de todos modos iba a volver pronto a Kis, Genesaret y también para acá. Con eso todos se tranquilizaron y alabaron a Dios, que Él los haya juzgado dignos de tal Gracia. - Pasados pocos días, ya llegó una multitud de huéspedes de Tiro y de Sidón para ver las maravillas y para disfrutar de los manantiales de aguas medicinales y fuentes curativas. Y Marco en seguida dio empleo a muchos servidores.


Capítulo 170. La pasión ciega y la preocupación de Pedro por el Señor (Mt16, 20-23).

1. Cuando ya estuvimos muy lejos de la orilla en la mar, Yo volví a decir a los discípulos: «¡Dondequiera lleguemos, callad y no digáis que Yo soy Jesús, el Cristo!». (Mt16, 20)

2. Y Pedro se acercó a Mí y me preguntó, si Yo aún no sabía, a dónde nos llevaba el navío, pues como él guiaba el timón le interesaba saber a dónde debía guiar el navío.

3. Pero Yo le dije: «¡Déjalo que se vaya adonde va, porque el Padre ya lo sabe, adonde debemos llegar por esta vez! Ahora estamos todavía en el plan de enseñanza y nuestro viaje va a la gran bahía, la de más abajo, donde uno se acerca a la ciudad de Cesarea de Filipo por detrás. Pues allí nos permitiremos tomar algunos días de reposo... Pero en algunos pocos años subiremos en este navío hacia Jerusalén, y entonces se tratará de un asunto totalmente diferente. - Ahora llegamos a un lugar muy cerca de la ciudad antes mencionada, donde a pesar de nuestra estancia de varios días en el lado opuesto de la ciudad mencionada nadie ha oído algo de nosotros. Incluso el gran incendio de la ciudad no era capaz de desconcertar a los habitantes de este lugar. Pero todo eso debía ser así, para que con esta ocasión lleguéis a experimentar otra clase de Revelación».

4. «Señor, ¿de qué se tratará entonces en Jerusalén, la ciudad de la gran perdición?», me preguntó Pedro. «Porque de allá todavía nunca ha surgido alguna cosa buena que habría deleitado la humanidad, y hasta ahora ningún hombre probo y honesto ha experimentado cosa consoladora en esta ciudad. Altanería, orgullo y persecución son una continua costumbre en ella. Por eso opino que habría sido mejor si Tú hubieras castigado Jerusalén tanto como esta pequeña ciudad, la que sin duda alguna ya desde hace mucho tiempo habría merecido este castigo. Hace unos ocho meses estábamos en Jerusalén y nos habíamos convencido que no se puede hacer nada con sus habitantes - salvo algunos pocos hombres que, como golondrinas aisladas, ni mucho menos hacen verano. Por eso opino que por aquella ciudad tan orgullosa y horrorosa –en la que hace poco Juan el Bautista fue decapitado– no deberíamos meter tanto ruido, y que deberíamos evitarla para todos los tiempos; porque una ciudad como esta eternamente no es digna que Tú la pises con tus Pies santos. Verdad es que eso sólo es mi parecer… pues, ¡hazme también saber el Tuyo!».

5. A partir de este tiempo empecé a hablar más seriamente con mis discípulos que Yo, conforme con la Voluntad del Padre, tendré que ir a Jerusalén y allí padecer mucho por parte de los ancianos, de los sumo-sacerdotes y de los escribanos; y que ellos me matarán… pero que al tercer día resucitaré de la muerte (Mt16, 21). Como vencedor sobre toda la muerte y sobre todos los enemigos de la Vida saldré victorioso para toda la eternidad - lo que Yo ya nombré en el monte del Marco.

6. A eso Pedro se espantó, agarrándome, y me reprendió en un tono categórico, diciendo: «Señor, ¡esto de ninguna manera te suceda, pues ante nosotros y todos los seres humanos Tú tienes la obligación de cuidar de ti!». (Mt16, 22)

7. Pero Yo hice un giro espontáneo y dije también en un tono muy serio: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás, porque me resultas en un contratiempo dado que tú no haces caso a lo que es divino, sino únicamente a lo que es meramente mundano!». (Mt16, 23)

8. A eso Pedro se espantó enormemente y se hincó de rodillas delante de Mí, me pidió perdón y agregó llorando: «Cuando estábamos navegando en esta misma mar – donde permanecíamos varios días– a causa de mi fe Tú me dijiste: “Simón Juda, tú eres Pedro, una roca, sobre la cual Yo edificaré mi Iglesia, y todas las puertas del infierno no podrán en contra de ella. ¡A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos, y todo lo que tú desates en la Tierra, esto también sea desatado en los Cielos; y todo lo que unes en la Tierra, esto también será unido en los Cielos!”. Estas, oh Señor, eran literalmente las Palabras santas de tu Boca santísima, dirigidas a mí, pobre pecador. Pero esto nunca ha provocado que yo me elevara, sino siempre me he tenido por el menor entre nosotros... Pero a causa de una advertencia verdaderamente humana –eso sólo a causa de mi gran amor para Contigo– Tú me has declarado como príncipe del infierno... ¡Señor, que seas clemente y misericordioso con el pobre pescador Pedro, el primero que tiró su red al mar, que abandonó a su mujer y sus hijos, y Te siguió!».


Capítulo 171. La naturaleza de Satanás y la de la materia (Mt16, 24-28).

1. En el mismo momento volví a dirigirme a Pedro con toda amabilidad y le dije: «Por eso tampoco te he denigrado en lo más mínimo cuando con mis Palabras severas te he demostrado tu naturaleza humana terrenal… Todo que forma parte de la naturaleza humana de acá –como su carne o cuerpo y sus diversas necesidades por atenciones a este mundo– se encuentra en el juicio, de modo que en infierno y Satanás, el que es la quintaesencia de todo lo condenado, de toda muerte, de toda noche y de todo engaño; porque toda la vida aparente de la materia sólo es una vida ficticia cuyo valor es prácticamente nulo.

2. De modo que siempre cuando un hombre recae en un sentido en la materia, él también es Satán en la medida en que sostiene cualquier salvación en la materia y en su vida ficticia.

3. Pero si alguien todavía encarnado quiere liberarse del Satanás, ¡entonces debe cargarse con la cruz –la que Yo ahora ya llevo en el Espíritu– y debe seguirme! (Mt16, 24). Porque Yo os digo: ¡El que quiera salvar su vida terrestre, él perderá la Vida espiritual; y cualquiera que pierda su vida terrestre por causa de Mí, él hallará la Vida espiritual! (Mt16, 25)

4. ¿Qué le serviría a un hombre, si obtuviera todo el mundo con todos sus tesoros, pero sufriría daño en su alma? O en otras palabras: ¿Qué podría dar el hombre para recuperar su alma de las ataduras de la materia, del juicio y de la muerte? (Mt16, 26)

5. Consta que un día venidero Yo volveré a venir –entonces en calidad del Hijo del hombre– en toda la Gloria del Padre con todos los ángeles, cuyo poder conocéis… Pero entonces será como ahora: Él sólo podrá hacer, ayudar y recompensar a cada uno conforme a sus obras propias. Quien será encontrado muerto, quedará muerto hasta el gran día de aquella resurrección también de todos aquellos que han quedado yaciendo en las tumbas del juicio… Y allá el amor, el saber y la conciencia de cada uno serán su juez para siempre. (Mt16, 27)

6. Pero los que viven conforme a mis Palabras y realizan las obras de la verdadera abnegación y del amor interiormente libre, estos nunca verán ni palparán la muerte. De veras, ¡a satisfacción Mía y vuestra, puedo deciros que hay muchos entre vosotros que no sentirán ni palparán la muerte, y que serán testigos de todo, hasta que incluso prometidamente hayan visto al Hijo del hombre venido a su Reino, a Quien verán y con Quien dominarán eternamente! Pero para eso se requiere mucho amor para con Dios y para con el prójimo... (Mt16, 28)

7. De verdad os digo, si algún padre o alguna madre no se preocupan sino sólo de que sus hijos estén bien provistos, y no estiman más alto el valor de la Vida del alma de sus hijos, estos, para sí mismos y para sus hijos, ya han cavado la tumba para una muerte eterna. Porque todo que es del mundo es del Satanás, es decir del juicio y de la muerte de la materia.

8. Consta que la materia está destinada a ser despertada por la fuerza de un puro Espíritu del otro mundo, para la resurrección de los extensos juicios; pero en este caso la materia –según su libre inteligencia impuesta– debe transformarse en la forma y la naturaleza justa de su espíritu del otro mundo, el que es una Luz surgida de Dios. Caso que eso no sucede por parte de la materia, el espíritu del otro mundo regresará a su fuente original y la materia que debía ser animada para siempre volverá a caer en su antiguo juicio. De modo que la materia que para siempre debía ser reanimada, de nuevo recaerá en su antiguo juicio, en el que habrá de esperar durante mucho tiempo hasta que volviere a ser despertada por un espíritu del otro mundo para una nueva prueba de Vida.

9. Ya que este asunto una vez es así y no puede ser de otra manera, Yo mismo descendí de lo Alto a vosotros, los hombres de esta Tierra, y ahora os muestro la plena Verdad de todas las formaciones de la Vida y sus relaciones buenas y malas. Y ahora espero que tú, mi Pedro, también entiendas por qué antes te he dicho: “¡Quítate de delante de Mí, Satanás!”. - Ahora ya entramos en la bahía grande».


Capítulo 172. El Señor con sus discípulos en el pueblo de los pescadores cerca de Cesarea.

1. Algo más de dos horas de camino debajo del nuevo sanatorio del Marco se hallaba una bahía grande, a la cual los pescadores también llamaban “el lago blanco” - camino que estábamos siguiendo. Este lago blanco era la parte menos profunda del lago y por eso era difícil navegar allí con un barco ya algo más grande, porque hacía falta conocer bien las vías acuáticas más profundas para no atascarse en los bancos de arena. A pesar de eso, nuestro navío entró correctamente en esta ensenada sin atascarse, de lo que hasta los doce apóstoles empezaron a sorprenderse dado que nadie atendía la chumacera de remo ni el timón. De modo que el navío fue conducido por un poder invisible, y bien gobernado, lo que reconocieron todos los apóstoles versados en la náutica.

2. Por eso llegamos a nuestro nuevo lugar de destino ya antes del mediodía, y allí nos dirigimos a un pescador pobre que nos recibió a todos muy cariñosamente. Este lugar no tenía un nombre propio; se lo llamaba simplemente un “pueblo de pescadores cerca de Cesarea”… No tardaba mucho y vino una multitud de pescadores y pescadoras pobres, los que nos preguntaron el que buscábamos allí y qué intentábamos hacer en este pueblo tan extremamente pobre.

3. Pero Yo los tranquilicé y les dije: «¡De esto ya os enteraréis al tiempo oportuno! Ante todo decidme, si nosotros trece podemos permanecer aquí por algunos días en todo sosiego».

4. Y nuestro hospedero respondió: «En cuanto a mí, ¡sin reparo alguno! Sólo, queridos amigos, de antemano tengo que señalaros que a pesar de una buena voluntad no tengo los medios para proporcionaros la más mínima manutención. Porque desde el incendio de Cesarea me va miserablemente mal. La modesta venta de cada día de nuestra pesca ha parado completamente, y los pobres habitantes de este pueblo no tenemos otra manera de ganar nuestro sustento. Por eso todos nosotros hemos llegado a ser mendigos y aparte de nuestros pescados no tenemos absolutamente ningunos víveres. Por eso no podemos ofreceros otros alimentos que nuestros pescados, como nosotros los tenemos, los preparamos y los comemos. Preparamos los pescados de manera sumamente sencilla... Simplemente los hervimos y nos los comemos sin sal, ni pan, ni otros condimentos. Pues dicho abiertamente: a causa del incendio de Cesarea evidentemente hemos degenerado a ser mendigos, y eso más que los mismos habitantes de la ciudad incendiada, pues no tenemos dinero ni para poder comprarnos sal. Ahora que nos va tan miserablemente mal; si a vosotros no os importa a sufrir hambre durante algunos días junto conmigo y los míos, ¡entonces sois bienvenidos!

5. Pero, ahora tened la bondad de decirme lo que os ha traído a esta ensenada casi nunca visitada de un forastero, y difícilmente navegable para grandes barcos. Por cierto, no fue una tormenta porque en este rincón rodeado de montañas altas, tampoco pueden levantarse tormentas. O, ¿tal vez sois unos perseguidos que aquí buscan asilo hasta que cualquier peligro haya pasado? Bueno, ¡todo eso me da igual! Si puedo haceros un servicio, esto me dará una alegría especial. Evidentemente mis preguntas son un poco indiscretas, pues, queridos amigos, ¡os ruego de perdonármelas! Ya soy curioso por naturaleza, y me gusta saber quien es aquel al que doy hospedaje... Que no sois gente pobre esto ya se ve por vuestro gran navío casi totalmente nuevo - el que sin duda habrá costado unos cien denarios de plata... Para nosotros es algo muy raro que algún extranjero se extravíese hasta aquí, y cuando alguna vez nos ha tocado tal suerte, entonces por seguro que con los visitantes de esta región tan árida y alejada siempre había gato encerrado. Por eso os ruego que a mí, que soy el jefe de este pueblo de mendigos, me indiquéis fielmente lo que de todos vosotros quiero saber - conforme a la verdad».

6. «Muy bien», dije Yo. «Si la curiosidad ya te pica tanto, que sepas que nosotros, igual que tú, somos galileos y que no hemos venido perseguidos, sino que nos hemos dirigido voluntariamente aquí. Ante todo, para visitar esta región tan extraña, y luego para ascender uno de estos montes altos. Y si es factible ayudaros en vuestra gran miseria que me resulta bien conocida. - Si estás satisfecho con eso, ¡entonces habla!».

7. Dijo el superior del pueblo: «¡Satisfecho del todo! Pues que vosotros evidentemente sois galileos, ninguna persona lo desmentirá; y por eso ya se puede tener plena fe en vosotros, lo que no se puede hacer con los griegos, ni con los romanos, porque estos casi siempre hablan diferentemente de lo que piensan, lo que nosotros llamamos “mentir”. ¡Descansad aquí bajo la sombra de mi único árbol y mientras tanto voy a ir a mi cabaña para ver lo que pueda prepararos como almuerzo modesto!».


Capítulo 173. El estoicismo de los habitantes del pueblecito de los pescadores.

1. El hospedero con su mujer y sus hijos ya adultos entra con prisa en su cabaña, pero enseguida vuelve lleno de alegría y de agradecimiento, y exclama todo feliz: «¿Quién de vosotros me ha hecho esto secretamente? ¡Mi despensa está tan excelentemente provisionada que todos nosotros tenemos bastante para consumirlo durante un año entero! ¡Ahora podéis permanecer aquí durante un año y no acabaremos con esta gran provisión! ¡¿No sé, dónde yo y los míos debemos haber tenido los ojos, que nadie se ha enterado como vosotros habéis llenado mis despensas con tantos víveres?! ¡Ahora no vamos a comer simplemente pescados hervidos en agua sin sal, dado que tenemos sal en gran abundancia! - ¡Pero ahora al buen trabajo!».

2. Cuando toda la gente de este pueblecito a causa del mediodía se había retirado a sus cabañas, Yo pregunté a los doce: «¿Qué opináis de estos hombres?».

3. Dijo Pedro: «¿Qué, realmente, se podría opinar de ellos? Parecen ser hombres realmente honestos; pues no es culpa suya que sean pobres. La pesca y un suelo pedregoso nunca han enriquecido a hombres algunos, lo que puedo afirmar por mis propias experiencias de muchos años. Y tales pescadores también son éstos, quizás tengan la peor ensenada de toda la mar. Sus cabañas están construidas sobre rocas; pero sobre tal suelo muchas veces no crece ni siquiera una sola hierba. ¡¿Cómo pues podrían obtener riquezas?!

4. De esta manera también deben quedar honestos, porque en esta región no hay nada que se pudiera hurtar y aún menos robar. Y como la oportunidad hace al ladrón deben quedarse honestos durante toda su vida; pues con estos hombres nunca se puede aplicar el axioma “la ocasión hace al ladrón”. Eso es mi parecer sobre estos hombres que sin duda alguna no son escribanos, y seguro que entre ellos tampoco se encuentra un solo fariseo».

5. «Para este mundo tu juicio es absolutamente correcto», dije Yo. «Pero como ya habéis sabido y experimentado frecuentemente, detrás de la condición mundana de un hombre también hay una anímica y, finalmente, una puramente espiritual. ¿Qué piensas tú en este respecto?».

6. Pedro se encogió de hombros y respondió: «Señor, ¡será un poco difícil el manifestar una opinión definitiva sobre este asunto! Pero en tanto que son hombres muy sencillos y necesariamente muy honestos, al menos ya deberían tener un suelo fértil para una siembra espiritual. Pues como es mucho más fácil preparar una ropa para un cuerpo bien formado que para uno deformado, mutilado o incluso corcovado, así también tales almas sencillas y de naturaleza pura, ciertamente se adaptan con más flexibilidad a una vestimenta espiritual que las almas lisiadas y osificadas de los fariseos y escribas. Creo que si con buena ocasión se cuenta a estos hombres algo del Reino de Dios en la Tierra, ellos comprenderán pronto de qué se trata. - Eso, otra vez, es mi opinión totalmente natural. Aunque en esta no haya palabras de esplendor, pienso haber dado en el quid».

7. «Has juzgado bastante bien», dije Yo. «Por eso, después, vamos a tantear el terreno y ya veremos en qué medida están accesibles para asuntos más elevados. Sin embargo, Yo no me presentaré aquí como maestro, sino vosotros lo haréis como enviados y discípulos mismos del Sabio de Nazaret. Sólo después de que ellos os hayan oído y hayan aceptado la Palabra de la llegada del Reino de Dios en la Tierra, entonces podréis llamar su atención a Mí y decirles que precisamente Yo soy Aquel de Quien habéis predicado.

8. De esta manera haremos una Obra muy grande en este pueblo más pequeño e insignificante de toda la Tierra. Pero no os figuréis que este trabajo os resultará fácil porque con lo sencillos que estos hombres parecen ser, ¡tan confusos resultan en su interior!

9. Ellos se tienen por sabios del mundo y están hasta los codos en el así llamado estoicismo - una manía lo más difícil de combatir... Es precisamente por eso que os he traído aquí, para daros una oportunidad de tratar también con esta clase de hombres, ya que con el viejo Marco habéis ganado mucho referente a la verdadera sabiduría más interior…

10. ¡Pero os digo de antemano que tendréis que controlaros mucho! Porque a nadie resulta más difícil el darle una ley de manera efectiva que a uno que no tiene el temor más mínimo incluso ante las contrariedades y los disgustos mayores de la vida - ni ante la muerte dolorosísima del cuerpo… uno que no estima en absoluto las bienaventuranzas y felicidades de la Vida, con lo grandes que sean. Y estos aquí son precisamente tales héroes a los que nada importa, pues ni siquiera dan importancia alguna a otras virtudes que únicamente a la de disminuir sus necesidades tanto como posible… los que sólo viven y hacen algo porque la naturaleza una vez los había creado; pues para ellos mismos la naturaleza es todo en todo.

11. De modo que con tales como estos aquí aún no hemos coincido en lugar alguno. Por eso debéis dominaros. Pocas palabras, - y no se les debe presentar algo que no tenga fundamento. Lo mejor con ellos es que a pesar de su estoicismo son gente con mucha curiosidad, y sólo tienen la ciencia de un hombre por algo. - Pero ahora ya se está acercando nuestro hospedero junto con los suyos, y nos trae en un canasto pescado y pan. De modo que vamos a tomar el almuerzo aquí en la sombra de este árbol».

12. En este momento vinieron el pescador, su mujer y sus hijos, y pusieron el canasto con la comida sobre el suelo delante de nosotros.

13. Y el pescador dijo: «Aquí, mis amigos desconocidos, viene el almuerzo pedido. No tenemos mesas, bancos, sillas, fuentes, ni cubiertos que sirven para comer; y nuestras necesidades muy limitadas también pueden ser satisfechas sin estos requisitos. Al mismo tiempo nuestros medios siempre eran tan limitados que nunca habríamos podido procurarnos tales cosas innecesarias. Sólo comemos cuando realmente tenemos mucha hambre, y para eso un canasto y nuestras manos son suficientes; lo demás se comprende de sí mismo. ¡Os deseo un buen provecho de este almuerzo sencillo!».


Capítulo 174. La fe que produce milagros.

1. «Aziona», dije Yo al pescador, «tú tienes un cántaro nuevo en tu hogar, ¡haz que lo llenen de agua y que lo traigan aquí!».

2. Cuando de esta manera le dirigí la Palabra, Arizona abrió los ojos y dijo sumamente asombrado: «Consta que por alguna parte hayas podido enterarte de mi nombre. Pero, ¿de dónde sabes tú que tengo un cántaro nuevo que verdaderamente es mi riqueza mayor? Eso no saben ni siquiera mis vecinos, ¿pero tú como forastero lo sabes?... Perdóname, ¡pero eso ya pasa a lo fabuloso! ¿Acaso uno de mis hijos te ha hablado secretamente de mi cántaro? En realidad, este cántaro como tal no tiene importancia alguna - pues es de gres, como en esta región los hay muchos. Pero lo que sí tiene mucha importancia es que tú sepas que en mi cabaña se encuentra un cántaro nuevo bien guardado»...

3. «Tampoco eso tiene importancia», dije Yo, «dado que cada uno puede llegar a saber esto. Pero lo que sí importa mucho es que accedas a mi pedido, ¡pues Yo tengo sed!».

4. Acto seguido Arizona se fue rápidamente y trajo el cántaro lleno de agua fresca. Pero el cántaro era de la mayor especie y cabía en él un cuarto de un cubo, de modo que costaba levantarlo con un poco de fuerza para llevarlo a la boca. Cuando el cántaro estaba puesto delante de nosotros en una losa, Yo bendije el agua, y esta se hizo vino.

5. Yo bebí el primero del cántaro, luego lo pasé a los discípulos, y cuando estos habían bebido, Yo pasé el cántaro a Aziona, diciendo: «¡Ahora pruébalo también tú, para que percibas la calidad del agua que nos has traído en tu cántaro nuevo!».

6. Dijo Aziona: «¿Acaso es mala o podrida? He lavado el cántaro tres veces y mi fuente de la roca surte la mejor agua más pura en todo el pueblo... A pesar de eso quiero gustarla, a no ser que haya tomado el sabor del cántaro nuevo». - De modo que Aziona la saboreó, tomó varios tragos y con asombro exclamó: «¿Qué brujería es esta, otra vez? ¡Eso no es agua, sino el mejor vino como nunca uno mejor ha pasado por mi lengua! Decidme, ¿cómo habéis conseguido esto? - Bueno… transformar agua en vino… ¡hasta ahora esto nunca fue realizado! No puede ser que seáis galileos, sino egipcios o persas, porque entre los judíos nunca ha habido hechicero alguno que habría sido capaz de transformar agua en el mejor vino. Decidme, ¡cómo eso es posible! ¡Para eso me comprometo de ser vuestro esclavo durante 20 años!».

7. Dijo Juan, al que Yo había dado la señal para hablar: «Amigo mío, ¡para esto no se necesita más que una fe y una voluntad más firmes! El que tiene una fe que no permite la menor duda, él también podrá decir a aquel monte que ves allí: “¡Levántate y échate al mar!”, ¡y sucederá lo que él ha creído y pronunciado con plena fe! He aquí las palabras en que tienes toda la explicación e instrucción absolutamente verídica cómo y por qué medios se puede realizar tales hechos… ¡Es imposible darte otra explicación porque no la hay!».

8. Aziona se quedó aún más perplejo y dijo: «Amigo, ¡yo no sé en absoluto qué es la fe! - ¡¿Cómo, entonces, puedo yo tener fe en algo?! ¿Qué es lo que llamáis fe?».

9. A eso Juan le explicó: «Si delante de nosotros tenemos un hombre absolutamente verdadero y él nos dice lo uno y lo otro de lo que antes nunca hemos oído algo, y nosotros tomamos sus declaraciones como completamente verdaderas y no dudamos en la verdad de ni una sola de sus palabras, entonces creemos al hombre verdadero; y como lo que creemos seguramente también es una pura verdad, pondremos en obra lo que creemos, y eso, pues, es exactamente la activa fe maravillosa, a la cual nada que se encuentra en la esfera de la verdad abordada resulta imposible de realizar pues expresa lo que siempre debe ser realizable. - ¿Sabes ahora lo que es la fe?».

10. «Ahora diría que más o menos lo sé», dijo Aziona. «Pero ¿cómo debo proceder para enterarme que aquel hombre que me presenta alguna cosa para creer es realmente un hombre verdadero? Sólo creerlo porque tiene apariencias de serlo sería ingenuo y demostraría una credulidad imperdonable, la que según mi parecer sería mucho peor que una falta total de fe. Entonces, ¿cómo se debe proceder para reconocer si un hombre a quien se debe y quiere creer, realmente es un hombre perfectamente verdadero, y si se puede creer sin duda alguna todo lo que sale de su boca?».

11. «Para eso cada hombre de una voluntad algo mejor ya posee suficiente juicio y raciocinio para someter a este hombre en cuestión a una prueba debida», dijo Juan. «Porque sólo un necio comprará un gato por liebre. Tú me preguntas por el medio de prueba ¡y tú mismo ya acabas de aplicarlo en mí! ¡Ya desde hace mucho tiempo estoy convencido que tú no comprarás un gato en un saco!».

12. «¡Sí, sí, amigo!», dijo Aziona. «Todo esto es bueno y cierto, y el hombre verdaderamente no tiene nada más que su juicio con el que examina lo que le rodea; pero ¿dónde se halla la medida con la que yo antes de todo podría reconocer suficientemente mi propio juicio si es apto para examinar rigurosamente lo que me rodea?».

13. «¡He aquí que hemos dado con el punto más espinoso!», dijo Juan. «El que se imagina que tiene un juicio más lúcido, en la mayoría de los casos se irá de vacío; pero el que reconoce que a su entendimiento aún le falta mucho, con la práctica pronto conseguirá que con sagacidad podrá juzgar todo lo que sucede alrededor de él.

14. Una gran inteligencia presuntuosa parece a la cima de un monte, la que brilla mucho en su altura mareante pues cuanto más alta se eleva en el aire vanidoso tanto más queda velada y envuelta de diversas nubes y nieblas. Mientras tanto, la pequeña punta de una aguja con la que se cose la ropa, en cuanto al tamaño y al aspecto es tanto como una nada; sin embargo, penetra todas las cosas; y con ella se podría coser juntos tantas esteras que con estas se podría cubrir las cimas mayores hasta profundamente abajo - mientras que con las grandes cimas orgullosas de los montes evidentemente no puede coserse ni un solo vestido…

15. Aunque esta alegoría parezca un poco exagerada, aun así demuestra perfectamente la relación entre una inteligencia que se tiene por sumamente sabia y alta, y otra muy humilde que ante los ojos de la humanidad altamente sabia y prudente parece insignificante y de poca apariencia. Mientras la sublime inteligencia alza la vista hacia los aires lejanos y con su vista más pura no tarda mucho en quedarse envuelta de nieblas densas, la inteligencia humilde obra continuamente creando el bien… y con cada tarea cumplida se hace cada vez más lucida, fina, perspicaz y útil. En vuestro caso, como me parece, el juicio parece tener una gran semejanza con las cimas de los montes muy altos, las que muy raras veces están libres de nubes; con lo que entonces se te hará difícil poder examinar exactamente la veracidad de lo que debes aceptar como una verdad perfecta e indudable! - ¿Qué piensas tú?».


Capítulo 175. La concepción estoica del mundo del pescador Aziona.

1. «Lo que me interesa saber es si eso depende enteramente de mi voluntad», dijo Aziona. «Verdad es que no aceptamos tan fácilmente algo de lo que no hemos visto previamente algunos efectos llamativos. Ahora aquí no falta en absoluto el resultado palpable por el motivo citado abiertamente de ti, ¡pues mi despensa está llena de comestibles y ahora tenemos aquí el vino transformado del agua más pura! Estos, como se suele decir, serían pruebas palpables para eso. ¡Pero ahora se trata sólo de saber claramente si acaso clandestinamente tenéis algún específico por cuya adición, tan mínima que sea, cualquier agua pura debe trasformarse en vino! Se supone que esto no será el caso; pero observando este puro milagro uno no puede liberarse completamente de este pensamiento, y mientras no se pueda hacer esto, ¡entonces con la inexistencia de dudas como también con el efecto de la fe total bien demostrados de tu parte hay gato encerrado! Y ya de antemano veo demasiado claramente que nosotros, todos los habitantes de este pueblo pequeño, nunca seremos capaces de conseguir una sola gota de agua con el sabor de este vino…

2. Verdad es que nosotros estamos aquí en un sitio más mísero posible –pues nuestro alimento consiste solamente en leche de cabras, en agua y pescados, dado que otra cosa no prospera aquí en este desierto–, pero con esto estamos contentos en nuestro estado natural más puro - un estado que no nos ha impedido hacer muchas experiencias en muchas partes. Hemos recorrido el mundo a lo largo y ancho; pues éramos cantantes y magos; y en Atenas yo aprendí el arte farmacéutico, a preparar ciertas específicas secretas, con las que para los muchos laicos se ha podido realizar una multitud de milagros.

3. En suma, a pesar de mi aspecto de simplicidad, me entiendo en muchas ciencias y tengo muchas experiencias. Conozco la hierba de vida de la serpiente real y también la piedra maravilloso Bezoar. Conozco la Asia hasta entrando profundamente en la India; conozco Europa, estaba en Hispania, en el país de los galos y también en Britania; conozco las costumbres y lenguas de estos países, y volví a Grecia, donde trabé conocimiento con sabios de la escuela del gran Diógenes, y luego me dije: “Oh, ¡qué necio es el ser humano! ¡Por la causa del dinero estúpido viaja por países y grandes reinos! Diógenes, el sabio más grande, estaba feliz en su barril porque comprendía y demostraba mejor que nadie la futilidad total del mundo, de sus tesoros y de la completa falta de valor de la vida terrestre perecedera”.

4. Junto con mis compañeros, hace diez años, dejé Atenas atrás y me retiré del mundo para quedarme en este desierto. Aquí nos construimos estas cabañas en las que ahora habitamos verdaderamente contentos. Nuestro pequeño rebaño de cabras y la abundancia de peces que encontramos aquí nos alimentan. Y, gracias a su superabundancia, sólo a causa de la sal manteníamos un pequeño comercio con la ciudad de Cesarea.

5. Pero como esta ciudad hace pocos días ha sido un pasto de llamas, con esto desde luego también nuestro comercio se ha acabado. Sin embargo, a nuestra gran alegría, durante estos cuatro días ya hemos hecho la experiencia que también se puede vivir sin sal, pues por algún poder invisible de la naturaleza uno está condenado de vivir…

6. Pues Yo y todos nosotros consideramos la vida como un castigo para la naturaleza pequeña, la que representamos nosotros los seres animados - separados de la gran naturaleza común. El ser pensativo, consciente de sí mismo, debe sentir todos los estímulos de la vida para que al final tenga que separarse de ellos tanto más dolorosamente tras la muerte segura. Por eso, el concepto del verdaderamente sabio –del cual todos nosotros estamos completamente penetrados– es el siguiente: Aprender tempranamente a despreciar totalmente todo lo completamente inútil, considerar la muerte como una reconciliación con la gran naturaleza y tenerla por la mayor felicidad de cada ser vivo. Una vez que el hombre se haya hecho fuerte y activo en esto, entonces también ha logrado la única, verdadera y mayor felicidad de su vida. Entonces vive completamente satisfecho y anhela ardientemente la muerte por ser el mejor amigo de todo ser vivo.

7. Por cierto también compartimos la desgracia en cualquier persona a la que podemos ofrecer y dar nuestros servicios con nuestros medios tan escasos; pero por una causa altamente verdadera compartimos también la desgracia de cada hombre que con trabajo y pena se esfuerza a alcanzar algo en el mundo. ¿Para qué molestarse y preocuparse por algo que apenas existe de hoy hasta mañana? Pero a aquel que quiere hacernos creer otra cosa, le mostramos solamente las tumbas de los muertos, de las cuales hasta ahora nunca un ser ha resurgido con vida nueva. Volveremos a ser lo que éramos: tierra para el alimento de las plantas afortunadas, las que existen y no sienten que viven ni piensan que perecerán. Oh, ¡qué grande y santa es la no-existencia comparada con la vida claramente consciente!

8. Según parece sois una sociedad artística bien organizada e intentáis a lograr la dicha terrestre para vosotros. Nosotros que somos totalmente dichosos, sólo podemos compadeceros si queréis buscar la buena suerte de la vida en otro campo que precisamente en aquel único en que se puede hallarla de manera duradera. ¡Quedaos aquí y construíos pequeñas cabañas como las nuestras! ¡Conformaos para esta vida vana e insignificante con lo más mínimo posible, y con el tiempo sabréis y reconoceréis la gran verdad de lo que acabo de deciros!

9. Y tú, orador principal, también aún vas a percibir que este mi saber más real vale mucho más que tu verdadera fe que no debe tener la menor duda. ¿Qué te sirve si con tu verdadera fe desplazas enteras filas de montes, pero al fin de todo te tocarán la muerte y la aniquilación definitivas? ¡Todos nosotros no somos sino un juego de la gran naturaleza entre la Tierra, la Luna y el Sol! Entre estos tres se forman accidentalmente leyes, y sus consecuencias vivifican momentáneamente el suelo terrestre. Por supuesto, esto los ciegos poco iluminados no lo reconocen; pero nosotros que ya hemos pasado por muchos rayos del Sol lo hemos aprendido y con la mejor conciencia de todo el mundo podemos hacer saber a cada uno qué es la vida y qué hay que esperar de ella».

10. A eso Aziona se calló.


Capítulo 176. Juan desvela la vida de Aziona.

1. «Estoy sorprendido de tu elocuencia y de tus puntos de vista sobre la vida, las que en parte realmente no son de rechazar», dijo Juan. «Pero que crees que esta vida no tiene valor alguno y que solamente es un juego de la naturaleza, ¡de verdad te digo que en eso te equivocas enormemente! ¿Acaso nunca has oído hablar algo de un Dios, El que de por Sí ha creado el cielo y la Tierra, y todo lo que existe en estos? Con facilidad se observa cierto orden en todo lo que hay: La conveniencia de los miembros de un animal y aún más de un hombre. Y, ¡qué perfectos y bien calculados son los ojos y las orejas!

2. Si piensas un poco más sublimemente, ¡¿acaso puedes tú suponer que todo eso únicamente lo pueden haber causado algunas leyes totalmente muertas?! ¡Oh, en este caso a pesar de tu sabiduría imaginaria eres muy pobre, y ahora comprendo muy fácilmente por qué hallas esta vida tan digna de desprecio! Aunque con tus compañeros hayas recorrido muchos países y hayas visto y experimentado mucho - ¡todavía nunca te has preocupado de la mejor parte de la vida!

3. Al principio tú solamente te has sacrificado por el bien material de la vida; pero como sucede muchas veces en este mundo, no tuviste la suerte de conseguirlo porque no eras ni mucho menos un mago especial, y para eso tampoco tenías suficiente conocimiento del mundo - único medio con el que se puede engatusar eficazmente a los incautos del mundo, desde la mañana hasta la noche. De modo que así no eras capaz de realizar tu dicha terrestre –con la que antes habías soñado muchas veces– porque tu arte, como ya dicho, no era muy avanzado ni muy desarrollado a pesar de tus viajes lejanos... Pero aún voy a mostrarte el motivo muy sencillo para que sepas, cómo por la fe firme puede descubrirse lo más interior y lo más escondido de un hombre.

4. Mira, en tu corazón estabas bien consciente de que en todas tus artes y ciencias eras un pobre chapucero y que no podías permitirte de producir tus artes insignificantes en una ciudad grande en presencia de hombres de buena educación, de comprensión y de muchas experiencias; aunque sólo en las grandes ciudades habrías sido capaz de reunir abundantes tesoros terrestres. Siempre tenías que buscarte algún pueblo tonto y estúpido de capirote, el que con facilidad podías meter en el bolsillo; no obstante, como un pueblo estúpido siempre es un pueblo pobre, nunca podías hacer grandes ganancias.

5. Cuando viniste a Iliria, tus negocios iban de mal en peor y tú te ponías furioso. Luego en la aldea de Ragizán se te acercó un griego que te ensalzó Atenas y para allí te prometió que ibas a ganar montes de oro. Sin embargo, este griego no era más que un común navegador costera, y sólo intentaba hallar pasajeros para sus góndolas con rumbo a Grecia. Si en Atenas ibas a tener buenas ganancias o no, esto no le importaba. De modo que te arreglaste con el griego para que te llevara a Atenas, donde después de un cabotaje aburrido de tres semanas llegaste sano y salvo. Pero allí, en la antigua ciudad clásica, ya tu primera actuación fue un mero abucheo.

6. Eso a ti y a tus compañeros os puso de mal humor, y a causa de tus experiencias hechas empezaste a tratar con los griegos como un sabio, con lo que pronto encontraste muchos oyentes que con mucho gusto te pagaban algunos dracmas por oír tus relatos; pues nadie oye tan gustosamente narrar de viajes hechos como los griegos, aficionados de viajar. Cuando de esta manera durante cierto tiempo ya habías tratado con los griegos, llegasteis a conocer una especie de sabios seguidores de la doctrina de cierto Diógenes. Simpatizabas con estos porque, a pesar de su pobreza evidente, estaban muy alegres y de buen humor. A ti te parecía muy extraño que hombres que se encontraban en profunda pobreza podrían ser tan alegres y satisfechos. Pues pronunciaban discursos sabios y siempre estaban muy moderados en sus comidas y bebidas. Empezaste a informarte cada vez más detalladamente por el motivo, y te lo comunicaron...

7. Cuando tú y tus compañeros estabais iniciados en tal doctrina de la satisfacción total de las condiciones de la vida, pronto decidisteis a regresar aquí, de donde habíais salido, y estableceros en una región abandonada y sin dueño, en la cercanía de la ciudad Cesarea, y aquí fundar una colonia humana - aunque sea pobre pero en todo caso tan feliz como posible. Y tal como aquí llagasteis y os asentasteis hace unos diez años, así estáis todavía hoy en día.

8. Como judíos de nacimiento habéis abandonado la doctrina de vuestros padres – la que nunca habéis practicado seriamente porque os habéis escandalizado con las acciones de los fariseos– y habéis adoptado aquella de estos paganos que os parecía más sabia. De esta manera os habéis hecho completamente impíos pues en vez de a un Dios habéis asignado el poder a la gran naturaleza. Con eso os imagináis haber hallado la piedra filosofal; pero te aseguro con la mejor conciencia del mundo que con eso sólo os habéis alejado cada vez más de Él.

9. Si tú eres un verdadero sabio, entonces cuéntame ahora lo que yo desde mi juventud he hecho, lo que he estudiado, mi profesión, lo que era y lo que ahora soy. Pues en pocas palabras yo te he descrito tu conducta palpablemente casi desde tu nacimiento cómo te ha ido en el mundo - y no habrá ni un solo error… Y si el tiempo lo permitiera también te describiría toda tu vida con todos los detalles. ¡Juzga ahora tú mismo quien de los dos es el más sabio, yo con mi fe completamente exenta de duda o tú con tu incredulidad o falta total de fe!».


Capítulo 177. La verdadera fe viva.

1. Juan estaba totalmente sereno, pero Aziona se quedó boquiabierto pues dijo a Juan: «Oye, mi amigo más apreciado… ¡Lo que ahora acabo de oír de tu boca es más que mi despensa llena de víveres, y con mucho es más que lo del agua transformado en vino! ¡Pues lo que me acabas de decir es pura verdad desde el alfa a la omega! Tú nunca me has visto ni hablado antes, y conoces tan perfectamente todas mis relaciones de Vida y las de mis compañeros, como si tú vivieses con nosotros. Esto es mucho… ¡es algo que empieza a dejarme perplejo! Que tu compañero que habló primero sabía mi nombre, esto no me llamó en absoluto la atención porque toda Cesarea lo conoce pues es posible que desde allí os hayan mandado aquí. Pero nadie de nosotros nunca ha referido a persona alguna las peripecias de mi vida, y por eso no te era posible enterarte de ellas, - ¡pero tú sabes todos los detalles, mis pensamientos, resoluciones e intenciones interiores que muchas veces ni los participé a uno de mis compañeros! Amigo, ¡eso es algo que no puede explicarse de modo natural!

2. Dicen que en otros tiempos en Egipto había sabios que podían presagiar de las líneas de la mano y de la frente de un hombre, lo que este había hecho y lo que había de esperar en lo sucesivo; también había ciertos “durmientes del Templo” que en cierto sueño de éxtasis predecían diversos sucesos que ya existían o que habrían de suceder o existir. Pero, ¡en qué imágenes más místicos producían estos trastos de oráculos! Ahí hacían falta otros sabios, los que a los legos explicaban estos oráculos totalmente incomprensibles de una manera muy graciosa y lista - explicaciones en general muy pomposas y costosas, después de las cuales el interrogador sabía justamente lo que nunca deseaba saber u oía lo que ya sabía hace mucho tiempo. Pero tú me decías todo sin sueño en el Templo, sin ver mis manos ni pronunciar palabrerías místicas. ¡Tal presagio me gusta mucho! Pero ahora me interesa saber: ¿Cómo es eso posible? Salvo para una Fuerza divina que ve y siente todo, ¡esto es totalmente impensable! ¿Acaso algo así se podría realmente alcanzarlo sólo por una fe plena?».

3. «¡Sí, amigo», dijo Juan, «pero depende mucho de lo que se cree! Alguien podría mentirte y tú podrías creer fuertemente lo que había dicho. Entonces tal fe firme sin duda alguna no tendría efecto, porque donde no hay una base muy firme, ¡allí no se puede construir una casa!».

4. «Todo eso lo comprendo bien», dijo Aziona. «¿Pero dónde está la piedra de toque mediante la cual yo podría convencerme perfectamente que lo que alguien me ha presentado a creer es la plena verdad?».

5. «A pesar de que ya hemos hablado sobre este tema», respondió Juan, «para darte una pista especial, te digo que Dios, el Señor del Cielo y de esta Tierra, a cada hombre que aspira a la verdad le ha puesto un sentimiento en el corazón que reconoce la Verdad mucho antes que una razón más desarrollada.

6. En este sentimiento mora también el amor a la Verdad a la que percibe como tal, pronto la penetra con su calor vital, y de esta manera la vivifica. Cuando la fe –como Verdad penetrada por el amor– una vez está vivificada, entonces también empezará a moverse y por fin ella misma empezará a actuar. Pues sólo tal actividad llena de confianza garantiza el éxito perfecto de lo que se cree sin duda alguna en su corazón - y no en el cerebro de la cabeza...

7. En el cerebro el alma sólo tiene sus ojos, sus orejas su olfato y su sabor; pero estos sentidos no surten vida, pues estos mismos no son más que efectos de la vida.

8. Si una fe debe actuar, entonces tiene que ser en unión con la Vida misma - y no parecido a los ojos, a las orejas, a la nariz y al paladar, quedarse como meros efectos aislados de la Vida sin unión más estrecha que solamente aquella de su uso exterior necesario. Pero una vez que tu fe para con la Verdad haya llegado a ser una sola cosa con tu Vida, entonces ya ha excluido de sí misma toda duda, de modo que esta fe viva sólo necesitará querer y ya acontecerá lo que ella quiera».


Capítulo 178. El camino para llegar a la fe verdadera.

1. (Juan:) «La auténtica fe verdadera de un hombre que empieza a creer parece al mosto del vino puesto en el odre. Pues si se trata de un verdadero mosto de uvas, este pronto empieza a fermentar. Mediante esta fermentación se deshace de todo que no es auténtico vino. Cuando de esta manera ha quitado de sí todo que no era de su género, entonces se transformará en un vino puro y fuerte que a su degustación vivifica todo, porque en sí mismo en cierto modo es vida. Pero si llenas los odres de otros líquidos, entonces estos no fermentarán o a lo sumo entrarán en putrefacción, pues apestarán y el odre quedará atacado y estropeado.

2. El corazón humano es igual que el odre porque mediante la Verdad se hace más y más fuerte y vivo, mientras por la mentira y el embuste –a pesar de ser el portador de la vida– finalmente le tocará la muerte definitiva.

3. Si en tu corazón crees en un Dios, entonces también Le amarás, porque en el corazón todo está penetrado por el amor. Pero si amas a Dios, entonces la Fuerza altísima de Dios ha entrado en tu corazón y así en tu Vida misma.

4. La Fuerza de Dios no es limitada sino penetra toda la infinitud eterna. Si en la unión con la Fuerza divina quedas excitado en el fondo de tu alma, entonces al mismo tiempo también se excita la Fuerza divina en ti, y si esta Fuerza en ti quiere algo, infaliblemente sucederá lo que ella quiera…

5. Cierto es que según el exterior soy enteramente un hombre como tú, pero en mi corazón ya no existo solamente para mi mismo, sino a causa de mi gran amor para con Dios, su Fuerza vive en mi corazón y se ha hecho uno con mi amor. Es por eso que a partir de la Fuerza se Dios yo era capaz de percibir todo lo que en vuestros viajes ha ocurrido contigo y con tus compañeros. - En eso estriba todo...

6. En primer lugar debes reconocer a Dios, y para eso tienes una razón bien establecida. Pero la razón sola no es suficiente. Lo que comprendes debes aceptarlo tan pronto como posible en tu corazón o en tu vida y con estos vivificarlo, pues de esta manera ya te hallarás en el camino correcto. - ¿Me has comprendido bien?».

7. «Me parece que te he comprendido bien, pero ¿qué puedo hacer si el corazón ya está lleno de inmundicias como mentira y engaño? ¿Cómo puedo echarlos afuera?».

8. «Acepta sólo la Verdad, ¡porque esta hará lo suyo también sin tus manos! Cuando durante la medianoche observas la oscuridad, ¿vas a pensar con intranquilidad cómo esta, sí, cederá ante el día venidero?... ¿Quién la quitará?... ¡Pero yo te digo que no te preocupes de eso! ¡Deja que salga el Sol del día, y pronto este acabará con la oscuridad, tan densa que fuera! De la misma manera como Dios actúa en la gran naturaleza exterior de los mundos, así Él también surte efecto por medio de su Sol de Gracia vital en el corazón humano. - ¿Comprendes esto?».

9. «¡Sí, lo comprendo», dijo Aziona, «pero ahora permíteme que me dirija a algunos de mis vecinos para decirles abiertamente lo que acabo de saber aquí!».

10. Acto seguido nuestro Aziona se despidió y se apresuró hacia sus vecinos, los convocó en voz alta y les contó detalladamente lo que ahora había experimentado, visto y oído.


Capítulo 179. El sueño de Hiram.

1. Los vecinos se asombraron mucho sobre todo lo que oyeron y uno de ellos dijo: «Cosa más extraña… Verdad es que no tengo ninguna opinión sobre los sueños, ¡pero mi sueño que yo tenía la noche pasada parece confirmarse como real ante este encuentro tan singular!».

2. En seguida Aziona le invitó de su manera impetuosa: «¡Anda!, ¡y cuenta de prisa todo lo que has soñado! ¡Y no omitas nada, porque todo puede ser de gran importancia!».

3. «¡Paciencia, amigo mío!», respondió el vecino, «porque se debe buscar el sueño, recogiéndolo de todos los rincones de su ánimo, porque a ti nunca se te debe venir con un relato torpe! Bueno, ya lo tengo, ¡escúchame pues con paciencia!

4. Yo estaba en la orilla de nuestra bahía casi innavegable para todos los navíos algo más grandes. De repente vi en el oriente extenderse un resplandor considerable, más claro y luminoso que el Sol durante el mediodía. Sondee en todas las direcciones; pero nada quería mostrarse parecido al sol, de lo que habría podido salir este resplandor.

5. Yo contemplaba este resplandor con un placer más y más creciente y pronto después descubrí un gran navío que iba a entrar un nuestra bahía. Este navío era tan luminoso que en seguida me quedó claro que el anterior resplandor sólo podía provenir de este navío. Pronto también percibí hombres en este navío de Luz, entre los cuales había uno que lucía más que el Sol del mediodía. Pero también los demás, con excepción de uno sólo, lucían fuertemente –parecido a las pequeñas nubes blancas iluminadas del Sol– como si recibiesen el brillo resplandeciente de aquel hombre particular... Este navío se aproximó rápidamente a nuestra colonia. Yo empecé a tener un gran miedo a causa de la Luz que continuaba haciéndose más y más fuerte, por lo que traté de esconderme rápidamente en mi cabaña. Pero luego desperté y entonces me di cuenta que todo sólo era un sueño.

6. Aunque yo, como cada uno de nosotros, no doy importancia a los sueños, aun así este sueño de Luz tan particular me ha preocupado hasta ahora, pues muchas veces me decía en mi interior: “¡Este sueño no es un sueño vacío común; porque este se realizará de una u otra manera correspondiente!”. Y mira, ¡ya tenemos el cumplimiento del sueño delante de nosotros!

7. ¡Vayamos rápidamente allí porque me consuno de ansia para ver el navío, si tiene cierta semejanza formal con el que he visto en mi sueño! También he visto a los hombres claramente desde poca distancia, de modo que recuerdo bien sus fisiognomías. ¡De verdad, sería muy curioso si el navío y también los hombres que en mi sueño he visto en él tuviesen cierta semejanza con tus huéspedes maravillosos! Por eso, ¡vayamos en seguida a ellos, antes de arriesgar que zarpen!».

8. A eso toda la vecindad se levantó y se apresuró hacia nosotros.

9. Cuando ahora se encontraban delante de nosotros, el soñador exclamó en voz alta: «¡Sí, hermano Aziona! ¡Este es exactamente el mismo navío y también son los mismos hombres, sólo todo sin aquel resplandor de Luz!».

10. En este momento Yo mismo le llamé por su nombre: «¡Hiram!, ¿qué opinas tú de tu sueño? ¿Y tú, Aziona?».

11. «Queridos amigos maravillosos», dijo Hiram, «¡no puedo decir otra cosa que mi sueño se ha cumplido perfectamente, por lo menos en lo que se refiere la forma! Sólo que ahora la Luz no está visible, ¡pero tal vez volvemos a verla cuando este claro día del sol se recubrirá con la capa nocturna de las estrellas!».

12. Dijo Aziona: «Yo diría que en este caso ni siquiera hace falta un resplandor luminoso exterior, porque estos queridos amigos rebosan de la Luz de la Sabiduría vital interior inconcebible. Pues yo diría más bien que únicamente tú, mi querido amigo Hiram, en tu sueño verdaderamente singular has visto el luminoso resplandor espiritual de estos hombres. Pero de eso estos queridos hombres y amigos desconocidos ya nos informarán adecuadamente».


Capítulo 180. La visión del alma en el sueño.

1. Luego dijo Juan: «¿Ya ves, amigo Aziona, cómo empieza a amanecer espiritualmente en ti? Porque a tú amigo y vecino Hiram tú has dado una explicación completamente correcta sobre el resplandor luminoso en su visión durante el sueño. ¡Pues es exactamente así! En el sueño únicamente el alma ve espiritualmente, con sus ojos espirituales, y por eso sólo puede ver lo espiritual. Y de este modo, con anticipación, sólo Hiram ha podido vernos espiritualmente».

2. Contestó Aziona: «Pero Hiram vio no sólo la Luz sino también la materia según la forma como ella es aquí. ¿Con qué ojos vio a esta?».

3. «Cuando hoy llegamos hace unas tres horas, tú y algunos de tus vecinos estabais presentes, y sólo Hiram estaba ausente», dijo Juan. «Cuando se acercó el mediodía, todos se dieron prisa a reentrar en sus cabañas por el almuerzo frugal, y sólo tú quedabas para darnos de comer y de beber. Si Hiram hubiese formado parte de aquellos que contigo nos han recibido aquí, entonces tú habrías reconocido más temprano cómo de vez en cuando también con los ojos espirituales del alma se puede ver y percibir formas materiales. Pero ahora habrá que demostrártelo poco a poco; pues según el antiguo proverbio ningún roble cae de un solo golpe».

4. Preguntó Aziona: «Dime, querido amigo sabio, ¿por qué yo lo habría entendido más temprano si también Hiram hubiera estado presente?».

5. «Pues sabes, evidentemente todo eso tiene sus dificultades», respondió Juan. «Hiram en seguida nos habría reconocido como los mismos que había visto en su sueño de Luz, con lo que nuestra conversación habría tomado otro rumbo y sin duda habríamos llegado antes a este punto. Pero como hemos llegado más tarde a este particular, a causa de motivos enteramente naturales también vas a obtener la explicación de este secreto un poco más tarde».

6. «Eso por supuesto, es algo muy natural», dijo Aziona; «pues eso sucede con todas las cosas en el mundo. Cuanto más tarde se empieza con algún trabajo que requiere cierto tiempo, tanto más tarde se lo terminará».

7. Dijo Juan: «Pero ahí todavía hay otro motivo que tú ahora aún no puedes entender tan rápidamente. Con el tiempo también ahí vas a ver más claro, sólo que ante todo tienes que adquirir un poco más de paciencia. Pues ¡sólo con paciencia finalmente se puede vencer todo el mundo en su interior y también en su exterior!».

8. Dijo Aziona: «Paciencia, de veras, no es mi flaco, - pues esta siempre me ha faltado, pero en casos en que haga falta, ya podré también ser paciente».

9. «En realidad, tu habrás querido decir que en tu caso la paciencia no es una cuerda fuerte sino sólo una muy floja que con facilidad e intención se rompe… ¿Acaso esto no es verdad, amigo Aziona?».

10. «¡No debéis buscar sólidos conocimientos lingüísticos con nosotros», dijo Aziona; «pues sólo hablamos según nuestro viejo uso del idioma y este, en lo que se refiere al sentido, por casi todas partes es diferente… Pero como acabas de hablar de cuerdas fuertes y flojas, ¡casi diría yo que también sois músicos y cantantes!».

11. Respondió Juan, sonriéndose: «¡Pues sí, ahí habrías podido tener cierta razón; porque desde tiempos inmemorables en todos los pueblos de la Tierra entre los judíos la música y el canto han sido los más presentados; aunque propiamente dicho no somos ni músicos ni cantantes como se los encuentra ahora frecuentemente con nosotros en Galilea. - Además, con la expresión “cuerdas fuertes y flojas” no me refiero a las cuerdas de un instrumento musical sino únicamente a la parte moral del ánimo humano. Pero a pesar de eso, también somos músicos y cantantes - pero eso únicamente profundamente en el sentido espiritual… ¿Comprendes esto?».


Capítulo 181. La concepción del mundo estoica y naturalista de Hiram.

1. Acto seguido Aziona dijo: «No, ¡esto no lo comprendo en absoluto! ¿Cómo debo entenderlo?».

2. Dijo Juan: «Como eres judío, ¿ya habrás oído hablar alguna vez algo de los Salmos de David, del Canto de los Cantares de Salomón y de las Lamentaciones del profeta Jeremías?».

3. Dijo Aziona: «Oh, ¡por cierto! ¡Aunque todavía he oído poco de estos y he comprendido aún mucho menos!».

4. Dijo Juan: «Mira, estos son música y canto espiritual porque por el Espíritu de Dios fueron inspirados a los cantantes mencionados. ¿Ahora ya lo comprendes mejor?».

5. Dijo Aziona: «Bien, ahora empieza a amanecer un poco en mí, pero aún no me corresponde elogiarme a causa de mucha comprensión clara. - Hiram, ¿cómo entiendes tú este asunto?».

6. «¡Exactamente como tú!», dijo Hiram. «Me parece que aquí sopla una especie de olor espiritual… Si ahora estos queridos amigos maravillosos se ponen a cantar ante nosotros el Cantar de los Cantares de Salomón, ¡entonces me marcharé! Porque con este cantar pueden darme caza como a una gamuza sobre todas las cimas de los montes… Eso, según la expresión de los boticarios conocida a ti, es una auténtica quintaesencia de la estupidez humana, a pesar del hecho que Salomón, como dicen, en sus tiempos había sido uno de los reyes más sabios de los judíos...

7. No quiero objetar nada a los Salmos y las Lamentaciones de Jeremías, pues se dice que en ellos hay muchas cosas buenas y nobles, y muchos presagios tenidos bastante obscuros de un venidero Mesías de los judíos, a guisa de la Ilíada de los griegos. (Poesía heroica del poeta griego Homero.) Pero todo eso es una poesía muy hermosa, detrás de la cual ni siquiera se esconde mi hermoso sueño de Luz que acaba de realizarse aquí. Los pobres mortales siempre se consuelan tan bien como puedan con muchas cosas buenas; pero ¿dónde está ahí la realidad efectiva? Esta queda eternamente atascada en el camino, y cada hombre con todas sus ilusiones más bellas por fin encontrará el cumplimiento allá abajo en la tierra fría. Eso es y sigue siendo la eterna verdad; todo lo demás se pulveriza en la antigua nada vanidosa.

8. Es verdad que hace tiempo Aziona me ha dicho algunas cosas muy notables, en las cuales evidentemente se esconde alguna verdad secreta, todavía desconocida a nosotros. Consta que desde Moisés, Sócrates y Platón la querida Tierra ha llevado diversos hombres extraordinariamente sabios, a los que se habría podido muy bien tener por dioses. Por cierto, estos hombres existían y todas las fuerzas de la naturaleza obedecían sus señas. Sin embargo, aun así ellos envejecían, se hacían más débiles y decrépitos, y al final de sus días a pesar de todo se manifestaba que ellos eran hombres mortales y perecederos. Pues han pasado a la misma nada como aquellas nimiedades parecidas a nosotros que nunca tenían la idea de querer ser algo en el mundo. Por eso, en este mundo lleno de muerte, ¡todo es vano!

9. Muy superficialmente se habla de un reino de almas que existe en algún lugar en un Más Allá. Pero, ¿dónde está? ¿Y quién ha visto alguna vez un alma y su futuro país de estancia? ¡En poesías y leyendas, sí, se encuentra una gran multitud sobre este particular! Aquí en este pueblo tan pequeño y abandonado de la Tierra somos bastante muchos, pero entre nosotros no hay ni uno solo que, con certeza, podría afirmar que alguna vez haya visto o sentido vivamente un alma. Lo que no se manifiesta a cada ser humano en su vida –a pesar de que el hombre también debería tener el derecho a este saber– sino en general únicamente a los diversos sacerdocios y a otros individuos parecidos a estos, para un hombre de pensamientos muy claros felizmente no será difícil de adivinar sobre qué fundamento y para el provecho de quién tales leyendas, poesías e incluso doctrinas han sido producidas. ¡Dichosos son aquellos a quienes semejantes combinaciones de palabras altisonantes puedan dar cualquier consolación y tranquilidad! Queridos amigos, nosotros hemos reconocido y entendido claramente algo mejor, a saber, la misma antigua verdad eternamente igual en su profundidad más profunda, y precisamente en esta hallamos nuestra consolación y tranquilidad mayores: regresar lo antes posible a la vieja nada, dado que en la no-existencia se encuentra evidentemente el descanso más bienaventurado.

10. Que nosotros ahora existimos, vivimos, pensamos y sentimos, esto ya es uno de esos juegos propios e incomprensibles de la naturaleza. Los vientos juegan con las olas del mar y estas están furiosas y braman como si quisieran devorar toda la Tierra junto con sus montes. Pero pronto los vientos se calman y se acaba la fuerza poderosa de las olas. También hay nubes negras cargadas de tormentas. Se debería creer que el fin del mundo ha venido; pero muy pronto la tormenta habrá terminado y de nuevo vuelve la antigua calma. Y así cambia el gran juego de la naturaleza. Todo pasa y también vuelve a venir; sólo la gran naturaleza sigue siempre siendo la misma. El Sol, la Luna, las estrellas y esta Tierra siempre son los mismos, y las apariencias y sus juegos también.

11. Ved, queridos y muy apreciables amigos, podéis hacer lo que queráis y podéis. Podéis hablar, escribir y enseñar de la misma manera, con mucha sabiduría, ¡y todo es vano! Sólo lo que yo os he dicho llevado por mi sencilla pobreza altruista y desinteresada es y siempre seguirá siendo verdad. Esto ya enseña a los hombres la experiencia de cada día, y esta –en calidad de una doctrinadora y maestra viejísima de todas las criaturas– no conoce excepción alguna porque ella es propiedad de todas las criaturas como estos dos ojos pertenecen a mí, mientras yo viva. Todos los demás sabios y profetas habían sacado su sabiduría y sus conocimientos de sus predecesores y con estos querían afrontar y desafiar la antigua experiencia, ¡pero todo era inútil y en balde! Allá abajo ya hace mucho tiempo se han aniquilado y nada ha quedado de ellos sino sólo sus sabias doctrinas vanidosas y algunas de sus proezas. Sólo seres espirituales débiles que están apegados a esta vida más fútil todavía pueden hallar algún placer en tal trastorno cerebral, y algunas veces hasta una consolación hueca...

12. Esta es ahora mi concepción de la vida. Si tal vez tenéis otra mejor, ¡hacedla oír, y con mucho gusto voy a ver si sois capaces de decirnos todavía algo que corresponde aún más a la verdad! No obstante, ¡ya lo sé de antemano que no podéis ofrecerme algo más verdadero y sólido, porque no lo hay en ninguna parte, ni podrá haberlo!».

13. En secreto Pedro me dijo: «Señor, ¡este habla un poco hebraico! Verdad, si yo no hubiese hecho experiencias tan extraordinarias Contigo, entonces este sería el primero que me dejaría sin voz».

14. «¡Espérate un poco», le dije, «porque ellos son muy lejos de haber dicho todo! ¡Estos aún nos vendrán con más concentración! Por algo os he dicho con anticipación que tendréis que concentrar vuestras fuerzas para cambiar sus ideas y, lo que es aún más importante, de llevarlos a amar la Vida. - Ahora, Juan, ¡continúa!».

15. Un poco apocado, Juan me respondió: «Señor, pero continúa poniéndome las palabras en la boca, porque hace un rato me dejaste hablar algunos momentos sin tu Intervención, y yo estaba - ¡no sé dónde! Evidentemente no he hablado algo inconveniente, pero me di cuenta que no me he quedado en la línea pues me sentí un poco perdido».

16. Dije Yo: «Mi querido Juan, ¡no te preocupes! Lo que has hablado era bien y en mejor orden, ¡pues todo debía acontecer exactamente así! Por eso, ¡continúa con ánimo y gozaremos de uno de los triunfos más hermosos!».

17. Eso dio valor a Juan, y sin pérdida de tiempo volvió a hablar, y eso con aún más espíritu y valor que antes.


Capítulo 182. La fuerza creativa del alma humana en el sueño.

1. Juan reanudó la conversación, diciendo: «Mi amigo Hiram, esta noche tenías un sueño al que llamas un “sueño de Luz”, y tú pretendes de habernos visto a todos nosotros y también el navío, arribando en esta bahía. Tu propia confesión espontánea nos hizo saber que somos los mismos hombros que tú habías visto en tu sueño. ¡Ahora explícamelo según tu sabiduría –la que de ninguna manera es de despreciar– cómo esto era posible! Porque si sólo tuviéramos nuestros cuerpos y no almas –las que finalmente también pueden seguir viviendo sin cuerpo–, ¿cómo habríamos podido manifestaros como almas a tu alma despierta y activa durante tu sueño corporal, mientras estos cuerpos nuestros durante ese tiempo estaban lejos de aquí - en la cercanía de Cesarea?».

2. «Muy bien», dijo Hiram. «Pero si eso en serio eran vuestras almas, las que libres de sus cuerpos de antemano ya sobrevolaban esta bahía, entonces quiero saber si vuestro navío también tiene un alma… Mira, amigo, ahí hemos llegado de nuevo al punto litigioso, sobre el que mi amigo Aziona ya antes pedía una explicación, pero tú le habías reprendido de tener más paciencia. ¡Ahora estoy muy curioso saber cómo tú vas a responder a esta pregunta escabrosa!».

3. En este momento Juan tomó el cántaro y dijo: «Amigo, ¡veo en tus ojos que tienes sed! ¡Toma y bebe antes, y luego continuaremos hablando!».

4. Dijo Hiram: «¿Es eso quizás un brebaje mágico de India que embriaga y luego se consiente en todas las tonterías de los hombres?».

5. Dijo Juan: «Aziona se encuentra a tu lado, ¡pregúntale si esto es un brebaje mágico de India!».

6. Enseguida Aziona dijo: «¡Bebe de ello, y te sentirás muy bien!».

7. Dijo Hiram: «¡Bajo tu responsabilidad, hermano!». Luego Hiram levantó el cántaro y tomó unos cuantos tragos fuertes, pues también era un hombre grande y muy fuerte. Cuando había apagado su sed, con asombro dijo a Aziona: «¡Vaya, vaya! ¿De qué fuente has sacado esta agua tan magnífica?».

8. «¡Eso ya te lo he dicho al lado de tu cabaña», dijo Aziona. «¡Pues esta es la misma agua de mi fuente –que de todos modos te es bien conocida– que estos amigos maravillosos han transformado en vino!».

9. Respondió Hiram: «De veras, ¡también a mí me gustaría poder realizar este arte; pues tal bebida de vez en cuando me podría sazonar un poco esta vida pasajera! ¡Consta que este es el mejor vino que jamás ha corrido por mis labios! ¡Tan sólo por amor a un vino como este, el hombre podría vivir sin fastidio durante varios miles de años! Vamos, ¡dame el cántaro y déjame tomar algunos tragos más!».

10. Aziona dio el cántaro a Hiram, y este tomó aún algunos grandes tragos más, dio las gracias a Juan y dijo: «¡Esto, mi querido amigo, ha salido muy bien! Si ahora con lo de suministrar la prueba referente el alma del navío tienes la misma suerte, ¡esto será otra cuestión!».

11. «Querido amigo, ¡eso con mucha más facilidad!», le respondió Juan. «Pero antes debes saber que cada alma ya perfeccionada espiritualmente y conectada más estrechamente con el Espíritu de Dios, también es un poco todopoderosa, y por eso para ella es fácil el crear en un momento tal navío y, si hace falta, mostrarlo a un alma ajena como producto de su fuerza creadora y eso también como si existiese en la naturaleza. Y ves, eso era también el caso la noche pasada y así tú como alma has podido ver un navío que nos traía - ¡sin que por eso nuestro navío necesitara un alma! En tu sueño también nos has visto con los mismos vestidos en los que ahora nos ves en la naturaleza: entonces nuestros vestidos también deberían tener un alma… Pero estos, en cierto sentido, son solamente un producto de creación temporal del alma en unión estrecha con el Espíritu de Dios.

12. De esta manera en tu sueño nos has visto tal como somos, manifiestamente, con los ojos espirituales de tu alma, y nosotros sabíamos muy bien que precisamente tú, el hombre más testarudo y obstinado en su fe, tendrás que vernos. Y por el momento nosotros también lo queríamos así, para tener algo con lo que podríamos abrirte un poco los ojos; porque si nunca hubiéramos estado en el mundo o aquí presentes, ¡de verdad te digo que nunca nos habrías visto en un sueño tan claro como fuera! Pero como vivimos y existimos, y a saber según el Espíritu en Dios ya desde la eternidad, así nos resultaba fácil el despertar en esa noche del sueño por unos momentos tu alma de su cuerpo, para el fin previsto desde hace mucho tiempo, con objeto de que ella en la Luz grande viera con anticipación lo que iba a suceder. ¿Puedes llamar eso también un juego de la gran naturaleza?».

13. «Querido amigo, ¡no debes tomarme a mal si de costumbre hablo tal como pienso!», dijo Hiram. «Mira, ya de tus primeras palabras he descubierto que en tu manera eres un gran sabio y un maestro de la elocuencia. Para tu talento oratorio es muy fácil hacer de un oso un lobo - como dice uno de nuestros proverbios muy en uso.

14. Te he narrado fiel y abiertamente el sueño que he tenido, y tú puedes ahora con facilidad hacer de él lo que quieras. Sabes que después de todo eso, en realidad, no es un gran arte hacer un profeta, porque un buen dialéctico puede servirse de todas las circunstancias. Y de este modo, como se dice, puede formar un concepto sin previa preparación, una idea, que en su conjunto no deja nada de desear. Hombres imprudentes, superficiales y dotados de poca experiencia con eso ya quedarían atascados; pero también la razón fría, tranquila y libre de todas pasiones de un hombre de muchas experiencias necesita un poco más que sólo una dialéctica excelente de un hombre joven por cierto también probo, honrado y muy dotado!

15. Francamente dicho, de todo que me has explicado sobre mi sueño no se puede rechazar ni reprobar absolutamente nada, y vale mucho la pena de reflexionar sobre todo lo que me has dicho. Pero voy a objetarte algo de mis muchos conocimientos y mis experiencias. Si puedes explicármelo de una manera suficiente y satisfecha, entonces pronto estaremos de acuerdo».

16. «Espera, amigo», dijo Juan. «Para convencerte más plausible y fundadamente de la interior fuerza vital del alma en el cuerpo humano te voy a contar ahora –sacándolo de tu alma– exactamente lo mismo que tú querías ahora contarme como prueba en contra de mi afirmación presentada… y lo que según tu opinión es un punto litigioso de tu visión difícil a cascar. ¡Para cada palabra que no corresponde a la verdad puedes darme una bofetada!».

17. «¡Pues, ¡cuenta!», dijo Hiram. «Realmente tengo curiosidad, no obstante sin eso de las bofetadas propuestas por cada error. Pues tales justificaciones y reprimendas nos son desconocidas y nunca las aplicamos - salvo en casos de legítima defensa urgente. ¡Cuéntame de buenos ánimos lo que tú sabes de mis experiencias y aventuras secretas!».


Capítulo 183. Experiencias mágicas de Hiram.

1. Dijo Juan: «Bien, ¡escúchame con paciencia! Mira, tú y todos tus compañeros sois unos pequeños magos. Algunos años antes de ir a Grecia donde llegaste a entrar en contacto con el boticario Aziona, emprendiste un viaje con una hechicera, “Klia” de nombre, a Egipto, donde hicisteis pocos negocios a causa de la insuficiencia de vuestro arte de magia.

2. En Alejandría los rapaces en seguida imitaron vuestras hechicerías - a veces incluso mejor y también más perfeccionadas que las vuestras. De modo que allí habéis conseguido muy poco, por lo que os habéis ido a Cairo. Llegados allí también queríais produciros; pero os dijeron: “¡Demostrad todo lo que sabéis realizar!”. A eso disteis algunas pruebas de vuestro arte, pero ellos se compadecieron de vosotros y dijeron: “Querida gente, ¡aquí tomad unos denarios para el viaje, pero ya no os presentéis en capitales! Pues tal vez en algunos pueblos pequeños aún podréis ganaros alguna cena”…

3. Luego seguisteis vuestro viaje a Karnak, donde tampoco habéis conseguido algo, lo mismo en Elephantine, y a pesar de eso osasteis a ir hasta a Memphis. Pero allí acabaron con vosotros completamente. Si allí no hubiese habido gobernador romano que tenía compasión con vosotros en vuestra gran miseria, entonces lo habríais pasado muy mal. El bondadoso gobernador romano, a causa de la muy hermosa Klia, os dio alojamiento por tres meses y os puso en contacto con una sociedad de magos persas muy rica para que aprendieras algo de la misma.

4. Pero esta sociedad de magos sólo quería ponerse de acuerdo contigo si aparte de de tener que pagar una enorme cuota de aprendizaje aún ibas a quedarte durante diez años enteros, sirviéndola de bracero y esclavo. Entonces calculaste la situación: “¡¿Siendo su esclavo durante diez años y pagar la enorme cuota de 100 libras?¡ Después de servirles nueve años como esclavo, en el décimo año de esclavitud me pueden matar para que su secreto no quede desvelado en Grecia, de modo que desaparecerían mis cien libras junto conmigo. Las cien libras se las habrían tragado los magos - y a mi se me habrían comido los cocodrilos del río Nilo… ¡Eso sí que no!”.

5. Esta era tu buena resolución enérgica, la que íntimamente aprobaste. Pero a los magos les dijiste: “¡Ilustres y sabios artistas, cuando eventualmente como huésped habré visto casi todas vuestras muestras de habilidad mágica, entonces tal vez entraremos en relaciones aún más favorables!”. Pues ahí los magos se dejaban engañar y con sus presentaciones, que tenían lugar dos veces por semana, presentaron sus mayores funciones más atrevidas.

6. A causa de nuestro tiempo valioso no voy a mencionar los demás asuntos que no forman parte de nuestra problemática, sino únicamente los que te han sacado del quicio. Se trata de los siguientes: Se te presentó un árabe lleno de fuerza, de unos 30 años de edad, y con palabras serias que imponían respeto te anunció que sólo por la fuerza de su voluntad y por la imposición de sus manos desnudas hace que a una virgen adivinará y descubrirá los pensamientos y una multitud de cosas secretas de cualquier persona. También dirá la edad y si se deseara, predeciría exacta e infaliblemente el futuro destino, sea dichoso o desgraciado.

7. Te quedaste atónito, como herido del rayo. Acto seguido presentaron la virgen y la sentaron en una cama de descanso. El mago la impuso las manos, a lo que ella se durmió. Pronto después la virgen entró en una especie de éxtasis y empezó a hablar con el mago, a lo que este dijo: “Quien ahora desea informarse sobre algo, que venga, pero siempre a lo sumo tres personas - eso con la observación que hombres a los que ella señalara que se alejasen inmediatamente tendrían que obedecer, porque de lo contrario les podrían suceder inconvenientes. Caso que hubiera alguien con una conciencia no muy limpia, que no se acerque a la virgen, sino que por un intermediario ponga su pregunta únicamente a mí; y luego, en secreto, ya recibirá la respuesta. Este estado de esta virgen durará una hora y media”.

8. A estas palabras de introducción se acercaron varios espectadores que pusieron las preguntas más extrañas, y cada una recibió su respuesta maravillosa. También tú preguntaste por tu edad y por tu destino futuro. Hasta ahora casi todo lo que la virgen te había dicho se ha realizado exactamente, y lo que hasta ahora aún no se ha cumplido, parece que esto ahora mismo está a punto de realizarse. - ¡Dime, si todo ha sucedido como acabo de informarte!».

9. Dijo Hiram, totalmente estupefacto: «¡Esto es más que solamente demasiado… y es más que mil de aquellas vírgenes encantadas! ¡Porque de eso, amigo Aziona, incluso a ti te he dicho muy poco o más bien nada, y a otra persona aún menos! ¿Cómo es posible que tú puedas saber todo esto tan minuciosamente? ¡Ay, para mí tú eres un hombre sumamente especial! De veras, ¡tu cercanía me da escalofríos!».

10. «¡Tranquilo!», le respondió Juan. «No estamos aquí para ocasionaros el menor daño, sino únicamente para haceros tan felices como posible, ¡sobre todo en el sentido espiritual! Pues si no sois felices en el Espíritu, una felicidad terrestre no os sirve para nada… - ¿Quieres que ahora también te explique la creación de los ensueños del famoso mago en Memphis, la que te había dejado lo más perplejo de todo, un arte mágico que por tu sueño de Luz antes nos querías imputar a nosotros?».

11. «Oh, querido amigo, ¡toma las cosas como vienen!», dijo Hiram. «Aunque yo no tenga idea alguna cómo aquel mago haya sido capaz de hacer a sus durmientes soñar sueños determinados, aun así por anticipado estoy convencido que a ti todo ya está conocido detalladamente, y que tú podrías crear lo mismo de una manera mil veces mejor - si así lo quisieras. Pero cómo con tus ojos –o el cielo sabrá con cuáles de tus sentidos– lees en mi las cosas más escondidas como de un libro abierto, esto para mí es y seguirá siendo un enigma hasta la tumba».

12. «¡No lo veas así, amigo mío!», respondió Juan. «No se trata en absoluto de que yo haya querido explicarte la egipcia creación de sueños como ciencia, para que con esta tal vez más tarde pudieras ganarte el pan de cada día más fácilmente - pues en este caso sólo hace falta que te vayas a los esenios, porque ellos te harán lo mismo y quizás también te lo explicarán. - Lo que a mí me importa mucho es demostrarte la gran diferencia entre cómo nosotros a alguien en un sueño más claro podemos aparecer verdaderamente espiritualmente - y cómo aquel mago, que más tarde se ha juntado con los esenios y todavía está con ellos, creaba los sueños en ciertos durmientes».

13. Dijeron Hiram y también Aziona, el que siempre escuchaba con orejas largas: «De veras, ¡de saber de esto tenemos más curiosidad que de nuestra muerte! ¡Por eso, te instamos encarecidamente que nos lo expliques de una manera bien comprensible!».

14. «Pues bien, ¡entonces escuchadme!», respondió Juan. «Ved, cómo nosotros hemos causado en ti el sueño de nosotros y de nuestra llegada, esto ya lo he explicado tan fiel y verdaderamente cómo mi relato de tu viaje a Egipto con tu Klia encantadora, la que te dejó regresar solo a Grecia porque a ella gustaba más vivir en Memphis. Esto ya no necesito repetírtelo, dado que desde siempre tienes una buena memoria. De modo que sólo se trata de explicaros cómo el mago podía producir los sueños en sus durmientes.

15. ¡Mira, toda esa sociedad de magos era muy grande! De aquellos que se producían públicamente sólo había muy pocos; pero de espectadores que estaban de acuerdo con ellos había muchos; sólo que a estos nunca les estaba permitido entrar al mismo tiempo en una ciudad grande como los magos principales. Estos sólo se establecieron allí poco a poco, en parte como comerciantes, como otros tipos de viajantes, y curiosos que habían oído hablar cosas grandes y fenomenales de los artistas maravillosos que debían producirse en esta ciudad. Esto lo publicaban los “anunciadores” que metían mucho ruido para llamar la atención al pueblo. Todos ellos vivían bien del mismo negocio porque de una ciudad grande siempre conseguían llevarse miles de libras.

16. Durante las funciones estos miembros secretos de la sociedad de magos se presentaban como espectadores honestos que, a una señal dada, sabían exactamente cuándo los iban a utilizar para el mayor engaño del pueblo. Entre estos había también varios que a la creación de los sueños tenían que desempeñar su servicio secreto. Con mucha anticipación cada uno de ellos sabía lo que iba a soñar, cuando a la invitación del mago como por casualidad salió de en medio de los espectadores y afirmó patéticamente en voz alta que apuesta mil libras que el mago a pesar de su arte formal no podrá producirle sueño alguno.

17. En general la apuesta fue aceptada y el alborotador subió a la tribuna; y por mera fórmula debía tomar una poción somnífera, la que por supuesto no contenía ni una sola gota de una poción adormidera. El hombre, puesto en una cama, pronto se adormeció profundamente y ningún estrépito era capaz de despertarle de su sueño profundo. Cuando nuestro hombre ya durmió profundamente –se sobreentiende de sí mismo que sólo aparentemente– se presentó el mago, y con énfasis grande e imponente dijo al pueblo preguntándolo: “¿No se encuentra alguien entre los muchos espectadores que quisiera desear qué debe soñar este durmiente - este durmiente que intenta pisotear mi arte mágica?”.

18. Entre las muchas personas iniciadas en el secreto pronto respondió un hombre – sea en forma de un comerciante rico de Roma o de Persépolis, ataviado de oro, o sea en forma de otro convidado, siempre que tenga una buena reputación– y declaró: “¡Déjame intentar, si él va a soñar lo que yo me pienso y de lo que quiero que lo sueñe!”.

19. Luego el mago habló modosamente: “Muy estimable señor, huésped y visitante de nuestra gran producción, ten la bondad de participar tus pensamientos secretamente a los demás honorables señores huéspedes - menos a mí; pues los recibiré del aire por medio de esta varita mágica, y luego haré que aparezcan al durmiente en un sueño claro!”.

20. Acto seguido todo sucedió bajo la atención más viva de todos los espectadores. El mago metió su varita mágica en su boca e hizo como si realmente chupase algo del aire. Por fin puso la varita en su cabeza y con el otro extremo de la varita, sólo durante algunos momentos, tocó la cabeza del durmiente.

21. Luego, para hacer la cosa todavía más llamativa, despertaron al durmiente mediante un tremendo toque de trompetas. Durante cierto tiempo este se restregó los ojos como si no supiese donde se hallaba actualmente. Pero pronto volvió enteramente en sí, y se le preguntó muy amablemente si no se acordaba de lo que había soñado; pues se había apostado mil libras, las que él evidentemente perdería si realmente hubiese soñado lo que el mago quería que lo soñara. Caso que hubiese tenido un sueño distinto, entonces el mago le pagaría instantemente las mis libras. Pero se le recordaba severamente de decir la plena verdad, porque de lo contrario iban a llamar a la virgen maravillosa que le denunciaría como mentiroso ante miles de espectadores.

22. Luego el durmiente, aparentemente un poco desconcertado, empezó a contar su sueño y, al llegar al término de su cuento, todos los espectadores ya dieron testimonio vivo de que se trataba exactamente del mismo sueño que ya habían conocido antes de que el mago todavía lo chupaba con la varita mágica del aire, y luego lo hizo soñar al durmiente.

23. Acto seguido el durmiente hizo como si estuviese completamente contrito del poder del mago que, en general, fingía ser un hombre generoso y devolvió al apostador las mil libras con la observación que la próxima vez su audacia ya no sería tolerada con tanta indulgencia - lo que despertó aún más aplauso entre los espectadores.

24. ¡He aquí la descripción detallada de la creación de sueños en Egipto! ¿Cómo te gusta esta presentación artística, y qué diferencia hallas entre ésta y nuestra manera de hacer sueños?».

25. «Pues exactamente como acabas de contarlo tan minuciosamente, ¡así lo han hecho en Memphis!», dijo Hiram. «¡Eso sí que es un engaño infame! ¡Ay, ay, - estúpido de mí, que yo no lo había comprendido entonces ya! ¡Y el caso de la virgen que predecía el futuro habrá funcionado de la misma manera!».

26. «¡Por supuesto!», respondió Juan. «Salvo lo que ella te había predicho a ti, pero en aquel momento había detrás de ella otro Mago totalmente invisible, ¡El que desde hace mucho tiempo ya había dirigido su Ojo omnividente sobre ti! ¿Ahora ya me habrás comprendido un poco mejor?».


Capítulo 184. La existencia del alma humana antes y después de la vida terrestre.

1. Dijo Hiram: «Mi amigo sumamente apreciado, ¡para entenderte, verdaderamente hace falta más que el intelecto férreo y limitado de un cínico! (Cínicos, secta de filósofos griegos, fundada por Antístenes, discípulos de Sócrates. Les vino el nombre de su desprecio hacia todas las convenciones sociales, de su vida errante y de su costumbre de zaherir a los transeúntes con censuras y pullas.) Con vuestra aparición extraña, nunca esperada de nuestra parte, nos metéis ideas extrañas en nuestras cabezas; y casi empiezo a percibir que en el hombre evidentemente debe haber un ser más sublime que solamente lo que de manera muy limitada nos presentamos como hombre. Ahora tengo la sensación que yo debería hacerme consciente de que este ser más sublime en el hombre debe tener tanto una existencia anterior como también una posterior a esta vida corporal terrestre; pues, mira, cuando yo estaba en Egipto, ¡tú aún no podías haber estado en este mundo!

2. Aun así tu espíritu interior ya debe haber existido mucho antes, para que como testigo invisible podía estar presente en todas mis actividades que tal vez le concernían por razones desconocidas a mí. Sólo de esta manera puedo hacerme un poco más comprensible lo de tu omnisciencia y tu conocimiento ilimitado de todo que tiene relación con mi vida. Es evidente que también sabías las relaciones referentes a la vida de Aziona, igual que las mías, pero eso aquí no cambia nada. Porque tú, todavía como espíritu original puro, seguramente también has dirigido tus ojos espirituales omnividentes a Aziona tanto como a mí. De modo que una preexistencia de tu espíritu interior ya no se deja desmentir tan fácilmente, tampoco tu coexistencia corporal… Pero ¿en qué quedamos con una existencia posterior a la vida terrestre? En cuanto a esta, me temo que hasta ahora todas las puertas y los cerrojos todavía están cerrados».

3. «¡Mucho menos que en cuanto a la preexistencia!», le respondió Juan, «la que tiene su importancia, pero el individuo no está tan libre como en la existencia posterior. Pues precisamente para que el ser espiritual no quedara categóricamente atado con y en el Espíritu primario de la eterna Divinidad infinita, esta Misma ha puesto la materia entre Sí y el espíritu que debe hacerse hombre, para que el espíritu humano originalmente divino –si quiere alcanzar una independencia semejante a la divina– de las partículas más bien etéreo-anímicas se creara un ser semejante a él, lo vivificara con un alma sustancial pero aun así de inteligencia espiritual, y luego desapercibidamente se desarrollara en la libertad mayor posible de su voluntad. Y si esta alma en todo su buen entendimiento y la actividad que este ha producido, ha crecido y se ha desarrollado tanto que ya se ha hecho semejante a su espíritu divino original –sobre todo por el reconocimiento del verdadero Dios Uno eterno, por el amor para con Él y vía este también para con el prójimo–, y a la vez está llena de humildad, paciencia y modestia, entonces se realiza una unión del alma con su espíritu original, inseparable para eternidades.

4. Por eso sucede lo que sigue: El alma originada de la materia se hace completamente espíritu, luego el espíritu se hace alma en el alma, y por eso es un ser eternamente libre e independiente - un ser divinamente libre y autónomo, dotado de todas aquellas cualidades que son propiedad de la eterna Divinidad original.

5. Se comprende fácilmente de sí mismo y sin más explicaciones que a partir de este momento el cuerpo ya no tiene que ver nada con eso. Pues el alimento que el hombre toma diariamente, durante cierto tiempo también constituye una parte nutritiva para el cuerpo humano, de la que el cuerpo ya más perfeccionado –y de este también el alma– toma su alimento substancial específico y su suplemento. Pero cuando el cuerpo nutritivo temporal ha cumplido con lo suyo, como ya no sirve, será expulsado del cuerpo ya más perfeccionado que todavía está estrechamente unido con el alma. Pues si como parte material del cuerpo bruto quedase en el cuerpo ya más perfeccionado y más afín al alma, entonces evidentemente ocasionaría la muerte inevitable del cuerpo más perfeccionado y más fino.

6. Cuando el alma en el cuerpo está desarrollada debidamente –es decir en su ser formal así como en su libre reconocer, amar, querer y actuar–, entonces se presentan dos opciones: O el alma ya es completamente madura para su espíritu divino, es decir, que ya es completamente espiritual, o ella para sí ya se ha desarrollado como un ser espiritual consistente, pero el elemento espiritual interior está todavía muy incierto; y a causa de su gran destino y su libre voluntad manifiesta más inclinación a volver a entrar completamente en la materia en vez de entrar libremente en su elemento espiritual. En ambos casos el alma queda liberada del cuerpo...

7. En el primer caso –naturalmente el más dichoso– el espíritu divino del hombre con el alma ya ha logrado la finalidad de esta, de modo que eternamente nunca ya necesitará otro medio material, porque una vez que por el mismo medio haya alcanzado su finalidad, esta será completa y eterna. O el espíritu omnividente que siente todo, percibe que el alma originada por él y formada de materia, con el tiempo de nuevo empieza a inclinarse hacia el elemento del cual ella había sido tomada, ¡entonces su espíritu divino primario –aunque sea bajo inmensos dolores– la arranca del cuerpo para después desarrollarla individualmente en el Más Allá, es decir, en el Reino de las almas; pero eso siempre de manera desapercibida como posible; porque toda formación no libre o controlada de un alma sería peor que ninguna formación!

8. Aquí conviene mencionar que hay que tomar muy en serio que en el Más Allá el desarrollo de un alma dura mucho más tiempo que aquí en la Tierra, y que a pesar de esto nunca puede alcanzar aquel grado supremo como si el desarrollo del alma se hubiera realizado aquí en este mundo, todavía en el cuerpo físico. Porque con esto la parte más noble del cuerpo también está sagrada, con lo que casi toda la carne junto con el alma –y esta con su espíritu unido a ella– entran en cierta especie de transfiguración y resurrección inmediata, formando eternamente un ser completamente unido con alma y espíritu. Sin embargo, esto sólo lo alcanzan muy pocos en la Tierra, aunque después de la muerte física lo alcancen bastante muchos… - ¡He aquí, delante de ti –como una línea recta de la Verdad más profunda– tienes la existencia posterior de cada ser humano!

9. Si hay algo que todavía te resulta un poco extraño o difícil de comprender, entonces tienes ahora la ocasión de ponerme más preguntas. Por eso te invito a ti o también a tu amigo Aziona que me pongáis más preguntas. ¡Pensad y hablad, y ya os voy a dar la respuesta correcta!».


Capítulo 185. Las dudas de Hiram referente a la eterna existencia continua del hombre.

1. Dijo Hiram como orador más hábil: «¡Querido amigo, en nuestro caso aún no puede hablarse de una comprensión clara de lo que nos has dicho, pero te lo creemos por tu sabiduría hiperdimensional. Porque el que de todos los acontecimientos en esta Tierra tiene un conocimiento y una comprensión tan profunda, e incluso puede leer como en un libro abierto todos los pensamientos más secretos de los hombres, él también debe ser experto en todas las esferas y en todos los caminos posibles de la vida; ¡pues ahí no cabe duda!

2. Lo que has dicho creemos ahora con tenacidad. Consta que según tu presentación la preexistencia puramente espiritual y la vida a prueba aquí en este mundo material para desarrollar el alma, casi ya no admiten otras preguntas, porque no puede ser de otra manera. Los mismos efectos siempre deben tener las mismas causas - pues eso para nosotros son hechos consumados. Pero en lo que se refiere a la existencia posterior, evidentemente aún se puede hacer muchas preguntas de mucho peso, cuya contestación exacta te resultará un poco conflictiva.

3. No puedo imaginarme la causa de una existencia después del fallecimiento del cuerpo, ¡sobre todo de una eterna existencia como dijiste! ¿Qué debemos hacer nosotros durante la eternidad, la que ya nunca tiene fin? Incluso disfrutando del placer de las más altas bienaventuranzas indescriptibles, ¡qué aburrimiento terrible finalmente nos tocará! ¡Y lo peor estará todavía un espíritu totalmente perfeccionado, el que por supuesto ya no tendrá nada que aprender! ¡A este se le producirá una monotonía en su vida, de la que no podemos hacernos ni la menor idea!

4. Yo toleraría una vida de diez mil años bajo las condiciones más favorables, pero eso corporalmente aquí en esta Tierra porque aquí nunca alguien acabará de aprender, pues nunca podrá decir: “¡Ahora ya no hay absolutamente nada en toda la Tierra que aún no me está completamente conocido!”. - Pero, ahora pongamos en esta Tierra un espíritu sumamente perfecto, sólo dotado de tu omnisciencia extraordinariamente maravillosa. Y con una sola ojeada perspicaz está al tanto de todos los secretos futuros y también de los pasados. ¿Qué pasaría si después tuviera que quedarse estrictamente en esta Tierra? Pues tendría que divertirse con las estupideces de los hombres, y con su propio poder tendría que pasar el tiempo produciendo toda clase de espectáculos que ponen a los pueblos en desconcierto; ¡porque de lo contrario tendría que aburrirse más allá de todo desespero imaginable!

5. Con mi razón no reconozco la verdadera causa de una eterna existencia posterior que llena todo de felicidad. Al fin aún nos agobiará la cuestión de la falta del espacio necesario para los hombres. Si los hombres como ahora en esta Tierra, por ejemplo, continuaran engendrándose durante un millón de años, y si el mar no se transformara en suelo terrestre, ¿dónde deberán los seres humanos hallar espacio suficiente, y su alimento? ¿Y qué espacio necesitarán todos los seres espirituales que vivirán eternamente? Pues también los espíritus deben estar en el interior de algún espacio, porque fuera del espacio –el que según Plato es infinito– en ninguna parte una existencia es imaginable.

6. A mi modo de ver es más lógico y más conforme al sentido común del hombre, sólo aceptar una existencia posterior temporal, en vez de una eterna, la que no se deja poner en cualquier relación favorable ni con el sentimiento de la vida ni con el espacio. Mirado el asunto en cuestión con la luz justa, para nosotros por lo menos, la aniquilación de un ser temporalmente animado tiene siempre la ventaja ante cualquier existencia continua, tan favorable que esta fuera. Y un sentimiento interior me dice siempre: “A pesar de toda sabiduría humana, incluso la más sublime, la muerte corporal seguirá siendo el último fin de todas las cosas”. - ¿Qué es tu opinión, noble y maravilloso amigo?».


Capítulo 186. Infinidad, eternidad y bienaventuranza.

1. «Sí, queridos amigos», dijo Juan, «eso, por supuesto, depende realmente sólo de qué punto de vista se observa principalmente la vida y, en particular, la Vida espiritual. Y al mismo tiempo depende de si se tiene un conocimiento justo de sí mismo y mediante este un reconocimiento justo y verdadero de Dios y de sus innumerables muchas Obras maravillosas y Creaciones… las que ya en la esfera de la materia aparentemente infinita os ofrecen maravillas con cuya observación no terminaríais ni en un eón de años - y ni hablar de las creaciones puramente espirituales, de las cuales se puede decir: Hasta ahora no ha venido a la mente de persona alguna el presentimiento de una parte más mínima de las bienaventuranzas que Dios ha preparado para aquellos que le reconocen verdaderamente y que también le aman sobre todas las cosas… y de este amor para con Él también, donde factible, aman a sus prójimos con consejos y hechos. En este caso, ¿cómo puede hablarse de un aburrimiento cuando el espíritu más perfecto posible tan sólo empieza a comprender que se encuentra al principio de descubrir las Maravillas sin número del Poder y de la Sabiduría eternos y del Amor más sublime de Dios el Señor y Padre desde la eternidad? - Oh, ¡qué pensamientos se apoderan vuestra gran insuficiencia mental en cada reconocimiento más profundo de la Vida!

2. ¡Sólo mirad allá el Sol, que da a esta Tierra la luz del día! ¿Qué sabéis de este astro tan magnífico? ¡Nada! ¡No sabéis ni siquiera de su orden, ni tampoco de su relación a esta Tierra! Sólo pensáis y creéis lo que percibís con vuestros sentidos, ¡pero la cosa es totalmente diferente! Porque no es la Tierra la que se encuentra en un centro eterno del espacio y no es el Sol que está en orbita alrededor de ella –aunque lo parezca–, sino el Sol forma el centro para esta Tierra con su luna y también con los demás planetas conocidos a vosotros… y la Tierra junto con su luna, así como también todos los demás planetas, giran en diferentes períodos alrededor del Sol. La salida y la puesta diarias del Sol son causadas por la rotación de la Tierra alrededor de su propio eje polar, la que dura casi veinticinco horas.

3. Por supuesto esto no lo comprendéis a causa de la insuficiencia de vuestros conocimientos; pero más tarde habrá pueblos a los que Dios, el Señor, dará una Luz justa, con lo que comprenderán y calcularán todo exactamente.

4. Como sabéis que en eso puedo tener un conocimiento muy fundado según toda la Verdad, ahora también podéis creérmelo todo. Ya que en nuestra conversación hemos tocado el tema del Sol, os digo que este es un millón de veces mayor que esta Tierra. ¡Qué maravillas nunca soñadas por vosotros cubren sus extensas regiones! Incontables criaturas maravillosas se encuentran allí en la mayor armonía en las extensas campiñas de luz, regocijándose de su existencia bienaventurada. La belleza de estos seres es tan extraordinaria que en la Tierra a tal criatura solar la podríais contemplar durante un tiempo inimaginable sin cansaros. - ¡Lo que os digo es pura Verdad y ni mucho menos una exageración!

5. Si según tu confesión en esta Tierra parca en un estilo de vida llevadero no te sería desagradable vivir diez mil años, ¡entonces quisiera oír de ti el número de años que te gustaría vivir en el Sol!

6. Este Sol que veis en el cielo no es ni mucho menos el único en el espacio infinito; pues existe un sinnúmero de soles, y entre ellos hay muchos de un tamaño tan gigantesco que incluso nuestro Sol en comparación con aquellos soles primarios gigantescos podría ser considerado como un copo de nieve comparado con el tamaño de esta Tierra.

7. Si estas diversidades ya existen en las creaciones materiales, ¿qué podemos esperar del Reino infinito de las Creaciones espirituales de Dios, del Señor y Padre desde la eternidad? ¿Y ahí tú puedes hablar de un aburrimiento en una eterna existencia posterior a la vida terrenal, de una criatura que se ha hecho completamente espíritu?

8. Y cuando tú, como espíritu puro, autónomo y libre, durante eones veces eones años terrestres –en la compañía seguramente perfectamente celestial de otros espíritus puros semejantes a ti– ya hayas contemplado las Maravillas de Dios cada vez mayores, aun así estarás todavía muy lejos del comienzo de conocerlas... Si esto te lo tomas muy en serio, ¡entonces la vida debe producirte una alegría cada vez mayor y ni mucho menos una aversión a ella! - Y ahora vuelve a hablar tú, ¡tal como te gusta!».


Capítulo 187. Tres objeciones contra la continuación de la vida después de la muerte.

1. Dijo Hiram: «Estoy impresionado de tus conocimientos de las cosas. ¡Eso no te ha enseñado una escuela mundana ni tampoco tu fantasía! Todo esto puede ser así, porque tú lo has proferido ante nosotros con una facilidad como si lo supieras desde hace tiempos inmemorables. De verdad, ¡tales cosas uno no puede chupárselas de los dedos! Ahora sólo te decimos que en el fondo no comprendemos nada de todo eso; sin embargo, te lo creemos completamente porque tú nos lo dices - tú, que en este tiempo tan corto de nuestra reunión, nos has dado de la manera más clara y sencilla las pruebas más contundentes de tu omnisciencia insobornable de todo el mundo.

2. A pesar de eso tengo que ponerte aún tres preguntas importantes referentes a la vida después de la muerte física. Si también para estas puedes darnos una solución satisfactoria, entonces por amor a ti abandonaremos toda nuestra sabiduría cínica y te rogaremos de darnos otra doctrina mejor. He aquí las preguntas concisas:

3. ¿Qué espíritus son estos que a las almas que ellos deben formar idénticas a ellos las colocan en cuerpos de sordomudos o también en cuerpos que desde el nacimiento eran minusválidos y cretinos? Según nuestros principios racionales, ¿qué desarrollo espiritual de un alma humana puede esperarse de tales cuerpos? - Esta es la primera pregunta...

4. ¿Qué pasa con las almas de los niños que mueren ya mucho tiempo antes de estar en posesión de su conciencia? ¡Pues ahí no puede hablarse de un desarrollo espiritual! ¿De qué espíritus de Dios perfectamente puros del otro mundo descienden estos? - Mira, amigo, ¡esta es la segunda pregunta muy importante!...

5. Y la tercera pregunta es como sigue: ¿Qué pasa con aquellas almas que en la Tierra en su carne han adquirido una cultura e inteligencia elevadas, pero que luego a causa de su arbitrariedad se transformaron en meros monstruos de la sociedad humana? ¿Por qué lo han permitido sus espíritus –seguramente de por Dios igual de sabios como tú– que les habían dado la existencia; y por qué los espíritus ya no se preocupaban de aquellas almas creadas por ellos que debían hacerse una sola cosa con ellos? O, acaso, ¿no le importa al espíritu puro el grado de evolución que recibe un alma en este mundo y en su cuerpo?

6. Mira, amigo, ¡ahí hay todavía algunas contradicciones en tus palabras antes pronunciadas, las que incluso con la mejor voluntad no podemos reducir a un común denominador! Porque el proceso de tal unificación de vida o es sumamente serio –pues de él dependen el bien y el mal durante toda la eternidad– con lo que al espíritu poderoso en el Más Allá de ninguna manera le puede dar igual si su alma formada de su poder e inteligencia obtenidos de Dios o desarrollada de la materia, llega a ser un ser espiritual perfecto igual a él, o un auténtico monstruo. O, este proceso antes mencionado está muy lejos de ser serio y sagrado, sino sólo cosa de capricho. Entonces, más allá de tu sabiduría tan alta que sea, tenemos indiscutiblemente razón si sostenemos nuestra afirmación que todo en el gran mundo natural no es más que un juego de sus fuerzas, que sólo vivimos como un capricho pasajero de la gran naturaleza y que con la muerte todo acabará para siempre - sin preocupación por lo que en cualquier lugar podrían hacer espíritus perfectos inmortales, los que nunca se interesan por toda la naturaleza...

7. Si, por ejemplo, también a mí algún espíritu primario del otro mundo me hubiera creado de por Dios, pero luego se desentendiera totalmente de mí, entonces él no me serviría para nada. Y si yo mismo como alma debiera desarrollarme para él sin ayuda notable de su parte, ¡tal espíritu aburrido ya podría evitarme por toda la eternidad! - Ahora, amigo, ¿qué respuesta sabia y buena me vas a dar a estas preguntas mías?».

8. En secreto Pedro me dijo: «Señor, ¡ahora acabaría mi sabiduría! Estoy inquieto cómo Juan va a salir de este apuro».

9. Pero Yo le dije: «¡No te preocupes! ¡Por Mí y Conmigo todo va bien!».


Capítulo 188. La muy necesaria diversidad de los seres y de las condiciones en la Tierra.

1. Acto seguido Juan volvió a hablar: «Queridos amigos, si hubierais tenido una comprensión prosperada un poco más, entonces el asunto se habría solucionado con pocas palabras. Pero siendo tal como es, debo extenderme un poco más. Sólo para que comprendáis esto, tendré que empezar desde más lejos. Para que comprendáis esto, antes tengo que revelaros algo totalmente nuevo. Y como lo uno causa y produce lo otro, aún antes de que pensasteis de venirme con estas tres preguntas críticas, yo ya lo sabía y por eso en mi anterior presentación verídica sobre la Creación material yo ya les previne. Bueno… ¡que os conste que nunca podréis venirme con alguna pregunta de la que yo no hubiese sabido mucho antes! De modo que siendo así que yo ya había sabido con anticipación de vuestras preguntas –como también lo de las historias de vuestros viajes–, ¡entonces podréis pensaros con facilidad que no me costará nada el daros una contestación a vuestras preguntas que sean! - ¿Qué piensas tú de eso, Hiram?».

2. «¡Esa es otra de las tuyas!», respondió Hiram. «Pero yo no te he puesto estas tres preguntas para tentar con ellas aún más tu sabiduría ya profundamente aprobada, sino dado que una cosa causa la otra, yo deseo recibir una explicación definitiva sobre este asunto tan sumamente serio que aparte de ti seguramente nadie sería capaz de dármela - eso sin provocar las sabidurías bien fundadas de tus compañeros… ¡Ten la bondad y habla, pues queremos escucharte con la mayor atención!».

3. «Pues bien, ¡escuchad!», dijo Juan. «Hay diferencias en todo lo que ves en la Tierra. ¿Qué diríais si en esta Tierra todas las criaturas se pareciesen exactamente la una a la otra, como por ejemplo un gorrión al otro, donde ni siquiera se puede distinguir la hembra del macho?».

4. «¡Eso sería una monotonía insoportable!».

5. «¡Pues bien! De la misma manera también sería insoportablemente insípido si todos los seres humanos tuviesen la misma forma y estatura… iguales como una gota de agua a las otras… la misma fuerza, la misma edad, la misma voz, la misma lengua y la misma comprensión instintiva completamente idénticas…».

6. «¡Eso sería terrible!».

7. Continuó Juan: «¿Tendría la Tierra un aspecto tan precioso y agradable totalmente sin montañas, o sin diferencia entre las mismas… y si en toda la Tierra no hubiera más que una sola especie de árboles y una sola clase de hierbas… y si no hubiese mares, sino sólo pequeños estanques de poca profundidad que se pareciesen como un huevo al otro… ningunos ríos grandes ni corrientes, sino sólo arroyos rectos como los rayos del Sol, todos de la misma anchura de un palmo de la mano… y, además, sólo nubes cuadradas del mismo tamaño que flotan siempre lentamente en la misma dirección sobre la bóveda celeste? ¿Sería agradable si en el firmamento en vez de las estrellas y constelaciones vieras solamente puros soles o puras lunas sin cambio del día con la noche tranquila?».

8. «Amigo, ¡ya basta con eso!», respondió Hiram. «¡Porque a hombres de nuestra especie tan sólo el pensamiento en algo así ya nos desespera! ¡Pues únicamente la mayor diversidad en todo es capaz de dar placer a la vida!».

9. A eso Aziona observó: «Hermano Hiram, ¿no te das cuenta en qué va a terminar eso, y que ya has caído en la trampa?».

10. «¡Sí, un poco!», le respondió Hiram. «También yo empiezo a tener una vislumbre, ¡pero en nuestro propio beneficio, dejemos a nuestro amigo noble y sabio que continúe sin perturbarle!».

11. A eso Juan continuó: «Bien amigos, si tan sólo en la Tierra la mayor monotonía posible en todas las cosas tendría que causaros un aburrimiento terrible –dado que sólo os complacerían las diferencias y los cambios más magníficos y numerosos–, ¿cómo ibais a opinar que espíritus infinitamente más perfectos –las inteligencias principales de la Vida– deberían continuar viviendo eternamente en la monotonía extrema, y eso a pesar de que entre ellos se parecen como un pelo al otro… y eso durante toda la eterna infinitud? Ved, ¡qué ideas más insípidas tenéis de Dios mismo y de su infinito Reino espiritual!

12. De modo que allá como aquí debe haber diferencias, y eso en una multitud innombrable, porque de lo contrario cada ser ya más perfecto nunca podría experimentar una bienaventuranza ni una delicia sobre las Maravillas creadas de Dios… tal como entre vosotros, los hombres en la Tierra, hay muchas diferencias casi imaginables, para que podáis haceros mutuamente serviciales. ¿Qué, entonces, importa si un espíritu del otro mundo perfecciona su obra aquí emprendida completamente o no? ¡Se supone que el tiempo de la eternidad es bastante largo para recuperar lo aparentemente omitido!

13. Además, que sea bien entendido, precisamente esta Tierra es una que está elegida y destinada de Dios para que en virtud de la Filiación divina únicamente alcanzable en ésta, entre sus hombres de más distintos tipos y caracteres también reine una diversidad tan grande que, después de esta Tierra, ya no se encuentra en un grado tan elevado en ninguno de todos los demás cuerpos cósmicos innumerables.

14. Pero como únicamente pasando por esta Tierra se puede alcanzar la verdadera y única Filiación de Dios –lo que todos los espíritus primarios puros de todo el universo saben y reconocen perfectamente–, se supone que podéis imaginaros bien que muchos espíritus vienen a esta Tierra con almas de otros cuerpos celestes, para hacer que estas fermenten en la materia de esta Tierra. Y bien, muchos lo consiguen con la primera tentativa, pero muchos más no lo logran. Si el alma ajena nada más instalarse en cuerpo formado en esta Tierra de ninguna manera puede aguantar el peso agobiante de la materia, entonces su espíritu vuelve a llevarla allí de donde ella vino.

15. Muchas almas, en la mayoría las de otras estrellas, no pueden soportar el aspecto de este mundo tan pobre, triste y menos hermoso de todos. En tales casos, en general, el desarrollo de sus sentidos muestra mucha dejadez… Pues en muchos casos aguantan aquí durante cierto tiempo y, en general, imitan algunas pocas facultades de los verdaderos habitantes terrestres. Y después de tal vida que normalmente es relativamente corta, pero que para ellas en todo caso es de gran importancia, vuelven a su patria –en muchos casos después de varios decenios y, por supuesto, sin que los hombres de esta Tierra se hayan dado cuenta de todo esto– con el mayor éxito por su gran esfuerzo aplicado, con lo que en su patria ya alcanzan lo que habían buscado al principio.

16. Entre estas almas ajenas hay las que frecuentemente pasan por muchos otros cuerpos celestes hasta que, movidas por sus propios espíritus, por fin se arriesgan a instalarse en esta Tierra. Hay las que vienen de mundos solares, y entre estas hay las que pronto llegan a ser perfectas. Otras, en cambio, se encolerizan furiosamente sobre todo lo que acontece en esta Tierra. De estas almas en general se forman individuos muy malignos para esta Tierra, los que roban, asesinan y hurtan a más no poder. En general, tampoco sienten simpatía por los habitantes terrestres y procuran perjudicarlos como sea. Aquí estas escapan raras veces del castigo justo por sus violaciones de las leyes del orden civil. En muchos casos regresan también a sus antiguas patrias, pero allí tampoco lo pasan bien, porque frecuentemente su espíritu empieza a someterlas a una disciplina severa y muy dolorosa que, cuanto más un alma sea orgullosa, endurecida, y obstinadamente egoísta, frecuentemente puede durar un tiempo terriblemente largo.

17. A veces incluso a los ciudadanos de esta Tierra pasa lo mismo, si de las almas ajenas se dejan seducir a practicar tanto mal como posible. Tales almas –de las que desgraciadamente no hay pocas– son las que se llama “diablos”; pero sus espíritus del otro mundo desempeñan tanto tiempo el papel de sus verdugos hasta que ellas se hayan enmendado completamente. Y mira, es por eso que en esta Tierra hay tanta diversidad… ¡y por eso hay estas condiciones tan extrañas de los hombres! - Como evidentemente sois capaces de pensar con más perspicacia que los hombres comunes de esta Tierra, supongo que vuestras preguntas ya os quedan contestadas clara y perfectamente. - ¿O falta todavía algo?».


Capítulo 189. La pregunta por el Mesías.

1. Dijo Hiram: «Ya está bien, y ahora ya no tenemos nada que objetar; pues ahora te creemos que todo es así. En lo que se refiere a nosotros es claro que no podemos concebir ni comprender esto porque no sabemos nada de los innumerables cuerpos extraños del universo, y aun menos de la naturaleza de sus habitantes misteriosos, quiénes son, qué aspecto tienen y cuál es la índole de su espíritu... A pesar de eso pienso que por lo menos algunos de los mejores hombres de esta Tierra todavía durante su vida terrenal deberían ser informados de estas cosas desde lo Alto, para tomar sus disposiciones contra tales individuos».

2. «Oye», dijo Juan. «En la Tierra en todas épocas ha habido tales hombres y, por imágenes correspondientes, ellos han comunicado estas informaciones a los hombres de esta Tierra; por ejemplo, en el Cantar de los Cantares de Salomón se encuentra varias veces tales insinuaciones… sólo que los seres humanos, respectivamente sus almas, han hundido sus sentidos demasiado en la materia del mundo, y así han vuelto su espalda a su espíritu del otro mundo, razón por la que ya no pueden percibir ni comprender algo de las cosas puramente espirituales. Es precisamente por eso que ahora nosotros hemos venido a este mundo para volver a levantar la índole de las almas descuidadas por su propia culpa, e indicarles los caminos justos que llevan a la salvación espiritual y eterna de su vida.

3. Después de nosotros en el futuro, por el Espíritu santo de Dios, todo eso será revelado a miles, mil veces más claramente de lo que yo ahora he podido revelároslo. Cuando entonces el Espíritu de Dios también vendrá sobre vosotros, Él os guiará a todas las profundidades de su Sabiduría original divina, y entonces comprenderéis también con toda claridad, lo que ahora habéis empezado a creer vagamente. Hasta entonces, ¡creed e inquirid en las escrituras y también en la naturaleza; estas os dirán que es así y no de otra manera! Como ya dije, la razón plena sólo la comprenderéis más tarde. - ¿Tenéis todavía algo que objetar?».

4. «¡No, mi amigo más noble y sabio!», respondió Hiram. «¡Ahora con nosotros ya no hay duda alguna en estas cosas! Como al inclinar este día hermoso ya hemos hablado de tantos diversos asuntos, deseo todavía a preguntarte una cosa más: Verdad es que sólo soy un griego auténtico, pero a pesar de eso con el tiempo he aceptado algunas cosas del judaísmo… las que me deleitaban… sobre todo su afirmación sobre un Mesías, El que no será menos que el altísimo Ser divino mismo... Este Mesías hará a todos los judíos inmediatamente inmortales –ya en su vida natural– y en calidad de su eterno Rey invencible Él residirá en Jerusalén. Desde allí dominará todo el mundo natural y al mismo tiempo también él de toda la eterna infinitud.

5. Ya se burlan de nosotros en casi todas las partes a causa de nuestra divina doctrina mítica, y la declaran como un disparate absurdo; pero ¿qué se debería decir ante los judíos a causa de su Mesías? - ¡Cielos!... ¡En todo el mundo que he visitado nunca he encontrado semejante estupidez y confusión del espíritu humano! Dime, ¿qué disparate puede haber detrás de eso? De verdad, eso es una jactancia asquerosa por parte de los judíos de alta sociedad, sobre todo ante nosotros, los griegos, y los romanos. Y se complacen en ver cómo su Zeus con un gigantesco espadón flamígero nos va a echar afuera de su país, ¡pues con cada golpe bien llevado van a caer por lo menos cien mil rayos devastadores sobre todos los paganos!... ¡Eso sí que pasa el colmo! - ¿Qué dices tú mismo como judío sobre esta tontería graciosa de los judíos?».

6. «Este asunto no es tan absurdo como tú –siendo un griego puro– tal vez lo piensas», dijo Juan. «¡Y quizás eso te resulta más cerca de lo que te imaginas! Pero, por supuesto, de la manera como lo has oído hablar por la boca de un judío, esto sería evidentemente una ridiculez colosal sin par, detrás de la cual no se encuentra ni una pizca de verdad aparente. No obstante, lo que los judíos de su manera estúpida esperan y lo que después esperarán en balde hasta el fin del mundo, ¡esto ya hace mucho tiempo está ocultadamente presente delante de sus ojos ciegos y sus orejas sordas! Pero ahí no se trata de desterrar a los paganos muy molestos a los judíos, sino al revés, ¡pues los judíos serán expulsados del país, y a los paganos se dará la Palabra de Dios para siempre! Pero sobre este tema queremos luego aún entablar una conversación altamente significativa; sin embargo ahora vamos a ocuparnos con las preparaciones para la cena y para el alojamiento nocturno. Pues mañana quedaremos todavía aquí, y después tal vez aún algunos días más. De modo que aún tendremos la oportunidad de hablar sobre muchas cosas».

7. Dijeron los dos amigos sumamente encantados por esta promesa: «¡De nuestro lado, en la medida posible, vamos a preocuparnos inmediatamente de todo de la mejor manera!».

8. Con estas palabras los dos se apartaron alegremente y Yo elogié al discípulo por su perseverancia infatigable y su paciencia verdaderamente considerable.


Capítulo 190. Juan teme la sagacidad de Hiram.

1. Mientras estos dos pescadores con sus mujeres e hijos nos preparaban la cena, finalmente Judas Iscariote –algo encogido– preguntó, quién iba a devolver el navío al viejo Marco cuando ya no íbamos a necesitarlo.

2. Yo le contesté: «¡Preocúpate de cosas más importantes en vez de tales menudencias mundanas! ¡Porque El que ha construido este navío tan maravillosamente para el Marco también sabrá cómo podrá devolvérselo! ¡Cómo es posible que tú nunca puedas preocuparte por algo espiritual, sino siempre únicamente por cosas mundiales! ¿Qué tendrías del mundo, o qué aprovecharías tú si ganaras todo el mundo, pero si por eso perdieras tu alma? ¡¿Qué recompensa podrías dar por volver a recuperar tu alma pervertida?!

3. ¡Mira a estos pobres pescadores! Ellos son los hombres más objetivos, y aun así los más amables. No esperan ninguna recompensa de vida después de la muerte corporal, y a pesar de eso todo el mundo con sus tesoros perecederos les resulta un horror y por eso se han retirado de todo el mundo a este rincón más desierto y abandonado. Ahora es la primera vez que han oído de algo espiritual sublime, ¡y ya están llenos de satisfacción! - Y la mitad de ellos es pagana. Tú, sin embargo, eres un judío auténtico y, junto Conmigo, perteneces a la tribu de Judá. ¡Y a pesar de eso lo espiritual te importa poco o absolutamente nada! ¡Dime ahora con toda franqueza, por qué realmente me sigues de un pueblo al otro!».

4. Dijo Judas, un poco avergonzado: «¡Ya veo que otra vez he incurrido en una falta porque he preguntado por lo del navío! ¡Con eso no tenía una intención desleal! Si he faltado con eso, ¡perdónamelo!».

5. «Pues sí, ¡todavía habrá que perdonarte muchas cosas!», le respondí. «¡Cuida que el mundo finalmente no sea tu maestro!».

6. A eso también Tomás quería susurrar algo al oído de Judas Iscariote, pero Yo le eché una ojeada y él se calló con paciencia.

7. Entonces Juan –mi favorito– se acercó a Mí, y me preguntó: «Señor, ¿ya hemos terminado suficientemente bien con estos amigos? En el caso que ellos aún nos atacasen con preguntas más escabrosas y difíciles, entonces quisiera pedirte que Tú mismo te enfrentes con ellos; porque de vez en cuando me siento angustiado que alguna vez mi corazón no comprendiese bastante correcta y rápidamente lo que surge de Ti, y que yo entonces fácilmente podría presentar algunas ideas mías por tuyas, ¡con lo que yo con estos hombres sagaces inmediatamente me encontraría en un atolladero! ¡Pues ellos prestan tanta atención a cada palabra –y a cada gesto que la acompaña– como un zorro astuto observa su presa! Una sola palabrita incorrecta de nuestra parte, ¡y ellos ya entrarían en reacción!

8. Un Filopoldo de Cane, cerca de Kis, era un hombre parecido a estos, pero con él se podía hablar con mucha más facilidad. Pero con estos aquí es considerablemente más difícil, porque tienen verdaderamente muchas experiencias y aparte de eso su raciocinio tiene una agudeza como hasta hora nunca he observado. También Matael era un ser espiritual extraordinario, ¡pero con este Hiram aquí también se habría roto los cuernos! ¡Por eso, Señor, vuelvo a rogarte que ante otro ataque verbal todavía más duro Tú mismo rivalices con ellos!».

9. «Mi querido Juan, ¡eso ya no será necesario!», le respondí Yo. «Referente al Mesías, Hiram aún va a presentar unas cuantas réplicas que tal vez te pondrán en un compromiso; pero nosotros dos pronto le llevaremos al camino correcto. ¡Ve ahora y entra en la cabaña y enciéndeles un fuego, porque desde que nos han dejado procuran encender la materia combustible mediante el rozamiento de un palo sobre la piedra, pero no lo consiguen!».

10. De modo que Juan entró en la cabaña y dijo: «Queridos amigos, me parece que hoy no tenéis suerte con encender el fuego; pues ya hace un buen rato que he observado la cabaña, y aún no he podido descubrir fuego alguno; pero mi amigo me dijo: “¡Ve ahora y enciende un fuego a estos buenos hombres tan preocupados!”. De modo que ahora estoy aquí para ayudaros a encender el fuego».

11. Dijeron Hiram y Aziona: «¡Con eso nos estás muy bienvenido porque nuestras mejores piedras no dan fuego y en la cabaña los palos de fricción se han humedecido un poco, por lo que nos cuesta mucho trabajo encender el fuego! ¡Y nuestros vecinos tampoco tienen mejor suerte!».

12. «Sólo debéis poner la madera sobre el fogón, ¡y pronto vais a tener fuego!», dijo Juan.

13. De modo que ellos pusieron la madera sobre el fogón y Aziona observó: «Ahora, querido amigo, la madera ya está puesta sobre el fogón. ¡De veras estoy muy curioso de ver de qué manera nueva tú ahora vas a hacer fuego!».


Capítulo 191. El fuego milagroso de Juan.

1. Dijo Juan: «¡Mirad, - así!».

2. Juan sólo pronunció las palabras: «¡Que la madera se encienda sobre este fogón aquí, y también en las demás cabañas!». E instantáneamente los fuegos en las cabañas empezaron a arder en llamas vivas.

3. A eso, de asombro, los dos se llevaron las manos a la cabeza y dijeron: «Bueno… ¡esto sólo puede ser posible a un Dios! Verdad es que ya hemos visto como magos produjeron fuego mediante la fricción de las manos, ¡pero nunca por la sola palabra! A no ser que tú hayas tenido cualquier pólvora secreta, con la que hayas espolvoreado la madera con rapidez mágica - lo que nadie de nosotros ha podido observar; y la pólvora, al entrar en contacto con la madera, enseguida debía encenderse. ¿Es posible que los antiguos egipcios hayan tenido tal pólvora? ¡Porque de lo contrario esto es un puro milagro completamente inexplicable!».

4. «Con tal pólvora este caso se dejaría explicar aún lo más fácilmente de una manera conforme a las leyes naturales», dijo Juan. «Pero yo me tomé la libertad de remediar este problema a la vez en todas vuestras cabañas –como en seguida os vais a convencer–, con lo que vuestra afirmación de eso de la pólvora egipcia será difícil a mantener».

5. Nada más que Juan había pronunciado estas palabras, los vecinos acudieron de toda prisa, un poco asustados, y contaron lo que había ocurrido en sus cabañas.

6. Pero Aziona los tranquilizó: «¡Volved tranquila y confiadamente a vuestras cabañas; pues ya sabemos lo que ha acontecido con vosotros!».

7. En seguida los portadores de la buena noticia volvieron a sus cabañas y se pusieron a preparar sus cenas escasas.

8. Y también Hiram dijo: «Mis queridos amigos maravillosos, ahora también yo voy a volver un rato a mi cabaña para comer mis pescados seguramente ya cocidos sin sal ni otros condimentos. ¡Después estaré de nuevo a vuestra disposición!».

9. Pero Juan dijo: «¡Quédate aquí y que junto con la familia de Aziona, seas nuestro invitado!».

10. «Amigo más noble, ¡eso ya sería el colmo de vuestra bondad más que incomprensible para mí!», dijo Hiram. «Pero aún tengo que ocuparme de un alojamiento para la noche para vosotros –por lo menos para uno solo, por falta de más espacio en mi cabaña– por lo que necesito irme un rato a mi cabaña para preparar una cama agradable».

11. «Esto tampoco es necesario», respondió Juan, «porque nuestro navío en el que podemos pernoctar muy bien ya está preparado para eso; pero como de costumbre igual nos quedamos toda la noche en el aire libre bajo el árbol en el césped precioso. Pues de esta manera no tienes que preocuparte por nada más».

12. Dijo Hiram: «Si es así, por supuesto me quedo aquí sin más ni más. La única cosa desagradable de esta región, sobre todo durante la noche, es el exceso de mosquitos y otros insectos pinchantes y volantes. Luego también hay aquí una gran cantidad de víboras que durante la noche salen de sus hoyos y que frecuentemente nos fastidian mucho. También hay aquí una gran multitud de cigüeñas y de grullas que acuden en bandadas y que encuentran comida en abundancia; pero aún así estas sabandijas aumentan visiblemente, de modo que cada noche habría suficiente comida para diez veces tantas cigüeñas y grullas. Por eso, pernoctar aquí en el aire libre, no es verdaderamente muy agradable. Yo preferiría pasar la noche en el navío, donde en el interior seguramente no se necesita tener cuidado de los mosquitos, de los insectos y menos aun de las víboras».

13. Dijo Juan: «¡No os preocupéis a causa de todo eso; porque a partir de hoy en el porvenir ya no deben molestaros ni los unos ni las otras!».

14. Con estas palabras Juan salió de la cabaña, volvió a nosotros y quiso contarme todo lo que había acontecido.

15. Yo le alabé y le dije: «¡Todo lo que ha acontecido a estos hombres era dentro de mi mejor Orden! - Pero ahora voy a hablaros de algo distinto».


Capítulo 192. La cena maravillosa.

1. (El Señor:) «Hoy hacia la medianoche tendremos que sostener una verdadera guerra. Se trata de un segundo grupo enviado ayer de Jerusalén –ya os podéis imaginar de quién–, porque del primero bajo Zinka ya no han recibido señales de vida. Nuestros perseguidores vienen por navío y han sido informados por algunos pescadores que os conocen, que hoy a mediodía hemos entrado en esta bahía. Consta que durante la noche tendrán dificultades en orientarse en esta bahía, pero por medio de unos pescadores experimentados y bien pagados llegarán por fin aquí. Entre ellos hay dos archifariseos y un escudero principal de Herodes. - ¡Pero de eso no digáis nada a estos pescadores, porque les ocasionaríamos un miedo innecesario! Pues aún no nos conocen enteramente y en secreto nos tienen todavía por magos de una especie extraordinaria…

2. ¡Pero que estos perseguidores no lo pasen tan bien como aquellos bajo Zinka! Porque ellos me persiguen con una obstinación y una rabia, lo que con el Zinka no era el caso, ¡y por eso su empresa les resultará muy amarga! Porque a los que están extraviados y a los que se encuentran bajo opresión hay que tratarlos de diferente manera, y a los diablos empedernidos aún más diferentemente… ¡Hoy, en Mí, vais a ver una vez un juez inexorable sin compasión, al que en estos momentos no será inherente amor alguno! - Pero ahora callémonos de este asunto, porque nuestros anfitriones ya traen la cena bien preparada».

3. Cuando Aziona llegó con el cesto llena de comida, dijo: «Queridos amigos divinos, todo sería muy bien, pero aún sería mejor si tuviésemos una mesa, bancos e iluminación, ¡porque ya está oscureciendo bastante!».

4. «¡Esto no tiene importancia!», dije Yo. «Escuchad: ¡Magos como nosotros nunca se ven en un apuro! Sólo debemos decir: “¡Que haya una mesa, bancos e iluminación!”. Y todo ya estará presente para nuestra mejor comodidad».

5. En el mismo momento hubo delante de nosotros una gran mesa larga y toda preparada, rodeada de bancos sólidos. Encima de la mesa había una lámpara de nafta con una luz tan clara como la del Sol, de modo que alrededor de nosotros todo estaba iluminado casi como durante el pleno día. No faltaba mucho y a Aziona e Hiram, de susto y admiración, casi se les cayó el cesto con la comida. Pero pronto recobraron valor y, con cuidado, pusieron el cesto sobre la mesa milagrosa.

6. Con ojos asombrados y curiosos, Hiram ya fijó su mirada a Mí, ya a Juan, como si dijera a sí mismo: «¡Ahora sí que quisiera saber quién es el primero y el verdadero maestro de este grupo!». Y por fin dijo en voz alta: «De veras, ¡si esto también formase parte del ramo de la magia, entonces en Alejandría valdría diez mil libras de oro puro!».

7. A eso tampoco Judas Iscariote pudo mantener la boca cerrada y, en voz bastante alta, dijo para sí mismo: «Si yo supiese hacer esto, ¡ya no me quedaría ni una sola hora en esta estúpida ‘Tierra Prometida’, donde no dejan de perseguirnos continuamente!».

8. Esta vez Jacob le dio una reprimenda, recordándole a mi Advertencia y él se calló.

9. A continuación Aziona llamó a los suyos de la cabaña y les mostró el nuevo prodigio, a lo que su mujer exclamó: «Hombre, ¡estos no son magos sino deben ser dioses, porque esto es algo sensacional nunca visto!».

10. «¡Es muy posible que tengas razón!», dijo Aziona. «¡Sólo me pregunto si los altos dioses del Olimpo se conformarán con nuestros pescados!».

11. Dijo la mujer, que era una griega de Atenas - de modo que una pagana convencida: «Hombre mío, ¡algo parecido he oído frecuentemente decir sobre los dioses altos! Pues evidentemente estos prefieren la pompa y el esplendor supremos únicamente en sus altos cielos; y en la Tierra siempre sólo visitan a la gente más sencilla y se conforman con el alimento frugal… Por cierto, querido marido, ¡así es!».

12. «Pues sí, así será», dijo Aziona. «¡Pero ahora volved a entrar en la cabaña para poner todo en el mejor orden!».


Capítulo 193. Se acerca el navío con los esbirros.

1. A esta señal la mujer volvió con sus hijos a su cabaña, y durante su trabajo ella empezó a elogiar al gran Zeus por su gran gracia, aunque ante los hijos observó que en el país en el que se presenten los dioses, no se debía esperar mucho bien sino cosas malas como guerra, hambruna, pestilencia y grandes inundaciones.

2. Los hijos le respondieron: «Pero estos dioses aquí tienen un aspecto muy agradable. ¡Mañana los rogaremos que no impongan males demasiado graves sobre la Tierra!».

3. «¡Vosotros quedaos tranquilos!», les dijo la madre. «¡Porque eso ya lo arreglarán los padres con ellos; pues nosotros entendemos demasiado poco de eso!».

4. A eso de nuevo había silencio en la cabaña. Y nosotros juntos con Aziona e Hiram tomamos la cena, la que a los dos gustaba extraordinariamente, sobre todo el vino y el pan, los que Hiram no se cansaba de alabar. Cuando los pescados estaban terminados, Aziona se llevó el cesto y volvió a nosotros. Luego quedamos sentados a la mesa, con pan y vino, sin que a nadie entrara el menor sueño; y hasta una hora antes de la medianoche nos pasábamos el tiempo con conversaciones de poca importancia.

5. Hubo un momento en que Hiram se levantó, clavando la mirada afuera en la bahía, y dijo con cierta angustia: «No me siento muy seguro aquí, amigos míos, ¡porque a todos nosotros nos amenaza un gran peligro! Pues veo un navío tripulado de guerreros y esbirros que acaba de entrar en la bahía. De verdad os digo, ¡estos hombres no tienen buenas intenciones! - Amigo, tú que has creado esta luz, ¡apágala, para que pierdan la dirección y durante la noche encallen en un banco de arena! Mañana ya les preguntaremos qué buscan aquí, y caso que vienen con intentos hostiles ¡ya nos serán una buena presa!».

6. «¡Que la luz continúe encendida!», dije Yo. «¡Porque pronto vas a ver maravillas de nuestro Poder! Pero antes deben acercarse completamente a nosotros; ¡sólo entonces les mostraremos lo que –según vuestras palabras– los dioses son capaces de hacer!».

7. Hiram estaba satisfecho con esta respuesta; pero Aziona dijo: «Escuchad, queridos amigos, yo ya os había preguntado si no estáis perseguidos de un enemigo. Pero vosotros dijisteis: “¡En absoluto!”. Porque si nos hubierais dicho algo, de veras, les habríamos imposibilitado la entrada en esta bahía de una manera que se acordarían de eso durante treinta años».

8. «Yo sabía muy bien lo que iba a suceder sin culpa nuestra», dije Yo. «Pero si os lo hubiera dicho, habríais perdido vuestra serenidad muy necesaria. Porque lo de barrear la entrada de la bahía os habría costado mucho trabajo - ¿pero para qué?, dado que Yo tengo en toda abundancia el mayor Poder para destruir más de cien mil de tales navíos hostiles… ¿Para qué, entonces, todavía semejantes preparaciones? De todos modos la presa junto con el navío os pertenecerá a vosotros, lo que no será poco... Aparte de sus víveres tienen a su disposición grandes sumas de soborno y otros medios económicos terrestres de gran valor, que en vuestra gran pobreza os redundarán en beneficio. Yo, íntimamente, ya había previsto eso; por lo que en principio no os he dicho algo de esto.

9. Si mediante vuestra maña y vuestro poder hubierais prendido el navío como presa –lo que también fácilmente habría sido posible– entonces, otra vez de Jerusalén, dentro de poco habríais recibido una segunda visita diez veces más hostil, y se os habría tratado a todos como ladrones asesinos. Pero esto ahora ya no lo tenéis que temer en absoluto porque Yo mismo siempre estaré con vosotros protegiéndoos, aunque no sea en persona, sino sí en el Espíritu. Y no permitiré que os suceda cualquier mal.

10. Pero ahora se acercan estas fieras humanas verdaderamente viles y, junto con los dos pescadores que nos habían traído, van a desembarcar. ¡De modo que os fijéis bien de lo que les va a suceder!».

11. «¡Ojala que no tengan proyectiles!», respondió Aziona.

12. Dije Yo: «Que no, ¡nada de eso! Sólo llevan con ellos unas lanzas, espadas y cadenas… - ¡Pero ahora silencio, queridos míos!».


Capítulo 194. El juicio sobre los esbirros perseguidores.

1. En este momento se oía voces broncas, riéndose sarcástica y maliciosamente, que exclamaron: «Que bien, ja, ja, ja, ¡allí están sentados todos esos pájaros graciosos, con iluminación griega; de modo que por fin los tenemos en nuestro poder!».

2. En seguida los dos archifariseos con el castellano del Herodes y varios esbirros con semblantes agresivos se acercaron a nuestra mesa y dijeron: «Si no queréis que os llevemos en cadenas a Jerusalén, ¡entonces seguidnos voluntariamente; pero con la menor resistencia os ataremos con las cadenas más pesadas!».

3. Pero Yo les pregunté: «¿Acaso es absolutamente imposible que vosotros otorguéis clemencia y consideración, por lo menos hasta mañana? Pues será lo mismo si saldréis hoy o mañana con nosotros –que somos completamente inocentes– pues vuestra venganza será satisfecha igualmente».

4. Gritaron el castellano y los dos fariseos: «¡No!, ¡debe ser ahora mismo y sin la menor merced! - ¡Levantaos y adelante!».

5. Acto seguido Yo dije con voz poderosa y seria: «¡Pues bien! Si en vosotros no se encuentra ni una pizca de misericordia y ante el hecho que habéis llegado a ser auténticos archidiablos, también de mi Corazón ha desparecido toda compasión para con vosotros. Por eso ¡hágase con vosotros según vuestros corazones, según vuestras posturas y vuestros hechos inexpresablemente malvados!».

6. Con estas Palabras mías de repente todos ellos se pusieron tiesos y dolores insoportables empezaron a horrorizarlos, de modo que empezaron a llorar y rogar, prometiendo hacer todo lo que Yo quisiera pedir de ellos, - pero que los liberase de este suplicio insoportable, pues preferían morir mil veces en vez de sufrir todavía un instante más estos dolores insoportables...

7. Pero Yo les contesté: «También Yo os rogué por clemencia y compasión - sólo hasta mañana, pero estas no me fueron concedidas. Por eso ahora tampoco encontraréis clemencia Conmigo. La única merced que os voy a conceder consiste en que las bestias feroces de estas montañas acaben con vuestra vida más malvada y os hagan lo que vosotros ya habéis hecho a muchos seres humanos inocentes. ¡Si ni siquiera perdonasteis la vida a los niños lactantes con vuestras atrocidades y crueldades indescriptibles!

8. En aquel entonces –todavía como sujetos jóvenes– vosotros erais los más activos en el infanticidio en Belén pues os figurasteis erróneamente de matarme a Mí entre los niños. Pero el Espíritu eterno de Jehová, El que siempre me ha llenado con todo Poder y toda Fuerza, bien ha sabido evitarlo. Y después de este infanticidio habéis acometido aún un sinnúmero más de atrocidades inauditas y escandalosas a la pobre humanidad - atrocidades para las que la inteligencia humana aún no ha inventado nombres... ¡Por eso Yo mismo quería que vosotros tengáis que venir precisamente aquí para que como diablos en figura humana recibáis vuestra recompensa bien merecida ya desde hace mucho tiempo!».

9. Acto seguido ellos gimieron aún más y prometieron la corrección más perfecta de su vida malísima... que solamente esta única vez Yo les otorgase clemencia. Al mismo tiempo su clamor de dolor se hacía cada vez más intenso, de modo que Aziona e Hiram e incluso algunos de mis discípulos empezaron a rogar por ellos.

10. Dije Yo: «Creédmelo, si Yo los dispensara durante algunos momentos de sus suplicios bien merecidos, ¡inmediatamente nos atacarían como unos tigres feroces para dilacerarnos! Oh, ¡podéis estar seguros que Yo sé mejor que nadie cómo hay que tratar a los ángeles, a los seres humanos y a los auténticos diablos! De verdad, ¡os digo que para estos archidiablos que se introdujeron furtivamente entre mis hijos humanos ya no hay misericordia en mi Corazón!».

11. Los malvados clamaron cada vez más, pidiendo misericordia.

12. Pero Yo les dije: «En seguida van a venir aquellos que acabarán con vuestros martirios corporales. Que después vuestras almas negras estén habitadas por dragones de los desiertos más cálidos de África, durante diez mil veces mil años, enterradas en la arena más ardiente. ¡Amen!».

13. Ahora de todos los lados de la montaña se hizo oír un rugido poderoso, de modo que todos los pobres habitantes de este pueblo empezaron a sentirse muy angustiados.

14. Pero Yo los consolé y dije a Aziona: «Que los dos pescadores ahora estén liberados de sus dolores. Y tú, ¡tómalos presos y haz que los lleven a la cabaña!».

15. Aziona enseguida hizo caso. Cuando los dos seducidos por medio de dinero, se encontraban en un lugar seguro y Aziona volvió a nuestra mesa, en seguida un grupo de tigres y osos grandes saltó sobre las fieras humanas que ya estaban chillando a más no poder. Pues los animales salvajes engancharon sus dientes en ellos y se los llevaron saltando como si tuvieran gorriones en sus fauces, y se largaron apresuradamente para volver a las montañas. Pronto cesaron todos los gemidos; pues las bestias que Yo en toda previsión había impelido de venir para este fin desde el río Ganges, terminaron pronto con este refrigerio y luego volvieron a su patria.

16. Y Yo dije a todos: «¡De este acontecimiento nunca saldrá una sola palabra por los labios de nadie de vosotros, porque él sufriría malas consecuencias! Y mañana los dos pescadores recibirán sus órdenes pues en este mundo ya no cometerán otra traición».

17. Sólo entonces Hiram recobró ánimo para hablar, pues me dijo: «Ahora sé quien entre vosotros es el Señor, y debo confesar que ahora evidentemente te tengo por un Dios verdadero. Aunque Tú seas la Bondad misma; pero sin duda alguna tu Ira es lo más terrible en todo el mundo y debajo de todas las estrellas. - ¡Qué reos y criminales más miserables deben haber sido estos hombres, para que Tú no hayas querido concederles la menor misericordia!».


Capítulo 195. La historia de la vida de los esbirros.

1. «Te lo digo Yo», le dije, «¡que en esta época en toda la Tierra no hay nada más miserable que tales esbirros! Y te digo Yo, que ahora en toda la Tierra hay un sinnúmero terrible de hombres malvados que, desgraciadamente por su educación de categoría, desde su nacimiento se ha hecho malo. En el caso de estos hombres, nunca les ha faltado la mejor educación, de modo que ellos fueron instruidos en todas sabidurías buenas. Pero ya durante los años de su juventud empezaban a disimular –mediante toda clase de hipocresía–, con lo que en todas partes se los privilegió y, al ser posible, se los agraciaba. Con abusos viles de sus competencias muy acreditadas, pronto empezaron a oprimir al pueblo, y así se hacían más y más duros e insensibles, actuando sin escrúpulos. Su maña les facilitaba solucionar todas las situaciones, y así, sobre todo los tres cabecillas –como camaradas de clase– llegaron a ocupar puestos muy altos, con lo que se hallaban en una posición que les facilitaba la mayor extensión para su codicia satánica. Y todo lo que sus sentidos archimalvados les insinuaban fue realizado, cueste lo que costara.

2. ¡A cuántas muchachitas y cuantos muchachos de la tierna edad de ocho a doce años los han violado hasta la muerte, incluso bajo los mayores martirios, y después han echado su carne a sus muchos perros, como alimento! Y si los padres inconsolables se han atrevido a investigar cuidadosamente qué había pasado con sus hijos, ¡entonces ya podían ser preparados que iba a llegar su última hora! Y los esbirros y servidores jurados de las cabecillas no actuaban mejor, ni por asomo, sino quizás aún más crueles y más inhumanamente. Si consideras todo eso y mil otras perversidades aún peores, ¡entonces, en este caso, serás bien capaz de comprender mi Ira!

3. Estos malvados también sabían perfectamente que nadie podría delatarlos tan fácilmente a los romanos como Yo, porque ya habían oído hablar mucho sobre Mí. Por eso enviaban continuamente esbirros para perseguir mi Persona - pero nunca tenían éxito. Por eso, por esta vez, ellos mismos querían llevar a cabo el golpe. Pero entonces dijo el Espíritu en Mí: “¡Sólo hasta aquí y nunca más!”. - Y así ahora han recibido aquí el completo premio merecido desde hace mucho tiempo...

4. ¡Recoged sus armas y cadenas, pues las podréis usar bien como utensilios domésticos, y en el invierno para la pesca! Allí en el bosque, al pie de aquel saliente de roca, hallaréis sus vestidos deshechos, porque allí los animales han zampado los cuerpos, por lo que allí también encontraréis huesos roídos. Pero no os dirijáis allí antes de haber pasado una luna, ¡para que mientras tanto también las hormigas hayan podido hacer lo suyo! Allí encontraréis aún una multitud de objetos preciosos, los que con el tiempo y con buenas oportunidades podréis vender bien a comerciantes griegos; pero para eso esperad aún un poco porque no os corre prisa.

5. En el navío hay quinientas libras de oro, plata y todavía una multitud de objetos preciosos. Todo esto pertenece a vosotros, junto con el navío. ¡Pero a la repartición sed justos e desinteresados, y servíos según vuestras necesidades! El navío puede ser considerado como encallado y según la ley marcial romana primo occupanti jus (El derecho de la propiedad corresponde al primer ocupante) es enteramente vuestra propiedad. ¿Estáis satisfechos con eso?».

6. «¡Señor y Maestro en todo Poder, Sabiduría y Fuerza del Espíritu perfecto de una Divinidad altísima!», dijeron Aziona e Hiram. «¡Quién no iba a estar satisfecho con esto! ¡Y eso tanto más porque comprendemos que esto verdaderamente es un regalo de lo Alto!».


Capítulo 196. La codicia de Judas Iscariote. Las ventajas del reposo nocturno en tumbonas.

1. (Aziona e Hiram:) «Nosotros dos estamos ahora convencidos que ante todo Tú por lo menos eres un semidios, y este joven (Juan) también… los demás hasta ahora no han dejado traslucir nada de sus capacidades divinas, pero también serán unos seres semejantes, dado que forman parte de vosotros dos. Pero el uno allí que mira con el semblante relativamente adusto tiene todavía un aspecto mundanamente humano; pues él será sólo un hombre un poco mejor dado que se encuentra entre vosotros. Cuando el navío enemigo se acercó a la orilla hemos notado que él muy preocupadamente trataba de esconder su monedero debajo de sus vestidos… pues, ¡dioses no necesitan estos excrementos terrestres!».

2. A estas palabras algunos discípulos casi no pudieron aguantarse la risa, y Tomás dio toquecitos a Judas Iscariote en el hombro, diciendo: «Bien tirado, pastor, ¡tus flechas dan exactamente en el blanco! ¡Eso fue por una vez un golpe al tiempo oportuno! Me habría gustado reprocharte en voz alta cuando simpatizabas tanto con la idea de llevarte las riquezas del navío y lo que hay al pie de aquel saliente de roca; pero me pensaba: “¡Igual alguien otro ya lo hará!”. Y, ¡correcto!... ¡No me he equivocado en mis esperanzas verdaderamente ansiosas! Mira, ¡con facilidad habrías podido dejarte llevar por uno de estos osos tan atentos hacia aquel saliente de roca! ¡Y si no accidentalmente te hubiera zampado uno de esos indios golosos, entonces mañana por la mañana habrías podido apropiarte de todo los objetos valiosos de allí! - Pero ahora la historia ya tiene otro aspecto...

3. Como ahora al acercarse el peligro has puesto tus monedas a buen recaudo debajo de tu refajo, de todos modos hay que elogiarte como buen economista y administrador. Pero que te conste que eso de cosechar a escondidas como lo has intentado en Kis –ya sabes, en la gran corte– y con el Marco, en las tiendas del Ouran, ¡esto aquí no te dará resultado! Parece que tú, hombre pobre, en este plan ya no tienes nada en perspectiva. Por eso yo, en tu lugar, ¡hace mucho tiempo ya habría vuelto la espalda a esta compañía!».

4. A estas palabras Judas Iscariote ya no sabía qué responder y soportó todo, tragándolo en silencio, porque mi punición inexorable de las fieras humanas le había infundido un gran miedo y respeto ante Mí. A pesar de eso, poco después se recostó en el césped y pronto se durmió.

5. Ante eso Hiram dijo: «Ahora que he visto a este hombre de cerca, me doy cuenta que es el mismo al que en mi sueño de Luz he visto como hombre obscuro y sin luz; mientras que Tú, Señor y Maestro, eres el hombre más luminoso pues desprendías la Luz más fuerte! - Pero, ahora decidme, amigos celestiales, ¿no tenéis sueño ni cansancio según nuestra manera humana? Porque pronto buscaríamos colchonetas y otros utensilios para dormir».

6. «¡No te preocupes!», le respondí. «Se descansa muy bien en estos bancos provistos de buenos respaldos. Incluso os digo que los hombres prolongarían su vida corporal por una tercia parte, si –en el sentido de sanidad natural– construyeran buenos bancos y sillas de reposo, del estilo como los ves aquí - en vez de camas horizontales... Porque con el reposo horizontal la circulación sanguínea sufre un cambio demasiado importante entre el día y la noche, provocando desde tierna edad mucha clase de dilaciones y alteraciones en los órganos nutritivos y digestivos. Pero en ésta posición de descanso todo permanecerá en el mejor equilibrio.

7. Abrahán, Isaac y Jacob durmieron todos únicamente en ciertas sillas de brazos, pues no conocían un reposo horizontal, y con la acostumbrada sobriedad de su modo de vida alcanzaron una edad muy elevada, y eso con toda fuerza anímica. Pero cuando más tarde los hombres ya no se preocupaban de eso, la duración de su vida disminuyó a la mitad de años.

8. Lo más desventajoso es el reposo horizontal para las mujeres embarazadas; primero porque ya el feto queda deformado y débil, y segundo, porque en general sus partos laboriosos y conflictivos son una consecuencia del reposo horizontal... Esto os lo digo respecto a la salud corporal... pues el que hace caso a mis Consejos también sentirá las buenas consecuencias corporales...

9. Además, en el verano deberíais dormir al aire libre y no en habitaciones, cabañas y chozas enmohecidas - y pronto percibiríais las buenas consecuencias de mi Consejo. Sólo en invierno son necesarias habitaciones limpias y secas, moderadamente calentadas. El que vive así, según el orden original, y que come y bebe sobriamente, tendrá muy poco que ver con médicos y farmacias».

10. «Oh, verdadero Señor y Maestro de la Vida», dijeron Hiram y Aziona, «también por eso te debemos una gratitud sin fin; y pondremos este consejo extraordinariamente sabio en práctica según nuestras fuerzas y nuestra comprensión».

11. E Hiram dijo: «Por mi parte aún quisiera añadir: ¡El Maestro de toda Vida debe saber mejor que nadie qué es lo más provechoso y beneficioso para toda la Vida! Pero como en esta Tierra una vez deben haber existido los primeros hombres originales, me pregunto, cómo estos habrán vivido en el sentido natural…».


Capítulo 197. La historia primitiva de los seres humanos.

1. Dije Yo: «Mis queridos amigos, aunque tengáis muchas experiencias y estéis al tanto de muchas ciencias, ¡en este caso nos resultaría difícil el daros una respuesta comprensible para vosotros! Pues esta Tierra es un cuerpo celeste extremadamente antiguo, y para vuestro concepto de medir el tiempo no hay cifra comprensible para vosotros con la que se podría daros una idea de sus años de existencia.

2. Pero seres humanos como ahora los lleva el suelo de la Tierra sólo existen hace poco más de cuatro mil años. (Véase la obra de Jakob Lorber (Editorial Muñoz Moya) El Gobierno de Dios o la historia de la humanidad.) Los verdaderos hombres de aquel entonces eran como vosotros, sólo que según su modo de obrar se dividían en dos clases, a saber: los hijos de Dios, porque su corazón y su ánimo reconocieron a Dios y le permanecían fieles - y los hijos del mundo, porque se desentendieron más y más de Dios, y en todo sólo servían al mundo como ahora la mayoría de los hombres. Construían ciudades y muchas clases de templos paganos, y su dios principal era, como hoy, el dinero. Estos vivían igual que hoy día, por lo que su vida terrenal era tan corta como ahora.

3. Otra cosa era la Vida de los hijos de Dios. Estos habitaban sólo en las montañas y muy raras veces se dirigían a los valles. Llevaban una vida sencilla y natural. No había ciudades, ni distritos, ni aldeas, ni casas, sino únicamente ciertos céspedes limpios rodeados de árboles sanos. En todo el alrededor de los céspedes, tocando los árboles, se había construido un terraplén en forma de banco que, donde era conveniente, estaba cubierto abundantemente con musgo. De modo que este terraplén redondo interior formaba un banco de reposo para el día y uno de descanso para la noche.

4. Su alimento consistía en general en frutas buenas y maduras de árboles, en raíces sabrosas y en leche. Instruidos mediante revelaciones interiores, con el tiempo aprendieron hacer herramientas y utensilios domésticos, muy necesarios, de hierro y otros metales. No tardó mucho y ya se dedicaron a la agricultura, prepararon harina e hicieron pan bastante bueno - y otras cosas por el estilo, pero todo sin aspavientos. La finalidad de una cosa los satisfacía completamente y, durante todavía dos mil años, continuaron viviendo así en la mayor sencillez, con lo que alcanzaban una edad sumamente avanzada.

5. Sólo cuando se dejaron seducir paulatinamente por el lujo y la belleza de los hijos del mundo, como castigo muchas veces fueron subyugados por ellos, pues efectivamente los hicieron esclavos - salvo un pequeño grupo que había quedado fiel a Dios hasta a la época de Noé. A partir de entonces todo cambió: su estatura corporal se hizo más pequeña y se volvieron más débiles. Y su vida raras veces llegaba a los cien años, mientras antes casi llegaba a los mil.

6. Como es sabido, los primeros habitantes de la Tierra que se habían hecho materialistas, por su propia culpa en la época de Noé quedaron ahogados por el diluvio que cubrió la mayor parte de la Tierra habitada. No pocas veces el fuerte oleaje originado por tormentas y huracanes se levantó algunas varas por encima de las cumbres más altas de los montes; con lo que en su contorno aniquilaron toda la vida salvo a Noé y su pequeña familia, como también y los animales cobijados en el arca. Pero con Noé comenzó una época totalmente nueva en la Tierra.

7. Con esto tenéis un compendio fiel y verídico de la historia primitiva de los hombres en esta Tierra, y de eso podéis deducir todavía más vivamente que mi Consejo que os había dado es bueno y justo».

8. Dijo Hiram: «Pero, único Maestro omnisapiente y todopoderoso de la Vida y Señor de todos los hombres, si la Tierra ya es tan terriblemente antigua, ¿qué especie de hombres vivía entonces en ella antes de los verdaderos hombres que nos igualaban? ¡Pues no puede ser que la Tierra, despoblada y desierta, por casi media eternidad haya orbitado alrededor del gran Sol totalmente en vano, hasta cuando hace cuatro mil años aparecieron tus primeros hombres de los que hablaste! ¿O acaso, hasta entonces, estaba realmente totalmente despoblada y vacía? - A pesar de ser muy irrespetuoso de mi parte el preguntarte por algo así, pero como veo que en Ti y en este joven evidentemente hay una especie de omnisapiencia, ya vas a perdonarme mi indiscreción».


Capítulo 198. La historia primitiva de los seres vivientes.

1. Dije Yo: «Tú, continúa preguntando, porque con nosotros nunca te faltarán respuestas, ¡y estas siempre contendrán la inalterable Verdad de la Vida exterior e interior! Por eso, ¡presta mucha atención a lo que voy a responderte a tus preguntas!

2. Mira, antes de los primeros hombres verdaderos ya nombrados también había seres que, conforme a la forma exterior, eran muy semejantes a los hombres actuales – como también en incontables cuerpos terrestres parecidos a este mundo–. Hubo muchas épocas en esta Tierra en las cuales una generación pereció y, poco a poco, otra surgió en su lugar - siempre más perfecta en algo.

3. Mucho tiempo antes de que tales generaciones se reemplazaban –en general de siete mil años a siete mil años, o a lo sumo también de catorce mil a otros catorce mil años–, la Tierra sólo estaba poblada de vegetales más diversos. Sólo en las partes donde el agua no cubría el suelo, poco a poco aparecieron los animales grandes y pequeños de sangre caliente. El reino de los animales acuáticos y más tarde de los anfibios ya era representado muchísimo antes de la magnífica vegetación de las regiones con suelo seco… como también el reino de diversos insectos volantes… Y la mosca y miles de sus especies eran como arquetipos primitivos de las aves que ahora, por supuesto, ya no existen - aunque la mosca, como la primera criatura viviente y como principio primitivo de toda clase de seres alados, en cada cuerpo celeste hasta ahora es la misma y también en el futuro seguirá siéndolo.

4. Solamente cuando en la Tierra había un suelo más fértil, y cuando por frecuentes erupciones e incendios subterráneos enormes en muchos miles lugares el suelo endurecido fue removido violentamente en largas y extensas filas de montañas… solamente entonces el suelo estaba poniéndose en condiciones de producir una vegetación fértil y a seres dotados de cierta inteligencia, para que estos pudiesen desarrollarse en él. Por eso sólo entonces el eterno Espíritu de Dios todopoderoso y omnisapiente llamó a las primeras criaturas humanas a una vida individual...

5. A partir de aquella época, como antes explicado, durante muchos tiempos de la Tierra –para vosotros inconcebibles– las generaciones se alternaron una con la otra, y cada vez una generación un poco más perfecta reemplazó la anterior menos perfecta.

6. Mira, este lugar seco que sin duda se encuentra unas veinte alturas de un hombre sobre el nivel de esta pequeña mar subterránea, ¡el mar lo inundó un millón de veces! Después, por supuesto, cada vez de nuevo surgió el suelo seco, como ahora, pero muchas veces en una forma bastante cambiada. Y antes de que desde ahora hayan transcurrido unos seis mil años, de nuevo este suelo se encontrará debajo del mar, y después de un tiempo de otra vez aproximadamente nueve a diez mil años estará de nuevo seco, como ahora. Esto siempre continuará alternando así hasta que la Tierra, o mejor dicho su materia, se haya convertido totalmente en Vida».

7. «Señor y único Maestro primario de toda Vida y de todo lo que existe», dijo Hiram. «¿Qué pasará con la población de los seres humanos que en aquel entonces todavía existirán? ¿Estos entonces volverán a morir ahogados miserablemente?».

8. «¡Ni mucho menos!», le respondí. «Porque tales inundaciones periódicas del mar siempre se producen muy lentamente y sin ser percibidas, de modo que todos los hombres tienen mucho tiempo para retirarse del mar y emigrar a aquellos continentes meridionales, donde el mar al retirarse dejará en seco muchas tierras extensas, porque durante tales períodos se dirigirá nuevamente más al norte. Y así será también al retirarse al sur.

9. De manera los hombres de ninguna manera han de temer peligro alguno. Además, mi Espíritu los guiará de modo que mucho tiempo antes podrán hacer los preparativos justos. - ¿Lo has comprendido hasta cierto punto?».

10. «Sí», dijo Hiram. «Me parece que se me antoja como si lo hubiese comprendido, pero para obtener una concepción muy clara de estas relaciones maravillosas antes nunca pensadas y aún menos oídas –las que se hallan en la naturaleza magnífica de los mundos grandes y en su orden– ¡para eso hace falta más que mi entendimiento infinitamente limitado! Por eso me resulta imposible el comprenderlo fundamentalmente; sin embargo, te creo cada palabra, porque Tú eres sabio suficiente para saber, conocer y comprender todo eso exactamente, dado que tu Espíritu –según me dijo Aziona– debe ser uno solo con el Espíritu de una Divinidad suprema, en el poder, en la visión y en el conocimiento más perfecto - donde yo tampoco comprendo cómo eso es posible, pero lo creo porque Tú nos has presentado tantas pruebas extraordinariamente poderosas sin habértelas pedido. Quizás también para nosotros aún vendrá un tiempo en el que comprenderemos tales cosas mejor que ahora, pero por ahora sólo debemos creerlo».


Capítulo 199. La diversidad de los mundos.

1. Dijo Aziona: «Dime, inimaginablemente sabio, ¿hay en este infinito universo de creación todavía más mundos como este, en los que los hombres tienen una vocación perfectamente igual en todo a la nuestra?».

2. «Amigo», le dije Yo. «¡Observa una vez tu propio cuerpo con atención justa, y observarás en él una multitud de diferentes miembros y partes! ¿Acaso pueden estos tener una sola finalidad? ¡¿Pueden el cerebro y el estómago tener una y la misma finalidad, o el ojo y las orejas, las manos y los pies, o la nariz y la boca?! Mira, aunque el cuerpo humano esté compuesto artísticamente de innumerablemente muchas partículas ínfimas, aun así incluso las dos partes idénticas más cercanas, formando un y el mismo órgano, ¡no tienen la misma cualidad ni finalidad!

3. He aquí un ejemplo: Dos nervios individuales se encuentran uno al lado del otro. Ambos reciben el mismo alimento y están animados por el mismo fluido vital, y el efecto que surten es de mantener y hacer crecer dos cabellos situados en la cabeza, el uno al lado del otro. Ahora bien, estos dos nervios muy insignificantes como causas de los mismos efectos deberían también tener las finalidades idénticas; pero Yo os digo: ¡De ninguna manera! Estos dos nervios pequeños referente a su finalidad son tan poco semejantes como varón y hembra, y por eso también su organismo interior en general es diferente.

4. Ahora opinas y te dices: “En este caso dos nervios masculinos o dos femeninos deberían ser completamente idénticos”. Pero Yo te digo: ¡Tampoco tan perfectamente como tú te lo imaginas! Porque si eso fuese el caso, todos los cabellos deberían crecer saliendo del mismo lugar de la cabeza. Por otro lado, una contigua organización igual de nervios masculinos –por encontrarse tan sólo por una línea más aparte sobre un lugar de la cabeza que presenta condiciones enteramente diferentes– ya no lograría conseguir que crezca cabello alguno. Además, incluso puede suceder que el necesario impulso de asimilación requerido por toda la naturaleza se fortifique también más de lo debido en los nervios de las raíces de los cabellos. ¿Qué sería la consecuencia de eso? ¡Pronto podrías contar con facilidad los cabellos que te quedan!

5. Consta que tal fenómeno en el cuerpo humano es involuntario, pero a pesar de eso en la mayoría de los casos esto se produce como una consecuencia de aspiraciones desordenadas de un alma sensual y material. El impulso de asimilación es absolutamente necesario para la reproducción y el mantenimiento de la vida natural, pero en su fuerza sobre o bajo de la medida prescrita por la naturaleza misma es una muerte de lo natural.

6. Supongamos que no existiese el estímulo mínimo de atracción entre el sexo masculino y el femenino, como lo es también con los animales, entonces, sin duda alguna, se acabará la reproducción de la vida natural. La razón de eso, vosotros dos, la comprenderéis muy bien. La falta total de este estímulo sería la muerte evidente de toda la vida natural. Del mismo modo un estímulo o impulso de asimilación que sobrepasa sus límites significa lo mismo como la evidente muerte de la vida natural, y con esta también fácilmente la Vida del alma.

7. Por ejemplo: El ojo tiene el estímulo de asimilación hacia la luz. Si este estímulo no está mantenido en los límites justos y un hombre empieza a mirar fijamente en el sol, entonces por semejante sobreexcitación pronto el ojo morirá, pues se quedará ciego. Y lo mismo sucederá a todos los sentidos humanos.

8. El estímulo de asimilación recíproco sólo puede ser mantenido en su equilibrio saludable, dando al alma libre leyes que la permiten arreglar con seguridad el curso de su vida corporal. Consta que tales leyes sólo pueden ser dadas con toda eficacia y de modo benéfico de Aquel que creó los Cielos, espíritus, el Sol, estrellas, la Luna y esta Tierra, más todo lo que vive y respira en, sobre y encima de ella. Por parte del Creador esto siempre ha sido realizado; sólo que en todos los tiempos había pocos que, en todo, habían observado seriamente estas leyes. Pero los que sí vivían según tales prescripciones también siempre han cosechado las verdaderas bendiciones temporales y eternas; pero los ociosos, los menospreciadores y los incrédulos han experimentado lo contrario en sí mismos y también en otros semejantes a ellos.

9. De todo lo que acabo de mencionar en lo que se refiere a tu pregunta principal, se evidencia claramente que en todo el infinito universo de la Creación no existe otro cuerpo celeste que tenga la misma finalidad suprema, y que para obtenerla tenga la misma organización interior y exterior como precisamente esta Tierra».


Capítulo 200. La diferencia entre los hombres de esta Tierra y los de otros mundos.

1. (El Señor:) «En todas partes encontraréis animales más o menos parecidos a los de la Tierra, así como también hombres; pero en ninguna parte hay tanta diversidad como aquí, pues en todas las otras partes sólo existen pocas especies, tanto en el reino animal como en el vegetal; y los hombres no viven en un orden libre, sino más bien dentro de un orden impuesto, actuando más bien por un reconocimiento instintivo que por uno libre, hecho de sí mismo y basado en experiencias.

2. En las grandes y extensas tierras solares, sobre territorios o cinturones globales, en el fondo ya existe representado casi todo lo que al mismo tiempo existe en particular en los planetas que están en órbita alrededor de estas tierras solares. También se manifiesta mucha sabiduría entre la diversidad de hombres dotados del don de la palabra; sin embargo, allí también la lengua y la sabiduría frecuentemente considerables son más bien instintivas, y no se basan en facultades elaboradas con las penas y el trabajo propio de una actividad libre. (Véase la obra de Jakob Lorber (Editorial Muñoz Moya): El Sol Natural)

3. Por eso allí no hay mérito, como las abejas aquí en la Tierra tampoco tienen mérito cuando construyen los panales artísticos, sacando la sustancia de las flores. Para cada pensador lógico la abeja parece más bien ser una herramienta de una inteligencia espiritual del Más Allá que un ser dotado de una libre voluntad. Lo mismo ocurre en todos los demás cuerpos celestes con los hombres creados, aunque sus formas exteriores en general son incomparablemente más hermosas y nobles que las de los hombres de esta Tierra.

4. Verdad es que los habitantes de los otros cuerpos celestes aun así llevan mucha ventaja al instinto de los animales de esta Tierra, pues también poseen cierta cámara interior de Vida, en la que sienten una especie de discernimiento libre que les permite que reconozcan un supremo Espíritu divino, y le veneran de su manera, la cual, en los cuerpos celestes muy distintos, por supuesto, también es muy distinta.

5. Consta que la mayoría de los animales de esta Tierra en su alma tiene un centro íntimo sensible a la libertad - por lo que también pueden ser domesticados y adiestrados. Pero esto no es comparable con la facultad psíquica de los habitantes de los otros cuerpos celestes. - Ahora, para tu comprensión, pienso haber respondido suficientemente a tu pregunta principal. Los dos, ¿habéis comprendido bien mis Explicaciones?».


Capítulo 201. Una ojeada al Saturno.

1. Dijo Hiram: «Gran Sabio sublime, ya estaría todo en el mejor orden, dado que te creemos todas tus Palabras. Pero ya que parece que a ti todo es posible, tampoco te resultará imposible permitirnos echar una ojeada a uno de estos mundos terrestres completamente diferentes; - pero al mismo tiempo a nosotros dos para que después podamos dar un testimonio válido a los demás».

2. Dije Yo: «¡No hay cosa más fácil que esto! Pero tan sólo con vuestros ojos carnales eso es imposible; por eso, durante poco tiempo, Yo voy a unir vuestro ojo corporal con él de vuestro espíritu y él de vuestra alma... Pues allí en el firmamento ya veis un astro bastante grande y de poco resplandor - se trata del planeta Saturno. ¡Fijad ahora vuestros ojos en él y veréis como aumenta rápidamente hasta que tengáis la impresión de encontraros vosotros mismos sobre él! Y luego podréis contaros lo que habréis visto. ¡Adelante, pues!».

3. En este momento los dos empezaron a fijar su mirada en la estrella y esta aumentó rápidamente. Ya distinguieron su anillo dividido y varias de sus lunas. Pronto veían las lunas tan grandes como la Luna terrestre, pues continuaban aumentando. Ya se presentó el planeta mismo ante sus miradas en una magnitud y majestad respetuosa. Con eso su asombro ya empezó a sobrepasar todos los límites. Y en la medida en que veían todo mejor, también aumentaban su comentario sobre todo que veían.

4. A eso ya se encontraban muy cerca de la primera luna que evidentemente es la más lejana del planeta, e Hiram exclamó: «Qué mundo tan enorme, ¡pero lo estéril que es! Por supuesto que hay hombres, animales y plantas; ¡pero todo tiene un aspecto como atrofiado!, y de las personas se tiene la impresión que no tienen mucha inteligencia y que son nada de bonitas. Hay escasez de animales, y los que hay, tienen un aspecto muy extraño. Y la flora es muy monótona y achaparrada - No, ¡esto no nos gusta en absoluto!

5. Menudo mundo que ahora se nos está acercando, ¡este pinta aún menos! Y ahora un tercero que tampoco vale nada, ¡pues sería un mundo adecuado para el sabio Diógenes! Ahí viene un cuarto que tampoco es de aspecto mejor. He aquí un quinto, todo en tamaño menor. La parte habitable tiene un aspecto un poco mejor que con los anteriores. Pues las criaturas pequeñas saltan alegremente como monos; pero en ninguna parte se ve casas... También la fauna parece muy sencilla y escasa, y también la querida flora es muy rara. Y ahí ya vienen un sexto mundo más pequeño, y un séptimo. Pero, ¡qué horror de aspecto!

6. Oh estrépito de Zeus, ¡qué mundo más enorme ahora se nos está acercando, pues no tiene fin (se trata del anillo exterior del Saturno.) ! Es como si continuara siempre en línea recta. ¡Qué aspecto más magnífico! Largas cordilleras parecen extenderse eternamente, y se ve lagos y ríos. Las criaturas y las plantas se asemejan más a las nuestras, ¡pero nada de una cultura notable! Los seres humanos que tienen un aspecto muy particular parecen desconocer la alegría y son enormemente grandes. Y no hay casas, ni aldeas y aún menos ciudades.

7. He aquí otro mundo gigantesco que se nos está acercando; es como si un mundo grande estuviese metido dentro de otro. Por lo demás no hay gran diferencia entre este mundo enorme y el anterior. ¡Y ya viene un tercer mundo muy parecido! Pero ¡cuántas tierras se encuentran metidas la una en la otra! En este último mundo los hombres son pequeños y tienen aspecto de fantasmas… Y todo es muy desierto y casi sin cultura... ¡Pues a mí no me gustaría vivir allí!

8. ¡Pero ahí otra vez se nos está acercando una especie de mundo pequeño! Ahora, estando más cerca de él, tiene un aspecto impresionante, ¡pero no se puede descubrir criatura alguna! Pero, cielos, ¡ahora se nos está acercando una tierra que nos inspira respeto!».

9. Después de casi media hora de observaciones, acompañadas de muchas exclamaciones, Yo hice a los dos volver a su estado normal, conservándoles en sus almas e incluso en sus cerebros la memoria completa de la visión, y luego los pregunté si les había gustado el Saturno. (Véase la obra de Jakob Lorber (Editorial Muñoz Moya): El Saturno)


Capítulo 202. La pregunta por el Mesías.

1. «Oh, Señor, lleno de Omnipotencia y de Sabiduría», respondió Hiram. «¡Eso fue inefable! El último mundo –a la vez también el más interior– era verdaderamente un mundo lleno de maravillas. Sólo que todo era de un tamaño tan colosal que nosotros ante los hombres de allá –los que, además, tienen un aspecto muy favorable– nos sentimos como ratones en un país de elefantes. Todo se encontraba en la misma relación, también en media altura de las montañas, mientras que en los valles la cultura ya se asemejaba bastante a la de nuestra Tierra. Pero para describir en detalle todo lo que vimos, ¡para esto necesitaríamos cien años o quizás más!

2. Ahora comprendemos por qué únicamente la Tierra tiene el destino de llevar verdaderos seres humanos semejantes al Dios altísimo. Y también reconocemos que Tú debes estar penetrado de tal Espíritu altísimo de Dios, porque de lo contrario te resultaría imposible el descubrirnos los milagros de aquella estrella llamada Saturno, y presentárnosla visiblemente. Señor y Maestro, El que ha creado todos estos mundos debe ser grande, poderoso y sabio - más allá de nuestra comprensión. Pero reconocer a este Maestro mismo de más cerca, por supuesto, valdría mucho más que mantener la facultad de tener una visión cercana de todas las estrellas del cielo.

3. Por eso nosotros ahora te rogamos a ti y también a este joven de todo corazón de enseñarnos conocer al verdadero Creador de todo el mundo espiritual y material, hasta que al menos podamos hacernos de Él una idea perfecta y también que nosotros –los que según tus Palabras somos los hombres más perfectos, o sea, formalmente verdaderos niños de Él– sepamos lo que hemos de hacer ante Él, para aparecer ante sus Ojos tan dignos como posible - lo que ya somos por su Voluntad y lo que debemos hacernos aún más. Pues somos hombres muy serios y tenemos una voluntad muy firme. Y lo que una vez hemos aceptado con convicción, esto también lo defendemos con la firmeza de una roca, y no como hombres veleidosos».

4. «Ved, en realidad, ahora hemos llegado al punto esencial por el que hemos venido a vosotros», dije Yo, «y de nuestra parte llegaréis a conocer precisamente al Creador de todas las innumerables Obras prodigiosas, y eso no sólo superficialmente, sino tan perfectamente como posible - también su Voluntad, fácilmente a cumplir… porque sólo mediante el cumplimiento perfecto de la Voluntad divina reconocida, cada ser humano llega a ser un verdadero “niño” del Dios verdadero, si está provisto de todos los dones de sabiduría y de poderes del únicamente verdadero Dios supremo. - Pues ya habíamos soltado alguna vez algunas palabras sobre el Mesías de los judíos que debe venir. Y ahora me gustaría saber de vosotros vuestra opinión totalmente libre sobre este asunto de los judíos. Por eso, ¡hablad ahora sin timidez!».

5. Hiram reflexionó algunos momentos y luego dijo: «Sí, sí, es verdad, Señor y Maestro en todas las cosas y fenómenos. Ya antes, durante el día, lo habíamos mencionado por encima. De los libros judíos he leído casi todo lo que se refería a este particular; pero todo sonaba tan extraño y estaba tan lleno de imágenes tan místicas e incomprensibles que, por lo menos en lo que se refiere a mí, yo no era capaz de comprenderlo. También pregunté en ocasiones a varios judíos inteligentes, pero pronto me di cuenta que ni ellos mismos sabían más que yo en este respecto. De modo que a base de mi raciocinio hasta ahora no os puedo decir más que yo mismo he juzgado sobre eso y lo que también otros hombres pensadores han juzgado sobre ello.

6. Por lo menos hasta ahora cada pueblo en la Tierra –aparte de algunas Revelaciones más sublimes– él mismo ha sido más o menos creador de su propia religión, de sus usos y costumbres, y de sus esperanzas positivas; y probablemente lo seguirá siendo en la mayoría de los casos. De modo que parece que este también será el caso con los judíos.

7. En un pueblo grande más o menos nueve de cada diez hombres lo pasan mal, de modo que sólo una décima parte puede decir: “¡Aparte de lo de la muerte la vida es justamente aguantable!”. En este caso, ¿qué otra cosa podemos hacer sino vivificar una fe en el pobre pueblo y consolarlo con toda clase de esperanzas originadas en la poesía humana, o con un elisio del otro mundo, o con un Mesías o Salvador maravilloso, completamente idéntico con una primera Divinidad... En esta esperanza bienaventurada generaciones morirán y yacerán sin fe ni esperanza en la amable madre fresca de la Tierra. Yo, por mi parte, no critico esto, pero con toda mi franqueza, ¡no es así como los hombres se lo imaginan!».


Capítulo 203. El concepto de Hiram acerca del Mesías.

1. (Hiram:) «Un verdadero Mesías para los pueblos sería la quintaesencia de una Doctrina pura, mediante la cual los seres humanos en todo su ser reconocerían a sí mismos, y sólo a base de eso también a Dios como el Fundamento más omnisapiente, más todopoderoso y más lleno de amor de todo que existe; y ante todo también deberían intentar mantener a sus descendientes en tal reconocimiento. Pero es precisamente el gran mal del cáncer en este mundo que ninguna doctrina, con lo pura que sea, pueda tan sólo mantenerse pura durante quinientos años, y eso por las muchas doctrinas falsas e impuras que se entremezclan, pues pronto la doctrina original quedará obscurecida… y con cada doctrina nueva tan pura y verdadera que fuera pronto se formarán ciertos jefes y superiores de los que pronto se originará una casta sacerdotal que ya no tocará un arado ni una laya sino solamente doctrinará; pues más y más sólo quiere dominar y vivir bien, sin preocupaciones... De qué manera tal casta privilegiada manipula una doctrina nos muestran los ejemplos de todos los pueblos que nos son conocidos, ¡de modo que no vale la pena de derrochar una sola palabra más sobre este asunto! Así que ante tu sabiduría soy de la opinión humilde e incompetente que un hombre como tú y también este joven aquí, podríais ser los verdaderos y justos Mesías para los pueblos, porque para eso tenéis la verdadera sabiduría y también el poder que se origina de esta en abundancia.

2. ¡Pero para eso habría que tomar numerosas precauciones extraordinarias! En primer lugar habría que hacer una limpieza entre todos los seres humanos que son completamente corruptos, o eliminarlos. ¡Y luego habría que eliminar todos los templos actuales, las escuelas, las iglesias, los sacerdotes y doctrinadores! ¡No debería quedar ni un rastro del estado cultural presente! Sólo hombres como vosotros deberían continuar de existir acá y allá, y ante todo deberían preocuparse por la preservación y la propagación pura de –yo digo– tu Doctrina; y según nuestro ejemplo apartar todo lo mundano. Así, originado por el cumplimiento con los actos mencionados y dirigidos de un mesiado, con el tiempo se podrá ayudar a todos los seres humanos. Pero todo lo demás que consiste en reparar y remendar las situaciones viejas son penas infructuosas para el bienestar global de los hombres.

3. Sin duda, acá y allá se formarán sociedades mayores y menores que aceptarán tu doctrina, y también por cierto tiempo mantendrán su estado puro; pero pronto vendrán poderosos hombres de mala índole que las asaltarán y que acabarán con ellas como lo hemos visto hace unas horas, o las sociedades designarán nuevos doctrinadores y celadores de esta doctrina, de los cuales con el tiempo se formarán exactamente los mismos sacerdotes como los podemos ver ahora a miles en todos los sitios.

4. Pero para realizar tu doctrina con buenos resultados, ante todo hay que apartar el ánimo humano de todas las ventajas materiales y mundanas. Para la preparación de las necesidades de la vida, los hombres nunca deben querer elevarse sobre el arado, la laya, el hacha y la sierra, y tampoco deben poner el menor valor en cosa material alguna sino únicamente en la formación interior puramente espiritual de la vida - entonces podría funcionar. Pero ante la cultura mundana actual de los hombres, ¿dónde sería esto posible? ¿Quién quitaría de en medio los numerosos intereses mundanos materiales?

5. Pero si se siembra tu verdadera doctrina puramente divina en tal viejo fango del mundo, entonces pronto se podrá ver la gran cantidad de hierba mala que echará tallos entre los más nobles brotes de tu semilla doctrinal sembrada. Con nosotros, si pudiéramos obtener un territorio cerrado muy lejano de toda demás civilización, seguro que la doctrina se mantendría pura durante mucho más tiempo. Pero en las otras regiones del mundo no tendría el mismo éxito.

6. Como ya lo he mencionado antes, esta es mi opinión sobre el Mesías, al que sobre todo los judíos esperan en vano. También puedo haberme equivocado considerablemente; pero como según tus Palabras cada hombre puede alcanzar su perfeccionamiento en la vida únicamente mediante su propia actividad –formando y guiando su propia vida anímica interior–, tampoco necesita a otro Mesías que uno como tú lo eres, pues un verdadero enseñador y doctrinador experimentado en todas las esferas de la vida… y precisamente por eso un enseñador sumamente sabio... Todo lo demás es una quimera poética que se encuentra por ahí sin huella de una verdad - es como un rosal rico en flores y espinas, cuya fruta sirve para nada porque no da alimento a los hombres y tampoco sirve para otras finalidades - ¿Qué piensas tú de mi opinión?».


Capítulo 204. Mesías y redención.

1. Dije Yo: «Principalmente estoy de acuerdo con tu opinión, sólo que en algunos casos particulares referentes a la fundación, a la divulgación y a la conservación de la Doctrina no del todo, aunque en cierto modo tu aspecto de verlo contiene algunos detalles aceptables.

2. Lo que se refiere a tu opinión que se debería hacer una limpieza entre los seres humanos y de todas sus obras de su cultura mundana, tal limpieza ha sido realizada en la época de Noé sobre la Tierra que en aquellos tiempos estaba habitada - con una pequeña excepción, como también lo ha descrito Moisés, aunque sea sólo en imágenes. Pero un verdadero sabio o conocedor de las correspondencias aún así podía deducir de ellas el verdadero estado histórico.

3. Pero, ¡cómo era la humanidad, transcurridos tan sólo varios cientos años, a pesar de que descendía del Noah sumamente pío y sabio!

4. Y otra vez en los tiempos de Abrahán fueron exterminadas Sodoma y Gomorra, juntas con las demás diez ciudades, porque estaban demasiado abandonadas a toda clase de vicios, pues el fuego y el azufre que cayeron del firmamento destruyeron las ciudades juntas con los hombres y el ganado de manera que de ellos ya no quedaban ni rastros. En el lugar de estas ciudades tienes ahora el Mar Muerto en el cual hasta ahora ningún animal puede vivir y también las aves y los pájaros evitan cruzarlo volando.

5. En los tiempos de Moisés el Egipto degenerado fue asolado durante muchos años por las siete plagas conocidas, de manera que dos tercios de la humanidad y del ganado quedaban limpiados; y todos los israelitas –los que al principio, como algunos hermanos de José, varios cientos años antes habían inmigrado allí por miseria, pero donde después tenían que tolerar opresión, vejación y persecución por parte del cruel Faraón– por ser los mejores trabajadores de este reino, fueron llevados muy lejos, de modo que por eso todo el reino incurrió en una gran pobreza y al mismo tiempo se produjo una anarquía. Pero poco a poco volvió a recobrar fuerzas, llegó a ser rico y sumamente poderoso; y por eso volvió a ser castigado por guerra, hambre y peste. Mira este reino ahora, ¡y lo vas a encontrar como todo el mundo!

6. De estos pocos hechos verdaderos te quedará claro que una limpieza de los hombres pecadores de ninguna manera produce un efecto tan saludable como tú te lo imagines, pues el empeoramiento de un hombre, así como también él de todo un género humano, no estriba tanto en la voluntad malvada de los hombres –como tú ante nosotros te lo piensas– sino más bien en la excitabilidad muy necesaria del alma para la Vida y en la pereza de moverse seriamente por los caminos reconocidos que llevan hacia la Luz.

7. Como el alma se complace tanto en el reposo y la ociosidad, ella busca ayudantes y servidores que trabajan para ella, o que por lo menos la ayuden. De esta manera ella llega a ser acomodada, rica y poderosa, y empieza a ordenar en su favor, promulga leyes, y organiza diversas cosas para su mejor provecho. Y mira, en la mayoría de los casos ella se hace la fina que no tiene ganas de realizar la menor actividad. He aquí la causa del empeoramiento de las costumbres de pueblos enteros, las que los empujan cada vez más de lo espiritual a lo material.

8. De modo que la pereza o las ganas cada vez mayores por ociosidad son y siguen siendo el comienzo de todos los vicios, y esta propiedad del alma humana es precisamente el espíritu malvado al que la Escritura llama “Satanás”… Y en esto consiste también el pecado original del cual padecen todos los seres humanos, y del cual nadie los puede liberar sino únicamente un Mesías verdadero, venido de los Cielos de la Vida más sublime y de la mayor actividad de ella.

9. Que entre los hombres de esta Tierra hay un mal original, esto ya lo han descubierto y reconocido todos los sabios de la Tierra, pero en qué consiste y cómo vencerlo no han podido averiguarlo. He aquí la tarea del Mesías: por medio de enseñanzas y hechos salvar a los seres humanos eternamente de este mal - cuyo fruto es la muerte del alma.

10. Pero únicamente si el hombre aplicará los recursos indicados exacta y fielmente, la salvación le resultará verdadera y eficiente. De lo contrario continuará siendo el mismo hombre malo que ha sido antes de la llegada del Mesías, porque el Mesías venido de los Cielos no liberará a nadie de su mal o pecado original sino únicamente a todo aquel que vive exactamente como lo prescribe la Doctrina de Él. ¡Pero que nadie espere de Él un efecto milagroso o mágico para la salvación del conocido pecado original!

11. Verdad es que el Mesías, en testimonio de que es Él, va a realizar grandes hechos maravillosos; pero estos milagros no serán en beneficio ni en provecho de un alma propiamente dicho, sino sólo servirán para despertar la fe y estimular al alma para que sea activa según la Doctrina dada.

12. De modo que el Mesías parece a un señor y tabernero rico y bueno que prepara un gran banquete y que envía a sus criados y servidores a todos los lugares, rincones, caminos y callejones para invitar toda la gente amablemente a participar en el gran convite. Pobres y ricos, pequeños y grandes, débiles y fuertes, y también impotentes y poderosos percibirán la voz invitadora por la boca de los enviados. Todos aquellos que acudirán también serán saciados, y los que no quieran venir tampoco serán obligados a hacerlo. Si vienen o no, al patrón que convida le dará igual, pero la bendición de la invitación sólo la obtendrán aquellos que han hecho caso a la invitación.

13. El gran convite o banquete será precisamente la Doctrina del Mesías. Quien la oye y la aplica será un participante justo en el gran banquete y recibirá bendición en abundancia; pero si alguien oye la Doctrina sin ponerla en práctica, para él será como una mesa bien puesta para alguien que no come nada de los buenos platos, de modo que si se presenta como invitado o no, esto no le sirve para nada. De modo que aquí tienes al Mesías - pues sabes cómo es y como seguirá siendo. - ¿Qué dices ahora referente a tal Mesías verdadero?».


Capítulo 205. La explicación del concepto del Mesías.

1. «Bien, eso es lo que también yo he pensado», dijo Hiram. «La humanidad debe ser enseñada desde el fondo según la plena verdad de la vida, y luego hay que animarla severamente de poner todo a la práctica en conformidad con la Doctrina, entonces fácilmente será salvada del mayor mal original de la Tierra llamado ociosidad, y por medio de eso también de todos los demás males menores ahí originados en cuerpo y alma.

2. Y para eso serías precisamente tú un Mesías que no deja nada a desear, dado que conoces mejor que nadie el mal original heredado desde la raíz. Ahora bien, yo puedo también equivocarme; pero por otro lado soy de la opinión que otro Mesías no será capaz de dar otra doctrina a los hombres que tú, a quien verdaderamente son conocidas todas las cosas y relaciones de todos los hombres y todas las criaturas, y a quien también están sumisas obediente y fielmente todas las fuerzas de la naturaleza y todos los espíritus y dioses de todas las zonas. Hablando sinceramente, tú y el joven allí, para nosotros sois verdaderos Mesías. Y en lo que se refiere a los demás seres humanos de la Tierra, estos no nos conciernen. Si tú no les resultas suficiente, ¡que hagan que les traigan uno de India, de Persia o de Egipto!

3. Pero lo que concierne tu Doctrina como verdadera máxima principal de la Vida para el hombre corporal y el anímico de esta Tierra, creo haberla entendido en su elemento fundamental: Amor para con Dios, respectivamente para Contigo, y a base de este el verdadero amor desinteresado y altruista para con el prójimo - amor que no debe hallar excepción alguna, sea la esfera que sea en la que un hombre requiera ayuda real. Pues el amor es eternamente la piedra fundamental en que parece fundar todo el sistema de la Vida. Si uno se atiene firmemente a esta base, y se actúa siempre conformemente con todas sus fuerzas, entonces no puede fallar que dentro de poco uno será liberado por lo menos del mal principal original. - ¿Tengo razón o no?».

4. «Yo ya sabía que tú ibas a orientarte», dije Yo. «Pues para un hombre natural poco inteligente un sabio justo seguramente siempre es un verdadero Mesías, es decir, es un mediador entre el mero sentido humano común y la sabiduría espiritual divina, y de esta manera sólo mediante el mediador el sentido común halla entrada en la sabiduría divina y se hace una sola con ella.

5. Cuanto más sabio es el mediador, tanto mejor serán los éxitos que seguramente alcanzará con aquellos a los que guiará; y si el guiado anda firmemente el camino de la Luz espiritual interior, entonces también quedará en la Luz y se apropiará de la Vida de la Luz, a la que no puede seguir la muerte porque la Vida de la Luz espiritual es eternamente la Verdad inalterable e imperecedera, la que eternamente debe seguir siendo lo que es; porque en toda eternidad dos por dos serán cuatro.

6. Tal como las cosas se relacionan con esta Verdad de ejemplo, tal también es la relación con todas las divinas Verdades espirituales de los Cielos. Estas existen y siguen existiendo eternamente, y únicamente ellas mismas son la verdadera Vida en sí, porque sin vida tampoco serían Verdades. De modo que un alma una vez que haya entrada enteramente en tales Verdades nunca ya podrá morir pues ella misma como Luz y Verdad tiene en sí la Vida y la posee completamente. Y eso, por supuesto, es el resultado de la actividad de un mediador verdadero.

7. En eso, mi querido Hiram, ya tienes toda razón si me tienes por un Mediador y Redentor justo. ¡Pero en las Escrituras consta que el Mediador anunciado será un Hijo del Dios supremo! De modo que un simple hijo de la Tierra con lo sabio que fuera, no podría ser suficiente para servir de gran Mediador justo entre la humanidad caída de la Tierra y el Espíritu supremo de Dios. Él debería tener en Sí una naturaleza y propiedad divina, y debería exponerlas francamente donde y cuando sea necesario. - ¿Que piensas tú de eso?».


Capítulo 206. Hiram da testimonio del Señor.

1. «¡Bueno!… ¿Acaso eso no es el caso Contigo?», dijo Hiram. «El que como Tú efectivamente está dotado de todas las Calidades divinas, él tampoco carece de una Naturaleza divina; y el que la posee, este también es un verdadero Hijo del Supremo. Y el Supremo también debe hallar placer supremo en tal Hijo, y por tal alegría ser completamente Uno con Él.

2. Porque Dios, en calidad de Espíritu todopoderoso más puro y colmado de la Sabiduría más profunda, sólo puede tener su alegría y satisfacción en lo que Le semeja en sumo grado, y no en el humo de carne de bueyes, terneros y ovejas quemados. Pero Tú eres muy parecido a Él, ¡y en el Espíritu ya eres casi como Él mismo! ¿Qué se necesita más para que como hijo temporal de esta Tierra a la vez ser un perfecto Hijo de Dios? Pero en tu caso, Señor y Maestro, eso ya es el caso inequívoca y evidentemente, y así Tú puedes ser el Mediador de todos los pueblos para con Dios, a pesar de que Tú nos has visitado en este rincón escondido como si fuésemos los únicos seres humanos de la Tierra, a los que Tú has elegido seriamente a elevarlos a tú Espíritu.

3. Señor y Maestro, ahora acabo de darte mi opinión sobre el Mesías –en general y en particular– y en lo que se refiere a tu Persona. En eso Aziona y yo somos completamente de acuerdo.

4. Yo, pagano de nacimiento, de la Doctrina divina de los judíos sólo sé lo que he llegado a saber de Aziona y también de otros judíos. Actualmente sobre todo los judíos hablan de un Mesías porque la opresión romana no les conviene, y les desagrada cada vez más. Por eso se entiende que ellos se imaginan a un Mesías y su Venida a la Tierra bajo muchas imágenes absurdas y raras. Sin embargo, no es necesario que únicamente a causa de los romanos venga un Mesías a los judíos, porque en muchos aspectos los romanos ellos mismos ya son una especie de pequeños mesías para los judíos, sobre todo para los pobres, a los que sin protección romana los del Templo ya hace mucho tiempo les habrían chupado la última gota de sangre.

5. Pero precisamente por los judíos templarios tan descarados –los que con pies más sucios pisan todo lo sublime y lo más puro y verdadero, y los que ya han ofuscado y entontecido los pueblos judíos– es sumamente necesario que venga un Mesías de tu especie que para los pobres será una verdadera salvación por parte de los Cielos. - Ahora he hablado, Señor y Maestro, y te rogamos de darnos algunas Palabras sobre este particular».

6. «Bien, debo confesar francamente que aquí ya no tengo mucho para deciros», dije Yo. «Porque ahora ambos comprendéis todo de un punto de vista verdaderamente correcto. En verdad os digo que en todo el país de Israel no he hallado tanto sentido común correcto como aquí. Por eso, verdaderamente, soy Él por el que vosotros dos me habéis reconocido. Sólo que hasta ahora únicamente vosotros dos habéis reconocido la Salvación de vuestra Vida. Pero vosotros sois unos cuantos en esta aldea. ¿Cómo pensáis hacer que lo comprendan? ¡No debéis hacerlo repentinamente sino sólo poco a poco, porque de lo contrario su libre voluntad sufriría un gran daño! Por eso vuelvo a preguntar cómo pensáis comunicárselo».

7. «Evidentemente este asunto resultará un poco conflictivo», dijo Aziona, «porque los demás son todavía más cínicos que nosotros. Pero como con el tiempo las uvas maduran, ¡las cosas ya se arreglarán! Yo soy de la opinión que también en el sector de la fe puede resultar más fácil tratar con hombres inteligentes que con hombres crédulos que pronto aceptan algo como verídico, pero que más tarde no son capaces de juzgar lo que han aceptado. - Pero estos hombres de aquí nunca compran un gato en el saco sino examinan la mercancía por todos los lados en una luz muy clara. Y cuando pueden emitir un juicio favorable sobre algo bueno y verdadero, entonces lo aceptan a todo precio. Así creemos que ya nos los arreglaremos con nuestros parientes y compañeros...

8. Ahora en el oriente ya empieza a amanecer y pronto va a haber una gran actividad en la bahía. Porque aquí, si se quiere tener una pesca abundante, hay que empezar a faenar antes de la salida del Sol porque la pesca durante el día no vale ni la pena del trabajo. Los vecinos ya empiezan a moverse y a preparar sus instrumentos de pesca. También a nosotros dos en seguida nos tocará hacerlo para preparar un buen desayuno para nosotros. Pero como esta noche hemos obtenido tantas cosas magníficas de ti para nuestras almas, ahora nos corresponde preocuparnos por un buen agasajo para vosotros, y eso no sólo como consecuencia de vuestra generosidad extraordinaria, sino como consecuencia de nuestra actividad más elevada».

9. «¡No os preocupéis de esto!», dije Yo. «Porque ya están tomadas las medidas necesarias para que tengáis pescados en suficiencia. Pero ya que ahora queréis emprender algo, ¡ante todo recoged las lanzas, las espadas y las cadenas que están dispersadas aquí en el alrededor! ¡Y luego también vaciad el navío y tomad posesión de sus tesoros! Después podréis utilizar el navío muy bien para una pesca mayor… ¡Pero ahora traedme los dos pescadores que permanecen aquí, para que reciban instrucciones de Mí cómo en el futuro han de portarse!».


Capítulo 207. La colección de los despojos del navío y la toma de posesión de estos. La curiosidad de los habitantes del pueblo.

1. Acto seguido Hiram y Aziona entraron en la cabaña y trajeron los dos pescadores al Señor. Luego despertaron a sus parientes en sus cabañas vecinas y se pusieron manos a la obra. Sus mujeres y sus hijos, por supuesto, no salieron de su asombro sobre semejante reparto de regalos ricos, pues estaban llenos de pensamientos y preguntas.

2. Pero Aziona e Hiram les respondieron: «Ahora sólo hay que trabajar, más tarde ya habrá las explicaciones necesarias».

3. Todos ponían alegremente las manos a la obra y pronto el trabajo estaba terminado. Luego llevaron al navío diversos aparejos para la pesca, y los hijos bastante adultos de Hiram y de Aziona se pusieron inmediatamente a la pesca. Y dentro de poco tiempo tenían una cantidad tan grande de los mejores y más sabrosos que sus viveros cercados en el agua casi estaban completamente llenos.

4. Mientras tanto Yo había insistido a los dos pescadores que tomasen bien a pecho mi Concepto que en toda su vida nunca ya cometiesen una traición tan insignificante que fuera en hombre alguno, ni por todos los tesoros del mundo. Luego les indiqué una vieja barca pesquera de Aziona –pero todavía en buenas condiciones– y les ordené de abandonar para siempre este sitio y de decir a nadie de donde venían y donde había quedado el navío grande; pues sus antiguos propietarios ya no vivían, y los propietarios actuales entonces lo poseían conforme el derecho de la orilla, y eso con todo lo que contenía.

5. Después los dos pescadores dieron las gracias, prometieron por lo más sagrado cumplir con todo durante toda su vida, subieron a su barco y se alejaron lo más rápidamente posible... Les costaba varias horas el volver a su patria, donde fueron mal recibidos porque no trajeron lucro alguno a casa; pues las mujeres de ambos eran unas fieras, por lo que ellos tenían que pescar penosamente durante una semana para producir lo que habían fallado de producir. Por supuesto, ellos fueron importunados con muchas preguntas, por ejemplo, dónde estaban y lo qué habían hecho… Pero ellos quedaban mudos como los peces en el agua y no rindieron cuentas a nadie.

6. Después de haber colocado todo en su debido lugar, Hiram y Aziona vinieron a Mí, me agradecieron de todos sus corazones por el gran y rico botín de naufragio, y me preguntaron por el desayuno.

7. Pero Yo les respondí: «¡Traed lo que tenéis en peces frescos pescados esta mañana, y también pan y un poco de vino! ¡Pero preparad tanto que también vuestros vecinos mejores puedan participar en la comida - para lo que los podéis invitar! Durante el desayuno queremos deliberar sobre varios asuntos sumamente importantes. Para la acción de conversión de vuestros vecinos os voy a dar una buena introducción, facilitándoos de este modo mucho vuestro trabajo. Ahora podéis ir y ordenar vuestras cosas. Yo y mis discípulos vamos a descansar por una hora».

8. A eso los dos se fueron, dispusieron en la cocina todo lo que hacía falta que hiciesen, y luego ellos mismos se dirigieron a sus vecinos, de los cuales algunos todavía estaban ocupados con la pesca y los invitaron al desayuno mencionado. Los vecinos estaban sumamente sorprendidos y al mismo tiempo muy emocionados sobre tal invitación. A la vez expresaron su gran admiración sobre su pesca tan extraordinariamente rica, la que por todo un mes los dispensaba de todos los demás trabajos, y así ganaban tiempo para reparar un poco sus moradas.

9. Y Aziona observó: «Eso podemos ahora hacer tanto más fácilmente, porque esta noche, mientras vosotros estabais descansado, nosotros hemos recogido como presa una multitud de herramientas importantes para la construcción».

10. A eso preguntaron los vecinos: «¿Qué ha sucedido en esta noche? ¡Porque en nuestras cabañas incluso en nuestros sueños hemos oído gritos y aullidos terribles! También nos parecía como si durante toda la noche haya habido una luz casi tan clara como durante el día… Algunos de nosotros habían salido de sus cabañas para ver lo que pasaba, pero a causa de las colinas y de los cantos que se encontraban entre las cabañas no podían distinguir lo que había. La mayoría de nosotros se había mantenido tranquila y sólo ha guardado sus cabañas, sus mujeres y sus hijos. Y en su serenidad cínica había pensado: “El día venidero ya nos traerá la explicación necesaria”».

11. «¡Y eso sin duda alguna!», respondió Hiram. «Hermanos, ¡eso era una noche como aún nunca la hemos experimentado, y consta que tampoco volveremos a pasar otra similar! - Pero de momento nada más de eso, ¡porque durante el desayuna en las mesas de Aziona ya se os aclararán unas cuantas cosas! Por eso ahora arreglaos, ¡porque el desayuno no se hará esperar mucho tiempo!».

12. En este momento uno de los vecinos preguntó: «Pero ayer han llegado unos forasteros a visitar a Aziona, con un navío. ¿Qué clase de hombres son? ¿Acaso son judíos y griegos? ¿Todavía están aquí o ya se han ido? ¿Acaso son estos hombres los que han armado semejante espectáculo durante la noche?».

13. «¡Tomad las cosas como vienen!», dijo Hiram. «Aquellos forasteros son una múltiple fortuna para nosotros, porque son hombres de la clase más noble y más perfecta. Pues van a quedar hoy y tal vez todavía algunos días más con nosotros, y ahora van a desayunar con nosotros. Son extraordinariamente sabios y tienen una voluntad milagrosamente poderosa. - En pocas palabras, principalmente ellos son lo que en general se afirma verdaderamente de los dioses más perfectos, es decir, que son sumamente sabios y que todas las leyes de la naturaleza deben doblegarse ante el poder de su voluntad. He aquí una descripción aproximativa de estos forasteros... De ninguna manera debéis tener miedo de ellos, porque son gente sumamente buena y agradable, la que sólo ocasiona todo lo mejor, pero nunca hace mal a nadie. - ¡Pero ahora haced que terminéis!».


Capítulo 208. Las preparaciones para la comida matutinal.

1. Cuando los vecinos habían recibido esta invitación, junto con Aziona e Hiram se dirigieron a nosotros.

2. Pero cuando delante de la cabaña de Aziona todavía nos encontrában durmiendo, uno de ellos dijo: «Como ellos todavía duermen, podemos aún dar un salto a nuestros hogares para indicar a nuestras familias lo que deben hacer todo el día».

3. Pero Aziona le respondió: «Oh, ¡olvidaos de esto! Ellas ya sabrán lo que han de hacer, pues mis amigos forasteros ya cuidarán de eso, como ayer por la tarde también habían cuidado de que en todos los hogares en las cocinas hayan obtenido fuego para hervir los pescados, y para que en cada cabaña haya sal suficiente».

4. «¡¿Es verdad que estos forasteros han hecho todo esto?!», exclamó otro vecino. «Bueno… ¡entonces estos deben ser magos extraordinarios! Se supone que estos nos han llegado a conocer en alguna parte en nuestros viajes, en nuestra miseria, y han preguntado a los romanos en Cesarea de Filipo por nosotros dónde nos pueden encontrar; y ahora han venido a visitarnos, tal vez para ayudarnos un poco».

5. «Verdad es que saben de toda nuestra actividad y existencia», dijo Aziona, «pero nunca nos han visto en nuestros viajes ni visitado en cualquier otro lugar; y ellos son nada menos que magos, por los que al principio también yo los he tenido. Lo que ellos son, sobre todo su maestro, de esto ya os vais a enterar suficientemente durante el curso del día. En breve: especialmente su Maestro es un Algo que hasta ahora aún no ha existido mientras en esta Tierra ya había hombres que sabían pensar y notar en tablas de hierro los hechos de los grandes acontecimientos del mundo. ¡Pues reflexionad sobre eso! - Ahora voy a la cocina para ver hasta dónde han llegado con las preparaciones para el desayuno».

6. Aziona entró en su cabaña y encontró a la gente muy ocupada con la preparación del desayuno. En el hogar ardía un fuego vivo, y todas las parrillas, los asadores, las ollas y sartenes estaban llenos de pescados con las espinas quitadas a la manera oriental. Tampoco faltaban hierbas de un aroma exquisito con las que los pescados resultaban más sabrosos. Y cuando Aziona inspeccionó su despensa si tiene suficiente pan, vio que toda la despensa abundaba de víveres. Además, había varios cántaros grandes y otras vasijas preciosas –un botín del navío– que estaban llenos del mejor vino.

7. Encantado de alegría, Aziona exclamó en voz alta: «Oh Señor, ¡a Ti sean toda la alabanza y todo el honor, porque todo eso es cosa de tu Bondad y tu Poder!».

8. Como esto lo oyó su mujer, ella le preguntó a qué señor se refería, pues hasta ahora ella había pensado que eran gentes libres sin señores.

9. Pero Aziona le contestó: «Tú eres una mujer y por eso eres necia y no sabes más que preparar un buen pescado. Pero ¿quieres saber quién nos ha provisto tan ricamente con todo eso? Mira, El que ha hecho todo esto, ¡Él también es nuestro Señor y nuestro mayor Bienhechor! ¡Y ahora ya no preguntes más, sino cumple con tus quehaceres!».

10. Enseguida la mujer se quedó silenciosa, pues ella sabía que en tales ocasiones no se podía hablar con su esposo ni tratar con él. Pero, a pesar de eso, la palabra Señor no se retiró de su corazón, de modo que ella meditaba mucho sobre esta.


Capítulo 209. Aziona e Hiram en conversación con sus vecinos.

1. Aziona volvió a sus vecinos que mientras tanto en la mayoría ya se habían tendido sobre el césped. Hiram le preguntó si la comida ya estaba más o menos preparada y si no convenía hacer cualquier gesto para despertar a los durmientes, para que acudieran al desayuno.

2. «Yo opino que no hace falta hacer algo así con estos hombres», dijo Aziona, «pues seguramente su espíritu altamente despierto nunca duerme y sabe absolutamente todo que hay y lo que acontece, de modo que no le escapará cuando la comida estará completamente preparada».

3. «Sí, ¡tienes toda razón!», le respondió Hiram. «¡Estos, cuando duermen, están más despiertos que nosotros cuando durante el día estamos despiertos! Por eso vamos a esperar hasta que despierten, porque tenemos todo el tiempo necesario».

4. Otro vecino preguntó: «¿Piensas tú, Hiram, que estos que ahora duermen también oyen y ven todo lo que acontece alrededor de ellos?».

5. «No sólo lo que hay y acontece aquí», le respondió Hiram, «sino también lo que ahora acontece y hay en todo el mundo… sí, en toda la infinitud, y lo que ha acontecido antes de eternidades y lo que acontecerá después de eternidades»…

6. Contestó el vecino: «Amigo Hiram, ¿no será, acaso, que el calor solar haya surtido un efecto un poco demasiado fuerte sobre tu cerebro? Estas palabras tuyas demuestran una confusión tan extrema que, en serio, todos nosotros empezamos a compadecerte. ¿Quién de todos los hombres mortales podría jamás hacerse una idea de la infinitud del espacio, y quién de la duración eterna de la corriente de los tiempos? ¡Estos hombres, sin duda, tan poco como nosotros, y mucho menos aún durmiendo! Es posible que ellos sean muy sabios y que tengan una voluntad muy poderosa; pero no hay sabio limitado en esta Tierra que tiene la plena concepción de la infinitud del espacio, del tiempo eterno, de las fuerzas, de la luz y la naturaleza de la vida - de modo que seguramente tampoco estos forasteros.

7. Si realmente puede haber tal ser divino que en su conocimiento comprende perfectamente estos términos, esto sería una pregunta cardinal, la que hasta ahora ningún sabio mortal ha podido aclarar para la comprensión suficiente de los demás seres humanos, para que estos puedan reconocer: “¡Ahora por lo menos tenemos una mínima noción de eso!”.

8. Pues mira, apreciado Hiram, sobre estas relaciones se ha hablado mucho en Atenas en la academia alta que yo frecuentaba, pero siempre sin haber obtenido el más mínimo resultado claro. Y ¿qué era el resultado de tantos discursos y tantas discusiones?: ¡El mayor triunfo de un sabio es si comprende que no sabe absolutamente nada y si él mismo, siendo un sumo sabio, ni siquiera se encuentra en el peldaño más bajo de aquel templo en que la gran diosa de la sabiduría conserva sus tesoros bajo cerraduras y cerrojos fuertes!

9. Pues sí, mi amigo más querido, en este punto es un poco difícil discutir conmigo. Pero dejémoslo ahora, porque veo que los forasteros empiezan a moverse, y conviene que ellos al despertarse no nos encuentren discutiendo sobre los conceptos de lo imposible».

10. Pero Hiram le respondió: «Aunque tú sigas siendo el viejo griego empedernido y te imaginas que mi cerebro haya sufrido daño a causa del Sol, ¡ahí estás enormemente equivocado! ¡Espero que en dos horas juzgarás y hablarás de otro modo! Pues lo que se esconde detrás de estos forasteros, de esto sólo podrás hacerte una verdadera idea cuando tú mismo ya has tratado cierto tiempo con ellos. Yo no soy una veleta, ni tampoco nuestro jefe Aziona, pero ahora nosotros dos hemos llegado a ser otros hombres y hemos tirado a todo el Diógenes por la borda. Y sin duda alguna, lo mismo será también el caso contigo y con todos los demás. - Pero ahora se levantan el Maestro y también sus discípulos, por lo que conviene que le preguntemos si quiere que ya sirvamos la comida matutina».

11. A eso dije Yo: «Espera todavía hasta que el Sol surja sobre el horizonte, ¡entonces servid la comida!».

12. De modo que también los discípulos empezaron a moverse y a levantarse del césped y de los bancos. Algunos fueron al lago y se lavaron, pero Yo no lo hice. Por eso Aziona se dirigió a Mí para preguntarme si quería que me trajeran agua para lavarme.

13. Pero Yo le dije: «Amigo, ¡de Mí surgió toda esta agua!, ¿cómo iba a tomarla para lavarme? Pero para no causar un disgusto a nadie, ¡tráeme un cántaro lleno de agua de manantial!».

14. A eso Aziona se apresuró a buscar un cántaro vacío, pero no encontró ninguno porque todos los que vio estaban llenos hasta el borde del mejor vino.

15. Desconcertado volvió y dijo: «¡Perdóname, Señor! ¡En toda la cabaña no hay ni una sola vasija que no estuviese llena de vino hasta arriba!».

16. «¡Pues bien!», dije Yo. «¡Entonces traedme una vasija llena de vino y por una vez me lavaré con vino!».

17. Aziona trajo rápidamente una vasija con vino y Yo me lavé con él.

18. Enseguida el aroma delicioso del vino entró en las narices de los huéspedes y algunos dijeron: «¡Esto significa vivir más maravillosamente que los patricios de Roma! Porque hasta ahora nunca hemos oído de que alguien se haya bañado en un vino tan delicioso - ¡aunque sí, en aguas y aceites bien aromáticos!».

19. Cuando Yo devolví la vasija a las manos de Aziona, esta estaba tan llena como antes, aunque se tenía la impresión que Yo hubiese gastado hasta la última gota que contenía. Aziona en seguida lo demostró a los vecinos, y estos se quedaron callados por tanto asombro.


Capítulo 210. Epifanio, el filósofo.

1. Uno que antes ya con el Hiram había cambiado algunas palabras sobre las nociones de ‘infinitud’, ‘eternidad’ etc., y que se llamaba Epifanio, ahora dijo a Hiram: «Bueno… ¡eso era una pieza auténticamente persa, la que le ha salido verdaderamente bien! Pero una cosa que aún no comprendo es: ¿De dónde tomó Aziona el vino delicioso y la vasija preciosa?».

2. E Hiram le respondió: «Epifanio, amigo mío, ¡te digo que todo eso son auténticas maravillas de la Voluntad de aquel Uno que acaba de lavarse con el vino! ¿Pero no has oído la respuesta que Él dio a Aziona, cuando este Le preguntó, si necesitaba agua?».

3. «Que sí, ¡la entendí!», dijo Epifanio. «Pero estas palabras tenían exactamente el mismo carácter como las de los magos indo-persas; pues estos, con frases my poderosas, también saben presentarse a los legos instantáneamente como creadores del fuego, del agua y de diversas otras cosas… y luego se pavonean en un nimbo que incluso un Zeus no se daría - si este existiese y pisase la Tierra... Tú mismo has visto en Memphis la grandilocuencia exagerada con la que los magos de allí hacían sus presentaciones. ¡Y estos finalmente también a nosotros nos habían dejado perplejos de una manera que casi habíamos empezado a adorarlos! - Sin embargo, cualquiera que es capaz de producir algo extraordinario, ¡con buena conciencia también puede hablar de sí mismo de manera presuntuosa! ¡Y es evidente que con este hombre aquí pasa lo mismo! Pero lo que aquí realmente me llama mucho la atención es el vino. Pues, ¿de dónde tomó Aziona este vino?».

4. «Esto ya quería decírtelo antes», dijo Hiram; «pero tú, demasiado pronto, me has cortado la palabra. ¡Pues precisamente este Hombre que dijo a Aziona: “Todas las aguas de la Tierra y también de los Cielos son de Mí; ¿cómo iba a servirme del agua para lavar?”, es El que con su Voluntad ha creado el vino del agua, y ahora mismo incluso del aire; dado que Él antes había vaciado la vasija del todo! - ¿Qué dices ahora?».

5. «Bueno… si fuese verdaderamente así, ¡entonces realmente sería algo muy grande!», dijo Epifanio. «Se dice que ciertos indo-magos tienen una fuerza tan extraordinaria en su voluntad y en sus miradas, que en un instante pueden dominar las fieras más salvajes de manera que estas se quedan paralizadas y que el mago puede hacer con ellas lo que quiera… y que también son capaces de mandar con buenos resultados a los vientos, a las nubes y a los relámpagos. De modo que esto ya lo ha habido antes. Pero si también pueden hacer el mejor vino del agua o del aire, ¡esto no lo sé!; sólo se sabe de los antiguos magos que pueden transformar el agua en sangre y la lluvia en ranas y serpientes. Sólo que para eso hay que tener una fe muy fuerte, porque algo parecido nunca hemos visto. Pero esto aquí ahora lo hemos visto nosotros mismos, y en todo caso podemos pensar: si es posible hacer esto, entonces también las otras cosas pueden haber sido realizables. - Pero ahora dejemos de discutir sobre esto, porque Aziona ya viene con la comida y yo ya tengo hambre. Por eso, ¡dejemos las demás discusiones para más tarde!».

6. En este momento invitaron a la comida. Todos se sentaron alrededor de la mesa alargada y a mi invitación empezaron a comer con buen apetito. Pronto los pescados estaban consumidos y luego sirvieron pan y vino.

7. Cuando los vecinos, todavía legos, probaron el pan sabroso y el vino no menos excelente, poco a poco ellos se animaron, y Epifanio dijo con aire escudriñador: «Ahora yo mismo comienzo a creer que aquí no se trata de una magia ordinaria y natural, porque según mi saber bastante amplio nunca se han producido tales cosas entre los hombres. - Bueno… ¡qué vino infinitamente bueno!».

8. «¡Qué oportuno es que hayas pronunciado precisamente la palabra “infinitamente”!», dije Yo. «Porque antes habías reprochado a Hiram que tiene un cerebro quemado del sol, porque él había empezado a hablar contigo de que mi Poder de Voluntad –en lo que se refiere al espacio– surte efecto en toda la infinitud y –en lo que se refiere al tiempo– en toda la eternidad… como también en Mí están unidas toda la Fuerza, toda la Luz y toda la Vida, de modo que también todo lo que llena el espacio infinito –tanto espiritual como naturalmente– sólo ha podido surgir de Mí. ¿Qué conclusiones sacas tú de las nociones: infinitud, eternidad, espacio, tiempo, fuerza luz y vida?

9. Sabes, amigo mío, si una persona a alguien que se dedica a nociones importantes y significativas que se refieren a un hombre extraordinario le dice que tiene un cerebro quemado del sol, entonces esta persona evidentemente tiene que tener nociones mucho más elevadas; porque únicamente entonces puede decir a su vecino que es un chiflado… ¡si ella misma tiene una comprensión mucho mayor! Por eso, ¡ahora hazme saber lo que tú piensas sobre las nociones antes mencionadas!».

10. A esta pregunta Mía, Epifanio se quedó un poco desconcertado. Sin embargo, pronto se reanimó y dijo: «Buen maestro, ¡dar a alguien palabras claras sobre este particular, esto, para cada hombre mortal, debe ser una de las mayores imposibilidades! Porque aquí, en el sentido verdadero de la palabra, consta que nadie puede dar al otro algo que él mismo no posee.

11. ¿Cómo podría el pequeño hombre limitado jamás ser capaz de entender lo del espacio infinito? Con su vuelo de pensamientos puede penetrar en todas direcciones y en toda profundidad del espacio eterno, tanto como quiera, pero ante la totalidad ilimitada del espacio quedará siempre en el mismo punto, el que en comparación con la totalidad del eterno espacio infinito es tanto como nada. Del mismo modo el hombre nunca puede medir el tiempo hacia adelante ni hacia atrás, es decir, ni el futuro ni el pasado. Pues también en su evolución, en su ser y en su fallecimiento el hombre es igual de limitado como en el espacio.

12. Que se puede muy bien decir algo sobre un espacio limitado y sobre un tiempo limitado medido, eso ya es un antiguo asunto de experiencia porque lo limitado puede abarcar algo que le es parecido, pero nunca algo que le resulta desigual en sumo grado. Y casi lo mismo sucede con la comprensibilidad de las nociones “fuerza”, “luz” y “vida”. Por supuesto, el hombre posee una fuerza, una luz y una vida; pero hasta ahora ningún sabio con lo ilustrado que fuera era capaz de dar una definición clara y exhaustivamente comprensible - de modo que tampoco yo, dado que soy todo menos que un sabio. - Tú, buen maestro, me has preguntado y yo te he respondido. Si tú puedes darnos una solución totalmente satisfactoria, te seremos muy agradecidos».


Capítulo 211. El hombre como ser inmortal.

1. Dije Yo: «Pues bien, voy a procurarlo, ¡de modo que pongáis toda atención! Tú aseveras que lo que en sí está limitado nunca puede abarcar o percibir lo ilimitado; y sin embargo, te digo que cada ser humano –así como el eterno espacio que le rodea– encierra infinidades y eternidades, y eso en cada fibra de su cuerpo material… ¡cuánto más pues en su alma, y sobre todo en su espíritu!

2. Piénsate la divisibilidad infinita de cada partícula de tu cuerpo con lo ínfima que fuera, ¿dónde pues tendrá esta su fin? ¡Y luego piensa en la potencia procreadora del hombre, de los animales y de las plantas! ¿Dónde tendrán estas su fin?

3. ¿Ya has descubierto alguna vez la línea de demarcación hasta la cual un alma despierta puede elevar sus pensamientos? Más, si el alma ya tiene una esfera de pensamientos ilimitada, ¡¿qué vamos a afirmar entonces del eterno Espíritu divino en ella, el que en sí es la Fuerza, la Luz y la Vida misma?!

4. Te lo digo Yo: Este Espíritu es El que crea y ordena todo en el hombre. El alma, en cierto sentido, sólo es su cuerpo substancial, parecido al cuerpo carnal que es un recipiente para el alma - eso mientras el alma en él haya alcanzado cierta solidez. Si esto está logrado, entonces el alma se convierte más y más en el Espíritu y así también en la Vida verdadera, la que en sí y para sí es una Fuerza y una Luz verdadera que continuamente crea en ella el espacio, las formas, el tiempo y la duración de las formas en ella, las vivifica y las hace autónomas. Y como estas formas surgen de la infinidad y eternidad de la Vida absolutamente verdadera, de estas también obtienen para sí y en sí mismas lo infinito y lo eterno para todos los tiempos de los tiempos y eternidades de las eternidades.

5. Por eso nadie puede decir, afirmar ni opinar que, como hombre, es un ser limitado. Pues en todas sus partículas más ínfimas todavía se hallan infinidad y eternidad, y por ser así, el ser humano también puede abarcar y percibir lo infinito y lo eterno.

6. ¡El que opina que vive solamente un tiempo muy limitado se equivoca enormemente! Ninguna parte del hombre es perecedera, aunque necesariamente en lo que se refiere su cuerpo material es transformable, tal como esto también sucede –y necesariamente debe suceder– con toda la materia de la Tierra, dado que el destino de la materia –de por el Poder de la Vida pura– es el integrarse a sí misma para siempre en la Vida inalterable.

7. Si de esta manera las muchas diferentes partes de la materia quedan modificadas –con lo que también las del cuerpo humano– por eso no dejarán de existir, sino seguirán existiendo eternamente en una forma más espiritual - de modo que en una forma más noble. O, ¿quién de vosotros afirmaría que ha muerto como niño porque ahora en su edad viril ya no ha retenido nada de su forma infantil?

8. ¡Servios de un grano de trigo y ponedlo en la tierra fértil! El grano pudrirá pues referente a lo que ahora es, perecerá infaliblemente; pero de la descomposición veréis germinar un tallo y de la parte superior del mismo se formará una espiga provista de cien granos. Ahora, ¿quién de vosotros ve semejante fuerza en este grano?, ¡una fuerza que le debe ser inherente porque de lo contrario no podrían originarse de este grano único una espiga con cien granos de la misma especie!

9. Ahora tenemos cien granos. ¡A ver, si también los ponemos en la tierra! De estos ya se hacen cien espigas, cada una con cien granos, de modo que todos juntos tendremos diez mil granos. Y ved, espiritualmente estos diez mil granos, los cien tallos y las espigas también ya deben haber sido presentes en aquel grano único - igual que este mismo grano único ya debe haber sido incluido en aquel grano que de la Mano de Dios como primer grano cayó en un surco fértil de esta Tierra, porque de lo contrario no habría sido imaginable una reproducción... He aquí otra prueba que también en tal grano están presentes la infinidad y la eternidad.

10. Ahora, por supuesto, pensáis y decís para vosotros: “Sí, eso bien es el caso con un grano que vuelve a ser sembrado en el suelo. Pero ¿qué pasa con el grano molido a harina que luego, en forma de pan, está consumido por los hombres o a veces también por los animales?”. Ahí Yo os digo: De veras, ¡este grano tiene un destino aún mucho más favorable!, porque así ya pasa a una vida más perfeccionada, pues como parte integrada en una Vida superior puede multiplicarse tal como es, y todavía mucho más, en innumerables ideas y formas de conceptos animados. Pues sólo se elimina las cápsulas materiales, como excremento, de modo que también este se transforma en un humos vegetal más noble del suelo, del cual se forma el espíritu de germinación en los diferentes granos y atrae la inmortalidad. Y lo que acontece con la paja y las cápsulas de las plantas, esto ocurre también de una manera aún mucho más noble con el cuerpo carnal del hombre.

11. De modo que no halláis nada de perecedero ni limitado en el hombre, sino sólo hasta cierta finalidad espiritual algo alterable. Con lo que es bien posible que un hombre comprenda cosas infinitas y eternas, tiempo, espacio, fuerza, luz y vida, porque todos estos se hallan en él.

12. Pero todo esto depende sobre todo de la educación, la que es una Luz para el alma. Si esta Luz falta –como ahora es el caso con la mayoría de los seres humanos– ¡entonces falta todo! Y sin tal Luz espiritual, por supuesto, el alma del hombre ve y comprende aún menos de lo que está en ella que un ciego en la noche ve lo que le rodea y se le acerca.

13. Y ahora, Epifanio, precisamente tú, ¡dime cómo has comprendido y aceptado esta explicación que te he dado! Sólo después te diré si Yo con mi Espíritu penetro el espacio infinito y la eternidad. ¡Habla ahora libremente y sin temor!».


Capítulo 212. Las dudas y preguntas de Epifanio.

1. Dijo Epifanio: «Buen maestro, ¡esta explicación tuya me parece como los relámpagos en la noche! Por un momento el camino y la región están iluminados, pero cuando se quiere continuar el camino, ¡entonces se ve aún menos que antes! A pesar de eso, ahora empiezo a tener una vislumbre, y de tus palabras deduzco que eres un naturalista excelente y un gran antropólogo.

2. Según tu parecer, el hombre lleva en sí infinidades y también eternidades; pero si por eso –incluso con la mejor enseñanza e instrucción recibida– puede percibir lo infinito, lo eterno, la fuerza esencial, la luz y la vida ellos mismos, ¡eso es otra pregunta considerable! No quiero negar que para un espíritu humano muy despierto algo así sea posible alcanzarlo –pues los talentos de los hombres son diferentes y el uno comprende con facilidad lo que al otro aún con muchos años de esfuerzo para conseguirlo mediante mucho trabajo, penas, aspiraciones y pensamientos queda siendo enigmático– pero que no es fácil el orientarse en estas nociones e ideas, esto confirmará cada uno que sólo un poco ha escudriñado más allá de las antiguas barreras de la ordinaria vida animal del hombre en este Tierra.

3. El hombre puede comprender muchas cosas y aprenderlas temporalmente; pero proporcionarse una luz clara sobre nociones para cuya deliberación completa tiene que participar una eternidad, eso ya lo quisiera poner en duda… y eso ni mucho menos infundadamente. El hombre aprende una cosa después de la otra, y para eso necesita tiempo. Si aprende mucho, para eso también necesita mucho tiempo, y si debe aprender infinitamente mucho, para eso también necesitará infinitamente mucho tiempo. Pero la vida del ser humano es muy corta, y ya por eso evidentemente tiene que haber gato encerrado en lo de aprender infinitamente mucho.

4. Verdad es que tú has hablado algo de un espíritu divino original que se halla metido en el alma aproximadamente de la misma manera como esta se halla en el cuerpo humano, y que este espíritu en lo infinito y en la eternidad como creador del hombre él mismo está completamente idéntico con tales nociones - por eso él está totalmente familiarizado con ellas, y penetra todo con su luz y su vida eterna. Bueno… eso suena muy sabio y muy místico –algo que en todos los tiempos era muy característico a todos los teósofos, sabios, sacerdotes y magos - lo que aquí no importa– pero ¿dónde y cómo puede entrar un hombre en una unión claramente consciente y de efecto común con tal espíritu suyo, para que con eso llegue a ser un perfecto hombre espiritual de Dios… para que reconozca y comprenda todo de la manera más clara… y para que con el poder de su voluntad original sea un verdadero señor y maestro de toda la naturaleza? ¡Esto, querido maestro, es una pregunta totalmente distinta!

5. De aquel que podría responderme esta pregunta de manera verdaderamente pura y válida para la vida, yo le tendría un gran respeto. ¡Pero que nadie me venga con frases vacías o místicas, dado que con estas nunca alguien ha aprendido algo bueno o verdadero, pues precisamente por eso toda la humanidad nunca se ha elevado ni ha avanzado, sino en su inteligencia espiritual siempre sólo ha perdido! Por eso, cada uno que quiera enseñar a su prójimo algo sublime, que hable con claridad y bien comprensible, porque de lo contrario valdría mucho más que se callara. El que es un mago y sabe realizar prodigios, ¡que lo haga para el divertimiento de la humanidad profana; pues en este caso él está en el lugar oportuno y no perjudica a nadie! Pero si el mago quiere educar y formar discípulos en su arte, los que con el tiempo saben hacer lo mismo que él es capaz de hacer, ¡entonces secretos aparte y en su lugar debe haber la plena verdad más franca sin reservas!

6. ¿Por qué Platón y Sócrates han hallado tan pocos imitadores practicantes? Porque ellos eran místicos que sin duda ni siquiera se entendían a sí mismos, y por eso aun menos estaban comprendidos por otras personas. Pero Diógenes y Epicuro han hablado claramente conforme a su inteligencia, y por eso pronto habían hallado una gran multitud de discípulos practicantes, ¡y eso para una doctrina que al hombre aquí en la Tierra casi no concedía comodidades y en la que después de la muerte corporal el ser humano iba a acabar!

7. Epicuro era rico y recomendaba vivir acomodadamente durante el tiempo de la vida, porque la muerte acabaría con todo. Pero Diógenes quería crear una doctrina de utilidad más común porque estaba consciente de que la doctrina de Epicuro sólo puede deleitar a los ricos y que a los pobres los tiene que hacer aún más desgraciados. Por eso enseñaba a los hombres la máxima privación y limitación en las necesidades humanas, por lo que el número de sus seguidores era y es mucho más fuerte, pues en sus máximas claramente presentadas cada hombre se ha orientado mucho mejor sin toda mística.

8. Aristóteles era admirado a causa de su manera dinámica y destacada de hablar. Además, era un gran filósofo. Sin embargo, sus discípulos nunca han aumentado mucho, e incluso estos pocos incesantemente estaban en plan de investigar y concluir. Pues sus teorías sobre las posibilidades frecuentemente ya pasaban la raya, porque todo lo que de cualquier manera les parecía ser lógicamente posible, bajo ciertas circunstancias también podía ser físicamente posible - para magos evidentemente una doctrina bastante útil, y los esenios ya hace tiempos se encuentran a gusto con ella, aunque para ellos mismos y su propio laboratorio sean epicúreos y en parte también cínicos.

9. ¿Dónde se halla la gran verdad de la vida, la que en su transcurso de vez en cuando presenta momentos que por lo menos dan lugar a poner la pregunta: ¿Podría todo esto realmente ser un capricho del azar que domina fastidiosamente?? ¿Acaso podría la causa como principio productor y ordenador ser más estúpida que sus obras? ¿O podría una fuerza totalmente ciega formar un ser que piensa maduramente y que es conciente de si mismo?

10. Los místicos llaman la atención sobre un Dios todopoderoso y omnisapiente - y millones de personas preguntan: “¿Dónde está Él y qué aspecto tiene?”. Pero preguntas como estas nunca obtienen una respuesta sostenible. Pero pronto los hombres se sirven de la poesía, y de repente la Tierra rebosa de dioses pequeños y grandes. Y los hombres perezosos e indolentes creen en eso, a pesar de que semejante fe casi es más bien una muerte doble del hombre, porque le hace física y moralmente perezoso, ocioso, de modo que muerto.

11. Pero todo aquel que es un sabio justo, ¡que con el foco de la verdad se presente a la luz natural de los hombres y les demuestre con toda claridad el fundamento original y la finalidad de su existencia! Y con eso, en los corazones de millones de hombres, él erigirá un monumento eterno para todos los tiempos de los tiempos. Porque un hombre perfectamente justo siempre dará la bienvenida en sumo grado a la verdad pura.

12. Parece que tú, querido amigo, quieres ser un doctrinador de la pura verdad. Además, evidentemente tampoco careces de las facultades necesarias para esto. Por eso, respóndeme estas preguntas, a las que hasta ahora según mi saber nadie ha respondido con suficiente claridad y verdad, ¡y tú causarás una consolación a nuestros corazones como nunca la habido! ¡Pero no nos vengas con chapuzas, porque de estas de todos modos no sufrimos escasez!».


Capítulo 213. La importancia de la verdadera fe lúcida.

1. Dije Yo: «Querido Epifanio mío, si Yo aún no hubiese dado a Aziona e Hiram las respuestas y enseñanzas más claras y lúcidas sobre estas preguntas, en seguida procedería a satisfacer tu demanda bien justificada; pero como Yo ya se lo he explicado, estos dos saben exactamente a qué atenerse Conmigo. Ya os lo harán saber de una manera tan convincente y clara, como Yo se lo había hecho saber, de modo que luego sólo debéis vivir correspondientemente, y vuestro espíritu os revelará todo lo que os conviene saber.

2. Pero no debéis rechazar la fe cabalmente, porque sin ella todavía os costaría mucho mas esfuerzo el llegar a la meta.

3. Se comprende por sí mismo que hay dos clases de fe. La verdadera fe de Luz consiste ante todo en que uno en el ánimo confíe sin duda alguna en un hombre sincero y profundamente experimentado, y que se acepte sus palabras como pura verdad, aunque en los primeros momentos aún no se comprenda sus palabras en toda su profundidad.

4. Mira, el que quiere aprender las matemáticas superiores, al principio debe creer todo, y sólo después, cuando paulatinamente ya ha penetrado en la magnitud de los números, entonces ya comenzará a comprender clara y fácilmente un problema matemático tras otro. Y ves, ¡lo mismo sucede también aquí!

5. Cuando un hombre sumamente sincero te ha participado algo del contorno de sus experiencias, entonces al principio sólo puedes creer lo que te ha dicho, pero a la vez también puedes entrar en actividad conforme a la manera señalada. Y entonces vía la actividad –por propia experiencia– penetrarás en aquella Luz que nunca habrías podido percibir mediante una deliberación verbal, con lo ordenada que esta hubiera sido.

6. Alguien podría tomarse la pena y la paciencia de describirte la ciudad de Roma hasta el más mínimo detalle, y aún así nunca serías capaz de hacerte una idea verdaderamente ilustrativa de aquella ciudad mundial. Pero tú has dado plena fe a las palabras del narrador, y estas despertaron en ti el deseo apasionado de ver esta ciudad famosa personalmente. De modo que con todo celo buscaste una oportunidad de venir a esta ciudad. Pronto se prestó esta oportunidad, te fuiste a Roma y estabas fascinado de ella, pues la hallaste conforme la descripción hecha a ti - pero el aspecto de la verdadera ciudad de Roma, ¡qué diferente era a aquella que tú te habías imaginado en tu fantasía!

7. Pero después de la verdadera contemplación de la ciudad, ¿resultaba la fe en la descripción que te habían dado antes, útil o perjudicial? ¡Evidentemente te ha resultado muy útil! Porque primero, sin tal descripción previa, nunca se habría despertado en ti el deseo de visitar Roma; y si hubieras venido a ver esta gran ciudad sin conocimientos previos, seguro que allí habrías andado errando como un ciego, sin atreverte a preguntar a nadie por curiosidad qué es lo uno o lo otro. Por eso, de mero temor y aburrimiento, habrías procurado volver lo antes posible la espalda a esta metrópoli. Por otra parte, si no hubieras dado fe alguna a aquella descripción fiel y verdadera, entonces de todos modos no te habría servido como descripción, pues una media fe no vale mucho más que ninguna, porque esta no estimula a nadie a ejecutar una verdadera actividad animada.

8. Y así ves que al oír una nueva doctrina por lo menos al principio uno no puede prescindir de la fe. Por supuesto, se puede muy bien examinar las doctrinas y sus causas… pero para eso es imprescindible que antes –a razón de la autoridad de la sinceridad del doctrinador o instructor– se las haya aceptado como verdades de un gran valor, aun sin inmediata comprensión fundamental, porque esta se logra únicamente con el cumplimiento de lo que la doctrina ha impuesto como condición. Si la comprensión no se produce, entonces se puede decir, encogiendo los hombros: “¡O la doctrina es mera fantasía, o yo mismo no he cumplido bien con las condiciones puestas!”. Entonces ha llegado la hora de consultarse más detalladamente con el maestro y recoger informaciones si la observación fiel y verdadera de los principios de la nueva doctrina tampoco con otras personas ha dado los resultados esperados.

9. Si con otra persona ha surtido efecto, sólo no contigo, entonces evidentemente la culpa es tuya, y te tocará recuperar diligentemente algunas omisiones y negligencias para alcanzar los mismos resultados como tu vecino. Pero si aun con una observación más severa de las obligaciones impuestas de la nueva doctrina nadie hubiese alcanzado algo, entonces, por supuesto, sería hora de volver la espalda a tal doctrina falsa».


Capítulo 214. La credulidad y la superstición.

1. (El Señor:) «Pero al lado de la verdadera fe muy necesaria, por desgracia también existe una credulidad, a consecuencia de la cual hombres indolentes que no reflexionan en seguida toman todo por verdadero lo que alguien les ha dicho - eso frecuentemente en plan de burla o, todavía con mayor frecuencia, por mero interés propio. ¡Pues de tales crédulos ahora hay un sinnúmero en la Tierra!

2. Con semejantes crédulos, en realidad, tampoco se puede emprender mucha cosa, porque si mediante su fe consiguen algo o no, ¡poco les importa! Pues simplemente creen... Y de vez en cuando con indiferencia se asombran de todo eso, pero todo lo que hacen –lo que la doctrina les impone a hacer– lo hacen sin valor interior de vida. Pues no les importa si nunca alcanzan cosa alguna, a no ser un aburrimiento… Ellos son demasiado vagos y carecen de una seriedad profunda ante la vida. Por eso pueden ser comparados con las efímeras que durante el día zumban sólo en la luz solar para servir tanto más fácilmente de alimento para las golondrinas. Por eso no vamos a perder más palabras sobre semejantes “héroes” de la fe.

3. La credulidad y la superstición de todos modos son idénticas, la única diferencia que existe es que la superstición siempre se origina de la credulidad, por lo que efectivamente es un fruto de la misma.

4. Por desgracia, todas las consecuencias malas originadas de la superstición están ahora manifiestas en toda la Tierra. Pues, todas las mil veces mil templos de ídolos han sido construidos a causa de la superstición, y eso frecuentemente con sacrificios inmensos.

5. Ahora ha llegado la época en que la superstición va a ser destruida, lo que supone un gran trabajo. ¡Pero todavía hay mucha carencia de trabajadores hábiles y valientes! Por eso tengo un gran campo delante de Mí que ahora hay que cultivarlo, por lo que ahora empleo trabajadores colaboradores. Si vosotros conocierais bien los caminos justos, ya seríais gente adecuada para este negocio; pero se comprende por sí mismo que antes debéis estar iniciados perfectamente en mi nueva Doctrina de la Vida. ¡Una vez que lo seáis, gracias a vuestras demás experiencias mundiales ya seríais de gran utilidad! La recompensa para eso ya aquí en la Tierra y sobre todo en el Más Allá no será poca, pues con esto podéis contar anticipadamente. - ¿Qué dices tú, mi amigo Epifanio, a esta propuesta para vosotros sin duda totalmente imprevista?».

6. «Bueno… ¿por qué no?», respondió Epifanio. «Una vez que yo mismo esté convencido y penetrado completamente de una verdad, entonces yo mismo haré de instructor, y eso sin cobrar un salario, sino únicamente por el amor a la verdad, pues no temo de morirme de hambre. Aunque los hombres en esta época sean muy corruptos y practiquen el peor egoísmo, aún así no se oponen a recibir una buena doctrina nueva. Si tan sólo se les presenta un doctrinador justo, le aceptarán y escucharán sus enseñanzas. Y cuando empiezan a presentir algo más sublime y verídico, pronto abandonarán su egoísmo y se harán amables y generosos.

7. En este sentido un pequeño grado de credulidad de los hombres ni siquiera es tan mal, porque sin esta en muchos casos sería difícil ejercer para los hombres la función de doctrinador. Pero un doctrinador justo ante todo debe esforzarse de no dejar a sus discípulos plantados en la credulidad injustificada, sino debe trabajar con ellos tanto tiempo como posible y guiarlos hasta que hayan penetrado al fondo en la Luz más clara de su doctrina. Si esto lo ha conseguido mediante su ardor, entonces habrá hecho un gran bien a los hombres y puede confiar en que ellos no le pagarán con ingratitud.

8. ¡De cuántos beneficios por parte de los hombres crédulos disfrutan doctrinadores falsos que fingen como si entendiesen algo, con lo que pronto hallan una multitud de oyentes que los admiran y que rivalizan entre ellos, para atraer la atención del doctrinador sobre ellos mediante diversos obsequios! ¡Pero cuánto más harán esto con un verdadero maestro capaz de demostrarles fundamental y comprensiblemente los mayores secretos y las relaciones de la Vida, y esto no sólo en la teoría sino, donde sea conveniente de manera natural, también en la práctica! Ahí me apunto, de modo que siempre estaré a la disposición. Pero, por supuesto, antes debo saber a fondo de qué se trata en toda esta historia. Bueno… que no soy duro de oído, ni tampoco soy obtuso… de modo que lo que Aziona e Hiram comprenden, también yo y todos mis vecinos lo comprenderemos. Pero por supuesto, ¡con nosotros nunca se compra un gato en el saco, ni se negocia la lana de oveja durante la noche!... Ahora amigo y maestro, ¿en qué consiste realmente tu asunto y tu –digamos– nueva doctrina?».


Capítulo 215. La Misión del Señor. Epifanio duda que los hombres tengan comprensión para la doctrina del Señor.

1. Dije Yo: «Para mostrártelo en pocas palabras, te digo: Mi Asunto y mi Doctrina consisten sencillamente en mostrar a los seres humanos según la Verdad más pura, de donde vienen, lo que son, y a donde irán con absoluta seguridad.

2. Ya los griegos, es decir, sus sabios, dijeron: “¡El saber más difícil, más importante y más sublime se halla en el conocimiento de sí mismo lo más perfecto posible!”. Y mira, precisamente esto es ahora mi Asunto, porque sin este conocimiento es imposible que el ser humano pueda reconocer un ser divino supremo como causa de todo devenir, de todo ser y de toda subsistencia.

3. Pero el que no reconoce esto y no organiza su Vida, su modo de pensar y todo su empeño para esta finalidad que es la única verdadera de su Vida… para que reconozca a sí mismo y a un supremo Ser divino como el eterno Fundamento original de todo el ser y de todo el devenir, ¡él está prácticamente perdido!

4. Cada cosa que en su interior no tiene en todas partes una consistencia cada vez más invariable que en todas partes se agarra, pronto va a desmoronarse y a destruirse completamente, es decir, dejará de existir totalmente referente de lo que era antes - y lo mismo pasa también con el ser humano que en sí mismo, consigo mismo, y en y con Dios no se ha hecho totalmente uno con Dios.

5. A esto el hombre sólo puede llegar una vez que se haya reconocido completamente a sí mismo y por eso imprescindiblemente también a Dios como su Fundamento original - y si de acuerdo con tal reconocimiento entra en actividad en todas las esferas de su Vida.

6. De modo que cuando un hombre en su interior ha madurado y se ha hecho íntegro, entonces también se ha hecho un maestro y señor de todas las Fuerzas que emanan de Dios y por estas se ha hecho un maestro de todas las creaturas, tanto en el sentido espiritual como también en el material, y así ya no hay fuerza alguna que en su interior podría destruirle - de modo que ya ha alcanzado la Vida eterna...

7. Y mira, en realidad, esta ya es la quintaesencia total de mi nueva Doctrina, la que en realidad es una doctrina más antigua desde que había seres humanos en esta Tierra. Sólo que por la ociosidad de los hombres esta se ha perdido, por lo que a los hombres que son de buena voluntad Yo ahora volveré a devolvérsela como nueva, en forma del antiguo Edén perdido. (Je den = es día.) - ¡Dime, Epifanio, si me has entendido correctamente y qué es tu opinión!».

8. «Pues sí, ya te he comprendido», respondió Epifanio, «y también reconozco abiertamente que tal reconocimiento –si en general fuera aceptado por los hombres– sería lo más deseable y sublime que un hombre mortal en esta Tierra podría alcanzar… y a ti y a tus compañeros los caminos instructivos para eso pueden ser muy bien y claramente conocidos. Pero esta ocasión me recuerda a un viejo dicho romano que, de verdad, es muy sabio y que permite varias interpretaciones. Este dicho reza: Quod licet Jovi, non licet bovi! - Propheta, poeta et cantores nascuntur, - rhetor fit (Lo que es permitido al Júpiter, no es permitido al buey. Profetas, poetas y cantores son nacidos - oradores son hechos.) pequeños trabajos fútiles puede ser adiestrado hasta un buey, pero nunca para sacar con mazo y cincel una Minerva del mármol duro…

9. Sin duda, los sabios de los antiguos egipcios y griegos habían aplicado toda diligencia y todos celos para lograr el reconocimiento de sí mismos y de un original ser divino, pero ¿hasta dónde han llegado? Justamente hasta el punto donde se han dado cuenta que para llegar a tal reconocimiento tan extenso, para el hombre limitado inevitablemente es una mera imposibilidad, con lo que el dicho “Quod licet Jovi, non licet bovi! ” también allá halló su plena aplicación.

10. Por lo demás, en tu caso, puede haber varias excepciones, lo que he deducido de otras palabras tuyas y sobre todo de tus hechos… pero si también el hombre común, digamos él de mi casta, podrá hacerse una idea sostenible, ¡esto ya es otra cuestión! Pues hay hombres, desde luego muy raros –los así llamados genios– que a veces tienen unas facultades particulares en muchos y diferentes sentidos. El uno ya desde la cuna es un clarividente y profeta, un segundo es un cantante de clase extraordinaria, un tercero es escultor, un cuarto es un matemático y casi ya un mago todavía en el vientre maternal. El uno tiene una memoria enormemente fuerte, otro tiene una vista tan aguda que a una distancia de algunas horas ya es capaz de divisar y casi a reconocer a un hombre.

11. De modo que entre los hombres aún hay los de gran talento; pero todo lo que es propio e inherente a un genio nunca puede ser imitado tan a fondo que el discípulo pueda imitarlo en la misma perfección como la poseía el maestro genial. De todos modos esto es y seguirá siendo una verdadera chapucería sin valor.

12. Y así soy también de la opinión casi decisiva que más o menos te comprenderemos en tu doctrina nueva y en lo que tú nos dirás, pero nunca lograremos una representación práctica y enérgica de ella en nosotros. En todo caso en tus asuntos tú eres un maestro increíble y sabrás a fondo qué clase de hombres, en nosotros, tienes delante de ti… y luego ya vamos a ver lo que somos capaces de concebir y de hacer. Que conste que estamos muy en favor de una ciencia pura, aunque también con facilidad podríamos muy bien prescindir de ella. Pues nuestra concepción de la vida hasta ahora –como se ve en la situación de nuestra clase en esta región– se satisface más que perfectamente con el mínimo para las necesidades requeridas para el sustento de la vida. Pero –como ya dicho– por eso no somos enemigos de la ciencia pura…

13. Hiram y Aziona me han dado de ti la información más sincera y fiel, y la tuve que creer porque conozco a estos dos como hombres extraordinariamente verídicos. Lo que ahora importa es la convicción de todo esto en el sentido teórico y práctico. Y una vez que la haya logrado, ¡entonces no vas a tener en mí un divulgador malo ni ocioso de tu nueva doctrina! - Acabo de hablar, ¡ahora habla tú!».


Capítulo 216. El poder milagroso de la palabra. Más vale la enseñanza que producir señales.

1. Dije Yo: «Bueno… querido Epifanio, ya te he dicho que tus dos hermanos te van a dar una explicación muy fiel; pero como tú realmente eres un espíritu tan abierto como se encuentra raras veces, Yo mismo quiero darte por lo menos una buena introducción para que luego Hiram y Aziona puedan fácilmente construir encima.

2. Puedes ver con tu vista aguda que Yo, como todos vosotros, soy un hombre sencillo y modesto. Como, bebo y me visto como los galileos, y hablo con las mismas palabras como tú. Ahí no puedes hallar diferencia alguna entre nosotros. Pero cuando hablas, aunque llenes tus palabras de una voluntad fortísima, estas sólo seguirán siendo palabras - a las cuales en caso necesario seguirá una acción dificultosa que tendrá un efecto muy limitado. Y mira, ¡en este punto soy totalmente diferente! Cuando Yo lleno una de mis Palabras o uno de mis Pensamientos con mi Voluntad –pues en realidad los Pensamientos no son otra cosa que Palabras del Espíritu–, enseguida a la Palabra tiene que producirse el efecto absolutamente perfecto sin haber movido un solo dedo…

3. Y lo que Yo puedo realizar con mis Palabras, esto también mis verdaderos discípulos deben ser capaces de realizarlo, porque su interior finalmente está guiado por el mismo Espíritu que el Mío.

4. Ves, esto es algo de mi nueva Doctrina que desde el principio del mundo nunca ha sido observado entre los hombres con esta abundancia y perfección. Mira aquí, y ves que no llevo herramientas ni ungüentos y polvos secretos; y en mi manto y mi túnica no encontrarás bolsas, ni tampoco en los de mis discípulos, y andamos sin zapatos y bastón.

5. De modo que Palabras y Voluntad son todo lo que poseemos, y aún así no pasamos miseria - salvo si queremos sufrirla voluntariamente para ablandar los corazones duros de los seres humanos. - Ahora bien, ¿por qué soy Yo capaz de efectuar todo eso con mi Palabra y mi Voluntad, y por qué tú no?».

6. «¡Ahí me resultará muy difícil darte una respuesta justa!», respondió Epifanio. «Verdad es que de Hiram y de Aziona ya he oído lo mismo sobre ti, y también he saboreado el vino que tú has creado del agua - un vino que nada dejaba que desear. Si tu mera palabra colmada con la voluntad puede realizar eso sin aplicación de cualquier otro medio secreto, y si lo del ‘cómo’ también será enseñado de tu parte, ¡entonces habrá que tener un sumo respeto a ti, a tu doctrina y a tus palabras! Pues algo así, según yo sepa, hasta ahora nunca ha habido, pues ¡tengo un saber bastante extenso!

7. Ahora, por supuesto, yo podría decirte: “Amigo y maestro, ¡ahora dame una pequeña prueba de tal fuerza inherente a una de tus palabras colmadas de voluntad!”. Pero, por lo menos en mi caso, esto no es necesario porque siempre prefiero que me enseñen por medio de palabras claras, sabias y concretas en vez de por señales. Pero si ya estás dispuesto de darme una prueba especial, ¡esta no me dañará y tampoco a mis vecinos! - ¡Pero considera esto como un deseo y de ninguna manera como una exigencia por mi parte!».

8. «La Doctrina es mejor que las señales», dije Yo; «porque las señales constriñen, mientras la Doctrina guía al hombre y despierta en él la fuerza que debe adquirir. Y sólo entonces llega a ser propiedad más verdadera y perfecta del hombre lo que él mismo ha adquirido mediante su propia actividad. Pero naturalmente con hombres como vosotros –los que desde hace mucho ya están por encima de todas las cuestiones de fe forzada con sus límites que de ellas se deducen– incluso las señales más magníficas ya no tienen fuerza constringente. Pues mientras vuestra filosofía de vida referente lo del ‘cómo’ no las haya aceptado como ciertas y evidentes, para observadores como vosotros las señales no obtienen una fuerza constringente. - De modo que ya puedo presentar una pequeña prueba a tu ánimo y a él de tus vecinos, sin que corráis el menor riesgo.

9. Pero mis Señales, las que realizo para confirmar la Verdad de mi nueva Doctrina, siempre deben ser constituidas de manera que aparte del gran provecho moral también produzcan el corporal del ser humano; por lo que creo que para vosotros e igualmente para vuestro interior, os convendría que ahora que sois mis muy estimados discípulos nuevos, en el futuro ya no os encontrarais enteramente en un desierto tan árido, sino que esta región de repente esté transformada en una fertilísima. - ¿Estáis de acuerdo con esto, tú y también todos vosotros?».

10. «Oh maestro, si eso te resultase posible, ¡de verdad realizarías una señal sumamente laudable!», dijo Epifanio. «Pero si esto realmente lo pudieras hacer, ¡entonces evidentemente serías más que todos los grandes sabios y profetas judíos del mundo! Pues considerándolo en serio, ¡entonces evidentemente serías un auténtico Dios, y tu nueva Doctrina tendría que ser la plena Verdad! ¡Que alguien mire esta auténtica dabuora (un desierto que contiene pez y nafta)! ¡Nada más que peñascos desnudos que se alzan hasta las nubes! Pues sólo el pie de este auténtico monte de pez está cubierto pobremente de matorral. Sólo unas pocas fuentes brotan de su interior y allí debajo de estas pendientes más escarpadas vegeta un bosque de cedros muy pobre, como si se tratara de un santuario de esta montaña de pez. Pues todo lo demás a lo largo y ancho está liso y desolado como la superficie del agua.

11. ¡¿De modo que ahora por tu Palabra colmada del Poder de la Voluntad todo esto debe ser transformado en una región fértil de la Tierra?! Creer esto por anticipado es un poco difícil; pero lo dijiste en la introducción de tu Doctrina, lo que, a pesar de sonar un poco misterioso, debe ser la plena Verdad porque en primer lugar tú eres un hombre que piensa demasiado pura y claramente para gastarse una broma con hombres como nosotros; y que en segundo lugar aquí ya ha realizado unas cuantas señales extraordinarias... ¡Si realmente no te costará más que una sola Palabra de Voluntad, te pido que lo hagas!».


Capítulo 217. La transformación milagrosa de la región. La libertad de la voluntad y entregarse a la Voluntad de Dios.

1. Dije Yo: «¡Entonces presta atención!, porque no te digo más que: ¡Yo lo quiero así!... Y ahora, mi muy querido Epifanio, ¡contempla esta región y dime, cómo te gusta!».

2. Epifanio, Aziona e Hiram y todos los que estaban presentes se llevaron las manos a la cabeza y se quedaban mudos de admiración. Epifanio, con los ojos muy abiertos, ora contemplaba la región ahora hecha un paisaje magnífico –la montaña llena de bosque y la región de la orilla que muy bien tenía una extensión de mil yugadas… la que antes sólo estaba cubierta de hierba escasa y servía a penas de pasto para las pocas cabras y ovejas, pero que ahora presentaba una exuberancia fructífera sin par–, ora me contemplaba a Mí con una mirada escrutadora.

3. Pasado un buen rato de admiración, Epifanio volvió a abrir la boca pues dijo: «De veras, para realizar un prodigio como este en un solo momento, ¡uno casi ya debe ser más que un Dios! Pues un dios, como los conozco de las diversas doctrinas divinas de los egipcios, griegos, romanos, judíos y hasta de los persas e hindúes, siempre realiza sus maravillas de cada día con tranquilidad, y parece que se sirve para eso de una multitud de medios y dispositivos magníficos. Pues allá hacen falta un sol, una luna, varios planetas y una multitud de estrellas.... Todos estos, bajo ciertas circunstancias, condiciones y relaciones ayudan a tal dios realizar las maravillas en esta Tierra - donde salvo en el caso de un relámpago en las nubes, todo se produce con toda tranquilidad.

4. Pero Tú, aquí, has realizado algo en un momento, para lo que un dios –como conozco a varios de los libros y de escrituras– incluso con toda la colaboración de hombres aún habría tardado unos centenares de años monótonos en realizarlo. De eso deduzco infaliblemente que Tú debes ser más que todos los otros dioses, de los que he leído y oído tanto. - Señor y Maestro de todos los maestros en la Tierra, ¿cómo… y otra vez, cómo te resulta posible realizar esto? ¿Acaso, además, incluso a gente como nosotros, con el tiempo resultaría posible realizar algo así, una vez que hubiéramos adoptado del todo tu nueva Doctrina y si viviésemos totalmente conforme a ella?».

5. «¡Que sí, mi querido amigo Epifanio!», le respondí, «porque de lo contrario no te lo habría dicho! Pero cómo es posible hacerlo, esto ya te lo he dicho y demostrado antes, claramente. Y también agrego que mis verdaderos discípulos con el tiempo harán y efectuarán cosas aún mayores que las que Yo ahora he realizado. Pero que conste que mis verdaderos discípulos deben reconocer y saber que sólo son capaces de realizar algo semejante si en el espíritu son perfectamente uno con mi Espíritu, y que en cada ocasión en su espíritu se deliberan con mi Espíritu si algo así realmente hace falta para lograr una buena finalidad. Pues si alguien que vive estrictamente conforme a mi Doctrina se viera obligado por algún personaje poderoso que realizara una señal para demostrar su sublime misión –incluso para salvar su vida corporal–, y Yo le dijera en su espíritu: “¡No lo hagas, porque no es conforme a mi Voluntad!”, ¡que entonces también el discípulo quiera como Yo lo quiero! Pero si a pesar de eso se prepara a hacerlo a pesar de mis Palabras para que no lo haga, entonces no será capaz de realizarlo porque mi Voluntad no sería una con la suya.

6. Únicamente Conmigo, es decir, en unión con mi Espíritu y mi Voluntad, podréis hacer todo; pero sin estos podréis hacer nada, porque Yo soy el Señor y lo seré eternamente. ¡Esto, pues, también forma parte de mi Doctrina! ¿Me has comprendido?».

7. «Sí, Señor y Maestro de todos los maestros», respondió Epifanio. «¡Pero ahí encuentro algo que, según mi criterio, no concuerda enteramente con el albedrío totalmente libre del espíritu humano! Pues si sólo puedo realizar una señal cuando Tú quieres cooperar, entonces mi voluntad depende eternamente de la Tuya y no es libre».

8. «Oh, ¡ahí estás muy equivocado porque es precisamente lo contrario!», le contesté, «porque cuanto más estrecha es la unión del espíritu humano con mi Espíritu, tanto más libre es el hombre en el espíritu y en la voluntad, porque Yo mismo tengo el máximo Poder y la Libertad ilimitada... Sólo él que no está en estrecha unión Conmigo se limita en su libertad en la misma medida en que no quiere unirse Conmigo: pero todo aquel que será totalmente uno Conmigo, él también será capaz de realizar todo lo que Yo puedo hacer. Pues fuera de Mí en ninguna parte hay un poder ilimitado, ni una capacidad de surtir efecto ilimitado.

9. La unión más estrecha Conmigo no priva a nadie ni de una jota de su independencia. ¿Puedes tú imaginarte en tu Vida una bienaventuranza mayor que la de estar activo junto Conmigo, es decir, con mi Espíritu y mi Omnipotencia, y aún así siendo completamente independiente? - ¡Dime ahora, cómo te gusta este asunto!».

10. «Sublime Señor y Maestro, ¡no soy capaz de expresarme de manera bien fundada de eso, porque para eso estoy todavía demasiado poco iniciado en tales relaciones de la Vida totalmente nuevas y desconocidas a mí. Por eso, como cada uno podrá comprender fácilmente, me resulta imposible hacerme una idea clara, ni emitir un juicio acerca de ello. Pero como deduzco de tus Palabras, tal Vida debe ser muy favorable; pues ser todopoderoso junto con el Espíritu todopoderoso de Dios, y aún así mantener la independencia más perfecta, eso, sin duda, es lo más magnífico que uno puede imaginarse de una Vida perfecta; y eso podrá ser así porque Tú nos lo has revelado a mí y a todos nosotros.

11. Siendo así, ya no nos vamos a preocupar por lo del ‘cómo’ porque sería una cosa vana, dado que nosotros como discípulos más nuevos de tu Doctrina todavía carecemos del todo de los conceptos necesarios. Además, a causa de esta maravillosa obra maestra, ahora todos estamos demasiado desconcertados y estupefactos para poder llegar a formar un juicio muy claro en nuestro interior. Por eso, Señor y Maestro divino, ¡permítenos de descansar un poco y concentrarnos, para que en toda serenidad podamos darte una respuesta mejor que aquella que acabo de darte!».


Capítulo 218. La importancia de la tranquilidad del ánimo.

1. Dije Yo: «¡Pues sí, tienes razón y has hablado muy bien! La calma, la verdadera tranquilidad interior del ánimo, para cada ser humano es el elemento espiritual más necesario, sin el cual él no es capaz de percibir algo verdaderamente interior y espiritualmente sublime. Por eso, con mucho gusto, os concedo lo que acabas de pedir.

2. Sin embargo, tal reposo en que se priva al cuerpo y sus miembros de la actividad, no es un verdadero descanso, sino es una gran actividad interior del alma, en la que esta se une más y más con su espíritu, al que ha empezado a percibir. Si pides tal reposo haces muy bien - como también cualquiera... Y después de tal reposo interior, o sea actividad del alma continuamente realizada una vez al día, empezarás a sentir el gran beneficio verdadero que de esto ganas para la Vida.

3. Ahora todos vosotros podéis volver a vuestras cabañas, las que juntas con el suelo antes desierto también se han mejorado un poco, y mirar todo lo que se ha cambiado en vuestro favor. - ¡Y volved en la tarde!

4. Mientras tanto voy a ocuparme de lo que mi Padre me ha encargado - Él que vive en los Cielos y es completamente Uno Conmigo y en Mí. Pero todos de vosotros que durante el día quieran quedarse Conmigo, también pueden hacer esto; porque no es una disposición imperativa que alguien se alejara de aquí, sino sólo el que lo quiera. Pues, tanto lo uno como lo otro le redundará en un gran beneficio. ¡Y ahora haced lo que os sugiera vuestra voluntad!».

5. A continuación todos excepto Hiram y Epifanio se levantaron y se apresuraron curiosos de ver lo que ha cambiado en sus cabañas. Llegados allí, estaban pasmados de admiración por las casas preciosas que ahora remplazaban sus antiguas cabañas miserables, y admiraban los muchos árboles fructíferos, las viñas, los campos y prados... Todos alabaron a Dios el Padre, del cual Yo les había anunciado que Él había dado tal Poder a un hombre de la Tierra.

6. Pero Epifanio recobró el valor, pues dijo: «Oh Señor y Maestro de todos los maestros, ¡a pesar de todo yo prefiero quedarme aquí! Lo que los demás han recibido en virtud de tu Bondad y tu Poder divino también a mí me habrá caído en parte - un beneficio, por el que todos nosotros y nuestros hijos y nietos nunca seremos capaces de agradecerte ni de alabar y de glorificarte debidamente.

7. Tan imponderablemente grande que sea este beneficio concedido a nosotros, no hay manera de compararlo con el beneficio que has consentido a nuestras almas mediante tu Doctrina; pues únicamente originado por esta nos hemos hecho hombres verdaderos - los que antes éramos casi animales salvajes. Sólo Tú nos has mostrado la verdadera Vida justa y nos has enseñado a apreciar su valor.

8. Antes solamente teníamos amor para lo que era muerte, pero ahora tenemos un gran amor verdadero para la Vida que es capaz de perfeccionarse en todos los sentidos, mientras que la muerte eternamente sigue siendo muerte, pues nunca puede permitir una perfección de forma gradual. Por eso prefiero quedarme ahora Contigo, Señor y Maestro, para que no se me escape algo que tu Boca verdaderamente santa todavía va a hacer saber».

9. Dije Yo: «Lo que los demás han hecho está bien, pero lo que tú haces es mejor. Porque cada Palabra que sale de mi Boca es Luz, Verdad y Vida. Si tú acoges mis Palabras en tu corazón y obras según ellas, entonces con estas Palabras ya te afluye la verdadera Vida eterna.

10. Si alguien oye mis Palabras pero no las pone en práctica ni obra de acuerdo con ellas, entonces estas Palabras tampoco le vivifican sino sólo le servirán para su juicio y su muerte. Aunque eso no sea mi Voluntad sino sólo conforme al Orden eterno de Dios, a pesar de eso no puedo ayudar al hombre porque este sólo debe ayudarse a sí mismo.

11. Pues, si a un hambriento se ofrece una comida y él no la come sino sólo la mira, entonces, si se muere de hambre, no es culpa de aquel que le ofrece la comida, sino evidentemente es culpa del mismo hambriento que no quería aceptar alimento alguno. Lo mismo sucede con aquel a quien Yo ofrezco mi Palabra como el Pan más verdadero de los Cielos, y si él sólo la oye y no quiere ponerla en práctica. Por eso, ¡que nadie sólo sea mero oyente de mi Palabra sino que también sea realizador de ella, y con el pan de los Cielos será verdaderamente saciado en el alma! Y en adelante nunca palpará la muerte, porque de esta manera él mismo llegó a ser Vida completamente surgida de Dios. - ¿Percibes esto?».


Capítulo 219. El valor de Epifanio.

1. Dijo Epifanio: «Sí, esto es la Verdad más perfecta y la comprendo sin más explicaciones. Imaginemos ahora que yo o cualquier otra persona quiera edificar un nuevo edificio de vivienda. Se aconseja con un arquitecto, para que le explique en palabras y diseños cómo en calidad de contratista debía edificar su casa. Pero después el contratista no hace caso a los consejos del arquitecto experto y razonable, sino, como todo le parece demasiado penoso y requerir demasiado tiempo, él mismo junta las piedras y vigas sin cualquier material de unión. Luego, durante un corto tiempo, disfruta de su nuevo hogar sin sospechar el menor peligro. Pero cuando en una noche se levantó una tempestad enorme que dio contra los muros flojos e inconsistentes de la casa, estos se desplomaron y mataron al propietario en calidad de contratista. - Ahora, ¿qué ha ganado este al no querer hacer caso a los consejos del arquitecto experimentado?

2. Así yo diría que es casi el mismo caso entre Tú y nosotros, los hombres ciegos e ignorantes. Porque Tú eres evidentemente aquel Constructor que en cierto sentido ha construido el mundo, todo el universo y también a los seres humanos - espiritual y materialmente, tal como son. Por eso debes saber mejor que nadie qué es lo que conviene al hombre, qué –como ser con raciocinio y autodeterminación que se determina a sí mismo– debe hacer y de qué debe abstenerse de hacer. Si ahora mediante Palabras y Hechos muestras al hombre que Tú irrevocablemente eres el mismo, a Quien él ha de agradecer su existencia y, además, le muestras lo que debe hacer para lograr aquello para lo que Tú le has creado, entonces el hombre ciego e ignorante tiene que imputarlo a sí mismo si por cualquier razón fútil y material se ha jugado la Vida eterna, con lo que le toca la muerte. De modo que opino que cada hombre al que Tú mismo has enseñado, si él te ha reconocido como Aquel que eres, de ninguna manera ya podrá dejar de vivir y actuar con todo amor y toda alegría, exactamente como Tú le has mandado y prescrito hacer.

3. Con esta humanidad ahora tan mala, ciega, egoísta a más no poder, arrogante y despótica, seguramente a los seguidores de tu Doctrina se producirán obstáculos y dificultades, pues hay muchos más espíritus humanos malísimos que buenos… pero una vez que se sepa el bien que produce tu Doctrina y lo que se podrá esperar al cumplir con ella, ¡que montes se opongan y tempestades se desencadenen con furia contra ella, y aún así se podrá porfiarles con toda perseverancia y todo coraje del mundo! ¿Acaso un caminante asaltado por ladrones asesinos no se defiende en general con el coraje de un león para no perder esta vida perecedera que de todos modos es muy corta - una pérdida que en realidad ni tiene tanta importancia? Entonces, ¿por qué no defenderse con el valor de mil leones contra enemigos que al hombre que pasa por esta Tierra amenazan contra su Vida eterna? ¡Creo que en este respecto no estoy equivocado!

4. Hombres que se apegan a este mundo vanidoso, los que buscan su bienestar en el lodo de esta Tierra y no están penetrados de tu Doctrina como yo… los que no pueden o no quieren comprender el valor de su Vida, de cierto, cuando les amenaza un peligro, perderán todo coraje y pronto recaerán en el lodo. Pero hombres como nosotros no se dejarán intimidar tan fácilmente…

5. Señor y Maestro, te digo: Para los que no tienen miedo de la muerte corporal, a los emperadores y reyes les resultará difícil darles leyes. Y si toda la Tierra cayera en ruinas, yo no me asustaría ante la pérdida segura de mi cuerpo, porque ahora ya sé de tus Palabras que mi alma con tu Espíritu vital en ella no se perecerá. Bajo esta confianza absoluta, vengan enemigos de donde sea y tantos como quieran, ni a mí, ni a Aziona, ni a Hiram nos espantarán; pues no haremos caso a sus órdenes y sus amenazas nos dejarán indiferentes. - Y ahora, Señor y Maestro de la Vida, ¡dinos Tú, si tengo razón o no!».

6. «¡Tienes toda razón!», les respondí Yo, «y eso tanto más, porque en un caso de apuros te comportarías así, como también todos los que vivís en este lugar. Y ya que ahora estamos juntos y eso en toda la confianza, y como hemos llegado a conocernos mutuamente, me importa que ante mucha clase de situaciones y tentaciones no vaciléis en vuestros conceptos. Por eso Yo aún debo familiarizaros con algunos asuntos. ¡Oídme, pues!».


Capítulo 220. La finalidad de la crucifixión del Señor.

1. (El Señor:) «Según el cuerpo soy como vosotros, es decir, un hombre mortal, con la consecuencia que también Yo tendré que dejar este cuerpo atrás, y eso en la cruz en Jerusalén, en testimonio contra los judíos malvados, sumos sacerdotes y fariseos - y para su juicio. Porque únicamente este juicio quebrará su poder para siempre… Así el príncipe de las tinieblas espirituales, que hasta ahora ha dominado el mundo humano, será vencido, perderá su poder y ya no será capaz de continuar como hasta ahora seduciendo y llevando a los hombres a la perdición.

2. El príncipe se llama “Satanás” y es mentira, engaño, orgullo, envidia, odio, avaricia, codicia, despotismo, arrogancia, homicidio, instintos sanguinarios y toda especie de fornicación.

3. La soberbia más vil sólo puede ser destruida por la extrema humildad; por lo tanto hace falta que esto esté cometido en Mí. Cuando os enteréis de esto, ¡nos os aflijáis!, pues no quedaré en la tumba para que en esta se descomponga mi cuerpo, sino al tercer día resucitaré, y tal como Yo ahora me encuentro entre vosotros, así volveré a venir a vosotros. Y sólo esto a todos vosotros inspirará en vuestras almas el mayor testimonio más verdadero de mi Misión divina, y fortalecerá vuestra fe. Eso os lo he dicho anticipadamente para que, cuando se producirá este acontecimiento, no os enfadéis Conmigo y no abandonéis mi Doctrina. - ¿Cómo te gusta esto, querido Epifanio mío?».

4. «Señor y Maestro, Tú que eres más sabio y más poderoso que todos los sabios y poderosos de toda la Tierra», respondió Epifanio, «si Tú consientes en que te suceda tal destino, entonces debes tener una razón bien fundada para eso, la que no somos capaces de analizar. Pero para la humillación y el castigo total de esa malísima parte infame de los hombres en Jerusalén, en toda la Palestina y, en realidad, en todo el reino de los judíos, ¡evidentemente tendría que suceder esto! - pues a aquel hombre al que odian tanto ni en la vergonzosa cruz podrán matarle definitivamente, porque pasados tres días volvería a vivir tal como El mismo era antes. - Eso ya lo comprendo; pero me parece que tomando en consideración tu Sabiduría y tu Poder, podrías disponerlo de modo diferente…

5. Pongamos por caso que los sacerdotes y otros poderosos de Jerusalén viesen tal señal que acabas de hacer aquí, entonces, si no te reconocieran en seguida como Aquel que Tú realmente eres, ¡ahí tendría que haber gato encerrado! Porque entonces todo el odio que te tienen, ¡en seguida debería convertirse en profunda veneración y en el amor más ardiente a Ti! Y se comprendería de sí mismo que no necesitarías consentir en que te colgasen en la cruz ignominiosa, la que solamente está destinada para los criminales malvados».

6. «De verdad, si las cosas fuesen así, tendrías toda la razón, ¡pero por desgracia no es así sino enormemente diferente!», le respondí. «¡Créeme: la ralea de víboras y serpientes de los templarios de Jerusalén sabe exactamente lo que Yo enseño y el efecto que surto! Pero eso no hace sino aumentar su rabia y precisamente por eso, de una hora a otra, se enconan más contra Mí… como, por ejemplo, lo demuestran los acontecimientos de ayer de poco antes de medianoche, de lo que Aziona e Hiram pueden informarte fielmente. Pues todos esos templarios son extremamente empedernidos, obstinados, ciegos y sordos en sus corazones. Y a la vez son llenos de orgullo y altanería sin límites, de codicia, egoísmo y de extremo despotismo. Y mira, ¡a tales criaturas no se les puede predicar el Evangelio ni realizar una señal ante sus ojos! Porque mi Doctrina y mis Señales destruyen su reputación acostumbrada y les estropean sus grandes ingresos. Por eso, a los templarios, mi Doctrina y mis Señales no les sirven y precisamente por eso son mis enemigos más irreconciliables.

7. Por supuesto, Yo tendría el Poder de aniquilarlos dentro de un instante en todo el orbe - como el Espíritu del Padre que reside en Mí ya lo había ordenado en los tiempos de Noé, y en los tiempos de Abrahán con Sodoma y Gomorra y sus diez ciudades vecinas. ¿Pero para qué esto ha servido?

8. Hoy día el extenso Mar Muerto todavía da testimonio de aquel juicio, y la Escritura habla claramente de este acontecimiento; pero, ¿quién lo considera todavía como escarmiento justo? ¡Habla de ello a un fariseo empedernido y corres riesgo que te ridiculice o que te eche un sermón, o que incluso te amenace con una multa severa! Siendo así, no se podrá hacer más de lo que ya te he anunciado antes. Pues eso, para aquellos recalcitrantes, será un juicio severo, pero para los Míos será el punto de culminación de mi Amor, y mi Resurrección también será una resurrección para todos aquellos que me siguen y que son de mi Voluntad».


Capítulo 221. Las propuestas de Epifanio para evitar la muerte del Señor.

1. (El Señor:) «Amigo, te digo que si hubiera manera de apartar el cáliz de la amargura y del sufrimiento, ¡entonces esto sucedería instantáneamente! Pero desgraciadamente esto no es posible, y por eso ¡dejémoslo! Ahora sabes que esto sucederá y también sabes el porqué; y de momento no hace falta más. Pero cuando Yo habré resucitado, Yo mismo os bautizaré con el Espíritu santo en Mí, y este os introducirá en toda Sabiduría y en todo el Poder… Y si habéis permanecido en mi Doctrina, como verdaderos “niños” míos seréis capaces de realizar todo lo que Yo ahora soy capaz de hacer. - ¡Y ahora dime cómo te gusta esta promesa!».

2. «¡Referente a lo que nosotros y todos los hombres buenos podemos esperar según tus Palabras, desde luego, me parece extraordinario!», respondió Epifanio, «pero lo que a causa de la estupidez y malicia incorregibles de estos malvados te espera a ti, Señor y Maestro, ¡esto, por supuesto, no me gusta en absoluto! Sin embargo, si eso no tiene remedio, ¡que de todos modos se haga tu Voluntad!

3. Que Tú en lo que se refiere a tu verdadero Ser interior no morirás, ¡esto ahora lo comprendo perfectamente! Pues ¿quién iba a resucitarte de la muerte corporal, sino Tú mismo con el Poder de Dios que se halla en ti? Ya que este Poder es indestructible, ¿qué entonces importa la muerte de un cuerpo, al que Tú siempre podrás volver a resucitar cuando quieras? Sólo que el gran sufrimiento que supone la matanza de tu cuerpo no me da ninguna gracia...

4. No obstante, Tú eres el Señor, pues eres colmado de Sabiduría, de Poder y de Amor, y sabes arreglártelas mejor que nadie. Y así todo sólo se hará según tu propio Consejo y tu propia Voluntad - tal como también es tu Voluntad que nosotros los seres humanos en la Tierra muchas veces tengamos que aguantar un verano abrasador y un invierno glacial, lo que tampoco tiene mucha gracia… y para terminar esta vida terrenal, frecuentemente toca una muerte penosa y dolorosa. Pero como es cosa de tu Voluntad, no podemos cambiarlo. Y así diría yo que en lo que se refiere a tu Personalidad sumamente sublime, nosotros, los débiles gusanos terrestres, aun menos podemos cambiar tu Voluntad. De modo que así sea y se haga lo que Tú quieras.

5. Lo que uno como nosotros de todos modos aún podría hacer para evitar tus sufrimientos que has anunciado es que yo, Aziona e Hiram podríamos ir a Jerusalén a los templarios y, como paganos elocuentes, con palabras bien elegidas enseñar a esta ralea tenebrosa, desengañándola y abriéndola los ojos acerca de Ti, ¡y seguro que dejarían de odiarte! ¡Y si sucediera esto, podrías evitar este cáliz del sufrimiento!».

6. «Pues sí, amigo mío», le dije Yo. «En este caso no me queda otro remedio que el aceptar tu buena voluntad como una obra consumada. Porque, mira: tan poco como tú podrías doblar un cedro viejo, tan poco tal archifariseo o incluso un sumo-sacerdote aceptaría una enseñanza de tu parte. Pero lo que estos harían, esto te lo puedo decir exactamente…

7. Mira, él te escucharía muy atentamente, demostrando un aire de inocencia y, con la mayor amabilidad, haría que le cuentes detalladamente todo que sabes acerca de Mí. Incluso se opondría con pequeñas objeciones y dudas aparentes, - pero eso sólo para estimular tu celo de elocuencia. Pero en cuanto se diera cuenta que evidentemente ya te ha sonsacado todo, entonces cambiaría de faz. Y a una señal secreta, un grupo de hombres disfrazados aparecería y te prendería; y hay poca probabilidad que volverías a ver la luz del día. Después tal sumo-sacerdote se juntaría con Herodes que inmediatamente enviaría un gran ejército, prometiéndole grandes premios para mi captura. Al mismo tiempo el ejército torturaría todo pueblo judío en todo el país de Galilea donde se me había acogido a Mí y a mis discípulos.

8. Ves, ¡eso verdaderamente no era algo que todos nosotros podríamos estimar como deseable! Esto lo comprenderás, pues será mejor: uno solo para todos con efecto, que todos para uno sin efecto. ¿Reconoces esto ahora?».

9. «Sí, Señor, ¡ahora lo comprendo todo!», dijo Epifanio. «Pero ahora la comida está preparada. Terminemos ahora con nuestra conversación y luego aplicaremos nuestro tiempo con otra cosa».

10. Dije Yo: «¡Esto también está bien, pero ahora ve y despierta a mis discípulos!».


Capítulo 222. Los discípulos se asombran de la transformación de la región. El ayuno.

1. Los discípulos, como anoche habían dormido demasiado poco, después del desayuno se habían tumbado debajo de un árbol sombrío y en seguida se habían dormido profundamente. Por eso no sabían nada de la conversación entre Yo y Epifanio. A orden Mía, este se fue allí y los despertó.

2. Al animarse, los discípulos se quedaron perplejos y se preguntaron mutuamente, dónde estaban ahora; porque después de la transformación la región tenía un aspecto tan distinto del desierto anterior, que los discípulos ya no podían orientarse. Antes la cabaña de Aziona estaba construida brutamente sin presentar arquitectura alguna, con rocas sin forma regular y en parte de barro y de junco. Y ahora en su lugar se hallaba una casa imponente, rodeada de árboles frutales y provista de un jardín precioso, de un establo adecuado para los animales domésticos y de un granero para los cereales, muy cercano de la vivienda. Además, la montaña antes totalmente desnuda, ahora estaba densamente poblada de árboles. Y las costas, antes también tan desiertas, ahora estaban convertidas en campiñas lozanas; de modo que se comprende que mis discípulos no podían orientarse tan pronto.

3. Pedro, Jacobo y Juan preguntaron por Mí, y Epifanio les dijo que Yo había entrado en la casa para pedir la comida. Volvían a preguntar al despertador dónde se encontraban ahora, y él les respondió: «En el mismo lugar como antes, el que, de hecho, ahora ha recibido un aspecto totalmente diferente a causa del Poder de aquel Uno».

4. Pero los discípulos no creyeron a Epifanio sino más bien se imaginaban que el Señor los había trasladado por el aire a una región totalmente desconocida a ellos - como lo habían experimentado en la montaña de Kisiona. Sólo lo creían cuando Yo mismo vine a ellos y les expliqué que era así como el amigo Epifanio les había dicho, entonces ellos empezaron a asombrarse enormemente sobre el Poder y la Fuerza de Dios en Mí.

5. Pero Yo les dije: «¿Por qué os asombráis tanto a causa de esta señal? ¡¿No efectué una señal parecida con la casa del Marco?! Pero en realidad lo que es sorprendente es que hayáis podido dormiros tan fácilmente en medio de mi Conversación con estos griegos aquí. ¡Es evidente que la carne y la sangre también necesitan el reposo, y por eso ahora sed alertos para que nadie de vosotros caiga en tentación!

6. Ahora el mediodía a ha pasado y la comida ya está en la mesa, de modo que demos una refacción moderada a nuestros cuerpos, para que nadie pueda decir que estando Conmigo haya sufrido hambre. Es cierto que hay hombres en Jerusalén que observan estrictamente diversos días de ayunas, convencidos de que con eso puedan ganarse el Reino de los Cielos. Pero estos se equivocan mucho porque para después de la muerte corporal esperan un reino que en realidad no existe en ninguna parte.

7. Con eso no quiero decir que os hagáis disipadores, glotones o borrachos; sino que siempre seáis sobrios y moderados en todo, y que os améis mutuamente… y de esto el mundo deducirá que verdaderamente sois discípulos Míos. - ¡Pero ahora vamos a comer!».


Capítulo 223. Se observa navíos de espías hostiles. La tempestad como defensa.

1. La mesa estaba bien puesta con pescados, pan y vino, y con diversas frutas deliciosas. Yo estaba en la mesa con los doce discípulos, con Hiram y con Epifanio. Aziona nos estaba atendiendo, pero aún así después de la comida también se sentó en la mesa. Cuando estábamos juntos, dirigiendo nuestras miradas a la hermosa superficie acuática, Epifanio con su vista aguda descubrió que en la gran bahía había algunos navíos que estaban bordeando. Estos querían navegar por la gran la bahía, pero como por la transformación enorme no pudieron reconocer la región como la que conocían de antes, así barloventeaban de acá para allá y sólo enviaron una barca-espía a la bahía.

2. Estos navíos eran una especie de retaguardia para aquel barco que en la noche pasada ahí a orden Mía fue tomada por los pescadores como botín de naufragio. Estos navíos ya habían barloventeado toda la noche y también la mitad del día, pero ya no hallaron huella alguna; por eso su tribulación era de la opinión que aquel navío debía haberse perdido en esta bahía difícilmente navegable y que tal vez haya sufrido un daño. Pero como esta bahía no tenía el menor parecido a la antigua, los navegadores de la retaguardia no sabían a qué atenerse. Por eso enviaron una barca-espía a la bahía.

3. Cuando Yo expliqué esto a los tres, Aziona observó: «Si encuentran este navío aquí, ¡entonces podremos poner pies en polvorosa, pues de lo contrario todos estaremos perdidos!».

4. Pero Yo le respondí: «¡Tranquilízate, porque esta barca-espía pronto va a retornar! ¡Pues voy a enviar un viento contrario que sin duda alguna va a acelerar considerablemente su regreso!».

5. En el mismo momento se levantó un temporal que, junto con todos los navíos de retaguardia, empujó la barca-espía hacia afuera de la bahía a alta mar.

6. Pero Aziona dijo: «Señor, aunque ahora estén fuera del alcance de la vista, pero cuando el viento se haya calmado, ¡ellos ya volverán! Oh, ¡estos hombres son como una escoria de mala voluntad y son pertinaces como una enfermedad maligna! Estos nunca abandonarán su intención ni su objetivo… y si no lo son estos –los que difícilmente renunciarán a su búsqueda–, entonces en otros tiempos venideros ya acudirán otros que perseguirán el mismo objetivo. Y cuando estos encuentran este barco aquí, entonces nosotros lo pasaremos muy mal, ¡pues contra la fuerza de los poderosos no hay justicia! Prefiero destruir el barco de los pecadores completamente, en vez de pasar continuamente miedo poseyéndolo».

7. «Pero si Yo te digo que no necesitas tener miedo, ¡entonces puedes muy bien tranquilizarte!», le dije Yo. «Estos que ahora estaban visibles nunca volverán, y una segunda o incluso una tercera retaguardia aún menos, porque es cosa sabida que en esta temporada el Mar Galileo es muy bravo, y salvo algunos pescadores es poco navegado porque no se fían de las tormentas. Y pasadas algunas lunas de todos modos este asunto podrá ser considerado como olvidado.

8. Seguro que se informará al Templo en Jerusalén que los enviados a perseguirme deben haber naufragado en el mar, dado que a pesar de todas las búsquedas no se podía encontrar el menor rastro de ellos. Por eso, de pura ceremonia, los servidores de ambos sexos destinados para este fin lamentarán en voz alta durante tres horas, y más tarde nadie en el Templo pensará ya en las “víctimas del accidente”; sino se volverá a preparar otros siervos para el mismo fin, se los proveerá con poderes, dinero y armas necesarias, y se los enviará encargados de diversos órdenes estrictos. Estos enviados, a su vez, partirán y en general regresarán al Templo sin haber logrado su propósito, o más frecuentemente ni siquiera regresarán como los que nos visitaron ayer. - Ahora estás al tanto de toda la situación, y sin miedo puedes quedarte con lo que Yo te doy, te garantizo y te protejo».

9. A eso dijo Epifanio: «Amigo Aziona, bajo estas aseguraciones yo ni siquiera tendría miedo de tomar posesión incluso de toda la ciudad de Roma, si el Señor y Maestro me dijese: “Ve ahí y di: ‘¡El Señor me ha dado toda la ciudad, y con esto señalo que a partir de ahora, todo lo que haya, viva y crezca en ella es propiedad mía!’”. Y mira, ningún hombre en todo el mundo podría disputarme tal derecho concedido por el Señor, pues cada uno tendría que someterse a la omnipotencia de la Voluntad divina.

10. ¡Y lo mismo sucede aquí! ¡¿Cuál poder terrestre se atreverá a sostener una lucha contra este Poder de Dios?! Pues, ¡antes de que pudiera poner la mano a la espada, ya estaría aniquilado! - Sí, cuando el Señor y Maestro permitirá que sus enemigos atenten contra la Vida de Él, entonces podrán incluso matarle en lo que se refiere a su cuerpo; pero mientras Él mismo no haya pronunciado en su Interior el inescrutable y secreto “FIAT” (hágase) , nadie arriesgará a tocar ni siquiera el dobladillo de su vestido, porque el que se atreviera a hacerlo, ¡seguro que experimentaría el mismo destino como los malvados de ayer! Pero para todos aquellos que como verdaderos amigos de este verdadero Hombre de Dios anden con Él pasando por todos los peligros mayores del mundo, ¡la seguridad mayor ya les estará garantizada!

11. ¡Mirad esta nuestra región que ahora es tan magnífica! Hace apenas una hora era todavía un desierto inhospitalario, una verdadera imagen de la muerte –parecido a nosotros en nuestro estado anímico anterior, al que Él también por medio de su Palabra ha transformado en un estado vivo– y ahora el inescrutable y maravilloso Poder de su Palabra ha hecho brotar incluso de las rocas duras –las que antes ha transformado y triturado en un suelo graso y fértil– la vida más abundante de la vegetación.

12. Ante Aquel ante cuyo Aliento tendrán que inclinarse las rocas, y todos los innumerables espíritus de la naturaleza tendrán que entrar en actividad, ¡ante el Aliento de Él se inclinan los pueblos de la Tierra! ¿Para qué nosotros ahora –seguramente como amigos suyos– todavía vamos a intranquilizarnos con miedo alguno en nuestros ánimos, como si a pesar de la Protección por parte de Él todavía pudiera sucedernos algún mal? ¡Espero que al reflexionar sobre este detalle te liberarás de todo miedo!».

13. «Amigo, ahora has hablado bien y justo, y antes como también ahora yo siempre estaba de acuerdo con tu opinión», dijo Aziona. «Pero el hombre siempre sigue siendo un ser humano, ¡sobre todo cuando se le presenta cualquier peligro! No raras veces en una especie de confusión del ánimo uno se olvida de lo más importante, pues no se piensa con una tranquila disposición interior del ánimo, sino uno se precipita en un estado de miedo, ya no pensando en los mejores medios de defensa que se lleva evidentemente consigo.

14. Eso es lo que me ha pasado cuando de la Boca de nuestro Dios y nuestro Señor y Maestro supe la importancia de esta barca-espía que entraba en nuestra bahía. Pero ahora ya he vuelto a entrar en razón, a lo que tus palabras también me han ayudado mucho».


Capítulo 224. La pregunta del Aziona referente a la vida del alma después de la muerte.

1. (Aziona:) «Como aquí estamos reunidos tan cómodamente con pan y vino, me gustaría mucho saber de tu Boca, Señor, cómo será la vida del alma después de haber dejado el cuerpo detrás…

2. Conforme a las leyendas de casi todas las doctrinas de los dioses, con pocos variantes, se tiene dos estados opuestos - como con nosotros, los paganos, por ejemplo: Un Eliseo, donde almas buenas y dignas continúan viviendo eternamente en unas delicias indescriptibles; y luego un tártaro, donde a las almas malas y malvadas las torturan también tremendamente con diversas plagas, martirios y tormentos.

3. Los judíos tienen su cielo y su infierno, lo que en cierto sentido resulta en lo mismo como con los paganos el elíseo y el tártaro. De la misma manera –bajo ciertas formas, nombres y variantes– también los indios tienen un doble ser omnipotente, pues uno bueno y uno malo. De modo que los dioses elisios todos son buenos y los del tártaro todos son malos.

4. Y con los judíos hay un Jehová sumamente bueno y sabio, y hay miríadas de espíritus igual de buenos a su servicio –los que se llama “ángeles”–, dispuestos a prestar al hombre los mejores servicios de protección. Pero completamente opuesto al buen Jehová omnipotente y a sus ángeles hay también un Satanás, casi igual de poderoso, al que también se llama “Leviatán”, y a su lado hay una multitud incontable de espíritus malísimos, llamados “diablos”.

5. Evidentemente el buen Jehová se esfuerza continuamente en conseguir que los seres humanos se mejoren y que se acerquen a Él. Pero eso no Le sirve mucho porque el Satanás es más astuto en prender almas para sí mismo, y con maña quita al buen Jehová tropel tras tropel. Consta que el buen Jehová sin cesar amenaza a Satanás con diversos castigos y con el juicio; pero este se ríe siempre de eso y, a pesar de todo, hace lo que da la gana. - Ahora bien, Señor, ¿qué debe uno pensar de tales mitos? Tú, por favor, ¡nos darás una explicación verídica a esto!».

6. A eso Epifanio se entrometió en la conversación y dijo: «¡He aquí fijémonos de nuestro jefe Aziona, porque se ve que es bastante más inteligente que todos nosotros! Nosotros ya hemos preguntado por tantos detalles, ¡pero de este punto más importante de la vida sólo él se ha acordado! Pues sí, Señor y Maestro, yo mismo he leído tales cosas en diversas escrituras, y eso me ha dado mucho a pensar. O los ancianos, por lo demás en muchos respectos muy sabios, todo lo que sabían lo han escrito en un lenguaje metafórico incomprensible para nosotros o, parecido a los niños o insensatos, sólo han dicho disparates, conforme a su fantasía todavía inculta.

7. Yo como hombre sencillo con inteligencia limitada –pero, como se dice, dotado de un buen corazón humano–, de manera razonable puedo muy bien imaginarme una continuación de la vida del alma en el Más Allá, si allá continuamente se hallará en un progreso de desarrollo hacia lo alto - eso por lo menos hasta un grado de perfección más elevado posible, porque una vez que el alma había empezado a vivir en la Tierra –una vida ya aquí por diversas causas y motivos empezada de mala manera y seguramente terminada aún peor–, para corregir esto en el Más Allá hay toda clase de procesos de correcciones apropiadas y sabias para que también un alma que aquí había llevado su vida corporal de mala manera, allá, aunque sea más tarde, llegue a un reconocimiento mejor de sí misma, de un verdadero Ser supremo divino, y también de las verdaderas relaciones de su vida y de sus obligaciones.

8. Pero sufrir en el Más Allá eternas puniciones de dureza indescriptible y de severidad y rigor inhumanos por una vida tan corta pero desgraciadamente mal llevada, y eso únicamente para la finalidad que un Dios todopoderoso desfogue su venganza eternamente en el ser totalmente impotente, ¡eso no puedo imaginármelo de un Dios, como Tú oh Señor lo eres evidentemente - por lo menos para nosotros!

9. Sin duda un león es una bestia muy mala; lo mismo una hiena, un tigre, un lobo y un oso. No obstante, estos animales pueden ser domesticados, y luego en muchos casos se hacen guardas de hombres, con lo que llegan a ser creaturas útiles para los seres humanos. Si bestias de las especies mencionadas se dejan amansar y adiestrar para hacer cosas beneficiosas y útiles, ¿por qué no un alma que ha llegado a ser malvada, frecuentemente por su propia culpa? - Pues bien, mi más querido Señor y Maestro, ¡danos unas explicaciones sobre las relaciones y cosas particulares, por las que Aziona te ha pedido sabiamente!».


Capítulo 225. Hijos de Dios (los de arriba) e hijos del mundo (los de abajo).

1. Dije Yo: «¡Ved, queridos míos! Lo que dicen los libros de los paganos sobre este asunto sólo es un eco muy deformado de lo que a los hombres originales de esta Tierra había sido revelado claramente por el mismo Espíritu que ahora vive en Mí.

2. Únicamente la escritura de los judíos contiene la plena Verdad; pero no descubierta, sino encubierta en imágenes correspondientes, y eso por el motivo sumamente sabio que el carácter sagrado de la Verdad contenida en la escritura no sea ensuciado ni profanado por los propios hijos malvados de esta Tierra.

3. Porque en esta Tierra –o sea en este mundo– viven dos clases diferentes de seres humanos. La mayoría, conforme a las fases ordenadas de la evolución del alma y del cuerpo, procede pues meramente de esta Tierra, con lo que estos hombres pueden ser considerados como “hijos del mundo”.

4. Pero una parte mucho menor de los hombres terrestres sólo es de esta Tierra en cuanto a su cuerpo material, pero en lo que se refiere a su alma procede o de los diversos mundos estelares o incluso se origina como espíritus angélicos puros del Reino Celestial. Estos últimos son los más raros.

5. Esta segunda clase mucho más noble de hombres de esta Tierra puede llamarse “Hijos de Dios”. Únicamente a estos les está reservado percibir y conocer los Secretos del Reino de Dios y, según la necesidad y la capacidad de comprensión de los “hijos del mundo”, enseñarles estos secretos y también mostrarles el camino por el que pueden llegar a ser hijos de Dios y ciudadanos de su Reino.

6. Estos típicos hombres del mundo –surgidos del lodo de esta Tierra– naturalmente son todavía muy sensuales, debido a que sus almas nunca habían pasado por una especie de escuela humana preliminar con una vida de libre autodeterminación. Por eso, inicialmente, sólo pueden ser llevados al reconocimiento de un sublime y eterno Espíritu de Dios mediante imágenes meramente sensoriales.

7. Y ved, debido a la mayoría de los hombres de esta Tierra, las revelaciones sobre los reinos de los espíritus también están encubiertas en toda clase de imágenes correspondientes que a los hijos del mundo sólo podrán ser descubiertas por los hijos de Dios - con el tiempo más y más, según la comprensión de los hijos del mundo. Pero nunca demasiadas a la vez, para que sus estómagos anímicos sean capaces de digerirlas adecuadamente. - De esta explicación ya podéis llegar a ciertas conclusiones.

8. La vida psíquica de los hombres después de haber dejado el cuerpo atrás, es continuamente progresiva porque la perfección de la misma no puede ser cosa de un solo momento; y eso porque el alma –al igual que su cuerpo material anterior– es un ser limitado según el espacio y el tiempo, en cierto modo enjaulada en la determinada y hermosa forma humana. Por lo que sólo es capaz de comprender lo infinito y lo eterno poco a poco, según el espacio y el tiempo, así como también el Poder ilimitado del Espíritu de Dios y sus Obras sólo los puede asimilar poco a poco.

9. Todo depende del estado de sus modales íntimos en que un alma salió de su cuerpo. Si este estado corresponde con buenas leyes vigentes, entonces consta que la condición del alma en el Más Allá será tal que desde allá en seguida podrá colocarse en un grado de perfección más elevado de la vida libre, desde donde siempre podrá continuar evolucionando gradualmente.

10. Pero si un alma por falta de educación o, peor aún, por falta de cualquier buena voluntad, a pesar de conocer las leyes vigentes ha tenido que dejar el cuerpo atrás sin en la vida corporal anterior y sus relaciones haber hecho caso a la verdad y al bien, entonces para un pensador algo más lúcido será fácilmente comprensible que tal alma atrofiada en el Más Allá tiene que ser puesta en condiciones nada de envidiables, en las que conforme al sumo Amor de Dios y su Sabiduría algún día será purificada y curada de su rudeza animal, con lo que de esta manera con el tiempo podrá elevarse cada vez aún más fácilmente a un grado más elevado, para progresar con mayor facilidad».


Capítulo 226. La vida de los materialistas mundanos en el Más Allá.

1. (El Señor:) «Hay en la Tierra hombres que, por descender de padres muy ricos, han disfrutado de toda clase de educación y formación. Pero cuando eran mayores llegaron a ocupar cargos de responsabilidad de gran prestigio, y así el demonio de la soberbia invadió sus corazones. Empezaron a dominar y a odiar a sus prójimos, a engañar y a tormentar a sus semejantes, y se entregaron totalmente a sus placeres sensuales. Su cielo, al que anhelaban con todas ansias, se llama “extrema vida regalada, comodidad, pompa y sensualidad”. Y todos los que no querían servirles eran perseguidos y aniquilados sin consideración ni piedad.

2. Pero vienen el tiempo y la hora en que las almas de tales hombres por Orden del Dios todopoderoso tienen que dejar su cuerpo atrás, aun con lo mucho que le hayan amado. ¿Qué pasará entonces?

3. Ved, ¡esta clase de almas evidentemente ha incurrido en yerros, lo que todo hombre dotado de cierto sentido de justicia comprenderá fácilmente! A pesar de todo, Yo no condeno estas almas, sino las desplazo en un estado idéntico en que estaban en la Tierra, sólo con la diferencia que sus vecinos a los que tienen a lo largo y ancho, tienen, son y quieren todos lo mismo como los recién allá llegados. A eso no tarda mucho en estallar una guerra enconada, pues cada uno se tiene por el superior y más poderoso de todos, y quiere dominar a todos los demás; y a cada uno que no quiere someterse a sus mandatos y sus leyes le consideran un amotinador.

4. Si solamente uno, dos o tres pensasen así y los demás fuesen espíritus humildes y obedientes, esto resultaría en una especie de monarquía en el reino de los espíritus, donde uno manda y millones le obedecen. Pero esto no es el caso porque allá cada cual quiere ser monarca y quiere dominar despóticamente a su vecino igual de despótico. Tal pasión engendra un odio recíproco casi inextinguible, se producen riñas, querellas, disputas y persecuciones, e incluso estallará una verdadera guerra, aunque en esta nadie puede ser matado. Pero del odio y de la ira se origina un fuego devastador que surge con ímpetu de los combatientes, con el que se atormentan mutuamente.

5. Entonces, cuando haya llegado la hora de frenar y pacificar el comportamiento de tal grupo, se envía un espíritu poderoso de los Cielos que restablece el orden por medio de un fuego aún más poderoso y más fuerte - un fuego que a tales almas causa dolores inmensos, en parte momentáneos o duraderos por mucho tiempo. Una vez que tales almas hayan llegado a una calma completa, sus necias pasiones van desapareciendo más y más; el fuego atormentador se extingue y el espíritu angélico los instruye, hablándoles sobre su ceguera, obstinación y estupidez.

6. Si una u otra de estas almas infelices y desdichadas hacen caso a las instrucciones, entonces en seguida pasarán a un estado mejor; pero si tal alma a causa de su secreta soberbia íntima quiere permanecer en su obstinación imperdonable, entonces ella sigue siendo la antigua insensata, y a la próxima ocasión la espera un futuro próximo igual. - Ahí se puede decir junto con los romanos: Volenti non fit injuria (A aquel que lo quiere así, no se le comete una injusticia.), aunque tales almas casi incorregibles prefieran atormentarse así durante eones de años terrestres.

7. Yo diría que ahora ya estáis ampliamente informados sobre lo que me habéis preguntado; pero a pesar de eso voy a añadir aún algunas cosas más. ¡Escuchadme, pues!».


Capítulo 227. La nulidad de una fuerza sin fuerza contraria.

1. (El Señor:) «Si aquí se encontrase a un hombre de una fuerza tan gigantesca que sería capaz de desarraigar con sus manos los robles y cedros más fuertes, pero si no hubiera una fuerza contraria para él –o sea, un punto de apoyo– sino alrededor de sus árboles a desarraigar sólo hubiese fango y agua, ¿acaso sería él capaz de desarraigar un árbol que por unas brazas más abajo tiene metido sus raíces en el reino sólido de la tierra? Os digo ¡que no! Porque cuando con sus brazos poderosos se pusiera a arrancar el árbol de la tierra, él mismo se hundiría en la profundidad del agua y del fango; de modo que sus fuerzas gigantescas no le servirían para nada…

2. De modo que si un gigante quiere manifestar la gran fuerza muscular de sus manos, entonces también sus pies precisan de un suelo sólido como apoyo imprescindible, lo que cada uno de vosotros comprenderá fácilmente. Pero aún os presento otro ejemplo bien posible para Mí - un ejemplo que os lo explicará todavía más claramente:

3. Imaginémonos que delante de nosotros se encontrasen dos centenares de guerreros muy fuertes - cien en un lado y otros cien en el otro lado. Cuando los unos empiezan a atacar a los otros, por medio de mi Poder íntimo Yo los levanto en el aire y hago que mediante un viento impetuoso se dispersen en todas las direcciones. Ahora hago la pregunta: ¿Cómo empezarán estos a atacar y a llevar a cabo su combate sin tener un punto fijo de apoyo? Incluso provisto de pies más fuertes, ¿será alguno de ellos capaz de avanzar un solo paso o dar un golpe fuerte con la mano, y aún con este mantener su posición derecha?

4. Veo que empezáis a reflexionar cómo algo así podría ser posible. No obstante, está en mi Poder el demostrarlo a uno de vosotros en la práctica. Por eso os pregunto, quién de vosotros está dispuesto a someterse a esta prueba. ¿Quieres tú, Epifanio, convencerte de la Verdad de mi Afirmación, levantándote a una altura de un hombre sobre el suelo?».

5. «¡Que sí, Señor y Maestro!», respondió Epifanio. «Porque bajo tu Protección es imposible que pudiera sucederme algún mal, ¡de modo que ya estoy preparado!».

6. «Pues bien, ¡levántate por la altura de un hombre del suelo terrestre al aire libre y cuenta a los demás cómo te encuentras!».

7. Acto seguido Epifanio se hallaba flotando libremente en el aire, tranquilamente en posición vertical. Y Yo le dije: «Ahora haz algunos movimientos como si quisieras dirigirte a algún lugar o como si debieras defenderte contra algún enemigo, ¡y cuéntanos lo que sientes y cómo te encuentras!».

8. Epifanio intentó de hacerlo, pero, desde luego, en seguida perdió la cómoda posición vertical, y cuanto más movía las manos y los pies, tanto más incomodas resultaban sus posiciones. Finalmente empezó a dar vueltas como una hoja que flota en el aire, y sólo el soplo de viento más leve ya empezó a empujarle… y eso, según mi Voluntad, contra la casa de Aziona, en cuyas paredes halló un punto de apoyo en que podía volver a cambiar su posición incómoda contra la vertical confortable; y luego, agarrándose a la pared, en cierto modo se empujó contra el suelo terrestre.

9. Cuando Epifanio volvió a tocar el suelo terrestre con los pies, se quedó muy contento y, alabándome, vino rápidamente a nuestra mesa y dijo: «Señor, todo lo que quieras - ¡pero nunca jamás ya una prueba tan desesperada! Consta que yo habría debido contaros desde el aire hacia abajo lo que yo sentía. En la posición vertical –la que estaba acompañada de un sentimiento bastante agradable– me habría resultado posible contaros que me sentía bastante bien y animado, pero cuando luego a Orden tuya empecé a moverme y debía tolerar todas las posiciones porque yo no era capaz de cambiarlas, ¡entonces ya no me quedaba aliento para poder hablar! A lo sumo –si no me hubiese dado vergüenza– habría podido empezar con un griterío, pero de palabras entendibles ¡ni hablar! Asido de mil vértigos y sintiéndome más impotente que un mosquito - ¡ahí hable quien quiera, porque para mí ha sido una mera imposibilidad!

10. Tan sólo desplazado hacia arriba al aire libre de una altura de un hombre, ¡y en el mismo momento uno ya es el ser más exento de todo poder y de toda fuerza! El soplo más ligero, apenas capaz de mover una hojita de un árbol, sin haber una resistencia se lleva al hombre, y eso en general en una posición muy incómoda. - ¡No!, como ya dije, ¡todo menos que semejante prueba! Pero la frase que pronunciaste, oh Señor, ahora se ha confirmado como Verdad más pura: la mayor fuerza sin un punto de apoyo sólido –al que yo considero como fuerza antagonista imprescindible– no resulta en fuerza alguna. Esta es ahora mi convicción más verdadera y más viva.

11. Ahora comprendo bastante bien en qué, según tu Explicación anterior, consisten el orco, el tártaro, o el infierno en sí. Pero no sé a qué atenerme con el Satanás y sus cómplices, los así llamados diablos. Como Tú, oh Señor, ya nos has explicado el asunto de la fuerza con la fuerza antagonista tan bien y razonablemente según la plena Verdad, te rogamos de explicarnos también el asunto del Satanás y sus cómplices, si así es tu santa Voluntad».


Capítulo 228. El polo opuesto de Dios.

1. Dije Yo: «Precisamente por eso os he dado estos ejemplos, para que comprendáis tanto más fácilmente las explicaciones siguientes acerca del Satanás y de sus ángeles… ¡De modo que sigáis escuchándome!

2. Ahora acabáis de hacer la experiencia que el gigante más fuerte no es capaz de realizar algo sin un punto de apoyo sólido, al que vamos a llamar “contrafuerza” o “polo opuesto”… de modo que esto ahora ya lo comprendéis bien. Y la misma relación, ya que se extiende hasta lo infinitamente grande, también se extiende hasta el supremo Ser de Dios.

3. Si el eterno, más sabio y todopoderoso Espíritu de Dios, no desde toda eternidad de por Sí ya se hubiese preparado un polo opuesto, entonces a Él como Dios meramente positivo nunca le habría sido posible crear los soles, mundos y incontables seres sobre ellos.

4. Pero, ¿qué aspecto tiene este polo opuesto de Dios, y en qué consiste? ¿Es que se trata de uno totalmente extraño al Polo de la Vida y del Poder de Dios –completamente positivo y libre– o es que en cierto modo es uno idéntico? ¿Es totalmente autónomo o depende en todas sus relaciones del positivo polo divino?

5. Ved, estas preguntas tan importantes ahora os las voy a responder tan claramente como posible, y entonces en seguida os quedará claro quién es el Satanás y quienes son sus cómplices, llamados “diablos”. ¡De modo que pongáis toda atención!

6. Cuando un hombre, por ejemplo, quiere plantear algo, entonces empieza a pensar y una multitud de imágenes fugaces invadirán su ánimo como pensamientos individuales. Si el pensador se dedica cierto tiempo a mirar sus imágenes espirituales interiores, llamadas “pensamientos”, y también empieza a retenerlas más y más, entonces pronto va a percibir que algunos pensamientos mejores ya se han atraído y ya se han unido formando una idea ya más lúcida. Luego el alma retiene tal idea en el sensorio de su memoria como una imagen marcada, lo que también se podría llamar una “idea fundamental”.

7. Ahora el vuelo de pensamientos continúa igual que el agua de una corriente; y entre los muchos pensamientos que pasan, de nuevo hay algo más íntegro que en seguida está atraído por la idea fundamental y se une con la misma, con lo que la idea fundamental ya resulta más lúcida y se marca más determinadamente.

8. Eso continúa durante algún tiempo hasta que al lado de la idea fundamental se hayan formado varias ideas laterales que siguen a la primera idea y armonizan con ella, y que con esto ya presentan el concepto de alguna cosa concreta o de una acción a emprender - y sus efectos.

9. Una vez que el pensador haya llegado a tal concepto claramente marcado, entonces se complace en él, lo agarra y en seguida lo penetra con el fuego vital de su amor. El amor despierta la voluntad y el dinamismo del pensador, y luego, incansablemente, el concepto íntimo se alza a la realización material.

10. A eso, el antiguo concepto puramente espiritual ya no existe únicamente en el sensorio del alma como imagen espiritual y en toda su claridad, sino también como retrato sólido de la imagen espiritual íntima en la naturaleza material, idénticamente orientado; y eso a la disposición de aquel que antes lo había concebido.

11. Las ideas individuales y los pensamientos –de los que luego se formó un concepto perfectamente concreto– tienen todavía una naturaleza completamente espiritual, y juntos con el espíritu forman uno y el mismo polo, al que vamos a llamar “polo principal” y “polo de vida”.

12. El concepto total concreto que consiste en muchos diferentes pensamientos e ideas –aunque todavía sea como una pura imagen espiritual en el alma– dado que tiene una cierta existencia fijada, ya no pertenece al polo principal sino al polo opuesto, porque en cierto modo existe como una unidad apartada, contemplable para el alma en todas sus partes. Así, mediante la continua actividad, puede ser separado como cosa totalmente material. Y por eso –como cosa juzgada y fijada– ya no puede pertenecer a la esfera vital del espíritu y del alma. - ¡Y seguid escuchándome!».


Capítulo 229. Los dos polos de la existencia.

1. (El Señor:) «Tú, Epifanio, pensaste que también una idea compuesta de varios pensamientos individuales ya puede ser una imagen precisa de un concepto, y que por eso también puede pertenecer al polo opuesto - pues incluso puede ser un pensamiento aislado, autónomo y completamente marcado... Ahí tienes toda razón, y si es así, entonces el pensamiento fijo –y a la vez también tal idea– propiamente dicho ya no es una pura idea, sino más bien ya un concepto individual y separado, porque ante el alma figura como una imagen bien formada o una acción bien ordenada, por lo que convierte el polo opuesto en el polo de vida.

2. En el primer polo (el positivo) hay vida, actividad y libertad. Y en el segundo (el negativo) o polo opuesto, hay la muerte, la ociosidad y el juicio; y ved, ¡en eso consisten también el infierno, el Satanás y los diablos!, - de modo que estas denominaciones corresponden precisamente a aquello que Yo ahora designaba como polo opuesto.

3. Ved, toda la Creación y todo lo que percibís con vuestros sentidos son pensamientos, ideas y conceptos fijados de Dios, - incluso vosotros, los seres humanos, en lo que se refiere a vuestro cuerpo sensorial; y en la medida en que el alma está unida con el cuerpo mediante su éter de sangre y de nervios, también ella se halla en el juicio y así en manos de la muerte. Pero de esta muerte ella puede liberarse, sirviéndose de su libre voluntad para seguir a lo puramente espiritual - conforme a las Leyes de Dios. Así puede hacerse completamente una sola con su espíritu de Dios, por lo que ella como independiente y autónoma, de su antigua muerte ha pasado a la vida eterna y libre.

4. ¡Ahora sed conscientes de algo muy importante!: Cognición y amor disponen a todo el hombre de realizar alguna buena o mala actividad. Si la cognición es espiritual y lleva hacia Dios, entonces también el amor se inclinará a lo espiritual y por consiguiente hacia Dios, con lo que también entrará en actividad correspondiente. Esta actividad es buena y sus consecuencias traen la Bendición de los Cielos de la Vida.

5. Pero si al hombre ya desde la cuna no se le enriquece sino de conocimientos que sirven al cuerpo, entonces también su amor se dirigirá enteramente a la materia, y pronto su actividad se concentrará en acumular tantos tesoros materiales como posible, para que mediante estos pueda causar tantas más comodidades a su carne. En tal ocasión el alma entra completamente en la materia, o sea, en el polo opuesto del Espíritu más libre de Dios. Y de esta manera prendido del polo opuesto, forma parte del mismo. La consecuencia inevitable de eso es el juicio en y por sí mismo, la condenación desde la vida a la muerte - en cierto modo la muerte eterna misma. ¿Y quién puede tener la culpa de eso? ¡Precisamente el hombre mismo, el que se lo ha provocado tras su conocimiento, su amor, su querer y su hacer!

6. ¡Acordaos de esto! Donde habléis con seres humanos, ¡averiguad si no saben algo del alma en su interior y de la Vida eterna de esta! Si ellos se encojen de hombros y en cierto sentido llenos de compasión dicen: “Sí, verdad es que ya hemos oído hablar varias veces algo de eso; pero ahí sólo se trata de una exaltación por parte de algunos holgazanes hambrientos donde no hay ni una sola palabra de verdad. ¡Pues esto ya nos demuestra la experiencia cotidiana!”. Ahí, con seguridad, podéis inferir que las almas de estos hombres ya están consumidas completamente por su materia carnal y que ya se encuentran en el juicio.

7. En este caso costará mucho el volver a redimirlas de su juicio y su prisión del polo opuesto. Pues ya en este mundo resulta muy difícil, ¡pero en el otro mundo aún más!, aunque no sea imposible… Porque para eso hará falta un aislamiento riguroso dentro de su propio juicio y su muerte, hasta que los residuos de lo espiritual que todavía existen en el alma hayan disuelto completamente lo material en ella – frecuentemente enorme como un mundo–, de modo que finalmente por el hambre se verá obligada a sentir una gran añoranza por un alimento espiritual. Esto siempre se realizará, pero sólo después de pasar una secuencia de tiempos inimaginable para vosotros».


Capítulo 230. El camino para la redención.

1. (El Señor:) «De eso podéis deducir que incluso Dios, si Él no de Sí mismo hubiese formado y puesto el polo opuesto –para vuestros conceptos infinitamente grande– tampoco habría podido producir de Sí mismo una Creación existiendo como material y colocarla, porque este gran polo opuesto es precisamente la Creación misma. De modo que esta debe ser juzgada, sólida, casi como muerta y perseverante, para que pueda corresponder a la finalidad impuesta por su Creador. Y como esta es como es y lo que es, también es válida ante Dios. Mala –según el efecto– es solamente en relación con los seres humanos porque estos, según el alma y en parte también según la carne, como seres resucitados de la muerte están destinados a unirse eternamente con Dios, mediante el puro Espíritu positivo de Él - y eso sin jamás perder la parte más mínima de su libertad y su independencia absolutas.

2. Ahora, por supuesto, nos encuentrazos ante la cuestión más importante de la vida que consiste en: ¿Qué pues tiene que hacer y observar un ser humano para librar su alma de una recaída en su antiguo juicio de la materia muerta?

3. Respuesta: El hombre observe estrictamente los diez Mandamientos dados a los hombres por Moisés - Mandamientos que en pocas palabras consisten en que ante todo se crea firmemente en un Dios verdadero, que con todas sus fuerzas vitales se Le ame sobre todas las cosas, y que se ame a sus hermanos y hermanas como a sí mismo - y en el caso de necesidad aún más…

4. En estos Mandamientos que en realidad no son más de dos, consisten toda la ley mosaica como también todos los profetas que, para la mayor comprensión, han enseñado lo mismo aunque sea sirviéndose de muchas palabras.

5. El que lo hará, seguramente salvará su corazón y su alma de todo orgullo, de toda dureza, ira, odio, egoísmo, envidia, avaricia, codicia, despotismo, amor mundano y vida regalada, con lo que luego fácilmente entrará en el polo de Vida del Espíritu divino, pues el amor para con Dios llena a todo el hombre con el Espíritu divino vital... Y el amor al prójimo personifica, encarna y consolida al mismo en el alma, con lo que por el divino Espíritu de amor en ella en todo se hace necesariamente idéntica con Dios mismo.

6. Pero una vez que ella esté idéntica con Dios, entonces también será idéntica con el positivo polo Vital de Dios y dominará con Él sobre toda la materia, de la cual nunca ya podrá ser prendida ni devorada.

7. El que siempre cumpla con esto, también cosechará lo que os acabo de mostrar claramente, y lo mantendrá eternamente en medida progresiva. - Ahora, mi querido Epifanio, ¡dime cómo has comprendido y aceptado mis Palabras!».


Capítulo 231. La cuestión referente a la redención de los ignorantes.

1. Dijo Epifanio: «¡Señor y Maestro supremo! Tu Obra anterior tan maravillosa para nuestro bienestar era grande, ¡pero aún mayor es tu Sabiduría en esta Doctrina que Tú nos has dado, porque esta nos confirma tu Divinidad aún más intensivamente! Con la Obra milagrosa Tú nos manifestaste inconfundiblemente que Tú debes estar colmado de la Fuerza y del Poder de Dios, porque de lo contrario te habría resultado imposible el realizar tal Obra, ¡pero con esta enseñanza nos has demostrado que Tú mismo eres Aquel, cuyos Pensamientos e Ideas forman ese polo opuesto sólido, fijo y condenado!

2. Yo, y por cierto también Aziona e Hiram, hemos comprendido bien lo que Tú, Señor, nos has respondido a nuestra pregunta seguramente muy importante, y reconocemos ahora cómo está relacionado este asunto, pues no puede ser diferente. Pero precisamente esto nos acarrea otra pregunta importante para toda la humanidad de esta Tierra.

3. Gran Señor y Maestro, ¡ahora sabemos lo que el hombre debe hacer para que en lo que se refiere a su alma no se le trague tu polo opuesto, lo que sin duda sería un destino muy triste para cualquiera que no ha podido salvarse de eso! Gracias a tu buena Voluntad y tu gran Bondad conocemos ahora el camino justo, y ciertamente lo iremos. Pero, ¿qué pasará con todos los demás hombres innumerables, los que habitan esta Tierra? Estos no saben nada de lo que Tú acabas de desvelarnos... ¡Cuántos ya habrán pisado el suelo de esta Tierra desde su principio, y cuántas multitudes innumerables aún les seguirán!

4. Los que vivían antes de nosotros, sin duda sabían nada de esta Doctrina y vivían según sus apetencias materiales. A estos, en el Más Allá ¿qué otro destino los puede esperar que la triste detención por parte de tu negativo polo opuesto? ¿Quién podrá salvarlos de eso, y cuándo? - Y ante la totalidad de los seres humanos, ¿cuánto cuentan los pocos hombres que desde el principio ya eran más espirituales, los que por eso también se han inclinado tanto más fácilmente a lo puramente espiritual… por lo que después de la enojosa pérdida de este cuerpo material fácilmente y sin ser estorbado han pasado a tu positivo Polo principal? Si según los libros en que estos hombres píos y espiritualmente grandes están nombrados los cuento a todos, supongo que difícilmente llegaré a más de cien mil. ¿Pero qué significa eso ante el sinnúmero de aquellos que desde tiempos inmemoriales han sido devorados por el negativo polo opuesto? ¡Ahí cada hombre razonable y juicioso debería decir que para estos desafortunados habría sido mejor el nunca haber nacido!

5. Lo mismo pasará también con aquellos que tal vez nacen durante una media eternidad después de nosotros. Es posible que estos todavía obtengan ideas ya bastante confusas de esta Doctrina tuya; pero ¿quién se la podrá explicar tal como Tú mismo ahora lo haces con nosotros? Pero si tal Doctrina extraordinaria no está dada con la Luz clarísima, entonces difícilmente alguien la tomará con celo vivo como pauta para su actividad. Y la materia, como hasta ahora, siempre se llevará la victoria.

6. Confieso, Señor, que esta mayor Doctrina que Tú ahora nos has dado es sumamente grande y santa, ¡pero aún así inevitablemente se manifiesta este hueco en ella! Pues te ruego que mediante tu bondosa respuesta elimines este obstáculo en mi ánimo. De modo que si es de tu buena y santa Voluntad, ¡te ruego encarecidamente de darnos una aclaración sobre este particular!».


Capítulo 232. La conducción de las almas en el Más Allá, y la reencarnación.

1. Dije Yo: «Si el asunto con las naciones y los pueblos ajenos fuese exactamente así como tú lo has presentado en tu pregunta, entones lo de la salvación de las almas de los hombres en la Tierra tendría mal arreglo… ¡Pero aún hay alguna alternativa! Pues a cada hombre está dada la ocasión –y no importa la fe que tenga– de dedicarse más a lo espiritual que a lo material. Siendo así, en el Más Allá el alma ya no puede ser atraída enteramente por el polo material, sino que –con su voluntad siempre totalmente libre– permanece en una especie de suspenso en el que no pertenece a ningún polo. Yo denomino este estado de las almas un “reino intermedio”, en el cual las almas están guiadas por los espíritus ya perfectos y, en la mayoría de las veces, están llevadas hacia el polo positivo.

2. Consta que esta reforma completa se realiza bastante lentamente; sin embargo, ¿qué importa eso? Porque de todos modos nunca puede haber una perdición total de un alma... Y aunque esta debido a su gran obstinación quedara totalmente absorbida por el polo opuesto –lo que por supuesto sería una gran desgracia– entonces, después de un ciclo de períodos, tendrá que consentir en pasar por otra encarnación o en esta Tierra o en otra, de las cuales en el espacio infinito hay incontables - y eso sin saber ni sospechar que ya había pasado una vez por una prueba de vida en un cuerpo material. Pues esto no resultaría en un beneficio para ella porque recaería en su mal original, con lo que su segunda prueba de vida como encarnada resultaría en vano… Y para que comprendáis esto más fácilmente, voy a daros un ejemplo:

3. Supongamos que hace unos dos mil años haya vivido algún soberano exageradamente cruel que por meros instintos sanguinarios haya hecho que ejecutasen a miles de hombres de la manera más atroz, y que por lo demás también se haya entregado a toda clase de vicios imaginables. ¡Con facilidad se podrá imaginarse a dónde habrá llegado el alma de este regente después de la muerte de su cuerpo material!

4. Como ya os he demostrado antes, tal alma no puede llegar a otro sitio sino adonde se hallan los de su misma condición. Cómo dentro de poco le irá allí donde su compañía está concebida igual que ella –a no ser todavía peor porque después de un cierto tiempo su ira y su sed de venganza aún irán aumentando– esto cada uno de vosotros se lo podrá imaginar fácilmente. Con las almas materiales todo tiene sus límites, salvo la soberbia, la altanería y el despotismo, lo que en tiempos pasados unos cuantos soberanos y reyes ya lo han manifestado demasiado claramente. Pues cualquiera de estos ante su pueblo se presentaba en calidad de un dios y exigía del pueblo que también le adorase como un dios verdadero… y, además, también exigía al pueblo que mediante toda clase de sacrificios que le exigía le honrase como único dios verdadero. La historia conocida del rey Nabucodonosor de Babilonia lo demuestra con toda claridad.

5. En el Más Allá esto sucede en una medida aún mucho mayor. Pronto cada una de estas almas se ofrece a la otra como un dios todopoderoso y superior, y con eso al mismo tiempo toma una actitud autoritaria, inmediatamente exigiendo todo lo posible de las demás almas - las que piensan de la misma manera y que son de la misma especie.

6. Por supuesto, no podéis haceros idea alguna con qué rabia allá las otras almas idénticas –las que por el mismo motivo ya desde hace mucho tiempo se han desgreñado entre ellas– caen sobre tal alma presuntuosa y la hacen sufrir los maltratos más horribles. Además, durante cierto tiempo tal alma más que estúpida aguanta incluso todos martirios imaginables porque se imagina que después de haber soportado todas estas pruebas infernales todas las demás almas iban a reconocer y a aceptarla como un dios y soberano.

7. Pero como ella con el tiempo que pasa empieza a darse cuenta que era la embromada, se encoleriza de ira y de enojo sobre sus torturadores; de modo que se estallan lucha y fuego en demasía y estas almas finalmente se disolverían en tal fuego de ira - si eso fuese posible.

8. Pero semejante tormenta permitida –con lo espantoso que se desencadenase– no deja de tener un bien, porque destruye en estas almas una gran parte de la materia nociva, con lo que purifica al alma hasta cierto punto. Después de haber soportado muchas luchas parecidas, acá y allá alguna alma llega a ser un poco más sensata y objetiva, y trata de desprenderse de esa compañía tumultuosa, de modo que busca una salida... Entonces, en general, se le permite que entre en una compañía mejor o se la encarna de nuevo.

9. Ahora estamos de nuevo con este rey –él de nuestro ejemplo– cuya alma ha pasado semejante camino que con pocas palabras acabo de describiros detalladamente. Ahora el alma de tal antiguo rey de tiempos remotos –el que había hecho las suyas por ahí en el Extremo Oriente y que ahora ha regresado a este mundo– se encarna en el mundo en otro continente por la vía carnal común en un cuerpo infantil, alumbrado de manera totalmente natural por cualquier mujer pobre. Como tal alma vuelve a ser completamente infantil, no sabe ni lo más mínimo de su estado anterior. Además, sería muy perjudicial para su desarrollo si tuviese el menor recuerdo de eso.

10. El niño, del mismo sexo masculino que antes, va creciendo con garbo en un ambiente pobre, recibe una educación escasa y una formación distinta. Pues llega a ser un hombre honesto y jornalero aplicado en cualquier trabajo doméstico o agrícola, reconoce a Dios, Le adora, Le da las gracias por el pan diario, se complace en servir a sus semejantes por un sueldo escaso, y serles útil. Finalmente nuestro obrero llega a ser anciano, débil, se va debilitando, enferma y muere - como todos los seres humanos en la Tierra.

11. ¿Qué pasará ahora con su alma? En el Más Allá se junta con las almas buenas, aplicadas y activas, y se alegra de ser humilde y de poder servir a los demás. Esta orientación favorable de su ánimo pronto despierta en el alma su espíritu procedente de Dios que es su “Alter ego” (segundo yo) en el Más Allá.

12. Una vez que esto se haya realizado con toda seguridad, no tardará mucho y el alma se unirá completamente con este espíritu, y es entonces cuando tal alma recuperará la plena conciencia y el recuerdo claro de todos sus estados anteriores; con lo que elogia la Sabiduría, el Poder y el Amor de Dios, que la han conducido desde las condiciones más atroces a la verdadera Vida eterna.

13. De esto podéis deducir claramente que Dios, en sus Caminos inescrutables para hombres mortales, es capaz de conducir a cada alma –con lo perversa que fuera– a la Luz y a la Vida verdadera».


Capítulo 233. El acabarse y la formación de creaciones materiales.

1. (El Señor:) «Dios, siendo en Sí mismo el Amor purísimo, a sus Pensamientos e Ideas sólo los puede amar, aunque como criaturas constituyan su polo opuesto. De modo que incluso una piedra no podrá seguir siendo eternamente una piedra, por lo que tras muchísimos años inimaginables para vosotros también esta Tierra y las incontables estrellas envejecerán y se irán desmoronando como un vestido viejo. Todo será transformado en lo espiritual e independiente, y en cambio volverán a surgir nuevas creaciones materiales que, cada una de su manera, proseguirán pues serán perfeccionadas.

2. Consta que para eso aún hará falta un tiempo extraordinariamente largo de más de eones veces eones de años terrestres. Pero esto no hay que comprenderlo como si esta creación actual iba a cesar repentinamente y como si en vez de esta iban a aparecer otras completamente nuevas, sino eso sólo sucede sucesivamente, parecido a una selva virgen en la que los árboles viejos se extinguen, se descomponen y finalmente se transforman en agua, aire y éter, o sea, que se convierten en otra existencia espiritual. Y en su lugar siempre continuará creciendo del suelo una multitud de otros árboles… Pero como el Espíritu de Dios surte efecto en lo menudo, también lo hace en lo grande, suponiendo que ante Dios haya algo que se pudiera clasificar como “grande”.

3. Ahora os he explicado todo eso sin haberme servido de la lengua simbólica como lo hacían los antiguos sabios. Pues esto sólo os lo he mostrado a vosotros porque poseéis la capacidad de comprensión necesaria para eso; de modo que no hace falta que comuniquéis esto a los demás hombres de este mundo, porque basta con que crean en mi Nombre y cumplan con los Mandamientos de Dios - los que son verdaderos Mandamientos del Amor. Al hombre convertido de todos modos todo lo demás se lo revelará su propio espíritu despierto –que es de Dios– en la medida necesaria a su alma. Pues a los niños sólo se los debe alimentar con leche, pero cuando son grandes y fuertes ya podrán digerir alimentos más sólidos.

4. ¡Reflexionad ahora en vuestros corazones sobre todo eso, y en el caso que todavía os quede alguna duda, entonces podéis preguntarme a Mí y también a mis discípulos! Pues Yo me quedaré aún durante cinco días con vosotros, como huésped. A partir de ahora ya no os daré más enseñanzas nuevas porque de todos modos os he mostrado y enseñado todo lo que necesitáis; pero como amigo vuestro voy a quedarme aún unos cinco días con vosotros. Y de vez en cuando aún os mostraré algunas cosas buenas y útiles para la vida terrenal... ¡Pero ahora vayamos a ver los hogares nuevos, los huertos frutales, los campos, los prados y los animales domésticos!».

5. Todos me agradecieron de todos sus corazones por esta enseñanza; se levantaron y se dirigieron Conmigo a los vecinos. Cuando estos tres discípulos nuevos se habían convencido de todo lo que había sucedido, ellos se admiraron sobremanera e instruyeron a sus vecinos sobre Mí y sobre la Finalidad alta y sagrada de mi Venida. Los vecinos tenían fe en todas sus palabras sin reparo alguno y estaban llenos de alegría.

6. Yo mismo los instruía sobre el uso de muchos útiles y herramientas que ahora tenían, con lo que llegaron a ser agricultores excelentes y eficientes, lo que antes no habían sido. Se entiende por sí mismo que todos experimentaban una alegría muy grande. - Y así pasábamos en este lugar los cinco días que todavía nos quedaban.

Jesús en la región de Cafarnaúm. S. Mateo, cap. 17.


Capítulo 234. La transfiguración del Señor en el monte Tabor.

1. En el séptimo día Yo dije a los discípulos: «Ahora hemos trabajado aplicadamente durante seis días y hemos hecho una buena cosecha, también en este desierto. Pero ahora ha llegado el día para que continuásemos nuestro camino porque en otras partes todavía hay muchos campos y desiertos yermos, los que queremos cultivar, bendecir y hacer fértiles.

2. Pero antes de que continuemos de aquí, unos cuantos de vosotros deben todavía permanecer hasta que Yo junto con Pedro, Juan y Jacobo haya regresado de este monte alto a cuyo pie ahora nos encontramos, y al que en seguida voy a ascender con estos tres discípulos nombrados».

3. Pero aquellos que debían quedarse me preguntaron, por qué no les permitía que también pudiesen ascender con nosotros al monte.

4. Y Yo dije: «Porque Yo lo quiero así».

5. A eso se callaron y nadie se atrevía a poner más preguntas.

6. Sólo Aziona dijo más bien para sí mismo: «Este monte delante de nosotros es el más alto de aquí, pero a causa de sus paredes tan escarpadas será muy difícil el ascenderlo».

7. Pero Yo le dije: «¡Créeme que para Mí no hay monte que sea demasiado escarpado, ni demasiado alto! Pues volveremos después de algunas pocas horas; y tú, ¡ten un almuerzo preparado!».

8. Acto seguido Yo y los tres discípulos nos pusimos en camino. (Mt 17, 1) Por el un lado se podía montar el monte bastante bien, y dentro de pocas horas llegamos a la cumbre más alta; no obstante, para esta altura, montañistas normales habrían necesitado entre doce y trece horas para escalarlo - por lo que nuestra ascensión también era una especie de milagro.

9. Ahora estábamos en la cima más alta, desde donde con la vista se podía abarcar casi toda la Galilea, la Judea y la Palestina, y también se podía ver una parte del Mar Mediterráneo. Ante esta vista panorámica tan magnífica, los tres discípulos quedaron extasiados; y de toda alma me dieron las gracias más efusivas por este placer espléndido. Entonces también Yo me transfiguré de tal manera que mi Rostro brillaba como el Sol y mis vestidos se hicieron tan blancos como la nieve recientemente caída iluminada del sol (Mt 17,2). A eso los tres discípulos se quedaron atónitos y por su gran asombro no eran capaces de hablar.

10. Sólo pasado un rato, Pedro recobró el valor y dijo: «Señor, ¿estamos ya en el Cielo o sólo en el Paraíso? Pues tengo la impresión como si percibiese voces angélicas muy suaves que susurran alrededor de mí».

11. «No estamos ni en el Cielo, ni en el Paraíso aunque sea aparentemente», le respondí, «¡sino sencilla y naturalmente en la Tierra! Pero como mediante la Fuerza de la Palabra de Dios tenemos el Cielo y el Paraíso en nosotros, y si estos allí acogen lo verdadero y lo bueno, ¡entonces en efecto también estamos en el Cielo y en el Paraíso a la vez! Pero esto es también lo que transfigura vuestro ánimo, y mientras en vuestro ánimo estéis transfigurados ante Mí, ante vuestros ojos incluso Yo me quedé transfigurado hacia el exterior, para que con evidencia os dierais cuenta que al mismo tiempo estáis en el Paraíso y en el Cielo… porque vuestro interior está colmado de la Verdad en fe y por tanto también del bien en amor. Pues el Cielo correcto y el Paraíso verdadero son: que tengáis fe en Mí y que cumpláis con lo que Yo os enseño finalmente amándome efectivamente con todo vuestro corazón. Porque de este modo tenéis el verdadero Reino de Dios en vosotros mismos, ¡pues fuera de ahí en ninguna parte existe un Reino de Dios local! Pero una vez que esté dentro de vosotros, entonces de manera local está también en toda la infinitud, estéis donde estéis. Aunque estéis aquí en la Tierra, en la Luna o en alguna de las incontables estrellas que son puramente cuerpos celestes, estaréis rodeados de vuestros hermanos bienaventurados, aunque no los podáis ver con vuestros ojos carnales».


Capítulo 235. El Señor habla con Moisés y con Elías (Mt 17, 1-2).

1. Dijo Pedro: «Señor, dicen que en alguna parte de la Escritura se lee: “Las almas de los muertos descansan en las entrañas de la tierra en toda paz hasta que llegue el día del juicio final, en que las despertarán los trombones poderosos de los ángeles. Las buenas resucitarán para la Vida eterna en el Reino celestial de Dios, pero las malas serán expulsadas eternamente al reino del infierno donde las atormentarán los diablos eternamente”».

2. «Ya os he explicado repetidas veces cómo se debe interpretar estas palabras proféticas y más cosas parecidas», le respondí, «de modo que ahora sería superfluo el daros más explicaciones sobre este particular. No obstante, para curaros de semejantes opiniones erróneas voy a abrir vuestra visión interior, con lo que vosotros mismos podréis ver a qué hay que atenerse con eso del mencionado descanso en paz de las almas de los patriarcas, liberados del cuerpo desde hace ya mucho tiempo, y qué es lo que pasa con las entrañas de la Tierra».

3. Acto seguido Yo dije en voz alta: «¡Effatá!», lo que significa: «¡Ábrete!».

4. En el mismo momento aparecieron Moisés y Elías y hablaron Conmigo de lo que iba a sucederme dentro de unos años, y si no hubiera manera de evitarlo (Mt 17,3). Pero les confirmé que Yo de ninguna manera podría hacer otra cosa que lo que quiere el Padre que está en Mí y vive en Mí.

5. Luego los dos profetas se inclinaron profundamente ante Mí y dijeron con voz unánime: «Oh, Señor, ¡únicamente tu Voluntad es santa, y con nosotros en los Cielos así como con todos los hombres y espíritus en la Tierra siempre se haga tu Voluntad! Durante nuestras vidas en la Tierra éramos importantes y famosos en virtud de Tu nombre; pero ahora habríamos preferido estar Contigo en la Tierra, como estos tres discípulos y los que no están aquí, aunque ahora y todavía durante mucho tiempo serán menospreciados y perseguidos por tu Nombre».

6. Yo dije a Elías: «En aquellos tiempos tú también estabas Conmigo en la Tierra. ¿Acaso la obra del Herodes en tu carne te ha hecho bien?».

7. «En la Tierra, no», respondió Elías, «¡pero tanto más aquí! Sin embargo, a pesar de todas las sublimes bienaventuranzas de las que ahora para siempre disfruto aquí, por amor a Ti preferiría encarnarme aún cien veces más, con lo mísera y espinosa que fuese la vía por la carne».

8. En este momento a los discípulos venció un sueño profundo, por lo que se tumbaron y durante un buen rato se quedaban profundamente dormidos.

9. Yo continuaba hablando con los dos profetas y dije a Elías: «Al final de los tiempos de esta Tierra serás enviado una vez más a los hombres de la Tierra donde te encarnarás. Pero esta vez no será con la visión espiritual interior encubierta sino más consciente que durante las dos primeras encarnaciones en las que llevaste el nombre Sehel y más tarde el nombre de Elías. Moisés te acompañará, pero sólo en el espíritu, porque su carne quedará propiedad de la Tierra hasta el fin de los tiempos.

10. Entonces toda la carne de esta Tierra será espiritualizada, lo que tú nunca necesitarás de ella, dado que de todos modos te había dado un cuerpo nuevo para siempre. ¡Pero cuída bien de los hijos de Israel hasta que dentro de poco Yo vuelva a mi Casa, cuando mi Obra mayor esté concluida! Entonces también te daré una sede firme en mi nuevo Reino. Pues ve, ya ha llegado el tiempo que te señalé en aquellos tiempos en la Tierra - el tiempo en que voy a crear todo de nuevo: primero mis mundos espirituales, y más tarde esto ocurrirá también con la materia hasta que esta alcance el grado justo de fermentación. - Y ahora vamos a despertar a los tres discípulos».


Capítulo 236. Los tres discípulos hablan con espíritus del otro mundo. El Espíritu de Dios en el hombre como guía a toda la Verdad (Mt 17, 4-9).

1. En este momento los tres discípulos se despertaron, se levantaron del suelo y ahora me vieron a Mí, a Moisés y a Elías sin el resplandor luminoso, lo que les resultaba mucho más agradable porque antes la luz brillante los habían deslumbrado. Empezaron a contar que en sus sueños habían hablado con muchos profetas de los tiempos pasados sobre todas las condiciones de la Vida en el Más Allá, y que habían sido informados sobre muchas cosas secretas.

2. Y Moisés y Elías continuaron informándolos sobre las variadas relaciones del gran Más Allá.

3. Entonces los tres discípulos se entusiasmaron mucho y quedaban tan felices que Pedro gritó en voz alta: «Señor, ¡nos gustaría quedarnos aquí! Si te parece bien, podemos hacer tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Mt 17,4).

4. Y cuando todavía estaba hablando de la construcción de las tiendas, de repente los cubrió una nube resplandeciente tan espesa que no podían ver ni percibir cosa que se encontraba más de una palma más allá de ellos mismos.

5. Y una voz habló desde la nube, diciendo: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo gran complacencia. ¡Escuchadle!» (Mt 17,5).

6. Como los tres oyeron esta voz que retumbaba como el trueno, se asustaron enormemente y, sobrecogidos de gran temor, cayeron sobre sus rostros (Mt 17,6).

7. Pero Yo me acerqué a ellos, los toqué y les dije: «¡Levantaos y no temáis!» (Mt 17,7).

8. Cuando alzaron sus ojos del suelo sólo me vieron a Mí y empezaron a maravillarse de todo lo que habían visto y experimentado (Mt 17,8). Pero los tres discípulos querían preguntarme todavía muchas cosas, y sobre todo querían saber el significado de lo que habían visto en sus sueños.

9. Pero Yo les dije: «Todo esto os lo revelará vuestro espíritu –que en realidad es mi Espíritu en vosotros– en vuestra alma misma, de modo que luego lo tendréis vivamente en vuestro interior. Porque si Yo ahora os lo explicase, entonces integraríais mi Explicación en vuestro saber y creeríais que así es, porque Yo os lo he explicado así. Sin embargo, así todavía os falta mucho para que os encontréis en plena Verdad, porque mi Explicación no sería propiedad vuestra sino sólo la de Aquel quien os lo ha explicado a base de su Caudal vivo. - Pero cuando vuestro espíritu os lo revela a vuestra alma, entonces la revelación será propiedad vuestra, ¡y sólo entonces os encontraréis en la plena Verdad!

10. Pues el espíritu del cual Yo digo que es vuestro espíritu, es precisamente también mi Espíritu en vosotros porque Él sabe de todas las cosas y condiciones como Yo mismo, y puede llevaros a toda la Verdad. Ahora este espíritu aún no está completamente activo en vosotros; en verdad, en lo que se refiere a sí mismo está despierto y activo, pero para vosotros esta actividad todavía es algo ajeno y no os pertenece porque vuestra alma aún no es bastante pura para poder unirse completamente con mi Espíritu.

11. Cuando después de mi Pasión –la que ya os he señalado– Yo haya ascendido a mis Cielos, entonces verteré el Espíritu Santo con toda Verdad sobre vuestras almas y las uniré con Él. Este Espíritu, que entonces será uno solo con vosotros, os conducirá eternamente en toda la Verdad y Sabiduría.

12. De esta visión que habéis tenido aquí no digáis nada a nadie antes de mi Ascensión –la que ya os señalé–, ¡tampoco de lo que Yo he hecho cerca de Cesarea de Filipo ni aquí abajo con los pescadores! - Y ahora vamos a descender del monte para volver a la aldea de nuestros pescadores».

13. De modo que emprendimos la vuelta y en el camino advertí a los tres que tampoco a sus compañeros participasen algo de la visión tenida - eso hasta el tiempo determinado, o sea, hasta después de mi Resurrección y Ascensión a los Cielos (Mt 17,9).


Capítulo 237. Las encarnaciones de Juan Bautista. (Mt 17, 10-13).

1. Todavía descendiendo del monte, Pedro se dirigió a Mí y me preguntó qué significa esto cuando los escribas insisten que antes de la Venida del Mesías debía venir el Elías para organizar todo y preparar los caminos del Señor (Mt17,10).

2. Y Yo respondí a Pedro: «En esto los escribas tienen razón y también tu pregunta está justificada. Verdad es que Elías debía precederme para preparar todo (Mt17,11). Pero Yo os digo: Elías ya había venido, sólo que le reconocieron tampoco como ahora a Mí mismo, pues hicieron con él todo lo que querían. Lo mismo harán Conmigo, el Hijo del hombre - como ya os lo he dicho varias veces (Mt17,12). En verdad os digo que esta mala ralea no parará antes de haber alcanzado el objetivo de su venganza - pero con eso también su propia condenación…

3. Juan Bautista, en el que habitaba el espíritu de Elías, hacía señales, enseñaba y bautizaba; y así preparaba el pueblo para mi Venida. ¿Y cómo se lo pagaron?

4. Ahora Yo mismo enseño la Doctrina más pura de la Vida y hago milagros que hasta ahora nunca han sido realizados en esta Tierra y que nunca ya serán realizados con tanta grandiosidad y extensión. Por esto esta ralea me guarda aún más ira y sed de venganza y, con el consentimiento de Arriba, hará Conmigo lo que ya os he indicado.

5. Consta que en vuestro pecho siempre de nuevo surge la misma pregunta vieja, por qué Yo mismo permito que los hombres me hagan eso… Pero también sobre esto ya habéis sido informados suficientemente. Por eso, ¡descendamos ahora al valle donde nos esperan los nuestros!».

6. Cuando había pronunciado estas palabras, los tres discípulos entendieron que Juan el Bautista en realidad era Elías (Mt17,13).

7. Cuando continuábamos el descenso al valle, Pedro me preguntó de nuevo: «Señor, Elías es un caso extraño porque ya ha estado tres veces en esta Tierra, ¿y eso siempre encarnado?

8. Las primeras dos veces –como Sehel y más tarde como Elías– no murió, sino con su cuerpo seguramente muy transfigurado ascendió instantáneamente a los Cielos, aunque igual como la última vez había nacido del seno de una mujer. Sólo que esta última vez realmente tenían que matar su cuerpo. Ahora, ¿qué ha pasado con los dos primeros cuerpos y qué sucederá con este último? Cuando todo esté consumado, ¿llevará él tres cuerpos en tu Reino celestial? Porque dicen que el día del juicio final también los cuerpos resucitarán y volverán a unirse con sus almas. ¿Cómo debemos entender esto?».

9. Pero Yo le respondí: «Lo que significan la resucitación de la carne y el día del juicio final, esto ya os he aclarado más que suficientemente en Cesarea de Filipo y también allí abajo en la aldea. ¿Acaso que no te acuerdas de mis Explicaciones? ¿Cómo voy a repetirte siempre lo mismo? Verdad es que sabes algo de esto, pero sin un verdadero contexto, debido a que todavía se te apega tu antiguo judaísmo. Pues a pesar de todas mis Explicaciones, con tu vieja fantasía estrafalaria tomas todo al pie de la letra…

10. ¡Acepta la explicación correcta y en esta mi verdadera Luz más pura hazte juicioso! Entonces ya no tendrás que preguntar por cosas que desde hace mucho tiempo deberías saber mejor que los demás hombres.

11. ¿Acaso el día en que nace un ser humano no es su “día más reciente”? O acaso, ¿no es cada día en que vives un “día más reciente” (Tres expresiones que se refieren a lo mismo: “El día del juicio”, “el juicio final”, “el día más reciente”.), mientras tu día de cumpleaños que en otros tiempos era un día más reciente, ahora es tu día más viejo?

12. La carne, de la que ahora se compone tu cuerpo, se descompondrá, pues se transformará en gusanos, en plantas y en sus almas, de modo que en seres totalmente ajenos a ella… ¡con lo que estos seres entonces eternamente nunca ya tendrán que ver algo con tu alma ni con tu espíritu! Por eso, ¡comprende!: Según estas explicaciones ahora dadas a ti, el día más reciente para tu alma será evidentemente aquel en que tú serás sacado de tu cuerpo físico».


Capítulo 238. La resurrección de la carne.

1. (El Señor:) «Por “resurrección de la carne” debes entender las buenas obras del verdadero amor al prójimo. Éstas serán la carne del alma y, juntas con esta, en su “día más reciente” –eso en el sentido mundano-espiritual– después del verdadero toque del trombón de esta Doctrina mía, resucitarán para la Vida eterna como cuerpo etéreo purísimo. Aunque en esta Tierra hayas tenido cien veces un cuerpo material, en el Más Allá tendrás únicamente uno solo - el cuerpo señalado... ¿Me entiendes ahora?».

2. «Sí, Señor y Maestro, me queda más claro que nunca», respondió Pedro. «Pero recuerdo un texto de uno de los profetas, que dice: “Vendrá el día en que en tu carne verás a tu Dios, por eso mantenla pura y no la contamines con pecado alguno. Porque en carne pecadora nunca verás el semblante de Dios”. Pues unos así rezaba este texto, y para el sentido común resulta difícil encontrar el verdadero sentido de esto».

3. «Como lo de antes: “En tu carne verás a Dios”», le respondí. «Esto quiere decir: que en tus buenas obras conformes a la Voluntad de Dios bien reconocida verás a tu Dios, porque únicamente las obras que el alma lleva a cabo con su cuerpo –el que sólo le está dado de herramienta– son las que ante Dios producen a un alma nobleza o también lo contrario. Obras puras producen pureza, y obras impuras producen impurezas. El pensar de manera pura conforme a la ciencia pura y el comportamiento por lo demás casto y puro pero sin obras de amor al prójimo –o insuficientes– no proporcionan al alma un cuerpo espiritual, con lo que tampoco una visión de Dios.

4. Porque aquel hombre cuya alma todavía es tan ciega que no reconoce que no solamente el puro saber sino sobre todo las obras conformes al puro saber y a la fe del alma son las que producen la verdadera estabilidad de la Vida, este hombre se encuentra todavía en condiciones miserables y parece a un hombre que sabe construir una casa y dispone de suficiente material de buena calidad, pero no se decide a tomar la decisión de poner las manos a la obra. ¡Dime, si este hombre jamás tendrá una casa en la que podrá cobijarse de los poderes desencadenados de las tormentas y protegerse del invierno!

5. Cuando hay una tormenta, ¿para qué te serviría saber que las paredes bien construidas de una casa pueden hacer frente a las tempestades, si no tienes casa alguna – mientras aquel que vive en una casa lo puede bien aprobar– y en tu peregrinación por el desierto de tu vida tampoco puedes encontrar una casa ajena?

6. Queridos míos, el saber y la fe con lo puros que sean no tienen paredes sólidas que os protegerían en tiempos de tempestades; pero sí, ¡las tienen las obras del verdadero amor al prójimo! Estas son el cuerpo real y duradero del alma, su hogar, su patria y su mundo correcto. ¡Recordadlo bien, y eso no sólo por vuestra causa sino sobre todo para aquellos a los que después de Mí vais a predicar el Evangelio! Una vez que estos conozcan el Verbo de la Salvación y crean en él, entonces advertidlos que hagan obras verdaderamente buenas para con el prójimo - en lo que tantas veces os he insistido.

7. En verdad Yo os digo: El que dice que ama a Dios sobre todas las cosas, pero no hace caso a la miseria en que se encuentra su hermano pobre, en su carne él nunca verá a Dios. Los fariseos y escribas dicen que sirven a Dios en el sentido más puro mediante sus oraciones y sacrificios, y que continuamente reconcilian la humanidad pecadora con Dios, pero en cambio los fariseos abusan del pueblo a más no poder y se desentienden totalmente del amor al prójimo. Entonces, ¿para qué sirve esto? ¡Pues esto no sirve ni a los fariseos ni al pueblo!

8. Pues en primer lugar Dios nunca ha necesitado cualquier servicio humano, y menos aún cualquier holocausto de animales sacrificados. Pero el sacrificio que el verdadero amor al prójimo ofrece a Dios –realizado mediante obras buenas de caridad– Dios lo ve con ojos de Complacencia, y su Bendición vital no faltará. ¿Comprendes ahora lo que significa: “En su carne ver a Dios”?».

9. «Sí, Señor, ¡ahora lo comprendo!», respondió Pedro, «y te agradecemos que nos lo hayas explicado tan claramente. - Y ahora ya estamos de nuevo en la aldea, pero en vez de volver de mediodía ya debe haberse hecho tarde».

10. Dije Yo: «¡No importa! Tomaremos un poco de pan y vino y ya podremos ponernos en camino. Por eso el poco camino que nos queda lo podremos ir a paso ligero».


Capítulo 239. La bendición de la sobriedad. La preparación de la carne de animales impuros.

1. Doblamos nuestro paso y pronto llegamos a la casa de Aziona, donde los otros discípulos nos estaban esperando. Aziona, Hiram y Epifanio tenían preparada una comida de pescados, pan y vino.

2. Pedro me dijo un poco aparte: «Señor, en el camino solamente has mencionado pan y vino, pero ahora también hay pescado. ¿También nos está permitido comer pescados?».

3. Pero Yo le reprendí tal reparo de miras estrechas auténticamente judío- templario, y le dije: «¡Come lo que se te ofrece, y esto no perjudicará ni tu cuerpo ni tu alma! Pero cada uno debe cuidarse de la inmoderación, ¡de modo que también vosotros!

4. Lo que pasa la medida justa, esto perjudica al hombre. La intemperancia en el comer genera enfermedades del estómago, y la intemperancia en el beber, aparte de los males del estómago y del pecho– provoca la voluptuosidad de la carne y engendra toda clase de lujuria.

5. Por eso, ¡sed moderados y sobrios en todas las cosas, y siempre tendréis un cuerpo sano y un alma sana y alegre! Y aquel que prepara la comida –para sí mismo y para los demás– ¡que se sirva de productos frescos y buenos, y no perjudicará a nadie! - ¡Acordaos de esto junto con las demás cosas!».

6. Pero Pedro aún me preguntó: «Señor, ¿no pecan los paganos, a veces considerablemente, al comer la carne de los animales impuros? A nosotros, los judíos, nos está prohibido comerla, ¡y el que la come comete un gran pecado contra la ley de Moisés!».

7. «En caso de necesidad también tú como judío estricto puedes comer la carne de cualquier animal y te sentará bien», le respondí. «Porque todo el alimento que el hombre toma por necesidad está purificado por Mí; sólo que debe observar una moderación aún mayor.

8. La carne de los cerdos es buena; pero el animal matado debe desangrarse del todo. Durante siete días se adoba la carne en sal y vinagre con tomillo. Luego se saca la carne del adobo, se la seca muy bien con lino y se la ahumea durante unas semanas con el humo de una buena madera y con hierbas, hasta que quede completamente dura y seca. Para comerla, antes se la hierve en agua y vino a partes iguales, añadiendo tomillo y perejil, y de esta manera se consigue un alimento bueno, saludable y nutritivo. Sólo que a estos animales siempre hay que matarlos en invierno.

9. De la misma manera como con los cerdos también se puede proceder con los demás animales impuros, todo evitando que demasiada consumición pueda perjudicar al hombre. Y eso también con los cuadrúpedos terrestres, las diferentes especies de aves y muy variados animales de los grandes mares.

10. Ahora, Pedro, ya sabrás bien lo que puedes comer y cómo, para que no peques contra tu estómago ni contra tu alma. - ¡Pero ahora, de prisa, vamos a tomar la comida y ya continuaremos nuestro camino!».

11. De modo que nos sentamos a la mesa y comimos.

12. A eso vino Aziona y dijo: «Señor y Maestro, ¿no te parecería mejor salir mañana a buena hora en vez de ahora en la tarde? De aquí a cualquier lugar conocido a mí se necesita varias horas, con lo que ya te sobrevendrá la noche antes de llegar en algún pueblo».

13. Pero Yo le respondí: «¡Quedaos en el corazón Conmigo y con mi Doctrina, y así Yo también quedaré con vosotros - aquí en vuestro tiempo terrestre y eternamente en el Más Allá! Ahora tengo que irme porque no lejos de aquí hay muchos hombres que nos están esperando. Por eso debo acudir de prisa para ayudarles. Durante el invierno volveré a visitaros por algunos días; pues pasaré el invierno no lejos de aquí, en Kis, cerca de Cane. - Ahora, ¡soltad nuestro navío y en seguida partiré con mis discípulos!».

14. Todo fue hecho rápidamente como Yo lo había dispuesto. Subimos a bordo y zarpamos rápidamente con viento favorable. Doblamos la parte septentrional del pie de la montaña que Yo había montado, y pronto llegamos a una bahía pequeña, situada exactamente al lado opuesto de donde habíamos permanecido durante varios días.

15. En las orillas de esta ensenada había una aldea donde habitaba mucho pueblo y también se encontraba mucha gente, pues se trataba de un lugar de comercio, en el que se negociaba la mejor sal, el óleo más puro, madera de construcción, utensilios de cocina y diversos utensilios domésticos. Por eso este lugar era muy próspero y frecuentemente visitado de muchos hombres de los alrededores y de otras regiones. Además, esto era el lugar adonde Yo, algunos meses antes, había enviado a mis discípulos, para que preparasen los hombres para Mí… y desde allí Yo hice que volviesen a Mí de una manera milagrosa, a la cima de la montaña en la cercanía de Kis. Por eso, en cierto sentido, Yo y más aún mis discípulos, ya les estábamos conocidos pues a esta ocasión mencionada mis discípulos se habían quedado allá durante varios días.


Capítulo 240. La curación de un muchacho poseído. (Mt17, 14-20).

1. Desembarcamos todavía de día y amarramos nuestro navío. Era precisamente un día en que había una gran feria con mucha gente.

2. Cuando nos acercamos a la muchedumbre, había muchos hombres que nos reconocieron. Uno se dirigió a Mí, se puso de rodillas (Mt17, 14) y dijo: «¡Señor, ten piedad de mi hijo que es lunático –como dicen los médicos– y padece mucho porque muchas veces cae en el fuego, y otras veces en el agua (Mt17, 15). Cuando hace poco tiempo tus discípulos estaban aquí y habían curado muchos enfermos mediante la imposición de sus manos, traje también a mi hijo, pero no han podido curarle» (Mt17, 16).

3. A eso, a aquella parte de mis discípulos cuya fe aún no se había hecho una roca, pero la que unos meses antes había actuado allí en mi Nombre, le dije: «¡Oh generación más incrédula y errónea! ¿Cuánto tiempo aún tendré que quedar con vosotros? ¿Y hasta cuándo aún tendré que aguantaros? ¡Pues traed al enfermo aquí!» (Mt17, 17).

4. Acto seguido el padre del hijo enfermo se levantó, se fue corriendo a su casa y me trajo al muchacho. Cuando el muchacho estaba delante de Mí, hizo un rostro espantosamente desfigurado porque el espíritu malísimo del cual era poseído aún delante de Mí todavía le dio varios golpes. Y al mismo tiempo el espíritu se sirvió de la boca del muchacho poseído para pronunciar unas blasfemias y maldiciones, cuya repetición aquí es superflua. Pero Yo amenacé al espíritu malvado que salga instantáneamente del cuerpo del muchacho y que se vaya al infierno. Acto seguido el malvado salió visiblemente del muchacho que desde aquella hora se quedó totalmente sano (Mt17, 18).

5. El espíritu malvado tenía la forma de un gran gato negro e desgreñado, y me rogó: «Hijo del Altísimo, ¡castígame con lo que fuera, pero exímeme del infierno!».

6. Pero Yo le contesté: «¡Lárgate de aquí y expía en los abismos desolados de la Luna –donde estabas antes– tus muchas atrocidades que hiciste hace

80. años cuando estabas encarnado aquí en la Tierra!».

7. A eso el espíritu malvado obtuvo la forma de un mono provisto de grandes alas de murciélago, e instantáneamente desapareció con la rapidez de una flecha. La multitud que nos rodeaba se asombró de este espectáculo, pero muchos se espantaron.

8. Yo los tranquilicé y les dije: «¡No temáis, porque a Mí me está dada toda Potestad en el Cielo como también en la Tierra, y este espíritu que durante siete años ha atormentado al muchacho, en el futuro nunca ya se acercará a esta Tierra!».

9. Luego el padre del hijo ahora completamente curado me preguntó: «Señor, ¿por qué debía acontecer eso a mi hijo que aparentemente nunca había pecado, y esto ante el hecho que incluso toda mi casa siempre ha observado seriamente los Mandamientos? ¿¡Y precisamente este más inocente debía ser atormentado tan miserablemente durante tanto tiempo!? ¡Eso sólo puede suceder con el permiso de Dios! ¿Y cómo es que Él lo permite?».

10. Yo le respondí: «A quien Dios ama especialmente, a él le pone a prueba. Y si el examinado aprueba, entonces ha encontrado su salvación para toda la eternidad.

11. Resulta que el alma de tu hijo proviene de uno de aquellos grandes mundos cuya multitud llena el universo infinito - en el que también se encuentra esta Tierra. Por el bien de su salvación, aparte de la prueba de cargarse con la carne, también le convenía esta prueba porque mediante esta ya durante la juventud obtuvo aquella fuerza que muchas otras almas no consiguen aunque tengan que soportar el peso de la carne durante cien años.

12. Créemelo: Los hombres no saben, ni pueden saber por qué hay y pasa algo, ¡pero Dios sabe totalmente de todo!

13. Hace ochenta años este espíritu malvado era un mercader usurero de cerdos, cuyo comercio le produjo muchas riquezas. Como judío, finalmente aún se dedicó al tráfico de esclavos, en que cometió muchas atrocidades. Por fin murió miserablemente, y le tocó entrar en el reino de los diablos - él mismo como diablo.

14. Pero como la existencia allá no le gustaba en absoluto, empezó a interiorizarse y pensó íntimamente: “¿Por qué debe ser que me haya convertido en un diablo? ¡La culpa debe tener mi cuerpo tan glotón! ¡Que me permitan una vez volver a entrar en la carne, esta vez en la de un muchacho inocente, porque en este quiero hacerme un ángel! Y si la carne del muchacho percibe el menor anhelo de una intemperancia, ¡en seguida la castigaré!”.

15. Siendo esto una decisión seria del alma mala, realmente se la fue concedida. Para el muchacho el resultado de eso era bueno, y el alma antes tan malvada ahora ya ha adoptado una orientación algo mejor pues ya recibió un aspecto algo más humano. Todo lo demás ya lo causarán las gargantas desoladas e inhospitalarias de la Luna».

16. El hombre continuó preguntando: «¿Acaso la Luna también es un mundo? Y ¿cómo mi hijo llegó a ser lunático? Pues junto con su obsesión debía ser lunático porque la luna llena siempre tenía una gran influencia en sus sufrimientos».

17. «Que la Luna en cierto sentido también es una Tierra o un mundo, eso ahora lo vas a comprender difícilmente o en absoluto, ¡a pesar de que lo es!», le respondí. «Pero mis discípulos lo comprenden y más tarde los descendientes también lo comprenderán y lo reconocerán bien. El motivo que tu hijo siempre tenía un horror ante la luna llena no era cosa de su propia naturaleza sino esto era causa de su espíritu atormentador que originaba de aquel mundo extremamente inhóspito y pobre. - Todo lo demás no hace falta saberlo».

18. Cuando muchas de las personas que nos rodeaban oían esto, algunas dijeron: «¡Qué hombre más extraño! ¡Hace milagros como un gran profeta, pero luego empieza a decir disparates y habla como un loco!».

19. Pero el padre del muchacho se acercó a ellos y les dijo en serio: «Que os conste que este Hombre es nada de loco, ¡pero nosotros lo somos porque no somos capaces de comprender su Sabiduría!». 20 A eso se produjo una pequeña disputa entre ellos, la que el muchacho curado terminó con algunas palabras bien fundadas. 21 Acto seguido mis discípulos vinieron a Mí y me preguntaron: «Señor, pero ahora dinos, ¿por qué nosotros no pudimos arrojar al demonio malvado dado que a varios otros los hemos arrojado en tu Nombre?» (Mt17,19). 22 «Eso ante todo por vuestra falta de fe», les respondí. «Porque de cierto os digo: si tan sólo tuviereis fe como un grano de mostaza, y dijerais a este monte alto: “¡Vete de aquí allí por encima del mar!”, ¡entonces el monte se trasladaría! De modo que nada os resultaría imposible (Mt17,20). Pero esta clase de demonios no sale sino por oración y ayuno (Mt17, 21). 23 Cuando antes estuvisteis aquí, el muchacho aún no había alcanzado el grado mayor de ayunar y de orar como lo requería su poseedor. Pero ahora el caso se ha dado, con lo que él de la major fe entre vosotros también habría sido capaz de arrojar al demonio, aunque el espíritu seguramente se habría mostrado tenaz con gran obstinación. Pero finalmente así era mejor. - Ahora ya se ha hecho tarde pues el Sol se está poniendo detrás del horizonte. Por eso vamos a ir a la casa del padre a cuyo hijo he curado».


Capítulo 241. La estancia del Señor en Jesaira y la parada en la cabaña de pescador de Pedro, cerca de Cafarnaúm.

1. Al entenderlo, este hombre se alegró sumamente que Yo había decidido a hospedarme en su casa. Pues preparaba una cena y era muy amable para con nosotros, como también todos los que vivían en esta casa. Sólo que nos desaconsejó ir a Jerusalén; porque no hacía mucho tiempo que él estaba allí por su comercio, y se había dado cuenta del odio irreconciliable que los fariseos alimentaban sobre todo contra Mí.

2. Pero Yo le dije: «Amigo, Yo conozco sus pensamientos más secretos y sé exactamente lo que traban contra Mí - y también lo que todavía harán Conmigo. Pero aunque me maten, esto no les servirá para nada, porque después de tres días Yo venceré la muerte y resucitaré y quedaré con los Míos hasta el fin del mundo. - ¡Pero ahora ya no hablemos más de esto, sino danos un buen alojamiento para la noche, pues queremos acostarnos porque nuestros miembros están muy cansados!».

3. El dueño de la caso lo hizo inmediatamente y nos retiramos a descansar. La noche no era muy larga y ya antes de la salida del Sol ya estábamos de pie. Nuestro anfitrión ya estaba ocupando toda la gente de la casa e hizo que nos preparasen un buen desayuno. Tomado esto, los discípulos me preguntaron lo que ahora íbamos a emprender.

4. Y Yo les dije: «Ahora vamos a continuar navegando, porque aquí no hay mucho que hacer».

5. Pero el anfitrión observó: «A mi parecer aquí hay mucho que hacer porque en esta región hay una gran multitud de seres humanos».

6. «Eso es verdad», le dije Yo. «Pero en la mayoría son meros comerciantes, y estos tienen muy poco sentido para nosotros - o absolutamente ninguno. Por eso queremos dirigirnos a otro lugar donde no haya tantos comerciantes ni cambistas».

7. Acto seguido me levanté junto con mis discípulos y zarpamos rápidamente con nuestro navío. Hacia mediodía, en nuestro viaje a lo largo de la orilla por esta vez una poco más lento, llegamos a nuestro antiguo lugar de Jesaira. Y cuando los habitantes nos descubrieron, acudieron en montones hacia nosotros y me rogaron que les curase sus enfermos.

8. Pero Yo les dije: «No he venido únicamente para curar a vuestros enfermos, sino más bien para anunciaros que el Reino de Dios ha venido a vosotros - como hace poco tiempo ya os lo había anunciado en otra ocasión… Pero en aquel tiempo no lo estimabais en mucho porque ya me conocíais desde Nazaret… ¡pero ahora no lo estimáis en absoluto! De modo que no me quedaré con vosotros y tampoco curaré a vuestros enfermos. Id pues a vuestros médicos, ¡y estos ya se lo arreglarán con vuestros enfermos!».

9. A estas Palabras mías algunos se pusieron de mal humor. Otros, sin embargo, se quedaron y continuaron pidiéndome que curase a sus enfermos.

10. Pero Yo dije: «Pues bien, todo aquel de vosotros que tenga fe en que Yo soy el Mesías prometido, ¡él, en mi Nombre, imponga sus manos a su enfermo, y este mejorará, tenga el mal que tenga!».

11. Entonces muchos gritaron: «¡Nosotros creemos!, ¡nosotros creemos!».

12. Luego abandonaron la orilla y se apresuraron a sus enfermos, de los cuales muchos de repente recobraron toda salud. Pero aquellos que no tenían verdadera fe en sus corazones, estos impusieron sus manos en vano a sus enfermos. Estos volvieron a la orilla para aconsejarse Conmigo, qué era el motivo por el que no tenían éxitos mientras algunos de sus vecinos tenían buenos resultados. Pero Yo ya no estaba en el mismo lugar sino ya muy lejos de allí; y eso, cerca de un sitio donde Pedro poseía su cabaña de pescador, no lejos de Cafarnaúm.

13. Allí nos quedábamos algunos días, descansando un poco de nuestras fatigas, y ayudando a la familia del Pedro en la pesca. Allí también dejábamos el navío parado y, a pie, hicimos algunos viajes en Galilea, donde visitábamos una multitud de aldeas y lugares. Yo y los discípulos anunciábamos el Evangelio y muchas veces hallábamos una buena recepción - pero también muchos adversarios. Pues en este viaje Yo hacía pocos prodigios porque para eso había demasiado poca fe. Además, en aquel entonces, en toda la región septentrional de Galilea había demasiados griegos y romanos, y siempre había por ahí muchos hechiceros que hacían los suyos… por lo que los prodigios fueron poco considerados. Por eso valía más el esparcir la semilla buena y dejarla que germine y, tal vez un año más tarde, volver a ir allí y aplicar otro cuidado.


Capítulo 242. El Señor habla sobre su Pasión inminente (Mt17,22-23).

1. Cuando habíamos terminado nuestro viaje por la Galilea septentrional, los discípulos observaron: «Señor, ahora, durante algunos meses, hemos atravesado la Alta Galilea desde una aldea a otra, casi de puerta a puerta, predicando tu Doctrina; y muchos hombres la han aceptado con amor y fe, y de este modo se han convertido del paganismo al judaísmo. Ahora casi hemos terminado con toda Galilea. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Acaso debemos dirigirnos a Judea, Iturea, Traconítide o la Palestina Menor - eso ante el hecho que todos estos nos hostigan?».

2. «Si enseñáis mi Palabra a los hombres, entonces vuestras arengas son buenas y sabias», dije Yo. «Pero si vosotros habláis así y de cosas mundanas más que estúpidas, entonces sois hombres totalmente corrientes y pensáis y habláis como ellos. Cuando vendrá el tiempo de mi Pasión –la que ya os predicho repetidas veces– entonces este tiempo se presentará irrevocablemente; pero mientras este tiempo aún no haya llegado, podemos dirigirnos cien veces a Jerusalén y a Belén, ¡y nadie pondrá manos a nosotros. - ¿Me habéis comprendido?».

3. «Sí, Señor», dijo Pedro, «¡porque por esta vez has hablado muy claramente! ¡Pero ahora dinos también claramente en qué consistirá tu Pasión!».

4. Dije Yo: «Ya con el viejo romano Marco, como con los pobres pescadores, y también antes ya cuando nos fuimos a Cesarea, os he anunciado lo que va a pasar Conmigo dentro unos años en Jerusalén. ¿Cómo podéis volver a preguntar sobre este asunto? Pues consta que tenéis un gran miedo, y es por eso que volvéis a preguntar. Pero para que vuestras almas se acostumbren a eso, voy a decíroslo otra vez:

5. En aquel tiempo venidero será que Yo –sólo como un Hijo del hombre– seré entregado a manos de hombres (Mt17,22). Y aunque maten en Mí lo que es del Hijo del hombre, el tercer día el Hijo del hombre matado resucitará –con piel y pelos– más vivo que ahora, pues saldrá de la tumba en calidad de un Vencedor eterno sobre la muerte y el infierno… y, como ahora, Yo me encontraré de nuevo entre vosotros (Mt17,23). Pero, en lo que se refiere a vosotros, ¡no os será tocado ni un sólo cabello! - ¡A ver, si por una vez comprendéis cómo estas cosas se relacionan!».

6. «Sí, Señor», respondieron todos. «Desde ahora lo comprendemos y nos antoja como si entendiésemos en nosotros las palabras: “Antes incluso hay que tener un cuerpo inmortal para poder abrir a los hombres muy mortales, males y ciegos los ojos plenamente para la Vida”».

7. Y Yo añadí: «Amén, ¡así es! Porque el que él mismo espiritualmente no es completamente vivo, ¡él tampoco podrá asegurar a otra persona de la entera Vida eterna! Por eso Yo he venido a este mundo para realizar esto por Palabra y Hecho, y así también debe suceder; porque también mi Cuerpo ahora es todavía tan mortal como el vuestro; pero así se hará inmortal, con lo que después también a vosotros podré daros la Vida eterna. - ¿Ahora me habéis comprendido?».

8. Ahora los discípulos ya lo comprendían mejor y se tranquilizaron.


Capítulo 243. Pedro y el publicano (Mt17, 24-27).

1. Al tener algunas conversaciones de esta índole, los discípulos recobraron ánimos de su aflicción, y ya llegamos a la cercanía de Cafarnaúm. Allí, cerca del Mar de Galilea, dimos con un puesto de peaje en que de cada uno que pasaba cobraban una tasa de dos dracmas.

2. Y el aduanero que nos conocía bien se dirigió a Pedro, preguntándole: «¿Vuestro Maestro no suele a pagar la tasa?» (Mt17,24).

3. Y Pedro respondió: «Sin duda, si alguien se la exige; pero en primer lugar nosotros no somos extranjeros –los únicos que según la ley las han de pagar– y, en segundo lugar, nadie de nosotros incluso el Maestro lleva dinero encima. Tú sabes bien que allí en la orilla del mar está mi casa, casi 200 pasos de aquí. Ahora vamos allí y nos quedaremos algunos días, y en seguida voy a traerte los tributos».

4. «¡No corre prisa con eso», respondió el publicano, «salvo vuestro Maestro que no es de Cafarnaúm; y vosotros de todos modos sois exentos porque sois de aquí!».

5. Así atendidos continuamos nuestro camino a la casa de Pedro y, llegados allí, Yo pregunté al discípulo: «¿Qué te parece ahora, Simón Pedro? Los reyes de esta Tierra, ¿de quiénes cobran los tributos y el censo? ¿De sus hijos o sólo, como tengo entendido, de los forasteros?» (Mt17,25).

6. Dijo Pedro: «Como ya he tratado con el publicano en el puesto de aduana - según la ley sólo de los forasteros».

7. Y Yo continué diciendo: «De modo que nosotros como hijos estamos libres (Mt17,26). Pero para que no enfademos a estos codiciosos y como tú según la afirmación de los tuyos no tienes dinero en tu casa, ¡toma una caña fuerte de pescar, va a la orilla del mar y echa la caña! Y al primer pez que se te suba, sácalo y ábrele su boca, y encontrarás en ella un estater. Este, ¡tómalo y dáselo al publicano por Mí y por ti!» (Mt17,27).

8. En seguida Pedro hizo como Yo se lo había mandado; y mira, un salmón de siete libras mordió el anzuelo y trajo el estater - y a nosotros nos servía de comida deliciosa; pues esta especie de peces es la mejor y más saludable de un mar interior. Cuando Pedro volvió del puesto de peaje contó que el publicano se había opuesto a aceptar todo el estater, pues sólo quería la mitad; pero como Pedro se refirió a que todos los doce habrían pisado tanto camino como el Maestro sólo para su Persona, esto el publicano lo halló bien calculado y, finalmente, aceptó todo el estater.

9. Pero Yo dije: «¡Ahora haz que preparen el pescado, y al publicano le dejaremos aparte!».

10. Pero Jacobo aún me preguntó, cómo el estater había entrado en la boca del pez.

11. Y Yo le respondí: «Los romanos de Cafarnaúm se entretenían en echar a sus grumetes –que sabían nadar muy bien– estateres al mar, para que luego se los buscasen. Pero este se lo atrapó nuestro salmón que durante cierto tiempo procuraba masticarlo. Y como el metal no podía ser masticado ni tragado, quedaba pegado en la boca del pez. Y Pedro captó este salmón tan fácilmente precisamente porque era tan voraz. Lo único milagroso para el hombre era que Yo lo había sabido. - Pero ahora ved que nos lleguen pan y vino y, además, este pescado».

12. Todos se daban prisa para cumplir con lo pedido. El vino, por supuesto, debía ser preparado de la maravillosa manera conocida. Pronto todo estaba listo y nos sentamos a la mesa. El Señor en la casa de Simón Pedro. S. Mateo, capítulo 18.


Capítulo 244. Lo mayor en el Reino de los Cielos, y los escándalos (Mt18, 1-9).

1. Cuando en buena armonía estábamos comiendo y bebiendo –lo que duraba cerca de una hora– algunos de los discípulos se levantaron de sus asientos, se acercaron a Mí y me preguntaron: «Señor, ahora ya nos has contado mucho sobre el verdadero Reino de los Cielos, y que allá hay diversos grados de bienaventuranza eterna, de los que algunos están muy cerca a Dios, otros están más lejos de Dios, y otros se encuentran lo más lejano del Sol de Gracia. Esto lo consideramos correcto y conforme con el sentido común, porque también en los Cielos debe haber diferencias tanto en la forma como también en los grados diferentes de la bienaventuranza y de los bienaventurados. Ahora quisiéramos saber de Ti, quién entonces será el mayor en el Reino de los Cielos».

2. En la casa de Simón Pedro se encontraban varios pequeños muchachos de los vecinos, de los cuales llamé uno a Mí y lo puse en medio de los discípulos (Mt18,2). Y les dije: «De cierto os digo, si no rechazáis vuestros pensamientos mundanos grandilocuentes y no os hacéis tan humildes como estos niños, aun siendo discípulos míos, ¡no entraréis en el Reino de los Cielos! (Mt18,3).

3. Aquel que se humilla él mismo como este niño y no alimenta la menor huella de cualquier orgullo ni altanería en sí, éste es el mayor en el Reino de los Cielos. Porque únicamente la verdadera humildad de un corazón puro determina el grado de la bienaventuranza en los Cielos (Mt18,4).

4. El que recibiere tal niño pobre en mi Nombre, a Mí recibe (Mt18,5). Pero al que se escandalizare a alguno de estos pequeños que ahora cree más en Mí que vosotros mismos, más le valdría que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le ahogase en el mar, donde está lo más profundo (Mt18,6). De cierto os digo: ¡Ay del mundo a causa de los escándalos, porque precisamente en aquellos a los que ha provocado hallará sus jueces más inexorables!».

5. En este momento un discípulo objetó, diciendo: «Señor, según el sentido de tus Palabras no habrá muchas almas en el Reino de los Cielos; porque ¿dónde vive en la Tierra el hombre que –sin quererlo– no haya enojado a uno u otro niño? Supongo el caso que tal niño nunca sea enojado o escandalizado de persona alguna, pero en su edad viril será escandalizado por sus propios instintos, despertados en él, y por parte por el roce inevitable con los Mandamientos de Moisés. Por eso, ¡dinos claramente lo que Tú realmente querías decirnos con estas Palabras tan severas!».

6. A eso Yo continué diciendo: «¡No seáis estúpidos en vuestro pensar! ¿Qué hombre suficientemente sabio va a imputártelo como pecado si tú –sin saber ni querer– hayas enojado a alguien? En el mundo deben originarse ciertos escándalos, ¡pero en tal caso son permitidos desde lo alto! Aquí Yo sólo digo: ¡Ay de aquel que los hace malintencionadamente!» (Mt18,7).

7. Luego otro discípulo tomó la palabra y dijo: «¿Pero qué pasa si mi propia naturaleza me enoja? ¿Quién será responsable de eso? ¡Evidentemente será la culpa de Aquel que me ha dado tal naturaleza enojosa!».

8. A esta pregunta un poco demasiado desenfrenada y descarada por parte de un discípulo un poco excitado, también Yo me enojé un poco y dije: «Bien, si tu mano o tu pie te escandaliza, ¡córtatelo y échalo de ti; porque mejor te vale entrar cojo o manco en el Reino de los Cielos, que teniendo dos manos o dos pies y ser arrojado al fuego eterno! (Mt18,8). Y si tu ojo te causa enojo, ¡sácalo y échalo de ti; porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de los Cielos que teniendo dos ojos y ser echado en el fuego del infierno!» (Mt18,9).

9. A eso dijo Pedro, al que esta Doctrina tampoco daba mucha gracia: «Pero, Señor, ¡¿ya no consideras aquellas Palabras que pronunciaste ante los pobres pescadores sobre la naturaleza del infierno, sobre el juicio y sobre las puniciones eternas de las almas perdidas?! ¡Estas eran Doctrinas que cada hombre dotado de un saludable sentido común debía aceptar con gran alegría! Pero lo que acabas de enseñar ahora en cierto estado de excitación, esto borra todo lo de anterior, y el antiguo infierno con sus castigos eternos, con sus demonios y fuegos, vuelve a presentarse como antes en su apariencia inalterable delante de nosotros. Además, también tenemos de nuevo un Dios irreconciliable... Yo ya sabía bien que íbamos a volver a lo antiguo, con lo que los indios con las penitencias horripilantes de sus mutilaciones son los únicos que tienen la verdadera y correcta Doctrina divina para la Vida...

10. Mira, pongamos por caso que ahora mismo esta mano izquierda mía me haya enojado. Según tu Demanda, para que no pueda volver a enojarme, tomo un hacha y corto la mano escandalosa - lo que sin la ayuda urgente de un médico seguramente me causaría la muerte. Y supongo que el caso sale favorable, que me quede curado y siga viviendo bien. Pero ahora ocurre que la mano derecha, la que me queda, también empieza a escandalizarme. Según tu Doctrina de ahora debo cortarla también, por la causa del Reino del Cielo, lo que ahora me resulta completamente imposible. ¿Qué debo hacer en este caso para no perder el Reino de los Cielos?

11. ¡Querido Señor y Maestro mío! Esta Doctrina no se puede realizar tan fácilmente como Tú nos la has presentado ahora. Si en esta Doctrina todavía hay escondido un otro sentido, eso es una cuestión, cuya respuesta resultará muy difícil aun para un hombre más instruido y sabio. Antes de aceptarla tal como acabas de pronunciarla tan cruda y seriamente, seguro que él tomará su tiempo, y aun así sin duda se quedará con su doctrina antigua. Yo mismo, tan apreciable que sea y pueda ser tu Reino del Cielo, quiero ganármelo mediante toda clase de abnegación, ¡pero nunca por cortarme las manos y los pies, ni por sacarme los ojos! En vez de eso vale más quitarse la vida del todo, ¡y uno estará a salvo de todos esos escándalos!».


Capítulo 245. La explicación de las parábolas de los escándalos.

1. Todos los apóstoles estaban de acuerdo con estas palabras de Pedro, menos Juan. Por eso este tomó la palabra, pues dijo: «Pero, queridos hermanos, ¿cómo podéis espantaros tanto de eso, como si el Señor con sus Palabras hubiese dado una Doctrina absolutamente nueva? ¿No recordáis las Palabras del Señor en el monte de Samaria? Allí Él había pronunciado casi las mismas palabras y, además, también nos había dado la Luz justa. Entonces todos lo habíais comprendido en el sentido correcto, ¿por qué no ahora?».

2. Dijo Pedro: «Ahora me suena como si Él hubiese mencionado algo de eso; pero cómo hay que interpretar estas Palabras, ni yo ni nadie de los demás hermanos nos acordamos ya de una sola sílaba, con lo que nos interesaría que Él volviera a explicárnoslo».

3. Dije Yo: «Aquellas Palabras incluso han sido anotadas, como también las que ahora acabo de pronunciar sobre la desventaja de los escándalos - para que vosotros no las olvidéis tan fácilmente.

4. Entonces, ¿qué corresponde a la mano del hombre? Es la actividad - si es buena o mala, sigue siendo una actividad, en su analogía representada en la conformidad correcta por la palabra y la imagen “mano”. Pero la fuerte voluntad es el “hacha”, única con la que eres capaz de separar de ti tu mala actividad. ¿Cómo puedes seguir siendo tan estúpido y pensar que Yo haya ordenado con eso la mutilación corporal?

5. De la misma manera he hablado con autoridad de uno de tus pies escandalosos. ¡¿Pero quién sería capaz de cortarse realmente un pie?! Y, ¡lo estúpido que Yo mismo tendría que ser para imponer tal mutilación horripilante en el propio cuerpo para que con eso se salvase el alma del infierno!

6. Igual que el cuerpo debe tener pies para continuar adelante y poder actuar en el lugar adecuado, también el alma debe poseer un amor y ansias de algo para que entre en actividad por obtener un bienestar, sea de la naturaleza que fuese.

7. Caso que el amor y el deseo del alma no estén en conformidad con mi Doctrina, –lo que se puede reconocer fácilmente cuando son malos y enojan todo tu ser– ¡entonces toma otra vez tu afilada hacha de voluntad y corta tal amor y tales ansias! Y luego, anda y actúa únicamente con el buen amor y el buen deseo - y con este nuevo “pie” del alma entrarás con facilidad en el Reino de los Cielos.

8. En el fondo hay que entenderlo así: Cada hombre en este mundo tiene necesariamente un amor doble y unas ansias que resultan de este. El uno de los amores es material - y debe serlo, porque sin este amor no habría nadie que labraría la tierra, y no habría hombre que se tomaría una mujer. Para que el hombre en esta Tierra también haga esto, debe alimentar un amor y deseos materiales hacia el exterior, los que le mueven e incitan a tal actividad. Caso que tal amor y ansia hacia el mundo exterior se hacen demasiado poderosos, entonces fastidian a todo el hombre pues causan que se atrofie el alma por ser empujada demasiado a la materia. Entonces ha llegado el tiempo de recobrar el valor y, con voluntad más firme, apartarse completamente de tal amor y deseo… y con todas las fuerzas aspirar a conseguir únicamente lo que es puramente espiritual... Y si este fuera el caso, entonces esto ya bastaría para adquirir el Reino de Dios. Pero conforme con el buen orden de las cosas se debería cumplir con ambos a causa del amor al prójimo.

9. Ahora ya hay y en lo sucesivo habrá aún más de los que se apartarán totalmente del mundo y de su labor, y que únicamente aspiran a conseguir lo que es del espíritu. Pero no digo que, al hacer eso, en el Más Allá ya estén como completamente justificados; sólo que conste que esto es mucho mejor para ellos que si como hombres enfadados se perdieran en el polo contrario de la Vida conocido a vosotros –del cual he hablado con el pescador Aziona– y lo que quiere decir tanto como si iban a ser echados al infierno...

10. Bajo lo de sacar el ojo y echarlo de sí se debe entender el intelecto mundano de los hombres. Este es un ojo del alma para observar y valorar las cosas del mundo, y para compararlas con las cosas del espíritu. Cuando el ojo se orienta demasiado hacia el mundo y de lo que es del espíritu se aparta totalmente y apenas ya piensa en Dios, eso enfadará mucho al alma porque de esta manera también ella pasa totalmente a la materia. Pues entonces ha llegado el tiempo en que le toca renunciar completamente a la mera sabiduría mundana y, por la causa del Cielo, empezar a pensar únicamente en lo que es de Dios, del Espíritu y del alma.

11. El que lo hace, también quedará como justificado y verá la Faz de Dios; pero tales espíritus bienaventurados, se quedarán mucho atrás de aquellos que también mediante palabras y hechos han elevado su sabiduría mundana a una divina.

12. Ahora supongo que lo habréis comprendido, y si en el futuro volveré a tocar este tema ya no me preguntéis por el sentido de tales imágenes - las que Yo he velado precisamente porque sólo están puestas para el alma, la que ahora con cada hombre en esta Tierra también está velada por la carne delante de los ojos del cuerpo. Pues hay una diferencia entre una doctrina que se refiere a todo el hombre y otra que toca solamente al alma. - ¿Comprendéis ahora todo esto?».


Capítulo 246. Los muchachos en calidad de modelo para los discípulos. Dios y el hombre en el Señor (Mt18,10).

1. Dijo Pedro: «Si, Señor y Maestro, ¡ahora lo hemos comprendido claramente; pero te ruego que en lo sucesivo con otras Doctrinas parecidas en seguida nos des la explicación para que no tengamos que enfadarnos con nuestra insensatez!».

2. «Donde sea necesario, lo haré», le respondí. «Pero en casos en que Yo quiera fortalecer vuestra facultad de pensar y hacer que vuestra alma se haga más activa, entonces no desvelaré las imágenes inmediatamente. El que quiere ser un enseñador sabio tiene que realizar sus enseñanzas de tal manera que sus discípulos siempre tienen que reflexionar y averiguar mucho con ellas, porque de lo contrario hará de ellos unos investigadores perezosos e inertes para toda clase de verdades.

3. Todavía os digo Yo: El maestro enseñador siempre debe ser un sabio y él mismo debe comprender lo que enseña desde el fondo más profundo. Pero los discípulos – mientras sean discípulos– deben ser igual que estos pequeños muchachos aquí que aceptan una enseñanza dada a ellos y que cumplen con ella - aunque durante mucho tiempo aún no comprendan su sentido interior; pero la comprensión justa ya les llegará en sus años de mayor madurez».

4. A eso algunos de los discípulos pensaban en silencio entre sí que todavía iba a costar mucho tiempo hasta que ellos mismos fuesen sabios y bien inteligentes, si ahora todavía debían tenerse por tan estúpidos, imprudentes e inexperimentados como eran esos andrajosos muchachos, de los cuales ninguno había llegado a conocer en cualquier escuela el alpha y aún menos la omega…

5. «¡Guardaos de despreciar a uno de estos pequeños!», dije Yo. «¡Porque Yo os digo que sus ángeles en los Cielos están constantemente en la presencia de mi Padre que está en los Cielos!» (Mt18,10).

6. «¿Acaso nosotros ya no tenemos ángeles en el Cielo, los que también siempre ven la Faz de tu Padre en el Cielo?», preguntó Pedro. «También dijiste alguna vez que tu Padre vive en Ti y que es completamente Uno Contigo - pero pronto después Tú le desplazas en el Cielo infinitamente lejos de aquí. ¡Pues otra vez no podemos compaginar esto! De modo que otra vez debemos preguntar, cómo debemos entender eso. ¿Es que por turnos tu Padre está en Ti, y por turnos está en los Cielos? ¿Y cómo puede ser que muchas veces Tú mismo eres el Padre, y en otras ocasiones sólo eres su Hijo? - ¡Sobre eso nos gustaría si Tú nos dieras una Luz un poco más clara de lo que hemos tenido hasta ahora!».

7. «Por supuesto que también vosotros tenéis vuestros ángeles en el Cielo, porque de lo contrario no seríais mis discípulos», dije Yo. «Pero los pequeños también los tienen, y por eso no debéis menospreciarlos, ¡porque ellos os son completamente iguales a vosotros! Y eso os lo digo porque Yo sé muy bien que vosotros no sois amantes de niños.

8. Si no podéis amar a estos niñitos tan débiles, cariñosos y puros como ángeles, ¿cómo podréis amar a vuestro prójimo y, más aún, a vuestro Dios?

9. Si quieres formar y educar a hombres en mi Sentido, ¡entonces ya debéis empezar con los niños! Porque de verdad os digo: ¡la enseñanza en la cuna vale más que todas las escuelas superiores del mundo! Pero el que de niños quiere formar hombres debe amarlos y tener una paciencia justa con ellos. Porque por parte de la naturaleza tal niño es más pobre que cien mendigos; pues es pobre en espíritu, en fuerzas físicas y en propiedades.

10. Por eso os digo y vuelvo a decir a todos los hombres a quienes se predicará este Evangelio: El que adopta tal niño en mi Nombre me adopta a Mí, y si me ha adoptado en todo el amor, también ha adoptado al Padre en el Cielo, y en su casa nunca faltará la Bendición. Pues tales niños son la fiel y verdadera Bendición de Dios mismo en una casa en que estos están cuidados, alimentados y formados a ser hombres verdaderos. Y no importa si se trata de muchachos o muchachas, porque en su juventud se igualan a los ángeles del Cielo.

11. Pero si tú, Pedro, preguntas por mi Padre en el Cielo y cómo es que Yo a veces dije que Él esta en el Cielo y otras veces que Él habita en Mí y es Uno solo Conmigo, ¡menuda paciencia tengo que tener con tu memoria, porque de lo contrario aún tendría que guardarte rencor a ti mismo!

12. Lo que es el Cielo y donde está, esto, con toda claridad, últimamente os lo he mostrado en el monte –y sobre todo a ti mismo–, y también os he explicado claramente la relación indivisible e inseparable entre Yo y mi Padre, y eso casi demasiado y demasiadas veces… Y mira, ¡ahora vuelves a saber nada de eso!

13. ¿No es el Padre el Amor eterno en Mí? Y donde está y habita este Amor, ¿no está allá el Cielo y el verdadero Reino de Dios?

14. Yo, como Hombre, ¿no soy el Hijo de precisamente este Amor que habita en Mí mismo - este Amor que ha creado todo que existe y que llena la infinitud desde todas eternidades?... Y como este eterno y todopoderoso Amor de Dios está en Mí, ¿no soy Yo totalmente Uno solo con Él? - ¡Ahora habla, si esto aún no lo reconoces!».

15. Dijo Pedro: «Sí, ahora lo entiendo mejor que antes; pero a pesar de eso hay todavía diversos detalles que, dicho francamente, no comprendo claramente. Pues a veces dices de Ti que eres el Hijo del hombre y otras veces dices que eres el Hijo de Dios, y otras veces incluso que eres Jehová mismo. Si sobre esto aún me dieras una pequeña Luz, también harías bien a todos nosotros; porque me parece que nadie entre nosotros lo comprende completamente».

16. «También eso ya os lo he explicado comprensiblemente en ocasiones cuando os hablaba de mi Pasión inminente», le respondí. «Pero cuando no se os explica una cosa por lo menos diez veces de manera que luego podáis palparla con las manos y los pies, entonces no la entendéis. Por eso aún así vuelvo a repetíroslo:

17. Ni Jehová en Mí, ni Yo, Alma de se Hijo eterno, sino únicamente este cuerpo como Hijo del hombre será matado en Jerusalén… pero al tercer día resucitará, completamente transfigurado, para luego ser eternamente Uno con Aquel que está en Mí, y que me revela todo lo que he de hacer y hablar en calidad de Hijo del hombre, al que aún no conocéis del todo a pesar de que durante algún tiempo ya habla y actúa entre vosotros. - Y ahora, Simón Judá, ¡habla tú!».


Capítulo 247. El secreto de Golgotha (Mt18, 11-14).

1. Dijo Simón Judá: «Sí, Señor y Maestro, sobre mucho que viene de tu Boca aún habría que discutir - detalles que no pueden convencer ni al sentido humano común más sano. Ahí, en el fondo, se halla algo como un monstruo que se ríe irónicamente: la necesidad rigurosa e inevitable de las Pasiones inminentes del Hijo del hombre, y me atrevo a afirmar firmemente que nunca un hombre de sentido común reconocerá tal necesidad.

2. Tan necesario que sea tal Hecho para alcanzar una de las finalidades principales ya concebida desde hace eternidades, ¡todo eso sirve nada o poco para aclarar y tranquilizar el sentido común de los hombres! Porque este en todos los tiempos pondrá la pregunta: “¿Por qué era preciso que el Todopoderoso debía ser martirizado de tal manera por sus criaturas para poder darles la felicidad y la Vida eterna? ¿No bastaban la Doctrina purísima y sus hechos milagrosos, sólo realizables a un Dios? Si estos no mejoran a los seres humanos, ¿cómo los mejoraría el Sufrir y Morir de Él?”.

3. Yo en calidad de uno de tus adeptos más fieles te digo francamente: Para muchos hombres buenos tu Pasión será una piedra de escándalo, con lo que ellos llegarán a ser vacilantes en su fe. Por eso te pido que ahora ya nos des una Luz justa para que al tiempo oportuno seamos capaces de dar a los hombres preocupados una explicación tranquilizadora».

4. «Ahora preguntas por una cosa buena y justa, la que tú, aunque te la explicara correctamente, como mero ser humano nunca la comprenderás perfectamente», le expliqué Yo. «Sólo después de mi Resurrección, cuando habrás renacido en el Espíritu, comprenderás el gran por qué.

5. Yo como único Portador de todo Ser y de toda Vida, ahora también debo salvar lo que hace eternidades por la firmeza de mi Voluntad era condenado al juicio y a la muerte. Y precisamente por el juicio y por la muerte de esta carne y sangre Mía debo penetrar en el antiguo juicio y en la antigua muerte para aflojar y soltar a mi propia Voluntad divina aquellas cadenas para el bien de la materia de las cosas que ha llegado a madurar en sí misma… para que luego toda criatura pueda pasar de la muerte eterna a la Vida libre e independiente…

6. Y es por eso que el Hijo del hombre ha venido a este mundo: para visitar lo que en cierto modo era perdido desde hace eternidades, para salvarlo y de esta manera hacerlo capaz para la bienaventuranza (Mt18,11).

7. ¿Qué os parece?: Si algún hombre tuviese cien ovejas y se le extraviara una de ellas en el bosque, ¿no iría él por los montes, abandonando las noventa y nueve para buscar la que se había perdido? (Mt18,12). Y si la encontrara, de cierto os digo, que se alegraría por ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado (Mt18,13).

8. Y ved, así es también con Dios, aunque mediante su Voluntad todopoderosa Él mismo haya creado todo lo que contiene el espacio infinito –a base de la abundancia eterna de sus Pensamientos, Ideas y Conceptos eternamente innumerables– y con la firmeza de su Voluntad lo ha puesto fuera de Sí. Si todo esto tuviera que quedase eternamente así como ahora se presenta en el juicio firme y en la muerte, entonces todo parecería a la oveja perdida que, sin embargo, nunca ya podría ser hallada. ¿Qué placer y qué alegría podría ofrecer a Dios una criatura material eternamente muerta?

9. Precisamente por eso ahora Yo mismo vine a este mundo vestido con la materia, para buscar esta oveja perdida y guiarla a su destino bienaventurado.

10. En este cuerpo Mío, es decir en la materia, ahora el Espíritu y la Voluntad de Dios llegarán a ser más pacíficos, flexibles y solubles. Una vez que esto haya sido realizado, esta materia Mía debe ser quebrada y, ante todo, suelta con la mayor humillación posible. Y el Espíritu de Dios que habita en Mí en toda su Plenitud –y que es Uno solo con mi Alma– debe despertar y avivar esta materia quebrada –como purificada por el Fuego de Amor del Espíritu de Dios–, con lo que esta luego resucitará como vencedora sobre todo el juicio y sobre toda la muerte.

11. Ya os he dicho por adelantado que ahora aún no comprenderéis claramente cómo y por qué eso debe acontecer así - y sin embargo acontecerá. Pero de eso ya podéis deducir que tal acto, con lo repugnante que sea para el ojo humano, es absolutamente necesario para volver a llevar a toda criatura –dentro de la duración justa de los tiempos– a la Vida divina pura, libre e independiente.

12. Y como para vuestra comprensión os lo he desvelado suficientemente, ahora también comprenderéis íntimamente de eso –si ahora veis quiénes en realidad son los pequeños– la Voluntad del Padre, ¡que no se pierda ni el más pequeño de ellos! (Mt18,14).

13. Por eso os he presentado estos muchachos, y os he mostrado en una correspondencia bien ordenada la Voluntad de Aquel, que vive en Mí y que eternamente es un Señor sobre todas las criaturas en toda la infinitud. Y como ahora ya os he dicho esto y nos queda tiempo suficiente, podéis volver a decirme otra vez dónde todavía os falta algo. - Pedro, ¿tienes todavía algunas preguntas?».

14. «Oh, Señor y Maestro, ¡habría todavía muchas cosas!», respondió el discípulo. «Pero ahora debo todavía digerir un poco lo que acabo de oír, porque si inmediatamente recibiese una nueva enseñanza, entonces yo volvería a perder lo que Tú acabas de enseñarnos, ¡y Tú nos habrías dado en balde esta explicación tan importante!».

15. Acto seguido se originó un silencio y los discípulos reflexionaron mucho sobre lo que Yo les había dicho.


Capítulo 248. El perdón o la remisión de los pecados (Mt18, 15-22).

1. Pero fuera de la casa de Pedro se originó un altercado entre algunos de los pescadores que regresaron, y Pedro era de la opinión que debíamos salir para arreglar esta disputa.

2. Y Yo le respondí: «¡Sí, hazlo!, pues también es una obra buena el arreglar el altercado entre los hombres y hacer que su ira se apacigüe, ¡porque la ira es un producto del infierno que infesta el corazón y oscurece el alma durante años! ¡Sal, pues, y arregla el altercado!».

3. Acto seguido Pedro salió y preguntó a los que habían entrado en la disputa, de qué se trataba para que hayan entrado en el altercado.

4. Uno de ellos, que era un poco más moderado, dijo que el criado de un ciudadano que no tenía el derecho de pescar se encontraba entre ellos, y que había pescado con cañas en uno de los mejores lugares de pesca, y que había hecho una presa buena y rica. Y cuando los pescadores autorizados le pillaron y le reprendieron, y cuando según todo el derecho estaban a punto de quitarle la presa, él se había opuesto lanzándoles palabrotas vulgares con las que pretendía que también él tenía todo el derecho de pescar donde quiera. Aunque no poseía la licencia, se otorgaba a sí mismo el derecho de pescar, lo que los demás pescadores no podían ni debían tolerar.

5. Cuando Pedro oyó esto, dijo: «Consta que este hombre es un ladrón, pero a pesar de eso ¡ahora dejadle que se vaya! Y si otra vez se atreve a cometer este delito, ¡entonces entregadle a los tribunales! Pues ya lo sabéis vosotros mismos que según las leyes antes debemos perdonar a nuestros enemigos siete veces».

6. Luego dijeron los pescadores que sujetaban al ladrón pescador: «Ya le hemos perdonado siete veces sus contravenciones; y la ley no habla de perdonar ocho veces. ¡Por eso queremos ponerle ante los tribunales!».

7. Dijo Pedro: «Para eso tenéis ahora todo el derecho, pero por amor a mí haced el bien de perdonarle también esta última vez, aunque sea la octava. Pero al atraparle una novena vez con la contravención, ¡entonces aplicad vuestro pleno derecho!».

8. A estas palabras soltaron al ladrón después de que él les había prometido nunca volver a cometer tal contravención… y así el mal altercado quedaba arreglado y los guerreros volvieron en paz a sus hogares.

9. Cuando Pedro volvió a nosotros en el cuarto, dijo: «Señor y Maestro, verdad es que el altercado está arreglado, dado que he inducido a mis vecinos que perdonasen al ladrón pescador su contravención también una octava vez; aunque según la ley habría sido justo el demandarle ante los tribunales. Siendo así, sería bien si Tú, Señor, en esta esfera legal terrestre quisieras explicarnos un poco más detalladamente las leyes de Moisés, sobre todo en esta época en la que también las leyes de Roma han empezado a entrometerse reciamente en las relaciones de la vida de los judíos, y no se sabe si se debe atenerse a la ley mosaica o a la romana. En algunas relaciones la ley romana es evidentemente más humana que la mosaica, la que como ley del estado en muchos casos ya no puede ser aplicada literalmente. Ahora, conforme a tu sumo Amor y Sabiduría, ¿qué sería justo a aplicar?».

10. Dije Yo: «Yo sé muy bien cómo están las cosas ahora, y que para un juez es muy difícil el juzgar entre dos tipos de leyes, y que también resulta difícil el determinar cómo y cuándo un hombre ha pecado contra otro, porque, por ejemplo, una ley considera bien lo que según la otra ley es un pecado.

11. Para ahí daros una determinación a la que cada uno puede atenerse –y por medio de vosotros también todos los seres humanos– ¡recordad y apuntad lo que os voy a decir!:

12. Si cualquier hermano peca contra ti, ve a él y llámale la atención con palabras delicadas y pacíficas entre tú y él, a solas, y pídele que se abstenga de tal pecado contra ti. Si te hace caso, entonces has ganado a tu hermano (Mt18,15). Pero si no te escucha, según la dimensión del pecado cometido, toma aún contigo uno o dos testigos, para que en boca de estos dos –o en caso de necesidad incluso de tres– conste todo el asunto (Mt18,16). Si el que ha pecado contra ti tampoco te oye en presencia de los testigos traídos, dilo en presencia de los testigos a la comunidad a la que el pecador pertenece; y si también rehúsa a la comunidad, entonces tenle por gentil o publicano (Mt18,17).

13. Que esto valga para ti y para todos; pero todo lo que ahí sobrepase es malo y engendra otro mal peor... Esto corresponde a mi Orden divino y no vale solamente para cosas terrenales sino también para el gran Más Allá. En verdad os digo que todo lo que atéis en la Tierra será atado en el Cielo, y todo lo que desatéis en la Tierra será desatado en el Cielo (Mt18,18).

14. Además, para que resolváis más fácilmente todas las querellas e inconveniencias en la Tierra, Yo os digo: si en la Tierra solamente dos de vosotros se ponen de acuerdo en lo que en mi Nombre van a pedir al Padre, esto también se lo será concedido, precisamente por mi Padre - en el Cielo como también en la Tierra (Mt18,19).

15. De modo que si alguien ha pecado contra ti, ¡perdónale de todo corazón y, en mi Nombre, ruega al Padre que Él corrija el corazón del pecador!, lo que también se hará en la medida de tu fe - y en la medida en que hayas perdonado a aquel que había pecado contra ti.

16. Y os digo una vez más: donde estén congregados dos o tres en mi Nombre en algún asunto que es bueno y dentro de mi Orden, allí, en mi Espíritu, Yo estaré en medio de ellos y atenderé sus ruegos (Mt18,20).

17. Yo diría que vosotros y cualquiera –en todas las circunstancias críticas de la Vida y también en medio de miles de leyes mundanas que muchas veces aún se contradicen– mediante estas Pautas que ahora os he dado, fácilmente os las arreglaréis».

18. A eso, de nuevo, Pedro se acercó a Mí y me dijo: «Señor, todo es bien y justo, y se sobreentiende que nosotros mismos observamos vivamente estas Normas tuyas; y también encareceremos a nuestros prójimos su observación fiel. Pero ahí todavía hay un solo punto crítico: Según tus Normas conciliantes dadas a nosotros, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano que ha pecado contra mí? ¿Será suficiente perdonarle siete veces, conforme a la ley mosaica?» (Mt18,21).

19. Y Yo le dije: «Si eso hay que hacerlo según un número, entonces el número mosaico de siete es demasiado poco; pues debe ser setenta veces siete (Mt18,22). Porque principalmente en eso consiste el Reino del Cielo: que entre los hombres reine el mismo amor, la misma armonía y el mismo espíritu de conciliación - como en los Cielos entre mis Ángeles, de los que algunos ya los habéis llegado a conocer».


Capítulo 249. La parábola del siervo pícaro (Mt18, 23-35).

1. (El Señor:) «Para daros una idea más clara del Reino del Cielo en todas sus relaciones, voy a daros una parábola aún más ilustrativa. De modo que el Reino del Cielo es semejante a un rey que una vez quiso hacer cuentas con sus siervos (Mt18,23). Y comenzando a hacer cuentas, había uno que le debía diez mil talentos (Mt18,24); pero como este siervo del rey no tenía medios para pagarle la gran deuda, el señor mandó vender al ciervo perezoso, a su mujer y a sus hijos hermosos, más todo cuanto tenía, para que del producto de la venta él mismo pudiera cobrar lo que el siervo le debía (Mt18,25).

2. Como el siervo se vio ante la situación que él y los suyos estaban vendidos como esclavos, se postró ante el rey que todavía estaba presente y, tras su súplica casi adorándole, le dijo: “Oh, gran rey y señor poderoso, ¡ten aún un poco de paciencia conmigo! ¡Anula la venta, déjame todavía un poco en libertad y yo haré todo lo posible para pagarte toda la deuda!” (Mt18,26). El rey, apiadado de aquel siervo, anuló la venta, perdonó al siervo toda su deuda y le soltó (Mt18,27).

3. Pronto después este siervo salió a la cuidad del rey porque allí tenía que arreglar algunos quehaceres. Y, fíjate, allí se encontró con un siervo compañero de él, que desde hace poco le debía cien denarios. Cuando este compañero le vio, le rogó que todavía tenga un poco de indulgencia y paciencia con él, pues ya le pagará. Pero nuestro siervo agraciado tan altamente del rey no le prestaba oídos sino, con ira, casi le estranguló y le gritó: “¡Págame ahora mismo lo que me debes, porque ya he esperado mucho tiempo y ahora mi paciencia se me ha acabado!” (Mt18,28).

4. A eso el siervo compañero, postrado y deshecho en lágrimas, le rogó: “¡Ten todavía un poco de paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo!” (Mt18,29). Pero el siervo del rey ya no quería saber nada de paciencia alguna, pues hizo que los alguaciles prendiesen al compañero y que le echaran a la cárcel hasta que de sus ingresos retenidos fuese pagada toda su deuda (Mt18,30).

5. Y viendo los demás siervos compañeros lo que pasaba, se entristecieron mucho y, llenos de enfado sobre el siervo tan despiadado del rey se dirigieron a este. Pues informaron a su señor sobre todo lo que había pasado (Mt18,31).

6. Cuando el rey lo supo, llamó en seguida al siervo desapiadado y le dijo con semblante de furor: “¡Oye, siervo malvado! ¡¿No te he perdonado toda tu deuda, dado tú me lo rogaste?! (Mt18,32). ¿No debías tú también haberte apiadado de tu compañero como yo me apiadé de ti? (Mt18,33).

7. A eso el siervo se enmudeció de susto y de pavor, viendo lo bueno y justo que era el rey, el que solía castigar severamente al profano que pecaba contra su merced y su amor. De modo que el rey, encolerizado tanto más, entregó al despiadado a los verdugos igual de despiadados, hasta que estuviera pagada toda su gran deuda mediante los ingresos retenidos (Mt18,34).

8. Y ved, ¡así también mi Padre celestial procederá con vosotros, si no perdonáis de todo corazón a cada uno de los seres humanos los pecados y errores que han cometido en vosotros! (Mt18,35). Y exactamente en esto consiste el verdadero Reino del Cielo – en lo mayor como en lo más ínfimo– que entre los bienaventurados por ninguna parte existe una enemistad, una envidia o un odio, sino únicamente la mayor armonía, la mayor concordia y el mayor amor mutuo.

9. Por eso no hace falta que en este mundo exista cualquier tribunal protector que tiene el derecho de dictar entre ofensores y ofendidos, sino vuestro único tribunal protector válido ante Mí sea vuestro corazón bueno y conciliante. Y con este tribunal saldréis bastante bien y contentos. Además, tendréis los menos gastos por impuestos y jurisdicción… y el que os ha ofendido se hará tanto antes vuestro verdadero amigo que si se le obligara por una sentencia judicial. - ¡Y ahora decidme si todo habéis comprendido bien!».


Capítulo 250. La necesidad de tribunales terrestres. Los motivos de los crímenes y su prevención.

1. Dijo Pedro: «Señor y Maestro, ¡esto es cierto, y así sería lo mejor! Pero aunque todo esto lo observáramos estrictamente –como también muchos hombres a los que aún transmitiremos esta doctrina–, hay que preguntarse si por este motivo los tribunales terrestres ya no tendrían razón de existir.

2. Mira, si alguien en algún detalle faltara contra mí, seguro que se lo perdonaría hasta setenta veces siete veces - si mi ofensor en serio lo llevara hasta este extremo; pero si incluso entonces como hombre malicioso que se alegra del mal ajeno aún no se parase con las suyas, y si con sus insultos pasara más allá del gran número de setenta veces siete veces - ¿qué haríamos entonces con un hombre como éste? En este caso soy de la opinión que ya sería hora de entregar tal malhechor a los tribunales terrestres, como finalmente también lo hizo tu rey misericordioso al ver que su longanimidad por fin no tenía éxito, con lo que entregó al siervo malicioso a los esbirros. - ¿Qué dices Tú, Señor, a esta opinión mía?».

3. «Mi querido Pedro, ahí no digo mucho», le respondí, «porque para tal caso incorregible, de todos modos después de la querella entre los pescadores delante de tu casa, ya os he dado abiertamente la instrucción válida. Y cada una de vosotros habrá comprendido cómo en tal caso hay que proceder.

4. Es evidente que en este mundo para grandes y brutales criminales también deben existir grandes y poderosos tribunales terrestres, porque de lo contrario nadie ya sería seguro de su vida. Por eso, en lo que se refiere a los yerros pequeños que se producen frecuentemente entre vosotros los hombres, estos deben ser arreglados ante el tribunal del corazón misericordioso y reconciliable, para que de las pequeñas aberraciones de los hombres no se produzcan graves crímenes. De verdad os digo que a fin de cuentas los asaltos, homicidios y asesinatos no son otra cosa que consecuencias de pequeñas aberraciones inicialmente inferiores entre los hombres mismos, y eso a causa de pequeñas consideraciones de interés mundano personal. - Y ahora una pequeña parábola os lo aclarará aún más detalladamente:

5. Un padre rico y respetado tiene una hija muy hermosa y apreciable, en la que un joven culto pero pobre está perdidamente enamorado, y eso tanto más que la amada hija ya varias veces con gestos amables le ha dado claramente a entender que ella en su corazón le aprecia. Ahora bien… Este joven, absolutamente honesto y probo, por fin cobra valor y, naturalmente con buena intención, se presenta al padre de la hija hermosa y le pide de consentir en el matrimonio con ella. Pero este, exageradamente orgulloso y duro a causa de sus grandes riquezas, hace que sus siervos echasen al pretendiente pobre pero honesto afuera de la casa y que azuzaran los perros para echarle fuera del patio.

6. Esta recepción tan irrespetuosa ha llenado el corazón del pobre joven de ira, de furor y de sed de venganza. Y cuanto más cavilaba sobre la imposibilidad de hacerse un yerno del hombre rico, tanto más crecía también la sed de venganza y de humillar sensiblemente al hombre duro y orgulloso. Y cuando el pensamiento malo se había madurado completamente, entonces la intención, la decisión, la voluntad y el hecho ya eran listos para su ejecución; y, en pocas palabras, el joven se convirtió en un asesino del hombre rico.

7. Pero seguramente este no se habría convertido en un asesino, si el padre rico le hubiese tratado como una persona. En su orgullo y altanería el padre rico ni siquiera se dio cuenta qué había hecho al echar al pobre pretendiente de la manera mencionada afuera de la casa. Pero para el expulsado era demasiado, y por eso se convirtió en un criminal, un asesino, y por temor de los jueces terrestres, después se escondía en las espesuras de los bosques donde llegó a ser un horror para los seres humanos.

8. Ahora, en esta pequeña parábola, ved que en general es únicamente la dureza de los hombres que de sus prójimos más pobres hace criminales. Por eso, en todas partes, en aquellos que por cualquier cosa han pecado contra vosotros, observad y haced lo que Yo os he aconsejado y mostrado claramente. Y los grandes crímenes se harán más raros en la Tierra y los hombres buenos llegarán a dominar sobre los pobres de la Tierra. - ¿Lo habéis comprendido bien?».

9. Todos afirmaron que habían entendido bien esta Doctrina. Los discípulos que según su propia afirmación la habían entendido bien, todavía reflexionaban sobre varios detalles contenidas en ella. Juan y Mateo anotaron lo principal, y Jacobo y Tomás notaban más bien las explicaciones dadas. Todo eso les costaba unas dos horas.

10. Cuando estaba anotado todo lo más necesario, Pedro dijo: «Ahora esta Doctrina ya no se nos puede extraviar, con lo que ya hemos ganado mucho. Pero como ahora ya se está haciendo tarde, tendré que ponerme a preparar la cena».

11. «¿Pero quién te dice que ya se está haciendo tarde?», le pregunté Yo. «¡Sal y fíjate en la posición del Sol! Te lo digo Yo: si ahora nos levantamos y con viento favorable navegamos por lo largo del mar, entonces seguramente llegaremos todavía antes de la puesta del Sol a los límites del país judío, al otro lado del río Jordán».

12. Cuando Pedro observó donde se hallaba el Sol, se asombró mucho cómo había podido equivocarse tan enormemente en el juicio de la hora, pues al Sol quedaban todavía unas tres horas hasta su puesta.


Capítulo 251. Un enjambre de langostas.

1. En seguida Pedro recobró valor y me preguntó por el motivo de tal error, y Yo le dije: «¡Va a la orilla del mar y pronto vas a darte cuenta del motivo!».

2. Pedro hizo lo que Yo le había dicho y, hasta donde llegó su vista, toda la superficie acuática estaba cubierta de langostas. Incluso nuestro navío, que estaba en el puerto del Pedro, estaba completamente cubierto de estos insectos. Pedro se espantó de este espectáculo, volvió rápidamente a Mí y, nada más entrando el cuarto, me preguntó si estas miríadas de langostas que cubrían el mar, eran la causa de su equivocación respecto a la hora del día.

3. Y Yo le respondí: «¡Por supuesto! Cuando vinieron volando de Egipto oscurecieron el Sol igual a una nube muy densa, de modo que en tu cuarto evidentemente tenías que pensar que ya se había hecho tarde. Pero Yo íntimamente vi la causa de la tarde caída tan temprano y te llamé la atención - y esto ya es todo que se puede decir sobre esta cosa».

4. Pedro estaba completamente satisfecho con esta explicación y volvió a salir para observar este gran espectáculo natural.

5. Andrés y Felipe eran un poco naturalistas y me preguntaron cómo tales multitudes enormes podían formarse, dónde realmente estaba su lugar de origen, y para qué servían.

6. «Queridos míos, es verdad que es muy digno de alabanza el observar las cosas de la naturaleza alrededor de sí», dije Yo, «porque esta es un Libro grande escrito de la Mano omnipotente de Dios, y da a cada investigador honesto las mejores pruebas del Amor, de la Sabiduría y del Poder del Padre en el Cielo. Pero un investigador demasiado astuto con sus investigaciones celosas puede fácilmente extraviarse en caminos equivocados, en los que se desvía totalmente de Dios y, finalmente, infiere todo ser y todo hacerse únicamente de las fuerzas mudas y ciegas de la naturaleza.

7. Con lo que tales fenómenos pueden apartar los naturalistas totalmente de Dios, porque estos ven en la naturaleza una facultad de producción de vida exagerada, inútil y sin finalidad - la que fácilmente podría carecer de cualquier Dios sabio. Por medio de meras investigaciones exteriores los naturalistas nunca podrán averiguar la causa interior de tales fenómenos porque con su alma completamente hundida en la materia nunca serán capaces de asir ni de tocar al Espíritu de Luz y de Amor de Dios.

8. Pero aquel que en su alma ha tocado y adoptado completamente al Espíritu de Dios, a este le enseñará su propio Espíritu cómo se origen tales fenómenos, y también el por qué - y sólo entonces tal hombre despertado en el Espíritu debe ponerse a investigar las cosas de la naturaleza y, desveladas, mostrarlas a sus hermanos ignorantes y menores de edad, para que así se hagan más aplicados en la actividad de despertar su Espíritu en su alma.

9. Pero para volver a hablar de nuestras langostas: estas se producen en todas partes de regiones más calurosas de la Tierra, y sobre todo, a ciertos tiempos, a la mayoría en Egipto y en el Asia meridional. Allí, causado por la condición del clima, existe la mayor producción de espíritus de la vida natural, pues allí también se desarrollan más fácil y frecuentemente, porque allí el suelo material de la Tierra, el calor del Sol, su luz fuerte, el rocío siempre poderoso, y todavía una multitud de otras circunstancias, surten efectos tan fuertes que siempre una gran multitud de espíritus terrestres –antes todavía ligada– se libera, y cuanto antes posible se une con los espíritus del aire, y luego se transforma en crisálidas. Entonces, en las crisálidas, se visten de un cuerpo y entran en la vida animal de la Tierra.

10. De esta manera, en los países muy calurosos de la Tierra, también se originan las langostas, y eso muy frecuentemente… a pesar de que también pueden ser incubadas de sus propios huevos.

11. Yo os digo: Toda la flora y toda la fauna de la Tierra están destinadas a liberar los espíritus presos en la materia dura - un proceso progresivo de grado en grado –que parece eterno– que termina con la encarnación del ser humano. Lo que luego pasa con el ser humano ya lo sabéis; de modo que ya no tengo que daros más explicaciones sobre el fenómeno natural que veis delante de nosotros. - ¡Ahora llamad a Pedro, porque tengo que anunciaros algo!».

12. Sin pérdida de tiempo, Andrés y Felipe hicieron lo que Yo les había mandado. Y Pedro, nada más entrar, preguntó qué es lo que Yo les iba a anunciar.

Jesús en la orilla del mar de Galilea, al otro lado del río Jordán (Mt19)


Capítulo 252. La travesía del Señor con los suyos a la orilla del otro lado del mar (Mt19,1)..

1. Y Yo dije: «¡Preparaos todos para viajar! Porque todavía hoy quiero y debo salir de aquí, saliendo de toda Galilea al país al otro lado del río Jordán, a la región que linda con el país de los judíos (Mt19,1). Allí aún no hemos estado, pero hay una gran multitud de hombres muy ávidos de saber, ¡con lo que aún hoy tendremos un buen éxito!».

2. Dijo Pedro: «Señor, para llegar allí tendremos que cruzar el mar, pero nuestro navío está lleno de aquellas sabandijas de langostas, ¡y para limpiarlo de estas, harán falta dos hombres durante medio día para semejante trabajo!».

3. «¡Tienes toda razón!», le respondí. «Y también es posible que los dos trabajadores puedan necesitar todo un día. Pero Yo voy a acabar con tal trabajo más rápidamente... Vamos a salir al mar y el navío ya estará limpiado».

4. Y cuando llegamos a la orilla del mar a nuestro navío, este ya estaba completamente limpio porque ya no se podía descubrir la menor huella de una langosta.

5. Cuando los discípulos lo vieron, se asombraron sobremanera, y Pedro dijo: «De verdad, Tú eres el mayor Maestro en todas las cosas, ¡pues también las langostas deben obedecer a tu Voluntad! - Ahora, ¿debemos zarpar inmediatamente o quieres que antes tomemos una merienda con un poco pan y vino, ya que el viaje será bastante largo?».

6. «En realidad, ¿qué necesitamos de todo esto?», pregunté a Pedro. «Hasta ahora en ningún lugar hemos sufrido hambre, de modo que tampoco en el país a donde navegamos ahora pasaremos hambre ni sed. En tu casa de todos modos ya has arreglado todo, ¡de modo que subamos ya al navío! - ¡Izad la vela, luego soltad el navío del poste, y uno de vosotros se pone al timón! Voy a hacer que se levante un viento favorable y pronto estaremos en el lugar a donde Yo quiero ir».

7. Pedro aún me preguntó si debíamos llevar algunos de sus siervos pescadores con nosotros por nuestra alimentación y para que se ocupasen del mantenimiento del navío, en la otra orilla del mar tan lejano.

8. Y Yo le respondí: «Que sí, hazlo, ¡porque no volveremos tan pronto aquí!».

9. Acto seguido Pedro llamó a dos de sus siervos pescadores y estos prepararon el navío. El viento también empezó a soplar y zarpamos casi con la velocidad de una flecha.

10. Cuando así verdaderamente con la rapidez de una tormenta patinamos sobre la extensa superficie acuática, y esta, a pesar del viento violento y fuerte, sólo fue removida en ondas muy pequeñas, eso llamó la atención a los dos siervos de Pedro y le preguntaron qué era la causa de eso, pues como antiguos pescadores y navegadores experimentados nunca habían visto algo parecido.

11. Pero Pedro les dijo: «¿Cómo podéis todavía preguntar por algo así? ¿Ya habéis olvidado lo que este gran Maestro de Nazaret es capaz de hacer en calidad de nuestro Mesías?».

12. A eso los siervos respondieron: «Ya lo sabíamos que realiza grandes milagros; pero ignorábamos que también le obedecen el viento y el mar. ¡De modo que él debe ser un gran profeta, tan grande como Moisés y Elías!».

13. «¡Infinitamente más que Moisés y Elías!», les dijo Pedro. «¡Pero ahora no preguntéis más, sino poned toda atención sobre el navío! Al tiempo oportuno ya sabréis más sobre la Divinidad del Señor. En seguida vamos a llegar a la desembocadura del río Jordán, y luego hay que poner suma atención para que no se nos lleve la corriente, de la cual siempre resulta muy difícil salir sin un viento contrario favorable».

14. A eso los dos marineros remaron a toda fuerza y, con la velocidad de una flecha, pasamos por este lugar un poco peligroso. De modo que pronto alcanzamos la orilla después de un trayecto de casi una hora.

15. Allí donde desembarcamos había una aldea en la mayoría habitada de pescadores. En la mayoría eran judíos, y un tercio era griego que hacía comercio con muchas cosas. Cuando desembarcamos había mucha concurrencia porque varios fariseos de Jerusalén habían venido para cobrar su diezmo en esta aldea. Se entiende de sí mismo que el pueblo acudía a nosotros y algunos más cultos de los muchos hombres pronto nos preguntaron quiénes éramos, qué íbamos a hacer allí, y si pensábamos hacer algunas compras.

16. Pedro pronto recobró valor y dijo a los curiosos: «¡Permitidnos antes hallar un albergue, y luego ya llegaréis a saber, quiénes somos y lo que queremos hacer aquí!».


Capítulo 253. La curación del hijo nacido ciego y de otros enfermos (Mt19,2).

1. Cuando Pedro había pronunciado estas palabras, un hospedero respetado se acercó a él y dijo: «¡Hospedaos conmigo; pues tengo el mayor albergue en toda la aldea! Aun siendo griego, soy barato. Vosotros según las apariencias sois judíos, sin embargo, eso no tiene importancia; pues desde hace varios días también habitan conmigo varios fariseos de Jerusalén, en plan de cobrar el diezmo de los judíos».

2. «Esto, en realidad, no nos gusta mucho», respondió Pedro. «Además, todo depende de nuestro Señor, ¡porque lo que Él quiera, esto se hará!».

3. Preguntó el hospedero: «¿Quién de vosotros es el señor, para que yo pueda hablar con él?».

4. Pedro señaló a Mí con el dedo, y dijo: «¡Éste es nuestro Señor!».

5. En seguida el hospedero se dirigió a Mí y con una reverencia dijo: «¿Quieres hospedarte con los tuyos en mi albergue? Mi casa es grande, muy espaciosa y tiene muchos cuartos. Y, además, soy el hospedero más barato en todo este lugar que no carece de importancia».

6. «Esto es verdad», le dije Yo. «Pero no tenemos nada para pagarte. Por eso preferimos pasar la noche en nuestro navío. Además, tienes enfermos en tu casa y también un médico que no es capaz de ayudarles, aunque hayas hecho buscarle en Jerusalén, lo que te ha costado un dineral. Y mira, se dice que no es bien tomar hospedaje en una casa que está infectada de diversas enfermedades perniciosas».

7. El hospedero, al oír mis Palabras, se pegó un gran susto y me preguntó sorprendido cómo Yo, siendo forastero, podía saber todo esto.

8. Pero Yo le dije: «Todavía podría decirte mucho que te extrañaría aún mucho más, ¡pero dejemos esto por ahora!».

9. A eso el hospedero se quedó muy desconcertado y me rogó de nuevo que aun así tomásemos hospedaje en su albergue, pues el Sol ya había llegado al horizonte y la noche está inminente.

10. Pero Yo le dije: «¡Va y tráeme a tu hijo ciego, y vamos a ver si Yo le puedo curar!».

11. En seguida el hospedero se fue la orilla, apresuradamente corriendo a su casa y trajo a su hijo, completamente ciego, con

14. años de edad. Le puso delante de Mí y dijo: «¡Aquí, querido amigo, está mi hijo ciego! Nació tan ciego, como ahora se encuentra delante de ti. Todos los médicos y magos procuraban aplicar sus artes en él - pero en vano... Ahora, como antes has observado, se encuentra un médico milagroso de Jerusalén en mi casa, pero él no puede más que los anteriores... ¡Ahora depende de ti, querido amigo! De verdad te digo, si tú le curas, ¡la mitad de mis riquezas pertenecerá a ti!».

12. Y Yo le dije: «Si tú puedes creer que Yo a este hijo tuyo ciego daré la visión, ¡entonces él verá!».

13. Y el hospedero me miró fuertemente y dijo: «¡Sí, amigo, a ti te lo creo! En tus ojos hay algo tan decisivo que me dice: Por esta boca nunca ha salida una palabra mentirosa… ¡De modo que creo firmemente que tú vas a curar a mi hijo!».

14. «Los demás médicos tienen sus ungüentos, y los magos tienen sus varitas mágicas», dije Yo. «Pero Yo no tengo un ungüento y menos aún cualquier varita mágica… mi Voluntad es todo, y dado que Yo ahora lo quiero, ¡que tu hijo ahora mismo tenga la visión!».

15. Nada más pronunciar estas Palabras, y en el mismo momento el ciego recibió la visión perfecta. A eso el muchacho curado soltó un grito de alegría, dado que ahora veía a los hombres, el mar, la región y todo lo que había.

16. El hospedero se acercó del todo a Mí y dijo: «Oh, gran Salvador verdadero, ¡¿cómo puedo agradecerte debidamente por esta verdadera Gracia tuya?! Pues cierto es que únicamente uno que puede hacer lo que Tú puedes hacer, Él puede repartir Gracias. Porque ¿qué sirven a un ciego mil gracias y beneficios por parte de los gobernantes de esta Tierra, si estos con todo su poder y bondad no pueden dar la luz a los ojos? Pero Tú, de un Poder interior totalmente inconcebible a mí, le has dado la visión, y con eso a mí y a mi hijo más querido has concedido una Gracia indeciblemente grande. Sólo que la recompensa que antes te he prometido para eso es demasiado poca. Dime lo que ahora te debo, ¡y con todo amor y gusto cumpliré con tu deseo!».

17. «Por hoy, ¡danos hospedaje, haz bien a los pobres y repara lo que en muchas ocasiones has hecho mal a ellos!».

18. El hospedero prometió observar todo esto severamente, y me rogó encarecidamente a seguirle a su casa. Yo, los discípulos y también los dos siervos pescadores de Pedro, acompañamos al hospedero. Y todo el pueblo –testimonio de la curación del ciego– nos siguió de cerca.

19. Pero en el camino muchos del pueblo gritaron: «Oh, salvador verdadero, ¡cura también a nuestros enfermos, porque tenemos muchos! Pues mira, ¡quien con nosotros se cae enfermo, nunca se cura, sino languidece lentamente hasta la tumba! Eso es una característica bastante mala de esta región, por lo demás preciosa... Oh, querido salvador, ¡concede también a nosotros, los pobres, tal gracia de curarnos, como la has concedido al hijo del hospedero! - ¡Hágase tu voluntad!». 20 Y Yo les dije: «Pues bien, ¡que se haga según vuestro querer y vuestra fe! ¡Y ahora id a vuestros muchos enfermos y convenceos si en vuestras casas y en vuestras camas todavía hay algunos enfermos!». 21 A estas Palabras mías, todos, salvo algunos pocos que no tenían enfermos, corrieron a sus casas para convencerse, si sus enfermos verdaderamente habían sido curados. Cuando allí llegaron –ya al anochecer– ya no encontraron ni un solo enfermo, sino todos achacados de cualquier enfermedad y de defectos físicos, quedaban curados de manera como si nunca hubiesen sido enfermos. 22 Pero los curados no sabían lo que había sucedido, y que todos a la vez habían quedado curados. Por eso pronto preguntaron qué era la causa de este acontecimiento nunca visto. Luego los suyos les hablaron de Mí y que Yo ya antes en la orilla del mar había curado al hijo ciego del hospedero rico - que le había dado la visión. Y que ahora sin duda alguna también todos los demás enfermos del hospedero habrán sido curados. 23 Al enterarse de eso, los curados salieron corriendo de sus casas y se presentaron delante la casa del hospedero, donde pidieron verme para agradecerme este beneficio. 24 A eso Yo me mezclé con ellos y les dije: «¡Id a vuestras casas y ya no pequéis más; porque si volvéis a caer en vuestros antiguos pecados, de nuevo caeréis en vuestra antigua enfermedad! ¡Observad los Mandamientos dados por Moisés y todo el mal se apartará de vosotros!». 25 Acto seguido los despedí a todos. Y nuestro hospedero, dado que también sus demás enfermos habían sido curados, se quedó sumamente feliz y contento. Pero no sabía en absoluto cómo podría mostrarse agradecido por todas las gracias recibidas.


Capítulo 254. El Señor y los suyos en la casa del hospedero griego. La verdad libera.

1. Resulta que el hospedero era griego y, además, pagano. Pero como sabía muy bien que a los judíos no era permitido comer todas las cosas que comían los griegos, como paganos, me preguntó: «Oh, gran Señor y Maestro, ¿qué soléis cenar tú y tus discípulos? Yo, a pesar de ser pagano, sé de experiencias que los judíos no comen comidas que nosotros solemos comer, y por eso te pregunto con qué puedo serviros a vosotros, queridos señores. Pues ahora sois completamente señores en esta casa y yo no soy más que un siervo obediente. Por eso mandadme con clemencia lo que queráis, y haré todo lo posible para satisfaceros celosamente todos vuestros deseos».

2. «¡Danos un poco de pan y vino», le respondí, «y luego un buen alojamiento para la noche! Pues no necesitamos más».

3. A eso el hospedero casi se puso triste, porque no habíamos pedido algo más extraordinario y más abundante. A pesar de eso salió, y él mismo nos trajo pan y vino en cantidad adecuada. Nos sentamos en una mesa grande, y también el hospedero junto con sus hijos se sentó en la misma mesa, de modo que comíamos y bebíamos todos juntos. Cuando el vino empezó a soltarle un poco la lengua, el hospedero empezó a contarnos de algunas experiencias. También nos habló de los prodigios de los esenios, y de los fariseos, como también de los diez Mandamientos de Moisés.

4. Dijo el hospedero: «Estos Mandamientos me parecen bastante buenos, pero no están observados - y menos aún por parte de los sacerdotes judíos, los que en realidad deberían ser un buen ejemplo para sus correligionarios. Como Tú evidentemente eres un gran Salvador sumamente sabio, seguro que podrías darme una explicación justa sobre este particular. Principalmente yo quisiera recibir un consejo justo si –después de varias invitaciones por parte de los fariseos– yo debería convertirme al judaísmo o si debiera quedarme con el helenismo. En el fondo la doctrina de los hebreos me gusta más que la mía, la que verdaderamente sólo es un disparate poético que contiene muy pocas verdades».

5. A eso Yo le respondí: «Tú, según tu exterior sigue siendo lo que eres, pero que en el interior seas un judío verdadero, lo que tú puedes ser tanto más fácilmente, porque en este caso no tienes obligaciones ante cualquier fariseo. Ya comprenderás que los fariseos prefieren contarte como suyo a causa de tus grandes riquezas, en vez de que para ellos cuentes como extranjero. Por eso sigue siendo lo que eres y busca la Verdad y la causa de la Vida y del Ser. Pues sólo la Verdad te hará libre y con ella te pondrás muy alto sobre todo el sacerdocio y sobre todo lo que el mundo llama sabiduría. - ¡Espero que me hayas comprendido bien!».

6. «Te he comprendido», respondió el hospedero. «Sólo que aún tengo que ponerte una pregunta especial, pues ¿qué, en realidad, es la Verdad? Sin duda alguna la pura Verdad ya libera al ser humano - ¿pero dónde está ella?, y ¿quién puede mostrar y dármela?».

7. Dije Yo: «Esto lo puedo Yo y cada uno de estos discípulos míos - pero lo más seguramente Yo mismo. Pues Yo mismo soy la Verdad y la Vida, mientras que El que vive en Mí es exactamente esto desde eternidades».

8. «Señor y Maestro, ¡esto no lo comprendo! ¿Cómo debo entenderlo?».

9. Dije Yo: «Alrededor de Mí están sentados mis discípulos, ¡pregúntalos, y ellos ya te lo explicarán, porque vale más que otros hablen de uno que uno mismo! Mientras tanto Yo voy a salir afuera para fortalecerme un poco por medio del aire fresco de la noche».

10. Me levanté y salí solo. De modo que los discípulos instruyeron al hospedero sobre lo más importante que se refería a Mí. Y cuando él tenía todo claro, Quién y Qué soy Yo, también salió al aire libre, dirigiéndose a Mí, y junto con sus hijos me agradeció fervorosamente por la gran Gracia consentida a él. Los hijos hicieron lo mismo, y Yo los bendije a todos. Y luego nos retiramos a descansar, porque la noche ya era bastante avanzada.


Capítulo 255. La prohibición del divorcio (Mt19, 3-9).

1. Cuando por la mañana nos levantamos bien descansados y reforzados de nuestras camas y salimos al aire libre, nuestro hospedero estaba ya activo y los dos siervos de Pedro ya se encontraban en el navío para zarpar lo antes posible. Pero nosotros aún los invitamos a esperar un poco para tomar un desayuno que el hospedero en seguida les preparó. Y luego zarparon porque no necesitábamos el navío durante bastante tiempo.

2. Luego también nosotros –a la invitación de nuestro hospedero– tomamos el desayuno. Apenas lo habíamos terminado, y ya acudió mucha gente para ver y hablar, como dijeron, al hombre milagroso. Entre ellos había judíos y griegos, que entre ellos comentaron todo lo que Yo había realizado únicamente mediante mi Voluntad.

3. Como antes ya mencionado, se encontraban también fariseos en esta casa, los que también se enteraron de todo lo que había sucedido en la tarde del día anterior, y pronto sospecharon que Yo era el hijo del carpintero de Nazaret. Pues entraron en nuestro cuarto y empezaron a tentarme con diversas preguntas, las que Yo siempre les contesté fundada y concluyentemente, con lo que los puse jaque mate.

4. Pero allí vivían unos cuantos hombres que estaban descontentos con sus mujeres, y estos insistieron a los fariseos presentes que les otorgasen el divorcio.

5. A eso uno de los fariseos me preguntó: «¡Oye, tú, maestro milagroso y sumamente sabio! ¿Acaso es lícito que el hombre repudie a su mujer por cualquier motivo?» (Mt19,3).

6. Y Yo fijé la mirada en él y dije: «¿Por qué me preguntáis a Mí por eso? ¿Acaso no habéis leído en la Escritura que Aquel que al principio hizo los seres humanos, los hizo macho y hembra? (Mt19,4).

7. Y cuando la primera pareja humana estuvo delante de Aquel que la había hecho, y Este vio muy bien que la hermosa mujer gustaba mucho al hombre, entonces este Uno –a Quien vosotros todavía nunca habéis reconocido– habló: “Ve, por eso en el futuro el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y estos dos serán una sola carne” (Mt19,5). Si según la Palabra de Dios eso se relaciona así, entonces estos no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha juntado, ¡el hombre no debe separarlo!» (Mt19,6).

8. Luego los fariseos dijeron: «Si ya eres tan sabedor de la Escritura, entonces también sabrás que el mismo Moisés que describió la creación de los seres humanos, nos dejó como totalmente legítima una fórmula de divorcio en la cual se repudia la mujer por cualquiera causa bien fundada» (Mt19,7).

9. Acto seguido Yo les repliqué: «Verdad es que Moisés os ha dado una carta de divorcio, en virtud de la cual podéis divorciaros de vuestras mujeres; pero lo hizo sólo a causa de la dureza de vuestros corazones. Desde el principio de la humanidad en esta Tierra no era así, sino como os lo he dicho antes (Mt19,8).

10. Además, os digo que cualquiera que repudia a su mujer –aunque sea en favor de la vil vida sexual– y corteja a otra, él comete adulterio. Y el que se casa con la repudiada, él también comete adulterio (Mt19,9). De todos modos sabéis muy bien el pecado que es el adulterio, y no hace falta daros más aclaraciones».

11. A eso los fariseos me abandonaron sin más palabras.


Capítulo 256. Casos de excepción en asuntos de matrimonio (Mt19, 10-12).

1. En cambio, mis discípulos se acercaron a Mí, y dijeron: «Señor, si estas son las condiciones entre el hombre y su mujer, ¡entonces evidentemente no conviene casarse! (Mt19,10) Pues hay de vez en cuando mujeres que ante el marido son verdaderos demonios; por lo que pensamos que para tu Orden no sería ni tan inconveniente el divorciarse de tal mujer y, a causa de la administración doméstica, casarse con otra. Porque si un hombre se queda con una mala mujer lasciva, entonces en tal casa siempre habrá riñas, altercados eternos y muchas palabras viles, lo que en la casa misma y con los vecinos siempre origina enfado y fastidio. Pero si tal hombre hace que le divorcien de tal mujer, entonces en su casa pronto volverán a reinar la calma y la paz. - En este caso creemos que ante toda la mejor razón humana la carta de divorcio de Moisés hallará entera justificación».

2. A eso Yo dije a los discípulos un poco desconcertados: «La Palabra –la que estaba hablada ante los fariseos– no la comprende cada uno, sino únicamente aquellos a quienes está dado el comprenderla (Mt19,11). E incluso vosotros hasta ahora aún no la habéis entendido, a pesar de que os esté dado el comprenderla, ¡pero aun así aún la percibiréis!

3. En primer lugar remito a lo que ya he hablado varias veces sobre este particular, y eso de una manera exhaustiva.

4. En segundo lugar se sobreentiende que Yo nunca os habría dado una carta de divorcio por Moisés, si no hubiera habido muchos casos de su necesidad bien fundada y evidente. ¿Pero acaso no estáis enterados del abuso vil que los fariseos ya desde hace mucho tiempo practican con lo de los divorcios? Clandestinamente, ellos mismos siembran toda clase de discordia –incluso en los matrimonios más prudentes– con lo que estos finalmente tienen que proceder al divorcio. Consta que el divorcio está ejecutado por los sacerdotes y cuesta mucho dinero - y es precisamente por eso que en este tiempo provocan tantos divorcios… razón, por la que Yo en este respeto he presentado a los fariseos las leyes originales de Dios. - Y como ellos conocen mi Poder, nos han abandonado con furor secreto.

5. En tercer lugar aún os voy a decir algo más, pues, ¡prestad buena atención e incluso anotadlo!: Ved, entre los seres humanos de ambos sexos hay eunucos o castrados que nacieron así del vientre de su madre. Otros –únicamente masculinos– han sido castrados por los hombres por la causa que fuera. Y, finalmente, hay eunucos que se castraron a sí mismos por lo del Reino del Cielo… El que es capaz de entenderlo, ¡que lo entienda! (Mt19,12).

6. En pocas palabras: estos no valen para matrimonio alguno, y cada matrimonio enlazado con tales castrados es completamente nulo, con lo que puede ser divorciado sin reparos; y la parte no castrada puede volver a casarse sin cometer adulterio.

7. Caso que la mujer de alguien es infértil, ¡que haga en la medida justa lo que han hecho los patriarcas para despertar una semilla para ellos - por lo que nunca será llevado a los tribunales! - Supongo que por fin lo habréis entendido».

8. Dijo Pedro: «Salvo una cosa: Si alguien tiene una mujer que de pura voluptuosidad innata a pesar de todas exhortaciones y explicaciones amorosas continúa fornicando y es completamente incorregible, ¿no se debe divorciarse de esta? ¿O qué se debería hacer según tu Voluntad?».

9. «De una mujer que evidentemente es una adúltera puedes divorciarte sin más ni más», le respondí. «Pero mientras ella viva no te está permitido casarte con otra. Porque no puedes saber si tu mujer en lo sucesivo se convierte y, llena de arrepentimiento, regresa a tu casa - con lo que tendrías una mujer mejorada y fiel. Pero si mientras tanto te hubieras casado con otra mujer y la mujer anterior volviera en estado mejorado, regresando con arrepentimiento, ya no podrías aceptarla a causa de la mujer nueva, y mira, ¡eso sería una cosa muy mala para ti y aún peor para tus dos mujeres! Porque a la anterior no podrías demostrar misericordia, y de la nueva no podrías divorciarte. Sin embargo, tú debes ser tan misericordioso como lo es el Padre en los Cielos. Pero si no puedes practicar la misericordia, entonces, ¿qué eres tú y qué quieres hacer para quedarte en mi Orden? Pero si te empuja mucho tu naturaleza, ¡echa una ojeada retrospectiva a los patriarcas, pero en tu corazón sigue siendo fiel a Dios y cuídate de la voluptuosidad, de la impudicia y de la fornicación! Porque fornicadores y adúlteros no entrarán en el Reino de los Cielos. - ¿Me has entendido bien?».

10. «Sí, Señor», dijo Pedro, «¡te he comprendido bien!».


Capítulo 257. El Señor bendice a los niños (Mt19, 13-15).

1. A eso el hospedero se acercó a Mí y me preguntó: «Señor, ¿vale esto también para nosotros, los paganos?».

2. «¡Por supuesto!», le respondí, «porque no hay más que un solo Dios y Señor - El que quiere que todos los seres humanos estén educados de la misma manera; y por eso Yo he venido a este mundo para abrir también a los paganos la puerta a la Luz y a la Vida; y vendrá el tiempo –o, mejor dicho, ya ha llegado– en que a los judíos la Luz estará quitada y que estará dada a los paganos».

3. Dijo el hospedero: «Muy bien, Señor y Maestro, es muy conveniente que yo ahora sepa esto; pues voy a inducir a mis compañeros, amigos y servidores que se mantengan y actúen dentro de tu Doctrina; porque ahora ya estoy consciente con Quien yo tengo que ver: ¡Tú no eres un hombre sino un Dios! Porque hasta ahora ningún ser humano ha realizado tus Hechos; y Palabras como Tú las has pronunciado, hasta ahora nunca han salido de la boca de cualquier hombre. ¡Realizar algo como esto sólo resulta posible a un Dios!

4. Dado que en Ti ahora veo un verdadero Dios, te ruego encarecidamente: Mira, tenemos en esta aldea una multitud de niños y pienso, si Tú los bendijeses de tu manera verdaderamente todopoderosa, ¡en lo sucesivo esto tendría que ser de un gran beneficio moral en su madurez! Señor, mi Dios, ¿te he presentado un pedido justificado?».

5. Dije Yo: «Muy bien, ¡pues anda y haz que los pequeños vengan a Mí!».

6. Acto seguido el hospedero envió sus muchos servidores a toda la aldea e hizo anunciar que todos debían traer sus pequeños a él, donde el Salvador maravilloso los iba a bendecir y fortificar.

7. Pronto después trajeron una multitud de niños para que Yo procediera a la imposición de mis Manos y para que les dirigiera la oración de la Bendición.

8. Como los niños se apresuraron hacia Mí porque algunos más vivaces querían ser los primeros a mi lado, los discípulos les echaron una bronca por su comportamiento travieso (Mt19,13). A causa de eso los pequeños se pusieron tímidos y ya no se atrevían acercarse más a Mí.

9. Pero Yo reprendí a los discípulos y les dije: «¡Vaya, vaya!, dejad a los niños… ¡que acudan a Mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos!» (Mt19,14).

10. Luego animé a los pequeños para que vengan a Mí sin miedo ni timidez; y los pequeños recobraron ánimo y se apresuraron hacia Mí. - Y Yo les impuse las manos y los bendije a todos.

11. Cuando esta acción estaba realizada, todos, después de haber dado las gracias, volvieron a sus hogares (Mt19,15).

12. Después el hospedero volvió a acercarse a Mí y dijo: «Señor y mi Dios, ¿quisieras aún otorgar a mi casa la gran Gracia de permanecer aquí por algunos días, semanas o meses?».

13. «Mientras tú te atengas a mi Doctrina recibida de mis discípulos, Aquel al que en Mí llamabas Dios, quedará contigo. Pero si tú abandonas esta Doctrina dentro de tu fe y tu actividad, ¡entonces también este tu Dios te abandonará!», dije Yo. «Pero Yo, ahora todavía como hombre corporal, pronto debo partir de aquí; porque habitar con fariseos bajo el mismo techo no sería conveniente, ¡no para la una parte ni para la otra!

14. Ahora, sin que me lo hayáis pedido, consta que a tu casa como también a toda esta aldea he concedido un gran Beneficio. Acordaos de este día, y si volvéis a encontraros en cualquier aprieto, ¡llamadme en vuestros corazones llenos de confianza y tendréis ayuda!».

15. Acto seguido nos levantamos y partimos de esta aldea.


Capítulo 258. El joven rico (Mt19, 16-26).

1. Cuando estábamos una hora de camino distante de la aldea en que habíamos estado, un joven de la misma aldea vino a nuestro encuentro, pues anoche también había sido testigo de mis Hechos y de mis Enseñanzas. Teniendo en cuenta su juventud, era extraordinariamente versado en las escrituras, pero no de profesión. Cuando me vio y me reconoció, me paró y me rogó de permitirme una pregunta.

2. Como Yo se la permití, el joven dijo: «Buen Maestro, ¿qué cosas buenas debo hacer para alcanzar aquella Vida eterna –de la cual anoche, en la casa del hospedero griego Rauris, tus discípulos contaban tantas cosas maravillosas y seguramente verdaderas– en un camino más corto que aquel que tus discípulos han designado?» (Mt19,16).

3. Pero Yo le miré con seriedad y le dije: «¿Cómo puedes tú, siendo tú mismo un experto en las Escrituras, calificarme de bueno, dado que sólo me conoces como ser humano? ¿Acaso no sabes que aparte de Dios nadie es bueno? - Aun así, si quieres entrar en la Vida eterna, ¡entonces observa los Mandamientos!» (Mt19,17).

4. Y el joven continuó preguntando: «¿Qué mandamientos?». - Esta pregunta la hizo porque pensaba que Yo para eso tuviese leyes totalmente nuevas y desconocidas.

5. Pero Yo le respondí: «Los que Moisés ha dado, como: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falsos testimonios (Mt19,18). Honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo”» (Mt19,19).

6. Luego el joven preguntó: «¿Pero a quién debo o puedo considerar como prójimo mío?».

7. A continuación Yo le conté la parábola del "Buen samaritano", y a eso comprendió, a quien tenía que considerar como prójimo suyo.

8. Cuando él había oído y comprendido esta parábola de Mí, me dijo: «Si es así, te aseguro que todo eso ya lo he hecho desde mi más tierna juventud. ¿Qué más me falta todavía?» (Mt19,20).

9. Y Yo le respondí: «Pero si tú quieres ser totalmente perfecto, ¡entonces vende todas tus riquezas terrestres y reparte todo entre los pobres!, y con eso fundarás un Tesoro en el Cielo… ¡y luego ven y sígueme, hazte discípulo mío y aprende a conocer los Secretos del Cielo!» (Mt19,21).

10. Cuando el hombre joven oía estas Palabras de mí, se puso muy triste porque tenía muchos y grandes bienes. Pues me volvió la espalda y continuó su camino (Mt19,22).

11. De eso los discípulos se asombraron y dijeron: «¡Cosa más extraña! Este hombre joven parecía ser bien consciente que de Ti habla un Espíritu divino; pero a causa de los vanos tesoros terrestres prefería volver las espaldas al Espíritu de Dios, en vez de haber seguido a su Advertencia. ¡Cosa más extraña!... ¿Qué pasará más tarde en el Más Allá con un hombre como éste?».

12. Dije Yo: «Un rico como éste difícilmente entrará en el Reino de los Cielos (Mt19,23)… Además, poned atención a lo que os digo: más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja en vez de que un rico entrase en el Reino de Dios» (Mt19,24).

13. Pero como los discípulos en el camino entendían mis Palabras, se horrorizaron mucho y exclamaron: «¡Ay, ay, ay!, sí es así, ¿quién podrá entrar en el Reino de los Cielos y llegar a ser bienaventurado?» (Mt19,25).

14. Pero Yo miré a los discípulos desconcertados amablemente y les dí un consuelo diciéndoles: «Para los hombres, por supuesto, esto sería imposible, ¡pero para Dios todo es posible!

15. De todos modos ya he hablado detalladamente sobre este asunto con el pescador Aziona, cómo es posible que las almas de hombres todavía peores puedan ser salvadas por los caminos secretos de Dios… de modo que sería superfluo el hablar aún más de esto. - ¡Se supone que todavía sabéis algo de ello!».


Capítulo 259. La pregunta de los discípulos referente el premio en el Reino celestial (Mt19, 27-30).

1. Dijo Pedro: «Que sí, ¡yo y seguramente también todos los demás recordamos esto todavía muy bien! Sin embargo, aquí me tomo la libertad de preguntarte en el nombre de todos nosotros: Dado que hemos abandonado todo y te hemos seguido fielmente, ¿qué nos espera un día venidero en cambio?» (Mt19,27).

2. Y Yo le respondí: «En verdad, a vosotros que me habéis seguido, os digo: Cuando Yo habré resucitado, y estaré sentado en la Sede de mi Gloria eterna, entonces también vosotros –en vuestro pleno Renacimiento– juntos a Mí e igual que Yo, estaréis sentados sobre doce tronos, y vais a juzgar a las doce tribus de Israel (Mt19,28). Esto quiere decir que vendrá el día en que vosotros en mis Cielos estaréis Conmigo para el bienestar de todos los seres humanos de esta Tierra y también de otros mundos, y que como ángeles de la guarda, invisibles para los seres humanos, vigiléis y guiéis a estos hombres aquí e incluso en el Más Allá, pues el verdadero Reino del Cielo y su bienaventuranza consisten únicamente en la verdadera actividad del Amor.

3. Además, os digo: Cualquiera que por mi Nombre dejara casa, hermanos o hermanas, padre, madre, mujer, hijos, tierras o rebaños, ¡él recibirá cien veces tanto en mi Reino y heredará la verdadera Vida eterna! (Mt19,29).

4. ¡Pero recordad también que quienes ahora son los primeros, allá fácilmente podrán ser los últimos, y los últimos aquí, allá los primeros!» (Mt19,30).

5. Esto los discípulos no lo comprendieron, por lo que Pedro preguntó: «¿Qué quieres decir con esto, Señor? Porque lo que Tú dices es realidad para toda la eternidad... Por eso deseamos saber y comprender perfectamente todo lo que sale de tu Boca, pues me parece que estas Palabras se refieren a nosotros, y a mi modo de ver, no sería justo si en el otro Reino fuéramos los últimos, mientras que aquí éramos los primeros».

6. «Mi querido Judas Simón, ¡ciertamente no será así!», le dije Yo. «Pero si alguno de vosotros se tiene por mejor porque Yo le he elegido primero, este ya incurre en vanidad, con lo que no podrá ser el primero en el Reino de los Cielos. Si Yo eligiera a alguien de ahora en más de mil años, este, sin duda, sería uno de los últimos en cuanto a la elección. Pero si fuera sumamente humilde en su vocación, de modo que siempre se tuviera por totalmente indigno de tal Gracia pero fiel y persistente en su misión –aun sin tener pruebas irrefutables de la ingenuidad absoluta de lo que le fuera dado, sino sólo apoyándose en su fe–, ¿no sería tal hombre un primero en el Reino de los Cielos?

7. ¡Yo no os habría hecho esta observación si no os hubierais informado ya aquí sobre la recompensa por lo que vosotros ahora creéis hacer para Mí! Pues no era muy prudente de tu parte, Simón Judá, y tampoco de la parte de vosotros todos, dado que habiéndoos elegido, Yo sólo os he hecho un gran favor tanto espiritual como también corporalmente. Siendo así, ¿¡cómo es posible que hayáis empezado a indagar sobre vuestra recompensa!? - ¡¿Acaso he cometido una injusticia al haberos censurado un poco?!».

8. «De ninguna manera, Señor y Maestro», respondió Pedro. «¡Como ahora lo reconozco, eso aun era demasiado poco para nuestra gran estupidez! - Pero ahora te pregunto: ¿a dónde iremos después?».

9. «Visitaremos un lugar muy escondido y allí reposaremos», le dije, «porque hasta ahora hemos trabajado diligentemente, y después de haber trabajado tan intensivamente, uno también merece descansarse. Por eso, ¡adelantemos valientemente y pronto llegaremos a aquel lugar escondido! Allí realmente vais a ver a mis Ángeles como suben y bajan. Por eso, sed valientes y, ¡adelante!».


Capítulo 260. El Señor visita con los Suyos un lugar en la montaña.

1. Después de un camino de varias horas llegamos al lugar escondido que, como muchos otros, no llevaba nombre. Frecuentemente los judíos como los griegos no daban un nombre a sus lugares habitados para que por la imposición de los impuestos por los romanos y los señores feudales no pudiesen ser encontrados con facilidad; pues una vez que tal lugar estaba hallado, descrito y nombrado, entonces también era sujeto a impuesto.

2. Aparte de eso aún había otro motivo por el que estas aldeas pequeñas no llevaban nombres –y eso en favor de la colonización y cultivación más rápida y más fácil de las regiones desiertas e inhospitalarias–, porque era costumbre por parte de los romanos que una nueva colonización junto con sus lugares recién edificados no fue gravada de impuestos durante 20, 30, 40 o 50 años, según que una u otra región necesitaba más o menos tiempo para su colonización completa. Consta que los judíos y los griegos –que de todos modos nunca eran grandes aficionados a pagar impuestos– sabían aprovecharse muy bien de esta ley romana tan humana. Por tal razón no daban nombre alguno a un lugar recientemente construido - de lo que nadie dudará. Y si en cualquier ocasión los interrogó un comisario romano, pretendían que este lugar existía solamente diez años - mientras que en realidad existía ya medio siglo. Acto seguido el lugar inspeccionado por el comisario recibió un número, pero aún no un nombre; sólo que después del plazo expirado el lugar nuevo era imponible conforme a la ley, y con eso obtuvo un nombre.

3. De modo que este pequeño lugar al que acabamos de llegar era un lugar sin nombre, y por eso también libre de impuestos. Estas circunstancias muchas veces también a nosotros nos resultaban en un beneficio, porque los habitantes de tales lugares nuevos –mejor dicho lugares no gravados de impuestos– eran mucho más generosos y abordables; pues así era también en este caso… Llegamos en un día de ante-sábado, exactamente al ponerse el Sol, a este lugar verdaderamente muy escondido.

4. Este lugar se encontraba en un valle de la montaña alta, muy fértil, y particularmente apropiado para la ganadería. Pero este valle era sólo accesible de un lado, e incluso allí con muchas dificultades. Hombres que sufren de vértigo difícilmente se atreverían pasar por estas sendas escarpadas. Según el sistema actual de medición, el valle mismo se encontraba más de cuatro mil pies sobre el nivel del mar - lo que en Asia no quiere decir mucho, dado que allí había y hoy en día todavía hay aldeas situadas en alturas mucho más elevadas.

5. De modo que cuando llegamos en esta aldea nos recibieron varios habitantes que rápidamente informaron a su anciano y jefe para que viniese y le explicasemos el motivo de nuestra visita. El jefe, un judío ya bastante encanecido, en seguido se nos acercó y nos preguntó lo que queríamos hacer allí, y lo que nos había inducido a subir a esta aldea tan separada de todo el mundo.

6. Pero Yo le dije: «¡Que la paz esté contigo y con toda esta aldea nada de insignificante! El Reino de Dios se ha acercado a vosotros, lo que los hombres sencillos y modestos ya vais a percibir notablemente durante mi descanso que intento tomar con vosotros. Por ahora te pregunto si nosotros podemos tomar albergue contigo durante un tiempo corto».

7. «No sois gente malvada, pues esto lo he reconocido a la primera vista, aunque seáis aventureros», respondió el jefe. «Pero eso no importa, de modo que muy bien podéis ser huéspedes alojados bajo mi techo. Sólo que te ruego que me cuentes muchas cosas que pasan hoy día en el mundo; porque ya hace veinte años que no he descendido al mundo depravado, por lo que sé muy poco o más bien nada de él... También los habitantes de esta aldea sólo van de vez en cuando al lugar vecino –Nahim de nombre– a causa de la sal que aquí no tenemos. A pesar de ser judíos convencidos, ya hace veinte años que no hemos estado en Jerusalén, porque allí entonces ya reinaban únicamente patrañas, mentiras, engaños, despotismo y la arrogancia más asquerosa por parte del Templo tras todas las clases del pueblo… ¿Qué aspecto tendrá eso ahora?

8. Por esta razón me retiré aquí como judío de pura cepa, por amor verdadero para con Dios, y eso con otros que tenían la misma intención como yo. Así fundamos una comunidad libre, lo más pura dentro de lo posible y fielmente devota a Dios, el único Señor - por lo que Él ya nos ha bendecido ricamente.

9. Vosotros también sois judíos y si no me equivoco tenéis el Templo de Jerusalén todavía en mucho aprecio por la Salvación del alma. Pero nunca erais escribas ni siervos del Templo, y por eso no podéis tener idea alguna de la ignominia horrenda y escandalosa que en el interior de los santos muros del Templo se practica contra la justicia más santa de la humanidad. ¡Eso, a mí y a varios de mis amigos, nos ha escandalizado sobremanera! Por eso nos largamos, y con suerte encontramos este valle que en seguida nos dio los alimentos necesarios para sobrevivir.

10. Con el tiempo nos construimos estas casas bastante sencillas y, todos juntos, ahora vivimos confortable y tranquilamente. Y siempre honramos únicamente a Dios. Sólo os ruego por una sola cosa: Cuando volváis a regresar a este mundo malvado, ¡allí no nos descubráis ante nadie! ¡Y así sois nuestros huéspedes verdaderamente bienvenidos! - Ahora vamos a entrar en mi casa, la que a Dios, el Señor, seguramente resultará más grata que el Templo de Salomón en Jerusalén. En la casa, acompañados con una buena comida, ya vamos a conversar sobre diversos asuntos, ¡y entonces ya vais a conocernos mejor!».


Capítulo 261. En la casa del jefe de la aldea. El vino maravilloso.

1. Ahora entramos en la casa campestre simpática y espaciosa, y sin pérdida de tiempo nos sirvieron pan, sal y leche fresca. El cabecilla nos pidió perdón porque no podía ofrecernos vino; pero tenía varios odres con néctar de arándanos que tenía la misma gracia que cualquier vino. Y si quisiéramos probarlo, con mucho gusto nos traería algunos cántaros llenos de este jugo.

2. A esta oferta Yo le dije: «Hazlo, porque nos gustaría probar tu vino de arándanos. Y si nos gusta, ¡ya te pediremos traernos unos más cántaros!».

3. Acto seguido el patrón bajó a su sótano y nos trajo unos cántaros llenos de jugo de arándanos que tenía el mismo sabor como vino, pues en el fondo también era vino, porque las uvas, llamadas ahora también grosellas, pertenecen a las diferentes especies de vides, cuyas frutas eran una especie de las uvas más pequeñas. En pocas palabras, tomábamos este vino de selva mezclado con un poco de agua, y el patrón tenía su gran alegría al ver que su vino nos gustaba mucho.

4. Cuando los dos cántaros quedaron vacíos, en seguida el patrón quería traernos más vino; pero Yo dije al productor del vino de arándanos que ya estaba un poco achispado: «Escucha, deja esto ahora porque prefiero que llenes los cántaros con agua fresca en vez de vino de arándanos, ¡y Yo voy a convertir el agua en el mejor vino posible!».

5. A eso el patrón se asombró y dijo: «De verdad, ¡estoy muy curioso de ver semejante obra de habilidad!».

6. Llenaron los cántaros con agua hasta el borde y los pusieron en la mesa; y el patrón dijo: «Ahora todo lo que querías ya está en la mesa. ¡Muéstranos pues lo que tú, amigo, eres capaz de realizar!».

7. Y Yo le dije: «¡Toma el uno o el otro cántaro en la mano y prueba su contenido!».

8. El patrón probó el contenido y con eso se quedó tan sorprendido que al instante hizo que se acercasen toda su familia y sus servidores, y cada uno debía probar el vino. Todos afirmaron que nunca habían saboreado un vino tan excelente. Pero ahora cada uno quería saber cómo es posible que el agua más pura se haya convertido en un vino tan celestialmente bueno.

9. En seguida el patrón respondió a los muchos interrogadores: «Si, queridos míos, ¡para eso preguntad a este hombre que se encuentra aquí mismo entre nosotros! ¡Porque para mí mismo eso me resulta en un enigma inexplicable! ¡Desde tiempos inmemoriales no se ha visto tal cosa, pues eso es inexplicable!».

10. Acto seguido el patrón se dirigió a Mí y me dijo: «¡Maestro de los maestros de tu arte maravilloso totalmente incomprensible para mí! ¡A ver si nos das una pequeña explicación de qué manera te resultaba posible realizar esto! ¿Acaso aún sabes realizar más de estas obras de arte?».

11. «Querido amigo, por ahora no puedo responder a tu primera pregunta», le contesté. «Mañana, de todos modos, tú mismo ya te enterarás cómo esto me resulta posible. Y en lo que se refiere a tu segunda pregunta puedo decirte que, en realidad, nada me resulta imposible realizarlo; pues tan sólo por el Poder y la Fuerza de mi Voluntad Yo podría realizar incontables hechos milagrosos. - ¿Estás de acuerdo con eso?».

12. «Tú hablas mucho de ti, a pesar de que sólo eres un hombre como nosotros», dijo el patrón. «¿No tienes en cuenta que únicamente Dios es todopoderoso? Si te fuese posible realizar todas las cosas, entonces tú deberías ser Dios mismo - o deberías realizar todo con la ayuda del Belcebú, el que es el superior de todos los diablos… Pero eso no puede ser, porque para eso tú tienes una apariencia demasiado honesta y piadosa con un semblante muy abierto y sincero, del cual se podría decir: “¡Mira esta es la verdadera imagen de Dios!”.

13. No quiero hablar de manera autoritaria de mis ideas, pero recuerdo el tiempo cuando estaba en Jerusalén y también en otras ciudades, sobre todo en Damasco, donde llegué a conocer a un mago indio que con mucha exageración pretendía que nada le resultaba imposible. Realmente hizo cosas cuya posibilidad de realización me era tan inexplicable como tu manera de convertir el agua en un vino excelente. Pero con todos los magos y taumaturgos la exageración de sus habilidades maravillosas –sobre todo ante nosotros, los legos– es una antigua costumbre que se les consiente con gusto, dado que ellos no dejan de ser hombres extraordinarios. - ¡Pero hay algo que aún esta noche me gustaría ver de ti, maestro de los maestros!».

14. «Mira, cada hombre juzga según su entendimiento, ¡de modo que también tú! Y no sería prudente de mi parte el contradecirte en algo», respondí al patrón. «Cuando hayas logrado una comprensión más profunda, ¡entonces también juzgarás de otra manera! Por eso ahora no vamos a continuar hablando sobre este tema... - Para hoy aún me habías pedido hacer un prodigio y con mucho gusto lo voy a hacer. Pero para que tú no pienses que Yo sólo puedo realizar lo que he ensayado, ¡dime pues lo que quieres que te haga!».


Capítulo 262. La curación de la hija mutilada del patrón.

1. Dijo el patrón: «Si hay absolutamente nada que te resulta imposible a realizar, ¡entonces también debes ser capaz de curar a un ser humano muy enfermo!».

2. «Por supuesto», le respondí. «¿Tienes un hombre enfermo en tu casa?».

3. «Sí, por desgracia, ¡una de mis hijas más queridas!», respondió el patrón. «Pero será muy difícil el ayudarla... Ahora tiene 20 años de edad, y siempre era una muchacha alegre y activa. Hace un año mi hijo mayor y más fuerte se fue con ella a Nahim para buscar sal. Pero al regresar, donde el sendero es lo más escarpado, ella resbaló e hizo una caída de unas cinco veces la altura de un hombre, sobre un peñasco saliente, con lo que se quebró las manos y los pies. Más de tres cuartos de un año sufría horribles dolores; los que sólo después de este tiempo iban disminuyendo. Pero a pesar de eso, ella empezó a contraerse y a quedarse inválida, con lo que nunca ya podrá abandonar su cama... Maestro de los maestros, si tú eres capaz de curar a esta mi hija, ¡entonces empiezo a creer que realmente habrá nada que te resultaría imposible de hacer!».

4. Dije Yo: «Pues ¡tráela aquí!».

5. Enseguida el patrón dijo a los fuertes hermanos de la hija enferma: «¡Id al cuarto de vuestra hermana y traedla aquí, junto con su cama!».

6. Los hermanos se fueron y, de toda prisa, trajeron su hermana pobre y verdaderamente muy enferma; y la colocaron delante de Mí.

7. Yo miré a la pobre enferma y la pregunté: «Hija, ¿te gustaría volver a tener la misma salud como la tenías hasta hace un año?».

8. Respondió la enferma con voz débil: «Que sí, ¡eso sería un gran beneficio y alivio para mí! Pero a mí ningún salvador ya puede curarme, ¡sino únicamente Dios, el Todopoderoso, será capaz de hacer esto!».

9. Dije Yo: «Ya que piensas así y tienes fe en ello, ¡entonces levántate ahora mismo y honra a Dios!».

10. En el mismo momento la muchacha gozaba de una salud como si nunca hubiese sido enferma.

11. Cuando el patrón y todos los que se encontraban en la casa vieron este fenómeno, demostraron un gran respeto y todos quedaron atónitos de asombro. De modo que sólo después de haber pasado un buen rato, el patrón volvió a hablar, pues dijo muy respetuosamente: «¡No!, algo así ya no está en la margen de aquello que un hombre podría aprender en esta Tierra –aún con el talento extraordinariamente lúcido que tuviera–, sino aquí se trata de un Don de Dios y de su Gracia, extraordinariamente raros. Por eso debemos ofrecer nuestra mayor alabanza a Dios, el único Señor, que Él para la salud de los seres humanos haya vuelto a dar a un hombre una Fuerza y un Poder puramente divinos, como en tiempos remotos sólo los poseyeron los grandes profetas.

12. Ahora comprendo también el primer saludo de nuestro querido huésped maravilloso: “¡La Paz sea contigo!” y “¡El Reino de Dios se ha acercado a vosotros!”. - Escuchad todos vosotros, los compañeros de mi casa: ¡Este es un Favorito extraordinario de Dios, un gran profeta nuevo! ¡A este debemos venerar altamente en el Nombre de Dios, y debemos escucharle!».

13. Después el patrón se dirigió a Mí y dijo: «Sublime amigo y Maestro de todos los Maestros, ¡no hallo palabras con las que me resultaría posible expresar tan sólo aproximadamente mis sentimientos de agradecimiento ante Dios y ante Ti, su gran Profeta más verdadero y auténtico! Oh, si al principio de nuestro encuentro me he comportado indebidamente Contigo, ¡perdónamelo!... Como Tú de todos modos piensas quedarte cierto tiempo con nosotros, ¡voy a hacer todo lo posible para demostraros nuestra gratitud - a Ti y a tus discípulos!

14. Tú me has devuelto mi hija más querida, y con eso me has dado más que si me hubieras dado todos los reinos del mundo. ¡Por eso, después que a Dios, a Ti te corresponde el mayor agradecimiento!».

15. Pero Yo le dije: «¡Ahora tranquilízate, Bernabé, y cuida para que a tu hija Elisa traigan algo para comer y para beber; pues ahora está completamente sana y debe comer y beber adecuadamente para que vuelva a recuperar fuerzas!».

16. Así fue, y la hija curada se levantó de su cama, se vistió rápidamente y en seguida se acercó a Mí. Me apretó la mano y, con lágrimas de gratitud, la llevó a su boca hermosa y a su corazón. Luego, sollozando de agradecimiento y llena de alegría dijo: «¡Oh amigo y Maestro verdaderamente todopoderoso, como eres capaz de hacer todas las cosas, tampoco te resultará imposible el mirar en mi corazón; ¡pues allí, con letras de amor ardientes, hallarás marcado el agradecimiento que yo te deberé eternamente!».

17. Dije Yo: «¡Mantente en este amor porque esto te traerá mucha bendición! - Pero ahora siéntate a nuestra mesa. Que comas, bebas, y que seas de buen humor… Pero si otra vez te vas a Nahim, ¡entonces no brinques como una gacela, sino que andes tranquila y discretamente por el sendero –que es un poco peligroso– y ya no sufrirás semejantes accidentes corporales! ¡Recuerda esto, mi muy querida hija Elisa! ¡Y ahora siéntate, queda tranquila, come y bebe!».


Capítulo 263. Bernabé se acuerda del niño Jesús, de doce años de edad, durante los tres días en el Templo.

1. A eso Elisa fue a su padre que, bajo muchas lágrimas de agradecimiento, la estrechaba cariñosamente contra su pecho. Después hizo que ella se sentara entre él mismo y su mujer, y la dieron de comer y de beber de todo lo que había; donde a ella sobre todo le gustaba mi vino hecho de agua.

2. Cuando la hija totalmente sana estaba comiendo y bebiendo, el patrón me preguntó con profundo respeto: «Señor y Maestro de todos los Maestros, aunque sea muy ingenuo de mi parte el preguntarte de dónde sabes que yo me llamo Bernabé y mi hija se llama Elisa… Porque si Dios te ha dado la facultad de realizar tales cosas maravillosas, ¿por qué no te iba a ser posible saber nuestros nombres? Pero me pensaba que tal vez en alguna ocasión ya me has visto en Jerusalén y me has reconocido… Y como eso fácilmente habría podido ser el caso, ¡esto sería de doble interés para mí!».

3. Dije Yo: «¡Habla pues, y dime qué es lo que ahora te sugirió esta idea!».

4. «Por si acaso me expresara irrespetuosamente, ¡perdóname por adelantado!», dijo el patrón, «porque ahora ya he bien disfrutado del vino, lo que tal vez me ha suelto un poco mi lengua. ¡Pero en la medida en que sea posible voy a controlar mi lengua para que no me deje mal!

5. Mira, hace veinte años, poco más o menos, yo era todavía levita en Jerusalén y, en realidad, ya novicio de fariseo ( Varizar = pastor, y también consejo de pastores). Aconteció que durante un examen de niños de doce años nos presentaron un muchacho que se llamaba Jesús, que era de Nazaret de Galilea. Este muchacho entonces ya tenía más y mejores conocimientos que todos los templarios juntos. Y, en realidad, él fue el motivo principal por el que poco después abandoné el Templo para siempre.

6. Ingenuamente debo reconocer que precisamente Tú, Maestro de los Maestros, pareces extraordinariamente a aquel muchacho maravilloso, sobre todo en la cara. Con esto no quiero insistir en que Tú seas él mismo –como muchacho que se ha hecho hombre– aunque eso de ninguna manera resultaría imposible… Pero lo que llama mucho la atención es que: cuando grandes espíritus tienen las mismas tendencias, frecuentemente también se parecen en sus caras...

7. Durante tres días aquel muchacho memorable nos dio pruebas minuciosas que Él mismo era el Mesías prometido. Hay varias razones por las que abandoné el Templo, y como nunca volví a visitarlo ni a otra parte, no puedo saber lo que ha sido de aquel muchacho. Al principio era enemigo suyo, pero pronto las afirmaciones de aquel muchacho maravilloso me parecían más y más evidentes, mientras que el Templo se me hacía cada vez más insoportable y antipático.

8. Verdad es que las palabras del muchacho maravilloso me salvaron del infierno terrible del Templo. De modo que me gustaría saber de Ti qué ha sido de él... En aquellos días me irritaba mucho que los viejos templarios empedernidos en secreto ofrecieran un premio a quien acabara con él, asesinándole. Mientras yo estaba en el Templo esto no sucedió, pero desde entonces han pasado casi veinte años, y quién sabe lo que el Templo habrá emprendido contra aquel muchacho. Tú, Maestro de los Maestros, lo sabrás sin duda alguna, por lo que te ruego que me lo expliques».

9. «Mira, ¡precisamente este es el motivo por el que he venido a visitarte», le dije. «Pues Yo mismo soy aquel muchacho que en el Templo acosaba tanto a los viejos, fariseos y escribas, importunándoos mucho. Y como esto ahora ya lo sabes, comprenderás fácilmente por qué a mi llegada te dije: “¡La paz sea contigo y con tu casa! El Reino de Dios se ha acercado”. Pero de esto sólo hablaremos mañana, - Por hoy haz que nos preparen unos buenos lechos para quitarnos nuestra pequeña fatiga, y para que mañana de nuevo estemos llenos de energía».

10. Acto seguido el patrón Bernabé mandó a sus sirvientes que nos preparasen buenos lechos, lo que estos en seguida hicieron.

11. Cuando nos levantamos de la mesa, la hija curada volvió a acercarse a Mí. Y, de nuevo, me dio fervientemente las gracias por la curación de sus dolencias - y lo mismo hicieron el patrón, su mujer y sus demás hijos, porque todos querían mucho a la hermosa y alegre Elisa. Por eso se alegraban mucho que volvieran a tener su querida Elisa completamente sana y curada. - Les dí a todos mi Bendición; y Yo y los discípulos nos acostamos.


Capítulo 264. La santificación del sábado.

1. Cuando al amanecer nos despertamos, ya encontramos toda la casa en actividad, y en la cocina ya ardía un fuego bastante vivo, rodeado de algunas ollas en las que estaban cociendo varias comidas bien condimentadas - para nosotros y la gente de la casa. También había pescados, a saber, las mejores y más bellas truchas de la montaña... La hija curada era la más activa con el hogar pues se movía mucho para prepararnos un buen desayuno lo antes posible. Cuando ella me vio, se precipitó con un fervor amoroso sobre Mí y volvió a agradecerme por su curación.

2. Pero Yo la pregunté, cómo aquel día que era un sábado podía trabajar tan diligentemente.

3. A eso Elisa respondió: «Señor y Maestro, ¡en toda la Escritura no hay ley alguna que prohibiera al hombre servir a Dios los días de sábado!».

4. «¡No está mal!», dije Yo: «¡Pues consta que durante el día de sábado se debe servir preferentemente a Dios; pero con tu diligencia sirves ahora sólo a Mí y a mis discípulos! ¿Acaso somos Dioses?».

5. Dijo la hija diligente: «Oh Señor, ¡tus discípulos, por cierto, sólo son hombres – como nosotros– pero Tú eres totalmente Dios, lo que yo ahora reconozco con toda claridad. Y como yo y todos en la casa por nuestra actividad sólo te servimos a Ti, ¡sin duda alguna no profanamos el sábado!».

6. Dije Yo: «Pero dime, mi más querida Elisa, ¿quién te ha dicho que Yo soy un Dios? Porque mira, si Yo fuese un Dios, ante el hecho que Jehová en el Cielo realmente es un verdadero Dios habría evidentemente dos Dioses… pero la Escritura nos dice explícitamente: “Únicamente Yo soy tu Dios y Señor, ¡por eso no debes tener otros dioses ajenos al lado de Mí!”. - ¿Cómo cuadra eso si Yo también soy un Dios?».

7. Sin dejar de preparar diligentemente los pescados Elisa dijo: «Señor, ¡eso encuadra perfectamente!».

8. «¿Cómo?».

9. «¡Porque Tú y el Padre en el Cielo no sois dos, sino Uno solo!», respondió ella, «y el Cielo está eternamente únicamente allí, donde estás Tú, oh Señor».

10. «Pero ¿quién te ha dicho esto, y quién te ha enseñado correspondientemente?», la pregunté Yo.

11. Dijo ella: «¡Primeramente Tú mismo, Señor!: “¡La Paz sea contigo y con tu casa!”, y “¡El Reino de Dios se ha acercado a vosotros!”, pues estas son Palabras que sólo pueden emanar de una Boca de Dios. Luego acontecieron tus Hechos milagrosos que, salvo Dios, nadie puede realizar. Además anoche, cuando Tú, oh Señor, ya te habías acostado, aún he hablado mucho con mi padre sobre el Jesús de doce años de edad, cuando estaba en el Templo, y he buscado y leído en el libro de Isaías todos los pasajes que tienen relaciones Contigo, y entonces se ha demostrado tan claro como el Sol que Tú en calidad del Mesías prometido no puedes ser otra Persona que –en tu Espíritu– precisamente el mismo Jehová Sebaot. ¡He aquí los motivos de tenerte por Aquel que Tú evidentemente eres!».

12. A estas palabras Yo respondí: «¡Que os conste que tú y tu padre terrestre tenéis razón, pero de ninguna manera debéis descubrirme ante vuestros vecinos antes del tiempo! Ya que me habéis reconocido, y como con vuestra aplicación hoy en un sábado sólo me servís a Mí, ¡trabajad pues, pero tened atención que no provoquéis a nadie de vuestros vecinos!».

13. Dijo Elisa: «Oh, ¡no te preocupes, porque aquí todos nosotros ya hemos superado esta manía! Verdad es que no hacemos trabajos pesados ni serviles durante los sábados; pero lo que urge, esto también lo hacemos cada sábado. Ahora ya no estamos dominados por la hipocresía del Templo con sus leyes egoístas –de las que cada hombre rico puede rescatarse por temporadas– sino nuestra ley es la Verdad y el Bien que esta produce, pues esta prohíbe a nadie que durante los sábados cuide de lo más necesario de su casa.

14. Pero si para ganar la Vida eterna fuese necesario callejear y estar ocioso todos los días de sábado, entonces Tú, Señor, seguramente serías un buen modelo para todos los hombres: durante los sábados no dejarías salir ni ponerse el Sol, la Luna y las estrellas - lo que sin duda alguna también sería cosa de tu Omnipotencia... De modo que tampoco soplarían vientos y no se levantarían nubes ni nieblas; no correrían arroyos algunos, ni el mar se movería… E incluso los animales –como ejemplo para nosotros, los seres humanos– deberían respetar instintivamente el descanso sabático... Pero si con ojos bien abiertos se observa toda la gran Creación, entonces se verá en seguida que Tú durante los sábados estás igual de activo como durante todos los días laborables, y ya que según la Escritura somos hijos de Dios, ciertamente no cometemos injusticia alguna si en todo imitamos a nuestro santo Padre tan bueno y querido».

15. Dije Yo: «¡De verdad te digo que tanta inteligencia Yo no habría buscado en un ser humano como tú! Por eso, ¡quédate como eres, y da un buen ejemplo a todos los demás, tal como el Padre en el Cielo siempre da el mejor ejemplo a todos seres humanos!».


Capítulo 265. La curada hija Elisa da testimonio para el Señor. La transformación del camino de acceso a la aldea de la montaña.

1. Acto seguido Yo, junto con Bernabé y algunos de mis discípulos, salí al aire libre y Bernabé nos mostró sus propiedades. Pasamos por toda la aldea que consistía en unas 20 casas y que en todas partes tenía un aspecto muy limpio y lindo.

2. Cuando los habitantes de la aldea nos vieron, se apoderó de ellos un miedo como si fuéramos comisarios que ahora iban a exigir de ellos impuestos o, tal vez, incluso multas. Por eso, secretamente, Yo confié la causa de su miedo vano al Bernabé, y este llamó a varios de los habitantes a los que dio la plena seguridad que su miedo era absolutamente infundado… sino que, por el contrario, era una bendición extraordinaria que precisamente Yo haya visitado esta aldea en calidad del primer y mejor Salvador, y que haya curado en un momento a su hija evidentemente incurable, de modo que esta ahora se encontraba mucho más sana, activa y viva que antes.

3. Al oír estas palabras de su jefe, su miedo se disipó y ellos se quedaron asombrados de todo. Sólo algunas mujeres aún objetaron: «¡Esto no lo podemos creer antes de haber visto a la Elisa; porque a esta sólo un ángel de Dios de los Cielos podría haber ayudado - pues a un ser humano habría resultado imposible curarla aunque hubiera sido un primer salvador de todo el mundo!».

4. Mientras las mujeres todavía intercambiaban tales opiniones, Elisa ya vino con agilidad detrás de nosotros y nos invitó a tomar el desayuno. Cuando las mujeres de repente la vieron, se sobresaltaron y casi no dieron crédito a sus ojos; pero por fin se atrevían a acercarse a ella y la preguntaron cómo su curación se había realizado.

5. Pero Elisa dijo, apuntando a Mí: «Allí está el sublime Salvador divino, ¡preguntadle a Él! Que ahora estoy perfectamente sano y salvo, esto lo sé y soy bien consciente de ello - ¡y también vosotros lo veis! Pero todo lo demás, cómo eso era posible, ¡esto no lo sé!».

6. Luego regresamos a la casa de Bernabé, donde nos esperaba una comida matutina abundante. Se entiende de sí mismo que tanto los hombres como las mujeres y los niños nos siguieron allí; pues se quedaban todo el día. Los discípulos los enseñaron sobre Mí y sobre mi Misión aquí en la Tierra –enviado de los Cielos–, y ahora todos creían en mi Nombre.

7. Después de haber tomado la comida matutina, el patrón me llevó a aquel pasaje tan peligroso, donde su hija había sufrido la caída; y me preguntó si Yo con mi Omnipotencia no pudiera ayudar de manera que esta sección del sendero pudiese ser pasada con más facilidad.

8. Dije Yo: «Ahora ya sabes que nada me resulta imposible a hacer; sin embargo, por ahora dejemos este pasaje tal como es, dado que os sirve de protección. Si este pasaje peligroso no existiese, ya os habrían descubierto desde hace mucho tiempo. Por eso conviene que dejemos este pasaje tal como es; y ya que voy a hacer un arreglo para vosotros, voy a hacer este pasaje aún más intransitable, de modo que en lo sucesivo ni siquiera un gato será capaz de treparlo. En su lugar os mostraré otro acceso que ya existe, pero al que hasta ahora no habéis descubierto».

9. Al entender tal sugerencia de mi parte, Bernabé me rogó que lo realizara. De modo que Yo dije: «Pues bien, ¡así sea!».

10. A eso, algo más abajo, se desprendió una gran pared de piedras, con lo que se produjo una pared escarpada y sobresaliente de cien veces la altura de un hombre, sobre la cual ningún hombre ya era capaz de trepar. Y allí donde nosotros estábamos de pie se produjo una especie de barandilla, por encima de la cual se podía mirar pero no pasar tan fácilmente - lo que de todos modos habría sido un esfuerzo vano que, además, habría producido peligro de muerte. - Con este obsequio nuestro patrón, lleno de admiración, estaba más que satisfecho.

11. Pero todavía me preguntó por el acceso más cómodo y menos peligroso, y Yo le dije: «Este vamos a visitar por la tarde. Verdad es que para llegar en este acceso a Nahim resulta un poco más lejos; pero en él se anda mucho más cómodamente. Además, podéis llevar en él todos vuestros animales domésticos, lo que sin duda es una ventaja considerable para vosotros».


Capítulo 266. La visión espiritual.

1. (El Señor:) «Pues mira, Yo quiero que aquellos que observan las leyes de Moisés tampoco tengan que carecer demasiado sensiblemente de bienes terrestres.

2. Así que en primer lugar Yo he venido a vosotros para anunciaros que el Reino de Dios –de modo que todo el Cielo– ha descendido a vosotros en esta Tierra, en y por Mí, lo que ahora un gran número de antiguos paganos empedernidos ya lo reconoce… y confiesa abiertamente que ya se ha cumplido lo que Daniel había presagiado: “¡También los en las tumbas entenderán su Voz!”. Porque son precisamente los paganos los que ya desde la cuna estaban enterrados en la tumba de la noche, del juicio y de la muerte.

3. En segundo lugar a vosotros, a vuestros hijos y a vuestros nietos también os quiero condicionar de manera que no tengáis que sufrir escasez ni miseria respecto a vuestras necesidades corporales. Verdad es que no quiero que os regodeéis en abundancia excesiva, pero aun así tampoco debéis sufrir miseria alguna, como hasta ahora era muchas veces el caso.

4. El tercer motivo de mi Venida aquí ya te es conocido, y es que Yo tenía la intención de descansarme algunos días con mis discípulos en esta región tan tranquila. - Y como ahora hemos terminado con este asunto tan necesario para vosotros, vamos ya a volver a tu casa y, a ver, lo que allí ha pasado con todos».

5. En el camino de la vuelta el patrón dijo: «Señor y Maestro, ¿te gustaría si pasáramos por ese collado pequeño, volviendo a casa por un pequeño rodeo? Porque de esta altura se disfruta de una vista extraordinariamente preciosa; pues desde allí se nota donde está Jerusalén, se ve también una parte del Mar de Galilea y –si hace un tiempo sereno y claro– se divisa incluso el gran Mar griego. Si Tú, oh Señor, lo quieres, me gustaría mostrarte ahora este verdadero lugar de felicidad».

6. «¡Aquí ya me tienes dispuesto!», le dije. «Porque también Yo soy un amigo de las montañas y de las vistas panorámicas de gran alcance. ¡De modo que ascendamos esa pequeña colina!».

7. La ascendimos pues y consta que era muy gracioso estar arriba en lo alto, y Bernabé casi no cabía en sí de puro encomio de la región tan hermosa.

8. Pero Yo le amonesté: «¡No se puede negar que esta región observada desde esta altura tiene su gracia - eso a causa de la impresión general… Pero figúrate ahora muy cerca de cada cosa individual que aquí ves en el conjunto, ¡y pronto te cansarás de la belleza de esta región!

9. Sólo lo que es del alma y del espíritu es verdaderamente y eternamente bello. Si ahora te gusta el aspecto de esta región sólo en su conjunto y con su juego de colores tan gracioso, esto demuestra que todavía encuentras mucha más satisfacción en la materia y sus formas que en lo espiritual… pues lo espiritual representa las formas rígidas como si se tratara de una escritura voluminosa. - Bueno… cuando tú seas capaz de ver, de leer y de percibir todas estas formas con tu visión espiritual interior, entonces también tú podrás decir como David: “Oh, Señor, ¡que grandes y magníficas son todas tus Obras! ¡El que las aprecia se complace en ellas!”.

10. La verdadera observación de todas las Obras de Dios es ver las mismas con los ojos del espíritu, de lo que luego el alma saca su verdadera comprensión, porque únicamente esto produce al hombre la verdadera alegría que ya no es perecedera - la que siempre y eternamente seguirá siendo propiedad del alma. Y si luego también quieres ver el mundo espiritual, al principio sólo lo verás espiritualmente mediante la comprensión de las formas de este mundo, y luego cada vez más por el reconocimiento de las diferentes actividades, aspiraciones y relaciones mutuas de estas formas - las que ahora ya te agradecen mucho sin reconocerlas más profundamente.

11. La visión espiritual al principio sólo es un reconocimiento de las exteriores y las interiores relaciones análogas; pero si luego con un ánimo puro lo más libre de todo pecado uno actúa en el amor puro a Dios, y a partir de este también al prójimo, entonces el reconocimiento y la comprensión se transforman en una visión clara; con lo que al vidente suministra la prueba que en su interior se ha hecho uno solo y que ha logrado el verdadero Renacimiento de su espíritu y la Resurrección del alma de la tumba de la materia. - ¿Me comprendes bien?».

12. «Oh Señor, y verdaderamente mi Dios…», respondió el patrón, «si comprendiese todo esto correctamente en toda su profundidad, ¡seguro que yo sería uno de los hombres más felices de esta Tierra! Pero con mi comprensión estoy todavía muy atrasado - aunque haya percibido una idea básica de lo que Tú en realidad has querido decirme verdaderamente. Mi hija Elisa, la que de todos modos tiene cualidades de vidente de espíritus, seguramente habría comprendido tu Explicación mejor que yo; aun así ¡que sí he entendido algo! Uno debe tener mucha habilidad para que en las formas exteriores se encuentre las correspondencias interiores puramente espirituales, y comprenderlas correctamente en sus relaciones innumerables. - Señor, ¿podrías Tú darme una idea más clara de eso por medio de una imagen adecuada?».

13. Dije Yo: «Sin duda, pues, ¡escúchame!».


Capítulo 267. Las correspondencias entre la materia y el espíritu.

1. (El Señor:) «Cuando tú y tus amables vecinos habíais llegado a esta región, no habíais hallado otras cosas que piedras y madera. Sin pérdida de tiempo pusisteis vuestras manos a la obra y acumulasteis lo mejor y el material más apropiado. Luego volvisteis sobre vosotros y reflexionasteis mucho según qué reglas de la arquitectura debíais unir el material hallado… hacer una cabaña o incluso una vivienda.

2. Pero cuando reflexionabais aún más profundamente, se os presentaban imágenes de las que elaborasteis un plan, según el cual luego empezasteis a construir una y otra casa, de modo que en vuestro valle montañoso pronto estaban edificadas varias casas bien graciosas. Si no hubieseis hallado materiales útiles para la construcción, a base de vuestra inteligencia interior nunca habríais podido diseñar un plan que espiritualmente correspondía al material; pero como pronto lo habíais hallado, también hallasteis una imagen de la casa habitable correspondiente al material, con lo que montasteis el material de tal manera que entonces representaba una imagen diferente de la que al principio tuvisteis delante de vosotros.

3. A pesar de que eso solamente es una imagen material, aun así es el principio para enseñar al ser humano las primeras nociones de las correspondencias entre la materia completamente cruda y lo que el espíritu puede hacer de ella. El hombre que ha apreciado y asimilado esto, ya puede avanzar más fácil y más profundamente, con lo que es verdad que: El que busca, hallará; el que pide recibirá, y al que llama, se le abrirá…

4. Mira, cuanto más espiritualmente educados están los hombres en cualquier parte, tanto más ordenadas y mejor realizadas en su belleza son también sus obras y sus productos. ¿Por qué eso? Porque con ellos el alma ya está en unión más estrecha con su espíritu. Pero cuanto más estrecha e íntimamente el alma se une con su espíritu –que viene del Corazón de Dios– tanto más alto ascenderá también el alma en el orden del conocimiento y de la consciencia, y siempre hallará más y más correspondencias entre materia y espíritu. Así se comprende fácilmente que un hombre muy adelantado en la ciencia de las correspondencias entre materia y espíritu, también sabrá cómo de la mejor manera puede servirse de la materia. En la mayoría de los casos este caso de bienaventuranza feliz sólo se dará en el Más Allá con las almas perfeccionadas y renacidas en su espíritu, pues a estas allá nada ya les resultará imposible de realizar. - ¡Dime, si ahora me has comprendido un poco mejor!».

5. «Sí, Señor mío y Dios en Ti mismo», dijo el patrón, «¡ahora ya empiezo a entenderlo mejor! Los pueblos antiguos, como por ejemplo los egipcios, deben haber sido muy versados en la ciencia de las correspondencias, porque todavía hoy día sus obras muestran un orden del que ahora en nuestra época casi nadie ya puede hacerse una idea justa».

6. Dije Yo: «¡En efecto! - Porque únicamente la viveza espiritual muestra al alma cada vez más orden y le enseña a reconocer y escudriñar las relaciones entre la materia y más materia, entre materia y sustancia, entre sustancia y alma, y entre alma y espíritu; de modo que por fin el espíritu penetra todo, y todo le debe servir en el Orden más alto y más profundo posible».

7. «Ahora ya lo comprendo más claramente y espero que con el tiempo lo entenderé aún mejor», dijo el patrón. «Pero ahora tengo todavía una pregunta: Pues mira, yo conozco la Escritura y en ella he leído muchas veces de ángeles de Dios donde se supone que son espíritus sumamente puros... ¿Son estos, acaso, aquellos espíritus que deben unirse con nuestras almas para estas de esta manera lleguen a hacerse idénticas a Dios?».

8. «De vez en cuando, en una mínima parte, esto sucede así, si mi Orden por razones muy especiales lo prevé así», dije Yo; «sólo que esto sucede muy raras veces. Lo que sí sucede frecuentemente –y en lo sucesivo pasará con aún más frecuencia– es que también muchos ángeles tendrán que encarnarse, al igual que Yo mismo como Espíritu más alto de Dios lo hago ahora, para que de este modo puedan convertirse en verdaderos hijos de Dios.

9. Pero en este caso estos ángeles mismos escogerán un alma justa que nunca había pasado por el camino de la carne y la darán a cualquier madre pura. Luego estos ángeles –conforme a su Luz y su Fuerza– cuidarán para el desarrollo y la formación justa de la Vida para que tal alma se fortalezca para la unión eterna con ellos.

10. Ahora bien, aunque esto de momento aún no lo comprendas, ya vendrá el tiempo en que también tú comprenderás tales secretos del Cielo. - Pero ahora debemos volver a tu casa porque a uno de tus vecinos ha ocurrido una desgracia y debemos dirigirnos allí para arreglar este asunto».

11. El patrón estaba de acuerdo y descendimos de la altura. De modo que pronto estuvimos en el lugar del accidente.


Capítulo 268. La curación del vecino picado de la serpiente venenosa. El vino maravilloso.

1. Cuando estuvimos delante de la casa del vecino víctima de un accidente, salieron su mujer y sus hijos y nos pidieron por auxilio.

2. Pero Yo les dije: «¡Volved a entrar sin preocupación porque ya le he ayudado!».

3. La mujer y los hijos querían volver a entrar rápidamente en la casa pero el padre de familia ya vino a su encuentro, completamente sano. Resulta que antes, descalzo, él había pasado por los matorrales donde le había mordido una víbora venenosa. En seguida el pie se hinchó fuertemente y el vecino estaba en peligro de perder su vida; por eso Yo vine y le curé.

4. Cuando salió para agradecerme, Yo le dije: «¡La próxima vez cuando tengas un trabajo en los matorrales no te ahorres tus zapatos! De todos modos, de ahora en adelante, ¡en esta región ya no se arrastrará ni una sola de estas víboras! - ¡Amén!».

5. Después volvimos a la casa del patrón, donde los discípulos y el almuerzo ya nos estaban esperando. Esta vez el almuerzo era muy abundante, sólo que no había mucho vino. Por eso el patrón me preguntó, si debía volver a servir el zumo de arándanos.

6. Y Yo le dije: «¡Haz hoy como ayer en la tarde, y tampoco tendremos escasez de vino!».

7. De modo que hizo que llenaran los cántaros grandes de agua. Y Yo quise - y el agua se hizo vino...

8. Como esta vez también algunos vecinos estaban invitados a la mesa de Bernabé, uno de ellos observó: «¡Yo diría que para huéspedes tan extraordinarios tu vino de arándanos que es muy bueno y fuerte sería bastante más conveniente que el agua más pura!».

9. «Pero querido vecino, eso lo sé tanto como cualquiera de vosotros», le respondió el patrón. «Pero también sé que desde la mañana hasta ahora habéis platicado con los discípulos, con lo que también os habrá quedado claro Quién, en realidad, es este Maestro de todos los Maestros, y que nada Le resulta imposible hacer. Y así también debéis haberos enterado de que Él no sólo ayer aquí sino también en varios otros lugares en Galilea sólo por la Bendición de su Voluntad ha transformado el agua en el mejor vino, pues luego siempre los huéspedes asombrados obtuvieron el mejor vino... Por lo menos a mí, anoche, uno de los discípulos me ha confiado que su Señor y Maestro ya varias veces lo ha realizado. ¿No os han dicho los discípulos algo acerca de esto?».

10. Dijo el vecino que antes había mencionado lo del vino de arándanos: «Sí, de eso los discípulos nos han contado algo; pero como sabemos exactamente Quién es este Señor y Maestro, nosotros como pecadores no nos atrevíamos a pedirlo a este Santo del Jehová. ¡Ahora ya estamos completamente convencidos de que el agua traída ya está transformada en el mejor vino! ¡Por eso comprended mi preocupación un poco demasiado imprudente acerca de ese vino de arándanos!».

11. «Todo ya está bien», respondió el patrón, «¡de modo que comed y bebed a pedir de vuestra boca!».

12. Pues comimos y bebimos según nos pidió el paladar, y durante este almuerzo se hablaba mucho de diversas cosas buenas - como también era el caso en muchas otras ocasiones parecidas.

13. Cuando ya estábamos casi dos horas sentados en la mesa conversando, se presentó otro vecino que vivía un poco más lejos, por lo que aún no se había enterado de mi presencia. Este entró con cara desesperada en la casa del jefe de la aldea y exclamó: «¡Bernabé, Bernabé, estamos perdidos! No sé cómo esto ha ocurrido, ¡pero efectivamente es así que nuestro único camino necesario para llegar a Nahim ya no existe! Se llega a una especie de barandilla obrada desde la cual se ve abajo a una profundidad que espanta. Desde allí sólo un pájaro podrá bajar, ¡pero ningún ser humano! No conozco otra bajada dado que esta montaña en todo su contorno sólo tiene paredes muy escarpadas. ¿Qué haremos ahora cuando necesitaremos sal? Mi provisión está terminada y la vuestra tampoco tardará en terminar. ¿Qué haremos después? - Y ¿quién nos habrá gastado esta mala broma?».

14. «¡No te inquietes!», dijo el patrón. «Aunque hasta ahora aún no hayas hallado un acceso mejor, ¡aquí hay otros hombres que conocen un camino mucho más cómodo - un camino que también nosotros tomaremos en el futuro! Pues aquí ves huéspedes forasteros conmigo que son maravillosos, y estos ya conocen el mejor camino y nos lo mostrarán. Sin embargo, a partir de ahora ya no tendremos que tomarlo tantas veces porque el Maestro –este Maestro de todos los Maestros del mundo– nos va a mostrar en esta misma montaña nuestra una sal todavía mejor que la de Nahim... Y ahora, ¡siéntate y come y bebe con nosotros!».

15. No hacía falta que esto se lo dijeran dos veces pues en seguida se sentó a la mesa y comía y bebía con nosotros, y estaba muy sorprendido de la buena calidad y del gusto tan extraordinario del vino. Por eso preguntó al patrón, dónde lo había conseguido.

16. Y el patrón le respondió: «Mira, allí está el Maestro de los Maestros. Pues está sentado a la mesa, junto con nosotros. Como ves, Él también ha curado a mi hija Elisa, en un solo momento, sólo por su Palabra todopoderosa, tal como la ves sentada aquí a mi lado. También nos ha transformado el agua en este vino maravilloso, y de la misma manera también se ocupará para que tengamos una sal propia. ¡Dime, si todavía tienes miedo ante el hecho que este verdadero Señor y Maestro mediante su Palabra todopoderosa para todos los tiempos nos haya obstruido aquel acceso que siempre era muy peligroso… y que en cambio nos haya abierto otro camino escondido y más cómodo, en el cual incluso podremos llevar nuestros animales domésticos que nos hacen falta, y eso sin el menor peligro! - ¿Estás conforme con eso?».

17. Dijo el vecino que vivía lejos: «Si es así, de lo que ahora ya no dudo, entonces consta que eso del nuevo acceso es muy bien para nosotros; pues desde hace mucho tiempo tengo miedo que un día los habitantes de Nahim por fin nos descubran y nos traicionen a los romanos o a los judíos de Jerusalén, lo que seguramente no nos redundaría en un bien. De esta manera podremos todavía durante mucho tiempo disfrutar de las bendiciones de este extraordinario valle altiplano sin tener que pagar un tributo a esos viles derrochadores. Pero ahora me gustaría saber más detalles sobre este taumaturgo... ¡Tened la bondad y decidme algo!».

18. «¡Dejemos esto por el momento!», respondió el patrón. «Durante un buen tiempo este Maestro divino permanecerá todavía con sus discípulos entre nosotros, ¡de modo que ya se dará una ocasión conveniente en que podrás llegar a conocerle!».


Capítulo 269. El camino justo y la sal justa.

1. Dije Yo: «¡Escuchad! ¡Ahora después de haber fortificado nuestros miembros con comida y bebida vamos a levantarnos de la mesa y vamos a ver dónde se encuentra el acceso nuevo que lleva abajo a Nahim! Y si estáis conformes que también durante el sábado se puede hacer el bien, entonces voy a mostraros la salina muy abundante de esta montaña. A todos que estáis aquí os invito a acompañarme; pues lo que voy a mostrar y daros debe ser un bien común de todos los que viven en esta altiplanicie».

2. Acto seguido nos levantamos y fuimos un buen trecho de camino valle arriba y más valle hacia dentro. Luego llegamos a una pared de roca, la que desde el suelo en la altura de un hombre tenía una hendidura, a la que se podía llegar fácilmente sobre algunas rocas colocadas en este lugar. De esta manera estábamos pronto en la abertura muy espaciosa, detrás de la cual se presentaba una cueva grande en forma de gruta.

3. A eso Yo dije a los acompañantes: «Ved, ¡pasad cómodamente por esta cueva - pues no vais a incurrir en el menor peligro! ¡De modo que me sigáis y os convenzáis vosotros mismos! Sólo hacia el final la cueva resulta un poco más estrecha; pero de todos modos tiene todavía una anchura que permite que un buey pueda pasar fácilmente por ella. Es evidente que el interior del pasaje resulta un poco más oscuro que aquí; pero a pesar de eso entra todavía luz suficiente para que cada uno de vosotros pueda fijarse bien donde tiene que poner sus pies».

4. Luego caminamos sin inconvenientes ni molestias por la cueva, y cuando salimos de la misma al aire libre, se nos presentó una cuesta escasamente cubierta de hierbas y de musgo, donde se podía bajar fácilmente y sin peligro hasta llegar a la llanura, la que sin duda tenía un aspecto desértico; lo que, sin embargo, no dejó de ser ventajoso porque esta llanura era muy poco frecuentada… y por eso nuestros habitantes del valle altiplano podían descender al valle situada más profundamente, sin ser observados…

5. Cuando Bernabé y todos los que nos acompañaban lo veían, se arrodillaron ante Mí y exclamaron: «Oh Señor, ¡te agradecemos todo desde la profundidad de nuestros corazones; pues con eso, al mostrarnos este camino nuevo y seguro, Tú nos has dado un bien indeciblemente grande porque nos has salvado del gran tormento que nos producía el anterior camino tan horrible!».

6. Pero Yo les mandé que se levantasen y les dije: «Igual que aquí os he mostrado a tomar un camino nuevo, seguro y también más cómodo, también os muestro a todos un camino únicamente verdadero, bueno y seguro para la Vida eterna.

7. En pocas palabras este camino seguro y verdadero para lograr la Vida eterna es el siguiente: ¡Sed pacíficos y humildes de todo vuestro corazón! ¡Amad a Dios sobre todo, y cada uno ame a su prójimo como a sí mismo!, porque en esto consisten toda la ley y todos los profetas... ¡Tened fe en que Yo soy Aquel que era prometido de Dios y anunciado por los profetas, y habréis abierto la puerta y el camino al Reino de Dios que ahora ha venido a vosotros - igual que ahora os fue abierto y mostrado otro acceso desde este valle altiplano hacia abajo a la llanura baja de la Tierra!

8. Se entiende de sí mismo que todas las leyes de Moisés están incluidas en estos dos Mandamientos de Amor, pues el que ama a Dios sobre todo, sin duda alguna evitará todo lo que es pecaminoso pues no pecará contra uno u otro de estos dos Mandamientos de Dios. Y aquel que ama a su prójimo como a sí mismo no le desea mal, y menos aún le hará mal.

9. Y si estas Palabras mías las tomáis a pecho y actuáis según ellas, eso, entonces, es la sal justa de la Vida; y por eso también voy a mostrar y daros una sal natural. Por eso, vamos pues de aquí para volver a vuestro valle, donde en un rincón todavía completamente desconocido a todos vosotros hallaremos una sal buena y pura. ¡Vámonos pues!».

10. Todos me agradecieron con fervor verdadero y nos pusimos en el camino de regreso.


Capítulo 270. La roca de sal. La cena maravillosa y bendecida.

1. Cuando estábamos de nuevo delante la pared de roca en el valle, todos pusieron marcas de allí hasta las casas más próximas, para que en el futuro hallaran esta salida más fácilmente. Luego nos fuimos en dirección opuesta hacia donde vivía el vecino más lejano. Este tenía su casa en una colina bastante alta, a una distancia de media hora de camino de las otras casas.

2. Nada más llegar allí, Yo dije al propietario de esta casa: «Mira, exactamente en la dirección donde pronto va a ponerse el Sol, ves en poca distancia de aquí una blanca pared rocosa de una dimensión importante, pues esta pared consiste completamente de sal pura, la podéis utilizar sin previa purificación. Sólo que de esta sal debéis tomar un poco menos para vuestras comidas, porque es más concentrada que la de Nahim, aunque ambas –en mucha profundidad– sean del mismo origen. ¡Quien de vosotros quiera ir allí, que vaya y traiga una muestra!».

3. En seguida el propietario de esta casa se ofreció, porque con pies ágiles se necesitaba apenas un cuarto de hora para llegar allí. Se llevó una pala y un recipiente, y con facilidad soltó varias piezas de la pared; llenó el recipiente y nos lo trajo. Todos probaron la sal y la encontraron extraordinariamente buena. Luego volvieron a agradecerme. Yo bendije esta casa situada en aquella colina y luego todos nosotros regresamos; también el vecino que habitaba tan lejos nos acompañó, y junto con él su mujer y algunos de sus hijos ya adultos.

4. Cuando de nuevo llegamos a la casa de Bernabé, todos los habitantes de la aldea ya nos estaban esperando, y en voz alta se felicitaban a sí mismos de volver a verme y de tenerme entre ellos.

5. Y el vecino al que Yo al mediodía había curado de la mordedura de la víbora, con voz alta gritó: «¡Hosanna en estas alturas a Aquel que ha venido a nosotros! He aquí ahora se halla el verdadero Jerusalén nuevo del cual ya ha presagiado un profeta, ¡porque el viejo y mal Jerusalén pronto va a sucumbir!».

6. Todos repitieron esta máxima y eso con un entusiasmo y una fuerza vocal, que las muchas paredes altas que circundaban el valle resonaban esta máxima en mil ecos. Los habitantes que todavía desconocían tal fenómeno natural, pensaban que tan sólo por eso Yo ya debía ser un hombre de supremo Espíritu porque incluso los espíritus del aire y de las montañas habían unido su voz alta para elogiarme.

7. Pero Yo mismo les expliqué este fenómeno y ellos aceptaron mi explicación con gran agradecimiento. A eso volvieron a ensayar sus voces fuertes y recibieron el mismo efecto reactivo aún sin el “Hosanna”.

8. A eso todos tenían fe y dijeron: «Únicamente Tú dices la Verdad; pues uno del Templo ya nos habría lapidado si no hubiéramos creído que eso hayan sido verdaderos espíritus del aire y de las montañas».

9. Pero Yo pregunté al patrón cómo iba a aprovisionar con una cena a todos estos huéspedes, unas doscientas personas.

10. Pero el patrón dijo: «Señor, todo lo tengo será preparado para los huéspedes, ¡sólo temo que difícilmente será suficiente para todos!».

11. A eso Yo le dije: «¡Entra pues y verifica lo que tienes!».

12. En seguida el patrón entró en su casa y comprobó que todas sus despensas estaban repletas de pan, vino, leche, miel y pescados frescos. Además, todavía había una gran cantidad de la harina mas fina para panecillos y para otras comidas.

13. Pronto volvió, se golpeó el pecho y dijo: «Oh, ¡esto ya pasa todas las medidas! Yo sé perfectamente todo lo que antes tenía en mis despensas, pues había apenas bastante para mi necesidad doméstica, ¡y ahora rebosa todo! ¡Esto es otra Obra tuya, Señor! Pues ¡ahora puedo preparar comida para miles de huéspedes, y no sólo para doscientos! Pero, ¿de dónde vamos a tomar tantos cocineros? ¡Los queridos vecinos deben ya poner hoy las manos a la obra, porque mi gente y mi familia no lo terminarían antes de mañana!».

14. Al oír eso, las mujeres y las hijas de los vecinos se fueron a toda prisa a la gran cocina y se pusieron a trabajar… y así consiguieron preparar una gran comida dentro de una hora.

15. Aunque la comida estaba preparada, pero ahora se mostró otro inconveniente, pues el patrón no tenía suficientes mesas y bancos, y sus cuartos eran demasiado pequeños para dar cabida a doscientos huéspedes. En pocas palabras: le faltaba mucho para semejante acontecimiento. Por eso se dirigió a Mí, y me pidió por un consejo qué debía hacer.

16. «Querido amigo Bernabé, ¡de una manera natural ahí no podremos hacer mucho!», le dije. «Si en esta colina en esta altura no hiciera tanto frío, podríamos sentarnos al aire libre. Pero las tardes y noches ya resultan tan frescas y oscuras que no es conveniente comer al aire libre. Consta que en un corral de ovejas caben muchos borregos pacíficos; pero como también te faltan bancos y mesas, nos vemos aquí en varias dificultades. Y, sin duda, también la iluminación en tu casa será un poco escasa. De esto estoy consciente… A pesar de eso ya hallaremos medios por los que todos nosotros estaremos bien alojados. ¡Asegúrate en la casa cómo está la situación con las mesas y con los bancos, y luego vuelve para decírmelo!».

17. Enseguida el patrón entró en su casa, examinó todo y pronto volvió lleno de admiración. Y Yo le pregunté cómo lo veía.

18. Otra vez lleno de sorpresa Bernabé respondió: «Oh Señor, Tú que eres todo Bondad, ¡sólo ahora comprendo con toda claridad que a Ti nada es imposible! Los cuartos, hacia atrás, han sido ensanchados por más de la mitad… Hay mesas y bancos más que suficientes, y también hay una iluminación preciosa pues no hay escasez de lámparas bonitas. En todas las mesas ya están servidas las comidas y nos están esperando. De modo que yo, pobre pecador, pienso que ya podemos entrar en los cuartos y disfrutar de la cena maravillosa».

19. Dije Yo: «Sí, ¡eso es lo haremos ahora! ¡Seguidme todos, pues en vosotros he hecho una cosecha buena!». 20 Acto seguido Yo fui delante y todos me siguieron. Y, en el mejor orden, pocos momentos después todos estaban sentados a las mesas. 21 Pero antes de que alguien tomase un bocado a la boca, el patrón se levantó y habló: «¡Escuchadme, queridos vecinos míos! Esta cena es una verdadera comida divina en el paraíso que se perdió por la culpa de los hombres. El gran Dios santo y Señor nos lo ha devuelto Él mismo. Oh milagros de todos milagros, ¡ahora Él está sentado en Persona entre nosotros y Él mismo nos ha preparado esta verdadera comida paradisíaca! Por eso, esta cena es altamente santa y bendita... Pero nosotros somos pecadores - y aun así, como indignos, queremos disfrutar de esta cena... Por eso rogamos todos antes al Señor, que nos perdone nuestros pecados para que luego nos tenga por un poco más dignos de tomar con Él esta cena sagrada. Y por eso levantaos y hablad conmigo: Oh Señor, Tú que eres Maravilloso, ¡perdónanos nuestros pecados para que nos hagamos un poco más dignos de estar a la mesa Contigo!». 22 Acto seguido Yo dije: «Yo soy un Médico y vengo para curar a los enfermos. Pero un pecador también es un enfermo, con lo que vosotros también erais enfermos en alma y cuerpo. ¡Es por eso que Yo os he visitado! Y como os he curado completamente, ahora ya no sois pecadores. ¡Sentaos pues alegremente y comed y bebed a pedir de boca! Tus palabras, mi querido Bernabé me han ocasionado una verdadera alegría, ¡y por eso todos vosotros vais a percibir aún más Magnificencia de Dios en Mí que hasta ahora! - Y ahora ¡comed!». 23 En seguida todos se sentaron, me dieron las gracias y empezaron a comer y beber con un gran apetito, incluso Yo y los discípulos. Durante la cena se hablaba muy poco; sólo después de terminarla todos los huéspedes vecinales se levantaron, pusieron sus manos sobre el pecho y en voz alta me agradecieron por esta buena cena paradisíaca. Cuando terminaron su agradecimiento pensaban volver a sus casas; pero Yo los invitaba y les sugerí que permaneciesen todavía un poco para conversar todavía un poco sobre los acontecimientos de este pasado sábado tan memorable.


Capítulo 271. Modestia, afabilidad y humildad. La vía del justo medio.

1. A eso uno entre los vecinos dijo: «¡Oh Maestro y Señor! Si uno en su ánimo está lleno de miles y miles de pensamientos sobre Ti, sobre tus Hechos y sobre tu Doctrina… y cuando todavía tardará mucho tiempo hasta que uno en sí mismo pueda llegar a un desasosiego en toda tranquilidad, entonces lo de conversar resulta muy difícil, dado que no se sabe por donde empezar ni terminar. Además, aquí cuenta mucho que precisamente Tú mismo estás aquí presente - Tú que sin duda alguna conoces cada uno de nuestros pensamientos antes de que este haya surgido en nosotros y antes de que nosotros lo hayamos percibido… ¿De qué podemos hablar y conversar en tu Presencia personal? Si Tú quieres todavía hablarnos de algo, nos gustaría escucharte, tanto tiempo como sea, ¡pero nuestra elocuencia dejaría mucho de desear!».

2. Pero Yo dije: «¡Escuchad! La modestia es una buena virtud y es muy recomendable para los seres humanos, aunque ser demasiado modesto con frecuencia no resulta prudente, porque esto ayuda al prójimo a superestimar sus aptitudes y facultades –con lo buenas que fueran– y, poco a poco, esto incluso despierta en él el orgullo, lo que es bastante mal. Pero consta que Conmigo eso nunca puede ser el caso, pero sí, fácilmente con otros prójimos presentes.

3. Ved, la modestia muchas veces excesiva de hombres por lo demás muy honrados y honestos ante aquellos que los superaban en talento y aptitudes especiales… y su admiración y veneración tributadas por parte de los hombres modestos, al fin ha contribuido a que aquellas personas orgullosas se hicieran regentes e incluso tiranos muy arrogantes, y así también se ha formado el sacerdocio prepotente. Por eso debéis observar también la medida justa en la aplicación de las buenas virtudes, como la humildad, la afabilidad y la modestia, pues de lo contrario vosotros mismos formaríais tales hombres que después os harían sufrir bajo su dureza.

4. Yo sé muy bien que mis Hechos y mis Palabras os han tomado un poco el valor de hablar sobre Mí; pero esto no importa mientras en vuestros corazones creáis que Yo soy Aquel que fue prometido por la boca de los profetas de Dios - eso, en primer lugar, a los judíos y luego, por estos, a todos los pueblos de la Tierra.

5. Si vosotros de esto tenéis una fe viva y en vuestra actividad observáis mi Doctrina y mis Mandamientos fáciles, entonces acogeréis también mi Espíritu, y por medio del mismo realizaréis hechos mayores que las que Yo acabo de hacer ante vosotros; porque una vez que seáis niños del Uno y el mismo Padre en el Cielo, entonces sois también herederos de su Perfección - lo que es vuestra vocación... Entonces también podréis actuar y obrar como ahora estos discípulos míos ya son capaces de hacer y actuar - caso que sea necesario. Sabiendo esto ahora, ya podéis también hablar sobre Mí sin miedo ni respeto como ante estos discípulos míos.

6. Pues, si la realización de algo así nunca fuera posible, seguro que Yo no tendría discípulos Conmigo - para que sean tan perfectos como lo es el Padre en el Cielo y en Mí, porque sin duda alguna no necesito servidor alguno, dado que Yo mismo puedo servir a todos los seres humanos, pues también siempre les estoy sirviendo. Caso que Yo quisiera tener seres que me sirviesen, sólo necesitaría quererlo e instantáneamente estarían a mi disposición ejércitos innumerables de ángeles más poderosos que obedecerían a mis señales. De eso ya podéis concluir infaliblemente que Yo sólo he aceptado discípulos para que ellos aprendan de Mí todo lo que Yo mismo sé hacer, y que Yo por el mismo motivo he venido a vosotros… ¡Decidme ahora, si aún no os atrevéis a hablar ante Mí!».


Capítulo 272. El lenguaje simbólico de los profetas.

1. Dijo el vecino que vivía más lejos: «Oh Señor, ¡ahora ya nos atreveríamos a hablar, si tan sólo supiéramos el qué! Además, lo que es fácilmente comprensible, estamos colmados de pensamientos sobre todo lo que hoy hemos oído, visto y experimentado. Por mi parte, si me fuera permitido preguntarte algo, esto consistiría en que Tú nos dijeras qué sucederá de nosotros después de la muerte segura de este cuerpo.

2. ¿Mantendrá el alma pura su consciencia, o sólo volverá a despertarse a la consciencia tras la resurrección de la carne, anunciada por los profetas? Dicen que esta resurrección general tendrá lugar en el día del juicio (Tres expresiones que se refieren a lo mismo: “El día del juicio”, “el juicio final”, “el día más reciente”.)… pero cuándo este día llegará, esto es completamente indefinido... Pues se dice que en este día de horror, en el Cielo las almas que ante Dios son justas recibirán su premio eterno, pero los pecadores tendrán su castigo eterno en el infierno...

3. Todo esto, en realidad, son doctrinas con las que mi ánimo y mi juicio nunca han podido familiarizarse verdaderamente. ¿Cómo hay que interpretar esto según la verdad, o acaso todo acontecerá literalmente al pie de la letra?

4. Si todo eso sucede literalmente así, ¡entonces el destino de la humanidad será muy triste! Ahí, con semejantes circunstancias, habría resultado mil veces más conveniente si uno nunca hubiese nacido, ni nunca haber habido seres humanos. ¡Cuántos miles veces miles de hombres no tienen la menor idea de nuestra Doctrina, pues son paganos obscuros, y su destino inmerecido será el castigo eterno en el fuego horrible del infierno!

5. Realmente, cuando observo atentamente la Sabiduría, el Amor y la Bondad de Dios, entonces semejante Disposición definitiva referente la finalidad del ser humano me parece ser casi imposible. Tú, Señor, sin duda alguna podrás darnos una mejor explicación sobre este asunto; pero si eso realmente fuera así, ¡entonces nosotros, los seres humanos, seríamos verdaderamente las criaturas más desgraciadas en toda la Tierra!».

6. «Queridos míos», dije Yo. «Por el momento es difícil explicaros este asunto con pocas palabras; pero todo eso ya se lo he explicado detalladamente a mis discípulos, y estos ya os lo explicarán a vosotros.

7. Lo que los profetas han escrito de esto por su inspiración interior, esto lo han escrito en imágenes que son analogías de las puras verdades ocultas en ellas. Por eso, el que comprende la antigua Doctrina de los símbolos, pronto va a entender todo lo que significan las imágenes de los profetas.

8. Vosotros nunca habéis oído hablar algo sobre las correspondencias, y por eso de la Escritura sólo conocéis el sentido natural - y eso a grandes rasgos. En las imágenes de la Escritura de los profetas siempre hay un sentido triple: en primer lugar, el espiritual según la naturaleza; en segundo lugar, el puramente espiritual, y en tercer lugar el puramente celestial de por el Corazón de Dios.

9. Conforme el primero se defina la vida moral del ser humano, de modo que como ser natural –tras una educación justa– piensa y actúa de manera que no se quede apegado a la materia… que se aparte de la materia, utilizándola únicamente para penetrar cada vez más profundamente en lo puramente espiritual. El que hace esto –si ha recibido una formación correspondiente– pronto descubrirá la analogía entre materia y espíritu; y una vez que el hombre haya descubierto esta analogía, a partir de lo espiritual pasará a lo celestial - o sea, a lo puramente espiritual. Desde allá ya resultará más fácil pasar a lo celestial puramente divino. Y únicamente entonces al hombre le quedará perfectamente claro qué, en el fondo del fondo, la Escritura de los profetas contiene claramente como contenido manifiesto de las Escrituras de los profetas.

10. Pero aquel que en la Escritura toma las meras imágenes ya por todo, él demuestra que él mismo todavía es mera materia que se encuentra en el juicio –pues debe encontrarse en el juicio– porque conserva el juicio de la materia durante toda su vida terrenal en su consciencia y en su sentimiento. Como abriga esta imaginación, vive en aflicción y miedo continuo a caer con su alma después de la muerte en aquel estado material con el que la Escritura representa figuradamente el estado de la materia.

11. Afirmo a todos vosotros que en el Más Allá todo es diferente de como lo representan las imágenes de la Escritura.

12. Las palabras de la Sagrada Escritura se asemejan a la cáscara de un huevo que contiene tres cosas: la clara, la yema y en el centro de la yema, el germen de la vida.

13. Tal envoltura debe existir en todo el mundo material donde haya algo… para que lo más interior, lo Divino, nunca pueda ser contaminado por nadie. Pero como en todas partes en todo lo natural existe lo espiritual, lo celestial y lo divino –lo que evidentemente prueba la omnipresencia de la Voluntad divina– por eso existe también una relación entre todo lo que se encuentra en el mundo, en el Reino espiritual, en el Cielo, y, finalmente, incluso en Dios mismo.

14. Mis discípulos que ahora ya tienen muchos conocimientos, durante mi permanencia entre vosotros ya os van a demostrar detalles más claros, y en muchas ocasiones os van a probar que son mis discípulos - salvo uno que hasta ahora aún no ha entendido mucho a causa de su corazón codicioso siempre todavía ávido de ganar cosas mundanas. Pero los demás once discípulos y el escribiente Mateo ya se han hecho hombres versados y dotados de la Sabiduría divina, y vosotros podréis aprender mucho de ellos; ¡escuchadles, pues!».

15. A eso Pedro dijo: «Señor, tu Testimonio divino supera a todos los testimonios de este mundo; ¡sólo que nosotros en realidad todavía carecemos de mucho para hacernos dignos de vuestra atención!».

16. Pero Yo le dije: «En el mundo entre los hombres no existe dignidad alguna, salvo la de ser imágenes de Dios, y precisamente esta es la razón por la que el ser humano debe amar y respetar a su prójimo. Si alguien oye mi Palabra, tiene fe en ella y actúa conforme Yo enseño, ¡entonces también merece que Yo le emita un testimonio digno! Porque para el que da testimonio de Mí, también Yo soy un Testigo muy valioso ante mi Padre en el Cielo de toda Vida. Pero si a alguien doy un testimonio ante el mundo, no lo hago para elogiarle ante el mundo, sino sólo manifiesto así que la Verdad divina está en él. Y siendo así, ¡ya podréis soportar mi Testimonio!».


Capítulo 273. La codicia de Judas Iscariote.

1. A eso todos los discípulos me agradecieron, salvo uno, lo que Tomás en secreto le reprendió mucho.

2. Este discípulo, Judas Iscariote, dijo: «Yo Le agradezco en silencio por todo lo que he recibido; pero según su propio Testimonio habéis recibido más que yo, por lo que también es justo que al Señor deis las gracias por lo que habéis recibido más. Vosotros ya sois capaces de realizar mucha clase de milagros, mientras que yo no logro hacer ni uno solo, aunque yo creyera mucho en que lo lograría bien, ¡pero vosotros ya lo conseguís casi todo! Por eso, por lo que aún no he recibido, tampoco puedo dar las gracias, sino solamente puedo pedirlo... Verdad es que en silencio ya he rogado muchas veces por eso, pero con excepción de comida, bebida e instrucción aún no he recibido nada… por lo que sólo he de dar las gracias por esto, pero ni mucho menos por un don de realizar milagros... ¡Comprendedme - si queréis comprenderme!».

3. Verdad es que Judas había hablado estas palabras más bien en voz baja, pero aún así los demás discípulos y Yo le habíamos entendido bastante bien.

4. Y Yo le dije: «Tú, Judas Iscariote, tienes completamente razón si no me agradeces por lo que tú no has recibido con tanta abundancia como los demás discípulos. Pero cuando hace algunas lunas una vez os envié delante de Mí para preparar a los hombres en Galilea para mi Venida, te había dado el mismo poder de realizar milagros como a los demás discípulos. Pero tú, como hombre codicioso, empezaste a hacer un gran negocio porque cobraste mucho por los milagros que tú realizaste. Así, en pocas semanas, ganabas una gran cantidad de oro y de plata, a los que tu corazón estaba muy apegado... Pero como tu corazón estaba únicamente apegado al mayor excremento de la Tierra y al don de realizar milagros sólo a causa de ese excremento que produjo –pues este era efectivamente el caso contigo–, luego por razones muy sabias este don te fue quitado, ¡pero no la Doctrina! De modo que también tú puedes dar a los hombres una instrucción sobre la Venida del Reino de Dios en la Tierra - si quieres... pero si lo quieres, ¡también puedes dejarlo! Aunque Yo diría que si no te disgusta comer y beber, ¡entonces tampoco sería inconveniente que trabajaras un poco para ti y para Mí!».

5. Dijo Judas Iscariote totalmente consternado: «Esto de todos modos lo hago con gusto, pero los hermanos en general no me dejan. Y como no quiero disputar, ¡simplemente me callo!».

6. «Y otra vez tienes razón», le dije. «Pero sólo hasta el momento en que los hermanos no te permiten de seguir predicando, cuando al fin de tu sermón empiezas a manifestar intenciones sucias... En adelante abstente de eso, ¡y ya podrás predicar sin impedimentos! ¿Para qué vas a pedir limosnas a los oyentes, si Conmigo nadie de vosotros ni un sólo día ha sufrido miseria alguna? Por eso, ¡actúa así como Yo lo quiero, porque entonces lo harás todo correctamente, y nunca nadie te comprometerá en lo que haces! - ¿Me has entendido bien?».

7. «Sí, Señor y Maestro, ¡voy a esforzarme en satisfacer tu Voluntad!», me respondió Judas Iscariote. «Pero, ¡ahora permíteme de salir un poco al aire libre, porque tengo muchas ganas de salir afuera!».

8. En seguida se levantó y salió al aire libre. Pero esto sólo lo hizo porque se sintió descubierto y avergonzado.

9. El patrón me preguntó, cómo era posible que este discípulo que acababa de salir aún no era tan perfecto como los demás.

10. Dije Yo: «Querido amigo, ¡eso viene de su egoísmo ocasional! Según su profesión es alfarero que con esta actividad en los mercados ha ganado mucho dinero. Pero cuando oía hablar de mis Hechos acudió también a Mí, de modo que oía mis Palabras y veía mis Prodigios. Y a eso me pidió que le aceptara como discípulo. Yo se lo permití, y así también él se hizo discípulo mío. Pero él sigue siendo lo que siempre era… un comerciante, y considera el dinero como cosa imprescindible para la vida terrestre. Por eso, en realidad, siempre sólo quiere realizar milagros para él mismo, y hacer que se los paguen, igual que los magos. Pero como eso no debe ni puede ser compatible con mis Hechos milagrosos, por su propia culpa él perdió la facultad ya inherente en él, por lo que ahora siempre es un poco descontento. Por lo demás sabe de todo y es un buen orador, y cuando instruye a alguien sobre Mí y mi Misión como Enviado de los Cielos, entonces sus palabras hacen buen efecto y por eso en este sentido él es igual a los otros apóstoles elegidos de los 72 discípulos que Yo tenía al principio. - Ahora sabes quien es y lo que has de opinar de él».

11. «En este caso se debe respetarle, y aún voy a comentar muchas cosas con él», dijo el patrón. «Pero ahora me gustaría saber qué ha sido de los otros 60 discípulos. ¿Acaso no han llegado a hacerse la idea y formar la voluntad para seguirte en todos los caminos, igual que estos doce, para oír y ver todavía muchas cosas, lo que para ellos seguramente habría resultado en un gran beneficio?».

12. «Ellos han oído y visto tanto que saben exactamente lo que deben hacer para alcanzar la Vida eterna, pues no necesitan más», le respondí. «Pero a causa de sus relaciones domésticas no querían seguirme a todas partes, y por eso de momento los despedí. Pero ya volverán a seguirme en todos mis Caminos porque han adoptado mi Palabra y ahora viven y actúan conforme ella. Ya se sienten impulsados a venir de nuevo a Mí, tan pronto como les sea posible. La mayoría de ellos es de Galilea, como también Yo y estos doce discípulos principales de Mí. - Ahora sabes también esto según la Verdad. Pero si deseas saber algo más, ¡pregúntamelo!».


Capítulo 274. Los esenios y sus prodigios.

1. Dijo el patrón: «Verdad es que todavía me gustaría preguntarte algo; pero te ruego que no me tomes la pregunta a mal».

2. «¡Pregunta por lo que quieras!».

3. «¡Pues bien!», dijo el patrón. «Mira, cuando yo todavía era un levita en el Templo, sucedió que un día a causa de un atraso del pago del diezmo me entrevisté con varios esenios. Estos eran muy amables y me contaban con la mayor aseveración de la verdad que en su templo –que era mayor que aquel de Jerusalén– realizaban las mayores y más importantes obras de milagros.

4. Me contaban que allí se curaba a todos los enfermos, e incluso se reanimaba a los fallecidos. Incluso los elementos y las fuerzas de toda la naturaleza estaban completamente en su poder; y el Sol, la Luna y todas las estrellas debían obedecer a su voluntad. De modo que con ellos el hombre parecía ser un verdadero soberano de la naturaleza - como en otros tiempos lo era el patriarca Adán antes de haber pecado. Con ellos hasta los árboles, las hierbas, las piedras, el agua, el aire y todas las criaturas debían hablar y darles el testimonio de la verdad perfecta. Y si yo no pudiese creer esto, que venga con ellos para convencerme personalmente de todo eso.

5. Ahora bien, mi ocupación que servía al Templo no tenía prisa, porque lo que no se podía terminar dentro de una semana, sin problemas también se podía llevar a cabo cómodamente en la tercera semana. De modo que yo tenía tiempo y acepté la invitación atenta de los dos esenios. Con ayuda de tres camellos de patas ligeras que los dos esenios tenían con ellos llegamos pronto al lugar de nuestro destino. De todos modos el lugar al que mi tarea de recaudación del diezmo me mandaba, no estaba lejos de las instalaciones de los esenios.

6. Pronto los dos me presentaron a su superior, un hombre extraordinariamente amable, que me recibió con mucho amor y no me privó de nada. En efecto, su hospitalidad no dejaba nada que desear. Yo permanecía allí durante ocho días y me convencí según la verdad de todo lo que los dos esenios antes me habían indicado. Muchas veces yo pensaba en esto y con gusto habría pasado a ellos; pero no me aceptaron a causa de mi juventud - lo que realmente sentía mucho.

7. Ahora me gustaría saber de Ti, lo que Tú dices sobre este instituto; pues sus hechos maravillosos son muy parecidos a los tuyos, de modo que secretamente yo era de la opinión que Tú, tal vez, también podrías ser un esenio; pues ellos me dijeron también que entre ellos iba a surgir el Mesías del mundo. ¡Ahí, por favor, dame una aclaración más precisa!».

8. Dije Yo: «¡No permitáis que los esenios os embelesen, porque sus palabras son mentiras, sus hechos engaños y su amistad es mera hipocresía! Con ellos, el fin justifica los medios que lo logran. Y con lo miserables y malos que estos fuesen, si mediante estos tan sólo logran un buen fin para la humanidad, para los esenios siempre quedan justificados… Ellos hacen muchos beneficios terrestres a los hombres, pero sólo por el dinero, y el “beneficio” no es un beneficio porque es un mero engaño.

9. Pues si un hombre –lo que en esta época ya bastante instruida no sería una imposibilidad– ya aquí en esta vida descubriese comprobadamente que ha sido engañado, entonces sería doble desgraciado: una vez porque ha sido engañado ignominiosamente por mucho dinero y otra vez porque, a pesar de todo, aún tenía que callar para que no le sucediera otra desgracia aún peor.

10. Pues esos esenios tan encomiados y buscados en todas partes mundanas tienen muchos espías que bajo diversos caracteres vagan por muchos países. Por medio de estos los jefes principales y directores de este gran instituto llegan a saber todo lo que ocurre por ahí, incluso todo que tiene que ver con ellos mismos. Por eso no es aconsejable proceder contra ellos, porque pronto irían a enterarse de eso y se vengarían de sus adversarios.

11. ¡Con esto, Bernabé, date por satisfecho, pues todo lo demás acerca de eso aprenderás de mis discípulos! Incluso hay uno de mis discípulos que hasta hace poco era un esenio principal. Este va a describirte sus hechos maravillosos mejor que nadie, y luego tú mismo te sorprenderás de tu ceguera en aquella ocasión...

12. Pero ahora vamos aún a salir un poco al aire libre y complacernos en la observación de las estrellas, porque hoy el cielo es muy claro».

13. Todos estaban de acuerdo. De modo que nos levantamos y salimos al aire libre.


Capítulo 275. Una ojeada al cielo estrellado.

1. Todos quedaban pasmados de la gran maravilla del cielo, y el patrón me preguntó qué, en realidad, eran estas incontables estrellas de diversos tamaños. Yo se lo expliqué exactamente como ya lo había hecho en otras ocasiones parecidas… bueno, en esta ocasión hice aún algo más.

2. Al haber dado explicaciones durante dos horas sobre lo más importante de las estrellas, con esto en sus ánimos secretamente se había despertado el deseo de persuadirse aún mucho más profunda y claramente de la Verdad de mis Exposiciones verbales. Por eso los trasladé a todos –sin que ellos pudiesen sospechar lo que les estaba pasando– despiertos al estado puramente espiritual, y ahora miraban las estrellas con la visión altamente transfigurada, de modo que podían observar una estrella tras otra como si estuviesen en su cercanía.

3. A eso se produjo un gran júbilo que se habría hecho cada vez más vivo si Yo hubiese dejado al grupo aún más tiempo en este estado espiritual despierto; pero Yo volví a llamarlos a su estado natural, y a nadie quedaba claro lo que había pasado con él para que haya sido capaz de ver tales cosas increíblemente maravillosas en las estrellas.

4. Pero Yo les dije: «¡No os maravilléis demasiado de eso porque Yo no he hecho más que abrir vuestra visión interna con el Poder de mi Voluntad! Pues así fuisteis capaces de ver aquellos mundos lejanos como desde cerca, porque para el espíritu las distancias terrestres y por consiguiente también las espaciales en realidad efectivamente no existen. ¡Reflexionad sobre eso en vuestras casas, y mañana vamos a conversar aún un poco más sobre este particular! ¡Por ahora volved a vuestras casas, retiraos para descansar, y con eso terminan el descanso y la celebración del sábado del día de hoy!».

5. Todos me agradecieron y volvieron a sus casas. Sólo el vecino que vivía tan lejos se quedó con nosotros durante la noche tan corta. También Yo y los discípulos nos acostamos y así volvió a pasar un sábado cumplido de obras buenas.

6. Pronto la noche pasó, y por la mañana temprana la mayoría de los vecinos junto con sus mujeres y niños ya estaba reunida delante de la casa de Bernabé, y todos los de la casa de Bernabé ya estaban activos para prepararnos una buena comida matutina.

7. Pronto también Yo salí con mis discípulos al aire libre donde nos estaban esperando. Bernabé me presentó un saludo matutino muy cordial, y también a mis discípulos. Luego todos los vecinos presentes hicieron lo mismo pues estaban muy entusiasmados que me tenían entre ellos. Y todavía estaban muy impresionados de la visión del cielo estrellado de anoche.

8. Uno de los hombres que en su visión espiritual había sido transportado a la superficie del planeta Urano, me preguntó si aquellos hombres tan fuertes a los que allá había visto perfectamente ya eran una especie de seres bienaventurados. Pues le habían dado esta impresión, sólo que le sorprendió que allá los hombres trabajaban con mayor diligencia que los hombres más aplicados de esta Tierra. También había visto muchos edificios grandes en construcción, con la misma diligencia… Y se preguntaba si en el Reino celestial los bienaventurados tenían que construir sus casas como los hombres aquí en la Tierra.

9. Y Yo le respondí: «En parte también es así. Pero los hombres que tú has visto en aquel mundo aún no son espíritus, ni mucho menos, ¡de modo que menos aún son bienaventurados! Para aquel mundo ellos son hombres materiales como vosotros aquí en este astro - sólo con la diferencia de que únicamente vosotros, los seres humanos de la Tierra, tenéis la misión de haceros niños de Dios, mientras que los seres humanos de las innumerables miríadas de mundos cósmicos no tienen esta misión - aunque tampoco estén categóricamente excluidos. Pero para conseguir eso, allá hace falta mucho más que aquí en esta Tierra que ya desde el principio está destinada a tal fin.

10. Verdad es que había otra tierra muy grande que recibía su luz también del Sol de este sistema solar. Aquella tenía la misma misión que esta Tierra; pero sus habitantes se excedieron exageradamente, con lo que les tocó un gran juicio - como ya sucedió una vez a esta Tierra (El diluvio) - con la diferencia de que aquella Tierra fue destrozada totalmente con todos sus habitantes porque se habían hecho demasiado orgullosos e inmorales. (Los fragmentos están en órbita alrededor del Sol: los asteroides, que orbitan entre el Marte y el Júpiter.)

11. Más detalles sobre esto podéis aprender de mis discípulos. Aun así, si fiel y activamente quedáis en mi Doctrina, con el tiempo vuestro espíritu, al hacerse uno solo con vuestra alma, os lo mostrará y os guiará en todas las Verdades más maravillosas».

12. Y otra vez todos se quedaron sorprendidos sobre mi Omnisciencia, me dieron las gracias, y me elogiaron y glorificaron que Yo los haya considerado dignos de mi Visita.

13. A eso, con buenos ánimos, se presentó Elisa que había participado diligentemente en la preparación del desayuno, y nos invitó a todos a la comida matutina. Pero los vecinos le pidieron perdón porque ya habían desayunado cada uno en su casa.

14. Por eso Bernabé dijo: «¡Esto no importa! Porque la comida está preparada para todos como la cena anoche, ¡y por eso podéis sentaros de buen humor a las mesas!».

15. De modo que todos volvieron a entrar en la casa y con mucho gusto se sirvieron de la comida matutina. Después de la comida los discípulos estaban muy ocupados; porque los vecinos empezaron a preguntarlos por lo de los esenios, y así una palabra causó la otra. Así, entre preguntas y respuestas, el tiempo pasó volando. Al anochecer no tomamos cena, sino sólo un poco de pan y de vino. A esta ocasión algunos discípulos dieron también pruebas de su habilidad de realizar prodigios, con lo que los vecinos se sorprendieron mucho y se les aumentaron las ganas de observar exactamente las prescripciones de la Doctrina percibida.

16. Yo estaba continuamente ocupado con nuestro patrón Bernabé. A esta ocasión él también mencionó los dos milagros que Yo había realizado en el Templo como muchacho de doce años de edad, y aunque estos dos milagros le habían impresionado enormemente, quedó convencido de que Yo era de la escuela de los esenios - de lo que ahora era completamente convencido del contrario. Pues me reconocía como Aquel como El que Yo mismo me había presentado en aquellos días en el Templo. Ahora toda la comunidad junto con Bernabé era completamente ganada. Todavía teníamos tiempo para charlar un poco sobre diversos asuntos. Y, como pronto anocheció, por supuesto no nos faltaba una buena cena.


Capítulo 276. La despedida del Señor de la aldea de la montaña.

1. El día siguiente fuimos al vecino que vivía más lejos de la casa de nuestro patrón, y allí pasábamos todo el día y también toda la noche. Allí sucedió que Yo, visible a todos, hice que me sirviesen ángeles que también servían a los otros huéspedes. Con eso el asombro ya no tenía límite y los habitantes se sentían realmente trasladados a los Cielos. También conversaron con estos puros espíritus celestiales sobre muchos asuntos y alabaron su sabiduría y su gran poder porque durante aquella noche se realizaron muchos prodigios; y eso para el bien de estos habitantes íntegros de aquellas montañas.

2. Entre los muchos milagros prodigiosos destacó también que este vecino mencionado obtuvo una casa completamente nueva y muy adecuada, como también alimentos en abundancia y vinos de la mejor categoría. Del mismo modo todos los habitantes obtuvieron a una gran cantidad de animales domésticos muy útiles, y sus jardines quedaron arreglados de la mejor manera; también todas sus casas quedaron bien arregladas y provistas de talleres, cada casa según sus conveniencias. No hará falta mencionar que todos estos hombres estaban fuera de sí de puro asombro y gratitud...

3. Esta escena nocturna terminó por la mañana y, en mi Compañía, todos los vecinos volvieron a sus casas, sumamente felices, contentos y llenos de la gratitud. Y llenos de admiración, todos admiraron sus casas, jardines y campos tan perfectamente arreglados. Ante todo eso no podían separarse de Mí, de modo que Yo tenía que hacer una visita en la casa de cada uno, junto con mis discípulos, y ser su huésped. Y en estas casas se comentaba mucho las diversas condiciones y situaciones del mundo.

4. De esta manera este pueblecito pobre obtuvo una ayuda doble, es decir, física y moralmente... Pero cuando después del tiempo transcurrido Yo empecé a hablar que dentro de poco Yo iba a partir a Jerusalén para participar en una fiesta, todos se entristecieron mucho y Bernabé me peguntó, cómo Yo todavía pudiese entrar en esa ciudad tan profundamente desmoralizada e impía.

5. A esta pregunta Yo respondí: «Amigo, dónde haya el mayor número de enfermos, ¡allí es donde más se necesita a un médico!».

6. Pero como los habitantes me lo rogaron tan encarecidamente, todavía me quedé algunos días más en aquella aldea. Aún les di unas cuantas explicaciones útiles, como también a mis discípulos, a los que no les parecía bien que Yo fuera a esa fiesta del otoño a Jerusalén.

7. Pero Yo dije a mis discípulos: «¡Así es la Voluntad del Padre, de modo que nunca puede ser diferentemente!».

8. Al entender estas Palabras mías, ellos se quedaron conformes. Pues ya no tenían nada que objetar.

9. El día en que nos pusimos en camino era un ante-sábado, porque queríamos llegar a Jerusalén el sábado - el día cuando iba a empezar la fiesta. Por eso teníamos que abandonar el lugar donde habíamos descansado varias semanas, para poder estar en Jerusalén la mañana del sábado; pues para llegar allí teníamos que viajar aún un día entero.

10. Después de haber tomado el desayuno, Yo bendije la aldea y a sus habitantes. Acompañado de todos, me puse en camino, tomando el acceso nuevo que nadie antes había usado. A la salida de la gruta Yo recomendé a los acompañantes que regresaran; y una vez más les encomendé tener plena fe en Mí y en el amor a Dios. Y también les dije que nunca empiecen a vacilar en esta fe; porque entonces, transcurridos algunos años, Yo iba a volver a ellos en estado transfigurado, y darles a todos la fuerza de mi Espíritu. - Por esto todos me agradecieron y me pidieron que incluso estando lejos de ellos no los olvidara.

11. Pero Yo les dije: «Queridos amigos míos. ¡Para Mí no existe el olvido, porque este sólo existe con los seres humanos! El que no me olvida a Mí, a este tampoco Yo le olvido eternamente. Por eso, mientras todavía estéis encarnados, ¡permaneced fieles a Mí y, como ya os he afirmado e incluso mostrado varias veces, os daré la Vida eterna en mi Reino! ¡Amén!».

12. A eso, sin perder tiempo, Yo inicié el viaje, y durante una hora nuestros compañeros todavía nos seguían con la vista, enviándonos sus saludos y mejores deseos…

13. Luego se retiraron llenos de las mejores intenciones y de la mejor voluntad. Ya que estaban abastecidos de todo lo posible, y como ya no tenían que desplazarse a Nahim para traer sal, decidieron disimular también este acceso de una manera que nadie ya podría descubrirlo. Y tal como lo habían previsto, tal también lo realizaron con fuerzas unidas durante aquel día de ante-sábado. De modo que quedaban completamente desconectados de todo el mundo, y llevaban una Vida estricta y severa exactamente conforme a mi Doctrina. Fin de la quinta parte.

— Fin del tomo 5 —


Información

El Gran Evangelio de Juan — Tomo 5
Título original: Großes Evangelium Johannes, Band 5
Traducción del alemán: Meinhard Fussel
Audiolibro © by LMC — Edición: 30.04.2020

Contacto

Vídeos: youtube.com/jakoblorber
Web: jakoblorber.webcindario.com
Blog: jakoblorberperu.blogspot.pe
Email: cienciayespiritualidad@gmail.com
Facebook: fb.me/cienciayespiritualidadperu